Fueron dos santos hermanos que vivieron en el s. Ix «Apóstoles de los
eslavos», inventores del alfabeto glagolítico (v.) y traductores al eslavo
de la Biblia, los Santos Padres y libros de liturgia (v. ESLAVOS III).
Ambos nacieron en Tesalónica (Grecia), y fueron hijos del noble
magistrado León. C., cuyo nombre era Constantino, nació en 827. M.,
llamado Miguel, era mayor. Al morir su padre, cuando el segundo tenía sólo
14 años, se hizo cargo de su familia el logoteta imperial Teoctisto, que
llamó a C. a Constantinopla para educarlo junto con el futuro emperador
Miguel III. Fueron maestros suyos León el Matemático y Focio (v.), el
futuro Patriarca cismático. Allí aprendió gramática y retórica,
matemáticas, astronomía, música y filosofía. Renunció al matrimonio y
brillante porvenir que se le ofrecía en el Imperio, recibiendo el
diaconado y ocupando el cargo de cartofilacio, o bibliotecario patriarcal.
Poco después se retiró ocultamente a un monasterio del Bósforo, negándose
a ocupar de nuevo aquel cargo; pero aceptó al fin una cátedra de Filosofía
y Teología, en la que mereció el apelativo de Filósofo. Probablemente en
este tiempo sostuvo una disputa con el ex-Patriarca iconoclasta Juan VII
el Gramático.
M. había comenzado su carrera política, siendo nombrado arconte de
una provincia habitada por eslavos, probablemente Macedonia. Se hizo
monje, y el a. 840 ocupó el cargo de egúmeno del convento Polychron en el
monte Olimpo de Bitinia. El a. 855 Bardas, tío del emperador Miguel y
enemigo de Teoctisto, hizo asesinar a éste. La emperatriz Teodora tuvo
también que retirarse de la corte, y con ello C. prefirió abandonar su
cátedra, retirándose al monasterio de su hermano, M., dedicado a la
oración y al estudio.
En el a. 858 Bardas consiguió deponer al Patriarca Ignacio, que fue
desterrado, poniendo en su lugar a su amigo y consejero Focio. Dos años
después el emperador encargó a C. una misión político-religiosa con los
cázaros del Quersoneso, a orillas del mar de Azov. Éstos querían reforzar
los lazos políticos con Bizancio y solicitaron un letrado cristiano capaz
de disputar públicamente con los judíos y sarracenos. C. marchó allí con
su hermano, que conocía bien la lengua eslava, y aprendió rápidamente el
hebreo para discutir con los judíos. Se dice que también encontró allí
algunos libros de la S. E. en ruso (aunque algunos afirman que en siriaco),
descifrando aquella lengua. Al mismo tiempo buscó el cuerpo de S. Clemente
I (v.), Papa y mártir, que según una leyenda había sido desterrado al
Quersoneso y murió precipitado al mar con un ancla amarrada al cuello. Se
dice que C. halló milagrosamente la tumba de este mártir bajo las aguas y
que recogió las reliquias, llevándoselas consigo. Su misión con los
cázaros tuvo el éXIto deseado y, después de tres disputas con los judíos y
musulmanes ante el Kan y sus consejeros, todo el pueblo abrazó libremente
la fe cristiana.
Mientras tanto, el príncipe Ratislao de Moravia, para contrarrestar
la influencia germánica, pidió al Emperador misioneros que hablasen el
eslavo. C. y M. fueron, pues, enviados allí en el 863. Según una opinión
bastante común, inventaron el alfabeto glagolítico y tradujeron al eslavo
las Escrituras, los Padres y los rituales litúrgicos. Atravesaron también
la Panonia, donde fueron bien acogidos por el príncipe Kocel, quien les
encargó la educación de un grupo de muchachos que luego fueron sus
continuadores. La predicación y liturgia en eslavo dieron grandes frutos
que eran celebrados por todas partes, aunque suscitaron también la envidia
del clero germánico, que les acusó de herejía. El papa Nicolás 1 llamó a
Roma a los dos hermanos, siendo recibidos solemnemente por su sucesor
Adriano II, al que entregaron las reliquias de S. Clemente. El Papa
reconoció la ortodoXIa de C. y M., aprobó plenamente el uso litúrgico del
eslavo y ordenó sacerdote a M. y algunos de sus discípulos.
Entre tanto, C. enfermaba en Roma y m. el 14 feb. 869 a los 42 años
de edad, siendo enterrado solemnemente en la iglesia de S. Clemente, en
cuyo monasterio parece ingresó poco antes.Al morir C., fue consagrado
obispo M., siendo nombrado arzobispo de Moravia y Panonia y legado
pontificio para todos los eslavos. Si hemos de creer a la Vida eslava de
M. (cap. VIII), el Papa le dio una carta para Ratislao y Kocel, con la
aprobación expresa de la liturgia eslava y de toda su obra apostólica. La
carta es admitida por los especialistas F. Dvornik y F. Grivec, aunque es
negada por P. Duthilleul y otros. Sin embargo, M., por la guerra entre
alemanes y moravos, tuvo que irse a Panonia, evangelizada ya por el
arzobispo Aldewino de Salzburgo. Éste le acusó ante Luis el Germánico y le
hicieron comparecer ante un concilio en Ratisbona, condenándole a la
cárcel o al eXIlio. Sólo la enérgica intervención del papa Juan VIII en el
873 le devolvió la libertad.
En Moravia fue acusado nuevamente de herejía, y tuvo que volver a
Roma para justificarse, siendo repuesto en todas sus funciones por Juan
VIII, que en la carta Industriae tuae de junio del 880 al príncipe
Svatopluk, aprobaba la liturgia eslava, a condición de que recitaran
primero las Escrituras en latín, antes de proclamarlas en eslavo. El Papa,
a petición de este mismo príncipe, consagró obispo a Wiching, el sacerdote
que había ido a acusar a M., haciéndolo sufragáneo de éste, a pesar de ser
de rito latino. Wiching, al llegar a Moravia, parece que propagó una carta
falsa del Papa, que sembró la confusión entre el clero germánico, y siguió
multiplicando las dificultades de M. hasta el fin de su vida.
Sabemos que éste hizo un viaje a Constantinopla, invitado por el
Emperador, y que tanto él como Focio le colmaron de honores. A pesar de
las continuas intrigas de Wiching ante Svatopluk, M. consolidó la
organización eclesiástica de Moravia y, habiendo designado a Gorasdo como
sucesor, m. probablemente el 6 abr. 885. Fue enterrado en su propia
catedral, desconociéndose el lugar de su tumba, aunque tal vez se
encuentre en Mikulcice, al S de Velehrad, como afirma V. Grumel, donde se
han descubierto grandes basílicas moravas del s. ixMuerto M., Wiching fue
probablemente otra vez a Roma a presentar sus acusaciones, y obtuvo la
prohibición de la liturgia eslava y la suspensión de Gorasdo hasta que
fuera a justificarse allí. Éste, desterrado de su sede de Moravia y
Panonia, plegó su actividad misionera entre los búlgaros, cuyo primer rey
cristiano, Boris o Bogoris, había sido convertido por M. La historia no ha
dilucidado todavía por qué Gorasdo nunca fue a Roma.
La obra misionera de los santos C. y M. en Europa fue inmensa,
rebasando los límites comprobados por la historia, y extendiéndose su
infuencia a los moravos, eslovacos, eslovenos, bohemios, polacos, croatas,
servios, macedonios, búlgaros, ucranianos y rusos, como reconoce Juan
XXIII en su carta Magni f ici eventus del 11 mayo 1963, y como se confirma
por la veneración que todos estos pueblos tienen por ellos. C. y M.
recibieron culto litúrgico universal y constante, como santos, entre todos
los pueblos eslavos, igual que cinco de sus discípulos: Gorasdo, Naún,
Clemente, Sabas y Angelario. El mejor juicio ponderativo de la obra de los
«Apóstoles de los eslavos» es el testimonio de León XIII en su enc. Grande
munus y la carta Magnifici eventus de Juan XXIII, en las que se enaltecen
la santidad y la inmensa obra misionera realizada por ellos para la
cristianización de Europa, no menos que su fidelidad y obediencia a la
Sede romana, con la que estuvieron siempre unidos con estrechísimo vínculo
de fe y caridad.
León XIII extendió el culto de estos santos a toda la Iglesia,
fijando su fiesta para el 5 de julio (25 oct. 1880), y trasladándola luego
al 7 de julio (11 dic. 1897). Entre los eslavos de rito bizantino la
fiesta se celebra el 11 de mayo.
Obra literaria. C. y M. son considerados como padres de la
literatura paleoeslava. C. tradujo al eslavo las Epístolas, los Evangelios
y el Eucologio bizantino. La Vida atestigua que M. tradujo las Discusiones
de Constantino con los judíos y las distribuyó en ocho homilías.
Probablemente escribió también las Discusiones de C. con luan VII y con
los sarracenos. Es posible que C. escribiese una historia del
descubrimiento de las reliquias de S. Clemente. M. acabó de traducir la
Biblia (excepto los dos libros de los Macabeos). Tradujo el Nomocanon
(colección de cánones de Juan el Escolástico) y los libros de los Santos
Padres. Tiene una exhortación a la penitencia y una homilía. Se le
atribuye el Zakon Sudnyj (código de leyes eslavas) (V. ESLAVOS III y IV).
V. t.: CHECOSLOVAQUIA V.
BIBL.: Vitae Constantini et
Methodii, trad. latina del eslavo y notas de F. GRIVEC, en «Acta Academiae
Valehradensis» 17 (1941) 1-127; trad. francesa por F. DVORNIK, Les
légendes de Constantin et de Méthode vues de Byzance, Praga 1933; C.
R. MARIMÓN BATLLÓ.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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