Filósofo inglés n. entre 1210 y 1214 en Ilchester (Dorsetshire) y m.
después de 1292 en lugar desconocido. Se le llama Doctor rnirabilis y son
muy pocos e inciertos los datos de su vida: se sabe que estudió en París y
que fue Prof. de Artes en esta Universidad, entrando en contacto con
Alejandro de Hales y Guillermo de Auvernia; también se sabe que estudió
teología y enseñó en Oxford siendo discípulo de Roberto Grosseteste y Adam
Marsh, pero es dudoso si primero estuvo en París y luego en Oxford o a la
inversa. Entre 1256 y 1257 entró en la Orden franciscana. Tuvo que
abandonar su cátedra de París, por la independencia de pensamiento, pero
su suerte mejoró gracias a la protección de Guy de Foulques, antiguo
discípulo suyo que llegó a ser papa (Clemente IV) y a cuyos ruegos
(1266-68) escribió el Opus rnaius, Opus rninus y Opus tertiurn en los
cuales esbozó las líneas generales de su saber para una obra enciclopédica
que tal vez no llegó a escribir. En 1277 se condenan 219 proposiciones, de
las que cuatro se referían a la astrología: es entonces cuando compone en
defensa de esta ciencia su Speculurn astronorniae. Esta obra disgustó a
Jerónimo de Ascoli, General de su Orden, por lo cual fue puesto en
prisión, Mientras cumplía su condena, en 1292 escribe Compendium studii
theologiae.
Faltando una ed. completa de las obras de R. B., tenemos una buena
colección de obras menores (que comprenden sus enseñanzas en París y
algunos opúsculos sobre Matemáticas y Ciencias Naturales) ed. por R.
Steele en Oxford ( 1905-40) bajo el título de Opera hactenus inedita
Rogerii Bacon. Del Opus maius existen dos ed. (de S. Jebb, Londres 1733 y
de J. H. Bridges, Oxford 1897-1900). Del Opus minus y Opus tertium sólo
tenemos parte, publicada por J. S. Brewer en Fr. Rogerii Bacon opera
quaedam hactenus inedita (Londres 1859) en la que se incluyen también:
Compendium studii philosophiae y De secretis operibus artis et naturae et
de nullitate magiae. Dos nuevos fragmentos del Opus tertium fueron
descubiertos y publicados por P. Duhem (Firenze 1909) y por A. G. Little (Aberdeen
1912). El Compendium studii theologiae fue ed. por H. Rashdall en Aberdeen
1911; la Moralis Philosophia por E. Massa en Zurich y Verona en 1953; E.
Nolan y S. Hirsch publicaron en Cambridge (1902) la Gramática griega y
hebrea de R. B.
«De la misma manera, dice R. B., que el animal emplea el instinto
para vivir, perfeccionarse, etc., el hombre posee la sabiduría con el fin
de solucionar sus problemas religiosos, filosóficos, científicos,
sociales. Dios, que es el que nos proporciona esta sabiduría y el que pone
en acto nuestro entendimiento posible, es el entendimiento agente (que
toma de Avicena y al-Farabi). Dios, así, nos ilumina, de una manera
general actuando nuestros conocimientos. Pero también nos da una
iluminación primitiva y tradicional en cuanto que para obviar las
dificultades que nos presenta el pecado original a la hora de conseguir la
Verdad, reveló a los Patriarcas y Profetas su ley y su filosofía. Por
ello, los antiguos filósofos griegos sacaron de la S. E. su pensamiento
filosófico. Por tanto, el que quiera progresar en la sabiduría, ha de
meterse en la Biblia y en los antiguos pensadores de Grecia y del mundo
islámico». Esto obligó a R. B. a estudiar y saber perfectamente el griego,
el árabe y el hebreo.
Finalmente, Dios nos ilumina de una manera personal e individual en
cada uno de los conocimientos religiosos o profanos que queramos adquirir.
Esta iluminación individual recae sobre nuestras experiencias, pudiendo
tener siete grados que van desde la experiencia e iluminación científica
hasta la mística del éxtasis.
Las primeras condenas del Papa en el s. XIII iban dirigidas
principalmente al panteísmo de David de Dinant y de Amalarico de Benes ya
lo que se creía origen de tales herejías: el aristotelismo y sus
comentaristas musulmanes. En el fondo de tal panteísmo se veía a la
materia prima única, increada, eterna, cuya consecuencia inmediata era
aquel error. R. B. procura evitarlo sin salirse de los cauces de
Aristóteles, pero deformando el peripatetismo: no hay una materia prima
universal ni ésta se determina solamente por la especificación de la
forma: hay tantas materias primas y formas, cuantos son los grados del ser
desde lo universal hasta lo singular: no toda materia puede recibir
cualquier forma, pues «forma differt a forma secundum se, et materia a
materia per suas naturas proprias ita quod diversitas materiae non est a
forma sicut nec e converso» (Opus tertium, ed. Brewer, 126). Más aún, la
sustancia no puede predicarse de ninguna manera ni de la materia ni de la
forma, sino de su compuesto. No habiendo, pues, ni una sustancia, ni una
materia, ni una forma, sino muchas, establece una serie de árboles en que
se parte de la sustancia universal hasta la singular concreta (p. ej.,
racional), desde la materia universal hasta la singular y desde la forma
universal hasta la concreta.
En consecuencia, da una personal solución a dos problemas muy
debatidos en la época: el de los universales y el del principio de
individuación. En cuanto al primero, afirma R. B. que vale más un singular
que todos los universales: cada individuo tiene su propia esencia, su
propio ser (que es lo valioso) y además se parece a los demás: éste se
parece es el universal, que obtiene el entendimiento; por otro lado, Dios
hizo las cosas por ellas mismas, no por y para los universales, que son
secundarios. En cuanto al principio de individuación, el problema carece
de sentido para R. B.: un individuo es individuo porque tiene esta materia
y esta forma, dadas por Dios: no hay naturalezas universales que tengan
necesidad de concretarse por principios ajenos a ellas.
En moral, tiende a sacar los principios no de una ley positiva
canónica de corte romano, sino de la Biblia misma, de los griegos, de los
musulmanes. Ve en los paganos una ausencia de determinadas virtudes
cristianas, pero también admira en ellos virtudes que algunos cristianos
no poseen.
Tiene un gran respeto por el paganismo y por las otras religiones,
haciendo un estudio comparativo entre las mismas.
BIBL.: E. CHARLES, Roger Bacon,
sa vie, ses ouvrages, sa doctrine, Burdeos 1861; C. BAEUMKER, Roger Bacons
Naturphilosophie, Münster 1916; R. CARTON, La synthese doctrina le de
Roger Bacon, París 1924.
J. LOMBA FUENTES.
Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp,
1991
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