Oratorianos (Confoedederatio Oratorii S. Philippi Nerii)


S. Felipe Neri se propuso infundir un nuevo espíritu en la vida del clero secular de su tiempo y de Roma. Las prácticas en las que este nuevo espíritu se cristalizó, fueron aprobadas, como reglas, por el papa Paulo V (breve Christi fidelium del 24 feb. 1612). Unos años antes, Gregorio XIII, por la Bula Copiosus in misericordia, 15 jul. 1575, concedió al grupo de sacerdotes que rodeaban a Felipe la iglesia de S. María in Vallicella para que fueran ensayando en ella su nuevo estilo de vida. Así quedó instituida la Congregación del Oratorio de la ciudad de Roma.

La finalidad de los Oratorios es vivir sacerdotes y seglares una vida de comunidad tan semejante como sea posible a las primitivas comunidades cristianas. Más que por reglas, se rigen por la sola caridad, vivida como en familia. Su cohesión interna la reciben de la puesta en común de la Palabra de Dios, de la cual hacen cotidianamente su oración, que, donde es posible, comparten con los seglares. No se hacen votos o juramentos o promesas que pudieran implicar un compromiso. Las comunidades son presididas por el Padre (prepósito), elegido por votación cada tres años. Es ayudado en el gobierno de la casa por dos o cuatro miembros, llamados diputados. La Congregación tiene una amplia libertad en la acomodación concreta de su actividad pastoral y generalmente lleva pocas obras comunes a fin de dejar ancho campo a la vocación personal apostólica de sus miembros, la cual es siempre respetada y ayudada, siendo especialmente encarecido el apostolado entre los jóvenes, tan amado de S. Felipe. Cada Oratorio es totalmente autónomo y se rige independientemente de los demás, siendo erigido ad instar. o imitación del de Roma. Este privilegio tan singular, repetidamente confirmado por la Santa Sede, tiene todavía plena validez a pesar de la Confederación establecida entre ellos, desde 1943. Un Procurador general representa a los Oratorios ante la Santa Sede y una Diputación permanente internacional, regida por un presidente y cuatro miembros ayuda y orienta. Un visitador representa a la Santa Sede y vela por la observancia en las Congregaciones. Todos estos cargos son elegidos por el Congreso internacional que tiene lugar cada 10 años en Roma.

En el s. XVII el Oratorio se introdujo en España Y. Portugal y en todos sus dominios de América y la India A finales del s. XVIII llegaron a contarse 200 Oratorios. Gran cantidad de ellos desaparecieron debido a las perturbaciones sociales y políticas del pasado siglo. Sin duda contribuyó a ello el hecho de no tener una autoridad común, aunque debe también afirmarse que esta autonomía tan peculiar de los Oratorios fue la causa de su introducción en Inglaterra y de su actual florecimiento en Alemania y Estados Unidos. En España, en 1973, hay 10. En México hay 6, y en el resto de Hispanoamérica otros 6; siendo 57 el total, en 1973, en todo el mundo.

Entre los primeros o., deben mencionarse el Card. Baronio; Consolino, predilecto de S. Felipe; Tarugi, brazo derecho de S. Felipe en su apostolado; el b. Juan Juvenal Ancina, después obispo de Saluzzo; así como los b. Sebastián Valfré, apóstol de Turín y Antonio Grassi, del Oratorio de Fermo. De época más moderna, el card. Capecelatro, el card. Newman; Faber y, en nuestros días, el card. J. Bevilacqua, formador en su juventud del papa Paulo VI en el Oratorio de Brescia. Entre los españoles se destaca el célebre científico y teólogo Tomás Vicente Tosca del extinguido Oratorio de Valencia.

El Oratorio francés fundado por el card. P. de BeruIle, nacido también de la preocupación de la reforma del clero, tiene unos fines y un espíritu muy análogos al Oratorio romano, pero con la diferencia esencial de ser gobernado por un superior general; se ha distinguido por su dedicación a los estudios sagrados y profanos ya la juventud. Su segundo superior general fue el P. de Condren, bajo cuyo gobierno se redactaron las Constituciones. Otros nombres distinguidos en el Oratorio francés han sido los teólogos Metezeau y Luis de Thomassin, el místico Gratry y el célebre orador sagrado Massillon. En 1973, el Oratorio francés cuenta con 15 casas y 113 miembros.

 

BIBL. : L. PONNELLE y L. BORDET, S. Philippe Neri et la Société Romaine de son temps, 2 ed. París 1928; Card. A. CAPECELATRO, Vida de S. Felipe Neri, Barcelona 1895; L. BUSSEREAU, El espíritu de S. Felipe Neri, Barcelona 1922.

S. ALEMANY ESTEVE.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991