LIBROS LITÚRGICOS
l. Su origen. Llámanse I.I., aquellos en los que se han incluido las fórmulas y
las normas para la celebración de la Sagrada Liturgia (v.) y han sido aprobados
como tales por la competente autoridad eclesiástica.
Se ha discutido mucho, especialmente por los liturgistas eruditos del s.
XVIII, sobre la fecha en que comenzaron a escribirse las fórmulas destinadas a
la celebración de la Liturgia. De todo cuanto se ha dicho podemos deducir lo
siguiente:
a) En el s. I no conocemos formularios litúrgicos escritos, a excepción de
la S. E.; b) En los ss. u-ni aparece precisada la anáfora (v.) en una fórmula
invariable o en un resumen descriptivo de su contenido, como se encuentra en las
Apologías de San lustino (v.) y sobre todo en la Traditio Apostolica de Hipólito
(s. III; v.) (cfr. ed. B. Botte, París 1946); c) En los s. IV-V se produce un
rápido y extraordinario desarrollo litúrgico, al que correspondió una gran
proliferación de fórmulas litúrgicas especialmente en África e Italia. Aparecen
los primeros Libelli missarum, es decir, breves formularios para la celebración
de la Misa, de los que nos quedan un modelo oriental en el libro octavo de las
Constituciones Apostólicas (v.) y otro occidental en el misal Stowe y en las
Misas de Mone. Existen no pocos documentos de esta época en los que expresamente
se alude a colecciones de fórmulas litúrgicas, sobre todo para que no se
emplease en la celebración de la Liturgia fórmulas incorrectas o heréticas; así,
p. ej., el can. 21 del llamado cuarto Concilio de Cartago dice expresamente: «cum
altari assistitur, semper ad Patrem dirigatur oratio. El quicumque sibi preces
aliunde describit, non eis utatur, nisi prius eas cum instructioribus fratribus
contulerit» (cfr. Mansi, III, 922); por la misma época el Conc. Milevitano II
ordena que se usen solamente las fórmulas litúrgicas aprobadas por el concilio y
da una lista de ellas (cfr. Mansi, IV,325, can. 12); antes, el mismo S. Agustín
se vio en la necesidad de llamar la atención sobre los textos litúrgicos y pide
que sean revisados por personas competentes, pues a veces se encuentran en ellos
doctrinas contrarias a la fe católica (cfr. De baptismo, VI,25); d) En los s. V-VII
se hicieron las primeras colecciones de formularios litúrgicos y ellas dieron
lugar a los I.I. más antiguos que se conocen, como son los sacramentarios, los
evangeliarios, los leccionarios, el cantatorium, el antiphonarium y otros libros
menos importantes.
Agrupamos todos los I.I. en dos apartados: I.I. antiguos y I.I. modernos
hasta el conc. Vaticano II. Una de las características de estos libros, aparte
otras, es que siempre se ha procurado editarlos con todo esmero, cuidando los
detalles de ornamentación y dignidad dado el alto uso a que están destinados: la
Liturgia, que es al mismo tiempo culto perfecto a Dios y santificadora de los
hombres.
2. Libros litúrgicos antiguos. A) Sacramentarios. Se da este nombre al
libro que contenía las plegarias que había de recitar o cantar el obispo o el
presbítero en la celebración de la Misa y en la administración de los
sacramentos y sacramentales que tenían alguna relación con la sintaxis
eucarísticas de ciertos días, p. ej., los textos litúrgicos del Bautismo y de la
Confirmación. Su nombre se deriva de la expresión Sacramental cacere que
equivalía a `celebrar la Misa', expresión que ya se usaba en los tiempos de S.
Agustín (cfr. Epist. 149). El término sacramentarium aparece por vez primera en
Genadio (De script. eccl., c. 97). Tales colecciones de fórmulas litúrgicas se
conocen también con los nombres de libellus, librr mysteriorum, libellus
sacratorius, missalis librr, missale...
Los numerosos sacramentarios que han llegado hasta nosotros, compuestos en
el ámbito de Roma, pueden clasificarse en tres grupos: a) el Leoniano o
Veronense; b) el Gelasiano; c) el Gregoriano, porque sus primeros editores lo
atribuyeron respectivamente a los papas León I (m. 461), Gelasio I (m. 496), y
Gregorio Magno (m. 604), no tanto como obras auténticas de estos Papas, sino
porque su composición refleja claramente tres épocas litúrgicas distintas en las
que ellos han tenido una parte destacada, sin descartar que algunas de sus
piezas fuesen obra de estos Papas.
a) Sacramentario veronense o Leoniano. El manuscrito de este sacramentario
se halla en la biblioteca capitular de Verona con el n° 85 (antes n° 80); fue
encontrado por José Bianchini y publicado en 1735 (Anastasii biblioheca, Vitae
Rom. Pont. Roma 1735; esta edición es la que reproduce Migne (v.) en su
monumental Patrología Latina, vol. 55, col. 21-156). Muratori volvió a
publicarlo en su obra Liturgis romana vetus 1 (1748, 1760 y 1771); C. L. Feltoe
hizo una edición crítica del mismo en 1896 (Sacramentarium Leonanium, Cambridge);
finalmente, L. C. Mohlberg, O. S. B., hizo una muy bien cuidada edición en 1956
(Sacramentarium Veronense. Rerum ecclesiasticarum documenta, collectio
anselmiana, Roma). Más que un I.I. propiamente dicho, podemos decir que es un
florilegio de los distintos formularios litúrgicos que existían en la época del
recopilador, por eso aparecen varios formularios litúrgicos para una misma
festividad. Comúnmente se admite hoy por todos cuantos lo han estudiado que no
se trata de un libro destinado al culto, sino más bien de una fuente de donde se
pueda tomar buen material para componer los formularios litúrgicos destinados al
culto (sólo H. Frere admite lo contrario: Studies in early Roman Liturgy, «Alcuin
club collection», 28, 1930, 37).
Divide las fórmulas litúrgicas según las meses del año civil y mezcla los
textos litúrgicos del santoral con los del propio del tiempo. Una de sus
características es la de ser el más romano de los tres tipos de sacramentarios,
como lo muestran las fiestas de santos a que se refiere el formulario y las
indicaciones precisas de los lugares en que se habían de celebrar los divinos
misterios, que tanto sirvieron a De Rossi para descubrir e identificar no pocos
monumentos antiguos de la Roma cristiana.
En cuanto al autor y a la fecha de su compilación, los críticos no se
ponen de acuerdo. Bianchini vio una cierta relación del estilo de sus fórmulas
con el estilo de las de S. León Magno (440-461; v.) y hay que admitir que
algunas se remontan a esa fecha y llevan una cierta impronta leoniana; pero
otras llevan el sello de los pontificados de los papas Gelasio (492-496; v.) y
Vigilio (537555); sin embargo, puede decirse que la mayor parte de sus fórmulas
pertenecen a la primera mitad del s. vi (cfr. B. Capelle, Messes du Pape Gélase
dans le sacramentaire léonien, «Revue Benedictine», 56, 1945-1946, 1241; A.
Chavasse, Messes du pape Vigile (537-555); dans le sacramentaire Léonien, «Ephemerides
Liturgicae», 64, 1950, 161-213; ib. 66, 1952, 145-219). En cuanto al compilador
de estas fórmulas, se nota que es un profundo admirador de la liturgia de Roma,
pero de ahí no se deduce que fuera romano, pues la historia de la Liturgia nos
muestra que muchas veces fueron los no romanos los que mejor sabían apreciar los
tesoros litúrgicos de Roma; algunos han pensado que el códice veronés proviene
de Bobbio y no faltan quienes señalan como lugar de procedencia España, África o
Rávena. El códice está mutilado desgraciadamente al comienzo, por eso sólo se
tienen las fórmulas litúrgicas desde la Misa de los santos Tiburcio y Valeriano
(mes de abril) hasta diciembre inclusive. El calendario es pobre: fuera de unas
cuantas fiestas del Señor, se señalan unas 25 más de los santos. Cada fiesta
tiene su prefacio propio, y después de la poscomunión siempre se encuentra una
oratio super populum, como en las ferias de Cuaresma del misal actual, muchas de
cuyas fórmulas han sido tomadas de este sacramentario; hay quienes han llegado a
contar unas 175, entre ellas las siguientes del Ordinario de la Misa: Aufer a
nobis, Deus qui humanae substentiae, Quod ore sumpsimus... que allí aparecen en
otros lugares, como colectas, poscomuniones, etc.
b) Sacramentario Gelasiano. Fue publicado por vez primera por el Card.
Tommasi en 1680, según un manuscrito del s. VII-VIII, que perteneció tal vez a
la abadía de S. Dionisio de París y se conserva actualmente en la Biblioteca
Vaticana (con la signatura Reg 316; cfr. Card. Tommasi, Opera, ed. Vezzosi, t.
6,1-229); en 1748 lo publicó nuevamente Muratori con el título Sacramentarium
Gelasianum sive librr sacramentorum Romanae Ecclesiae a sancto Gelasio I Papa,
uti videtur, concinnatus, y desde entonces se ha llamado a este Sacramentario
falsamente Gelasiano, ya que ni el título del manuscrito: incipit librr
sacramentorum Romanae Ecclesiae ordinis anni circuli, ni la investigación
histórica que se ha hecho del mismo permite atribuirlo al Papa S. Gelasio. Migne
en su Patrología reproduce la ed. del Card. Tommasi (cfr. vol. 74, col. 1049);
Wilson hizo una edición crítica en 1894 (The Gelasian Sacramentary, Oxford). El
texto de 16 folios del códice (fol. 41-56), sacados, no se sabe cómo, del
manuscrito de la Biblioteca Vaticana Reg. 316 y conservados en la Biblioteca
Nacional de París, fue publicado por Lówe (en «Journal of theological Sudies»,
27, 1925-1926, 357-373); últimamente se ha hecho una nueva edición del mismo con
introducción, notas e índices por los benedictinos Mohlberg, Eizenhoefer y
Siffrin, sumamente recomendable, como todas las ed. de textos litúrgicos
realizadas por ellos en los últimos años, por su probidad científica (cfr. Liber
Sacramentorum Romanae Ecclesiae (Gelasianum), Rerum Ecclesiasticarum Documenta,
collectio Anselmiana, Roma 1960).
La fecha aproximada en que se cree que fue compilado, según la crítica
actual, es la del año 750, y como lugar se señala la región de París (en las
abadías benedictinas de San Dionisio o tal vez de Corbie); aunque escrito este
códice en Francia, su compilación no se hizo allí, sino en Roma, como ya en 1889
apuntó L. Duchesne y últimamente ha sido largamente mostrado por A. Chavasse (cfr.
Le Sacramentarie Gelasien, Tournai 1958; si bien sus conclusiones han de ser
sometidas a una crítica más precisa, con todo es sumamente importante esta obra
en orden a la historia de este Sacramentario por encontrarse allí las distintas
opiniones de los críticos hasta la fecha de su publicación).
Difiere del Veronense o Leoniano no sólo en la distribución de las fiestas
y fórmulas litúrgicas (con pocas diferencias, como en los Misales actuales),
sino también en que sólo trae un formulario para cada fiesta, con algunas
excepciones; la oratio super populum no se encuentra únicamente en las ferias de
Cuaresma, sino también en otras fiestas; trae muchas piezas propias del
ordinario de la Misa, como el Hanc igitur y otras; no aparecen en él formularios
de Misas para los jueves de Cuaresma; no indica las estaciones romanas y da una
gran importancia al ritual, lo cual da a entender que se trata de un I.I.
preferentemente sacerdotal y para ser usado fuera de Roma. Se desconoce el texto
original, y las copias que han llegado hasta nosotros tienen muchas
interpolaciones de origen galicano (cfr. A. Chavasse, o. c.).
c) Sacramentario Gregoriano: De este Sacramentario existen diversos tipos.
Todos comienzan con este título: Incipit Liber sacramentorum de circulo anni
expositus a S. Gregorio papa Romano editus. De él se han dado muchas opiniones.
Los liturgistas del s. xvii atribuían este Sacramento al papa S. Gregorio Magno
(v.), e incluso en nuestra época casi todos los autores piensan que el verdadero
autor es el mismo S. Gregorio, pero no de los textos que hoy podemos leer en los
diversos códices: S. Gregorio no quiso imponer su liturgia categóricamente, sino
sólo una ordenación general de la celebración litúrgica; salvo lo determinado
para el canon de la Misa, los demás formularios podían variar según las diversas
regiones. El Sacramentario compuesto por S. Gregorio es para un año determinado,
pero en los años siguientes se incorporaron en él diversas adiciones y
modificaciones. De este Sacramentario se tienen dos tipos principales que a su
vez dieron origen a otros que se ramificaron en diversas familias de códices (cfr.
M. Righetti, Historia de la Liturgia, I, Madrid 1955, 267-270). Los dos tipos
principales son: a) el Gregoriano-Paduense, cuyo manuscrito se conserva en la
Biblioteca de Padua (cod. Pad. D. 47) y fue editado en 1927 por el P. C.
Mohlberg (Die ültaste arreichbare Gelstalt des Liber Sacramentorum anni circuoi
der rómischen Kirche, Miinster); b) el Gregoriano-Adriano, cuyo manuscrito se
conserva en la Biblioteca de Cambrai [con la signatura n° 159 (164)] y fue
publicado en 1921 por H. Lietzmann (Das sacramentarium gregorianum nach den
Aachener Urexampler, Münster).
En la edición de Mohlberg se encuentran las variantes de los tipos; de su
comparación podemos deducir que los dos tienen casi una misma fuente común, cuya
época puede determinarse por el examen de las fiestas de los santos, p. ej., la
fiesta del 2 de feb. no es anterior al pontificado del papa Teodoro (642-649);
cada uno tiene formularios propios, p. ej., el Paduense admitió la fiesta de la
Degollación de S. Juan Bautista que aparece en el Cod. Reg. 316 y también la de
la Invención de la Santa Cruz (3 de mayo), sin embargo, no tiene la fiesta de S.
León Magno introducida por el papa Sergio I (687701), la cual se encuentra en el
Adriano, luego no existía en el arquetipo del Paduense; y también puede determi
narse que la revisión que da el Paduense se hizo entre los años 650 y
683-686; el Adriano trae también las Misas de los jueves de Cuaresma,
introducidas por el papa Gregorio II (715-731), luego el arquetipo romano de
donde procede el Adriano existió en los años 740-750. Chavasse ha corregido
algunas de las opiniones del P. Mohlberg (cfr. o. c., 526-568), de donde se
deduce que el Paduense no es el Sacramentario Gregoriano puro sino según una
revisión influenciada por el Gelasiano; en los s. VII y VIII se hicieron muchas
adiciones al Gregoriano y así fue enviado a Carlo Magno por el papa Adriano I
entre los años 784-791, y de ahí el nombre también de Adriano. Al ser prescrito
para Francia sufrió algunas modificaciones, hechas, según unos, por Alcuino (v.)
o, según otros, por S. Benito de Aniano, p. ej., la Misa para la fiesta del papa
S. Gregorio, y en el Canon de la Misa las adiciones: et antistite nostro, et
omnibus orthodoxis..., pro quibus tibi of ferimus vel; también añadió la
bendición del cirio pascual, lecturas de la vigilia pascual, etc. El muy
importante trabajo de Alcuino, o de S. Benito de Aniano, satisface a los
historiadores de la Liturgia (cfr. J. Deshusses, Le Sacramentaire Grégorien,
Friburgo, t. I 1971, t. 11 1979).
B) Leccionarios. Con este nombre se designan los epistolarios y
evangeliarios que contienen las lecturas bíblicas para la celebración de la
Palabra de Dios en la sinaxis eucarística. En la Liturgia primitiva no existían
estos libros, pues las lecturas se hacían del mismo libro de la S. E. de un modo
seguido, salvo en algunas fiestas; más tarde se indicó en el margen del libro de
la S. E. la lectura que había de hacerse, luego se indicaron en tablas o
capitula al comienzo del libro, de ahí el nombre de Capitulare dado a estos
elencos; más tarde se reservó el nombre de capitulare para los evangeliarios y
el de comes para los epistolarios (cfr. A. Chavasse, Le calendrier romain du VI
e VII s. L'ancien contenu du calendrier dominical, «Recherches de Sciences
Religieuses», 41,104).
Uno de los Leccionarios de que se tiene noticias más remotas es el que
circuló en la Edad Media con el nombre de S. jerónimo, con una carta a
Constancio, obispo de Constantinopla, pero ambas cosas son apócrifas, y, aunque
no se conoce el autor, puede darse con bastante seguridad como fecha de su
redacción el final del s. V o los comienzos del VI. Otro muy famoso fue el Codex
Fuldense con el epistolario de Víctor, obispo de Capua (antes del año 546), que
estaba en uso en la liturgia beneventana de gran importancia para la historia de
la liturgia romana antigua. También es importante el Capitulare de Wuzburgo
(principios del s. VII) que es un leccionario completo y representa un sistema
de lecciones vigentes en un tiempo no muy lejano a S. Gregorio Magno (cfr. Dom
G. Morin, Le plus anclan Comes de PEglise romain, «Revue Bénédictine», 1910, 41
ss., reproducido en DACL art. Lectionnaire). El llamado Comes de Alcuino,
compilado hacia el año 782, fue publicado por el Card. Tommasi y en 1937 por Dom
Wilmart teniendo a la vista un manuscrito descubierto por él (cfr. Comes ab
Alcino emendatus, «Ephemerides Liturgicae», 51, 1937, 136-197). En España es
importante el Liber Comicus (cfr. J. Pérez de Urbel, A. González y
Ruiz-Zorrilla, Liber Comicus, ed. crítica, Madrid 1940-55, 2 vol., Monumenta
Hispaniae sacre, serie liturgica, 2-3; A. Mundó, El Comicus palimpsest París,
Lat. 2269..., «Liturgia» 1, Montserrat 1950, col. Scripta et Documenta,
7,151-275). El más completo de la liturgia galicana es el de Leuxeuil (cfr. P.
Salmon, Le Lectionnaire de Luxeuil, Roma 1944-53, 2 vol., Collectanea biblica
latina, 7 y 9).
C) Ordines Romani. Ordo u ordinarium designa el libro que contiene las
descripciones y prescripciones de las diversas ceremonias del culto (v. t.
RÚBRICA), pues los otros libros sólo contenían las fórmulas y el canto. Son muy
importantes para la historia de la Liturgia e incluso para el dogma, p. ej., el
rito de la inmixtio. Los manuscritos de los Ordines son numerosos, pues eran
directorios necesarios para la celebración. C. Cassander y M. Hittorp editaron
muchos de ellos a fines del s. XVI; Dom Mabillon en el vol. II de su obra
Musaeum italicum incluyó los Ordines desde el s. IX hasta el s. XV; Dom Marténe
y Muratori incluyeron algunos ya editados por Mabillon en su obra De antiquis
Ecclesiae ritibus; Bianchini editó el Ordo Veronansis del tiempo de Carlo Magno
en la edición del Liber Pontificalis; M. Gerbert editó nuevos textos de Ordines
en el vol. II de su obra Monumenta veteris liturgicae Alemannicae (segunda mitad
del s. XVIII); Mons. Duchesne incluyó en el apéndice de su obra Origines du
culte chrétien (Sa ed. De Boccard, 1920) varios Ordines del s. ix hasta ahora
desconocidos.
Pero sobre todo merece citarse de un modo especial la edición científica
de los Ordines Romani realizada por Michel Andrieu en seis vol. (Les Ordines
Romani, Lovaina 1931-61, en Specilequium Sacrum Lovaniense, 11, 23, 24, 28, 29).
El vol. I está dedicado al inventario y clasificación de los manuscritos y a la
historia de conjunto de los Ordines; el II contiene los Ord. 1-13; el III los
Ord. 14-34; el IV los 35-49; el V el Ord. 50; el vol. VI contendrá los índices.
La evolución compleja de los Ordines Romana la encontramos esclarecida en esta
magnífica obra de Mons. Andrieu.
D) Misales plenarios. Se llaman así los I. I. para la Misa en que se
encuentran en un solo libro todas las fórmulas litúrgicas para su celebración.
Ya en el s. VII aparece un manuscrito singular llamado Misal de Bobbio en el que
con las oraciones del celebrante aparecen también las lecturas, si bien no
contiene los cantos de la Misa. El siglo propio del Misal plenario es el XI, de
tal forma que a partir de esa fecha disminuyen los Sacramentarios y aparecen con
más frecuencia los Misales plenarios hasta que en el s. XIII, con la aparición
de las órdenes Mendicantes y con todo lo que ellas trajeron consigo, se hizo
general.
E) Pontifical. Es el libro que contiene los ritos litúrgicos reservados
únicamente al obispo, p. ej., la Confirmación, las ordenaciones, la consagración
de las iglesias, etc. La necesidad de este libro vino del hecho histórico de
generalizarse el sacramentario para uso también de los presbíteros,
suprimiéndose las acciones litúrgicas propias de los obispos, como se ha visto
en el Gelasiano. La primera noticia que se tiene de este libro data del s. VIII,
pero su época principal está comprendida entre los SS. XI-XII.
Los Pontificales principales son: el de Egberto de York (732-766),
Pontificale Pictaviense (Poitiers, s. IX), Pontifical de Constance (s. IX), los
cuales contienen los usos romanos mezclados con otros propios de diversas
regiones. Pero el Pontifical más importante es el Pontificale romanno-germanicum
del s. X, cuya compilación fue hecha por un monje de la abadía de S. Albano de
Mayence hacia el año 950. A fines del mismo s. X se encuentra este Pontifical en
Roma y es el que se utiliza en los siglos siguientes, hasta que en el s. XIII
Durando de Mende escribió el suyo que es el antepasado directo del actual
Pontifical Romano (cfr. P. De Puniet, Le Pontifical Romain, Histoire et
Commentaire, 2 vol., Lovaine 1930; V. Leroquais, Les Pontificaux manuscrita des
Biblitoh. publig. de France, 3 vol. París 1937; M. Andrieu, Le Pontifical Romain
aun moyen-áge, 3 vol. y uno de índices, Roma 1938-1941, colec. Studi e Test¡ de
la Bibliot. Vaticana; J. Nabuco, Pontif. Romani expositio iuridicopractica, 3
vol. Petropoli 1945).
F) Ritual. Es el libro litúrgico que emplea el sacerdote en la celebración
de los sacramentos y sacramentales. Hasta el s. XII no existe ningún libro de
este estilo, pero es de suponer que se usaban en siglos anteriores, puesto que
se mencionan a partir del s. VII fascículos con las fórmulas litúrgicas más
usuales en la cura de almas. En el s. VIII aparece una especie de Ritual para
usos monásticos; se le encuentra con más frecuencia en los ss. XI-XII con el
nombre de Manuale o Liber manualis; en el s. XII se compuso uno muy célebre para
la sabiduría de S. Florián en Alemania (cfr. A. Franz, Das Rituales von St.
Florian, 1904); en el s. XIV se encuentran especies de rituales con los nombres
de Agenda, Ordinarium, Manuale, Liber agendorum, etc., pero los sacerdotes lo
utilizaban poco, como se deduce de las advertencias de los concilios en esa
época.
El primer libro que prepara la edición del verdadero Ritual es el
Sacerdotale o Liber sacerdotalis, de A. Castellani, 1523, que se editó varias
veces a lo largo del s. XVI. El Card. de S. Severiana, A. Santorio, compuso un
voluminoso Ritual, publicado por sus herederos, aunque la fecha que trae la
edición es anterior: Rituale Romanum ex Veteri Ecclesiae usu restitutum Gregorii
XIII Pont. Max. iussu editum, Roma 1633, que juntamente con el de Castellani
sirvió mucho para la edición del Ritual de Paulo V (v.) (cfr. B. Lowenberg, Das
Rituales des Kardinals Iulius Antonius Santorius, Munich 1937; Estudios sobre el
Ritual, «Liturgia», Abadía de S. Domingo de Silos 1958; J. B. Molin, Pour une
bibliographie des rituels, «Ephemerides liturgicae», 73, 1959, 218-224; P. M. Gy,
Collectaire, rituel, processionnal, «Revue des sciences philosophiques et
théologiques», 44, 1960, 454-464).
G) Libros para el Oficio divino. Hasta el s. XI no se encuentra un libro
que contenga todas las oraciones y demás fórmulas del Oficio divino, con el cual
se da comienzo a la existencia del Breviario que se hace más general a partir
del s. XIII, con la aparición de las órdenes Mendicantes. Antes esas oraciones y
fórmulas se encontraban en diversos libros: salterio, himnario (v. HIMNOS
LITÚRGICOS), leccionario, antifonario, pasionario, legendario, calendario (v.) o
martirologio (v.), cuyos nombres por sí solos nos dan una idea de su contenido
(v. OFICIO DIVINO; SALMODIA).
H) Libros para el canto. Ciertos libros para el canto (v.) litúrgico
debieron de existir muy pronto en la Iglesia, pues el can. 15 del Concilio de
Laodicea del 360 prescribe que los cantores canten en las funciones litúrgicas
teniendo presente el pergamino (cfr. Hefele-Leclercq, Histoire des Conciles,
París, vol. 1,2x,1007). De estos libros se conocen los siguientes: a) el Gradual
o antifonario donde se insertaban los cantos propios de la schola cantorum, como
la mayor parte de estos cantos eran antífonas (v.) se denominó antifonario; en
el s. ix se dejó este nombre para los cantos del Oficio divino y el de gradual
para los de la Misa; b) el Procesional que contenía los cantos para las
procesiones; c) el prosario en el que se recogieron las secuencias (v.) que
solían cantarse en la Misa; d) el Tropario que estaba compuesto de los tropos o
composiciones literarias que se insertaban en los textos propios de la Misa, p.
ej., Kyrie, fons bonitatis, Pater ingenite, a quo bona cuncta procedunt, eleison.
Christe, unice Dei Patris Genite, quem de Virgine nasciturum mundo mirif ice
sancti praedixerunt prophetae, eleison... (v. t. CANTO LITÚRGICO; RESPONSORIO).
3. Libros litúrgicos modernos desde el Concilio de Trento hasta el
Vaticano 1l. 1) Breviario Romano, según las normas del conc. de Trento. Fue
promulgado por la Bula Quod a nobis de S. Pío V, el 9 jul. 1568; fue reformado
por S. Pío X, cuya ed. típica fue aprobada por decreto de la Sagrada
Congregación de Ritos el 25 mar. 1914; se hizo una nueva ed. típica en tiempo de
Pío XII en la que se incluyó la versión piana del Salterio, el decreto de
aprobación lleva la fecha de 21 dic. 1948; finalmente, el 15 abr. 1961 se hizo
otra ed. conforme las nuevas rúbricas del 26 jul. 1960.
2) Misal Romano, según las normas del Tridentino, promulgado por la Bula
Quo primum de S. Pío V con fecha del 14 jul. 1570; la última ed. típica fue
hecha por mandato de Juan XXIIII en 1962.
3) Ritual Romano, publicado por mandato de Paulo V, por el Breve
Apostolicae Sed¡ del 17 jun. 1614; la última ed. típica se hizo en el
Pontificado de Pío XII, el 25 en. 1952. Hay que añadir el Ordo baptismi
adultorum, del 6 abr. 1962. En tiempo de Pío XII se concedió la facultad de
muchos Rituales bilingües (v. LENGUA LITÚRGICA, 4-5).
4) Pontifica: Romano, publicado por mandato de Clemente VIII con el Breve
Ex quo in Ecclesia, del 1 feb. 1596; después de la edición de León XIII del 3 ag.
1888, Pío XII y Juan XXIII han introducido notables modificaciones (ed. típica
de 1961 y 1962).
5) Ceremonial de los obispos en el que se dan las normas para las acciones
litúrgicas más solemnes, especialmente para las que suele realizar el obispo en
las iglesias catedrales o colegiatas. Fue editado por Clemente VIII con el Breve
Cum novissime del 14 ag. 1600. Mandaron hacer ediciones sucesivas con algunas
modificaciones los papas Inocencio X, Benedicto XIII, Benedicto XIV. La última
ed. típica se hizo en el Pontificado de León XIII en 1886, que se ha reeditado
tres veces, la última vez en 1948, por la Ed. Pontificia Marietti, Turín-Roma (cfr.
J. Nabuco, La liturgie papale et les origines du Cerémonial des Evéques, en
Miscellanea Liturgica in honorem L. Cunibarti Mohlberg, Roma 1946, 1, 283-300;
Ius Pontificalium. Introductio in Caeremoniale Episcoporum, Parisiis-Tornaci-Romac-Neo
Eboraci 1956).
6) Memoriale Rituum pro aliquibus praestantioribus sacris functionibus
persolvendis in minoribus eccles¡¡s, publicado por mandato de Benedicto XIII en
1726; la bltima ed. típica es la de Benedicto XV, promulgada por decreto de la
S. Congr. de Ritos del 14- en. 1920. Sólo los títulos I y II están aún en vigor.
7) Oficio de la Semana Mayor y de la octava de Pascua, publicado por
decreto del 22 feb. 1922; la última ed. típica es del 28 en. 1959, según las
nueva disposición de la Semana Santa.
8) Oficio y Misas de la Navidad del Señor, publicado el 27 mar. 1926.
9) Ordo Hebdomadae Sanctae instauratus, promulgado por Decreto del 30 nov.
1955. Ed. típica por la Políglota Vaticana en 1956; 2a ed. típica con las
Ordenaciones y Declaraciones de la S. Congr. de Ritos en 1957 (cfr. H. Schmidt,
Hebdomade Sancta, Romae-Friburgi Brisg-Barcinone 1956) (v. t. SEMANA SANTA).
10) Rito simple de la Semana Santa reformada, publicado por el decreto del
5 feb. 1957.
11) Rito pontifical de la Semana Santa reformada, publicado por el decreto
del 15 feb. 1957.
12) Antifonario de la santa Iglesia Romana para las horas diurnas,
promulgado por el decreto del 8 dic. 1912; una 2a ed. impuesta por los cambios
introducidos en el breviario, se publicó como típica por decreto del 28 oct.
1919; una nueva revisión se ha realizado después de las Nuevas Rúbricas
promulgadas por Juan XXIII en 1960: Variationes in cantu, del 27 mayo 1961 (v.
t. ANTÍFONA). 13) Kyrial u Ordinario de la Misa promulgado por el Decreto de la
S. Congr. de Ritos del 14 ag. 1905, al que hay que añadir las instrucciones en
torno a la introducción del nuevo canto típico en el Misal, del 8 jun. 1907, si
bien estas instrucciones no han aparecido en la Colección de Decretos
14) Gradual de la Santa Iglesia Romana, promulgado por el decreto del 7 ag.
1907.
15) Oficio de Difuntos, promulgado por el decreto del 12 mayo 1909.
16) Cantorinus romanus seu ton¡ communes officii et missae cum regles et
exemplis, promulgado por el decreto del 3 abr. 191l.
17) Canto de la Pasión de N. S. f. C., publicado por decreto del 12 jul.
1916; una nueva ed. típica según la ordenación de la Semana Santa reformada fue
publicada por decreto del 16 en. 1957.
18) Cantos gregorianos para la semana santa refórn:ada, publicados por
decreto del 11 feb. 1956.
El Martirologio (v.) no es ya un libro litúrgico. Fue promulgado por
Gregorio XIII en la Const. Emendato iam del 14 en. 1584; la última ed. típica se
hizo en 1914.
4. Libros litúrgicos promulgados después del Concilio Vaticano II. El Conc.
Vaticano II, en la Const. Sacrosanctum concilium, n° 25, determinó: «revísense
cuanto antes los libros litúrgicos, valiéndose de peritos y consultando a
Obispos de diversas regiones del mundo». Inmediatamente se constituyeron para
ello muchas comisiones que trabajaron afanosamente. Se publicaron el Misal y el
Libro de la Liturgia de las Horas (Oficio divino); y también los formularios
litúrgicos sueltos de algunos sacramentos y sacramentales que antes se reunían
en el llamado libro Ritual y Pontifical:
Missale Romanum, promulgado por la Const. Apostólica de Paulo VI Missale
Romanum del 3 abr. 1969 y publicado en su primera edición típica por la
Políglota Vaticana en 1970. En 1971 se publicó una reducción del Misal con el
título Missale Parvum ad usum sacerdotes itinerantis.
Ordo lectionum Missae, publicado en primera ed. típica en el Vaticano en
1969 con un Decreto de la S. Congr. para el Culto divino del 25 mayo 1969.
Conviene todas las citas de las lecturas para la Misa con los cantos
interleccionales distribuidos en tres años. Posteriormente se han publicado en
tres volúmenes las lecturas y los cantos en su texto completo: Lectionarium, I
(De Tempore: ad Adventu ad Pentecostem) Vaticano 1970; 11 (Tempus per annum post
Pentecostem) Vaticano 1971; 111 (Pro Missis de Sanctis, Ritualibus, ad diversa,
votivis et defunctorum) Vaticano 1972.
Liturgia Horarum promulgada por la Const. Apostólica de Paulo VI Laudis
canticum del 1 nov. 1970. En su primera ed. típica fue publicada en cuatro
volúmenes editados por la Políglota Vaticana: el I (Tiempo de Adviento y
Navidad) en 1971; el II (Tiempo de Cuaresma y Pascua) en 1971; el III (Tiempo «per
annum» semana 1-17) en 1971; IV (Tiempo «per annum», semana 18-34) en 1972.
Calendarium Romanum promulgado por la Carta Apostólica de Paulo VI
Mysterii. Paschalis del 14 feb. 1969 y editado en su primera ed. típica por la
Políglota Vaticana en 1969.
Ordo cantos Missae publicado en su primera ed. típica por un Decreo de la
S. Congr. para el Culto divino del 24 jun. 1972 (Políglota Vaticana).
Se han publicado también formularios litúrgicos de algunos Sacramentos y
sacramentales, todos por la Políglota Vaticana: De ordinatione Diaconi,
Presbyteri el Episcopi, promulgado por la Const. Apostólica de Paulo VI
Pontificalis Romani del 18 jun. 1968 y publicado en el mismo año. Este rito se
ha modificado algo por el Motu Proprio Ministeria quaedam del 15 ag. 1972; la
enmienda se ha publicado en el mismo año con el título De institutione Lectorum
el Acolytorum; de admissione inter candidatos ad Diaconatum el Presbyteratum; de
sacro Caelibatu amplectendo. En 1969 fueron publicados por tres Decretos de la
S. C. para el Culto divino: Ordo celebrandi Matrimonü de 19 mar. 1969, Ordo
Baptismi parvulorum de 15 mayo 1969 y Ordo Exsequiarum de 15 ag. 1969; en 1970
fueron publicados también por tres Decretos de la S. C. para el Culto divino:
Ordo Professionis Religiosae de 2 febr. 1970, Ordo Consecrationis Virginum de 31
mayo 1970 y Ordo Benedictionis Abbatis el Abbatisae de 9 nov. 1970. Publicados
después fueron: Ordo Confirmationis, promulgado por la Const. Apostólica de
Paulo VI Divinae consortium naturae de 15 ag. 1971, publicado el mismo año. Ordo
Unctionis Infirmorum, promulgado por la Const. Apostólica de Paulo VI Sacram
unctionem infirmorum de 30 nov. 1972, publicado en 1973. Ordo Paenitentiae,
promulgado el 2 dic. 1973. Ordo dedicationis ecclesiae el altaris, promulgado el
27 mayo 1977 por el Decreto Dedicationis ecclesiae de la misma fecha. Ordo
coronandi imaginem Beatae Mariae Virginis, promulgado el 25 mar. 1981 por el
Decreto Beata Virgo de la misma fecha, publicado el mismo año.
5. Otros libros litúrgicos. Para los I.I. de las liturgias orientales, y
de las demás liturgias occidentales fuera de la romana, v. los artículos de los
correspondientes ritos:
Grupo sirio occidental: rito antioqueno, V. ANTIOQUIA DE SIRIA VI; rito
bizantino, V. CONSTANTINOPLA IV y ANTHOLOGION; rito armeno, V. ARMENIA v, 2.
Grupo sirio oriental: V. SIRIO-CALDEO, RITO.
Grupo alejandrino: rito copto-alejandrino, V. ALEJANDRÍA VIII; rito copto
etíope, V. ETIOPÍA VIII, 2.
Para los ritos occidentales: V. AMBROSIANO, RITO; GALICANO, RITO; HISPANO,
RITO; V.t. STATUA ECCLESIAE ANTIQUA. (Hay también artículo sobre ROMANO, RITO, y
sobre RITOS, en general).
V. t.: DERECHO LITÚRGICO; RÚBRICAS; BENDICIÓN III; REFORMA LITÚRGICA;
LENGUA LITÚRGICA; LITURGIA II.
BIBL.: Además de la citada en el texto del artículo, v. t.: M. RIGHETTi, Historia de la Liturgia, t. I, Madrid 1955, 249-329; G. DURET, Les libres liturgiques: Liturgia, París 1947, 397-439; PH. OPPENHEIM, De libres liturgicis deque iure ex eis manante, vol. 3 de Institutiones systematico-historicae in Sacram Liturgiam, TúrínRoma 1947; H. SCHMIDT, Editiones typicae librorum liturgicorum, «Periodical 43 (1954) 172-183; C. VOGEL, Introduction aux sources de l'histoire du culte chrétien au moyen áge, Spoleto 1966.
M. GARRIDO BONANO.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991