6 DE DICIEMBRE

 

San Nicolás de Bari, obispo, Mira, metrópoli de Licía, 324.

San Pedro Pascual, obispo de Jaén y mártir. Desde su juventud sintió gran piedad por los cristianos cautivos de los moros, y en su deseo de aliviarlos tomó el hábito de la Orden de la Merced; fue luego profesor de Teologia en Barcelona y el rey de Aragón le confió la educación del infante don Sancho. En sus misiones apostólicas por tierras de moros se dedicaba a la redención de los cautivos; nombrado obispo de Jaén en 1269, acometió la difícil tarea de levantar esta iglesia, sometida todavía a los moros, y empezó una misión para convertir a éstos; pero entonces irritados, le redujeron a cautividad; se envió dinero para su rescate, que él empleó para dar libertad a otros cautivos. En la cárcel se ocupó en escribir contra la secta de Mahoma y en predicar la fe cristiana y convertir a los renegados. De él nos quedan numerosas obras apologéticas, escritas en árabe y en latín. Murió decapitado en Granada el 6 de enero de 1300.

Santa Dionisia y compañeros mártires, 484

 —Beata Carmen Sallés (1848-1911)

—San Policronio, presbítero y mártir, sofocado por los arrianos cuando estaba diciendo misa: fue en tiempo del emperador Constancio.

—Santa Asela, una de las discípulas que tuvo San Jerónimo en Roma, 410.

—Beato Ponce de Planella, mártir. Nacido en Moya, diócesis de Vich, entró en la Orden de Santo Domingo en los primeros días de su existencia. Gregorio IX le encomendó la misión de predicar en el norte de España contra los errores albigenses. Furiosos de sus éxitos, los sectarios le envenenaron y luego le remataron a palos, 1242.

—Santa Gertrudis de Hamage, viuda, hija de los señores de Doné y fundadora de un monasterio en Flandes (649).