BERCEO, GONZALO DE


Biografía. El primer poeta español de nombre conocido n. a fines del s. XII (algunos críticos señalan como fecha probable el a. 1198), en el pequeño pueblo riojano de B., de la diócesis de Calahorra, como él mismo señala en varios lugares de su obra. «Gonzalo fue so nomne qui fizo. est tractado, / en Sant Millán de suso fue de ninnez criado, / natural de Bergeo, ond Sant Millán fue nado...» (Vida de San Millán, estrofa 489). Sabemos muy poco de su vida. Fue clérigo educado en el monasterio benedictino de S. Millán de la Cogolla, con cuyos monjes estuvo muy relacionado; pero es difícil precisar si pasó su vida en el monasterio o tan sólo perteneció al clero de B. Es seguro que en la biblioteca de s. Millán - donde se han conservado durante mucho tiempo sus manuscritos y algunos documentos relacionados con su biografía- había conocido las obras latinas sobre la Virgen y sus santos predilectos, que luego difundió en «román paladino».Algunas escrituras notariales, estudiadas por fray Plácido Romero, del monasterio de S. Millán, certifican que ya en 1221 era diácono, y que en 1237 se encuentra entre el clero de su pueblo natal; en 1240 figura entre varios clérigos seculares; de nuevo, en un documento de 1242 firma entre los clérigos de B., y sigue a su nombre el de «don Juan so hermano»; y en uno de 1246 se le añade la denominación de preste. Por último, en un testamento de un tal Oarci Gil, de 1264 (que debe fecharse alrededor de 1242), figuraba G. de B. como «maestro de confesión» y «cabezalero» del testamentario. Poco más se sabe sobre la vida del poeta riojano, el más genuino representante e introductor del mester de clerecía. Debió morir pasada la mitad del s. XIII, viejo y cansado, como él mismo cuenta en la Vida de Santa Oria: «Ouiero en mi vegez, maguer so ya cansado / de esta santa virgen romanzar su dictado» (estrofa 2).
      Obras. Tres vidas de santos: Santo Domingo de Silos, San Millán de la Cogolla y Santa Oria; tres poemas dedicados a la Virgen: Loores de Nuestra Señora, Planto o Duelo que fizo la Virgen el día de la Passión de su Fijo Jesu Christo y Milagros de Nuestra Señora; tres poemas de asunto religioso vario: El sacrificio de la Misa, De los signos que aparescerán antes del Juicio y Martirio de Sant Laurentio. Se le atribuyen además tres himnos. Todas sus obras son de carácter religioso, y en ellas se pueden apreciar dos aspectos: el popular y el culto. La tendencia popular se manifiesta por la incorporación de un léxico, expresiones y refranes populares, etc.; la tendencia culta se basa en el conocimiento de una serie de fuentes medievales, de donde toma los tópicos literarios, que no llegan en su obra a borrar la originalidad del poeta (Dámaso Alonso); pero, a pesar de sus temas religiosos, de sus fuentes latinas, de su métrica precisa (empleo exclusivo de la cuaderna vía), no es un poeta erudito, sino un escritor que quiere popularizar unas leyendas entre sus oyentes o lectores.
      Los Milagros de Nuestra Señora es la obra más importante, extensa y conocida de B.; consta de una Introducción y 25 milagros que verifica la Virgen en favor de sus devotos. La intervención de S. María se presenta de distintas formas: ayuda a sus fieles, no sólo a los que nunca han pecado, como S. Ildefonso (I, La Casulla de San Ildefonso), o el clérigo del milagro IV (El premio de la Virgen), o el pobre caritativo (V), o el clérigo ignorante (IX), sino también a sus devotos pecadores, como el sacristán impúdico (II), o el clérigo de la flor (III), o el ladrón devoto (VI); protege también a los arrepentidos como Teófilo (XXIV), o la abadesa encinta (XXI), o los tres caballeros que profanaron su iglesia (XVII); otras veces salva su propia imagen de ser destruida por el fuego (XIV, La imagen respetada), o impide que un clérigo y un lego desvalijen su capilla (XXV, La iglesia robada).Con frecuencia la Virgen no es más que una intercesora ante Dios, y en algunos milagros aparece como vencedora del poder del diablo, a quien disputa con celo y argumentos la posesión de las almas pecadoras, pero devotas suyas. En estas leyendas todos tienen salvación posible, menos Siagrio y los judíos de los milagros XVI y XVIII.
      La obra de B. se encuentra dentro de la rica literatura mariana de la Edad Media europea, que encontró un tema inagotable de inspiración en la vida y milagros de S. María. En la misma línea se hallan la Leyenda Aurea de Jacobo de Vorágine, el Speculum historiale de Vicente de Beauvais, Les Miracles de la Sainte Vierge de Gautier de Coincy, los milagros reunidos en el libro de Bernardo Pez, cuyos textos han pensado algunos críticos que hubieran servido de base a la obra de B. Algo posteriores a los Milagros son las cantigas de Alfonso X. En 1910 Richard Becker publicó un manuscrito latino encontrado en la Biblioteca de Copenhague, cuyo texto coincide con el de B. en lo referente al argumento de los milagros y en el orden seguido en las leyendas, aunque en la col. castellana se suprime, modifica o añade algunos detalles que no suponen nueva fuente. B. suprime cuatro milagros de los contenidos en el manuscrito de Copenhague, y añade la Introducción y el milagro XXV, de los que no se han podido localizar las fuentes. Entre la Introducción, que es un elemento nuevo en esta clase de colecciones, y los milagros narrados no existe unidad de fuentes y temas, pero esto no quiere decir que las imágenes líricas que nos transmite y las comparaciones simbólicas hayan sido inventadas por B. (como escribe su editor Solalinde). Utiliza en ella el elemento alegórico que aparece por primera vez en nuestra literatura medieval. El hombre - romero en este valle- encontrará reposo y refugio en S. María, «...prado/ verde e bien sentido, de flores bien poblado,/ togar cobdiaiaduero pora omne cansado» (estrofa 2), núcleo central de la Introducción, a cuyo alrededor surgen otras figuras alegóricas en función del elemento absorbente, la Virgen (Agustín del campo). El milagro XXV, recogido de la tradición española, fue añadido por el propio B. después de cerrada la colección de los 24 milagros anteriores, que pertenecen a la literatura universal.
      A pesar de la falta de originalidad temática de la col., B. es un poeta original debido «a la gracia de estilo, a la imaginación pintoresca, al desembarazo narrativo, al interés dramático con que Berceo cuenta las leyendas» (Menéndez Pelayo). No es un simple versificador, sino un poeta de gran sensibilidad, que modifica, amplía y enriquece los modelos con las costumbres cotidianas de la región; que escoge matices precisos, motivos populares y expresiones pintorescas para mayor comprensión de sus oyentes o lectores. Su originalidad está, sobre todo, en su modo de contar, ingenuo y sencillo, y de un realismo primitivo que encanta a los lectores de hoy. La presencia física del poeta en la narración es casi continua; A. Castro ve en esta proyección personal del autor en su obra una primera manifestación del integralismo hispánico, rasgo español que procede de la forma de vida musulmana. También cuenta para el clérigo riojano la realidad inmediata de sus oyentes, a los que con frecuencia se dirige: «Sennores e amigos, por Dios e caridat/ oid otro miraclo fermoso por verdad...» (VIII, estrofa 1). Su religiosidad no manifiesta elevadas teologías, sino una devota familiaridad con las cosas más altas. «Su humorismo es rudo, sano, y nunca desperdicia la ocasión que sus fuentes le presentan para producir una sonrisa de inteligencia» (Solalinde); aunque a veces este humorismo sea desdeñoso y pedante, por su conciencia de superioridad (Bernard Gicovate). Los temas de los milagros han persistido en la literatura posterior; la esperanza de salvación que puede llegar hasta los mayores pecadores señala la trayectoria que conducirá a las comedias de santos y bandoleros, como La devoción de la Cruz de Calderón; el tema de Teófilo, un Fausto medieval, puede verse reflejado en la comedia de Mira de Amescua, El esclavo del demonio; y el artificio del diablo que ha tomado la forma de apóstol para engañar al romero de Santiago (VIII) hace pensar en El condenado por desconfiado de Tirso de Molina.
      Después de los Milagros, lo más importante de su producción son las Vidas de santos, en las que B. sigue un texto único que amplía o compendia a su gusto. En estas narraciones se limita a un solo personaje fundamental, por lo que se pierde la movida variedad que presentan los milagros, aunque las obras, con unos modelos más próximos, moradores del mismo monasterio de S. Millán, poseen quizá mayores rasgos realistas en una región amorosamente descrita por el poeta riojano. La Vida de Santo Domingo de Silos es un poema extenso de 777 estrofas, que tiene como fundamento la historia latina del abad Grimaldo; contiene episodios de gran belleza, narrados con extraordinaria vivacidad, especialmente la descripción del santo niño en la escuela, y su disputa como prior de S. Millán con el rey García de Navarra. A. Castro observa que algunos milagros del santo tienen semejanza con los atribuidos a santones islámicos. Para la Vida de San Millán de la Cogolla se sirvió del original latino del abad S. Graulio y, en uno de sus fragmentos, narra el único episodio de carácter bélico de su obra, la batalla de Simancas, en la que aparece el santo junto a Santiago al lado de los cristianos. Con estos dos poemas narrativos B. rinde homenaje de gratitud al monasterio donde se educó, y es una alabanza a la orden benedictina. La Vida de Santa Oria, obra de ancianidad, procede de un relato de Munio, confesor de la santa. Corre por toda la narración una religiosidad más acendrada, un cierto fervor místico. En unos fragmentos, en que con motivo de las visiones de la monja hace una descripción de la gloria, anuncia a Dante y a fray Angélico; la santa ve entre los bienaventurados a algunos compatriotas suyos. El resto de sus obras es de escasa importancia; en los Loores de Nuestra Señora mezcla relatos bíblicos y acaba con un elogio de S. María. Del Planto que lizo la Virgen, quizá inspirado en un sermón de S. Bernardo, es el conocido cantar Eya velar, cantiga de veladores de origen popular, compuesta de 13 pareados irregulares, seguidos de un estribillo; es la única vez que B. no utiliza la métrica alejandrina.
      B. escribe un castellano cargado de dialectalismos riojanos, caracterizado por rasgos regionales autónomos, arcaísmos y aragonesismos; su métrica, que alcanza una notable regularidad, es la más cuidada entre los poetas del mester de clerecía.
     

BIBL. : Ediciones: Vida de Santo Domingo de Silos, ed. crítico-paleográfica de fray A. ANDRÉS, Madrid 1958; Milagros de Nuestra Señora, ed. A. G. SOLALINDE, Madrid 1922; ed. en castellano moderno, por D. DEVOTO, Valencia 1957.-Estudios: G. CIROT, L'expression dans Gonzalo de Berceo, (Rey. de Filología Española), IX, 1922; A. DEL CAMPO, La técnica Alegórica en la introducción de los Milagros de Nuestra Señora»,.Rev. de Filología Española», XXVIII, 1944; I. GUILLÉN, Lenguaje y poesía, Madrid 1962; B. GICOVATE, Notas sobre el estilo y la originalidad de Gonzalo de Berceo, Bulletin Hispanique», LXll, 1960; I. ARTILES, Los recursos literarios de Berceo, Madrid 1964; C. GARIANO, Análisis estilístico de los Milagros de Nuestra Señora» de Berceo, Madrid 1965.

 

P. M. PIÑERO RAMÍREZ.

Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991