O

Obediencia. El Nuevo Testamento proclama como impulso íntimo de la vida de —> Jesús su obediencia: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra» (Jn 4,34). Lo mismo dicen los Evangelios sinópticos: Jesús tiene que sufrir (—> Necesidad), según la voluntad del Padre. Los relatos de la actividad de Jesús están encuadrados en escenas que muestran el rango y la peculiaridad de esta obediencia: Jesús no se presenta, según la esperanza judía, como el —> Mesías real o sacerdotal, sino que, de acuerdo con la voluntad del Padre, recorre el camino de la solidaridad con los hombres pecadores hasta la --> cruz (cf. —> Bautismo de Jesús, --> Tentaciones de Jesús, —> Historia de la pasión). La respuesta del Padre a esta obediencia hasta el abatimiento es la exaltación de Jesús a la —> gloria. Y así, el Evangelio de Juan dice que la hora en que Jesús ha llevado a cumplimiento en la cruz su obediencia es la hora de su glorificación por el Padre (Jn 17,1), lo mismo dice un antiguo himno prepaulino (Flp 2,6-11), en el que la obediencia de Jesús hasta la muerte en cruz es la razón de su dominio glorioso sobre el mundo. Por él ha cambiado radicalmente la situación de perdición de la humanidad que, a partir de —> «Adán», consistía esencialmente en su desobediencia. «Así como por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo todos serán constituidos justos• (Bonn 5,19). Para Pablo, la cuestión de la obediencia no es una más entre otras, sino que básicamente es la única que decide la relación del hombre con Dios y, por tanto, su vida. Piénsese en el --> decálogo y se advertirá que la obediencia no se refiere al cuarto mandamiento, sino al primero. Y como la desobediencia es el pecado decisivo, en el que radica la perdición del hombre, por lo mismo, la obediencia de Jesús es el fundamento de nuestra --> justificación, el fundamento de la —> nueva creación; a través de la obediencia de Jesús, reconquista el mundo su sentido original.
Y justamente por eso es también Jesús, por su obediencia, Señor del mundo. De aquí que sólo pertenezca a Jesucristo y al señorío de Dios aquel que hace la voluntad del Padre: «No todo el que me diga: "Señor, Señor", entrará en el reino de los cielos, sino sólo aquel que haga la voluntad de mi Padre celestial» (Mt 7,21). En el cumplimiento de esta voluntad reconoce Jesús a los suyos; sólo la obediencia une con Jesús, pero lo hace siempre (Mc 2,35; incluso-en el caso de que, dentro de una existencia obediente, no se tenga conciencia de esta pertenencia a Jesús, cf. Mt 25,31-46).
Si se pregunta con mayor detalle a la Escritura sobre la forma de esta obediencia, se recibe una respuesta inesperada: la obediencia reclama al hombre entero y debe superar la justicia de los --> escribas y -> fariseos (Mt 5,20; la misma variedad de las interpretaciones de esta respuesta permite comprobar que la obediencia verdadera constituye para el cristianismo un auténtico problema). En todo caso, ya el antiguo Israel era consciente de que su obediencia o su desobediencia a Yahveh decidían la bendición y la maldición, la vida y la muerte del pueblo (cf. Dt 30,15-19).
En la época de Jesús, los escribas y fariseos habían llegado a convertir el cumplimiento literal de la ley de Dios en el contenido (mico de su vida. Por el contrario, el cumplimiento literal de la ley no es exigido ni por Jesús ni por la predicación neotestamentaria (Mt 5,18s debe ser interpretado desde la historia de la transmisión y teniendo bien en cuenta el contexto). Esta predicación se distingue de las exigencias de la religiosidad de aquel tiempo (p. ej., en la comunidad de -> Qumrán) precisamente por el hecho de que apenas conoce prescripciones concretas. Según las llamadas antítesis del --> sermón de la montaña (Mt 5,21-48), que explayan la exigencia de una mayor justicia, el problema de la obediencia no se resuelve por un hacer exterior, sino por los sentimientos del corazón (que, por lo demás, exigen la acción). Esto es así porque el cumplimiento de la ley puede darse sin obediencia interior y también (lo que agudiza el problema) porque puede darse una contradicción frente a la ley precisamente por amor a la obediencia. Esta contradicción se da en la predicación de Jesús y no sólo en el sermón de la montaña. Jesús se pronuncia también en contra de una observancia del sábado derivada de un falso concepto de Dios (Mc 2,27), en contra de la ley del libelo de repudio (Mc 10,2-9), del voto del -> Corbán (Mt 15,1-7). Procede así basándose en el conocimiento de la originaria y amorosa voluntad del creador y Padre, es decir, que vive la obediencia de modo personal, y no bajo la ley. De esta manera, y tal como lo muestran las antítesis del sermón de la montaña, la obediencia se sustrae básicamente a toda posibilidad de control.
La obediencia neotestamentaria así entendida no se opone radicalmente a la del Antiguo Testamento. También la obediencia de --> Abraham es personal (Gn 12,1-5, esto es, •camino» y no cumplimiento de preceptos concretos). Los -> profetas exhortan a una obediencia personal y, por lo mismo, total, contrapuesta a una legalidad religiosa que, en la vida concreta, pudiera darse sin amor (Is 58,1-8). Una obediencia así es posible incluso frente a la ley, siempre que, por encima de los preceptos, se siga conociendo al Dios vivo (Sal 119).
La obediencia bíblica no contradice el orden exterior; al contrario, generalmente se reflejará en dicho orden. Tampoco es mero asunto privado de cada corazón; por el contrario, el cristiano debe contar con que no puede actuar por propio impulso dentro de la Iglesia, sino cuando la necesidad lo requiera. Y, sin embargo, ni la comunidad de la Iglesia ni la ley pueden ocupar el lugar del Padre, a quien conocemos por Jesús (Jn 14) y acerca del cual el creyente no necesita que nadie le enseñe (1Jn 2,27). Se trata, en efecto, de la -> nueva alianza, no de la -> letra, sino del -> espíritu. «El Señor es el Espíritu, y donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad» (2 Cor 3,17).
No existe en toda la historia de la Iglesia problema mayor que el de la realización de esta -> libertad. Quien considere esta libertad como desobediencia y pretenda sujetarla, sigue retenido en la antigua alianza, entendida legalmente. Quien, en el extremo opuesto, vive esta libertad como capricho, pierde la --> salvación lograda por la obediencia de Cristo.
La forma cristiana de la obediencia se hace visible y palpable en Jesucristo, revelación del Padre al que sirve en su anonadamiento. • sm

Obediencia de fe. Es una actitud de la vida, una postura del hombre que determina su vida entera. En la perspectiva bíblica no se trata nunca, en la obediencia de fe, de un mero intelectual «tener por verdadero» unas sentencias, ideas o expresiones. La obediencia de la fe es más bien una ejecutoria vital, total y unitaria (-> Práctica, -> Amor). Incluye en sí una disposición fundamental a •oír y hacer» (Dt 5,31-33; Mt 7,24-27). Y así, la actitud y postura de la obediencia de fe se convierte cabalmente en una magnitud que hace posible, por parte del hombre, la --> fe. En la obediencia de fe, el creyente se somete a la voluntad salvífica de Dios, a la que reconoce como --> revelación (Rom 16, 26). Aquí radica la «seguridad» de la obediencia de fe, que se encuentra en aguda oposición a la antigua seguridad fundamentada en el cumplimiento de la --> ley (-> Gloriarse). La obediencia de fe crea aquella postura en que el hombre se deja obsequiar, con una confianza sin límites en la acción salvadora de Dios en Cristo, con la --> justicia de Dios (Rom 3,21ss). Por eso Pablo puede decir que el sentido del ministerio apostólico (-> Apóstol) es crear obediencia de fe (Rom 1,5).
El modelo de obediencia de fe ofrecido por Jesús a sus -> discípulos se refleja en Juan, cuando presenta toda la actuación de Jesús como un •oír y hacer». Lo que Jesús •ha oído» al Padre, eso •hace» (5,17-47).
Una vez más, y bajo nueva forma, presenta la carta a los hebreos la magnitud del modelo de obediencia de fe ofrecido por Jesús y su eficacia. Según Heb 5-7, a la misión de Jesús podría dársele el título de obediencia de fe. La obediencia de fe de Jesús lleva a la obediencia de fe del hombre, constituyéndose así en «autor de la salvación eterna» (5,8s). ka

Obispo. Expresión derivada del griego episkopos (= supervisor, vigilante); recibe su especial significación (para la que no existe ningún paralelo) en el Nuevo Testamento (por primera vez en FIp 1,1) y en la época posapostólica. Según Act 20,17-36, el ministerio episcopal empezó a ejercitar — unos cinco decenios después de la muerte de Jesús—, junto con algunas otras actividades, la inspección y supervisión pastoral sobre determinadas comunidades, para aconsejar, exhortar, enseñar, reprender y corregir. En este aspecto, se ha recogido la imagen veterotestamentaria de Dios como --> pastor de Israel (Sal 22,1) y el modelo de Jesús como •buen pastor» (Jn 10,1ss), para configurar la idea de los inistros de la Iglesia (-> Cartas pastorales). Hacia finales del siglo I, se dan ya los Indicios del posterior episcopado monárquico (obispos de diócesis) y una más clara articulación del ministerio eclesiástico. -+ Ministerio.hi


Oblación. El escrito sacerdotal en
tiende con esta palabra un -> sacrificio que no consistía en el ofrecimiento de animales, sino de aceite e incienso con flor de harina (Lev 2). La voz hebrea minha utilizada para la oblación designaba originariamente la «dádiva» profana (Gén 32,14) y, en general, cualquier sacrificio, cruento o incruento (Gén 4,3ss). En el -> culto judío se establecieron más tarde diversas ocasiones para la oblación. En general, era ofrecida como elemento adicional de un sacrificio cruento (--> Holocausto, --> Sacrificio de acción de gracias); se distinguía cuidadosamente si la oblación debía estar o no cocida. La porción que se quemaba en el --> altar — pues el resto pertenecía a los sacerdotes — estaba destinada a que Dios •recordara» al oferente.
Como oblación independiente, la encontramos en el sacrificio diario del -+ sumo sacerdote (Lev 6), en el --> sacrificio por el pecado de los pobres (Lev 5,11) y como sacrificio por los celos. pa

Oblación por los celos. Esta -> oblación de flor de harina (sin aceite ni incienso) acompañaba al rito mágico del sacerdote acerca de una mujer de la que su marido sospechaba ser adúltera y a la que acusaba de ello (Núm 5,11-31). La decisión condenatoria o absolutoria tenía el valor de juicio decisorio de Dios. pa

Óbolo. Traducción castellana del leptón griego. Del leptón, como moneda acuñada, no se han hallado restos, por lo que se la considera solamente como moneda pequeña de bronce, similar al cuadrante (--> Dinero). do
Obra histórica del cronista. Los libros de las --> Crónicas, de --> Esdras y de -> Nehemías forman una unidad literaria: la obra histórica del cronista. Su autor escribió en el siglo IV a.C. El escrito tiene carácter edificante. Quiere mostrar que desde la creación del mundo, pasando por la elección de Israel, la época de David y Salomón, hasta llegar al exilio, la nueva orientación del pueblo de Dios postexílico y la reforma de Esdras, hay un plan de Dios que gobierna toda la historia. La meta es la gloria de Dios en el ámbito de Israel, aunque el cronista, llevado de su hostilidad hacia los dm-píos» samaritanos del norte, limita Israel a Judá y a Jerusalén, tal como eran en su época. Sólo Judá e Israel son los portadores y la herencia de aquella dinastía davídica que, para él, son la síntesis y el ideal del dominio y del reino de Dios. Ellos son la realización de la promesa, hecha a David, de que su dinastía permanecerá para siempre. El mismo David es descrito de una manera idealizada. David es el verdadero iniciador de la construcción del templo y el fundador del culto en el tempo. Aquí (y no en la salida de Egipto) se ha llevado a cabo la acción liberadora de Dios en favor de
1099 Israel. La existencia del pueblo depende de su liturgia. Si algún día enmudeciera en Jerusalén la alabanza divina, Dios pondría fin a su historia con este pueblo. Por eso, la obra histórica del cronista vuelve una y otra vez sobre los temas del -> templo y de la liturgia, de la -> ley, el sacerdocio y la dinastía davídica. En el fondo, late la fe en un solo Dios, que perdona en su fidelidad (cf. especialmente 2Cró 28,9). pa

Obras. Ya en el Antiguo Testamento, las obras son el reflejo y la consecuencia del sentimiento interior del hombre, mucho más importante, en el plano ético, que las obras exteriores (Is 1,10ss). Se sale así al paso de una concepción mágica y cosificada que había llevado en épocas precedentes a trágicas y erróneas interpretaciones (1Sam 13,8ss), y que volvió a constituir el tono dominante en el fariseísmo del judaísmo tardío (-> Justificación -> Justificación por las obras).
En el Nuevo Testamento se atribuye un valor positivo a las obras cuando se las entiende y se las realiza como fruto de una actitud propia de la criatura (Lc 6,43ss). El sentimiento interior básico de un cristiano ha de ser la -> fe; las obras que nacen de la fe deben ser ejecutadas día a día (Jn 6,28s); las obras que brotan de la obediencia a la --> ley mosaica (Gál 2,16) y que son realizadas según cálculo religioso (Mt 6,1ss), son ineficaces para la salvación y, en razón de la idea de justificación por las obras que les sirve de base, son -> pecado. Las buenas obras del creyente son efecto del -> Espíritu, de las que, por consiguiente, no puede gloriarse (Gál 6,3) pero que, con todo, llevan aparejada la promesa de la -+ recompensa eterna (Col 3,24). hi

Obras de la ley -> Obras.

Obrero (parábola). En la -> parábola de los obreros de la viña, se habla de la escala de -> recompensas que Dios dará en su reino (Mt 201ss). El escándalo de la parábola está en que a todos los obreros se les dará el mismo salario (un denario, es decir, el salario normal de un día de trabajo), siendo así que trabajaron diferente tiempo.
La murmuración de los jornaleros que trabajaron durante todo el día no tiene base, dado que su contrato de trabajo era por un denario; su irritación estaba dictada por envidia hacia los que habían trabajado menos. El sentido de la parábola es la --> bondad de Dios, que recompensa, más allá de todo merecimiento, con la aceptación en su reino. A !os murmuradores se les equiere indirectamente a manifestar esta misma bondad respecto de aquellos que tienen menos merecimientos. do

Observancia de la ley. -÷ Mandamientos, -> Ley, --> Mishna, -> Tora, -> Judaísmo tardío.

Océano primordial (tehom). Es el gran mar cósmico que, según los antiguos mitos orientales de la creación y el relato bíblico, cubría toda la «tierra» antes de la obra planificadora del Dios creador (Gén 1,2; Sal 104,6). El segundo día de la creación, dividió Dios el océano primordial en un mar celeste y un mar terrestre (Gén 1,6-8); a los dos se aplica igualmente el nombre de caos por su carácter mortífero y hostil. Del celeste, encerrado en su enorme depósito, brotan las corrientes de bendición (Gén 49,25) y el agua del juicio (Gén 7,11; -> Diluvio). El océano primordial situado en torno y bajo la tierra alimenta las fuentes y los ríos y hace posible la vida y la fertilidad en la tierra (Dt 8,7; 33,13); como «gran agua•, el océano tiene características caóticas y demoníacas (Éx 15,5-8; Jon 2,6); por eso puede equivaler a --> sheol y reino de los muertos (Ez 26,19s).
La correspondencia griega del océano primordial subterráneo, abyssos (= abismo, profundidad), designa en el Nuevo Testamento el lugar provisional de castigo del diablo (Lc 8,31). El océano primordial es en el Antiguo Testamento un elemento frecuente en las descripciones de teofanías (cf. Sal 77,17; 93,3s). Poéticamente personificado, este océano aparece como criatura que alaba a Yahveh y le responde Sal 148,7; Job 28,14). --> Mundo (imagen del). he

Ocultamiento. La Biblia proclama que Dios se revela, se manifiesta. Se aparece bajo señales poderosas a Israel en el Sinaí (-> Teofanía), pero no es Yahveh mismo quien se hace visible; sólo se le puede experimentar en el terremoto, en la tormenta, en el trueno, en su palabra (Éx 19). Lo mismo dice el Nuevo Testamento: aun cuando el Resucitado mantiene largos coloquios con sus discípulos, permanece desconocido y sólo por el signo del partir el pan sale de su ocultamiento (Lc 24,16ss). La obra y la persona de Jesús son el punto culminante de la autocomunicación de Dios pero, al mismo tiempo, su esencia genuina permanece oculta incluso para los más íntimos (Jn 14,9). Para caracterizar esta situación, los evangelistas recurren a la imagen, ya aportada por la tradición, del -> Hijo del hombre oculto. Está ya en medio de los hombres, pero éstos no le conocen (Jn 1,26).
Esta conexión íntima entre proximidad inmediata y ocultamiento se aplica también a la obra de Dios. Los judíos que construyeron el segundo templo, quedaron desilusionados ante su pobreza, comparada con las esperanzas suscitadas por los profetas sobre la irrupción del reino de Dios. Sin embargo, en este lamentable comienzo se abre paso el -> reino universal de Dios (Ag 2,3ss). Mientras que el género --> apocalíptico espera la nueva configuración de la tierra desde el cielo, donde la nueva Jerusalén está oculta en Dios (Ap 21,2), la espera escatológica de los profetas reconoce en los acontecimientos históricos los comienzos ocultos de la --> gloria del tiempo final.
Uno de los elementos de la actual conciencia de fe es, casi siempre, el escepticismo respecto de la posibilidad de poder experimentar inmediatamente a Dios y sus intervenciones. Esta postura puede tener su justificación y al mismo tiempo sus límites en esta paradoja bíblica: Dios y su obra están a un mismo tiempo cercanos y ocultos a los hombres. oh

Odio. En el uso idiomático del Antiguo Testamento, «odiar» equivale algunas veces simplemente a .no amar, poner en segundo término» (p. ej., una de entre dos mujeres, Dt 21,15. Cf. Lc 16,13: los dos señores). En este sentido debe entenderse la sentencia de Jesús según la cual hay que odiar a los parientes (padre, madre, hermanos, hermanas...), como condición para seguirle (Lc 14,26; cf. Mt 10,37).
El odio, en su sentido auténtico, se dirige naturalmente, entre los apasionados semitas, contra los -> enemigos (en los salmos frecuentemente •odiosos»). En lenguaje antropomórfico, este odio se atribuye también a Dios. Yahveh odia a los malhechores (Sal 5,7; con mucha frecuencia deja de perfilarse la distinción entre la acción y el que la ejecuta; cf., sin embargo, Sab 11,24); odia la --> idolatría (Dt 12,31: abominación ante Dios) y también el culto exterior y vacío de su pueblo (Is 1,14). El hombre -> piadoso veterotestamentario se asocia al odio de su Dios (Sal 139,21).
En la prohibición radical del odio, se manifiesta el elemento nuevo del -> sermón de la montaña: Jesús extiende hasta los enemigos el mandamiento del amor (Mt 5,43ss)• --> Prójimo. ur

Odre. Entre los nómadas, el odre era un utensilio de la vida diaria, que servía sobre todo para conservar el agua y transportarla (cf. Sal 32,7).
Los odres se hacían con pieles de cabra cuidadosamente curtidas y cosidas y se utilizaban también para guardar el vino y el mosto. El hecho de que los odres ya usados no sean aptos para el mosto reciente porque, por la fuerza del vino en fermentación, se pueden romper con mayor facilidad que los odres nuevos, por naturaleza más elásticos, ofrece una transparente indicación (Mt 9,17) de la necesidad en que se encuentra, quien emprende el --> seguimiento de Jesús, de transformar radicalmente su propia vida y sus sentimientos (--> Viejo, --> Nuevo).hi

Oeste. Punto cardinal por donde se pone el sol (llamado también, por lo mismo, ocaso y occidente; Gén 12,8; Mt 8,11). Del este — es decir, del mar — vienen las lluvias deseadas (1Re 18,41ss; Lc 12,54). he

Oeste del Jordán. Región situada al oeste del -> Jordán, cruzada por una cadena montañosa que corre en dirección norte sur y que, en la parte norte, se divide en el -> Carmelo y las montañas de Galilea. La vertiente oriental, que se desploma verticalmente hacia el Jordán y el mar Muerto es, en gran parte, desértica, debido a estar situada tras una cortina montañosa que detiene las lluvias y a no estar surcada por ríos importantes. Al sur de Bersabee incluye la región de colinas del Négueb y pasa, casi imperceptiblemente, a los montes sinaíticos. Ante las montañas judías y samaritanas se extiende una llanura costera amplia y fértil. La región montañosa fue habitada por los israelitas después de la conquista de Canaán; la región costera estuvo en poder de filisteos y fenicios. he

Oído. El oído capacita al hombre para percibir la -> palabra de Dios (Job 12,9-11). Por eso se santifica con la sangre del sacrificio el lóbulo de la oreja del sacerdote (Éx 29,20). El oído es muchas veces, como órgano importante de la predicación y de la fe, sinónimo de --> corazón, el núcleo y centro personal del hombre, al que Dios se dirige y que se dirige a Dios. El oír es acontecimiento mesiánico de la salvación (Is 33,5; 50,4s; Mt 13,16): Jesús lleva a cumplimiento esta señal salvífica al sanar a los sordos (Mc 7,33-35). Quiere tocar, aquí y ahora, el oído de sus oyentes (Lc 4,18-22). Al tomar conciencia de lo oído, se conoce la irrupción del reino de Dios y se cumple la Escritura. La fórmula de llamada de atención hace que la mirada se dirija hacia los especiales misterios del tiempo de salvación. Quien tenga oídos para oír, oiga (Mt 11,14s; etc.). El fruto de esta percepción auditiva puede ser -> fe o -> endurecimiento, -> salvación o -> condenación. El oír que comprende se demuestra en la fe (Rom 10,17), cuando cada uno abre su corazón y obedece (Act 16,14), es decir, busca al Señor poniendo por obra la palabra (Mc 4,20). Éstos son los justos, a quienes Yahveh presta oído (Sal 17, 3-6), que piensan según los pensamientos de Dios (1Jn 5,14), buscan su paz, acogen su palabra y la siguen (Mc 4,11; Ap 1,3), viven en concordia, fraternal, misericordiosa y humildemente como los -> pobres (Sal 86,1; 1Pe 3,8-12). Pero los que no son. de Dios (Jn 8,43.47) permanecen obstinados e incircuncisos de corazón y de oído (Act 7,51; 28,27; Jer 6,10). -> Oír. ho

Oír. Mientras que las religiones del mundo ambiente de Israel se orientan fundamentalmente a la «visión» de la divinidad, la Biblia es la religión de la palabra de Dios oída y encaminada a la audición. Ciertamente, se encuentra también en el Antiguo Testamento la expresión -> «visión de Dios» (Éx 33,11), pero esta visión es siempre una esperanza para el -> fin de los tiempos, de modo que el primer plano está ocupado por un hablar de Dios y un oír del hombre. La sentencia decisiva de los discursos divinos es: «Oye la palabra del Señor» (Is 1,10) o bien: «Oíd, cielos, y escucha, tierra, pues habla el Señor• (Is 1,2). El --> profeta es el portador del oráculo de Yahveh, que exige obediencia y cumplimiento. Vive de modo agradable a Dios aquel que oye el --> precepto divino y se esfuerza por realizarlo (Jer 29,13). En el judaísmo rabínico, esta audición se refiere básicamente a la palabra de Dios expresada en la -> ley.
También la -+ revelación neotestamentaria es --> palabra de Dios, -->proclamación, -> mensaje. Los sinópticos relatan lo que Jesús dijo, es decir, lo que oyeron decir. Las parábolas de Jesús sobre la semilla son parábolas que aluden a la correcta audición de su mensaje (Mt 13,1ss y Mc 4,26). Oír bien significa poner por obra el mensaje de Jesús (-> Prác
tica; Mt 7,16.24.26), significa --> fe (Mt 8,10; 9,2; 17,20 y otros). Precisamente la predicación paulina testifica que la
fe procede del oír y está referida a él (Rom 10; 14; 17). Para que la fe sea posible, es necesario antes predicar a Cristo. Donde la audición se convierte en fe, recibe el nombre de ->obediencia u --> •obediencia de fe». Cuando Dios habla, exige ser oído y que el hombre dé una --> respuesta. En su Hijo --> Cristo -> Jesús ha hablado Dios definitivamente y -> de una vez para siempre, lo cual significa que, por el acontecimiento de Cristo, se le ha abierto al hombre la posibili
dad de la audición definitiva. -> Oído.gr

Ojo. El ojo es expresión de todo el -> cuerpo del hombre. En el ojo aparece el hombre luminoso y claro, cuando es bueno; oscuro y en tinieblas, cuando lo domina el poder del mal (Mt 6,22). Jesús habla de ciertos hombres que tienen ojos, pero no pueden ver, porque su -+ corazón les ciega y endurece (Mc 8,17s). Para que el ojo pueda ver lo que le conviene, necesita un corazón puro; debe ser el ojo de un hombre que se presenta ante Dios con las manos limpias. —> Ceguera. gr

Ojo de la aguja. La expresión puede referirse a una pequeña puerta en la muralla de Jerusalén.. En el discurso contra los ricos (—> Riqueza), sirve para hacer más claro el contraste entre el ojo de la aguja, como minúscula abertura, y el camello, el mayor de los animales de Palestina; como es imposible que el camello entre por el ojo de la cerradura, así lo es que un rico — aferrado a --> Mamón —consiga entrar en el reino de Dios (Mc 10,25). do

Olivo. Árbol de hoja perenne, muy resistente, que puede alcanzar como máximo 10 m de altura. Se da en toda la cuenca del Mediterráneo. En Palestina, cuyo suelo es muy apto para el olivo, se encuentran numerosas huertas de olivares (Dt 28,40; 33,24). Su fruto es la aceituna, que se cosecha en octubre, sacudiendo las ramas del árbol o golpeándolas con varas (Is 17,6; 24,13). En la época bíblica, la aceituna se utilizaba exclusivamente para la obtención de --> aceite. he
Olor agradable. Según las concepciones de los antiguos, la divinidad se manifiesta en el sonido, en la imagen y también en el olor. Por lo demás, Israel sólo conoce el buen olor del —> sacrificio, que puede ser señal de la poderosa cercanía de Dios (Tob 8,3). Así, Pablo es «buen olor para Dios» (2Cor 1,25): su existencia de apóstol es un sacrificio en el que actúa y se hace presente el poder de Dios. sm

Ombligo del mundo. Concepto de la cosmología mítica, con el que designa el centro de la tierra, donde se encuentran los resortes políticos y religiosos. En Palestina pasaban por ser ombligo del mundo --> Garizim (Jue 9,37) y —> Jerusalén (Ez 38,12). he

Onías (hebr. Yahveh se ha compadecido•). Nombre de varios sumos sacerdotes:
Onías I (racia 390 a.C.) intentó concluir una alianza con Esparta (1Mac 12,7s).
Onías II, nieto del anterior (hacia 240 a.C.), se negó a pagar tributo a Egipto.
Onías III, nieto de Onías II, se opuso al saqueo del tesoro del templo; más tarde fue depuesto y asesinado (hacia 170 a.C.; 2Mac 3-4; Dan 9,26).
Onías IV, hijo de Onías III, tuvo que huir a Egipto y construyó en Leontópolis un templo judío. we

Onomastikon. Reseña alfabética de los —> topónimos de Palestina mencionados en la Biblia. Compuesta por Eusebio (t 339), sigue teniendo hoy día mucho valor para la topografía palestina. mo

Oportunidad. A partir de —+ Cristo, todos los hombres tienen la misma oportunidad ante Dios. Antes de esto, nadie tenía un camino, ni cercano ni lejano, hacia Dios y hacia sí mismo. Si en las concepciones religiosas del judaísmo se daban grupos privilegiados que creían tener ciertas preferencias y privilegios respecto a la recompensa divina, y si había asimismo grupos descalificados, que no tenían ninguna oportunidad ante Dios, como p.ej., los —> pobres, —> los sin ley, los lisiados y los pecadores, bajo tales ideas Jesús ha trazado una vigorosa raya final y cuenta nueva. Para Jesús, todos los hombres son iguales, a todos llama a la —> conversión, porque, desde sí mismo, nadie tiene oportunidades ante Dios (cf. Mc 1,15ss). Jesús se dirige expresamente a los grupos religiosamente descalificados, o a los pecadores, prostitutas y —> publicanos (Mc 2,16s), para anunciarles que ellos tienen una oportunidad ante Dios. Tienen, incluso, mejor oportunidad, por cuanto, dadas sus circunstancias, comprenden con mayor facilidad que, de sí mismos, nada tienen. Desde —> Adán, todos los hombres son pecadores, es decir, alienados de Dios y de sí mismos. Por eso nadie puede estar en pie ante Dios (Rom 5,12s). Pero ahora, en Cristo, Dios se ha vuelto hacia todos los hombres en la misma medida. Se ha reconciliado con ellos y a ninguno excluye de esta --> reconciliación. Puesto que Cristo es el —> Hijo de Dios, a todos se les ha posibilitado la filiación divina. En el ámbito de Cristo todos pueden hacerse hijos e hijas de Dios. Para todos la oportunidad es Cristo, su palabra, su existencia, su muerte en cruz y su nueva vida. Desde aquí tiene todo hombre, en todo tiempo y en todo lugar, una oportunidad ante Dios. Incluso cuando ya no existe oportunidad ninguna ante los hombres. Cristo es la oportunidad de Dios ante los hombres e igualmente la oportunidad del hombre ante Dios. --> Kairos. gr

Oposición. Toda la Biblia conoce la oposición allá donde se trata del —> derecho de Dios o de los hombres. Cuando --> David comete adulterio, se le opone el —> profeta —> Natán y le anuncia el castigo de Dios (2Sam 12,1-15). Natán debe oponerse, por encargo de Dios, a la autoridad religiosa y civil, al —> rey puesto por Dios. Los profetas viven con frecuencia en actitud de oposición a los jefes civiles y religiosos y se pronuncian contra el --> culto. --> Juan Bautista sé opone al rey —> Herodes cuando éste tomó por esposa a la mujer de su hermano. Con esto puso en riesgo su vida, al igual que otros muchos profetas.
También Jesús vivió en oposición a las —> leyes religiosas inhumanas (Mc 2,27), se declaró superior a la ley de Moisés (Mt 5,58ss) y vivió de acuerdo con la tradición profética; se opuso a los --> escribas y —> fariseos y propugnó que éstos no cargaran sobre los hombres las cargas que ellos mismos no podían soportar (Mt 23; especialmente v. 4); luchó en pro de la liberación humana y ello le costó la vida. Sufrió la muerte de un rebelde, la muerte en --> cruz de los criminales.
La oposición es una exigencia de la vida y el mensaje de Jesús. Quien quiere seguir a Jesús debe estar dispuesto a arriesgar su vida y alinearse en la oposición donde quiera está el hombre amenazado (--> Seguimiento). Dentro de la comunidad cristiana, dentro de la Iglesia, se da una oposición legítima y necesaria. Pablo se opuso al apóstol Pedro «abiertamente• (Gál 2,11), porque manifestó temor ante los judeocristianos. Cuando se batalla por el mensaje de Jesús, son inevitables las oposiciones y contraposiciones. La oposición de los cristianos a la autoridad es también necesaria y legítima cuando ésta esclaviza la libertad de conciencia del individuo o cuando prescribe cosas inhumanas (derecho a la oposición). Los cristianos niegan el mensaje de Jesús doquiera hablan de obediencia ciega y niegan al individuo el derecho a la oposición, doquiera temen oponerse a lo inhumano. gr

Oración. a) En el Antiguo Testamento: No existe, en principio, una palabra específica para designar la oración, sino que se recurre a diferentes vocablos, usados también en la vida cotidiana, tales como «llamar», «recurrir», «alabar», «llorar» y otros semejantes, para designar los diversos modos de la oración. Junto a la oración, aparecen además determinadas aptitudes orantes, como los --> votos, la —> confesión de los pecados, los --> cantos de peregrinación y los —> himnos. La oración se dirige a Yahveh, Dios de la —> alianza. Se ora en el santuario, preferentemente junto al altar, y en los lugares especialmente venerados, tanto en los tiempos de oración (-->Oración [tiempos de]) como en cualquiera otra circunstancia, tanto individualmente como en la comunidad del culto o de la vida.
El israelita pide en la oración, sobre todo, la --> vida en el pleno sentido de la palabra, y da gracias al recordar las acciones salvíficas de Yahveh en la historia (—> Éxodo). A la oración se añade con frecuencia el —> sacrificio. En la época primitiva de Israel, había —> mediadores carismáticos, cuyas súplicas tenían eficacia ante Dios (Éx 32,30; 1Re 17,20). Algo parecido se dice de Amós, Jeremías, Ezequiel y asimismo del —> siervo de Yahveh Os 53). El hecho de que Dios rechace estas —> súplicas indica una —> ira extremada de la divinidad (Am 7, Ez 9,8ss). En la época postexílica, esta función mediadora corría a cargo del —> sumo sacerdote o de su —> ángel celestial (Zac 3); el sumo sacerdote cumple el rito del --> día de la reconciliación.
La colección de los salmos contiene oraciones poéticas de las más diversas clases, fuertemente vinculadas entre sí, sobre todo por su forma lingüística y su estructura; los —> salmos son también el libro de oración de las Iglesias cristianas. Algunas oraciones que hoy nos resultan sumamente extrañas, como p. ej. los deseos de venganza (2Sam 3,39; Jer 18,18ss) o las maldiciones (Sal 93,10ss) por un lado y, por otro, las alabanzas personales, como las del salmo 86,2 y el salmo 1, deben ser entendidas, unas veces, desde la vinculación de estas oraciones al culto (Sal 15) y, alguna que otra vez, desde la conciencia de la -+ alianza de Yahveh, que no aparta su —> misericordia.
b) En Jesús: Tenemos testimonios extraordinariamente abundantes de la oración de Jesús, que, sin duda, ha influido profundamente en sus discípulos y en la primitiva Iglesia. Mt 6,5; Mc 14,34 y otros han transmitido las enseñanzas de Jesús sobre la oración. En Mt 7,9-11; Mc 11,23, promete que la oración será oída; en Lc 18,1ss, se llega incluso a una atrevida comparación. La parábola de Lc 18,9ss contrapone la oración falsa y jactanciosa a la verdadera y justificadora. Finalmente, de Jesús procede la oración dirigida a Dios como --> Padre, singularmente en el —> padrenuestro.
c) En la primitiva Iglesia: La Iglesia primitiva ha entendido su oración como algo nuevo e inaudito. Apoyada en la --> fe de haber escapado al poder de las tinieblas y haber sido trasladada al reino del amor del Hijo» (Col 1,13), se sintió poderosa para orar •en el nombre del Señor• (1Cor 1,10) o •por Cristo». Todas las promesas de Dios han sido confirmadas y cumplidas en y por Jesús; al pronunciar los creyentes el —> •amén• tributan gloria a Dios, reconociendo que es fiel, pues lo pronuncian con la seguridad de que también ellos experimentarán idéntico cumplimiento de las promesas (2Cor 1,20).
Así, sólo puede orar aquel a quien Dios se ha manifestado por Jesús como el Dios fiel y salvador; aquel que permanece firme en esta relación con Dios (Jn 15,16). Creer significa, por consiguiente, poder orar y tener certeza del cumplimiento (Jn 15,7; 16, 23ss). De aquí que la oración cristiana esté motivada por la acción salvadora definitiva de Dios y esté igualmente orientada a esta acción última de Dios; es una oración escatológica. En la exclamación litúrgica marana tha, la comunidad pide la venida definitiva de su Señor. En la oración experimenta el cristiano su distanciamiento del mundo y, sobre todo, de sus propios y más arbitrarios deseos; sabe que su oración, al igual que su vida entera, está determinada por aquel •no poseyendo nada y como si lo poseyéramos todo» (2Cor 6,10). Esta oración acontece en el Espíritu Santo
•pues nosotros no sabemos pedir como conviene; mas el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables» (Rom 8,26). Cabalmente en esta oración nos hallamos en la línea de los •gemidos de la creación» (Rom 8,22). Y así, esta oración, que separa del mundo, es al mismo tiempo la más profunda solidaridad con el mundo. schü

Oración (bandas de). Según las prescripciones rabínicas, todo judío, en la --> oración, ha de llevar unas cápsulas o cajitas con trozos de pergamino en los que estén escritos los textos siguientes: Éx 13,1-10; 11-16; Dt 6,4-9; 11,13-21. Se las sujetaba con tiras o bandas de oración en las sienes y en la parte interna superior del brazo izquierdo, frente al corazón. be

Oración (lugares de). Son los santuarios, el —> templo y el —+ altar y, más tarde, las --> sinagogas. La oración a Dios, que está junto a su pueblo, no se vincula a un lugar determinado. Muchas veces se ora con la mirada dirigida a Jerusalén. be

Oración (tiempos de). Fueron primeramente los días de fiesta, es decir, el sábado y las grandes —> fiestas del año y además, naturalmente, determinadas circunstancias, tales como una necesidad, una enfermedad o también una alegría inesperada. No parece que hubiera tiempos fijos para la oración diaria, pero con todo se nos han transmitido las oraciones de la mañana y de la tarde (Sal 4; 5). --> Oración. schü

Oración sacerdotal. Designación clásica de Jn 17, sección completa y dotada de unidad en sí, caracterizada por su peculiaridad literaria, redacción en forma de himno y la densidad y profundidad de sus pensamientos, perfectamente comparable al prólogo del Evangelio de Juan. La oración se pone en labios de Jesús con ocasión de la despedida de sus —> apóstoles que, en esta separación, aparecen como representantes de la —> Iglesia. El tema es la relación entre Cristo como revelador y la Iglesia, de la que Jesús se despide y que ha de creer en cosas invisibles para ella. La oración tiene tres partes:
1. Versículos 1-15: petición de glorificación. La —> gloria del Hijo consiste en su poder de actuar, es decir, de llevar por su —> revelación al --> conocimiento y al —> amor de Dios. Por eso su gloria es a la par la gloria del Padre (v. 4), o mejor dicho, la gloria del —> Padre es igualmente la gloria del Hijo (v. 3).
2. Versículos 6-19: petición por la Iglesia. La Iglesia ha sido fundada por la palabra reveladora; los que aceptan esta palabra son los •suyos•. Están separados del mundo, porque al creer, dan al revelador, y por ende al Padre, la gloria que el —> •mundo» niega, •odiando», a su —> Creador. Y como la —> pasión de Jesús es el cumplimiento de su misión reveladora, el •ir al Padre» es para la Iglesia un motivo de —> alegría (v. 13). La Iglesia permanece en el mundo, pues debe seguir dando testimonio de la revelación de Jesús (v. 18). Jesús pide que pueda desempeñar esta función y que la Iglesia permanezca en pie, a despecho del mal que el mundo ha de hacerle, como se lo hizo a él.
3. Versículos 20-26: oración por la unidad y la perfección de la Iglesia. La Iglesia, que son todos aquellos que han de llegar a la —> fe (v. 20), está amenazada de división, encuentra su unidad sólo en el acontecimiento de la revelación, es decir, en el conocimiento por la fe de la unidad del Padre y de su revelador (v. 22). La plenitud de esta unidad, el •estar junto a él» y •ver» (--> Visión) se encuentra sólo en el futuro; de aquí que la acentuada súplica (•yo quiero») del v. 24 tenga un sentido de futuro: la unidad se le ha concedido a la Iglesia como --> promesa. El Padre y su revelador son uno desde el principio, ya que el Padre no es una esencia existente para sí, sino que es uno con el Verbo, por medio del cual es el Creador que se revela a sí mismo (Jn 1,1); sólo los que creen conocen este --> «nombre» de Dios (v. 25). La unidad del Padre y del revelador es la unidad del amor; por eso la Iglesia crece camino de su unidad testimoniando el amor; sólo en este amor puede testificar ante el mundo de una manera digna de crédito la gloria de Dios (v. 22s). sch

Oráculo. Sentencia de la divinidad en la que anuncia su voluntad y sus intenciones. Reciben también este nombre los lugares en que acontece esta manifestación. La voluntad divina se averiguaba mediante unas prácticas determinadas (por suertes, por inspección de las vísceras de los animales, etcétera), o bien era proclamada por un médium inspirado. Los oráculos estaban muy difundidos en las religiones paganas; la —> ley veterotestamentaria prohibía, por el contrario, todas las prácticas mágicas (Lev 19,26, etc.). De ahí que en el Antiguo Testamento encontremos muy raramente oráculos técnicos, con excepción de las suertes, que eran una costumbre legítima (p. ej., Jonás 1,7ss; también Act 1,26). Una especial clase de oráculos de suertes fueron los —> urim y tummim en manos de los sacerdotes; con todo, hoy no se sabe cómo se utilizaban y, al parecer, ya en la época de la monarquía habían caído en desuso. El anuncio de la voluntad divina no se conseguía en Israel por medios mágicos, sino por libre comunicación de Dios en la revelación. ba

Oráculo de tribu. Son oráculos o sentencias referidas a cada una de las tribus, que, tomando pie del nombre de la tribu, caracterizan a éstas (cf. Gén 49: —> Jacob (bendición de); Dt 33: —> Moisés (bendición de). ba

Oráculo divino. Por medio de --> oráculos de múltiples formas (2Sam 5,22ss, oráculo de árboles; Gén 15,11ss, observación de las aves; Ez 21,26, prác
1115 ticas babilónicas de oráculos; Jonás 1,7ss, suertes), se intenta conocer la --> voluntad de Dios y sus intenciones. La respuesta se llama oráculo o sentencia de Dios.
En el Sal 60,8-10 se encuentra un oráculo de Dios como respuesta a la petición de la comunidad que suplica ser oída. Esto mismo se presupone en otros salmos, en los que la petición es oída y la oración se transforma en acción de gracias (Sal 20,7; 6,9-11). Se supone que el sacerdote o el profeta del culto transmite a los suplicantes el --> «oráculo salvífico».
Los profetas hablan muchas veces con el «yo» de quien les da el encargo, es decir, de Yahveh, en forma de —> sentencias de mensajeros (—> Narraciones en primera persona). Expresan su proclamación mediante la —> fórmula: «así habla Yahveh» o bien «oráculo de Yahveh».
De este modo exponen sus palabras como oráculo de Dios y subrayan la conciencia de ser intermediarios de la voluntad divina y de proclamar el juicio y la salvación. go

Oráculo mágico. Oráculos que tenían por objeto poner a disposición del hombre a los dioses o a los --> demonios. Además del material y del rito, tenía influencia decisiva para producir el efecto deseado el conocimiento de los --> nombres y de las fórmulas exactas (en lengua extraña o informe) (cf. Act 8,20-23). sm

Oráculo profético. Los libros proféticos se componen en su mayor parte de oráculos o sentencias de los profetas, es decir, de palabras que pronunciaron, como mensaje de Dios, en una determinada situación histórica. Quienes las pronunciaban, los profetas, se consideraban a sí mismos como mensajeros de Dios, encargados (-÷ Vocación) y dotados de autoridad para transmitir y dirigir una llamada de Dios, capaz de salvar o de perder. De ahí que los oráculos proféticos tengan las mismas estructuras que las —> sentencias de mensajeros: el encargo dado al mensajero con indicación de los destinatarios, la fórmula de las sentencias del mensajero («así habla Yahveh») y la sentencia misma (Gén 32,4ss). --> Discurso profético. pa

Oráculo salvífico. Se dan oráculos salvíficos en los salmos que de una oración suplicante pasan instantáneamente a himnos de acción de gracias. En la oración, suplica el orante a Yahveh que se vuelva para concederle la salvación que le ha sido prometida en un oráculo salvífico (Sal 20,7; 28,6s) en el lugar santo. El oráculo salvífico es una promesa de haber sido escuchado, expresada probablemente por el sacerdote. --> Salvación, —> Salmo. go

Oráculos de los pueblos. Los profetas de los siglos VIII-VI a.C. respondían a la constante amenaza de los pueblos vecinos con —> oráculos (palabras pronunciadas en nombre de Dios) contra los pueblos extranjeros. Al final de su serie de oráculos contra los pueblos, Am 2,4ss inserta también sentencias de amenaza contra Israel y Judá, pecadores, pues dado que el pueblo elegido ha sido solidario con los demás pueblos en el pecado, lo será también en la calamidad. En algunos libros proféticos, p. ej., Isaías y Ezequiel, las colecciones de sentencias proféticas colocan los oráculos de los pueblos como unidad independiente entre la colección de discursos de —> amenaza contra Israel y la colección de promesas; así la perdición de los pueblos aparece como condición previa de la salvación de Israel. oh

Ordalía. Juicio de Dios, modo de conducta en que se deja a Dios la decisión de un caso jurídico (p. ej., en el caso de Elías y los sacerdotes de Baal) o la comprobación de la culpabilidad o inocencia de un acusado mediante las suertes o el juramento de pureza.ba

Orden sacerdotal. En el templo postexilico el clero estaba jerárquicamente ordenado (--> Sacerdote, --> Levita). Al frente estaban el —> sumo sacerdote, el segundo sacerdote (--> Jefe de la guardia del templo), los guardianes de las puertas, los ancianos entre los sacerdotes (familias sacerdotales; —> Clase sacerdotal). Zacarías pertenecía a la octava clase (Lc 1,5.8). pa

Organización. La —> práctica del Evangelio no es asunto individual; esta práctica sólo es posible en —> equipo y dentro de la --> comunidad, si ha de tener eficacia comunitaria. Para esto es necesaria la organización, que consiste en un trabajo en común que planifica las actividades de los individuos o de los grupos en orden a un fin determinado. La organización queda marcada por este fin y por la situación concreta en que ha de alcanzarse el fin. La organización ha de ser flexible; los nuevos problemas y posibilidades le proporcionan nuevos centros de gravedad y formas nuevas. De ahí que la organización se oriente hacia el futuro.
La Biblia conoce organizaciones cultuales y religiosas, que fueron criticadas por los --> profetas y por —> Jesús (—> Crítica al culto). Jesús no quiere, pues, órdenes fijos y prescripciones inhumanas, sino hombres libres y personalmente decididos (—> Sermón de la montaña). Para la realización de su mensaje quiere la comunión de sus —> discípulos. Jesús no funda ninguna organización; manda a sus discípulos de dos en dos y elige un restringido discipulado (—> Doce).
La joven --> Iglesia se vio, desde el principio, en la precisión de organizarse para poder llevar adelante el mensaje de Jesús; establece, pues, --> ministerios, p. ej., el de los --> apóstoles, los --> profetas y los —> maestros (1Cor 12,28-31). La organización de esta primitiva Iglesia se orienta según los --> dones del Espíritu y de la gracia, es decir, de acuerdo con las especiales inclinaciones y disposiciones de los hombres (Rom 12,6ss). Cada cual se compromete según su propio don y capacidad (Rom 12, 7-9).
Como ejemplo de la organización de la Iglesia toma el apóstol la imagen del cuerpo humano, cuyos miembros tienen diversas funciones (Rom 12,4).
Las organizaciones de la actividad cristiana han de ser flexibles, abiertas a los problemas y a las nuevas posibilidades de su tiempo y su situación. Las exigencias del Evangelio deben darse a conocer bajo renovadas formas. Las organizaciones de la práctica cristiana de la fe deben posibilitar la decisión libre de cada cristiano; deben, al mismo tiempo, tener capacidad de diálogo continuado y de colaboración constructiva con los demás, incluidas las organizaciones no cristianas. gr

Oro. En el Antiguo Testamento y en el Nuevo, símbolo de riqueza, valor, autoridad e imagen de las virtudes de los hombres y de los dones que Dios les hace, p. ej., de la fe y la sabiduría. La purificación del oro en el crisol es una imagen de la vida del hombre que sale de todas sus tribulaciones acrisolado como el oro. Jesús y la primitiva Iglesia no tenían en estima la posesión de oro; así, el oro puede pasar a convertirse en símbolo de lo terreno y caduco. br

Osamenta. El conjunto de huesos que sostiene y da consistencia al cuerpo humano. En los duros sufrimientos, particularmente cuando se experimenta la tiniebla de Dios, los huesos parecen quebrantarse (Is 38,13; Sal 22,15) y se alegran en cambio cuando Dios envía de nuevo la alegría (Sal 51,10). La fórmula «hueso y carne• indica un estrecho parentesco sanguíneo (Jue 9,2; 2Sam 5,1). Con cierta frecuencia, los parientes trasladan consigo los huesos de sus muertos (Gén 50,25). —> Ezequiel ve el resurgimiento del pueblo como una vuelta a la vida de los huesos resecos (37,1-14). El Señor resucitado testifica su corporeidad aludiendo a sus huesos (Lc 24,39). he

Oseas. (hebr. «Yahveh ha salvados). Nombre personal masculino en el Antiguo Testamento.
1. Primer nombre de Josué (Núm 13,8).
2. Profeta, hijo de Beeri, —> que ejerció su actividad hacia el 750-725 a.C. en una época de confusión política y decadencia religiosa y moral en el —> reino del norte, del que era oriundo; conoce bien el país (Os 5,8s; 6,8s), los —> lugares del culto (9,15; 12,12), las circunstancias políticas (8,4ss; 13, 3ss) y las tradiciones religiosas de Israel (2,17; 12,4ss; 13,4s). Ciertamente, no vivía ya cuando se produjo el derrumbamiento de Samaría. Sobre su actividad informa el libro de Oseas (—> Oseas [libro de]).
3. Último --> rey de --> Israel (731723); primero estuvo aliado con Asiria, pero después se pasó al campo egipcio. A su defección respondió Salmanassar V con una expedición contra --> Samaría a la que puso cerco y conquistó, el año 722, después de hacer prisionero a Oseas. Así desapareció el reino del norte del escenario de la historia. he

Oseas (libro de). El primero de los escritos del libro de los —> doce profetas, que narra sentencias y obras del profeta —> Oseas; estas narraciones fueron coleccionadas por sus contemporáneos en el —> reino del norte y más tarde completadas, actualizándolas, por una mano judía (1,7; 4,15; 5,5).
El libro se divide claramente en dos partes, unidas posteriormente:
1. Los capítulos 1-3 constituyen un relato en tercera persona (c. 1) y otro en primera (c. 3). Narran la experiencia — con toda seguridad histórica — vivida por Oseas en su matrimonio. Esta experiencia es al mismo tiempo una imagen de la infidelidad de Israel frente a --> Yahveh, expresada en el discurso del mismo Yahveh (c. 2). En Oseas — al igual que en --> Jeremías —la experiencia personal tiene una conexión íntima con su predicación.
2. Los capítulos 4-14 contienen sobre todo palabras de reprensión y –> amenaza (–> Amenaza [discursos de]) contra la --> caída de –> Israel en el culto de la --> fecundidad de –> Baal, que Israel había aceptado junto con la cultura cananea (2,7-15; 4,12ss; 7,14; 11, 7); las sentencias se dirigen también contra los reyes de Israel y su política de alianzas (5,13; 7,1-11; 8,8-10; 10,4; 12,2), que entrañaba una renuncia a Yahveh. Esta infidelidad de Israel la ve Oseas prefigurada en el comportamiento engañoso del patriarca Jacob (12,3-7.10).
El rasgo más característico del concepto de Dios en Oseas es su inextinguible --> amor (2,21s; 3,1; 11,1ss; 14, 5ss), que ama a Israel como un –> padre o un esposo. Dado que Oseas describe la relación de Yahveh con Israel bajo la imagen del matrimonio, llama a la caída de Israel en el culto a Baal, y también a los cultos yahvísticos baalizados (8,5; 10,1s.5; 13,2) –> adulterio e –> incontinencia (3,1; 5,3s; 6,10; 9,1). El –> juicio de Dios (5,8-15; 13,7s) es expresión de su amor desengañado; pero no se deja arrastrar, como un hombre, por su Ira (–> Ira de Dios), sino que, lleno de amor y –> compasión, busca una y otra vez atraer a sí a Israel (2,16-25; 11,7ss).
Aunque Dios actúa inicialmente de acuerdo con la infidelidad humana, no puede renunciar al amor recíproco, a la entrega íntima del hombre a él y a la actuación correspondiente (4,1; 5,15; 6,6; 12,7). he

Osiris - !sis.

Oso. Fiera apocalíptica simbólica en la visión de Daniel (Dan 7,5). Las cuatro fieras aquí mencionadas son, en la perspectiva religiosa de la historia, que parte de su propia situación, los símbolos de los cuatro imperios del mundo. El oso representa al imperio medo. El número cuatro quiere expresar el mundo en su conjunto. La visión abarca toda la historia, desde el principio hasta la venida del reino de Dios. –> Daniel (libro de). zi

Ostraka. Reciben este nombre los cascos, pedazos o fragmentos de cerámica, utilizados como material de escritura (no las partes de vasijas con inscripciones). Las inscripciones podían ser grabadas o escritas con tinta. En Palestina, especialmente en Esión-Gaber, Lakis, Petra y Samaria, se han descubierto numerosos ostraka, con diferentes escrituras y en las más variadas lenguas. he

Oveja. Animal doméstico, del que se obtenía alimento y vestido; un gran rebaño de ovejas era señal de riqueza. Las ovejas se ofrecían en el Antiguo Testamento como sacrificio.
En sentido simbólico, la oveja es signo de falta de valor, de necesidad de protección y mansedumbre. Así, el --> cordero inocente fue símbolo de los padecimientos vicarios de Cristo (cf. Is 53,7).
En el Nuevo Testamento, el rebaño de ovejas es imagen del –> pueblo de Dios (p. ej., Mt 10,6), necesitado de --> pastor. Los que creen en Cristo son •de su redil»; el impulso de la oveja al pastor indica la confianza del hombre en Dios (Jn 10,3); el amor del pastor es imagen del amor de Dios a cada uno de los hombres (Jn 10,11-16), especialmente a aquellos que se encuentran necesitados.
El rebaño sin pastor es imagen del hombre o del pueblo desorientado (Mt 9,36). zi