PROGRAMA DE FORMACIÓN "MAGIS I, 2"

COMUNIDADES DE VIDA CRISTIANA

 

ENSAYO DE ECLESIOLOGÍA

EL LAICO EN LA IGLESIA DEL TERCER MILENIO

Eduardo Barahona M.

Lcdo. En Ciencias Biológicas

CVX-ECUADOR

 

 

1) INTRODUCCION:

El presente ensayo de eclesiología enfoca los orígenes y el camino que ha recorrido la Iglesia como un reto para los cristianos del mundo de hoy, ahora que empezamos el tercer milenio, en un contexto donde cada vez la injusticia y la ausencia de la solidaridad van ganando terreno.

Es necesario para navegar contra esta corriente que nos arrastra cada vez con más fuerza, entender y aceptar a nuestra Iglesia como peregrina hacia la plenitud de la salvación, sin ser una sociedad perfecta sino santa y pecadora, dentro de la cual tenemos un rol que desempeñar, como laicos comprometidos con una espiritualidad que nos ofrece las herramientas necesarias para hacer de nuestra Iglesia verdadero sacramento universal de salvación

El ensayo nos plantea el reto de ser laicos CVX dentro de la Iglesia del tercer milenio, guiados y orientados por nuestros Principios Generales, que hablan de CVX como una vocación laical: "Nuestra Comunidad está formada por cristianos - hombres y mujeres, adultos y jóvenes, de todas las condiciones sociales que desean seguir más de cerca a Jesucristo y trabajar con El en la construcción del Reino, y que han reconocido en la Comunidad de Vida Cristiana su particular vocación en la Iglesia" (PG 4). Manifestando además nuestro sentido de Iglesia: "La unión con Cristo nos lleva a la unión con la Iglesia, en la que Cristo continúa aquí y ahora su misión salvadora" (PG 6).

Como vemos, no se puede hablar de CVX sin entenderla como una vocación laical en la Iglesia. El ensayo presenta nuestra vocación como un reto dentro del proceso histórico que ha vivido este nuevo pueblo escogido por Dios, para la construcción del Reino.

  1. EL INICIO DE LA HISTORIA DE DIOS CON LOS HOMBRES

Para entender al laico dentro de la Iglesia, es necesario primero entender como se inició esa relación de Dios con los hombres. La iniciativa para esta relación la da Dios, al preparar y congregar a un pueblo, el pueblo de Abraham, siendo Israel el símbolo de la congregación final de todos los pueblos que inicialmente rompe esa relación, esa alianza con Dios, por lo cual se elegirá un pueblo nuevo que es el Reino de Dios es cual se construye a través de la Iglesia.

La Iglesia por lo tanto tiene una fundación gradual que se inicia prácticamente desde que Dios empieza su historia con el hombre. Es prefigurada desde el principio, es preparada en la antigua Alianza, es instituida por el Cristo histórico, es realizada por la cruz y resurrección y es revelada por el envío del Espíritu Santo (Catecismo Católico para Adultos).

Desde la llegada del Espíritu Santo se inicia el camino a la construcción de ese nuevo pueblo que es el Reino de Dios, siendo la Iglesia la semilla y el principio del Reino de Dios en la tierra, Iglesia que peregrina hacia la plenitud final. En esta peregrinación la Iglesia ha tenido muchos errores imposible de negarlos, pero también ha tenido muchos aciertos y sin Ella no sabríamos de Cristo y su esperanza por construir un mundo nuevo en medio de los hombres.

  1. EL CAMINO RECORRIDO EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA

El inicio de este camino aparece ligado al Espíritu, pues es El quien va guiando a los primeros cristianos en su labor de dar a conocer a todo el mundo la nueva noticia de la salvación, a pesar de las dificultades que debieron enfrentar las primeras comunidades de cristianos y que se percibe claramente al leer Hechos de los apóstoles, en donde el Espíritu Santo aparece constantemente convirtiéndose en el protagonista de la Iglesia, pues es quien realiza el misterio del perdón, la resurrección de la carne y la vida perdurable, pues es Espíritu de comunión y de vida (Víctor Codina, 1990). Es de admirar la absoluta entrega por la construcción del Reino, de todos los cristianos neotestamentarios, sean hombres o mujeres, pobres o ricos, todos eran protagonistas de la salvación de los hombres animados por el Espíritu Santo que habitó desde el inicio del peregrinar de la Iglesia.

Posteriormente con el giro constantiniano la Iglesia que había vivido en la persecución y el martirio se convierte en una fuerza política y social, y lamentablemente cede al poder y la riqueza. Es así que en la Edad Media la Iglesia y el Imperio es una sola cosa, empieza a darse la división entre la jerarquía de la Iglesia y la comunidad de los creyentes, los cuales empiezan a convertirse en espectadores de la construcción del Reino, dejando que la jerarquía ocupe el papel protagónico dentro de la Iglesia, es entonces cuando empieza el clericalismo, perdiéndose el concepto de Iglesia pueblo de Dios.

A pesar del gran error que cometía esta Iglesia santa y pecadora, el Espíritu Santo no dejaba de soplar, apareciendo movimientos laicales y populares que insisten volver a la pobreza evangélica, a la comunidad, a la palabra de Dios, al laicado. Los mendicantes (franciscanos y dominicos) pertenecen a estos movimientos y coinciden con muchas de sus aspiraciones hacia una Iglesia más pobre, comunitacia y evangélica, pero mantienen también vinculación y obediencia a Roma, convirtiéndose en una profecía que une la dimensión crítica y la fidelidad a la Iglesia y al papa (Víctor Codina, 1990).

Fue Lutero quien separa el régimen secular e Iglesia y habla de una Iglesia visible e invisible, siendo para él propiamente Iglesia lo que no es visible (la fe,…), y lo que es visible (ritos, ceremonias) no lo consideraba Iglesia. Para los Católicos lo visible también constituye Iglesia y en la Edad Moderna es una realidad autónoma con estructura jerárquica.

Con el Concilio Vaticano II se proclama una Iglesia servidora de la humanidad, que sigue el camino del Jesús pobre y humilde y que camina hacia la escatología. Se introduce el concepto bíblico de pueblo de Dios, en donde la jerarquía se inscribe dentro del pueblo de Dios, no al margen o por encima.

La Iglesia del mundo actual tiene como misión predicar el Reino de Dios, convirtiéndose en sacramento universal de salvación, en donde los cristianos son en el mundo lo que el alma es en el cuerpo. La Iglesia tiene que velar por la dignidad de la persona y la unión entre los hombres recibiendo del mundo actual múltiples ayudas; buscando restablecer su unidad rota por las divisiones a lo largo de su camino por la historia, logrando un ecumenismo.

De esta forma el Vaticano II recupera el tipo de eclesiología de comunión de los primeros siglos de la Iglesia, y a la cual estamos llamados a participar como cristianos comprometidos del tercer milenio.

4) VOCACIÓN PARA SER IGLESIA DEL TERCER MILENIO

La palabra vocación quiere decir llamado. Es decir un llamado que nos hace Dios a realizar algo desde nuestra condición de laicos. Pero para poder responder a esta vocación o llamado debemos reunir ciertas actitudes y aptitudes. Con actitudes nos referimos a las ganas y deseos que tenemos para llevar a cabo nuestra vocación; si no estamos motivados voluntariamente a seguir un camino no tenemos vocación para responder al llamado. De igual forma si no tenemos aptitudes, es decir las cualidades o capacidades para responder al llamado particular de Dios, mal podemos ejercer nuestra vocación. Viene a mi mente el ejemplo para explicar estos dos requisitos para ejercer nuestra vocación: " Una persona puede tener las actitudes o ganas para ser médico cirujano, pero si no tiene las aptitudes necesarias no podrá ejercer su vocación de médico, tal es el caso de una persona enferma con parkinson, que a pesar de tener las actitudes nunca podrá desenvolverse como médico cirujano".

La vocación o llamado por lo tanto nos exige tener aptitudes y actitudes para responder a lo que Dios nos pide como laicos, siempre ayudados e iluminados por el Espíritu Santo.

La vocación laical dentro de la Iglesia

La palabra laico viene del griego laos que significa pueblo, Pueblo de Dios. Lamentablemente en nuestro medio esta idea de ser pueblo de Dios no es precisamente la que se entiende con la palabra laico; esto posiblemente a raíz de la revolución liberal de Alfaro, expresidente ecuatoriano de principios de siglo, con la que se estableció en la constitución que laico era el no creyente o indiferente a lo religioso. Así se hablaba de colegios laicos, refiriéndose a todos los colegios en los cuales no se enseñaba religión, siendo ajenos a cualquier formación de índole religioso.

Es por esto que como cristianos debemos entender que significa ser laico para saber como responder al llamado o vocación laical. Son muy iluminadores los decretos Lumen Gentium (el misterio de la iglesia) y Gaudium et spes (la iglesia y el mundo actual) los cuales hablan sobre el laico y su rol en la iglesia, siendo esto uno de los frutos más notables del Concilio Vaticano II (1962-65) convocado por Juan XXIII. Estas declaraciones dicen: "Laicos son todos los fieles cristianos, salvo los religiosos, que, por estar incorporados a Cristo mediante el bautismo, constituidos en pueblo de Dios y hechos partícipes a su manera de la función sacerdotal (la vida como permanente culto a Dios), profética (el testimonio evangélico en la propia vida) y real (participa y busca la libertad como hijo de Dios y vencedor del mundo) de Jesucristo, ejercen por su parte la misión de todo el pueblo cristiano en la Iglesia y el mundo.

El texto anterior define al laico mencionando también su misión. Pero es importante también destacar el hecho de que dentro de las declaraciones sobre el laico se menciona que la dignidad cristiana del laico es la misma que de la jerarquía y el estado religioso, lo que nos permite tener una relación más horizontal con el clero o la jerarquía, a diferencia de la relación vertical que se mantuvo por mucho tiempo en la Iglesia , durante la época medieval de la cristiandad, y que ha venido cambiando a raíz del Concilio Vaticano II.

Se menciona también que el carácter propio del laico es la búsqueda del Reino de Dios en el manejo y ordenamiento, según Dios, de los asuntos temporales. Estas declaraciones nos hablan ya muy claramente que el laico no es el indiferente a todo lo religioso, sino todo lo contrario, es aquel que sin ser religioso o pertenecer a una comunidad religiosa, tiene una misión muy importante dentro del pueblo de Dios, es decir tiene que responder a un compromiso, a un llamado o a una vocación, con su vida dentro de la Iglesia y del mundo actual.

Otros documentos oficiales sobre la vocación laical

Para aclarar mucho más lo que la palabra laico quiere decir podemos mencionar otros documentos muy iluminadores al respecto.

El Papa Pío XII en 1946 dice: "los fieles, y más precisamente los laicos, se encuentran en la línea más avanzada de la vida de la Iglesia: por ellos la Iglesia es el principio vital de la sociedad humana. Por tanto ellos, ellos especialmente, deben tener conciencia, cada vez más clara, no sólo de pertenecer a la Iglesia, sino de ser Iglesia" (AAS 38, 1946,149).

En palabras del Vaticano II se dice: "…el mundo se convierte en el ambito y el medio de la vocación cristiana de los fieles laicos, porque él mismo está destinado a dar gloria a Dios Padre en Cristo. El Concilio puede indicar entonces cuál es el sentido propio y peculiar de la vocación divina dirigida a los fieles laicos. No han sido llamados a abandonar el lugar que ocupan en el mundo… sino que su vocación afecta precisamente a su situación intramundana… De este modo, el ser y el actuar en el mundo son para los fieles laicos no sólo una realidad antropológica y sociológica, sinto también, y específicamente, una realidad teológica y eclesial" (Ch. L. 15)

Pablo VI dice: "El campo propio de la actividad evangélica del laico es el mundo vasto y complejo de lo político, de lo social, de la economía, y también de la cultura, de las ciencias y de las artes, de la vida internacional, de los medios de comunicación social, así como de otras realidades abiertas a la evangelización como el amor, la familia, la educación de los niños y de los jóvenes".

Juan Pablo II dice: "Los laicos están convocados a la santidad de los auténticos discípulos, para enviarlos por los caminos del hombre en el ímpetu de una nueva evangelización, para animarlos en el esfuerzo de creación de formas de vida más dignas del hombre hacia el horizonte de una civilización del Amor".

 

5) SER LAICO UN RETO PARA LA IGLESIA DEL TERCER MILENIO

Como hemos visto el ser laico es un verdadero compromiso para con Dios, con la Iglesia y con nuestro mundo actual. A raíz del Concilio Vaticano II se habló ya de una Iglesia del tercer milenio como una " Iglesia de los laicos". Esta propuesta se nos presenta como un reto para todos los laicos, pues debemos terminar con el clericalismo e indiferencia que han sido la característica de la Iglesia por muchos siglos. Debemos alcanzar nuevamente el protagonismo que el laico tuvo en los primeros siglos de vida de nuestra iglesia, en donde el laico no era considerado como el "hermano menor" o "el cristiano de segunda", y quien se limitaba a ser un espectador de lo que sucedía en la Iglesia, limitando su participación a los denominados "sacramentos sociales": bautismo, confirmación, primera comunión y matrimonio. Siendo ajenos a toda actividad pastoral y de evangelización.

Debemos romper con el clericalismo en donde existe una marcada dependencia de un sacerdote, evitando el extremo del anticlericalismo; es decir estamos llamados a participar activamente y en cooperación con la jerarquía de la Iglesia, como verdaderos hermanos, en donde laicos y sacerdotes luchan, no entre sí, sino contra el mundo en el que nos ha tocado vivir, donde reina: el individualismo, el consumismo, el facilismo e inmediatismo, el culto a la sensualidad, la ambición del dinero y el poder (no entendido como servicio), entre otro sin número de antivalores.

Al laico se nos presenta un doble reto: 1) el de actuar dentro del mundo, en una diversidad de actividades, lo cual constituye una ventaja increíble para construir el Reino de Dios, convirtiéndose el matrimonio y la familia en un apostolado importante; y 2) demostrar al clero que podemos trabajar juntos con compromiso y responsabilidad en todas las tareas que se nos presenten a nivel comunitario y personal, tratando de formar una verdadera iglesia, la iglesia que Jesús quería: solidaria, en donde reine la justicia, y que vaya en contra de los antivalores de nuestra sociedad actual. Concretándose así una iglesia del tercer milenio la "iglesia de los laicos", que valora al ministerio de la Iglesia como una vocación diferente a la laical, y muy especial de servicio a los demás.

6) CONCLUSIÓN: SER IGLESIA DEL TERCER MILENIO CON VOCACION CVX

Para terminar podríamos plantearnos estas preguntas: ¿qué nos pide Dios como laicos comprometidos de CVX dentro de la Iglesia en el mundo de hoy?, ¿cuál es el llamado que Dios nos hace aquí y ahora?. Para responder a éstas preguntas, seamos consientes de que somos una comunidad enriquecida por las herramientas de nuestra espiritualidad ignaciana, y que ha dado ya los primeros pasos mediante el apostolado con una opción preferencial por los pobres, siendo nuestra misión la de vivir unidos a Jesucristo para que El pueda entrar en todos los aspectos de nuestra vida ordinaria en el mundo, iluminando todo lo que necesita transformación, y traer así, a nuestra realidad social el poder liberador de Jesucristo. (Asamblea Mundial de la CVX, Itaici-Brasil 1998).

Hoy más que nunca se nos abre una puerta para comprometernos a ejercer nuestra verdadera vocación de laicos CVX, avanzando en el peregrinar de la construcción del Reino, en el momento histórico que vive nuestra Iglesia santa y pecadora.

7) REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  1. Nuestro Carisma CVX, orientaciones para la formación, Progresio No. 45-46, 1996.

  2. Principios Generales de la Comunidad de Vida Cristiana, 1990.

  3. Mendoza S.J., Iglesia de los laicos: servicio, comunión y diálogo, Servicio Informativo de la Compañía de Jesús en el Ecuador, No. 107, 1997.

  4. Documentos del Vaticano II, Cooperación con los laicos en la misión, Congregación General 34 de la Compañía de Jesús, 1995.

  5. Una carta de Cristo escrita por el espíritu enviada al mundo de hoy, "Nuestra Misión Común", XII Asamblea Mundial de la CVX, 1998.

  6. Codina Víctor S.J., Para Comprender la Eclesiología desde América Latina; Edt. Verbo Divino; Navarra-España, 1990.

  7. Catecismo Católico para Adultos, La fe de la Iglesia, Conferencia Episcopal Alemana, Edt. Biblioteca de Autores Cristianos, Madrid-1988.