7 de Agosto

SAN MIGUEL DE LA MORA
Presbítero y mártir


Tecalitlán (Jalisco, México), 19-junio-1874
+ Colima (México), 7-agosto-1927
B. 22-noviembre-1992
C. 21-mayo-2000


Miguel nació en El Rincón del Tigre, municipio de Tecalitlán, estado mexicano de Jalisco, el día 19 de junio del año 1874. La mayor parte de su niñez y adolescencia estuvo trabajando en el rancho del Tigre, propiedad de la familia que ayudaba a su padre y hermanos en las labores del campo, y estaba muy apegado a su familia. En Miguel ha brotado una inquietud, creció en una familia cristiana y de ahí nació su vocación: sintió deseos de ingresar en el seminario. Un hermano suyo lo llevó a Colima y lo inscribió en el seminario. Al finalizar sus estudios eclesiásticos, fue ordenado sacerdote el año 1906. Su ministerio sacerdotal, en iglesias y localidades de la diócesis de Colima, fue intensa y fructífera con grandes frutos pastorales, fue un sacerdote entregado a sus fieles, siendo metódico, cauteloso y piadoso. Fue capellán del cabildo de la catedral de Colima.

Las perspectivas persecutorias se iban arreciando contra la Iglesia mexicana. Ante este panorama, el 7 de abril de 1926, el obispo de Colima, en unión con el clero, da la orden para que se suspendan todos los cultos en las parroquias de la diócesis. Enterados los familiares de Miguel, le insisten para que se fuera con ellos, pero él les respondió: <No, ¿cómo se va a quedar Colima sin sacerdotes?»

Al iniciarse la persecución, el padre Miguel se ocultó en su casa parroquial, pero como enfrente vivía el general Ignacio Flores, decidido perseguidor de la Iglesia y miembro del gobierno local, sus entradas y salidas eran vigiladas y por fin fue descubierto y tomado prisionero. Pudo salir libre bajo fianza, pero con tanta vigilancia, que parecía que se encontraba en la cárcel en la ciudad de Colima, y con la amenaza de encarcelarlo si no abría al culto la catedral, para formar una Iglesia independiente de la católica. Por supuesto, el padre Miguel se negó rotundamente, pero le fijaron un plazo para que fuera cumplida esa orden. Además tenía fijada la obligación de presentarse en cualquier momento ante el general Flores, éste lo llamaba constantemente para amenazarlo y burlarse de él delante de otros militares.

El padre Miguel sentía en su alma que tal vez no iba a tener coraje suficiente para aguantar todas las presiones psicológicas que estaba sufriendo. Entonces pensó llamar a su hermano Rodrigo y le dijo: «Ya no aguanto más; llévame al rancho con la familia». Era el 7 de agosto de 1927: de madrugada, salieron los dos. En Cardona, se detuvieron a comer algo y una señora le preguntó al padre Miguel: «¿Es usted padrecito? Desearía que case a mi hija». Él respondió: «». Había algunas personas que estaban cerca y oyeron la respuesta del padre. En seguida los dos fueron apresados y llevados a la Jefatura de Operaciones Militares en Colima. El general Flores estaba indignado porque había sido frustrada y burlada su huida, desobedeciendo el padre y con malas palabras le dijo: «Ahora mismo les vamos a fusilar: primero a su hermano y luego a usted». El padre Miguel al oír la sentencia, »sacó su rosario y empezó a rezar». Los condujeron a las caballerizas del cuartel y los colocaron entre el estiércol. Ellos obedecieron todas las órdenes dadas por los militares.

Los soldados recibieron la orden de disparar, y a los primeros disparos cayó el padre Miguel, frente a los atónitos ojos de su hermano, en medio del estiércol de los animales, mientras rezaba el rosario. Un soldado le dio el tiro de gracia. Era el 7 de agosto del año 1927, a las 12 del mediodía. El padre Miguel de la Mora fue el primer sacerdote de la diócesis de Colima que sufrió el martirio.

Su hermano, Rodrigo de la Mora, trató de salvarse y les dijo que su hermano era sacerdote, pero él no y tenía una familia que mantener. Los soldados lo dejaron libre, marchándose a su casa.

Sus restos se veneran en la capilla de los Mártires de la catedral de Colima.

Juan Pablo II lo beatificó el 22 de noviembre de 1992 y lo canonizó el 21 de mayo de 2000.

ÁNGEL MARTÍNEZ PUCHE, O.P.