CONTENIDO Y ESTRUCTURA DEL VOLUMEN


Este Vocabulario ofrece dos clases fundamentales de conceptos bíblicos:

a) Hechos y realidades bíblicos, escogidos en servicio y beneficio de los lectores no especializados. Entran aquí los nombres de lugares y personas y el material histórico, geográfico y etnográfico de la Biblia.

b) Conceptos de teología bíblica, que constituyen el sustrato básico de la fe de la Biblia. Se exponen según sus estructuras esenciales, o bien se indica la problemática fundamental para la intelección de estos conceptos. Las limitaciones de espacio han obligado a renunciar a la exposición y discusión exhaustiva de todos los pasajes bíblicos en que aparecen estos conceptos. Las coincidencias de contenido en diversos artículos se deben a la naturaleza misma del tema, ya que en el lenguaje bíblico una misma realidad, u otra similar, se expresa de diversas formas y bajo diferentes conceptos. La mayor parte de las veces se ha intentado ofrecer el punto de arranque de una interpretación ulterior de estos conceptos.

Como instrumento de trabajo, el Vocabulario quiere contribuir a la intelección e interpretación actual del mensaje bíblico. Por esta razón se ofrecen:

a) Conceptos historicoformales. Para poder entender el lenguaje de un texto bíblico, debo saber su forma o género literario, lo cual per-mite, a su vez, conocer con mucha frecuencia el lugar o situación de origen (Sitz im Leben) de un texto. Esto hace que los conceptos histo-ricoformales sean indispensables para la intelección de un texto, pues orientan las preguntas del lector de la Biblia en la genuina dirección del pensamiento bíblico. Por eso, en este libro se han estudiado casi exhaustivamente las formas y género literarios de la Biblia y se han descrito cada uno de los métodos de la exégesis criticohistórica bíblica.

b) Conceptos historicorreligiosos. Con mucha frecuencia el pensamien-to bíblico sólo puede ser iluminado desde su medio ambiente religioso.

La historia de la religión bíblica estudia este medio ambiente e intenta descubrir dónde y hasta dónde las religiones (y cultos) ambientales han influido directamente en la Biblia o dónde la Biblia recurre al lenguaje religioso de su medio ambiente. Por esta razón, se incorporan al libro los conceptos historicorreligiosos más importantes y se ofrece el esquema de las principales corrientes religiosas que han dejado su huella expresa en la Biblia. Para más fácil localización, estos conceptos, junto con los historicoformales, se dan además en lista aparte (p. LIV).

c) Conceptos hermenéuticos. Es éste uno de los centros de gravedad del libro. Estos conceptos intentan desarrollar una hermenéutica bíblica tal como ha sido esquematizada en las líneas precedentes. Se estudian aquí básicamente conceptos no bíblicos, extraños a la Biblia, pero que pueden poner de relieve y reproducir una situación o un contenido de la Escritura. Se iluminan así, desde la fe bíblica, algunos de los datos de la sociología actual (por ejemplo, Emancipación). Se mencionan también las estructuras y las tendencias sociales que se plantean ya en la Biblia o que tienen en ella algunas características muy determinadas (por ejemplo, Protesta). Se tratan asimismo, esquemáticamente, aquellos conceptos filosóficos que o bien expresan la intelección del hombre actual o bien describen el fenómeno del conocimiento y del lenguaje, es decir, la hermenéutica. Sólo marginalmente se iluminan desde la Biblia los conceptos teológicos especializados, porque la hermenéutica bíblica intenta un nuevo lenguaje, accesible también a los no teólogos y aun no religiosos. Para ayudar a la práctica social de la fe bíblica (en otras palabras: a una teología política), se ha cargado también el acento sobre los conceptos sociológicos. Se ofrecen además intentos de traducción de formas bíblicas estereotípicas (por ejemplo, Por nosotros), así como los métodos más importantes (por ejemplo, Interpretación existenciaria) y los problemas (por ejemplo, Inspiración, Revelación) de la hermenéutica bíblica. Dado que esta hermenéutica es un proceso viviente de traducción y que, en el terreno de la teología, se encuentra todavía muy en sus comienzos, es difícil formular estos artículos hermenéuticos con la madurez que debería ser propia de un vocabulario. De ahí, pues, que al estudiarlos aquí ofrezcan con frecuencia el aire y estilo de ensayo teológico y el carácter de experimento. Para una más rápida búsqueda, se da también una lista de estos conceptos hermenéuticos (p. LVII).

d) Se añade una clave de los textos bíblicos, destinada a servir de ayuda para el trabajo bíblico práctico. Se han agrupado los escritos de la Biblia en grandes (Antiguo Testamento) y pequeñas (Nuevo Testamento) secciones ( = perícopas). A partir de estas secciones o unidades de texto, se remite a los conceptos historicoformales más importantes, que ayudan a comprender el texto correspondiente, así como a los conceptos teologicobíblicos y, en ocasiones, también a los hermenéuticos. De este modo, en el estudio de la Biblia destinado a la catequesis, a la preparación de la homilía o a la instrucción personal, se puede examinar cada texto bíblico tanto en su perspectiva formal como en su contenido historicoteológico, y se puede, al mismo tiempo, buscar una posible nueva interpretación o una ulterior interpretación del texto estudiado.

e) Selección de bibliografía especializada para el estudio de la Biblia. La bibliografía no se ha seleccionado en interés de los especialistas o los expertos; se trata por tanto, en su mayor parte, de libros de fácil comprensión, aunque dotados, desde luego, de aquella precisión de datos que es propia de las obras especializadas. Se mencionan, pues, algunos de los más importantes diccionarios bíblicos, los medios auxiliares generales para el estudio de la Biblia, como concordancias, introducciones al Antiguo y al Nuevo Testamento, tratados sobre la Biblia, breves exposiciones de la historia profana de los países vecinos de Israel, comentarios a cada uno de los libros de la Escritura, revistas y pequeñas colecciones y, finalmente, monografías sobre teología bíblica o sobre grupos de textos bíblicos determinados. Se añade, además, para el trabajo práctico sobre la Biblia, una bibliografía especialmente destinada a la hermenéutica, catequética, homilética y predicación bíblicas.

f) Las tablas cronológicas mencionan, en cinco columnas, los acontecimientos más importantes de la historia profana y, al lado, los de la historia sagrada; se dan también, en otra columna, los pasajes bíblicos que hacen referencia a tales acontecimientos, así como el tiempo de origen y la historia de cada uno de los libros de la Escritura. Dado que la gran mayoría de los libros bíblicos tiene un largo proceso evolutivo de formación, se ha indicado, en cada caso, la época de la redacción final. Sólo en los libros de los profetas ha parecido preferible dar el tiempo de origen de los escritos, es decir, la época de la predicación de los respectivos profetas. Como apéndice, se añaden dieciséis mapas de los países de la Biblia.

g) Dentro del texto de un artículo se hacen llamadas a voces similares sólo en el caso de que éstas ofrezcan un complemento o una continuación realmente importante de la idea del artículo. Se ha prescindido, pues, de las alusiones a todos los conceptos posibles que pueden aparecer en el cuerpo de un artículo, aunque tengan su entrada propia en el Vocabulario.

                                                                                                                                 A. G.-H.