FERNANDO I DE ALEMANIA


Hijo de Felipe el Hermoso y Juana la Loca, tras la muerte de su hermano Carlos fue proclamado Emperador alemán. Con él comienzan los Habsburgo su política de expansión hacia el Danubio.
      F. n. en Alcalá de Henares cl 10 rnar. 1503. Educado junto a su abuelo Fernando el Católico, fue enviado posteriormente a los Países Bajos, donde recibió lecciones del humanista Erasmo de Rotterdam (v.). De él aprendió el valor de la transigencia y el respeto a la libertad individual, que le harían luego, en sus continuos choques con los protestantes alemanes, buscar siempre soluciones tolerantes capaces de satisfacer a todos.
      Su hermano Carlos, heredero de todos los dominios de Maximiliano, comienza a ver en 1522 la dualidad de su Imperio y la imposibilidad de conllevar designios tan distintos como la política marítima que exigían España, los Países Bajos e Italia, y la continental de sus Estados patrimoniales de Europa central. Por este motivo cede estos últimos a F., cuyo destino se liga desde entonces a Alemania. Asentado F. sobre esta base (archiducados de Austria, Estiria, Carniola, Tirol, landgraviato de la Alta Alsacia y ducado de Wurtemberg), sigue una política dinástica que le proporcionan en 1526 las coronas de Bohemia y Hungría por su matrimonio con Ana Jagellón, hermana de Ladislao. De esta forma fundó Carlos V una rama auténticamente alemana de su casa. Esta política se vio completada con el deseo del Emperador de que F. fuera algún día su sucesor en el Imperio. Carlos consiguió que F. fuera nombrado Rey de Romanos, con la sucesión normal del Imperio. Fue coronado en Aquisgrán el 11 en. 1531. Por último, Carlos abdica en su hermano el cetro imperial el 16 en. 1556.
      F., ante la imposibilidad de actuar en el Imperio, pues en Augsburgo había salido triunfante el particularismo de los príncipes, y la autoridad del Emperador y la Dieta (v.) habían quedado completamente mermadas (V. AUGSBURGO PAZ DE), concentra su interés en la política oriental de Austria: la extensión por el Danubio. Su proyecto fue aglutinar bajo su mando el conglomerado de pueblos asentados sobre las tierras danubianas, y formar así un núcleo en el que apoyarse. Consideró la creación de este imperio danubiano como condición indispensable para el restablecimiento de la autoridad imperial. Tuvo que luchar, en la realización de este proyecto, con la oposición de la nobleza nacionalista y con la actuación de los turcos, que, aliándose con los nobles, impidieron el avance de F. (v. SOLIMÁN II). En 1526, Hungría se niega a aceptarlo como rey (v. HUNGRíA iv). Zalpoya se erige en jefe del movimiento nacionalista y es nombrado rey por los nobles, aliándose luego con los turcos. En 1538, en el tratado de Grosswardein, llegan ambos a un acuerdo: se reparten las tierras libres de turcos. En 1540, Juan Segismundo, sucesor de Zalpoya, vuelve a aliarse con Solimán. F. tiene que firmar en 1547 un acuerdo deshonroso por el que cede casi todo el territorio húngaro. Bohemia, Moravia y Hungría fueron siempre una preocupación para la administración del Estado austriaco. F. no consigue dominar estos países, donde permanece viva la oposición al elemento germánico.
      F. no supo sacar a Alemania de su letargo, reagrupando las fuerzas dispersas. Por temor a los príncipes no fue capaz de unirla bajo su poder y evitar la decadencia inminente del complejo alemán. No tuvo la personalidad suficiente para imponerse a las circunstancias, aunque quizá fuera su sentido político el que le aconsejó no hacerlo al ver que Alemania había elegido ya claramente su destino de país particularista y dividido. El fracaso en el Danubio impidió la realización de su imperialismo continental. Sin embargo, dejó sentadas las bases de este proyecto, señalando el camino a sus sucesores.
      A su muerte (Viena, 25 jul. 1564) repartió sus territorios. Pero dejó en una sola mano, a Maximiliano, lo más esencial de éstos: Austria, la dignidad imperial, y Bohemia y Hungría con la posibilidad del imperio danubiano. Tan continental consideró la misión de este núcleo, que no dudó en segregarle Trieste, única salida que tenía al mar.
     
      V. t.: CARLOS I DE ESPAÑA Y V DE ALEMANIA.
     
     

BIBL.: W. BAUER, Die Anjaüge Ferdinand 1, Viena 1907; E. RoSENTHAL, Die Behórden-organisation Kaiser Ferdinand l, Viena 1887; D. B. WYNDHAN LEWIS, Carlos de Europa, Emperador de Occidente, Madrid 1962.

 

MARÍA DEL MAR GARCÍA DEL OLMO.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991