De un modo similar a como ocurre en el pensamiento árabe, hay que
distinguir dos direcciones totalmente distintas que en muchas ocasiones se
interinfluyen: una corriente que podría llamarse «mística» que invade toda
la historia judaica y otra más especulativo-filosófica que brota al
contacto con el mundo helénico, con el cristianismo e Islam (v. ÁRABES III).
Dentro de esta vertiente, hay que distinguir, a su vez, dos tendencias
predominantes: una neoplatónica y otra aristotélica, con representantes en
Oriente y Occidente, una y otra, al igual que en el pensamiento musulmán.
1. Misticismo. Se pueden distinguir tres periodos: a) Mística
antigua que se nutre de la misma Biblia, de la Misnah y del Talmúd (v.) y
cuya primera obra y más significativa es Sefer Yésirah (Libro de la
creación): no se sabe ni la fecha ni el lugar de su composición; trata de
explicar la creación por medio de combinaciones gramaticales y numéricas,
llenas de simbolismo y expresadas en un lenguaje conciso, misterioso y
rebuscado. En él aparecen los elementos de la mística judía: los seres
intermedios entre Dios y las cosas (séfirót), las letras con valor
simbólico y creativo, el hombre concebido como microcosmos. Su espíritu se
continúa en otro libro Sefer ha-Bahir, tal vez compuesto en Narbona en el
s. xiIi.
b) Mística del cabalismo (v.) o Qabbalah, que empieza con la
aparición del Sefer ha-Zohar (Libro del Esplendor).
Su redacción se atribuye a Moseh b. Sem Tob de León (s. XIII) quien,
a su vez, lo atribuye a un autor anterior. Se presenta como un comentario
al Pentateuco y, en un arameo majestuoso y rebuscado, enlaza una serie de
doctrinas, de lo más diversas, para explicar la Creación. Se concibe a
Dios como un ser «sin-fin» (En-sóf) del que brotan las cosas (las cuales
están hechas de luz) y en las que Dios mismo se manifiesta. Se repite la
doctrina de los Séfirót, y del simbolismo de las letras y se expone una
especie de tratado de los ángeles junto con la teoría del Adam Qadmón
(hombre primordial) centro del universo. Esta doctrina eminentemente
esotérica, se abre al vulgo después de la expulsión de los judíos de
España, por obra de Isaac Lauria.
c) Mística del hasidismo (de los hasidim o asideos, v.); se extiende
por Alemania y N de Europa mientras en España e Italia se difunde la
Qabbalah. Este movimiento lo inicia Yéhúdah ha-Hasid y presenta una vida
religiosa, basada en la oración, la piedad, el sentimiento, el amor al
prójimo.
2. Filosofía especulativa. Se extiende desde el tiempo de Filón (v.)
hasta el s. xv, alcanzando el máximo esplendor en el xi-XII tras haber
pasado por parecidas vicisitudes y problemática que la filosofía musulmana
y cristiana. En cierto sentido en el fondo de las tres filosofías hay algo
parecido: buscar la armonía entre la Palabra Revelada y la razón
(concretada ésta en la forma helénica de la filosofía).
En el s. 1 d. C. y antes, comienza la diáspora (v.) judía y los
primeros contactos con el mundo griego, dentro y fuera de Palestina. Ello
acarrea diversas consecuencias: a) La especulación de los primeros
momentos gira en torno al derecho, a la casuística, a lo práctico, a fin
de acomodar la nueva situación de los judíos a las circunstancias del
exilio y del contacto con otros pueblos. Del mismo modo, importa conservar
la tradición del saber en torno a la Sagrada Escritura; surge así la
Misnah y el Talmúd. b) El hecho de vivir en país ajeno, había hecho
olvidar a algunos judíos la lengua hebrea. Era, pues, preciso, verter al
griego la Biblia, con el fin de que todos la pudiesen seguir leyendo; así
se hizo en el s. II-I a. C. Esto trajo consigo el que los filósofos y los
pueblos no-judíos conociesen en esta versión llamada de los Setenta el
contenido del A. T. (v. BIBLIA VI, 2), del mismo modo que los judíos
empezaban a conocer el pensamiento pagano. El efecto de este hecho en los
filósofos paganos fue de admiración con respecto a la sabiduría judaica;
en los judíos, de sentimiento y conciencia de su superioridad. c) Esta
admiración y esta conciencia, unidas a las polémicas de judíos con
filósofos, hizo que se empezase a elaborar una racionalización o
explicación filosófica del texto revelado, acudiendo a tres recursos
principales: 1°) al neoplatonismo (v.) como filosofía explicativa de las
Verdades de la Biblia; 2°) al alegorismo del texto sagrado en algunos
pasajes (frente al tradicional literalismo); 3°) a la extremosa teoría del
«robo de los filósofos», según la cual, Aristóteles, Platón y todo el
pensamiento griego, habría tomado sus verdades del contenido bíblico. Este
proceso se lleva a cabo principalmente con Aristóbulo (s. iI a. C.) y con
Filón (s. 1 d. C.), el cual realiza un cambio en la estructura del
universo neoplatónico, que será luego tomada por todo el pensamiento
posterior: el orden platónico de Ideas-Demiurgo-mundo, es trasformado por
este otro: Dios (Demiurgo)-Ideas-mundo: Dios quedaba a la cabeza de todo,
incluso de las Ideas, de acuerdo con el Yahwéh de la Biblia.
En el s. VIII y ix, entran en contacto los judíos con las
traducciones greco-árabes y grego-siriacas del pensamiento griego,
registrándose en este momento un resurgir de la filosofía. Surgen así dos
posturas frente a la interpretación de la Biblia: los caraítas (géraim),
que prescindiendo de la tradición talmúdica, vuelven al texto sagrado,
interpretándolo de una manera personal, racionalista, con múltiples
elementos filosóficos. Frente a ellos, los rabbanitas (rabbanim), que
interpretan la Biblia apoyados en la tradición, si bien admitiendo también
múltiples conceptos filosóficos.
Entre estos últimos puede incluirse a Sé'adyah b. Yósef al-Fayyúmi
(o sé'adyah Gaon, por su cargo de Gaon de Sura) que n. en Egipto en 882- y
m. en Babilonia en 942. Escribió un comentario al Sefer Yesirah y una obra
en árabe cuyo título, traducido, es: Libro de las creencias y de las
opiniones. Es el que inicia la Escolástica Judaica. Fe y razón, para
Sé'adyah no se oponen, con lo cual concluye (apoyándose en el texto
bíblico, en la tradición y en la razón filosófica que resulta ser
neoplatónica en él) en un Dios que crea de la nada (oponiéndose así al
emanatismo y al dualismo gnóstico), en el alma inmortal, en la
resurrección (contra el transmigracionismo), etc...
Pero el neoplatonismo no logra consolidarse firmemente hasta Ishaq
b. Sélomo Israel¡ (o Isaac Israel¡ o 1. el Judío). Solamente sabemos de su
vida un dato: que estuvo en Egipto (El Cairo) entre 850 y 950. Escribió
(damos los títulos latinos de las versiones medievales): Liber
Definitionum, Liber Elementorum y un comentario al Sefer Yesirah, además
de algún tratado de medicina. Su neoplatonismo se refleja, p. ej., en la
creación de tipo emanatista que partiendo de Dios, produce el
Entendimiento, el Alma y la Naturaleza, todas tres espirituales. Los
cuatro elementos son creados por Dios. Este sistema, todavía un tanto
inorgánico y con elementos aristotélicos, es puesto en orden y llevado a
un nivel de mayor profundidad por Ben Gabirol (V. AVICEBRU), español.
Siguiendo esta misma línea gabiroliana, pero con una gran dosis de
espiritualidad de tipo místico y neoplatónico, tenemos en España a Bahya
b. Paquda (ca. 10401100), autor de la obra escrita en árabe Los deberes de
los corazones: busca la racionalización del dogma (más que la armonía
entre fe y filosofía) y el dar una serie de directrices morales y
místicas, dentro, más o menos, del ámbito del rabbanismo y en oposición al
caraísmo. Abraham b. Hiyya de Barcelona (1065-1136), pone el neoplatonismo
a un nivel más popular, uniendo su extensa cultura filosófica a múltiples
conocimientos matemáticos y astronómicos. Abraham b. `Ezra (Avenezra),
natural de Tudela (1092), murió en Roma (1167) después de haber viajado
por Europa y Oriente; su neoplatonismo va marcado de un cierto panteísmo
al llegar casi a identificar a Dios con el Todo; escribió Liber de mundo
vel saeculo, además de poesías, comentarios a la Biblia y tratados de
gramática. Yosef ben Saddiq (1080-1149), de Córdoba, escribió una obra de
Lógica y ptra llamada Microcosmos: en ella se refleja la Voluntad de Dios
gabiroliana y sus relaciones al mundo, apreciándose en su sistema una
mayor dosis de aristotelismo que en el pensamiento procedente.
La línea neoplatónica, podemos decir, en términos generales, que se
cierra con Yéhúdah ben Sémú'el ha-Lew¡ (Judá Levy) (ca. 1075-1165),
natural de Tudela (o también, según otros, Toledo), viajó por España y
Oriente (El Cairo y Jerusalén). Escribió una obra conocida abreviadamente
por el Kuzari y cuyo título completo, traducido, es: Libro de la prueba y
de la demostración en defensa de la religión despreciada. Es eminentemente
apologético, por cuanto ensalza y defiende la supremacía del pueblo de
Israel y sus relaciones con Dios. Desconfía de la razón filosófica de B.
Gabirol y con fondo neoplatónico, ensalza la superioridad de la fe; sin
embargo, se adivinan elementos aristotélicos de la línea de al-Fárábi y
Avicena.
Abraham ben Dawid ha-Lewi (en árabe conocido por Ibn Dáwi-ld) nacido
en Córdoba ca. 1110 y m. en Toledo ca. 1180, constituye el preludio del
aristotelismo judío que a partir de ahora se va a desarrollar. En su obra
La fe sublime, trata de armonizar la fe judaica con Aristóteles, creyendo
ser peligrosas para la religión las interpretaciones neoplatónicas hechas
por Gabirol. El aristotelismo y con él, el punto máximo de la especulación
judía medieval, adquiere todo su valor con Maimónides (v.), que presenta
una especie de Summa del saber teológico y filosófico judío, sobre la base
de armonizar la Biblia con Aristóteles.
Después de Maimónides, se sigue durante el s. xIII una serie de
luchas en torno a su escuela e interpretación, no registrándose nada de
especial valor durante esta época, salvo tal vez Moseh ben Nahman y Hillel
ben Sémú'el. En el s. xiv, Lewi ben Gersón, representa un aristotelismo de
tipo averroísta terminando con él la filosofía aristotélica judía y la
misma filosofía judaica medieval, salvo algún brote de menor importancia.
V. t.: ALEJANDRÍA V; MEDIA, EDAD 111.
BIBL.: G. FRAILE, Historia de la
Filosofía, II (Judaísmo, Cristianismo, Islam), 2 ed. Madrid 1966; É.
GILSON, La filosofía en la Edad Media, 2 ed. Madrid 1965, cap. VI, etc.;
D. GONZALO MAEso, Historia de la literatura hebrea, Madrid 1960; 1.
GUTNAANN, Die Philosophie des Judentums, Munich 1933; 1. DE HASS,
Encyclopedia of Jewish Knowledge, Londres 1934; A. BONILLA SAN MARTÍN,
Historia de la Filosofía Española, II, Madrid 1911; I. HusIK, A History of
Mediaeval jewish Philosophy, 5 ed. Filadelfia 1946; E. MÜLLER, History of
jewish Mysticism, Londres 1946; G. VAIDA, Introduction á la pensée juive
du moyen dge, París 1947; E. BERTOLA, La filosofía ebraica, Milán 1947; C.
TRESMONTANT, Essai sur la pensée hébraique, París 1953; T. BoMAN, Das
hebráische Denken im Vergleich mit dem Griechischen, 2 ed. Gotinga 1954;
I. I. MATTUK, jewish Ethics, Nueva York 1953.
J. LOMBA FUENTES.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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