FILIPINAS, V. HISTORIA DE LA IGLESIA.


Evangelización. F. forma la nación católica más importante de Extremo Oriente. Se celebró la primera Misa el 31 mar. 1521 en Limasawa (Leyte). Aunque fueron bautizados entonces el rey Humabon, su esposa y 800 de sus súbditos por el sacerdote Pedro de Valderrama, la cristianización del archipiélago no se concreta en acción organizada hasta la expedición de Legazpi, que alcanzaba F. el 13 feb. 1565; venían en ella los agustinos Urdaneta, Diego de Herrera, Andrés de Aguirre y Pedro de Gamboa, que son los primeros misioneros de F. Fundan la ciudad del Santísimo Nombre de Jesús de Cebú, con motivo de haber descubierto la imagen del Santo Niño que Pigaffeta (v.) regalara a la Reina en 1521. Desde aquí los agustinos se extienden por las islas de Panay, Masbate, Burias, Ticaw y Albay.
      En 1571 el P. Herrera acompañó a Legazpi en su penetración hacia el norte y el 19 de mayo, fiesta de S. Potenciana, descubren un pequeño conglomerado de casas de nipa y caña, al que, luego de conquistado, declaran capital, tomando posesión de la misma en nombre del Rey de España y respetando su nombre antiguo de Maynila (v. MANILA). Pronto disponen los misioneros de iglesia y convento y, como las conversiones se suceden en grupos compactos, piden refuerzos a España.
      Una información de 1572 nos dice que se hallan repartidos los misioneros por Tondo, Lubao, Mindoro, Cebú y Bombón. En 1575 son ya 18 misioneros en 16 conventos, aunque alguna estadística habla de 46 agustinos. Ante nuevas peticiones, reforzadas por el gobernador Sande, llegan a Manila 15 franciscanos el 1 jul. 1578. Los agustinos, que hasta el presente cuidaron de la administración religiosa del archipiélago a tenor de las facultades que les concedía la Omnimoda de Adriano VI, la ceden a éstos, que se extienden por las provincias de ¡locos, Pangasinan, Panay, Cebú, Batanga, Mindoro, Camarines y Laguna de Bay. Así continuó la evangelización hasta la llegada de Domingo de Salazar, dominico, acompañado de varios clérigos, seis franciscanos y tres jesuitas.
      Poco después se celebra un sínodo diocesano para ver el modo de unificar métodos y criterios de apostolado (1586), se adoptan las normas que habían fijado los franciscanos: «Elegir un centro fijo para el misionero desde donde desplegar su actividad; forzar, por los métodos de persuasión, a los indios para que dejaran su vida en los bosques y bajaran a las playas y lugares llanos donde levantar los nuevos poblados; e instruir a éstos en el catecismo y primeras letras con la creación de escuelas parroquiales». Para ello disponían ya del catecismo y gramática hispano-tagalo que el P. Plasencia había preparado para el aprendizaje del idioma por los misioneros y para la catequesis de los nativos.
      En 1587 llegan los dominicos y entonces se impone una distribución del campo misional, que llega con la Real Orden de Felipe II en 1591. En esa fecha el número de convertidos se acercaba al medio millón, y eran atendidos por agustinos y franciscanos. Una relación de 1589 fija el número de almas en 667.612, atendidas por 20 clérigos, 79 agustinos, 9 dominicos y 42 franciscanos. A los dominicos se les asigna la provincia de Cagayán o Nueva Segovia y a los jesuitas las islas de Ibabao, Cacul, Leyte, Boholbohol y comarcas de la región Visaya, con permiso para fundar un colegio en Cebú (v. tx). La evangelización ha sido tan profunda que «en menos de 25 años los misioneros habían formado pueblos, abierto caminos, hecho estudios geográficos, itinerarios y mapas del país, escrito diccionarios y gramáticas de todos los idiomas y dialectos y echado las bases... de buen gobierno». En 1598 misionan estas tierras 161 agustinos, 125 franciscanos, 51 dominicos y 43 jesuitas. Su acción conjunta quedará afirmada con el arribo de los recoletos españoles en 1606, que serán destinados a Zambales, Negros, PaIawan y Mindanao.
      Aunque en 1591 se dio por terminada la etapa misional, quedaban numerosas rancherías de razas indómitas en las montañas, principalmente en el norte de Luzón Cagayán, en la Laguna de Bay y en el Isarog de Camarines. Serán los agustinos y franciscanos los que evangelizarán estas tierras en los siglos inmediatos. Desde el principio de 1600 iniciaron éstos una campaña para acabar con los restos de la idolatría (v. tv), dirigiendo su atención al extremo oriental de Luzón (v.), Contracosta de Baler, pero las condiciones de insalubridad de la zona arruinaron la salud de muchos y los misioneros hubieron de retirarse. Se reanuda la evangelización en 1718, año en que los PP. Manuel de San Agustín, Fermoselle y Olivenza, fundan 24 pueblos entre Binangonan de Lampón, cabo de Engaño, provincia de Itui y Cagayán.
      En la lucha por la conquista del Isarog (1738-41) se fundaron nuevos pueblos que, al terminar el mandato español, se les conocía por los nombres de Lupi, Tigaon, Goa de Salog, Calabagnan, Magarao, Ragay, Bato, Camaligan, Sipocot, Bombón, Pili, Mabatobato, Tinanbac, Siuma y Gainza, con una población de 56.825 almas.
      Al marcharse los españoles de F. ésta tenía una población de 6.559.998 hab., asistida espiritualmente por 675 sacerdotes seculares y 967 regulares, que en pocos años quedan reducidos a 250. Su distribución territorial era probablemente la siguiente: 250 en Manila, 200 en Jaro, 213 en Cebú, 124 en Nueva Cáceres y 171 en Nueva Segovia.
      Constitución de la jerarquía filipina. Tres etapas bien definidas ofrece este apartado: provincia española, mandato americano y autonomía filipina con jerarquía totalmente nativa.
      Como provincia española su primer obispo es Domingo de Salazar quien por la Const. apostólica de Gregorio XIII (6 feb. 1579) fue preconizado obispo de Manila. Clemente VIII (14 ag. 1595) la elevó a archidiócesis creando tres sufragáneas: Nueva Cáceres, que abarcaba el sur de Luzón y la península del Bicol, o ambos Camarines; Nueva Segovia, al norte de Luzón con las provincias de Pangasinan y Tarlac, más las rancherías de Nueva Vizcaya; y Cebú que abarcaba las islas Visayas y Mindanao. Esta división eclesiástica se prolongará hasta el 27 mayo 1865 en que Pío IX crea la de Jaro, con territorios de la de Cebú e incluye los nuevos de las islas Panay, Negros, Romblón, Palawan y Joló; su jurisdicción llega hasta las islas Marianas.
      Se puede decir que en esta etapa los españoles dirigieron totalmente la vida eclesiástica filipina, aunque algunos nativos (12 en total) alcanzaron el episcopado y se preparó clero indígena; así en 1753 el clero nativo estaba encargado de 142 pueblos con una población de 131.000 cristianos, que en 1780 son ya 345 sacerdotes de los que 95 son seculares, y en 1898 se alcanza la cifra de 675 sacerdotes filipinos.
      Mandato americano. Al terminar el siglo se produce la retirada de los españoles y la Santa Sede intenta atenuar sus consecuencias enviando obispos de habla sajona, tras el acuerdo del card. Rampolla con el presidente Taft. Es nombrado obispo de Cebú Agustino Hendrick; de Nueva Segovia, Denis J. Dougherty, y Monseñor Frederic Zadock Rooquer, de Jaro; hallamos una excepción con el filipino Monseñor Jorge Barlín, nombrado obispo de Cáceres. El 10 abr. 1910, S. Pío X creó las siguientes diócesis: Tuguegarao, con las provincias de Cagayán, Isabela y Nueva Vizcaya; Lipa, con las de Batangas, Lucena e isla de Mindoro; Zamboanga, que comprendía todo Mindanao y el archipiélago Joló; Prefectura Apostólica de Palawan con sede en Puerto Princesa, desgajada de Jaro y confiada a los recoletos españoles; Calbayog con las provincias de Samar y Leyte (AAS 2,1910,290). Pío XI procederá a nuevas elecciones para crear la de Lingayen el 19 mayo 1929; en 1932 se erige la prefectura de la Montañosa (Baguio) y al año siguiente la de Cagayán (AAS 25,1933,360-362). Pero en 1934 se hace una nueva división en dos grandes provincias eclesiásticas: Cebú, que comprende todas las provincias del sur, y Manila, que comprende Lingayen, Lipa, Nueva Segovia, Nueva Cáceres y Tuguegarao.
      Autonomía filipina. Debido a los desequilibrios producidos por la guerra y al continuo aumento de población, se ve la necesidad de una nueva reestructuración del territorio eclesiástico filipino. En 1951 se crean por la Const. Apostólica Quo in Philippina republica (29 jun.) seis provincias eclesiásticas: Nueva Cáceres (v. LUZÓN II, 1), Nueva Segovia (v. LUZÓN II, 3), Manila (V. MANILA III), Cebú (v. CEBÚ II), Jaro (v. ILOILO II), Cagayán (V. MINDANAO II, 1). Actualmente son ya nueve las provincias eclesiásticas, habiendo pasado a arzobispados LingayenDacupan (v. LUZÓN II, 3), Zamboanga (v. MINDANAO II, 2) y Davao (v. MINDANAO II, 3). En 1951 la representación del Vaticano fue elevada a Nunciatura, siendo el primer Nuncio Monseñor Egidio Vagnozzi, y el 31 mar. 1960 era creado el primer cardenal filipino en la persona del arzobispo de Manila, Monseñor Santos. Filipinas tiene hoy nueve Archidiócesis, 26 Diócesis, 10 Prelaturas, cuatro Vicariatos Apostólicos, un Vicariato Castrense, 1.633 Parroquias, nueve Arzobispos, 39 Obispos, dos Prelados, 1.773 sacerdotes seculares y 2.177 religiosos. Existe un sacerdote para 6.686 hab., de los que 5.472 son católicos. Los 14 seminarios mayores cuentan con 1.012 alumnos, y los 30 menores con 3.148 alumnos.
      Los problemas pendientes de la iglesia filipina son muchos y graves, ya que proliferan las sectas, la población está en continuo aumento y del 86% de la misma, que es católica, tal vez un 40% muere sin sacramentos por la escasez de clero.
     
      V. t.: MANILA III; LUZÓN 11; MINDANAO II; CEBÚ II; ILOILO II.
     
     

BIBL.: P. PASTELLS, Historia general de Filipinas, Barcelona 1925-33; V. MARÍN, Ensayo de una síntesis de los trabajos de las corporaciones religiosas españolas en Filipinas, 2 vol., Manila 1901; I. R. RODRÍGUEZ, Historia de la provincia Agustiniana del Santísinio nombre de Jesús de Filipinas, 3 vol., Manila 1965-67; L. PÉREZ, Origen de las misiones franciscanas en Extremo Oriente, en Archivo Ibero Americano, vol. 1-6, 1914-16; H. DE LA COSTA, The Jesuits in the Philippines, 1581-1768, Harvard 1967; F. COLIN y P. PASTELLS, Labor evangélica de la Compañía de Jesús en las Islas Filipinas, Barcelona 1903; P. PASTELLS, Misión de la Compañía de Jesús en Filipinas en el siglo XIX, 3 vol., Barcelona 1916; P. HERNÁNDEZ, Dominicos donde nace el Sol. Historia de la Provincia del Santísimo Rosario de Filipinas de la Orden de Predicadores, Barcelona 1958; P. ACHÚTEGUI y M. BERNAD, Religious Revolution in the Philippines. The Lile and church of Gregory Aglipay 1860-1960, 2 vol., Manila 1960; X. CLARK, The Philippine Islands, Nueva York 1946; 1. R. COQUILLA, Legal status of the Church in the Philippines, Washington 1950; 1. W. REGAN, The Philippines christian buluark in Asia, Nueva York 1958; Boletín Eclesiástico de Filipinas, Manila 1965 (número especial dedicado al IV Centenario de la Evangelización de Filipinas); Catholic Directory of the Philippines, Manila 1967; The Beginnings of Christianity in the Philippines, Manila 1965; The Catholic Church in the Philippines Today, Manila 1968.

 

A. ABAD PÉREZ.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991