Salutación Litúrgica
 

Era costumbre, ya en la Antigüedad clásica, de que el saludo precediera a las reuniones, a los discursos y encabezara la correspondencia epistolar; ejemplo de ello nos da el apóstol S. Pablo en sus cartas, precedidas invariablemente por el saludo: «la gracia y la paz con vosotros de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo» (Rom 1,7); y, también, con un saludo, «la paz sea con vosotros», inició el Señor la importante reunión con sus discípulos en el Cenáculo la tarde del día de su Resurrección (lo 20,19; Lc 24,36). La s. fue introducida en las reuniones litúrgicas de las primeras comunidades cristianas y ha pasado a ser un elemento de la liturgia (V. GESTOS Y ACTITUDES LITÚRGICOS, 1, d). Las fórmulas tradicionales y más usuales de s. son el Dominus vobiscum (El Señor esté con vosotros) y el Pax vobis (La paz a vosotros), aunque en los libros litúrgicos se encuentran algunas otras extraídas de las salutaciones epistolares de S. Pablo (2 Cor 13,13; Rom 1,7).

El Dominus vobiscum es la fórmula más usada en las liturgias occidentales. En el pueblo de Israel era saludo corriente (cfr. Ruth 2,4; 1 Esd 1,3), y la fórmula adquiere mayor prestancia cuando la pronuncia algún ángel ante la persona a la cual le transmite el mensaje divino, como sucedió con el caudillo Gedeón:« ¡El Señor está contigo! » (Idc 6,12); y sobre todo, se convierte en el nombre mismo del Dios encarnado, el Emmanuel («Dioscon-nosotros») de la conocida profecía de Isaías (Is 7,14), que tuvo su cumplimiento en la Anunciación del ángel a María: «Dios te salve, María, llena de gracia, el Señor está contigo» (Lc 1,28). Todas estas resonancias bíblicas encuentran eco en su uso litúrgico: la salutación «el Señor esté con vosotros» es una s. jerárquica, pues la pronuncia siempre alguien investido de autoridad, que transmite a los fieles la buena nueva del Emmanuel, de la presencia de Dios en medio de ellos, «porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy en medio de ellos» (Mt 18,20); es una s. profética, ya que por la asamblea de fieles se significa la Iglesia congregada que, como la Virgen María, ha de engendrar constantemente en sus entrañas a Cristo y ser, como Ella, el Tabernáculo del Cuerpo de Cristo; es una s. escatológica, porque sobrepasa la realidad oscura y humilde de la asamblea terrena y fija su mirada en la esperanza de la definitiva reunión en la nueva Jerusalén (cfr. Apc 21,3).

La segunda fórmula, Pax vobis, es en la liturgia romana privativa del Obispo, aunque en las orientales una fórmula similar, eiréne pasin, es de uso general; en el rito de la Confirmación hay una s. del obispo a cada uno de los confirmandos con la fórmula «Pax tibi», «la paz sea contigo». La fórmula del rito de la paz antes de la comunión en la Misa, «Pax Domini sit semper vobiscum», «la paz del Señor sea siempre con vosotros» -precioso don legado por Cristo a los suyos la víspera de su muerte (lo 14,27; 16,33)-, es resultado de la combinación de las dos fórmulas, Pax vobis y Dominus vobiscum.

La respuesta de los fieles a la s. del celebrante se condensa en la fórmula general et cum spiritu tuo, «y con tu espíritu», modismo de origen hebreo que viene a significar «y contigo». El momento más característico y general de las s. es el del inicio de una celebración litúrgica, y a veces, especialmente en la Santa Misa, en otras ocasiones importantes de la misma (antes de la proclamación del Evangelio, en el diálogo inicial del Prefacio, antes de la Comunión y en la despedida).

V. t.: GESTOS Y ACTITUDES LITÚRGICOS.


J. M. SUSTAETA ELUSTIZA.
 

BIBL.: M. RIGHETTI, Historia de la Liturgia, 3 ed. Madrid 1969, 11, 196 ss.; J. A. JUNGMANN, El sacrificio de la misa, 4- ed. Madrid 1963, I, n. 386-394, 460-464 y 11,449,462; G. BRINICTRINE, La Santa Messa, 3 ed. Roma 1962, 85-86; J. PASCHER, Der Friedengruss der Liturgie, «Münchener theologische Zeitschrift», 9 (1958) 34-38.
 

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991