Protestantismo I. Estudio General. III. Liturgia.
Cuando en el s. XVI aparecieron las varias
comuniones protestantes, separadas de la Santa Sede, éstas interpretaron a su
modo no solamente la doctrina cristiana, sino también la expresión de la misma
en los ritos litúrgicos. Rige al respecto una gran variedad y dispersión:
estuvieron de acuerdo solamente en la insistencia en el uso de las lenguas
vernáculas en el culto, y en la apelación a la Biblia como norma única, tanto de
la fe como de la práctica litúrgica. Los luteranos de Alemania y Escandinavia y
los dirigentes de la escisión inglesa fueron en general conservadores en su
tratamiento de los ritos latinos, y se limitaron, de ordinario, a la exclusión
de la liturgia de aquellos elementos que consideraron directamente contrarios a
las enseñanzas de las Escrituras. Pero, mientras los ritos luteranos tuvieron
carácter potestativo -es decir, no se imponían a las comudades-, la liturgia de
la confesión anglicana, el Book of Colnmon Prayer (v.), fue impuesta por la
autoridad del Estado, que exigía una uniformidad y una estabilidad que distingue
marcadamente la liturgia anglicana de todas las demás liturgias protestantes. En
cuanto a las confesiones reformadas calvinistas o zwinglianas hay que decir que
realizaron una revisión mucho más radical, partiendo de la idea según la cual
solamente deben usarse en la liturgia aquellos elementos que se encuentran
explícitamente mandados en el N. T. No rechazaron totalmente el principio de una
liturgia fija, pero en general su tendencia era dejar la dirección del culto en
las manos del ministro oficiante. Por eso, hasta los últimos años, el concepto
mismo de liturgia difícilmente encuentra cabida dentro del pensamiento
calvinista. Aparte de la anglicana pueden distinguirse cuatro tipos de liturgia
protestante, según procedieron de Wittenberg, Estrasburgo y Ginebra, Zürich y
Colonia respectivamente.
Liturgias protestantes primitivas. Desde 1523, Lutero editó en Wittenberg una
serie de libritos litúrgicos. También en 1523, apareció la Formula Missae et
Communionis, que recoge la liturgia católica de la Misa, con la omisión de las
oraciones del ofertorio, y la introducción de la comunión bajo ambas especies.
En 1526, Lutero puso en circulación tina «Misa y Orden del Servicio Divino en
Alemán», donde modifica otras partes: sustituye con cantos métricos el Introito,
Gradual y Agnus Dei; omite el Gloria in Excelsis; reemplaza el Credo Niceno con
el «de los Apóstoles»; sigue el sermón y después una Intercesión y una
exhortación a los que van a comulgar; luego, sin confesión, y omitiendo el
Sursum Corda, se recitan las palabras de la institución tomadas de 1 Cor 11, con
el Padrenuestro, Comunión, y Acción de gracias. Ritos de este tipo se adoptaron
en general en todos los territorios donde los príncipes alemanes apoyaron el
luteranismo.
En Estrasburgo, donde Martín Bucero (v.) presidió el movimiento reformista
protestante, se celebró la misa en alemán por primera vez en la Semana Santa de
1524, en la forma que sigue: Confesión y Absolución, Salmo o Himno, Oración
Breve, Epístola con exposición, Decálogo u otro canto, Evangelio, Sermón, Credo,
Intercesión con oración para la gracia y conmemoración de la Pasión,
Exhortación, Institución (ya no en la forma de Qui pridie dirigido a Dios, sino
en forma de lectura de los Evangelios o de 1 Cor 11, dirigido al pueblo),
Comunión, Himno o Salmo, Oración breve, Bendición. Calvino, al tomar posesión en
1538 del cargo de Pastor de los protestantes franceses en Estrasburgo, adoptó el
rito reformado local con algunas modificaciones. Al volver a Ginebra en 1541,
encontró allí un rito compuesto por Guillermo Farel y editado en Neuchatel en
1533. Calvino reemplazó esta fórmula por su rito de Estrasburgo, junto con
algunas modificaciones introducidas para complacer a los ginebrinos. Este rito
fue el mantenido por la usanza calvinista en todas partes.
En Zürich, bajo Zwinglio, el rito alemán apareció en 1525, con la novedad de que
en este rito los ministros, después de recibir la Comunión, la distribuyen entre
los asistentes, que permanecen sentados. Cada uno rompe un pedacito del pan y se
lo da a su vecino, y luego bebe del cáliz. Este rito se usa solamente cuatro
veces por año: en otras ocasiones el culto consiste solamente en un Sermón con
ciertas oraciones.
En Colonia, el Príncipe-Arzobispo, Hermann von Wied, se pasó al protestantismo e
invitó a Bucero, Melancthon (v.) y otros a orientar los cambios en su diócesis.
Se editó en 1543 un Ordo Eclesiástico que recibió su forma final en 1545 con una
edición en latín titulada: Simplex crc pict deliberalio. Este rito, obra
principalmente de Bucero, es una combinación de varios ritos luteranos con el
rito de Estrasburgo. Se caracteriza por la abundancia de elementos didácticos y
exhortatorios. Este rito no entró en uso general, pues en 1547 el Arzobispo
reformador fue suspendido y tuvo que dimitir.
Éstas son las cuatro fuentes principales de las liturgias protestantes. Lo que
tienen en común es el rechazo de todo lo que signifique la oblación o el
concepto del sacrificio eucarístico, y toda oración por los difuntos.
Desarrollo de las liturgias luteranas. En la evolución del culto luterano, las
horas canónicas bien pronto se transformaron en sermones diarios. El oficio
dominical luterano se basa en la misa romana, pero con la omisión de todos
aquellos elementos que ellos consideran no-evangélicos, es decir,
principalmente, los sacrificiales. Los cambios más notables son: a) se omite el
Canon con sus oraciones sacrificiales; se recoge la doctrina de la presencia
real de Cristo, pero no el concepto de sacrificio eucarístico; b) todo se dice
en lengua vernácula; c) el sermón es considerado parte integral e indispensable
del culto; d) el canto de himnos por la congregación es considerado parte
esencial del rito; es decir, mientras en los ritos católicos y anglicanos se
pueden cantar himnos, en la eucaristía luterana es indispensable hacerlo.
Es típico de la tradición luterana que, aunque existe una forma litúrgica
ordenada, no se exija una adecuación a ella de las varias confesiones
nacionales. De ahí la divergencia marcada entre las escandinavas, más
conservadoras, y las alemanas, donde se ha modificado mucho la herencia
litúrgica del luteranismo primitivo. Los escandinavos han conservado, p. ej., el
altar con su crucifijo v velas, y la casulla para el celebrante, elementos que
fueron abandonados por los demás protestantes.
Durante el s. XIX, en todas las confesiones luteranas tuvo lugar un movimiento
que tendía a volver a la liturgia luterana primitiva. En Alemania, este
movimiento llegó a su culminación en la Kirehenagende de 1954, que incluye
elementos sacados de la tradición litúrgica extraluterana. En Suecia se
autorizaron reformas litúrgicas en 1894, 1917 y 1942; ahora leen dos textos del
evangelio, uno en el altar, y otro desde el púlpito como texto prescrito para el
sermón. En Noruega, se autorizó una nueva liturgia dominical en 1887, que
incorpora tina confesión de los pecados seguida por el Kyrie (en griego y
ennoruego), el Gloria in Excelsis, el Credo de los Apóstoles, y el Prefacio. En
el Libro de Altar actualmente en uso desde 1920, las intercesiones ya no son
recitadas por el ministro en el púlpito, sino forman parte de la liturgia
eucarística desde el altar, con intervención del pueblo.
En Finlandia, se revisó el Libro de Oficios en 1886 y en 1913; una peculiaridad
finlandesa es una absolución que pronuncia el ministro después del Kyrie. En
Dinamarca, el Libro de Oficios de 1685 ha quedado en uso hasta hoy en día; no
obstante, en 1912 se autorizó la restauración del Sursum Corda, Sanctus,
Benedictus, y Agnus Dei; y en 1949 los obispos promulgaron un Directorio para el
Culto que sanciona varias devociones tradicionales.
Desarrollo de las liturgias calvinistas. En el culto calvinista de tipo
presbiteriano (v.) se ha desterrado de las iglesias todos los símbolos
cristianos externos. No hay ni crucifijos ni cuadros, y raramente una cruz. El
púlpito ocupa a menudo el lugar del altar; y no se da importancia alguna a la
Mesa de Comunión. El ambiente es inás bien el de una sala de conferencias. El
ministro lleva una toga negra similar a la que, en algunos países, usan los
abogados, catedráticos, etc. En los principios, los calvinistas no admitían el
uso del órgano, y cantaban solamente salmos o textos bíblicos, pero hoy en día
el uso del órgano y de himnos es casi universal. Normalmente se practica un rito
de comunión sentado o a veces de pie: se pasa de mano a mano en silencio un
plato con pedacitos de pan y un cáliz con vino. A pesar de que Calvino mismo
deseaba una celebración semanal de dicho rito de comunión, la práctica normal ha
sido siempre la de celebrarlo solamente cuatro veces por año. Dentro de cada
confesión nacional hay normalmente uniformidad de culto, aunque no la hay a
nivel mundial. En algunas partes del mundo calvinista hay en la actualidad un
renacimiento litúrgico. Especial mención merece el movimiento Église el Liturgie
entre los reformados suizos de habla francesa, y la vida y obra de la comunidad
protestante de Taizé (v.), que está centrada en una liturgia eucarística y un
oficio divino que presentan lo mejor de la tradición litúrgica de la cristiandad
protestante.
Debe notarse que, aun en las comuniones protestantes que tienen la tradición de
una liturgia fija, su uso es casi siempre facultativo, y que en último término
todo depende del criterio del ministro. Hay, en efecto, un amplio sector del
mundo protestante donde no se usa liturgia alguna.
RONALU BARON.
BIBL.: K. ALGERMISSEN, Iglesia católica y con/esiones
cristianas, Madrid 1964, 1029-1053; W. K. LOWTHER CLARKE y C. HARRIS, Liturgy
and Worship, Londres 1932 (es el estudio más amplio sobre el tema); E. MOLLANO,
Cl:ristendom, Londres 1959; R. PAQUIER, Traité de Liturgique, Neuchatel 1954; M.
HALVERSON y A. COHEN, A Handbook ol Cliristian Theology, Londres 1960.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991