29 de mayo

 

Santos Voto y Félix, mártires,

y Juan de Atarés, solitario.

Zaragoza, hacia 757

 

Según la leyenda, Voto era un rico magnate zaragozano, que vivía en tiempo de la conquista de España por los musulmanes. Un día, yendo de caza por las montañas de Huesca estuvo a punto de caer en un precipicio. En vista del peligro, invocó a San Juan Bautista, y su caballo se detuvo al borde de la roca. Al volver a su casa, encontró junto al camino un oratorio abandonado, y junto al altar un cadáver con esta inscripción al lado: "Yo, Juan, levanté esta pequeña iglesia en honor del Precursor, y viví en ella como ermitaño." Movido por la gracia, Voto dio piadosa sepultura al solitario, vendió todos sus bienes, repartió el precio entre los pobres y, seguido de su hermano Félix, volvió a aquel lugar para hacer la misma vida que el anacoreta muerto. Algo más tarde el eremitorio primitivo se convirtió en un gran monasterio, que fue la cuna de la restauración aragonesa. Aún se conserva, bajo la inmensa roca, el pequeño templo mozárabe del siglo X, un viejo recinto abovedado que se llamaba sala de los Concilios, mas el bellísimo claustro canónico del siglo XII. Es el monasterio insigne de San Juan de la Peña.