Puritanos Congregacionalistas
 

Con este nombre se conoce a los componentes de una tendencia que surgió en Inglaterra dentro del grupo de los No-conformistas (v.); eran precisamente los más radicales, rechazando no sólo la autoridad episcopal, como los presbiterianos (v.), sino también la de los presbíteros y la del mismo Estado. Al principio se les conocía con el nombre de independientes, pero al establecerse en América del Norte en el s. xvil varias congregaciones, que se declararon autónomas e independientes, pasaron a llamarse p. c. o, unas veces, simplemente puritanos y otras simplemente congregacionalistas (v.). Robert Brown, hacia 1580, fue el primero que estableció por escrito los principios de los p. independientes, y de ahí el nombre de Brownists por el que también se les conocía. A Reformation without tarrying for any (una reforma sin aguardar a nadie) vino a ser su contraseña, refiriéndose a la completa independencia de la autoridad de la religión estatal, apelando a una interpretación suya de la independencia de que gozaban los Apóstoles del Señor. Brown y un gran número de sus seguidores tuvieron que huir a los Países Bajos, donde surgieron florecientes congregaciones en las principales ciudades. Algunos de los que se quedaron en el continente europeo, seguidores de un tal John Smyth, se unieron más tarde a los baptistas (v.). Pero otros, como John Robinson, establecieron iglesias independientes. Los Pilgrim Fathers (v.) que llegaron a las costas de América (22 dic. 1620) a bordo del famoso Mayflower pertenecían a esa congregación. Así como los emigrantes católicos se establecerían en Maryland, y más tarde los cuáqueros (v.) en Pennsylvania, los p. se extendieron por Massachusetts, en donde, libres de persecución, se fueron aislando en pequeñas comunidades introvertidas. Pero demostrando a los anglicanos y presbiterianos (v.) de Gran Bretaña que sus principios no abocaban en la anarquía, aunque no reconociesen la autoridad ni del «papa, prelado, presbítero, príncipe o parlamento».
Los planes del Arzobispo Laud para acabar con los distintos focos de no-conformismo entre los colonos de América no llegaron a cumplirse, pues estalló la guerra civil entre el rey Carlos I y las fuerzas del Parlamento, a cuyas filas acudieron las más variadas ramas del noconformismo. Los p. eran menos numerosos que los presbiterianos, aun después del retorno de muchos de los emigrantes, pero contaban con hombres de gran habilidad, y con la ayuda de Oliverio Cromwell (v.) lograron una gran influencia en el ejército y más tarde en la Commonwealth. El poeta John Milton (v.), de tendencias puritanas, describe la victoria de los ejércitos parlamentarios en términos casi bíblicos, viendo en ella la mano de Dios, al librar a los justos en la opresión de los poderosos de la tierra. En la Asamblea de Westminster convocada por el Parlamento en 1643, había cinco ministros p. llamados los Cinco Hermanos Disidentes, y varios laicos. En contra de la mayoría presbiteriana, que estableció un gobierno eclesial unitario y abogaba por la supresión de herejías, los p. c. pedían la tolerancia religiosa y la libertad e independencia de cada congregación, incluso para permitir la predicación a los laicos. A pesar de los esfuerzos del Parlamento, de hecho, en todo el país, cada parroquia se consideraba independiente, aunque compartían la iglesia varias sectas puritanas.
En 1658 se convocó una asamblea de los representantes de las congregaciones puritanas. En ella se llegó a un acuerdo, llamado Savoy Declaration, que más tarde se aprobaría también en América. Es el documento de mayor autoridad, dentro de lo que cabe en una secta que hasta entonces siempre había rechazado toda autoridad humana. La doctrina es estrictamente calvinista (V. CALVINO), pero los elegidos se consideran llamados individualmente por el Señor, para caminar juntos en sociedades distintas, lográndose así una mutua ayuda y mayor dignidad para el culto público, que es necesario en este mundo. Son los individuos de cada congregación los que eligen a sus ministros, pastores o maestros, y se necesita su aprobación para admitir un nuevo miembro.
Con la restauración de la monarquía en Inglaterra, y la expulsión de todos los no-conformistas del seno del anglicanismo, los p. fueron de nuevo perseguidos. A partir de 1662 se produce una nueva oleada de emigrantes que establecen comunidades en Nueva Inglaterra, de un marcado carácter puritano. Entre los aspectos menos atrayentes de estas congregaciones se puede citar un cierto autoritarismo que llevó a cometer algunas injusticias contra los individuos a quienes -en sus asambleasse les acusaba de brujería o herejía, o mala vida, sin que pudieran apelar a ninguna autoridad superior. Porotra parte, en aquellos casos en los que, al ser excluidos de las Universidades -que aún conservaban una estrecha conexión con la religión oficial-, se crearon colegios p., éstos contribuyeron, junto con instituciones católicas o de otras denominaciones protestantes, a establecer la base para la libertad de enseñanza, que prevalece en los países anglosajones.
Los p. que se quedaron en Inglaterra firmaron en 1730, junto con los presbiterianos y baptistas, una alianza para proteger sus derechos civiles. Pero durante el s. XVIII, lo mismo que las demás sectas no-conformistas, e incluso más por tener una organización menos coherente, el racionalismo (v.) causó grandes estragos entre sus adherentes, y sólo revivieron gracias al metodismo (v.). Esto también ocurrió en América, aunque el congregacionalismo americano siempre fue más consistente, si bien menos fiel a sus principios, uniéndose muchas veces a los presbiterianos. El s. xix se caracteriza por el reagrupamiento de las varias congregaciones nacionales, culminando con Concilios Internacionales a finales del siglo -en Londres en 1891, en Boston en 1899-. En 1811 se había formado la Congregational Union of Scotland, en 1833 se constituyó la Congregational Union for England and Wales. En 1871 se reafirmó el Principio de Independencia y a partir de ese mismo año se empezaron a celebrar cada tres años concilios nacionales en los Estados Unidos a los que acuden representantes congregacionalistas de cada uno de los Estados.
A pesar de esta reorganización, el número de p. c. ha ido disminuyendo, se ha ido perdiendo el carácter puritano y se han ido produciendo varios intentos de unión con otras sectas protestantes afines. La última de estas uniones, que ha tenido lugar en 1972, ha sido la de la Congregational Church in England and Wales -que así se llamaba a partir de 1966- con la Presbyterian Church of England. En total, el número de miembros adultos en las Islas Británicas viene a ser de unos 200.000, mientras que en los Estados Unidos los p. c. sobrepasan del medio millón. Existen varios millares en otros países de habla inglesa.
Al existir tantas variaciones dentro de esta secta es difícil definir su esencia, pero podríamos resumirla del siguiente modo: La idea y la intención de los p. c. es la reducción del cristianismo a una actitud interior, por lo que para ellos la Iglesia se compone de todos los que son conscientes de una nueva vida y poder que les ha venido de Dios. No existe autoridad externa alguna que pueda abrir o cerrar las puertas a esta divina sociedad, por tanto, no se someten a ninguna jerarquía ni a ningún sisteina definido de doctrina. Para ellos, Dios se revela sólo por su Palabra y su Espíritu. La necesidad de asociarse sólo se ve como una ayuda en cada localidad, e igualmente estas asociaciones locales pueden consultarse sin aceptar la autoridad de una sobre la otra. La elección de un ministro y el conferirle cierta autoridad moral se ve como algo sancionado por la comunidad. Pero es precisamente esta inconsistencia la que rechazaron algunas congregaciones, notablemente los que luego vendrían a ser llamados cuáqueros.

V. t.: ANGLICANISMO, 3; PIETISMO, 1; CONGREGACIONALISTAS.


RICHARD A. P'. STORK.
 

BIBL.: K. ALGERMISSEN, Iglesia católica y confesiones cristianas, Madrid 1963, 936 ss.; K. FEELING, England under the Tudors and Stuarts, Londres 1927; WALKER, The Creeds and Platforms of Congregationalism, Nueva York 1893; 1. R. GREEN, A Short History of the English People, Londres 1876. Para más estadísticas, v. el Congregational Handbook más reciente.
 

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991