CAPADOCIOS, PADRES


Capadocia fue evangelizada muy pronto (cfr. 1 Petr. 1, 1). No obstante poseía muy pocos obispados en el S. IV, aunque había múltiples corepíscopos, una cincuentena tan sólo para la metrópolis de Cesarea, que ejerció una especie de supremacía, durante los cuatro primeros siglos, sobre las provincias del norte y del nordeste de Asia Menor, con el título de exarca. Durante el S. IV Capadocia produjo una pléyade de doctores ilustres, entre los más eminentes figuran los llamados Padres Capadocios: S. Basilio, su hermano menor S. Gregorio de Nisa, y su amigo, S. Gregorio de Nacianzo. Unidos por intereses comunes, llegaron a ejercer una gran influencia en la Iglesia Universal.
      Basilio es conocido como el gran legislador de la vida monástica. Sin embargo, no es él quien la inició, ni siquiera en Asia Menor. Él se relaciona más próximamente con un movimiento de tendencia predominantemente siria, del que Eustacio de Sebaste constituye la personalidad más conocida. Basilio, empero, rompió conscientemente el vínculo con quien fue su maestro espiritual. El movimiento eustaciano corría el riesgo de entrar en conflicto con el episcopado y de convertirse en sectario. Basilio admiraba el celo de estos grupos de ascetas, pero advirtió el peligro. Por eso Basilio no sólo intentó tenazmente extraer lo esencial de la ascética cristiana, sino que muestra también su origen en el Bautismo y la Eucaristía, sacramentos de fe y de la Iglesia. Predica 'sin el menor signo de sentimentalismo una santificación basada en la observancia de los mandamientos, de las Reglas, de inspiración puramente bíblica. Su vocación consistió en purificar el vasto movimiento del monaquismo (v.), encauzándolo constantemente hacia el Nuevo Testamento, asegurándole así un lugar en el cuerpo de la Iglesia.
      Al comparar a S. Gregorio de Nisa con su hermano Basilio, suele subrayarse el hecho de que mientras el segundo se constituyó en hombre de acción, el primero fue un pensador y místico. De hecho, para él, la primera experiencia del alma que se interroga acerca de Dios es la de vértigo ante lo Inaccesible. Disponemos no obstante de una vía para acercarnos a Dios. A la incomprensibilidad de la esencia divina se opone una captación más allá de todos los conceptos, por medio del impulso del amor. «Superando todo lo creado y sobrepasando lo que en ello pueda ser conocido, habiendo renunciado a la ayuda de todo concepto, he encontrado por medio de la fe a Aquel a quien yo amo...» (In Cant. 111,3: PG 44, 893 B). Una palabra es especialmente significativa en este texto: la «fe»; los más elevados grados de la mística no son para S. Gregorio sino el desarrollo del don que le es propio a cada cristiano, la fe. Si para S. Basilio la ascética desarrolla las obligaciones comunes de los fieles, su hermano estableció los fundamentos de la mística sobre la fe que «une el espíritu a la naturaleza incomprensible» (Contra Eunomio 11,9: PG, 45,941 B).
      En Oriente es clásica la división de la vida espiritual en praxis y teoría. Las reglas de S. Basilio enseñan sobre todo la praxis, Gregorio de Nisa expone principalmente los grados más altos de la teoría, para S. Gregorio de Nacianzo, el Teólogo, el problema vital estaba constituido por la relación entre las dos etapas. Tomó de Orígenes (In Luc. Fragm. 39, ed. Rauer, p. 251) el famoso principio: la praxis es el camino, la ascensión hacia la teoría. Esta praxis no es entendida por Gregorio tan sólo como una purificación, ya que el espíritu humano, incluso si es puro, no es capaz de ver a Dios. La praxis es la imitación de Cristo, y sobre todo de su misión de unir el cielo y la tierra. El hombre, «mezcla» de espíritu y de materia está llamado a santificar el cosmos entero. La «huida del mundo» en el sentido ascético, debe ser conciliado con el deber cristiano de santificar el mundo, trabajar y vivir en él.
      Se puede decir que los grandes problemas de la vida cristiana, planteados con anterioridad por Orígenes y que, corrían el riesgo de una interpretación errónea, fueron tratados por parte de los P. C. a la luz de una recta enseñanza.
     
      V. t.: BASILIO, SAN; GREGORIO NACIANCENO, SAN; GREGORIO NISENO, SAN.
     
     

BIBL.: V. la de los artículos que se acaban de citar; R. TANIN, Capadocia, en DHGE X1,907-909.

 

TOMAS SPIDLíK.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991