SERRA, BEATO FRAY JUNÍPERO


Miguel José Serrá Ferrer, franciscano español y misionero en California, nació en la villa de Petra (isla de Mallorca) el 24 en. 1713. Desde niño tuvo vocación religiosa y hubo de esperar varios años hasta tener la edad requerida para el ingreso en la Orden. Entretanto, sus padres le enviaron a Palma de Mallorca, confiándolo a un sacerdote beneficiado de la catedral, para que cursara filosofía en el convento de San Francisco. Al cumplir los dieciséis años solicitó ser admitido, y su entrada en la Orden se verificó el 14 sept. 1730, tomando el nombre de Junípero por devoción al compañero de S. Francisco. Aprovechó notablemente en los estudios, por lo que antes de ser ordenado sacerdote fue nombrado lector de Filosofía, cargo que ejerció durante tres años. Se doctoró en Teología por la Universidad luliana y desempeñó en ella una cátedra, dedicándose al mismo tiempo con gran intensidad a la predicación.
     
      Misionero en el Nuevo Mundo. Pronto sintió fray Junípero el deseo de pasar a las Indias para evangelizar, y tras varias dificultades, consiguió la licencia necesaria, incorporándose a una misión destinada al Colegio de Propaganda Fide de S. Fernando de México. El 28 ag. 1749 embarcó en Cádiz, junto con fray Francisco Palou, que sería su primer biógrafo. Aprovechó la escala en Puerto Rico para predicar una misión en la catedral, y después de una difícil travesía, desembarcó en Veracruz el 7 dic. 1749. Desde allí hizo a pie el viaje a México, pues no quiso utilizar los medios de transporte puestos a disposición de los misioneros. Cinco meses permaneció en el Colegio de S. Fernando, y luego fue destinado, junto con su compañero y amigo fray Francisco Palou, a las misiones de Sierra Gorda. Santiago de Jalpan sería el primer campo de su apostolado, al que llegó el 16 jun. 1750, y se dedicó con empeño a estudiar la lengua de los pames, habitantes de la región, a la que tradujo el catecismo y las principales oraciones; también predicaba y confesaba a los indios en dicha lengua. En los nueve años que duró su estancia en esta misión obtuvo copioso fruto espiritual, y dejó construida una buena iglesia de mampostería. Se preocupó también del bienestar material de los indios, fomentando la agricultura y la ganadería, así como la industria textil y otras labores, entre las mujeres. Fue luego destinado a la conquista espiritual de los indios apaches, en el río S. Sabá, pero ciertas dificultades retrasaron el establecimiento de la misión y fray Junípero se quedó en el Colegio de S. Fernando hasta 1767. Dedicó estos años a la predicación en la capital y en otras ciudades del virreinato, siendo al mismo tiempo maestro de novicios en S. Fernando. Desde 1752 desempeñaba además el cargo de Comisario del Santo Oficio para Nueva España e islas adyacentes, lo que le obligaba a realizar muchos viajes.
     
      Las misiones de California. Cuando fueron expulsados de Nueva España los jesuitas (25 jun. 1767), las misiones que habían fundado en California pasaron a los franciscanos y fray Junípero fue designado Presidente de ellas. También en esta ocasión le acompañó fray Francisco Palou, con otros religiosos. Los nuevos operarios zarparon de San Blas (12 mar. 1768) y fondearon en el puerto de Loreto el 1 de abril, distribuyéndose por las misiones que acababan de dejar los jesuitas. Poco después llegaba el visitador don José de Gálvez (v.) con órdenes reales para poblar en Monterrey o San Diego. Éste comunicó sus planes a fray Junípero, con quien tuvo una entrevista en la que quedó resuelta la fundación de las misiones de San Diego, San Carlos en Monterrey, y San Buenaventura, a mitad de camino entre las dos anteriores. Al regreso fray Junípero se detuvo en San Francisco Javier, donde estaba el padre Palou, y desde allí se incorporó a la expedición mandada por don Gaspar de Portolá. El 14 mayo 1769 hizo su primera fundación en San Fernando Vellicatá y prosiguió el penoso viaje, cuyas molestias fueron mayores para él a causa de una herida en un pie, soportada con gran fortaleza. En San Diego se reunieron los que iban por tierra con la gente llegada en los paquebotes San Antonio y San Carlos. Mientras los padres Juan Crespi y Francisco Gómez se unían a la gente que marchaba a Monterrey, fray Junípero se quedó en San Diego para fundar la misión de este nombre (16 jul. 1769) e iniciar, con poco éxito, la tarea evangelizadora. Los expedicionarios regresaron el 20 mar. 1770 sin haber podido encontrar el puerto de Monterrey, pero sí habían llegado al de San Francisco. La misión de San Diego estuvo a punto de ser abandonada por falta de socorros, y fray Junípero estaba decidido a quedarse allí con algunos de sus compañeros; pero la víspera del día fijado para la retirada de las fuerzas, llegó el paquebote San Antonio con abundantes víveres y se preparó una segunda expedición en busca de Monterrey. Esta vez fray Junípero fue personalmente, a bordo del San Antonio, y fundó en aquel puerto la misión de San Carlos (3 jun. 1770), en la que llegó a bautizar por su mano a 1.014 indígenas.
     
      Nuevas fundaciones. Solicitó entonces más religiosos, para establecer una cordillera de misiones en la costa desde San Francisco a San Fernando Vellicatá. Sus cartas al virrey marqués de Croix y al visitador don José de Gálvez lograron que se aprobara la fundación de cinco, dedicadas a S. Francisco, S. Clara, S. Gabriel Arcángel, S. Antonio de Padua y S. Luis Obispo de Tolosa. Otras tantas se establecerían entre San Fernando Vellicatá 'y San Diego, teniendo por patronos a S. Joaquín, S. Ana, S. Juan de Capistrano, S. Pascual Bailón y S. Félix de Cantalicio. Para ellas se destinaron 20 religiosos y otros 10 para las misiones que sólo tenían uno. Con estos refuerzos, fray Junípero fundó por sí mismo la misión de San Antonio de Padua (14 jul. 1771) en el centro de la sierra de Santa Lucía, 25 leguas al SO de Monterrey. Después se dedicó al traslado de la misión de San Carlos a las orillas del río Carmelo, donde quedó establecida a fines del año 1771. Aquí fijó su residencia el padre Presidente, aunque con frecuencia tenía que ausentarse para visitar las demás misiones. En 1772 fue a San Diego con el comandante don Pedro Fages, y en esta ocasión fundó la misión de San Luis Obispo de Tolosa (1 sept. 1772). Inspeccionó después el lugar destinado a la de San Buenaventura, y pasó a visitar la de San Gabriel, única que no conocía. En San Diego encontró a su paisano y amigo el marino don Juan Pérez, y le animó a proseguir el viaje a Monterrey, donde eran muy necesarios los víveres que llevaban sus barcos. El relevo del marqués de Croix por don Antonio María Bucareli obligó a fray Junípero a realizar un viaje a México, a fin de entrevistarse con el nuevo virrey, e informarle bien acerca de las misiones de California y de su importancia, pues supo que se estaba tratando de la supresión del Departamento marítimo de San Blas, lo que hubiera significado el fin de esta labor evangelizadora. Bucareli acogió muy bien al misionero y aceptó sus planes de nuevas fundaciones. Para ello, el virrey aprobó el establecimiento de tres nuevos presidios, en San Diego, San Francisco y el canal de Santa Bárbara. Tras siete meses en México, fray Junípero salió de San Blas para Monterrey, pero como su barco tuvo que hacer una escala forzosa en San Diego, él prosiguió el viaje por tierra, visitando de paso las distintas misiones. En mayo de 1774 estaba de nuevo en San Carlos y comenzó a tratar con el comandante del presidio de Monterrey, don Fernando Rivera y Moncada, el establecimiento de la misión de San Juan de Capistrano, que habría de situarse entre las de San Diego y San Gabriel. Ocurrió entonces el asalto e incendio de la primera, y el martirio del padre Luis Jayme, lo que obligó a aplazar la nueva fundación, lograda al fin en 1776, junto con la reedificación de la destruida. También se fundó la misión de San Francisco, en el puerto homónimo, a la que fue destinado el padre Palou. Poco después se erigió la misión de Santa Clara. A fines de junio 1778, el Papa facultó a Fray Junípero para administrar el sacramento de la Confirmación, lo que ejerció primero en su misión de San Carlos y luego en las demás. San Buenaventura fue la última misión fundada por él (1782). Murió en la de San Carlos de Monterrey (28 ag. 1784) después de realizar una gigantesca obra misionera, cuyos frutos aún perduran. Fue beatificado por Juan Pablo II el 25 sept. 1988.
     
     

BIBL.: F. PALOU, Relación histórica de la vida y apostólicas tareas del venerable padre Fray Junípero Serra..., México 1970 (obra fundamental); A. CASAS, Fray Junrpero Serra, El apóstol de California, Barcelona 1949; P. HERRERA CARRILLO, Fray Junípero Serra, civilizador de las Californias, 2 ed. México 1950; J. SANz DíAZ, Fray Junípero Serra, Madrid 1953; R. MAJÓ FRAMIS, Vida y hechos de Fray Junípero Serra, Madrid 1956; L. GALMÉS, Fray Junípero Serra, Apóstol de California, Madrid 1988; R. PIÑA, Catalanes y mallorquines en la fundación de California, Barcelona 1988.

 

M. L. DÍAZ-TRECHUEI.O.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991