BERNARDINO DE LAREDO


Místico franciscano de gran renombre en el s. XVI y precursor de la escuela carmelitana. N. en Sevilla el 1482, ingresa en la Provincia franciscana de los Angeles (1510) en calidad de hermano lego y dedica su vida entera al cuidado de los enfermos. Su ciencia de curar y su bondad de vida le granjearon fama y la amistad de obispos y grandes personajes. No se puede afirmar que poseyera el título de Medicina o de Farmacia, pero consiguió un perfecto dominio teórico-práctico de las mismas; no habiendo cursado estudios regulares de Teología demuestra asimismo conocer bien sus fundamentos. M. en Villaverde del Río en 1540 y en olor de santidad.
      Escribió dos obras de Medicina en castellano, con los títulos en latín: Metaphora medicinae (Sevilla 1522 y 1524) y Modus faciendi cum ordine medicandi (Sevilla 1527, 1534, 1542, 1627). Su obra principal es la Subida al Monte Sión (Sevilla 1535), refundida y - con la tercera parte, que trata de la contemplación-, completamente cambiada en la edición de 1538 (reimpresa en Sevilla 1542, Valencia 1590, Alcalá 1617). Junto a ella se editó siempre el tratadito Josephina, sobre las glorias y patrocinio de S. José, que tanto influyó en S. Teresa, más dos opúsculos eucarísticos, uno en la ed. 1535 y otro en la de 1538. Encontramos en B. todas las características de la piedad franciscana: amor a la naturaleza (lleno de poesía, de un lirismo hondo y penetrante, apenas superable, especialmente en el libro III de la 2 ed.), devoción a la humanidad de Cristo, sobre todo en su Pasión, Dios contemplado cual sumo bien, primado de la voluntad, teología afectiva, etc. Dotado de espíritu metódico, su estilo es más bien didáctico; su cualidad de médico le comunica dotes de observación, de curiosidad científica, que le convierten en uno de los precursores de la mística descriptiva.
      La Subida fue escrita primero como compilación de respuestas a consultas espirituales y dividida en tres libros según las tres fases de la vida espiritual: la purgativa, que se logra mediante el conocimiento y desprecio de sí (socratismo pesimista); la iluminativa, por la imitación de Jesucristo, y la unitiva en la contemplación. La teoría acerca de ésta en la 1 ed. depende sobre todo de la mística intelectualista de Ricardo de S. Víctor, con fuerte influjo de Osuna: la oración de quietud (culmen de la contemplación) equivale al recogimiento de éste y se realiza en un acto de amor mezclado de conocimiento oscuro e inefable. La 2 ed. se halla, en cambio, grandemente influida por el Pseudo-Dionisio, Harpio y Hugo de Balma, debiendo a la mística de los Países Bajos su tonalidad general. B. admite en ella una escala para llegar a la contemplación perfecta: la meditación, que se realiza con la razón discursiva; la contemplación viva, que es obra de la pura inteligencia (mirada quieta del entendimiento); y la contemplación perfecta, que encierra varios grados; el más alto requiere una gracia especial de Dios por ser de carácter infuso, tiene por objeto la pura divinidad y consiste en una unión de la voluntad con Dios en amor, sin mezcla de conocimiento intelectual precedente o concomitante. En este punto se distingue de Osuna, aun cuando en ambas ediciones coincida sustancialmente con él por lo que respecta al papel de la humanidad de Cristo en la contemplación y al juicio sobre los gustos espirituales, hacia los cuales B. se muestra en la segunda algo más reservado. El método para llegar a esta contemplación es el de las aspiraciones afectivas, si bien presupone haber pasado las vías purgativa e iluminativa, más una perfecta pureza de conciencia. Es neta la distinción entre vía unitiva y contemplativa.
      B. fue guía de S. Teresa en la oración de unión; en él se halla gran parte de la doctrina de la Noche oscura de s. Juan de la Cruz; influyó mucho en Juan de los Angeles, Baltasar Alvarez, etc.
     

BIBL.: P. FIDEL DE Ros, un inspirateur de S. Thérese: Le Fr. Bernardin de Laredo, París 1948; CABALLERO VILLADEA, Fr. Bernardino de Laredo. Su vida, su época, sus obras, Madrid 1948; Sesión necrológica en honor de Fr. Bernardino de Laredo, «Bol. de la Sociedad Española de Historia de la Farmacia), 7, 1956, 1-40.

 

 

PEDRO DE ALCÁNTARA MARTÍNEZ.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991