LEON XII, PAPA
Aníbal della Genga, n. en el castillo della Genga, junto a Spoleto, el 22 ag.
1760, cursó sus estudios, a causa de su linaje, en la Academia Romana de Nobles
Eclesiásticos, donde fue protegido por Pío VI (v.) del que fue camarero secreto.
Arzobispo titular de Tiro en 1794, Pío VI lo envió a la difícil nunciatura de
Colonia, primera etapa de un periplo por varias cortes alemanas, en las que el
ciclón revolucionario no había hecho desaparecer por completo las corrientes
episcopalianas (v. FEBRONIO Y FEBRONIANISMO). Postergado algunos años por
mandato expreso de Napoleón, fue comisionado por Pío VII para hacer valer sus
reivindicaciones sobre los antiguos territorios pontificios enclavados en
Francia, pero su demora en llegar a París determinó que en el tratado de este
nombre fuese reconocido por los aliados la anexión de aquéllos a la corona de
Luis XVIII. Tras haberle nombrado, no obstante su antagonismo con Consalvi (v.),
cardenal y obispo de Senigalia (1816), Pío VII le designó su vicario en Roma
(1820) y le integró en diversas Congregaciones. Elegido Papa el 28 sept. 1823,
continuó la línea del pontificado anterior. Se esforzó en evitar la vinculación
de la Santa Sede al régimen austriaco, con las concesiones lógicas impuestas por
un clima cuya extensión y densidad sería históricamente inexacto atenuar. Al
igual que su predecesor, supo comprender que las energías de la Iglesia, tras
las convulsiones revolucionarias, deberían centrarse en su restauración
espiritual, a la que tantos factores coadyuvaban, y sin la que cualquier afán de
índole material estaba inexorablemente abocado al fracaso. En esta línea de
pensamiento, se sitúan las diversas medidas decretadas en los inicios de su
Pontificado y, de forma especial, la publicación de la encíclica Ubi primum
(1824). En este mismo año anunció, ante la hostilidad de gran parte de la Curia,
la celebración de un jubileo para 1825, año en que se cumplía medio siglo del
anterior. La energía demostrada en la realización de tal empresa por un
Pontífice cuyo carácter no hallaba en la firmeza su nota distintiva, descubre la
tenacidad y perseverancia puesta al servicio de su programa espiritual. Las
voces agoreras de prelados y políticos quedaron defraudadas y el jubileo llevó a
la Ciudad Eterna multitudes considerables (si se consideran cuáles eran los
medios de comunicación de la época) que evidenciaron las enormes reservas de
simpatía y veneración que el Papado atesoraba en los fieles.
Hubo de tomar una actitud de resistencia frente a las cortes europeas, que
pretendían servirse de la Iglesia para sus fines políticos (p. j., resistió la
pretensión de Fernando VII de España de mantener sus derechos de patronato sobre
los territorios independientes de hispanoamérica). Durante su Pontificado tuvo
lugar la emancipación de los católicos en Gran Bretaña e Irlanda.
Con la Bula Quod Divina Sapientia reformó los estudios eclesiásticos
creando una Congregación para hacer más eficaz esa reforma. Con otra Bula, Quo
graviora mala, condenó las sectas masónicas (v. MASONERÍA) ya condenadas en su
primera Encíclica conjuntamente con el indiferentismo (v.) en materia de
religión y con las Sociedades Bíblicas Protestantes (v.). En cuanto al gobierno
de los Estados Pontificios (v.) se distinguió por su empeño en sanear la
economía y evitar el bandidaje que abundaba por aquel entonces en la región de
la Romagna.
Su interés por la obra de expansión misionera, en la que, según su
pensamiento, la Iglesia debía situar una de sus principales líneas de acción,
preparó el avance de la misma durante el pontificado de Gregorio XVI (v.). M. en
Roma el 10 feb. 1829.
BIBL.: ARTAUD DE MONTOR, Historia del Papa León XII, 2 vol., Madrid 1850; l. SCHMIDLIN, Papstgeschichte der Neuesten Zeit, 1, Munich 1933, 367-473; E. VERCESI, I papi del secolo XIX, Turín 1936, 19-114; Fliche-Martin 20; P. DE LETUMA, Relaciones entre la Santa Sede e Hispanoamérica, II, Roma 1959; E. JARRY, L'Église en lace des révolutions, París 1966; F. MARTí GILABERT, La primera misión de la Santa Sede a América, Pamplona 1967.
I. M. CUENCA TORIBIO.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991