Astarté


Es la gran diosa semítica de la fecundidad. En la Biblia recibe el nombre de 'Astoret, pronunciación desfigurada de la original 'Astart mediante la inclusión de las vocales de la palabra hebrea boset, vergüenza, según uso piadoso de los rabinos para desprestigiar a las divinidades paganas. La forma griega es Astarté; la preponderancia de su culto entre los semitas occidentales hizo que dentro del imperio romano fuera la Dea Syria por antonomasia. Entre los semitas orientales era Istar, equivalente a la Diosa del Cielo sumeria. Sus funciones primitivas serían las de diosa de la vida vegetal y animal, y por su relación con la fecundidad y la maternidad fue considerada también diosa del amor, tanto en el aspecto familiar como en el sensual y voluptuoso. De ahí el que fuera la patrona de la prostitución sagrada, ejercida por hombres y mujeres en los templos, de cuyo personal formaban parte (hieródulos). El arraigo (1 Reg 11, 5.33; ldc 2,13; 10, 16; 1 Sam 7, 3.4.; 12, 10) y degeneración de estas prácticas, incluso entre los hebreos, y los excesos orgiásticos de sus fiestas, fueron motivo de constante escándalo para los profetas bíblicos (Ier 7, 18; 44, 15-26). La difusión de su culto por todo el mundo antiguo hizo que los griegos la equipararan a Afrodita, en cuanto diosa del amor y a Rea - Cibeles en cuanto divinidad agrícola; para los romanos fue Venus y para los egipcios lsis. En el mundo cartaginés fue suplantada por Tinnit, diosa probablemente de origen norteafricano, equiparada en griego a Artemisa y en latín a Virgo Coelestis. Encarnaba la Gran Diosa Madre semítica. Se representaba bien como una diosa que amamanta a un niño, bien como una mujer desnuda oprimiéndose los senos o con flores de loto y serpientes en las manos. Los arqueólogos han hallado infinidad de exvotos dedicados a la diosa; son numerosas las estatuillas de bronce o barro y las plaquitas con su imagen en bajorrelieve.

Con el tiempo asumió funciones y características de otras diosas, especialmente de su compañera la virgen 'Anat, de la que tomó el carácter de diosa guerrera y sanguinaria, representada desnuda de pie sobre un león; bajo este aspecto podía llevar barba y armas. La Biblia suministra detalles concretos de su culto; los hebreos, a pesar de las advertencias enérgicas de los profetas, veneraban a A. bajo la denominación de la Diosa de los Cielos. Los niños recogían leña por las calles a fin de encender fogatas en su honor; las mujeres hacían tortas sacramentales con su figura; se quemaba incienso y se hacían libaciones para tenerla propicia, pues se creía que de esta forma no faltarían los alimentos y los asuntos colectivos marcharían mejor. En Ugarit, durante el segundo milenio antes de Cristo, las ideas de fertilidad y ferocidad iban asociadas a la diosa 'Anat, y A. no ocupa un sitio destacado en la mitología ugarítica, estando asociada al ciclo de Baal. En la épica de Keret encontramos este piropo a una novia: «Como la belleza de 'Astart es su belleza». En un papiro egipcio de la dinastía XIX figura como la pretendida del dios del mar, mito que ha de estar basado en algún otro cananeo hoy perdido. En Palestina, contrariamente a Ugarit, la diosa A. predomina sobre cualquier otra y a ella pasa el aspecto fertilizador y guerrero de 'Anat, pues a su templo los filisteos llevaban los trofeos de guerra (1 Sam 31, 10). También en Palestina absorbió casi completamente la personalidad de otra diosa, Alerat, con la que no se debe confundir. La diosa Atargatis es otra manifestación del culto a la diosa madre semítica. En algunas inscripciones A. es llamada Sm b'l (Cielo o nombre de Baal), título paralelo al hebreo Sem Yahwéh (nombre de Yahwéh) interpretado como una hipóstasis o personificación distinta de la divinidad; en Cartago encontramos Tnt Pn B'l (Tinnit, rostro de Baal), de dudosa interpretación.

Los animales simbólicos de A. eran la paloma y la oveja. Como astro, era el planeta Venus, femenino en cuanto lucero vespertino, y masculino como estrella de la mañana,

 

BIBL.: E. 0. JAMES, Los dioses del mundo antiguo, Madrid 1962; M. C. ASTOUR, Hellenosemitica, Leiden 1965; H. DONNERW. RÖLLIG, Kanaanäische und Aramäische Inschriften, Wiesbaden 1964; T. H. GASTER, Thespis, 2 ed. N. York 1961; G. A. COOKE, A Textbook of Northsemitic Inscriptions, Oxford 1903; E. 0. JAMES, The Cult of the Mother Goddess, Londres 1959.

F. DÍAZ ESTEBAN.

 


Cortesía de Editorial Rialp. Gran Enciclopedia Rialp, 1991