PAPIROS BIBLICOS I


Entre los grandes descubrimientos en el extenso campo de la p. pronto sobresalió el material de contenido bíblico. Fue apareciendo de modo disperso y anárquico, y va aumentando cada día, de suerte que la p. bíblica es una ciencia en formación. Los grandes hallazgos concretos realizados hasta hoy son suficientes para darle sustantividad. El rico material reunido hasta ahora es, generalmente, incompleto, a veces muy fragmentario; abarca el A. y el N. T.; está en lenguas originales, como el hebreo y el griego, y en versiones, como en copto; aparecen testimonios de los libros incluidos en el canon tridentino y numerosos apócrifos, algunos desconocidos; el contenido es bíblico puro, parafrástico o está mezclado en diversos tipos de comentarios; hay copias antiquísimas y otras muy recientes.
     
      Los testigos documentales más antiguos del V. y N. T. fueron, durante mucho tiempo, los códices Vaticano (B) y Sinaítico (S), del s. IV d. C. El descubrimiento progresivo de papiros ha traído una revolución. Hay fragmentos evangélicos que pueden llegar a comienzos del s. ii y tal vez hasta mediados del i. Se entiende a veces la p. bíblica en un sentido más amplio, en cuanto incluye también materiales en pergamino y sobre cerámica rota,como en la p. general. En el presente artículo se trata, primero (1), de los papiros del A. y del N. T., de manera general sintética; en segundo lugar (2), de algunos casos concretos que por su valor científico o histórico exigen una especial atención; y, en tercer lugar (3), de temas complementarios, remitiendo, en cada caso, a una bibliografía fundamental y selecta.
     
      l. Papiros bíblicos en general. a. Antiguo Testamento. Schubart confeccionó una lista del material papirológico de contenido veterotestamentario. Se vio progresivamente aumentada por la paciente y constante búsqueda de Calderini (rev. Aegyptus). La mejor lista que se posee hasta ahora, si bien perfeccionable, es la confeccionada por O'Callaghan (1963), en la que incluye papiros, pergaminos y óstraca, en distintas versiones griegas y en otras lenguas, como el copto. Merece atención particular la versión de los Setenta, de la cual hay testimonios de papiros del s. II a. C. al s. VII d. C., y manuscritos en pergamino del IV al XVl d. C. Pertenecen a más de 16.000 manuscritos distintos, y su número ha ido aumentando sin cesar, a partir de la primera lista confeccionada por Rahlfs. Los papiros más importantes son el 905 (P. Oxy. 656, Illd), 957 (Rylands gr. 458, Ila), 961-968 (Chester Beatty IV-X), 2013 (P. Leipzig 39, IVd) y 2055 (PSI 980, III-IVd).
     
      Entre los papiros del A. T., Madrid conserva 20 páginas del disperso códice 967 (IIId), griego, procedente de la colección Photiadés (P. Matr. bibl. 1), editado por Fernández-Galiano. Los otros fragmentos de este mismo códice se hallan en Dublín (Chester Baetty), Princeton, Colonia y Barcelona (inédito).
     
     

BIBL. W. SCHUBART, Einfiihrung in die Papyruskunde, Berlín 1918, 473-474; A. CALDERINI, Tratado de papirología, Barcelona 1963, 163; J. UCALLAGHAN, Papiros bíblicos, en Enc. Bibl., V, 858-866; A. RAHLFS, Verzeichnis der criechischen Hss. des A. T., en Nachrichten der kón. Ges. der Wis. zu Gottingen, Gotinga 1914.


     
      b. Lista de los papiros neotestamentarios. Tras los primeros intentos de sistematización de manuscritos neotestamentarios antiguos, hechos por Tischendorf, Gregory y von Soden, el primero en componer un repertorio de papiros neotestamentarios griegos fue E. von Dobschütz, pero lo dejó interrumpido. Brady pedía en 1947 que se enmendase y continuase. Rápidamente Metzger publicó en el mismo año dicha lista. Notaba que, en realidad no eran 54 en total los papiros clasificados hasta entonces, sino que, por diversas razones, debían reducirse a 51. Poco después Maldfeld y Metzger daban una lista más completa (1949), y casi simultáneamente Maldfeld publicaba la colección más pormenorizada, seguida poco después de una lista de enmiendas. Alcanzaba entonces hasta el P62. Desde 1953, Kurt Aland ha ido poniendo al día las listas anteriores y completando sistemáticamente la materia. En 20 ag. 1968, la lista (última oficial que se ha publicado) contenía 81 papiros, 267 unciales, 2.768 minúsculos y 2.146 leccionarios.
     
      El N. T. es el libro de la Antigüedad que ha quedado en mayor número de copias, si bien muchas de ellas han llegado hasta nosotros en estado fragmentario. El papiro neotestamentario más antiguo es el 52, que contiene un trozo del capítulo 18 del Evangelio de S. Juan y debe datarse en el 125 (Reylands). El 66 es del 200, con dos terceras partes de S. Juan. El 46 es de esta misma fecha y contiene 86 hojas del original que tenía 104, con cartas paulinas. De principios del s. iii es el 75 (Le, lo). De ese mismo siglo hay unos 21 papiros, algunos muy extensos, como el 45. A partir del s. iv predominan losPAPIROLOGIA Y PAPIROS IIpergaminos, con los grandes unciales Vaticano y Sinaítico. Los papiros llegan hasta el s. viIi, pero dejados en la penumbra por los pergaminos. El único de los papiros neotestamentarios que está, por ahora, en España es el P. Barc. L (P6'), que contiene Mt 3,9.15; 5,20-22. 25-28, y fue editado por R. Roca-Puig, conservado en la Fundación San Lucas Evangelista, de Barcelona.
     
     

 

BIBL.: S. BARTINA, Catálogo de los papiros neotestamentarios, «Cultura Bíblica», 17 (1960) 214-222; J. O'CALLAGHAN, Papiros bíblicos. Nuevo Testamento, en Enc. Bibl. V,867-870- fD, «Studia Papyrologica», 3 (1964) 111-116, que llega hasta el P'°; B. M. METZGER, The Text of the New Testament, Oxford 1964, 36-42. 247-255.

 

S. BARTINA GASSIOT

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991