PADRES BLANCOS (Sociedad de los Misioneros de África: P.B.)


El nombre popular nació en Francia por causa del hábito blanco, semejante al de los árabes: túnica y albornoz blancos con rosario de morabito al cuello y fez rojo. La patrona del Instituto es Nuestra Señora de África.
     
      Fundación. El rector del Seminario de Argel, José Girard, de 73 años, presentó al card. Lavigerie (v.) los tres primeros aspirantes, que confió el 18 oct. 1868 al P. Vicent, S. J. como Maestro de Novicios. Convencido de la necesidad de completar la labor de los misioneros por el trabajo de mujeres apóstoles, Lavigerie se encargó de reunir un grupo de ocho jóvenes bretonas en 1869. En 1886 el fundador entregaba a M. María Salomé las reglas del Instituto, en las que se realzaba su carácter internacional y exclusivamente misionero. Así nacieron las Hermanas blancas. El 11 sept 1872, los dos primeros misioneros, PP. Charmetant y Deguerry, establecen en Laghuat el primer dispensario En 1874 los P. B. eran más de 100. A finales de 1875 los PP. Paulmier, Menoret y Bouchard parten hacia Tomboctú a través del Sáhara. A1 salir de El Golea fueron decapitados por sus guías tuaregs. En marzo de 1878 el P. Richar, brillante jinete y tirador, junto con el P. Kermabon se establecen en Rhadamés, al sur de Túnez, punto de confluencia de las caravanas de Trípoli y Tunicia En los Attafs se realiza una experiencia prometedora: la instalación de colonos, árabes y kabiles, cristianos, huérfanos de la epidemia del cólera del 68. Se les asignaron tierras, casa y animales de labor y domésticos. Lavigerie enseñó a los argelinos el cultivo de la vid y lo extendió, importando cepas de Alicante.
     
      Penetración del continente. En 1878 parte de la 1° caravana hacia los Grandes Lagos. Para la 21' (20 jun. 79) destacó entre los misioneros al cap. Joubert, belga, con misión de luchar en la represión de la trata de negros. Fruto de este primer apostolado fueron los 22 mártires de Uganda.
     
      En las Instrucciones a los misioneros Lavigerie aprovecha los informes de la 1•' caravana. La instrucción religiosa debe ser progresiva: Los «postulantes» sólo son aptos para asimilar las verdades naturales; a los catecúmenos se les iniciará en los grandes misterios de la fe y sólo serán neófitos (bautizados), cuando se muestren capaces del perseverante cumplimiento de las obligaciones morales de la vida cristiana, estableciéndose así un catecumenado prolongado (por lo menos 4 años).
     
      Natural éza jurídica. En las Reglas Primitivas se decía que el Instituto era «una sociedad de clérigos seculares viviendo en comunidad y comprometidos entre sí por juramento a consagrarse a las misiones africanas bajo la obediencia de los superiores». El juramento de obediencia sustituye al voto religioso y es el único vínculo jurídico entre cada miembro y el Instituto. Padres y hermanos son igualmente misioneros, estando al servicio de la misión, con la sola diferencia ministerial que confiere el sacerdocio.
     
      Espiritualidad. El cardenal no fue un doctor de vida espiritual, sino un apóstol. Quiso formar apóstoles. Por eso confió la formación de sus misioneros a la compañía de Jesús. Desde los comienzos el estilo de vida espiritual tomó un aire ignaciano, teniendo como punto de apoyo los Ejercicios y la interpretación ignaciana de la obediencia. Esta espiritualidad sólida, pensada para hombres de acción, se ha inculcado a los aspirantes desde los comienzos. Tradición que culminó en la legislación interna, pues el art. 4° de las Constituciones de 1957, presenta la espiritualidad ignaciana, como la seguida oficialmente en el Instituto. El mes de Ejercicios se hace durante el año de noviciado y se repite después de unos 10 años de apostolado. «Para un apóstol -decía Lavigerie- no existe término medio entre la santidad completa, por lo menos anhelada con esfuerzo, y la perversión absoluta. Un misionero sin celo es un monstruo».
     
      En cuanto a la vida de oración «cada equipo determina en consejo, el ritmo de su vida de oración comunitaria e individual, teniendo en cuenta las personas, las exigencias del apostolado y la obligación que tiene de dar testimonio de oración adaptado al ambiente donde vive». (Cap. Gen. 1967). Esto se hace en diálogo abierto con los demás, en un clima de confianza, asumiendo cada uno sus responsabilidades.
     
      Pobreza. «Desde los comienzos, se optó por una forIna peculiar de vida material. El P. B. por no hacer voto de pobreza, guarda sus bienes y el derecho de disponer de ellos. Si puede adquirir, tiene sobre todo el privilegio de poder dar. Miembro de una sociedad sin recursos fijos, cede voluntariamente a la obra emprendida por el instituto una parte de sus adquisiciones y con el resto remedia numerosas necesidades personales. Aceptando así una cierta comunicación de bienes». (Cap. Gen. 1967). «En cada comunidad este sistema comporta dos elementos constitutivos de una verdadera vida fraterna evangélica: Una relativa igualdad y la posibilidad de socorro mutuo espontáneo» (ib.). A los hermanos se atribuye una asignación equivalente a lo que los sacerdotes reciben por los estipendios.
     
      Trabajo en equipo. Regla fundamental, que tiende a evitar los peligros de la soledad: Todo P. B. tiene derecho de estar integrado en un equipo de tres; sólo excepcionalmente puede haber voluntarios aislados.
     
      Adaptación. «Hacerse todo a todos» en los usos y costumbres de los pueblos evangelizados, esforzándose por captar su mentalidad. Tiene importancia especial el estudio de las lenguas africanas. El P. B. nunca debe usar intérprete para catequizar. Ni imponer costumbres occidentales.
     
      Finalidad. La implantación del Reino de Dios de forma estable, por ello se pone especial empeño en la formación de continuadores -responsables. «Los misioneros deben ser iniciadores, porque la labor duradera será realizada por los mismos africanos, transformados en cristianos y apóstoles».
     
      Régimen de gobierno. Curia general (Roma): Superior más 4 asistentes. Gobierno colegial desde el Cap. Gen. de 1967. Las casas están agrupadas en provincias y las misiones en regiones. Los provinciales o regionales son asistidos por un consejo electivo. El provincial es nombrado por el Consejo General previa consulta electoral de todos sus compatriotas, estén en la «provincia» o en «misiones». El regional es nombrado previa consulta de los misioneros de su circunscripción, sin distinción de nacionalidad, pues los P. B. forman equipos internacionales. Estos cargos se renuevan cada tres años. El Cap. Gen. de 1967 ha introducido otros cambios en el régimen de formación teológica en ambiente universitario internacional e igualmente en el año de noviciado.
     
      Campo de acción. Los P. B. trabajan en misiones, seminarios, centros de acción social y de promoción del pueblo, diálogo con los musulmanes, etc., en estos países: Argelia, Túnez, Etiopía, Líbano, Israel, Malí, Ghana, Guinea, Alto Volta, Mozambique, Nigeria, Rwanda, Burundi, Zambia, Malawi, Tanzania y Zaire. En 1973 los P. B. son 3.604.
     
      Los Padres Blancos en España. La primera fundación, Madrid, data de 1948. El Instituto contaba en 1968 con más de 200 españoles. En Logroño radica el centro de estudios Africanum. Las otras casas están en Madrid (provincial), Barcelona, Bilbao y Sevilla. En el XX Cap. Gen. (1967) fue erigida canónicamente la provincia Ibérica por la Santa Sede.
     
      V. t.: LAVIGERIE, CHARLES-MARTIAL.
     
     

BIBL.: «XXI-Chapitre Géneral-Documents Capitulairesn, Roma 1968; E. GALINDO, P. B., A la conquista de África con los P. B., Barcelona 1957; sobre las Hnas. Blancas: SOR M. ANDRÉ DU S. COEUR, Bajo el cielo de África, Barcelona 1957; penetración de los Grandes Lagos Africanos y Mártires de Uganda: Nicp, Frente a frente, Madrid 1945; SOR M. ANDRÉ DU S. COEUR, Uganda, tierra de Mártires, Madrid 1964; F. LADENIUS, 22 cruces en Uganda, Madrid 1964.

 

A. J. MOLINA MOLINA.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991