BONAPARTE, FAMILIA


Orígenes. Vieja familia corsa, de origen italiano, que se consideraba perteneciente a la nobleza menor y ciertamente, el documento presentado por Carlos Buonaparte en la Escuela Militar de Brienne (reservada tan sólo a los nobles) para que su hijo Napoleón ingresase en ella, demuestra la nobleza de la familia. Antes de la anexión de Córcega a Francia (1768), escribían su nombre Buonaparte; en 1796, cuando Napoleón llegó a Italia, tomaron el nombre de B.
      Con intención de atraerse la consideración pública, se buscó a Napoleón una genealogía fantástica y legendaria, haciéndosele descendiente de los Comnenos y de los Paleólogos de Constantinopla. Otra interpretación, no más verosímil, remonta el origen de los B. a los Cadolingios, familia de origen lombardo, hacia los s. X y XII.
      Los B. se dividieron en tres ramas, establecidas en Treviso, Bolonia y Florencia. A la tercera pertenecía Napoleón I. Los Buonaparte de Treviso lucharon contra las tropas de Federico Barbarroja y de Federico II; y desaparecieron en el s. XV. Los Buonaparte de Florencia intervinieron en la primera Cruzada; el patricio Guillermo Buonaparte luchó contra las tropas güelfas, por cuyo motivo fue exiliado de Florencia, con carácter de perpetuidad y se instaló en Sarzana, villa que pertenecía a la República de Génova; sus descendientes vivieron oscuramente durante algunos siglos, ocupando cargos de magistrado, notario y otros relacionados con la administración de la justicia. De los que permanecieron en Florencia, destacaron Jacobo, magistrado y escritor de renombre, que, entre otras obras, escribió la Historia del saco de Roma, 1527; y Nicolás, también hombre de letras, que escribió la novela titulada La viuda. De los Buonaparte florentinos se desgajó en la segunda mitad del s. XIII, la rama de S. Miniato, extinguida a fines del s. XVIII.
      A principio del s. XVI (1512), Francisco Buonaparte, cabeza de la rama familiar de Sarzana, se trasladó a la ciudad de Ajaccio, en Córcega, donde estuvo al servicio del Banco de S, Jorge. En Ajaccio nacerán sucesivas generaciones de Buonaparte: Jerónimo, Sebastián, José, Napoleón, hasta llegar a Carlos, padre del futuro general y Emperador; fue licenciado en Derecho y Asesor del Tribunal de Ajaccio, y tomó parte activa en la política local, apoyando al líder de la independencia corsa, Pascual Paoli, aunque después le abandonó.
      Los hermanos del Emperador. Del matrimonio de Carlos Buonaparte (1746-85) con María Leticia Ramolino (1750-1836) nacieron 13 hijos, de los que sólo sobrevivieron ocho, todos ellos nacidos en Ajaccio.
      El primogénito fue José (1768-1844) que, al ser expulsados los franceses de Córcega (1793), se refugió primero en París y luego en Marsella, donde casó con la hija de un rico negociante de sedas, Julia Clary. En 1796 empezó, a la sombra de Napoleón, su carrera política que le llevaría al trono de Nápoles (1806) y al de España. Después de Waterloo, marchó a América, vivió en Londres y terminó sus días en Florencia, sin hacer realidad sus esperanzas de volver a pisar el suelo francés.
      El segundo de los hijos es Napoleón, cuya fecha de nacimiento ha originado apasionadas polémicas; si se acepta la de 5 febr. 1768, que es la que aparece en los documentos de su boda con Josefina, Napoleón sería súbdito italiano de nacimiento; si se acepta la de 15 ag. 1769, hoy admitida casi unánimemente, como hacía tres meses que Córcega había sido definitivamente incorporada a Francia, Napoleón resulta súbdito francés. Aunque se trata de una cuestión bizantina, es preciso recordar que ya Hipólito Taine afirmó que Napoleón no era francés ni hombre del s. XVIII, sino que parecía de otra raza. de otro siglo y, desde luego, se notaba que era extranjero, concretamente italiano. Por lo demás, el mismo Napoleón en algunos momentos de su vida se sentía ajeno a los franceses, se portaba como un compatriota entre los italianos e, incluso, utilizaba en familia la lengua italiana, la primera que aprendió.
      Casado dos veces, primero con Josefina Tascher de la Pagerie y después con María Luisa de Austria (1810), sólo tuvo un hijo de esta última, el llamado «Rey de Roma» (1811-32), a quien los bonapartistas consideraron el legítimo Napoleón II y que, a la caída del Emperador, fue trasladado a Viena donde vivió como príncipe austriaco, con el título de duque de Reichstadt, muriendo prematuramente.
      A Napoleón le seguía Luciano (1775-1840), con el Emperador, el más capaz de la familia. Entregado por completo a la revolución, actúa primeramente en Córcega y luego en Provenza, compartiendo las ideas de Robespierre. Después de una intervención bélica junto a su hermano Napoleón, fue nombrado comisario de Guerra y de la Armada del Rin (1795). Su acción fue decisiva en el golpe de Estado de Brumario. Orador elocuente y hombre muy simpático, se sirvió de estas cualidades para su carrera política; pero Napoleón y Luciano no congeniaban y, después de ocupar puestos importantes durante el Consulado, fue embajador en España ( 1800-03), cayó en una relativa oscuridad durante el Tribunado. Se casó dos veces, primero con Cristina Boyer ( 1794) y luego con Alejandrina de Bleschamp; este segundo matrimonio motivó la oposición de Napoleón, hasta el punto de que fue el único hermano a quien le rehusó el título de «Príncipe Imperial» hasta 1815, cuando se lo ganó por el ferviente apoyo que prestó a Napoleón durante los Cien Días; pero, aun así, él y sus descendientes quedaron excluidos de la sucesión al trono imperial. De sus matrimonios, Luciano tuvo 11 hijos.
      El cuarto de los hijos fue María Elisa (1777-1820), gran duquesa de Toscana (1809), princesa de Luca y Piombino, títulos concedidos por su hermano Napoleón. Casó con Félix Bacciochi, de cuyo matrimonio no tuvo descendientes. Vivió y murió en Florencia, donde protegió las artes y las letras.
      A Elisa le sigue Luis (1778-1846) que, en la guerra de la Tercera Coalición, tuvo a su mando el ejército del norte y, en 1806, fue nombrado rey de Holanda, aunque acabó por abdicar la corona (1810). Para cumplir los deseos del Emperador, casó con Hortensia Beauharnais, de la que se separó pronto, no sin antes tener tres hijos, de los que sólo sobrevivió el último: el futuro Napoleón III. Paulina ( 1780-1825), sexto de los vástagos, casó con el general Leclerc. Marchó a América (1801), de donde volvería pronto para quedarse definitivamente al lado de su hermano Napoleón, al que adoraba, primero en EIba y luego, hasta que el Emperador acabó sus días, en Santa Elena. También murió sin descendencia.
      Carolina (1782-1839), que casó con el general Murat y fue duquesa de Berg y Cleves, tuvo cuatro hijos.
      Jerónimo (1784-1860) era muy inteligente; según Napoleón, el más inteligente de sus hermanos. Después de Brumario, entró en la Guardia Consular, pasó a la Marina y fue nombrado rey de Westfalia (1807). Casó con Isabel Patterson, por lo que cayó en desgracia y tuvo que divorciarse de ella para contraer nuevas nupcias con Carolina de Wurtemberg.
      Los Napoleónidas. Al morir prematuramente el hijo de Napoleón, los derechos sucesorios pasaban a José y, al carecer éste de descendencia, a Luciano y sus hijos. De entre éstos destacan Pedro Luciano, que sería el heredero; Carlos Luciano, príncipe de Canino; y Luis Luciano, famoso por sus estudios sobre lingüística vasca.
      Pedro Luciano (1815-81) se marchó de la casa paterna a los 15 años para tomar parte en la insurrección de Romaña (1831); participó en varias empresas aventureras en América; la revolución de 1848 le sorprendió en Londres, tomó parte activa en ella y, después de estos acontecimientos, decidió volver a Francia. En 1867 casó con Elena Rufflin, matrimonio que no aprobó Napoleón III y, tras el Segundo Imperio, vivió en Bruselas, Londres y Versalles, donde acabó sus días oscuramente. Tuvo dos hijos, Rolando Napoleón (1858-1910) y Juana (1861-1910). El primero, famoso por sus estudios sobre Geografía, Etnología y Botánica, fue presidente de la Sociedad francesa de Geografía y del Inst. de Antropología y tuvo una hija María (1882), última representante de esta rama, casada con el príncipe Jorge de Grecia.
      Al quedar excluido Luciano, segundo hermano de Napoleón I, y su descendencia de los derechos imperiales, éstos habían pasado a Luis, cuyo heredero fue Luis Napoleón III, de cuyo matrimonio con Eugenia de Montijo sólo nació un hijo, Napoleón Eugenio Luis Juan José (1856-79), primer pretendiente bonapartista a la muerte de su padre (1873), pero que murió pronto al servicio de Inglaterra, agotándose esta línea.
      Los derechos pasaron entonces a la rama de Jerónimo. Éste, de su matrimonio con Isabel Patterson, tuvo un hijo, Jerónimo, que vivió y murió en América, y uno de cuyos descendientes, Ch. J. Bonaparte, ocupó altos cargos en la administración de Teodoro Roosevelt. De Carolina de Wurtemberg tuvo tres hijos: Jerónimo Napoleón Carlos, Matilde y Napoleón José Carlos Pablo (1822-91). En este último, precisamente, recayeron los derechos imperiales; apodado Plon-Plon, apoyó primero a su primo Napoleón III, pero acabó rompiendo con él en 1865; al morir el hijo de Napoleón III, se convirtió en cabeza de la familia imperial y buscó unir la causa de los bonapartistas con la de los republicanos de izquierda. Casado con María Clotilde de Saboya, de este matrimonio nacieron tres hijos: Napoleón Víctor Jerónimo Federico (1862-1926), Luis Napoleón y Leticia, esta última casada con Amadeo de Saboya, el efímero rey de España. Napoleón Víctor Jerónimo Federico, el heredero, vivió en París hasta la caída del II Imperio y, después de un breve exilio, volvió para continuar sus estudios en el Inst. Carlomagno e ingresar en un regimiento de Artillería (1883). De orientación muy conservadora, había roto con su padre. Bajo su dirección, en las elecciones de 1885, los bonapartistas obtuvieron 80 escaños; pero su apoyo al general Boulanger hizo que cayeran a la vez que éste. El príncipe Napoleón Víctor tuvo que salir de Francia para no volver más. Instalado en Bruselas, casó (1910) con Catalina, princesa de Bélgica, y de este matrimonio nacieron dos hijos: María Clotilde (1912) y Napoleón Luis (1914), último pretendiente imperial al trono francés.
     

BIBL. : E. GERINI, Storia genealogica della famiglia Bonaparte dalla sua origine fino all' estinzione del ramo gia esistente nella cittá di San Miniato, Florencia 1847; T. COLLE, Genealogia della famiglia Bonaparte, F1orencia 1898; A. HUARD, Histoire de la famille Bonaparte depuis son origine jusqu'd 1860, París 1900; F. MASSON, Napoléon et sa famille, París 1897-1900; W. GEER, Napoleon and his Family, Londres 1927-29; L. AMBROSINI, La famille impériale, París 1897.

 

M. D. RABADÁN JIMÉNEZ.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991