NEHEMIAS


(En hebreo: nehemy5h=Yahwéh consuela; en los Setenta: Neemías; en la Vulgata, Nehemías), nombre de un personaje bíblico posexílico y título de un libro histórico de A. T.
      I. EL PERSONAJE. N. fue gobernador de Judea e insigne reorganizador de la comunidad judía después del exilio.
      Genealogía y oficio en la corte persa. La única fuente para conocer esta gran figura es el libro canónico que lleva su nombre. Escasos datos nos ha trasmitido de su familia, lo que nos hace sospechar que no procedía de una estirpe demasiado ilustre, aunque sus ascendientes habitaron en Jerusalén, donde se hallaban las tumbas de sus antepasados (Neh 2,3.5). Era hijo de Helcías (1,1); conocemos el nombre de un hermano suyo, llamado lanani (1,2; 7,2). Desempeñaba N. el oficio de copero del rey Artajerjes I (465-424 a. C.) en la corte de Susa (1,11). Este cargo honorífico exigía especiales cualidades en la persona destinada a tal función. De aquí que fuese de toda confianza del rey. No era sacerdote como explícitamente afirma 2 Mach 1,21 según la Vulgata, que traduce erróneamente en este pasaje el texto original griego.
      Primera administración. a. Ocasión. El a. 20 de Artajerjes I, el 445 a. C., en el mes de Casleu (noviembrediciembre) supo N., por su hermano Jananí y otros acompañantes de Judá, la triste situación de los judíos repatriados del destierro (1,1-3). Consternado por tan graves noticias, ayunaba y oraba día y noche (1,4) con una plegaria humilde y confiada en la fidelidad y misericordia de Dios (1,5-11). Tres meses más tarde, al escanciar en la mesa real, adivinó el rey, a través de su semblante melancólico, su gran aflicción de corazón, y le interrogó por su causa. El copero manifestó humildemente el motivo, suplicándole varios años de permiso para visitar Jerusalén y edificar sus murallas. El rey no sólo le concedió el permiso solicitado sino que le facilitó recursos y una escolta para seguridad del viaje (2,1-8).
      b. Actividad en Jerusalén. Llegado a Jerusalén (v.), sin revelar a ninguno sus proyectos por temor a sus enemigos, quiso inspeccionar él mismo, acompañado de un puñado de hombres, la situación de los muros (2,11-16). Reuniendo entonces a los magistrados, magnates y sacerdotes, les expuso cómo Dios le había protegido para obtener del rey persa autorización para reedificar las murallas, convenciéndoles a emprender la obra (2,17.18).
      No tardaron los adversarios de los judíos, Sambalat, Tobías (personaje distinto del protagonista del libro de Tobías) y Guesem en mofarse de los trabajos emprendidos y tildarles de rebeldes a las órdenes del rey. No se dejó amedrentar N. y rebatió con entereza sus intromisiones (2,19-20).
      Dividió la obra en varias secciones que asignó a otros tantos grupos de trabajadores (3,1-38). Prosiguieron las mofas de Sambalat y Tobías, a las que N. respondía con una oración íntima a Dios (4,1-7). Pero, encontrándose la reconstrucción a mitad de su proyecto, se coligaron con Sambalat y Tobías ciertas tribus árabes, para atacara Jerusalén. Los judíos se encomendaron a Dios y N. puso guardias y vigías. Para precaver cualquier sorpresa, armó a la mitad de sus acompañantes, mientras la otra mitad trabajaba con la espada ceñida (4,7-23).
      c. Dificultades interiores y exteriores. Además tuvo N. que solucionar las graves quejas de los obreros, provocadas por los abusos sociales de muchos hacendados usureros. A tal efecto convocó una asamblea, y de un modo persuasivo, proponiendo como ejemplo la esplendidez de su propia conducta, los comprometió a condonar las deudas (5). Viendo los muros levantados, los antiguos enemigos le tendieron nuevas asechanzas, que N. supo esquivar astutamente. De este modo con valentía e intrepidez concluyó la reconstrucción de las murallas (6,1-16).
      d. Dedicación de las murallas. Una vez terminados los muros, dispuso N. dedicarlos solemnemente a Dios. Previa una purificación general, divididos en dos grupos recorrieron la parte externa de las murallas, encontrándose en el Templo, donde se ofrecieron sacrificios como final de la fiesta de la Dedicación (12,27-42). Como en tiempos de Salomón, se estructuró todo lo concerniente al servicio dei Templo (12,43-46), y repobló la Ciudad Santa (7; 11; 12,1-26).
      Segunda administración. Expirado el permiso, el a. 433 a. C., volvió N. a la corte persa. Desconocemos el tiempo que allí permaneció. Regresado de nuevo a Jerusalén, constató algunos abusos que corrigió enérgicamente (13,1-22). Aunque ya se habían tomado fuertes medidas contra los matrimonios mixtos, siguieron algunos casándose con mujeres extranjeras. Evocándoles los castigos que Dios había enviado por esta causa al pueblo de Israel, disolvió tales matrimonios tomándoles juramento de que en adelante no volverían a hacerlo (13,23-31). Para subsanar de una vez para siempre todas estas deficiencias, convocó a todo el pueblo, que se obligó bajo juramento a guardar la Ley (10,1-35).
      Otras informaciones de la tradición judía. El Eclesiástico (49,13) alaba la actuación de N. por la restauración de Jerusalén; en 2 Mach 1,18-36 se le atribuye la restauración del Templo (v.) y de los sacrificios; y 2 Mach 2,13 le considera como compilador de los Libros Santos. F. Josefo (Ant. luda. X1,5,6-8), que erróneamente lo coloca bajo el reinado de Jerjes 1 (v.), lo ensalza como restaurador de Jerusalén y afirma que, lleno de gloria, murió a edad muy avanzada.
      N. es, por tanto, una gran figura israelita del tiempo posexílico, lleno de una fidelidad inquebrantable a Dios y de un amor generoso hasta el extremo hacia su pueblo. Conmovido por la situación verdaderamente lamentable de los repatriados, captó con ingenio la benevolencia del rey persa y, sin reparar en sacrificios, cargó sobre sus hombros una empresa que habría de proporcionarle muchos disgustos, preocupaciones y trabajos. Él, empero, protegido por Dios, en- quien confiaba, y adornado con una serie de cualidades nada comunes, supo vencer dificultades, esquivar asechanzas, persuadir a sus hermanos con eficacia, hasta lograr la restauración esplendorosa del Templo y de la Ciudad Santa, y unido a Esdras estructurar religiosamente la comunidad judía posexílica.
      II. EL LIBRO. (En hebreo: Nehemyith; en los Setenta: Lógoi Neemía y `yiú Jelkía; en la Vulgata: Liber Nehemiae qui et Esdrae secundus dicitur). Título de un libro histórico del A. T., en que se narra la restauración de la comunidad judía repatriada, llevada a cabo por N., primero copero en la corte persa y gobernador más tarde de Judea.
      El libro de Nehemías (Neh) formaba originariamente una unidad con el libro de Esdras (v.), del que es continuación. Fue separado de éste en época cristiana (ca. el s. v), debido probablemente a la frase: «Palabras de Nehemías, hijo de Helcías» (Esd 11,1=Neh 1,1), y a que N. constituye el protagonista del libro.
      Autor y datación. La tradición judía, en general, atribuye la composición de este libro a Esdras, si bien en ocasiones considera la última parte de Esd, equivalente al libro de Neh, como obra de N. Los testimonios cristianos de la Antigüedad a este respecto no son explícitos, porque los Padres no comentaron este libro. Implícitamente parece que admiten a Esdras como autor. Esta sentencia, llamada tradicional, tiene todavía algunos seguidores. La datación del libro, consiguientemente, habría que colocarla entre los a. 450-425 a. C.
      La sentencia generalizada hoy sostiene que Esdras no es el autor de Neh, y retrasan su redacción hasta la época helenística. En nuestra opinión, el redactor de Neh debió ser un testigo ocular de los hechos del gobernador N., e íntimo colaborador de Esdras, sacerdote y escriba, a cuya escuela debió pertenecer. Utilizó para ello las memorias genuinas de N., a las que añadió otras informaciones como Neh 12,1-26.44-47. La datación de Neh, por tanto, podría fijarse ca. el a. 400 a. C. (V. ESDRAS II).
      Fuentes y autoridad. La base del libro está constituida por las memorias de N. Ciertamente pertenecen a ellas los cap. 1-7; 13, en que N. habla en primera persona. A éstos hay que añadir el cap. 11, cuya lista de repobladores de Jerusalén responde al proyecto del propio N. (7,5), y Neh 12,27-43, que es la continuación lógica del cap. 11. Los elencos intermedios (12,1-26) son obra del redactor, quien se sirvió para ello de las Crónicas del Templo (12,22). Un problema más difícil plantean los cap. 8-10, cuyo encuadramiento cronológico no es del todo fácil. Parece ser composición del redactor, testigo ocular de los hechos. Finalmente, en Neh 12,44-47, compendia el redactor las medidas tomadas por N. para la restauración esplendorosa del culto.
      De lo expuesto se deduce el valor histórico del libro. Para precisar más su alcance, conviene determinar el género literario. Neh se cataloga entre las autobiografías en sentido amplio, ya que no nos ofrece más que un resumen muy fragmentario de la vida del autor. La denominación de «memorias», con que se le designa, no parece tan exacta como la de «memorial» (así Mowinckel y otros), que el propio N. depositó en el Templo como un testimonio perpetuo de su labor restauradora para implorar de Dios su misericordia.
      Argumento y división. En el libro se describe la restauración política y religiosa de la comunidad judía posexílica, llevada a cabo por N. coadyuvado por Esdras (v. I).
      El libro puede dividirse en dos secciones: a) Historia de N., que comprende la primera (cap. 1-7; 11-12) y la segunda misión (cap. 13), y b) la lectura de la Ley y renovación de la Alianza (cap. 8-10), que está insertada entre las dos administraciones del gobernador.
      Solución a diversos problemas. A pesar de la abundancia de documentos, la exégesis de Neh es a veces espinosa y difícil, porque aquéllos se presentan en desorden. Conforme a la opinión generalmente admitida, el orden de los capítulos de Neh habría que restituirlo del modo siguiente: Neh 1,1-7,72a; I1-13; 10. En cambio Neh 7, 72b-8 habría que insertarlo después de Esd 8, y Neh 9 después de Esd 10.
      Parece que el autor ha procedido en la composición del libro atendiendo a la analogía de los hechos. Ha tomado como marco el memorial de N. con sus dos sucesos fundamentales: la reconstrucción de las murallas y la reorganización de la ciudad conforme a la Ley. Para el primer hecho se sirvió directamente del memorial de N. Para el segundo contaba con otros documentos que insertó entre las memorias del gobernador. No le importaba tanto al redactor la cronología de los hechos cuanto la analogía de los mismos. De este modo, en lugar de colocarlos al final como apéndice, los insertó en medio del memorial, dislocando parte de éste. Así intercala la promulgación de la Ley hecha par Esdras para subsanar la ausencia de la proclamación de la ley que supone Neh 13,1-3. Con este artificio el autor presenta en una misma panorámica a Esdras y a Neh como autores de la reorganización política y religiosa de la comunidad judía posexílica.
      Una cuestión muy debatida y difícil de resolver es la cronología de Esdras y N. Nos inclinamos por la sucesión de N. Esdras.
      Lengua y texto. El libro, escrito en hebreo, ha llegado hasta nosotros sustancialmente en buen estado, pero deficiente en la transcripción de nombres y números. Baste para ello comparar algunos documentos que se reproducen en otros pasajes bíblicos, como Neh 11,3-20 con 1 Par 9,3-17.
      V. t.: ESDRAS; CRÓNICAS, LIBROS DE LAS.
     

BIBL.: Católicos: E. MANGENOT, Néhémie, en DB IV,1565-1579; A. LEFEVRE, Néhémie et Esdras, en DB (Suppl.) VI,393-424; G. DINDORFIUS, Flavii Josephi opera, París 1865; H. BRUECKERS, Die Bücher Esdras, Nehemias, Tobias, Judith und Esther übersetzt und eklárt, en Herder's Bibelkommentar IV,2; A. FERNÁNDEZ, Comentario a los libros de Esdras y Nehemías, Madrid 1950; A. GELIN, Le liare d'Esdras et Néhémie, 2 ed. París 1960; B. M. PELAIA, Esdra e Nehemia, en La Sacra Bibbia, Turín 1957; L. ARNALDICH, Esras, Nehemías, en Biblia comentada, Madrid 1961; B. UBACH, 1 i II dels Paralipómes-Esdras-Nehemias, Montserrat 1958; A. VAN HOONACKER, La sucession chronologique NéhémieEsdras, «Revue Biblique» 32 (1923) 481-494; 33 (1924) 33-64; F. MEZZACASA, Esdras, Nehemías y el año sabático, «Revista Bíblica» 23 (1961) 1-8; 82-96; S. NAVARRO, ¿Esdras Nehemias?, «Estudios Bíblicos» 5 (1933) 12-19; A. IBÁÑEZ ARANA, Sobre la colocación de Neh 10, «Estudios Bíblicos» 10 (1951) 379-402. No católicos: L. W. BATTEN, A Critical and Exegetical Commentary on the Books ol Ezra and Nehemia, en The international Critical Comentary, Edimburgo 1913; K. GALLING, Die Bücher der Chronik, Esra, Nehemia, en Das Alte Testament Deutsch, Gotinga 1954; W. RUDOLPH, Ezra und Nehemia, Tubinga 1949; C. M. VOGT, Studie zur nachexilischen Gemeinde in Ezra-Nehemia, Jerusalén 1966; S. MOWINCKEL, Studien zu dern Buche Ezra-Nehemia, I-II, Oslo 1964-65.

 

R. MASSÓ ORTEGA.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991