EGIPTO (Misr). EN LA SAGRADA ESCRITURA.


1. Geografía. E. aparece nombrado en la Biblia con el nombre de Misrayim. Este nombre se le da por haber sido poblado por Misrayim, hijo de Cam (v.) y sus descendientes (Gen 10,6.13). Misrayim aparece en forma dual, lo que se explica por la distinción existente entre el Bajo y Alto Egiptq; esta denominación, que figura como término etnográfico en algunos libros de la S. E., tiene en las demás lenguas semíticas réplicas muy semejantes. Es posible que algunas referencias hagan relación a otros estados de Asia Menor (2 Reg 7,6; 2 Par 1,16-17). El término moderno de E. según parece es de origen griego, derivado del nombre sagrado de Menfis (v.). Generalmente era llamado Kimet por sus habitantes.
     
      También aparecen en la Biblia las enfermedades de este país (Dt 7,15; 28,27.35.60). Plinio llamaba a E. la madre de las enfermedades contagiosas. Era un país muy fértil debido a las inundaciones del Nilo (v.), con numerosos canales de irrigación (Gen 13,10; Dt 11,10). Se cultivaba un gran número de cereales (Ez 17,7; Gen 41,2), la vid y toda clase de hortalizas. Los judíos en el desierto recuerdan los melones, cebollas, puerros, ajos y cohombros que comían en E. (Num. 11,5). Sobre animales domésticos da noticia la Biblia de asnos, camellos, ovejas, bueyes y caballos (Gen 12,16; 41,2-3; Ex 9,3; 1 Reg 10,28-29).
     
      a. El Nilo. La significación, y el valor, que para E. ha tenido el Nilo fue ya comprendida por el A. T. En la Biblia hebrea aparece designado con el nombre de sihor (Is 23,3; ler 2,18) y por yé'or (Gen 41,1; Ex 1,22; 2,3; Ier 46,7-8; Am 8,8 ... ), siendo esta última la más empleada. Los Setenta tradujeron al griego por río y en la Vulgata al latín flumen, aunque figura una vez el término Nilus (Is 23,3). Este aparece unido a sucesos importantes de la vida de los judíos en E., como la historia de José, de Moisés, sueños del faraón, disputas de éste con Moisés,etc. (Gen 41,1-3.17-19.40-43; Ex 4,9; 15-25). En los libros proféticos tiene frecuentemente el valor simbólico de E. (ls 7,18; Ez 37,25). Los profetas hablan de las crecidas y descensos del río (Am 8,8; Ier 46,7) y de la ruina que su sequía lleva al país (Is 19,6-11; Ez 30,12). Las inundaciones del Nilo se presentan como imágenes de la bendición del Señor (Eccli 39,27) que lo cubre todo como las aguas desbordadas, y de los temblores de la tierra ante el juicio de Yahwéh (Am 8,8; 9,5).
     
      b. Ciudades y regiones. Son numerosas las que aparecen en la Biblia.
     
      'Amôn, sobre la que Jeremías (46,25) y Ezequiel (30, 14-16) predicaron su ruina y destrucción; Nahúm (3,8), al predicar la ruina de Nínive, la compara con esta ciudad. En los Setenta es llamada la ciudad del dios y en la Vulgata, aunque con evidente equivocación, Alejandría. Es la Tebas (v.) que alcanzó su apogeo con la XVIII y XIX dinastías, situada a unos 670 Km. al sur de El Cairo.
     
      Menfis. Aparece mencionada solamente en el A. T. Del nombre griego de esta ciudad parece que derivará después el nombre de E. y a partir de éste el latino. La explicación que atribuye el nombre del país derivado del de una de sus ciudades, se debe, sin duda, a que esa ciudad llegó a tener tanta importancia que su nombre se empleó como sinónimo de todo el territorio.
     
      Sin. Ezequiel profetiza contra ella (30,15-16) que será objeto de la cólera de Dios. Equivocadamente los Setenta llaman a esta ciudad Sais y Syene, que corresponde a Séweneh, la actual Asuán. Era una importante población fortificada en la frontera del Antiguo Egipto, cuyo nombre preserva el texto hebreo masorético, y se identifica con Tell Farama, situada en la extremidad norte del Delta. La Vulgata acierta en su versión, ya que Tell Faramá es la Pelusium clásica.
     
      Sim (Desierto). Séptima estación del itinerario israelita (Ex 16,1) desde E. a Canaán (v. ÉXODO, LIBRO DEL). Patrós. Región mencionada varias veces en los libros proféticos, se refiere al Alto Egipto (Is 11,11; ler 44,1,15; Ez 29,14; 30,14). Patrós representa la región del Alto Egipto, con capital en Tebas, mientras que Misrayim indicará el Bajo Egipto. De acuerdo con la historia egipcia encontramos algunos pasajes en la Biblia en los que dice que Patrós fue la cuna de la nación egipcia (Ez 29,14).
     
      Séweneh o Syene. Ciudad situada en la extremidad meridional del país. Aparece mencionada en Ezequiel (29, 10; 30,6) como límite sur de este país. Se identifica en la actualidad con la población de Asuán (v.). Los papiros arameos, descubiertos en Elefantina (v.), proporcionan la información más importante sobre Syene; gracias al rollo de Isaías puede aventurarse que los sinitas fueron los habitantes de esta ciudad.
     
      Pitom. La edificaron los hebreos durante su estancia en E. en trabajos forzados, para ciudad almacén (Ex 1,11). La Biblia no da el lugar exacto de su situación, pero se la emplaza en la zona fronteriza meridional fuera del territorio del antiguo E.
     
      'Élam. Después de salir de Sukkot (Ex 13,20; Num 33, 8), junto al desierto de Súr (Ex 15,22), llegaron a 'Élam (v. ÉXODO, LIBRO DEL). La Biblia dice que no tomaron el camino del país de los filisteos, sino el camino del desierto al mar Rojo (Ex 14,2).
     
      Sukkot. En la Vulgata Socoth. Situada entre Ráméses y 'Llam, es la primera estación del Éxodo. Se la sitúa, gracias a las últimas investigaciones arqueológicas, hacia la desembocadura del wadi Tumilát.
     
      Migddal. En la Vulgata Magdalum. Topónimo que aparece en la Biblia, refiriéndose por el contexto a dos localidades distintas. Una de ellas se refiere a una de las estaciones del Éxodo, cerca de Pi Hahirot, Ba´al Séfon y el mar (Ex 14,2; Num 33,7-8). La otra localidad es la ciudad contra la cual lanza Ezequiel un oráculo anunciando la destrucción de E., poniéndola como límite meridional juntamente con Séweneh (Ez 29,10; 30,6) y a la que Jeremías ataca por la idolatría en que habían caído (ler 44,1; 46,12); ciudad en la que se asentaron los judíos huyendo de Nabucodonosor. La localización de la del Éxodo se supone estaría en la actual Yebel Abú Hasa o alrededores. La de los profetas sería en la región oriental del Delta, Tell al-Hayr, a unos 12 Km. al sur de Pelusium o en Tell al-Sumut, a unos 5 Km. al SO del anterior.
     
      Pi Hahirot. La Biblia la sitúa entre Migddal y el mar Rojo frente a Ba'al Séfon (Ex 14,1-2). A ella llegaron los israelitas cuando Yahwéh les hizo cambiar de rumbo. Como todos estos topónimos no se han identificado, no se puede saber con exactitud su localización, pero se la supone en Wadi Tumilát.
     
      Ba'al Séfon. Localidad en la que acamparon al salir de E., antes de atravesar el mar Rojo obedeciendo el mandato de Yahwéh (Ex 14,1-2). Es también citada en otro pasaje (Num 33,7) en el que se indica que partiendo de `Élam se volvieron a Pi Hahirot ciudad situada frente a Ba'al Séfon.
     
      'On. Topónimo egipcio que aparece frecuentemente en la S. E. La identificación con Heliópolis (v.) aparece explícitamente en los Setenta (Ex 1,11). En la actualidad se llama `Ayn Sams.
     
      Bubastis. Ciudad situada en el Delta que adquirió gran importancia durante la XXII dinastía; figura en el A. T. con el nombre de Pi-Beset (Ez 30,17).
     
      Ráméses. Es un topónimo que aparece citado varias veces en la Biblia. Es la región donde el faraón asentó a los hijos de Jacob (Gen 47,11), también llamada tierra de Gósen. Esta ciudad y la de Pitom fueron construidas por los israelitas en la época de persecución por el faraón. Fue construida para ciudad almacén (Ex 1,11), de víveres y pertrechos de guerra. De ella partió el Éxodo (Num 33,3). Su emplazamiento en la actualidad se discute entre Tanis y al-Qantír.
     
      Gôsen. Región en la que se asentaron los de Jacob cuando bajaron a E. (Gen 45,10; 46,28-34; 47,1; 50,8). Era, según el faraón, lo mejor del país, donde tenía sus rebaños cuidados por los judíos (Gen 47,6-11).
     
      Tanis. En hebreo So'an. Según la S. E. fue construida siete años después que Hebrón (Num 13,23), ciudad de la que también se ignora la fecha fundacional. Parece ser que la «construcción» a que se refiere la Biblia sería más bien una reconstrucción, pues Tanis (v.) parece que fue una de las más antiguas del Delta. La tesis de que Tanis sea Avaris, capital de los hicsos, no es aceptada por todos los egiptólogos. En época de Isaías era una ciudad importante, y un siglo después en tiempo de Ezequiel lo era aún más, apareciendo en sus oráculos contra E., juntamente con Patrós, Menfis, Tebas, etc. En esta región debió ayudar Yahwéh a los israelitas oprimidos por el faraón (Ps 78,12,43). En la actualidad se identifica prácticamente con Sán al-Hayar.
     
      Tahpanhes. En la Vulgata Taplzne. A esta ciudad fue llevado Jeremías cuando la destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor (Ier 43,7). En Ez 30,18 aparece este topónimo, pero con vocalización distinta, debido sin duda a ser un nombre extranjero. Jeremías la nombra varias veces (2,16; 43,7-9; 44,1; 46,14); del contexto parece indicarse que se encontraba situada en el Bajo Egipto.
     
      2. Historia. El origen del pueblo egipcio está en los des
      cendientes de Misrayim: Lûdim, `Ánamîm, Léhabim, Patrusîm, Kasluhîm, Nafttuhîm, Kafttorîm (Gen 10,13). A poco de llegar Abraham (v.) a la Tierra Prometida, un periodo de hambre le obligó a ir a E. (Gen 12,10). Cuando, más tarde, hubo otra época de hambre prohibió Dios a Isaac (v.) ir a este país (Gen 26,2), pero fueron sus nietos y su hijo Jacob (v.) los que se establecieron en E.
     
      José, hijo predilecto de Jacob, fue vendido por sus hermanos, envidiosos, a unos mercaderes madianitas que lo llevaron a E. (Gen 37,25-29). Allí fue vendido de nuevo, esta vez a un alto funcionario de la corte del faraón, llamado Putifar, y jefe de la guardia egipcia (Gen 39,1). Éste le confió la administración de su casa, haciéndole mayordomo de su hacienda. José rechazó varias veces a la mujer de Putifar, por lo que se vio envuelto en sus mentiras y fue llevado a la cárcel (Gen 39,9). Allí supo interpretar el sueño del copero y del repostero del faraón que también estaban encarcelados (Gen 40,1-23). Cuando años más tarde nadie supo interpretar los sueños del faraón, el copero, acordándose de José, habló de él al faraón, el cual le mandó llamar. José predijo la llegada a E. de siete años de abundancia seguidos de otros siete de hambre. El faraón le nombró su primer ministro (Gen 41,38-43) con plenos poderes para abastecer al país de trigo en previsión de la futura escasez, y le dio por esposa a 'Asénat hija del sacerdote de 'On. 'Asénat tuvo dos hijos, Manasés (Ménassen) y Efraim ('Efrayim), que fueron adoptados más tarde por Jacob como hijos (Gen 48,5).
     
      Durante el periodo de hambre, Jacob mandó a sus hijos a E. a comprar trigo. José reconoce a sus hermanos sin ser reconocido por ellos (Gen 42,7-9). Simeón quedó como rehén en el primer viaje, ya que se les acusaba de ser espías (Gen 42,9-24), en espera de la vuelta de sus hermanos con Benjamín, que había quedado con su padre. Cuando regresaron con el hermano menor, José se dio a conocer (Gen 45,1-5) y enterado el faraón, mandó buscar a su padre y a toda su familia y los estableció en Gósen (Gen 45,5-7). Aquí creció bajo la dominación de los hicsos (v.), el pueblo judío. La vida de José se narra en el Génesis cap. 37-50. En su actual forma literaria no es una obra homogénea, sino que, según la opinión de muchos críticos, proviene de tres fuentes distintas: la yahwista, la elohísta y la sacerdotal (v. PENTATEUCO). También se da como posible que fuera el desarrollo orgánico de la primera narración mosaica con adiciones posteriores.
     
      Cuando los hicsos fueron expulsados de E., los progresos de expansión y poderío de los judíos inquietaron a la nueva dinastía de los faraones indígenas, que los dedicaron a duros trabajos. De este estado de opresión fueron liberados por Moisés (v.), que consiguió la salida del pueblo hebreo gracias a las plagas (v.) y mediante el paso del mar Rojo (v.). Estos grandes acontecimientos aparecen en casi todos los libros del A. T. (los 2,10; 24,4; Ex 7,14-12,32; 13,17-14,31; Num 33,1-50; Is 10,26; ler 32,21; etc.) y en numerosos del N. T. (Act 7; Heb 3, 16; 8,9; 11,27).
     
      Desde el Éxodo hasta el reinado de Salomón (v.) no existen relaciones directas con E., siendo su boda con una hija del faraón (1 Reg 3,1) el motivo de la reanudación de las relaciones. Recibió como dote la ciudad de Gezer (1 Reg 9,16); y activó el intercambio comercial con este país al que compró caballos y carros (1 Reg 10, 28-29; 2 Par 1,16; 9,28). En E., en la corte del faraón Sesonq (Sisaq) se refugió huyendo de Salomón Jeroboam, rey de Israel, cuando el profeta Ajias le predijo que Yahwéh le daría 10 tribus (1 Reg 11,28-40; 2 Par 10,2). Sisaq, fundador de la XXII dinastía, es el primer faraón que aparece nombrado por su nombre en la Biblia (1 Reg 11,40; 14,25-26). Cuando la profecía se cumplió en época de Roboam, hijo de Salomón, parece que Jeroboam pidió ayuda a Sisaq. Este faraón organizó una expedición contra Palestina, tomó las ciudades fuertes de Judá, llegó hasta Jerusalén, y se apoderó de las riquezas del Templo y de la casa del rey (1 Reg 14,25-26).
     
      Durante el reinado de 'Asa', rey de Judá, el etíope Zerah dirigió una campaña contra él, pero fue vencido en Maresah y aniquilado después de perseguirle en Gérar (2 Par 14,8-14). En época de Joram, rey de Israel, se hace alusión a una alianza con los egipcios (2 Reg 7,6) durante las luchas con Siria. El faraón Só' fue llamado por Oseas (v.) último rey de Israel, ante el peligro del rey de Asiria, Salmanasar (2 Reg 17,4). Pero su ayuda no fue eficaz. El nombre de este faraón no se encuentra entre los de la XXIV dinastía, que es la que cronológicamente corresponde al reinado de Oseas. Se ha propuesto transformar el nombre de Só' en Sewe', corrigiendo el texto masorético, ya que los anales de Sargón II (v. SARGÓNCDA, DINASTÍA) permiten reconocer en él al militar y administrativo egipcio llamado Sib'e o Sib'u, al cual venció Sargón cuando la toma de Samaria.
     
      Taharqa, faraón de Etiopía y E., de la XXV dinastía, se enfrentó, a causa del dominio de Palestina, con los asirios. Ayudó a la rebelión de Ezequías contra Senaquerib. Pero según la S. E. no fue su ayuda la que salvó al reino de Judá (v.) sino la Providencia divina (2 Reg 19,9; Is 37,8-10). Los profetas se oponían a esta alianza con E., y motiva todos los oráculos lanzados contra el país (Os 7, 11,16; Is 18; 19; 20; 30.2-3; ler 2,16,18,36; Ez 17,15; 29-32; Nah 3,8-10; Lam 5,6). A pesar de sus protestas, no sólo siguieron pidiendo ayuda los judíos de Judá a E., sino que se refugiaron en este país cuando la toma de Jerusalén por Nabucodonosor (v.), llevándose con ellos a Jeremías (v.) (Ier 41,17; 43,7-8; 44-1; 2 Reg 25,26). tosías fue el único rey de Judá que se declaró contra los egipcios, durante el reinado del faraón Necao, quien .viendo el creciente poderío de Babilonia, marchó contra el rey de Asiria. tosías le salió al paso impidiéndole seguir (2 Reg 23,29). Intentó persuadirle Necao para que no se interpusiera, ya que no iba contra él, pero tosías no cambió de parecer y fue mortalmente herido en la llanura de Megiddo (2 Par 35,20). Le sucedió en el trono su hijo Joacaz, que fue llevado prisionero a E. por Necao, poniendo en el trono a otro hijo de Josías, 'Elyagim, cambiándole el nombre por el de loaquím (2 Reg 23,3336). Necao fue vencido por Nabucodonosor en Karkémis (Ier 46), y ya no volvió a salir de su país (2 Reg 24,7).
     
      Hofra', cuarto faraón de la XXVI dinastía intentó seguir la tradición faraónica de restablecer el poderío egipcio en Asia Menor. Invadió Palestina y Fenicia; al enterarse de la llegada del faraón, los caldeos que asediaban Jerusalén se retiraron de allí (Ier 37,5). Pero más tarde fue conquistada por Nabucodonosor, y después de este hecho Hofra` renunció definitivamente a la posesión de Palestina (2 Reg 24,7). Numerosos judíos se refugiaron en E., en la ciudad de Tahpanhes (Ier 43,7). El profeta, indignado de tal situación, profetizó amenazas contra sus compatriotas (Ier 43,4-44,30), contra los egipcios (46, 25) y contra Hofra` (44,30) vaticinándole que moriría a manos de sus enemigos. En la historia es llamado Apries. Hofra` es el último faraón que aparece mencionado en la Biblia. Durante esta época, o algo anterior, debió ser el establecimiento de una colonia judía en Elefantina (v.), isla situada en la primera catarata dei Nilo. En 1903 y 1904 se han descubierto en la isla papiros que dan noticia sobre dicha comunidad.
     
      Tras la caída del imperio caldeo, E. pasó a poder de los persas, y después a Alejandro (v.) y sus sucesores, siendo los judíos sometidos a los nuevos señores. Los Lágidas, sobrenombre con que se denomina a la dinastía macedonia de los Ptolomeos (v.), que reinaron en E. desde la muerte de Alejandro, y los Seléucidas (v.), lucharon por Siria y Palestina. luchas que ya el profeta Daniel había predicho (Dan 11) en época de Darío y que también se encuentran referidas en los libros de los Macabeos (1 Mach 1,17-21; 10,51-57; 11,1-13; 2 Mach 4,21; 5,1-21). En la época de los Ptolomeos se establecieron gran número de judíos en E., sobre todo en Alejandría (2 Mach 1,10; Act 2,10; 6,9; V. ALEJANDRÍA V).
     
      En E. se refugia la Sagrada Familia (v.) huyendo de Herodes, con Jesús (Mi 2,13-22), aunque no se sabe el tiempo y el lugar exactos de dicha estancia.
     
      3. Influencias entre Egipto y el pueblo hebreo. Es indudable que tantos años de permanencia en E., entre 400 según el Génesis (15,13-16), y 430 según el Éxodo, influyeron en el pueblo hebreo, siendo dicha estancia uno de los recuerdos que más hondamente ha conservado. La Biblia habla con gran conocimiento de las costumbres y forma de ser del pueblo egipcio. La palabra faraón aparece varias veces en la S. E.; en los libros más antiguos (Gen, Ex, Di 1 y 2 Sam) se encuentra aplicada sin añadir el nombre del faraón, equivaliendo a un mero título (Ex 6,11). Pocas veces aparece con el nombre propio, sólo cuando se refiere al faraón Necao (2 Reg 23,29-35; Ier 46,2), al faraón Hofra` y al faraón Sesonq. También se hace referencia a la hija del faraón (Ex 2,5-9; 1 Reg 3,1: 1 Par 4,18; etc.). El faraón del Génesis se presenta como un señor paternal, al que le preocupan los sueños; que acepta e incluso solicita consejo, y cuyas audiencias no tienen nada de solemnes. Los sueños del faraón son típicamente egipcios, ya que las siete vacas v las siete espigas pertenecen a la mitología egipcia, siendo las siete espigas el símbolo de Osiris. La forma de prestar juramento en E. (Gen 42,15-16) y las reglas de etiqueta palaciega son bien conocidas por el autor del Génesis. También aparece en la Biblia el trabajo en el campo (Ex 1,14) del pueblo hebreo y en la fabricación de ladrillos (Ex 5,14-16).
     
      Cuando los judíos salen de E., Moisés les dice que no deben hacer lo que hacía el pueblo donde habían vivido (Lev 18,3). Sin embargo, cuando la S. E. reconoce que Moisés poseía toda la sabiduría de los egipcios, nos hace pensar si la piedad y la moral de los hebreos, no hayan sido influenciadas por la moral y la piedad del pueblo egipcio, según Heródoto sumamente religioso; aunque también cabría pensar, y casi con mayor fundamento, si no fue al contrario. El pueblo hebreo fue siempre monoteísta y con una moral de gran elevación y exigencia. Parece más probable, pues, que esas tendencias monoteístas que se dan en los egipcios (v. VII) fueran causadas por su contacto con el pueblo hebreo.
     
      Parece que las primeras instituciones monárquicas judías se tomaron de E., si bien los profetas no se cerraron a la ética egipcia; y hay relaciones entre la literatura sapiencia¡ egipcia y la sabiduría bíblica. En el libro del Eclesiástico (v.) se aprecian ideas morales egipcias. En 1923 se descubrió el Libro de la Sabiduría de Amenemope, obra que trata de las relaciones de Dios y de los hombres, y sobre los deberes de éste, ideas muy semejantes a las que aparecen en el Libro de los Proverbios (v.). Comprobando estas semejanzas se podrá saber qué es lo que el pueblo hebreo debe al egipcio y qué le ha enseñado, o si al contrario es el pueblo egipcio el que debe algo a los hebreos. Algunos autores sostienen que el Libro de los Proverbios se ha inspirado en el de Amenemope. A su vez los profetas y la sabiduría del pueblo de Israel influyeron sobre los egipcios, sobre todo a partir del momento que aquéllos, al huir de los asirios y babilonios, se instalaron en las ciudades del Delta.
     
      Las influencias son claras en las inscripciones del sacerdote de Thot, al comienzo de la época ptolemaica. G. Lefebvre ve el paralelismo entre unas máximas de Petosiris y unos versículos de la Biblia. Aun partiendo de las mismas premisas no sacan las mismas conclusiones, pues mientras los judíos esperan de su buen comportamiento recompensas terrestres (v. RETRIBUCIÓN), los egipcios esperan después de la muerte una recompensa eterna al lado de los dioses a los que han servido durante su vida. Una de las ideas constantes de la Biblia, que también encontramos en E. aunque con ciertos matices, es la explicación de que las desgracias del pueblo son debidas a la impiedad, y sólo la vuelta al cumplimiento de los deberes religiosos les salvará. Las amenazas, las lamentaciones, tienen expresiones comunes, lo que hace pensar que los sabios de un país y otro tenían conocimiento de los escritos en los que se anunciaban las desgracias y los remedios en su país y en el país vecino. En el conjunto de la literatura egipcia se encuentran varios textos que ayudan a la interpretación bíblica, ya sea por su forma o por su contenido (fábulas, textos mortuorios, himnos, plegarias, etc.).
     
      V. t.: IV; ALEJANDRÍA V.
     
     

BIBL.: L. SPELEERS, Egypte, en DB (Suppl.) 2,755-919: A. IEREatíAs, Das Alte Testament im Lichte des alten Orient, Leipzig 1904; D. VOELTE, Die Urgeschite Israels ini Lichte der aegyptische Mythologie, Leiden 1907; A. M.ALLON, Les Hébreux en Égypte, Roma 1921; G. LEFEBVRE, Égyptiens et Hébreux, «Rev. Biblique» 31 (1922) 481-488; Z. MAYANI, Les Hyksos et le monde de la Bible, París 1956; P. MONTET, LTgypte et la Bible, París 1959; M. POZZEST, Las ciudades egipcias en la Biblia, «Rev. Bíblica), 22, Buenos Aires 1960.

 

M. M. LILLO ALEMANY.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991