Autor: P. Paulo
Dierckx y P. Miguel Jordá
Fuente: Para dar razón de nuestra Esperanza, sepa defender su Fe
Tema 32:
¿Son
iguales todas
las religiones?
Queridos hermanos:
En estos últimos años hemos presenciado un gran crecimiento
de las sectas en toda América Latina. ¿Responde esto a un crecimiento normal
de las religiones? Creemos que no. Creemos que en gran parte ello obedece a un
plan fríamente elaborado para destruir o debilitar la Iglesia Católica y su
influencia en cada región. Algunas de estas sectas son financiadas por los
grandes grupos económicos de EE. UU., verdaderas transnacionales proselitistas
que invierten millones en propaganda, vendiendo o distribuyendo revistas, libros
y folletos. Pasan de casa en casa, convidan a personas poco iniciadas en la
Biblia y bajo pretexto de orar con ellos les arrebatan su mayor tesoro que es la
fe católica. Por eso no podemos permanecer pasivos ante esta realidad y vamos a
dar aquí un vistazo a algunas de las principales sectas o religiones que vemos
a nuestro alrededor, no con el afán de polemizar, sino con el único objetivo
de dar una orientación a quienes la necesitan. Por lo demás, todo el mundo
tiene derecho a saber quién es quién.
Digamos primero que Jesús quiere una sola Iglesia. Esto es
precisamente lo que El le pidió al Padre en su oración sacerdotal: «Que todos
sean uno como tú, Padre, estás en mí y yo en ti» (Jn. 17, 21). Y si Cristo
quiso la unidad de todos sus seguidores ¿qué podemos pensar de los que
siembran la división? ¿Qué podemos pensar de aquellos que, con el correr de
los siglos, han querido enmendar la página al Señor creando nuevas religiones?
¿No será que con esta actitud entorpecen el plan de Dios y en lugar de
construir la unidad colaboran a la división? Conozcamos algunas de estas
denominaciones.
Los Testigos de Jehová
Nacieron en Estados Unidos hace poco más de cien años. Su
fundador es Carlos Taze Russell, hijo de presbiterianos. Niegan la Santísima
Trinidad y dicen que Cristo, antes de ser hombre, era el arcángel San Miguel.
Alteran los textos bíblicos a su capricho. Dicen que Jesús no murió en una
cruz sino en un palo y que resucitó sólo como criatura espiritual. Para ellos
todas las religiones, fuera de la suya, son satánicas, y sostienen que Dios
castigará a todos los que no han querido entrar en su secta. Prohíben la
transfusión de sangre y consideran que la Iglesia Católica está corrompida y
que es la Babilona moderna.
Lo que llama la atención es que, a pesar de este cúmulo de
errores, muchos católicos se dejan fascinar por su «supuesto» amor a la
Biblia y los siguen. Esto sólo se explica por la gran ignorancia religiosa en
que viven muchas personas. Y lo peor es que los católicos que se cambian, después
despotrican contra la Iglesia Católica, renegando de ella, y a veces dicen: «Yo
cuando era católico tomaba y le pegaba a mi señora... Pero desde que soy
Testigo de Jehová llevo una vida ordenada». En realidad nunca conocieron ni
vivieron a fondo su fe católica. Nosotros les decimos que no es necesario
cambiarse de religión para dejar el trago o para no pegarle a la mujer. Basta
ser consecuente con su fe católica y punto. Decimos que Jesús fundó una sola
Iglesia sobre el Apóstol Pedro y no autorizó a nadie para que fundara otras
iglesias. Jesús dijo a Pedro: «Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré
mi Iglesia».
Los Mormones
Su fundador es José Smith, nacido en Vermont, EE. UU. A la
edad de 15 años recibió unas revelaciones que le anunciaron que todas las
iglesias cristianas estaban corrompidas y que él debía organizar la verdadera
Iglesia de Cristo. Su secreto está en un libro que, según él, en 1823 le
entregó el ángel Moroni. Se trataría de un libro escrito en planchas de oro
en el que hay una relación de los antiguos habitantes del continente americano
que habrían llegado a EE. UU después de la destrucción de la torre de Babel.
En este libro estaría la plenitud del Evangelio comunicado a ellos por el mismo
Cristo, que también viajó a Estados Unidos después de su Resurrección. En
1830 esta iglesia recibió el nombre de «Iglesia de los Santos de los Ultimos Días».
Para ellos, Cristo fue engendrado carnalmente de Dios Padre.
La Biblia y el libro de Mormón son su única norma de fe, pero sólo aceptan «su»
Biblia, porque las demás, según ellos, estarían mal traducidas. Además la
Biblia tiene que complementarse con el libro de Mormón. Tienen sólo dos
sacramentos: el bautismo por inmersión y la santa cena con pan y agua. Bautizan
a los muertos y en su trabajo misionero siempre van de a dos.
El hombre latinoamericano, que es educado y acogedor, fácilmente
los hace entrar en su casa pero después no se los puede sacar de encima.
Insisten de una y otra manera en que uno deje su fe católica y pase a ser mormón.
Y no pocas veces tratan de convencer a la gente dándoles regalos, dólares y
promesas y, por supuesto, algunos quedan enredados en sus redes.
¿Por qué han progresado tanto los mormones en estos últimos
años? Hay una razón política que es bueno que todos conozcan.
Hace unos treinta años Rockefeller, después de recorrer
casi todos los países de América Latina, informó al Congreso de EE. UU. que
había que contrarrestar la labor de la Iglesia Católica, la que, al despertar
en los pueblos la conciencia de su dignidad, se constituía en la principal
fuerza opositora a los intereses de Estados Unidos en América Latina y, en
consecuencia, había que anularla o dividirla hasta donde fuera posible.
Entonces, el Congreso programó un sucesivo y creciente envío de misioneros
mormones para debilitar la unidad de la Iglesia Católica y destinó millones de
dólares para que se contruyeran templos mormones en toda América Latina. También
en sus visitas domiciliarias los mormones ofrecen dólares y viajes a EE. UU.
para que la gente se cambie a su religión y algunos, ante la tentación del
lucro o porque pasan necesidad, sucumben y se hacen mormones.
Los mormones son una religión sin base teológica seria, y
su «historia» más bien parece un cuento de ciencia ficción, porque ¿en qué
pruebas científicas basan su planteamiento?
Sin embargo, tienen algunas cosas muy positivas: son buenos
organizadores y tienen muchos colegios, cooperativas y granjas. Es una lástima
que su base religiosa sea tan pobre y que deformen tanto la Biblia.
Tanto los católicos como la mayoría de las iglesias
cristianas protestantes los rechazan como no cristianos, porque niegan la
divinidad de Jesucristo. Por lo tanto, no podrían llamarse sectas, sino que son
una «religión» sin referencia a Jesús ya que no creen en su divinidad.
Muchos católicos llaman a los Mormones la religión del dólar, porque con el dólar
hacen cualquier cantidad de ofertas para ganar adeptos.
Los Pentecostales
Son los que más han crecido en estos últimos años en toda
América Latina. Más del 63 por ciento de todos los protestantes de América
Latina son pentecostales. Hay muchas razones por las que nuestro pueblo se
siente a gusto con ellos: la alegría, los cantos, la curación y la
fraternidad.
Se caracterizan porque son cerrados, por su fanático
proselitismo y sus ataques contra la Iglesia Católica.
Los movimientos pentecostales hoy son numerosos y abarcan más
de 30 millones de adherentes en América Latina. Al principio rechazaron toda
organización, pero pronto la necesidad los obligó a agruparse. De ello
nacieron las Asambleas de Dios que también están extendidas por toda América
Latina.
El nombre «Pentecostal» ya indica la gran importancia que
estos grupos dan al acontecimiento siempre actual de Pentecostés, el que se
actualiza en el Bautismo llamado del Espíritu Santo.
El movimiento pentecostal nace como una respuesta a un anhelo
de renovación espiritual que estaba latente, tanto en la mente de los pastores
como de los fieles de algunas iglesias tradicionales. La Iglesia tenía que
renovarse de nuevo con el fuego de Pentecostés. Fieles y pastores invocan
repetidamente al Espíritu Santo, piden a Cristo que envíe de nuevo al Espíritu,
y comienzan a sentirse renovados, llenos de entusiasmo, de calor, hablan en
lenguas y efectúan curaciones.
Los Pentecostales tienen en común con nosotros los Católicos
que creen en el misterio de la Santísima Trinidad y también creen en la
divinidad de Cristo el único Salvador. Pero no aceptan la Tradición. Es decir,
para ellos la Biblia es la única fuente de revelación dejada por Dios al
mundo. Su bautismo es por inmersión y el lavado de su cuerpo en el agua pura es
un símbolo externo de purificación.
El Ejército de Salvación
Esta secta tiene una serie de elementos que lo asemejan a un
ejército mundano: uniforme militar, grados militares, una fuerte disciplina y
son realmente un ejército de paz en favor de los marginados. Mantienen muchas
obras sociales. Su divisa es «sangre y fuego». Sangre de Cristo y fuego del
Espíritu. Nacieron en 1865, en Inglaterra, y su fundador es Guillermo Booth.
Tienen multitud de obras sociales: maternidades, asilos, dispensarios, centros
de drogadictos, centros de rehabilitación de alcohólicos etc. Se les reprocha
el no atacar la pobreza de raíz y de no atacar las causas que la originan.
Su objetivo es extender el protestantismo y se inspiran en la
doctrina protestante: Predican la justificación por la sola fe, la sumisión a
la Palabra del Señor, y su conversión personal se demuestra con el testimonio
misionero. Se reúnen en las calles con sus bandas «militares» y así atraen a
la gente y ofrecen servicios religiosos de predicación de la Palabra y cantos.
Otras sectas o denominaciones
Hay en nuestro país otras denominaciones cristianas que no
son examinadas en este libro. Imposible abarcar todo en un librito como este.
En todas las religiones hay elementos positivos y negativos,
hay gracia y santidad, pero tiene que quedar muy claro que la plenitud de la
gracia y de los medios de santificación dejados por Cristo a su Iglesia se
hallan únicamente en la Iglesia Católica fundada por Jesús.
Dice el Concilio que cometería un grave error quien,
consciente de ello, la desconociera, es decir, se cambiara de religión. El
Concilio reafirma que la Iglesia fundada por Jesús se reconoce hoy solamente en
la Iglesia Católica. Todas las sectas, sin excepción, rechazan la sumisión al
Papa. Sólo la Iglesia Católica acepta su autoridad y este es su sello característico.
Es también muy revelador observar que todas las religiones
cristianas son relativamente nuevas, es decir, de estos últimos 500 años.
Ahora bien, la verdadera Iglesia tiene que conectar con Cristo que vivió hace
2.000 años. ¿Dónde estaban estas religiones en los 1500 años de vida de la
Iglesia católica? ¿Dónde estaban ellos cuando Jesús nació en Belén? ¿Dónde
estaban cuando Jesús murió y resucitó? ¿Dónde estaban cuando la Iglesia Católica
sufría las terribles persecuciones de los primeros siglos? ¿Se habrán
condenado todos los que nacieron antes que se fundara su religión?
Para nosotros queda muy claro, que la Iglesia Católica -y sólo
la Iglesia Católica- es la única Iglesia fundada por Cristo. La única que
proviene del mismo Cristo, la única que ha mantenido la sucesión apostólica
sin interrupción y la única que por medio de los Apóstoles entronca con
Cristo.
El Concilio Vaticano.
¿Y qué dice el Concilio Vaticano sobre la necesidad de la
Iglesia Católica para salvarse? He aquí un texto que deberíamos meditar con
frecuencia:
«El Concilio Vaticano, fundado en la Escritura y en la
Tradición, enseña que esta Iglesia peregrina es necesaria para la salvación».
«Por lo cual no podrían salvarse quienes, sabiendo que la Iglesia Católica
fue instituida por Jesucristo como necesaria, desdeñaran entrar a ella o no
quisieran permanecer en ella».
El católico debe evitar polemizar y
discutir con otras religiones ya que con ello no se adelanta nada. Las sectas
esgrimen infinidad de argumentos y no escuchan a nadie. Hablan con altanería y
tratan de llevar a toda costa el agua a su molino. Hablan y no escuchan a nadie.
Lo que el católico debe hacer cuando llamen a la puerta de su casa es
atenderlos con educación pero con firmeza. Díganles que no se interesan por
sus ofrecimientos y punto. Y si no se van, cierren delicadamente la puerta de su
casa, sigan con sus tareas y recen por tantos propagandistas baratos de la
religión. Nada se adelanta con discutir con ellos. Ellos dicen textos y más
textos y no escuchan a nadie. Y recuerden siempre que si piden orar con ustedes
o comentar la Biblia, tienen otro interés que el de arrebatarles su Fe Católica.
Con un evangélico respetuoso y educado se puede orar y dialogar, pero en este
caso, es necesario haber estudiado bien la Fe Católica, conocer la Biblia y
pedir ayuda de Dios. Este libro les ayudará a saber dar razón de su Fe.
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