Franciscano y escritor ascético español, guardián del convento de
Villasilos; publicó un Breve Tratado donde se declara cuán necesaria sea
la paz del alma (Alcalá 1580); el mismo año aparece en Salamanca junto con
el Tratado de oración y meditación de S. Pedro de Alcántara. La fecha de
la licencia, febrero de 1568, permite suponer la existencia de una o
varias ediciones anteriores.
La genealogía bibliográfica del opúsculo de B. es muy complicada.
Aparte las ediciones aisladas del Breve Tratado (s. XVII y XVIII) se editó
con frecuencia con el Tratado de S. Pedro de Alcántara; en Córdoba, ca.
1582, aparece junto con el Consuelo y oratorio espiritual; se tradujo al
francés, italiano, latín, flamenco, portugués e inglés.
El Breve Tratado, «obra única en su especie por sus observaciones
psicológicas, no ha tenido la suerte de encontrar un estudioso que la haya
analizado con el detenimiento debido, a pesar de merecerlo sobradamente;
pocos trabajos se han hecho sobre esta virtud que puedan parangonarse con
él, no sólo en nuestra patria, sino fuera de ella» (Moliner).
Éstas son algunas de las ideas del Breve Tratado, expuestas sin
rigor escolástico y a veces repetidas: Dios ha dado al hombre un corazón
noble, criado para amarle. Con el amor, lo difícil le será fácil al alma.
La mortificación y la actividad exterior poco o nada valen si el amor no
las acompaña. Ofrézcase el alma a Dios desembarazada de todo lo de la
tierra con un entrañable deseo de que en ella se cumpla perfectamente la
voluntad divina. El resultado será la paz, que defenderá continuamente en
medio del torbellino de la vida. No le importe sufrir trabajos y
humillaciones por y con Cristo. No apetezca los consuelos, ni aun los
espirituales. Sea prudente en las obras de celo. En la oración y en la
actividad externa obrar con sosiego, sin atropellarse, no desmayando por
las distracciones ni por la aridez espiritual ni ante los ataques del
demonio. No se descorazone por las faltas reiteradas, bórrelas con la
humildad sincera. En el rechazar cuanto tienda a perturbar esa paz, actúe
con tranquilidad, sin violencia ni fuerza. Ayuda en esta lucha la hallará
el alma en Jesús Hostia, comulgando sacramental o espiritualmente, según
licencia del director espiritual. Este ejercicio de la paz se armoniza
perfectamente con el cumplimiento de cualquier clase de obligaciones.
BIBL.: J. SBARALEA, Supplementum
et castigatio ad scriptores trium Ordinum S. Francisci II. Roma 1921;
UBALDO D'ALENÇON, Des influences franciscaines sur l'auteur du «Combat
Spirituel». "Études Franciscaine" XXVII (1912) 76-83; J. HEERINCKX,
Bonilla, en DSAM I, 1859; II, 1139; M. LLANEZA, Bibliografía de Fr. Luis
de Granada 1, Salamanca 1926, 110-193; A. PALAU, Manual dellibrero
hispanoamericano, 2 ed. Barcelona 1948 8S., V, 11488.; XIX, 212 S8.; J.
SIMÓN DÍAZ, Bibliografía de la literatura hispánica VI, Madrid 1961, 593
8S.; J. M. MOLINER, Historia de la literatura mística en España II, Burgos
1961, 316 SS.; J. MESEGUER FERNÁNDEZ, Juan de Bonilla y su Breve Tratado,
«Archivo Ibero-Americano» 29 (1969) 178-188.
J. MESEGUER FERNÁNDEZ.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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