BRUNO, SAN
Colonia y Reims. Magister Bruno
n. en Colonia (Alemania) ca. el 1027. Procedía de una noble familia. Su
iniciación cultural comenzó probablemente en la escuela catedralicia de
S. Cunibert de su misma ciudad natal, que Harimann II ( 1036-55)
reorganizaba por aquellas fechas. Todavía joven (hacia los 15 años,
según Autore) pasó a la célebre escuela catedralicia de Reims que,
primero como estudiante y luego como maestro, le retendrá la mejor parte
de su vida, justificando el calificativo de Bruno gallicus o Bruno
remensis que le dieron sus contemporáneos. Un examen crítico y sereno de
las fuentes no permite aceptar el discipulado bruniano de Berenguer de
Tours ni sus hipotéticos estudios en París que, bajo la fe de Dorland
(s. XVI) y de la Crónica de S. Majencio (1140-60) respectivamente, le
gratifican biógrafos posteriores. Ni Tours ni París apartaron a B. de
Reims, en cuya escuela pervivía la memoria y la herencia del célebre
Gerberto, luego Silvestre II, en manos de un rector mediocre, Harimann,
el homónimo del arzobispo de Colonia, posible primer tutor literario de
B. Durante sus estudios tuvo lugar el conc. de Reims (septiembre-octubre
de 1049), presidido por el mismo León IX, que procedió contra la
simonía, abuso que muy luego afectará a la sede remense, envolviendo a
B. en una lucha que le fue especialmente dolorosa y que le elevó en la
estima de sus contemporáneos.
Terminado el curriculum studiorum y bien imbuido en la Filosofía y
en la Teología, B. entra brillantemente en el cursus honorum. La crónica
Magister nos la presenta primero como canónigo de Reims, y su testimonio
es aceptado unánimemente. Esta pertenencia durante 25 años al Capítulo
catedralicio (72 miembros) de la primera diócesis francesa, tuvo
indudablemente que marcar a B. con el sello de su fisonomía propia. Aquí
hizo su primer ensayo, como canónigo regular, de una cierta vida común,
de acuerdo con la Regla de Aquisgrán, que permitía gran flexibilidad e
independencia, incluso económica, a sus miembros. En este ambiente
bastante confortable, todavía mejorado con sus importantes prebendas, se
movió la vida de B. de Colonia en su tercio central pletórico de vigor y
en la plenitud de su eficiencia intelectual.
Muy luego (la crónica Magister no precisa la fecha) fue elegido
maestro de la Escuela de Reims. B. asumió su cargo probablemente en
1056, perdurando en el cargo hasta 1077. Los disturbios promovidos por
el arzobispo simoníaco Manasés serían la causa de su cesantía.
En esta época de persecución colocan los autores, siguiendo una
lamentable confusión de la crónica Laudemus, el, hipotético magisterio
parisiense de B. y su presencia en el apócrifo relato del Dr. de París
difunto y condenado, y su improbable decisiva influencia en el futuro de
B. Modernos estudios demuestran lo insostenible de ambas hipótesis, como
asimismo desmienten la posibilidad de que fuera, con motivo de este
forzoso alejamiento de Reims, nombrado canónigo de s. Cuniberto de
Colonia. Este cargo, atestiguado por la Apología de Manasés, parece
indudable. Posiblemente le fue otorgado en atención a su familia cuando
B. era todavía joven estudiante, si es que no cabe la opción de pensar
en un canonicato honoris causa al hijo ilustre de Colonia, famoso como
maestro de la Escuela de Reims. La crónica Magister no hace mención de
otro cargo de B. bien atestiguado y que, a pesar de su importancia, pasó
casi desapercibido debido a su corta duración y a las penosas
circunstancias en que se desenvolvió: nos referimos a su nombramiento,
por el arzobispo simoníaco Manasés, para el puesto de canciller de la
Iglesia de Reims. Dom Yves Gourdel fija la fecha de nominación en
febrero o marzo de 1075. En todo caso no fue anterior a octubre de 1074,
fecha en que su antecesor Odalrico firmaba como tal; ni se prolongó más
allá del 16 abr. 1078. Así, pues, B. no ejerció su cargo de canciller
por más de un trienio y aún menos, ya que desde los primeros días de
1077 B. estaba enzarzado en su lucha con Manasés, que en septiembre de
1077 le depone de todos sus cargos y se mantiene en su sede hasta
finalizado el 1080. En este trienio, B., acogido a la hospitalidad del
conde Ebal de Roucy junto con su deán Manasés y sus amigos y compañeros
Raoul le Verd, Ponce y Fulcius, se mantiene firme en su oposición a la
conducta despótica de su arzobispo, contra el cual depuso en los conc.
de Autun (septiembre de 1077) y Lyon (febrero de 1080), lo que le valió
el saqueo de su casa, la confiscación de sus bienes y la deposición de
sus cargos, amén de varias emboscadas planeadas por el belicoso y hábil
arzobispo, a raíz del conc. de Autun.
Estos desengaños hicieron madurar en B., en su retiro junto al
conde Ebal de Roucy (1077) y sobre todo ya reinstalado en Reims (1081),
el propósito de abandonar el mundo en cuanto las circunstancias se lo
permitieran y retirarse a hacer vida monacal. Por eso, en cuanto la
calma reinó en Reims con la deposición de Manasés y en el momento en que
se pensaba seriamente en él para la sede metropolitana, abandonó Reims
con varios compañeros «en virtud de la promesa, del voto y del propósito
hecho de abandonar lo perecedero, perseguir lo eterno y vestir el hábito
monástico» (Carta a Raoul, en PL 152,422C).
Camino del desierto. «Abandonado el siglo, fundó el desierto de la
Cartuja y lo gobernó seis años». Esta frase de la crónica Magister hizo
creer por mucho tiempo, hasta el s. XVII, que B. pasó directamente de
Reims al desierto de Chartreuse. El Cartulario de Molesmes nos permite
suplir un lapsus sufrido por el cronista. En una fecha incierta, pero
situada entre 1081 y 1083, B. parte de Reims con dos compañeros, Pedro y
Lamberto, resuelto a poner en práctica su voto de vestir el hábito
monástico. Para mayor seguridad, decide, según Enrique Kalkar (1398)
visitar de paso a un devoto ermitaño y pedirle consejo sobre el modo de
realizar su plan. Mabillon cree poder identificar ese eremitaño y
anónimo con Roberto de Molesmes, que en 1075 erige la abadía de Molesmes
con el grupo eremítico de Collan, que le nombra su abad. Roberto sugiere
a B. una experiencia eremítica en Seche-Fontaine, a 8 Km. de Molesmes,
propiedad recientemente (1081) donada al monasterio. Aquí, después de
una experiencia eremítica, el pequeño grupo, algo aumentado por lo que
parece, evoluciona hacia el cenobitismo. B., que aspira a una vida
eremítica pura y no encuentra el lugar apto para su propósito, parte con
algunos compañeros a Grenoble, donde se entrevista con el obispo Hugo.
Éste pone a su disposición el impresionante desierto de Chartreuse.
Ocurría esto en junio de 1084. Dos años más tarde -9 dic. 1086- fue
oficialmente promulgada por Hugo la carta fundacional de Grande
Chartreuse. La Orden cartujana había nacido, si bien no sería
institucionalizada hasta más tarde. Se compone a primera hora de siete
personas: Magister Bruno, el maestro Landuino, Esteban de Bourg, Esteban
de Die, ambos canónigos de S. Rufo, Hugo, denominado el Capellán, y dos
laicos o «conversos»: Andrés y Guarín. ¿Cuándo se habían unido a B.?
Algunos ciertamente provenían de Seche-Fontaine; otros probablemente se
les unirían en el camino, p. ej., los dos canónigos de S. Rufo, cuyo
monasterio de la Cote Saint-André se hallaba en el camino de Chartreuse.
Aquí se instalaron en el sitio actualmente conocido con el nombre de
Notre Dame de Casalibus, habitando de dos en dos y teniendo una capilla
común y reuniéndose para el rezo de Maitines y Vísperas, en un clima de
temperaturas extremas y a una altitud de 1155 m. La paz y la
tranquilidad conseguidas por B. en el desierto del Delfinado, y a veces
compartidas por su obispo Hugo de Grenoble, duraron poco.
Hacia la curia papal. El 12 mar. 1088, Urbano II, su antiguo
discípulo de Reims, es elegido Papa, y «Bruno, obligado por el papa
Urbano, de quien en otro tiempo fuera preceptor, fue a la curia romana,
en calidad de consejero papal para los asuntos eclesiásticos» ( Magister).
La estancia de B. en la corte papal debió ser no muy superior al año. La
crónica Magister relaciona la partida de B. con la designación de éste
para el arzobispado de Reggio, que debió coincidir con su llegada a Roma
y no más tarde de diciembre de 1091, fecha en que Ranger, el elegido
para el puesto declinado por B., firma como arzobispo electo de Reggio.
Este simple hecho aconseja poner un interrogante no sólo de duda, sino
de casi exclusión, de dos noticias que biógrafos posteriores han
aceptado y propalado sin examen y que reposan en una errónea
interpretación de la permanencia de B. en la corte de Urbano II. Nos
referimos a la supuesta donación papal a B. de la iglesia de S. Ciriaco
en las termas de Diocleciano, que se basa en una carta apócrifa de
Urbano II, compuesta probablemente en el s. XVI a raíz del traslado,
realizado por Pío IV en 1561, de la antigua cartuja romana junto a S.
Cruz de Jerusalén, a las termas de Diocleciano; y a la hipotética
presencia de B. en los concilios celebrados por Urbano II, que bajo la
fe de Don Francisco Du Puy (1515), han admitido y parafraseado
posteriores hagiógrafos. Estudios recientes aconsejan, sin embargo,
rechazar asimismo la atribución a B. de la composición del Prefacio de
la Virgen que, sugerida impersonalmente por el español Antonio Beuter,
fue recogida y adaptada a B. por Surianus en 1639.
Camino de Calabria. Ca. 1091, B., recordando con nostalgia su
amada soledad y comprendiendo que su alma sensibilizada al silencio del
desierto no puede soportar el ajetreo y las costumbres curiales, busca
asilo en el apacible desierto de la Torre de Calabria. Calabria era el
paraíso de los ermitaños medievales, y además, recientemente había
pasado a ser posesión del conde Roger, uno de los apoyos políticos más
eficaces de Urbano II, el mecenas de B. En junio de 1091, Roger y Urbano
II se entrevistaron en Mileto y posiblemente decidieron la suerte de B.
S. María de la Torre, cerca de Squilace, situada a una altitud de 850 m.
es la segunda fundación de B., aquella en donde vive en soledad el
último decenio de su vida, donde es enterrado, y cuyo panegírico
emocionado cantó en su Carta a Raoul le Verd. Aquí es donde recibe la
visita de Magister Landuin, su sucesor en Chartreuse, ca. el 1100, con
quien B., remite una Carta a los Hermanos de Chartreuse. Las cartas de
Calabria, tanto pontificales como condales, sustancialmente auténticas,
descartan la opinión, muy extendida, de la erección de un instituto
cenobítico dependiente del eremitorio de S. María de la Torre, basada en
la carta del conde Roger escrita a raíz del asedio de Capua. El
cenobitismo dependiente del eremitorio de la Torre no aparece hasta
1114, con la creación de Montauro, a 40 Km. de la Torre, trasladado
luego a S. Esteban, situado a 1,5 Km. de este eremitorio. B. muere el 6
oct. 1101, después de hacer Profesión de fe en un texto que se ha
conservado. Fue canonizado el 19 jul. 1514 por León X.
Actividad literaria. Además de las obras del periodo calabrés, que
acabamos de citar, puede atribuirse a B. con bastantes garantías:
Comentario a las Epístolas de S. Pablo, escrito probablemente en Reims;
Comentario a los Salmos, datable de la misma época; Del menosprecio del
mundo. La edición de las obras de B. aparecida en París en 1524 le
atribuía además una importante colección de sermones y opúsculos que los
benedictinos de Montecassino reivindicaron para su homónimo y
contemporáneo Bruno de Segni.
ILDEFONSO GÓMEZ.
BIBL.: Ediciones: Para las cartas a Raoul le Verd ya los Hermanos de Chartreuse y la Profesión de fe existe ed. crítica en «Sources chrétiennes», LXXXVIII (1962) 66-93; el conjunto de las obras brunianas está recogido en PL 152-153. Estudios: el mejor resumen de la Vida de B. en Lettres des premiers chartreux, «Sources chrétiennes», LXXXVIII (1962) 9-64, y C. BOUTRAIS, La Grande Chartreuse, 10 ed. Grenoble 1967. Pueden, además, consultarse entre las antiguas: Crónica Magister y Crónica Laudemus, ed. A. WILMART, La Chronique des premiers Chartreux, «Rey. Mabillon», XVI (1926) 77-142; Títulos fúnebres, en PL 152, 533-606; Du Puy, Vita S. Brunonis (1515), en PL 152,491 ss. Entre las más modernas es útil consultar: C. DE BYE, Acta sancti Brunonis, en Acta Sanct. III,1770,491-777 (reproducida en PL 152,9-482 y 606-632, con muchas erratas de imprenta); M. LEFEBVRE, Saint Bruno et l'Ordre des Chartreux, París 1883; H. LOEBBEL, Der Stifter des Carthiiuser Ordens del Hl. Bruno aus Koln, en Kirchengeschtliche Studien, Münster 1899; RR. PP. BENEDICTINOS, Vies de Saints et Bienheureux, París 1952; P. DE FARCONNET, Bruno, Saint, en DHGE X,951-954; M. A. CALABRESE, S. ORIENTI, M. V. BRANDI, Bruno, en Bibl. Sanct. 3, 561-577.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991