Rey de los francos y conquistador de la Galia, C. o Clovis, n. el 465, es,
sin duda, una de las figuras más importantes de la historia de los reinos
bárbaros salidos de las grandes invasiones del S. V a. C. A pesar de todo,
su reinado no nos es bien conocido, debido a que nos faltan informaciones
seguras. El único relato que poseemos de él está dentro de la Histoire des
Francs de Gregorio de Tours, pero fue escrito tres cuartos de siglo
después de la muerte del rey, por lo que no puede ser utilizado sino con
gran espíritu crítico. En efecto, Gregorio de Tours (v.) no disponía para
narrar la historia de C. sino de un pequeño número de fuentes manuscritas
y frecuentemente se contentó con seguir la tradición oral; su relato
mezcla la historia y la leyenda y ofrece una cronología muy dudosa de los
principales hechos de su reinado.
C. pertenecía a la tribu de los francos (v.) salios, cuyo territorio
estaba situado en la Belgica secunda, alrededor de la ciudad de Turna¡,
sobre el Escalda. La fecha de su elevación al trono, que no es conocida de
manera precisa, debe situarse ca. el 481 ó 482. La primera noticia que
hace referencia a él nos le presenta combatiendo con Siagrio, jefe romano,
quien había tomado el título de rey y gobernaba las poblaciones de la
región de París. Hacia el 486, vence a Siagrio y se apodera de Soissons,
en donde una anécdota célebre y significativa nos lo presenta condenando a
muerte a un guerrero franco que se había apoderado de un vaso precioso que
pertenecía a la Iglesia. Este gesto es interpretado, generalmente, como el
primer signo de un acercamiento entre el rey pagano y la Iglesia católica.
Durante los 10 años siguientes, C. sometió las ciudades del antiguo reino
de Siagrio, entre el Somme y el Loira. Sin duda es en este periodo cuando
se sitúa el episodio decisivo de la conquista franca, pero por falta de
documentos sigue estando totalmente oscuro. Asegurada su autoridad con
estas primeras victorias pudo desembarazarse de todos sus rivales y
extender su poder sobre todo el pueblo franco. Emprendió también
expediciones exteriores, cuya cronología es casi imposible establecer. Una
primera guerra tuvo lugar, sin duda, en el 496 contra los alemanes, pero
C. quizá no participó en ella personalmente, en el 506 se desarrolló una
segunda campaña. Durante uno de estos dos episodios fue cuando se libró la
batalla de Tolbiac o Zülpich, durante la cual, según la leyenda, el rey
franco habría hecho el voto de convertirse al catolicismo. C. intentó
también someter el reino burgundio, pero la campaña organizada con este
fin (a. 500), terminó con un balance negativo. Por el contrario, la del a.
507 contra los visigodos de Alarico II finalizó con la victoria de Vouillé:
los visigodos (v.), cuyo rey murió durante el combate, tuvieron que
abandonar Aquitania y su capital, Toulouse, y refugiarse en España y la
Septimania. La mayor parte de la Galia se encontró entonces bajo la
hegemonía franca.
A nivel interior, parece ser que el principal cuidado de C. fue el
hacer aceptar a las poblaciones galo-romanas su dominación y la de su
pueblo. Muchos acontecimientos favorecieron este plan: en el 507, el hecho
de que el Emperador de Oriente, Anastasio, diera al rey franco los títulos
de «cónsul y patricio de los romanos», y la decisión que tomó C., después
de la victoria de Vouillé, de instalar su capital en París; Lutecia
(París) había sido en otro tiempo residencia imperial, lo que suponía
conectar con la tradición romana. Pero el hecho más importante fue la
conversión del rey. Esta había sido preparada por su esposa la princesa
Burgundia Clotilde (v.), católica, que llegó a ser santa (en el 492-493
según unos, o en el 502-503 según otros) y también por las excelentes
relaciones que C. mantenía con los más altos prelados de la Iglesia
galo-romana, tales como S. Remigio de Reims (v.) o S. Avito de Viena. La
fecha del bautismo del rey es hoy muy discutida: mientras que la opinión
de los antiguos eruditos era unánime, la del 496, la crítica moderna tiene
tendencia a desplazarla al 498, 499 y hasta el 506. La única cosa cierta
es que fue S. Remigio el que bautizó a C. un día de Navidad. Este acto
aumentó considerablemente el prestigio de la monarquía franca, apoyada en
adelante en el poder político y moral de la Iglesia. Los últimos años del
reinado se vieron ensangrentados por numerosos crímenes sufridos por los
miembros de su familia, de los que se hizo culpable a C. M. en el 511,
según Gregorio de Tours, después de haber dividido su reino entre sus
cuatro hijos, Thierry, Clodomiro, Childeberto y Clotario.
V. t.: FRANCOS; MEROVINGIOS; CLOTILDE, SANTA.
BIBL.: G. KURTH, Clovis, 3 ed.
Bruselas 1923; M. BLOCH, Observations sur la conquéte de la Gaule romaine
par les rois francs, «Rev. historiquel, CLIV (1927); L. HALPHEN, Grégoire
de Tours, historien de Clovis, en A travers Phistoire du Moyen áge, París
1950; G. TESSIER, Le baptéme de Clovis, París 1964.
PIERRE BONNASSIE.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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