CESAREA DEL MAR


Ciudad situada en la costa mediterránea, 50 Km. al N de Tel Aviv y 38 al S de Haifa. Recibe los nombres de C. del Mar o marítima, C. de Palestina y Sebaste, y actualmente Qisáriyah. En el libro de los Hechos de los Apóstoles es llamada simplemente C., ya que su importancia, como residencia de los procuradores romanos, era muy superior a la de C. de Filipo.
     
      Cuando al final del Imperio persa de los Aqueménidas las satrapías occidentales se desmembraron y surgieron pequeños principados a lo largo de la costa palestinense, uno de estos reyezuelos, Straton de Sidón, fundó la ciudad y su puerto, en el S. IV a. C., con el nombre de Torre de Straton. Más tarde, Alejandro Janeo adquirió la ciudad y ésta pasó a pertenecer a los asmoneos (v.). Al separar Pompeyo la Judea de las ciudades de la costa, fue confiada al gobernador romano de la provincia de Siria.
     
      Hasta la época de Herodes, a cuyo reino la aneXIonó Augusto, no alcanza su punto culminante. Se hallaba entonces en estado ruinoso y Herodes comenzó, en el 22 a. C., la edificación de una nueva ciudad, la cual consagró en el 10 a. C., dándole el nombre de C. en honor del emperador. La dotó de un puerto que hizo exclamar al historiador Flavio Josefo: «Ha construido un puerto mayor que El Pireo... A la entrada del puerto, colosales estatuas, tres a cada lado, descansan sobre columnas...». (De bello judaico, I, XXI,5 ss.). Pero no sólo era famosa por el puerto, sino también por los edificios públicos, el más grandioso de los cuales era el templo de Augusto. Tras describir el templo, dice el historiador judío: «Otras construcciones, anfiteatro, teatro, fueron edificados en un estilo digno del nombre de la ciudad. Herodes creó además juegos quinquenales que él mismo inauguró» (Antiquaetates judaicáe, XV, IX,6).. C. estaba rodeada de una muralla semicircular de unos 3 Km². Fuera se encontraba el hipódromo.
     
      El a. 6 d. C. fue asiento de los procuradores romanos que gobernaban la Judea como una dependencia de la provincia de Siria, con lo que se convirtió en el centro militar y administrativo del país. La población era en su mayoría pagana. En esta ciudad comenzaron los desórdenes que llevaron a la guerra judaica contra los romanos, la cual terminaría con la destrucción del templo de Jerusalén en el a. 70. Aquí fue proclamado Vespasiano emperador por las legiones de Oriente y aquí celebró Tito su victoria.
     
      En los Hechos de los Apóstoles se encuentran abundantes pasajes relacionados con C. En ella vivía el centurión Cornelio «religioso y temeroso de Dios» (Act 10,1-2), y aquí se le apareció un ángel en una visión, diciéndole: «Despacha hombres a Jope y haz venir a un tal Simón, que se apellida Pedro» (Act 10,5). En C. tuvo lugar el encuentro de S. Pedro (v.) y Cornelio que marca un hito importantísimo en el cristianismo, con la accesión de los gentiles a la fe. La Iglesia aún tenía hondas raíces judías y el hecho de que Pedro coma en compañía de los gentiles provoca las primeras dificultades internas del cristianismo. Pero, a partir de aquí, las rutas de la Iglesia quedan diáfanas y comenzarán a extenderse por todo el mundo. También la vida de S. Pablo (v.) está ligada en parte a C. (cfr. Act cap. 23-26).
     
      Bajo Alejandro Severo ganó el título de metropolis provinciae Syriae Palaestinae. Como tal y como sede episcopal de primer orden, en los s ni, Iv y principios del v, gozó de esplendor cultural y rayó a mayor altura que Jerusalén. Orígenes (v.), eXIliado de Alejandría, enseñó en C. y publicó en ella numerosas obras, pudiéndose hablar de una escuela de C., fiel a la memoria de este maestro. El obispo S. Panfilio dotó a la ciudad de la más rica biblioteca de Oriente después de Alejandría. Un discípulo de éste, también obispo de C., es Eusebio (v.), padre de la historiografía eclesiástica. De allí es también Procopio, historiador de Justiniano.
     
      En el a. 639 cesó la larga dominación romana al ser conquistada por los árabes. Bajo la égida musulmana tuvo un periodo de prosperidad como centro internacional de comercio y de comunicaciones marítimas. Sin embargo, en el 1101, cuando fue conquistada por los cruzados, éstos la encontraron en estado miserable. Más tarde, conoció alternativamente la dominación musulmana y la cristiana. S. Luis, rey de Francia, la fortificó, dotándola de las murallas que aún se conservan y comenzó la edificación de la catedral, mas pocos años después Baibars destruyó en parte la ciudad, que comenzó así su decadencia final, convirtiéndose en cantera para nuevas construcciones.
     
      En los últimos años han trabajado varias misiones arqueológicas, dejando al descubierto las imponentes murallas de los cruzados y el teatro romano de la época herodiana. En un bloque de piedra ha aparecido una inscripción en la que se lee: «...Pontivs Pilatvs, Praejectvs Ivdaeae»; hasta ahora sólo teníamos constancia de la presencia y funciones de Poncio Pilato (v.) en tiempo de Cristo por las fuentes literarias; ahora existe ya constancia epigráfica. En un trozo de mármol gris se lee en hebreo el nombre de Nazaret (v.); es la mención más antigua de esta ciudad en esa lengua.
     
     

BIBL.: Césarée, «Bible et Terre Sainte» 57, junio 1963 (número monográfico); M. DIETRICH, Cesarea del Mar, en Enciclopedia de la Biblia, 11, Barcelona 1963, 300-307; L. HAEFELI, Caesarea am Meer, «New Testaments abstracta» 10, 5 (1923); A. REIFENBERG, Cesarea. A Study in the Decline ol a Town, «Israel Exploration lournal» I (1950) 20-32.

 

J. L. LACAVE RIAÑO.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991