L
Ladrón. Esta palabra no tiene en el Nuevo Testamento un sentido uniforme. Mt 21,13 protesta contra los pertenecientes a la nobleza sacerdotal, que convierten el templo en casa de ladrones, ya que consideran que el culto es únicamente el cumplimiento del ceremonial. En Lc 10,30.36, e igualmente en Jn 10,1ss, la palabra ladrón, o salteador, puede referirse tal vez a los —> zelotas, que se oponían con la violencia a las fuerzas ocupantes de Palestina y asaltaban por los caminos a sus adversarios. Para rechazar la misión de Jesús, se le comparaba con los salteadores y con los zelotas rebeldes (cf. la escena de la prisión de Jesús, Mt 26,55); se le pone al nivel del ladrón Barrabás (Jn 18,40) y muere en cruz entre dos ladrones (Mt 27, 38ss). zi
Lagarero. La uva y la oliva se prensaban generalmente en cubas de doble piso, excavadas en las rocas, junto a los viñedos. En el piso superior se pisaba el fruto con los pies desnudos y en el inferior se recogía el líquido fluyente en cántaros (Jue 6; Jer 48, 33). Cf. los lagares de los reyes de Jerusalén de Zac 14,10 como concepto paralelo del trujal de Os 9,2. Los --> profetas aplicaron la imagen del pisar de los lagareros al juicio que llevará a cabo Yahveh contra la «hija de Judá» (Lam 1,15) y especialmente contra los pueblos. Así, según Is 63, 1-6, vuelve Yahveh de Edom como un lagarero cuyos vestidos han sido enrojecidos por el zumo de las uvas, como campeón victorioso con sus vestiduras cubiertas de sangre por el juicio de los pueblos (cf. Ap 14,19s). -> Juicio. pa
Laico (gr. laikos = lo que pertenece al pueblo, de laos = pueblo). Esta palabra designa a la masa, al pueblo no instruido. En la literatura griega, laos designa también a los que concurren a una asamblea (ekklesia), o a los no consagrados al -> culto. En el Antiguo Testamento se hacía distinción entre --> sacerdotes y pueblos. En los LXX, laikos se contrapone a veces a los sacerdotes y significa «ni sacerdote ni levita». En este sentido no aparece en el Nuevo Testamento. Aquí laos (como ekklesia = Iglesia) significa el pueblo cristiano que, llamado por Dios a la fe, es propiedad de Dios y sacerdocio real (1Pe 2,9s), en oposición al mundo. Laico, en sentido neotestamentario, no implica, pues, aún la distinción entre laicos y sacerdotes, sino la diferencia entre el pueblo de Dios y el «no-pueblo». Con todo, ya en el Nuevo Testamento se abre paso una división, dentro del pueblo de Dios, en el -> servicio. El término «laico• para designar a los fieles en contraposición a los clérigos se encuentra ya en el siglo III. ba
Lakis. Ciudad del sudoeste de Palestina, habitada ya en la edad del bronce I.
Fue conquistada por --> Josué (10,32), más tarde fortificada y en el
588 a.C. destruida por --> Nabucodo-nosor. Del tiempo de la destrucción han
llegado hasta nosotros 21 cartas escritas en hebreo antiguo en pedazos de
cerámica --> ostraka. we
Lamentación del pueblo. En los días de ayuno y penitencia y en las fies-tas de
lamentación con motivo de ca-tástrofes externas o amenaza de los enemigos, se
utilizaban en Israel for-mularios, llamados lamentaciones del pueblo. Se
suplicaba al Dios de la alianza, recordándole sus antiguas mi-sericordias, que
se volviera al pue-blo y pusiera fin a la calamidad. Estas --> lamentaciones
colectivas están es-critas en primera persona plural (cf. Sal 44; 60; is
63,7-64,11). pa
Lamentación (oración de). La fe debe realizarse en la –> oración. En el An-tiguo Testamento hallamos los funda-mentos de una estructura de la ora-ción en las --> lamentaciones de per-sonas particulares (Sal 102; 142). En una angustia externa (enemistad = convivencia humana destruida), el hom-bre experimenta la angustia interna de estar abandonado por Dios. El yo afectado clama entonces a Dios, cuya proximidad echa en falta. Dónde se dé el giro auténtico de la angustia se ve claro en la «confesión de la con-fianza»: en el «pero tú» irrumpe el angustiado hacia Dios y rompe la ce-rrada situación intramundana. La proxi-midad de Dios es la oportunidad de do-minar su futuro. Puede esperar de nuevo porque sabe que Dios, a quien clama, está cerca de él. Y así, se ora en primer término para que Dios vuelva y esté próximo (joyel, ¡escu-cha!), y para que se restaure la si-tuación de diálogo; sólo después se piden hechos, el cambio de la situa-ción de angustia (¡salva!). pa
Lamentaciones (salmos de lamenta-ción). En el Antiguo Testamento se nos ha
transmitido, en las lamentacio-nes, una estructura de oración que
ofrece noticias sobre la realización existencial de la fe en aquellos hom-bres
que, aquejados por la angustia, claman a Dios, cuya proximidad echan a faltar.
Se distingue entre la oración de lamentación (--> Lamentación [oración de]) de
un solo individuo y la oración de --> lamentación del pueblo (Sal 74; 79; Is
63,7-64,11). Los rasgos funda-mentales de estos géneros son:
1. La alocución a Yahveh con una petición introductoria de ayuda.
2. La lamentación, articulada en tres miembros: los enemigos; nosotros (yo); tú,
Yahveh.
3. La confesión de seguridad y con-fianza.
4. La petición, articulada en tres miembros: tú, Yahveh (lescuchan; nosotros =
yo usalva!); los enemi-gos (Icastiga!). Generalmente siguen los motivos y un
doble deseo («con-tra», «por»).
5. La promesa o voto de alaban-
za. A las oraciones de lamentación individuales se añade casi siempre la
seguridad de ser oído o bien la ala-banza a Dios, cuando el oráculo sacer-dotal
de salvación declaraba que la petición había sido escuchada. La res-puesta
divina a una oración de la-mentación del pueblo era proclamada por los profetas
bajo la forma de un
anuncio de salvación. --> Jeremías (lannenlaciones de). pa
Lamentaciones fúnebres. En el antiguo oriente formaban parte del culto a los muertos. En el Antiguo Testamento existen numerosos testimonios de es-tas lamentaciones, generalmente como parte de otras costumbres de –> duelo fúnebre (Gén 50,10; 2Sam 3,31; 1Re 14,13.18; Jer 16,5ss; Ez 24,17.22s; 27, 30s). Originariamente, estas lamenta-ciones se reducían a gritos y ayes proferidos en voz alta por los alle-gados; más adelante, corrían a cargo de –> plañideras de profesión (Mt 9,23) y bajo formas ya determinadas de for-ma que evolucionan desde los simples alaridos y amargos lamentos, pasando por los «ayes», como «¡Ay, Señor!», hasta los cantos compuestos según las reglas poéticas. –> Canto funerario. he/do
Lámpara. Para el alumbrado de las casas se empleaban lámparas de acei-te. Su forma más primitiva era una taza o copa plana y abierta, que por un lado tenía una hendidura o plie-gue en forma de pico para colocar la mecha. En la época romana existían tazas cerradas, con una abertura para echar el aceite y un pico para la mecha. La lámpara ardía toda la no-che, precisamente para rechazar a los --> demonios. Para que iluminara me-jor, se la colocaba sobre un cande-lero (Mt 5,15). ba
Langosta. Insectos que servían de ali-mento a los nómadas y a la pobla-ción pobre de Palestina (Mt 3,4). Con-gregados en grandes cantidades — y arrastrados por el viento del este hacia las tierra de cultivo— se con-vertían en plagas peligrosas, que de-voraban los campos y las hojas de los árboles. Una catástrofe de este tipo fue la octava plaga de Egipto (Éx 10,1-20). Joel 1-2 describe la lan-gosti como un ejército organizado que anuncia el –> día de Yahveh. Ap. 9,1-12 considera a la langosta como un ser demoníaco (–> Demonio). we
Laodicea. Nombre de una ciudad de Frigia, fundada por Antíoco II en ho-nor de su esposa Laodike. Laodicea fue el centro de la ciencia médica de aquel tiempo. El cristianismo se in-trodujo desde muy temprano en la ciudad; puede admitirse que su fun-dador y guía fue Epafas. Pablo dedicó especial atención a la comunidad de Laodicea (Col 2,1). En Col 4,16 se exhorta a la comunidad de Colosas a intercambiar las cartas recibidas de Pablo con las de Laodicea. Ap 3,14-22 dedica una circular a esta comunidad. –> Laodicea (carta a). zi
Laodicea (carta a). 1. Una de las siete cartas dirigidas a distintas comuni-dades
en el Ap (3,14-22). En ella se reprende el estado de la comunidad de –> Laodicea.
2. Col 4,16 menciona una carta a Laodicea, que la comunidad de Colo-sas debía
procurar leer. No se sabe con certeza si se refiere a la carta a los efesios,
que algunos testimonios del siglo II llaman carta a Laodicea.
3. Desde mediados del siglo VI apa-rece en numerosos manuscritos de la Vulgata,
entre las --> cartas pau-linas, una breve carta a Laodicea que, hasta el
concilio de Trento, fue te-nida por auténtica, aunque no canó-nica. Se quería
llenar así el hueco de la mencionada y desaparecida carta a Laodicea de Col
4,16. Consta de 20 versículos que contienen expresiones de las cartas a los
gálatas y a los filipenses, unidas entre sí de una ma-nera mecánica. zi
Lapidación. Ejecución de la pena ca-pital usual en Israel, aplicada sobre todo en castigo por las blasfemias (Ley 24,14ss; Lc 20,6), la idolatría (Dt 17,2-5), la violación del sábado (Núm 15,35) y la fomicación (Dt 22, 20s; Jn 7,52-8,11). La lapidación se ejecutaba fuera de la ciudad (1Re 21, 10). En ella tomaba parte toda la co-munidad, arrojando la primera piedra los testigos (Dt 17,7; Jn 8,7). La lapi-dación es también el destino de los profetas (cf. 2Cró 24,20-22; Mt 23,37) y de los enviados de Dios del Nuevo Testamento: los judíos intentaron la-pidar a Jesús; a Esteban le lapidaron de hecho (Act 7,58ss). we
Lavatorio de los pies. Lavar los pies es uno de los deberes de la --> hospi-talidad
en un país de caminos polvo-rientos, por los que los viajeros an-dan descalzos o
con sandalias. Esta tarea competía a los esclavos.
Desde esta perspectiva se compren-de la oposición de Pedro a que Jesús le lavara
los pies (Jn 13,1-16). Esta
acción de Jesús era algo realmente inaudito. Pero justamente aquí se muestra lo
«nuevo» del mensaje de Jesús: el Hijo de Dios hecho hombre no se revela en poder
y majestad, sino en el abatimiento de un esclavo (13,1-11). Jesús concibe su
venida como un servicio. Este hallarse presente Jesús para los demás es señal
que debe hacerse realidad en el círculo de los discípulos (13,12-16). Su
comunión con Cristo es a la vez comunión de los discípulos entre sí, que debe
acontecer sin cesar en el hallarse presente —› para los demás en la realidad de
su amoroso servicio el prójimo. sc
Lázaro. La resurrección de Lázaro se narra sólo en Juan 11. La narración se basa en una antigua tradición y se conforma después con un milagro (11,39.44). El evangelista interpreta la resurrección de Lázaro como señal de la resurrección y de la vida que el mismo Jesús es y que la fe en él recibe ya desde ahora como don (11,25s; cf. 3,25). Sólo de manera accidental aparece el mismo nombre en Lc 16,19-31.sm
Leá —> Lía.
Lectura. Las Sagradas Escrituras se daban a conocer a los amplios círculos de oyentes mediante la lectura en público. El Antiguo Testamento menciona la lectura por Moisés del libro de la alianza (Éx 24,7) y del libro de Jeremías por Baruc (Jer 36,6). Esdras leyó la ley de Moisés ante la asamblea del pueblo. Más tarde se leyeron en el servicio litúrgico de la sinagoga pasajes de la ley y de los profetas, para lo que se destinaban hombres de la comunidad (cf. Lc 4,16). Pablo exhorta a que se lean sus cartas en las comunidades (1Tes 5,27). ba
Lectura de la Biblia. La Iglesia primitiva aceptó el Antiguo Testamento como --> Escritura sagrada y lo leyó como una parte constitutiva de su Iiturgia, a la que también tuvieron acceso los escritos neotestamentarios (—> Canon). Además de esto, la lectura privada de la Biblia fue constantemente practicada y fomentada. Los exaltados movimientos laicos de los siglos XII y XIII provocaron una fuerte reserva por parte de la Iglesia que, sobre todo con su índice de 1559, quiso controlar la lectura de la Biblia en lenguas vulgares. Esta postura polémica no fue superada hasta finales del siglo XIX, para quedar definitivamente arrinconada por el movimiento bíblico. tr
Leche y miel. Para un nómada, la miel, junto con la leche de vaca, oveja o cabra era uno de los alimentos más importantes. La miel y la leche se guardaban en odres y se ofrecían como manjar delicioso a los huéspedes (Gén 18,8). Significaban, pues, plenitud, abundancia y fertilidad cuando se habla, por ejemplo en Éx 3,8, de Canaán como de una «tierra que mana leche y miel•. También la profecía del —> Emanuel de Is 7 debe entenderse en este sentido (si bien otros ven aquí una disminución en el régimen alimenticio propio de épocas calamitosas, cf. JI 4,18). En 1Cor 3,2; Heb 5,12 y 1Pe 2,2 la leche es símbolo de la palabra en la instrucción de la fe. pa
Legión. Unidad militar de 6000 hombres de a pie y 120 de a caballo. En el Nuevo
Testamento, esta palabra no se usa nunca en sentido militar, sino que indica un
gran número de —> ángeles (Mt 26,53), de —> demonios (Mc 5,9.15). mo
Legislación. En el uso lingüístico veterotestamentario, este concepto tiene un
amplio contenido: puede significar la promulgación de las instrucciones divinas,
o la obligación del pueblo, la conclusión de la alianza o su renovación (—>
Fiesta de renovación de la alianza) entre Dios y el pueblo, o, finalmente, la
fijación escrita de las
leyes. Estas significaciones veterotestamentarias constituyen el presupuesto
para la intelección del Nuevo Testamento. —> Mandamiento, --> Ley. mi
Lengua. «Muerte y vida están en poder de la lengua. (Prov 18,21). A la lengua,
como órgano propio del len guaje, se la describe casi siempre desde la
perspectiva de los peligros que acarrea, en cuanto Instrumento de los pecados
más frecuentes. Se la compara fácilmente con la aguda espada. Los libros
sapienciales conocen una copiosa lista de pecados de la lengua: falso
testimonio, jactancia, lengua engañosa, aduladora y doble y hasta triple (la del
calumniador, Eclo 28,13). Sólo una atenta vigilancia puede preservar de la
corrupción de la lengua (Eclo 22,27).
En el Nuevo Testamento, quien más cercano está de esta tradición típicamente
judía es Santiago (3,1-13). Con todo, también se advierten las posibilidades
positivas: la lengua puede emplearse para la alabanza divina
(v. 9; cf. Sal 66,17). Como asiento del don de lenguas puede ser especialmente
movida por el —> Espíritu de Dios que, el día de pentecostés, bajó sobre los
apóstoles en forma de lenguas de fuego (Act 2,3s). —> Glosolalia, —> Éxtasis. ur
Lenguaje. 1. El hombre se distingue de todos los demás seres porque puede
hablar. Así, pues, el lenguaje no es para los hombres una capacidad más entre
otras muchas, sino aquella capacidad por la que es ante todo hombre. Todo cuanto
«está ahí» para el hombre, todo cuanto puede conocer, puede expresarlo en
lenguaje. El lenguaje significa la capacidad de penetrar y ordenar el mundo
conociéndolo. Para el hombre es, pues, el lenguaje la «casa del ser• (Heidegger).
a) Esta capacidad, que siempre le está concedida al hombre y que le permite ser
hombre, no es nunca, en primer término, una especie de ins-
889 trumento que esté ya a punto y dado de una vez por siempre, sino que surge
siempre, una y otra vez renovado, a lo largo de la ---> historia. Cada hombre
tiene que comenzar, desde el principio, el aprendizaje del lenguaje y tiene que
hablar de una manera intransferible. De esto depende no sólo que haya una
multitud de idiomas, sino también que las lenguas se renueven constantemente. Y
sólo así son lenguas vivas. Esto tiene validez también respecto de la Biblia,
cuyas« sentencias sólo se pueden comprender a condición de tener presente la
historicidad del lenguaje bíblico (--> Hermenéutica). La revelación se da a
conocer en un lenguaje humano. Y este lenguaje es siempre el de unos
determinados hombres históricos.
b) Si se estudia el origen del lenguaje, aparece claro que, para una plena
eficacia del mismo, hacen falta al menos dos interlocutores. En efecto, el
lenguaje es esencialmente algo que puede ser entendido, esto es, el medio en que
varios hombres se llegan a entender entre sí sobre una cosa. Este carácter
social le compete al lenguaje desde el principio. «Todo lenguaje se apoya en el
diálogo. (W. v. Humboldt). Ahora bien, históricamente considerado, el —> diálogo
significa tradición, es decir, transmisión del lenguaje pasado a la comprensión
futura mediante el acontecimiento presente de la conversación.
c) La moderna filosofía del lenguaje ha comprendido que el movimiento del
lenguaje, como modo de expresar el hombre en palabras «lo que es•, se desarrolla
esencialmente en dos direcciones fundamentales. El hombre puede hablar de algo,
puede presentarlo objetivamente en tercera persona como objeto de un
«yo-ello-mundo• (Buber). Así se ha configurado en muy buena parte el lenguaje
científico. Pero el hombre también puede hablar de sí mismo (discurso en primera
persona) y hablar a los otros (discurso en segunda persona); en este
caso, lo que está enfrente de un nnodo inobjetivable en este encuentro entre el
yo y el tú es, preferente-mente, el otro hombre, aunque no lo es necesariamente.
En el marco de los discursos en segunda persona puede encontrarse cualquier
realidad. Más aún, el segundo movimiento del len-guaje se presenta absolutamente
como la forma más original del mismo. En este movimiento surge el lenguaje como
esquema de la «casa del ser» en el futurd. En él se funda, pues, tam-bién la
posibilidad del «hablar de». El lenguaje de la experiencia de Dios, de la
oración y la predicación tiene siem-pre el carácter de un perfil lingüístico que
sale al encuentro de otro.
II. Si quiere sintetizarse ahora qué significa el lenguaje para la concep-ción
bíblica del hombre, hay que decir lo siguiente:
a) Ya Gén 2,20 (cf. 1,26) ve en la capacidad de hablar la imagen y se-mejanza de
Dios propia del hombre. Con todo, el lenguaje significa para la Biblia no sólo
la capacidad de dar –> nombre a las cosas y ordenar así al mundo, sino sobre
todo la capaci-dad de responder a Dios (Gén 3,9ss; 15,1ss; Éx 3,4ss; Job
42,1-6). Y a la inversa, el ser creador de Dios se describe como un crear por la
palabra (Gén 1,3ss; Sal 33,6; Is 4,13). La su-prema posibilidad del lenguaje
con-siste, pues, en ser medio permanente por el que Dios sale al encuentro del
hombre por la palabra reveladora y profética (–> Palabra de Dios). Aquí debe
advertirse que, en el Antiguo Testamento, el lenguaje tiene un ca-rácter básico
de acontecer histórico mucho más acentuado que en la con-cepción del lenguaje
propia de la men-talidad grecooccidental, que considera el –> logos bajo una
vertiente más estática. Esta concepción grecoocci-dental del lenguaje se nutre
más bien de la experiencia básica de un con-templar y exponer atemporal; la con-cepción
bíblica, por el contrario, se apoya en un oír ligado al tiempo y en la fidelidad del interlocutor que se entrega en la palabra.
b) Si Dios guía siempre y repetida-mente a su pueblo por su palabra, en-carnada
en lenguaje humano, según Heb 1,1ss, Jesús es la palabra de Dios, en la que Dios
nos ha hablado «en es-tos últimos tiempos por medio de su Hijo». Todo cuanto en
la vida, muerte y resurrección de Jesús entre los hom-bres «se hizo lenguaje»
significa, para cuantos escuchan esta palabra e in-sertan en ella su propia
vida, la reve-lación definitiva de Dios. Esta revela-ción, por otra parte, se
encarna in-mediatamente en lenguajes humanos históricos concretos, que toman
ex-presión, p. ej., en las diferentes teolo-gías neotestamentarias, cada una de
las cuales habla de lo mismo a su pro-pia manera.
c) En términos existenciales, el –> seguimiento de Jesús significa la dis-posición
para el «nuevo lenguaje» que se manifiesta en el milagro de lenguajes de
pentecostés. S) :a a los justos de la antigua alianza se les había enviado la
«palabra adecuada» (Sal 118,105), a quienes aceptan el Evangelio se les ha
concedido el lenguaje espiritual-mente eficaz que alude ya desde ahora al
«cántico nuevo» definitivo (cf. Ap 5,9;15,3). Este lenguaje, que es esen-cialmente
lenguaje de amor, debe ser incesantemente traducido a los diver-sos lenguajes
históricos de los hom-bres. --> Comprensión de sí mismo –> Diálogo, –> Nosotros.
ca
Lenguaje comparativo. Uno de los mo-dos característicos de expresión del Nuevo Testamento son las --> parábo-las. La palabra hebrea correspondiente significa «lenguaje comparativo», y tie-ne un campo de significación mucho más amplio (--> parábolas, comparacio-nes, –> enigmas, --> sentencias, –> ale-gorías, --> proverbios, --> narraciones, –> relatos ejemplares, epigramas). La finalidad de todas estas clases de len-guaje comparativo es anunciar y escla-recer, con ayuda de imágenes transparentes y fácilmente comprensibles, una realidad de difícil intelección. Un ejemplo típico es la comparación de la viña del Nuevo Testamento (Jn 5,1- 16). Todo el mundo conoce los cuida-dos que un viñedo requiere y así pue-de comprender inmediatamente lo que significa la comunión con Cristo, sin que sea preciso que sepa expresar con conceptos abstractos la realidad de la nueva existencia adquirida por la fe y el bautismo. hi
Lenguaje en imágenes. El lenguaje
se sirve de conceptos. Ahora bien, éstos proceden de imágenes y tienden a ellas.
Esto es válido también respec-to de los conceptos abstractos, «no imaginados».
Tomás de Aquino dice del concepto que es una conversio ad phantasma (conversión
a la imagen sensible). No existe, pues, ningún len-guaje abstracto sin tendencia
a lo ima-ginativo. Las imágenes nacen de la vida concreta. Y esto se aplica
también al lenguaje religioso, y especialmen-te al lenguaje de la Biblia. El
pensa-miento bíblico es «imaginativo», por ser primitivo. En imágenes vivas nos
habla la Biblia de la realidad personal de Dios. Se presenta a Dios y se le
experimenta a la manera humana (--> Antropomorfismo, --> Analogía). Esta
experiencia se expresa en imágenes to-madas de la vida. Yahveh es presenta-do,
p. ej., como un gran rey oriental, que concluye pactos y alianzas (–> Alianza,
–> Decálogo) con sus vasallos.
Junto a este lenguaje, corre otro a lo largo de la Biblia, mítico, cuyas
imágenes parecen alejadas de la vida, fantásticas y supramundanas. Estas
imágenes míticas expresan un aleja-miento respecto de aquellas otras to-madas de
la vida concreta. Así, p. ej., en el género apocalíptico judío se pre-senta a
Dios en un trono de fuego; ya no tiene rasgos humanos, está rodeado por un mundo
de ángeles. Los poderes invisibles de la naturaleza pasan a cons-tituir el mundo
de Dios.
La proclamación bíblica utiliza constantemente este lenguaje en imágenes, pero tiende siempre a interpretar el
lenguaje mítico mediante un lenguaje en imágenes personal e intrahumano. Así, p.
ej., en su predicación, –> Jesús puede transformar radicalmente el –> reino de
Dios, pasándolo de una dimen-sión cósmica a otra intrahumana (Mt 5,30-10). La –>
hermenéutica bíblica pro-cura penetrar en el lenguaje en imá-genes de la Biblia
para traducirlo no a un lenguaje sin imágenes — que no existe— sino a un
lenguaje en imá-genes personal, que marche acorde con la situación personal
individual. La –> interpretación existenciaria quiere pro-longar esta tendencia
fundamental de la Biblia y actualizarla incesantemen-te; quiere hacer posible en
cada épo-ca la intelección del hombre siguiendo la intención del lenguaje en
imágenes de la Biblia (--> Desmitización). Su in-terpretación de los testimonios
bíbli-cos de fe no pretende, pues, en modo alguno, un lenguaje sin imágenes, ni
tampoco la conservación y transmisión de las imágenes del pasado, sino que
quiere más bien un nuevo lenguaje en imágenes, acorde con la situación vi-tal y
la comprensión que el hombre de hoy tiene de sí mismo. gr
Lenguas de fuego. La expresión «len-guas como de fuego» procede del gé-nero –> apocalíptico judío. En Act 2,3, debe entenderse como forma de ma-nifestación del –> Espíritu. La compa-ración con el fuego alude al origen celeste del Espíritu. El acontecimien-to debe atribuirse a una intervención maravillosa de Dios. --> Fuego, –> Efu-sión del Espíritu. stru
Lenteja. Legumbre que, en épocas de carestía, servía, junto con otros cerea-les, para hacer pan (Ez 4,9). –> Esaú vendió su --> primogenitura por un pla-to de lentejas (Gén 25,29ss). we
León. Animal que merodeaba sobre todo
en el Jordán (Am 3,4; Jer 49, 19); era
temido por sus ataques a los rebaños
(Is 31,4; Miq 5,7) y a los hombres (1Re 13,24). Jue 14,5s y 1Sam 17,34s hablan
de luchas de héroes contra leo-nes. El león simboliza la fuerza (Is 38,13), los
hombres (Jue 14,18) y las tribus poderosas (Gén 49,9; Dt 33,20. 22), así como el
poder (Ez 19,2ss) y la hostilidad (Sal 22,14).
Dado que en los conceptos del an-tiguo oriente el león tiene relación con la
divinidad, se encuentra su ima-gen en el templo (1Re 7,29; Ez 41,19). El león
simboliza el poder del discurso (Am 1,2; 3,8; Jer 25,30) y del juicio divino (Os
5,14; 13,7s).
En el Nuevo Testamento, el león es símbolo de los gentiles enemigos (2Tim 4,17),
de los poderes de aniquilación (Ap 9,8.17) y de Satán (1Pe 5,8). En conexión con
Gén 49,9s, se le llama a Jesús «león de Judá» (Ap 5,5). he
Lepra. En el Antiguo Testamento, nom-bre colectivo para las enfermedades de la piel. El leproso era cultualmen-te impuro (Lev 13,46), se le excluía del trato ciudadano, debía andar con vestidos rotos, cabellos sueltos, bar-ba cubierta y debían gritar de cuando en cuando: «¡Impuro, impuro!» Pro-bablemente la lepra era considerada impura porque se la tenía por un cas-tigo especial de los pecados (2Cró 26,20). Al sacerdote competía esta-blecer los casos de enfermedad y cu-ración. La desaparición de la lepra era una de las bendiciones que se es-peraban para la época mesiánica (Is 35,8). zi
Letra. «La letra mata, mientras que el espíritu da vida» (2Cor 3,6). La letra no
se toma en este pasaje en un sen-tido místico o mágico, como si tuviera una
eficacia fatal. Tampoco se alude aquí a una letra determinada, o a una secuencia
de letras, como en las es-peculaciones misteriosas de las tradi-ciones judías o
de las interpretaciones cristianas (--> Alfa y omega). Tampoco se refiere aquí
la letra al texto literal de la Sagrada Escritura, en cuanto contrapuesto a su sentido interior co-mo su significado auténtico, ni al cum-plimiento
exterior y legalista de la ley, en oposición a una ética autóno-ma del
sentimiento. El contexto gene-ral de 2Cor 3,2-18 permite deducir claramente que
aquí la contraposición letra --> espíritu describe más bien la distinción
esencial entre el antiguo y el nuevo orden salvífico. En modo alguno se
desvaloriza la -> ley mosai-ca, o se la considera como error o engaño.
Al contrario, Pablo ve en esta ley la --> revelación, fijada por escrito y
acorde con la tradición, de la volun-tad de Dios sobre su pueblo. También esta
ley está sustentada, según Pablo, por la autoridad de Dios.
Lo que Pablo combate es el valor salvífico otorgado a esta ley. De ahora en
adelante sólo existe un camino de salvación, el del -> Evangelio de Cris-to
Queda excluida toda competencia. Aquel que pretende justificarse por las obras
de la ley (-> justificación) cae bajo la letra muerta, está a servicio de un
orden salvífico anulado por Dios (cf. Rom 7). Alcanza el ámbito del espíritu y
de la salvación, aquel que se confía por la -> fe, sin méritos pro-pios, al
acontecimiento salvífico de Cristo. hi
Levadura. Se llama así una pasta que, mezclada con la masa de harina, la hace
fermentar, para que comience a subir. En el Antiguo Testamento la le-vadura
desempeñaba un papel en la fiesta en memoria de la salida de Egip-to, en cuanto
la renuncia a la leva-dura expresa el nuevo comienzo, el ponerse en camino y la
prontitud de Israel (Éx 12,15ss).
El NT ofrece el tema de la levadura. En Mt 13,33 alude a la eficacia del ->
reino de Dios, que todo lo penetra. En Mt 16,6 se habla, por el contrario, de la
levadura de los --> fariseos y -> sa-duceos, es decir, de la eficacia corrup-tora
de su doctrina y género de vida respecto de las relaciones de Israel con Dios o
bien del discípulo creyente. De manera semejante emplea Pablo el tema de la
levadura en la primera carta a los corintos para indicar el antiguo género de
vida de la complacencia propia y la impiedad, de la que todos deben liberarse
radicalmente en la -> fe (1Cor 5,6-8), para recibir, como hombres nuevos, en
pureza y verdad, participación en Jesucristo, cordero pascual (1Cor 5,7). hi
Leví. 1. Tercer hijo de -> Jacob y -+ Lía (Gén
29,34).
2. Tribu israelita, que se hace descender del mencionado Leví; fue maldecida por
Jacob (Gén 49,5-7) por el crimen de Siquem (34) y desapareció pronto de la
historia como tal tribu.
3. Discípulo de Jesús (Mc 2,14), llamado en el relato paralelo (Mt 9,9) ->
Mateo. we
Leví (oráculo de). Oráculo sobre --> Leví, de difícil interpretación, en las --> bendiciones de Moisés (Dt 33,8-11). El oráculo es una petición en favor del sacerdocio de Leví, fundamentado en alusiones a acontecimientos históricos. Se enfrenta al hecho de que el sacerdocio era negado por algunos. we
Leviatán. Monstruo mitológico del mar. En los textos poéticos del Antiguo Testamento es personificación de los poderes maléficos. Se pensaba que Leviatán era un --> dragón con varias cabezas, que moraba en el fondo del abismo, a quien Yahveh destruyó cuando el monstruo, a una con el abismo, se alzó contra él (Sal 74,13s); se le imaginaba también como una enorme serpiente marina (Is 27,1; Job 26,13). Las mismas concepciones aparecen en los textos de --> Ugarit. El salmo 10,26 describe a Leviatán como juguete del soberano Dios creador; de este modo, en la teología de Israel, lo colosal, enorme y hostil a Dios de la cosmología no israelítica encuentra su puesto dentro del gran orden cósmico de Yahveh. he
Levirato. Para que no desaparezca el nombre (y la herencia) de una familia, Dt 25,5ss establece la obligación de que una viuda sin descendencia se una maritalmente con su cuñado más antiguo («vengador•, «redentor•) para tener un hijo (según Núm 27,36, al menos una hija); cf. Mc 12, 18ss. Si el cuñado se negaba, tenía lugar el rito de •quitarse la sandalia• (Dt 25,9: renuncia del derecho de propiedad). pa
Levita. Designación de la familia sacerdotal, derivada de -> Leví, hijo de Jacob, y formada indudablemente con los residuos de la destruida tribu de Leví. En el Sinaí se encomendó a los levitas el servicio del culto (Núm 1,50). Yahveh es la parte de su herencia, de suerte que en la distribución de la tierra conquistada en Canaán no recibieron ningún territorio tribal, sino los diezmos y algunas ciudades levíticas (Núm 18,20-32; 30,1-8). Mientras que en los inicios de la época de la monarquía existían aún algunos sacerdotes no levitas, a partir del siglo VIII a.C. el sacerdocio estuvo reservado en exclusiva a los descendientes de Leví. En Dt (10,8; 18,1-6) sacerdotes y levitas tienen idénticas tareas. En la reforma cultual de -> Josías, los levitas de los santuarios locales perdieron importancia y quedaron reducidos a la categoría de servidores del templo (Ez 44,6-31; Núm 3,6-9), frente a los sacerdotes jerosolimitanos (sadoquitas y aaronitas). Los libros de las Crónicas manifiestan un evidente interés por los derechos de los levitas; tras ello se halla el esfuerzo por revalorizar a los levitas, que perduró hasta la destrucción del templo. we
Levítico. Tercer libro del Pentateuco, que se ocupa principalmente de cuestiones cultuales y rituales. No ofrece una estructura unitaria, sino que ha ido creciendo, en el decurso de una tradición oral y escrita, hasta llegar a su forma actual. El Levítico pertenece por entero a la tradición histórica sacerdotal (--> Escrito sacerdotal). Sin embargo, sólo los .relatos de la institución del sacerdocio aaronita (8-10) y del gran día de la expiación (16) continúan la serie narrativa sacerdotal del Éxodo. Se han insertado en este contexto, vinculándolas mediante cortas fórmulas introductorias a la situación sinaítica, algunas colecciones legales de diversas procedencias y nuclearmen te más antiguas, como p. ej., el -› ritual de los sacrificios (1-7), las leyes sobre la -› pureza (11-15) y la -> ley de santidad (17-26). Más adelante, se introdujeron las determinaciones sobre los votos y los diezmos (27). we
Ley. a) Concepto: La tradición judía llama a los cinco primeros libros del
Antiguo Testamento, que contienen la parte principal de la «ley mosaica», tora
(= ---> Instrucción, -› Doctrina). Los LXX traducen la palabra hebrea tora por
nomos (= ley), dándole así un fuerte colorido jurídico, que no ha dejado de
repercutir en la concepción cristiana de la ley veterotestamentaria. El Nuevo
Testamento ha recibido este concepto y lo ha trasladado además a todo el
Antiguo.
En el uso lingüístico de la teología cristiana, se llama también «ley antigua»
al orden de gracia de la antigua alianza.
b) Contenido y forma de la ley: En el Antiguo Testamento, tora significa
originariamente la --> instrucción oral dada por los sacerdotes en la esfera
moral, jurídica y cultual. La tora escrita está inserta en el proceso histórico
en el que se ha desarrollado el plan salvífico divino desde los comienzos hasta
la conquista de Canaán. Ha sido recopilada en el -> decálogo, en el
libro de la ley (Éx 20,22-23,33), en el Deuteronomio, en la -+ ley de santidad
(Lev 17-26) y en algunas secciones del -> Escrito sacerdotal (Éx 25-31; 35-40;
Lev; Núm). La tora abarca todas las esferas de la vida del pueblo de Dios.
Contiene preceptos morales que responden a las exigencias fundamentales de la conciencia, leyes civiles que ordenan la estructura
social del pueblo (familia, sociedad, economía, derecho) y la ley cultual, que
regula el modo como el pueblo de Israel ha de venerar a su Dios.
La reciente investigación bíblica ha puesto al descubierto las diversas formas
literarias de los textos legales.
1. Existe el llamado derecho apodictico, que expresa en sentencias concisas los
preceptos o las prohibiciones. «Harás... No harás...», p. ej., en el decálogo.
Bajo esta forma se le anunció al pueblo la voluntad de Dios. No tienen paralelos
en el derecho del antiguo oriente y es patrimonio peculiar de Israel.
2. Derecho casuístico. Se expresa condicionalmente, p. ej., Éx 22,24; «Cuando...
prestes dinero, no debes portarte como un usurero.» Subyace aquí el derecho del
antiguo oriente, que ha sido aceptado por Israel y remodelado de acuerdo con las
peculiaridades israelitas. También en estas determinaciones del derecho profano
se expresan las exigencias de Yahveh.
3. Leyes cultuales que regulan el ministerio de los sacerdotes y aquellas cosas
en las que los laicos están sometidos a las instrucciones sacerdotales. Tienen
en parte origen no israelita y permiten conocer conexiones y vinculaciones
historicorreligiosas.
c) Significación religiosa de la ley: La historia y la ley están íntimamente
cohesionadas entre sí en el -+ Pentateuco, y esta cohesión tiene importancia
teológica. La cima suprema de la historia de Israel es la alianza que concluyó
Dios con su puebblo. Del mismo modo que en el antiguo oriente se concluían
pactos entre dos partes sobre la base de un texto de contrato, en Israel el
texto del contrato para la alianza, la «carta de la alianza», es la ley. La
ceremonia de la conclusión de la alianza encierra en sí la obligación de
observar la ley. Su meta es hacer de Israel un «pueblo santo». Y esto significa
una obediencia
incondicional frente a la --> voluntad de Dios que se manifiesta en la ley. Por
tanto, también las leyes civiles son expresión de la voluntad de Dios, al igual
que los preceptos morales. Así pues, -> Moisés, mediador de la alianza, es
simultáneamente el legislador. De aquí que no se dé en Israel ninguna otra ley
sino la de Moisés; ningún legislador ha desplazado con su autoridad la autoridad
de Moisés, si bien la ley ha experimentado un proceso de evolución,
transformación y ampliación, debido a la necesidad de adecuarla a las
estructuras cambiantes de la sociedad. La tora es el don de gracia de Dios
—fundado en la elección— a su pueblo Israel, concedido sólo a él de entre todos
los pueblos. La tora posibilita un modo de vivir como corresponde a las
exigencias de la alianza. Por ello, no es carga, sino gozo para Israel (Dt
4,32ss). El Salmo 119 es también una excepcional alabanza a Dios por la tora,
que es la --> gloria y el ornato de Israel, su posesión inalienable, la fuente
de toda -> vida y -› salvación.
En la renovación postexílica bajo -+ Esdras, la ley pasa a ser el centro de
gravedad de la vida de la comunidad y de la piedad personal, el fundamento de la
renovada vida judía en Israel. Se convierte así en una unidad absoluta y cerrada
en sí, en la gue ya no es lícito mudar un ápice. Lo único que puede hacerse es
acomodarla, mediante interpretación, a las nuevas circunstancias. En esta época
se inicia la tradición oral, que corre paralela a la escrita y dotada de
idéntico valor, hasta ser fijada por escrito, siglos más adelante, en la -+
míshna (-4 Talmud).
El problema de la interpretación de la ley crea diferencias entre los diversos
grupos religiosos del judaísmo. El amor a la ley lleva en su seno el peligro de
una «piedad legalista», que cree poder justificarse ante Dios mediante la
observancia literal y externa de la ley. El judaísmo de la época
neo-testamentaria y posbíblica no supo esquivar este riesgo. Pero sería falso afirmar que la piedad judía de este
tiempo haya sido exclusivamente cumplimiento externo de la ley.
d) Jesús y la ley: La concepción de la ley está determinada en el Nuevo
Testamento por la polémica entre la primitiva comunidad cristiana y la ley
judía. El problema por resolver era cómo la ley, en cuanto expresión de la
voluntad divina, debía ser entendida desde el acontecimiento de Cristo. Hasta
donde podemos conocer desde este fondo la postura de Jesús frente a la ley, tal
como la reflejan los Evangelios, advertimos en ella una cierta ambivalencia.
Jesús garantiza y mantiene la ley, pero al mismo tiempo la crítica con aspereza
y se coloca por encima de ella. Hace curaciones en
sábado y considera la -> pureza legal como carente de valor religioso (Mc
7,1-23). Consciente de traer el reino de Dios, reclama para sí el poder de
proclamar con autoridad la voluntad de Dios. Y, por lo mismo, se sitúa por
encima de la ley (Mt 5,21ss: «... pero yo os digo...»).
Ciertamente, en el reino de Dios, la ley debe cumplirse hasta su último extremo,
y Jesús mismo la cumple, pero al mismo tiempo proclama un orden religioso
totalmente nuevo, en el que han llegado a su fin la ley y los profetas (Lc
16,16). La única norma válida para la ley es el doble precepto del amor a Dios y
al prójimo, porque en él encuentra su expresión absoluta la voluntad de Dios.
Allí donde la ley responde a este precepto, es mantenida; donde no, es negada o
proclamada como algo absoluto. El cumplimiento de la ley que se agota en la obra
externa, no basta. Lo decisivo es el sentimiento interior, en forma de
obediencia auténtica frente a la ley.
e) Pablo y la ley: La postura del apóstol Pablo frente a la ley enraíza en su fe
en Cristo, pero también en sus presupuestos mentales judíos. Dado que en lo
esencial Jesús ha mantenido la ley, también la primitiva comunidad
se atuvo a ella. Con la entrada de los paganos en la Iglesia, se planteó el
problema de si también para ellos era obligatoria la ley judaica. Al propugnar
Pablo libertad frente a la ley para los --> helenocristianos (Gál 2,14ss; Act
15), niega, por el mismo caso, la necesidad de la ley para la salvación. También
en la mentalidad judía contemporánea se admitía que, llegado el reino mesiánico,
la tora no tendría ya valor alguno. Si, pues, --> Cristo es el --> Mesías, cosa
que para Pablo queda demostrada por la –> resurrección, es también el «fin de la
ley». La ley, por lo tanto, aunque buena en sí y expresión de la voluntad
divina, es sólo un peldaño en el plan salvífico divino, es una pedagogía para
Cristo. Cristo ha liberado a los hombres del --> pecado, de modo que ya no están
sometidos a la tutela de ley. Según el -+ Evangelio que Pablo proclama, el
hombre no se justifica por la ley, sino por la gracia redentora de Dios, «en
virtud de la redención realizada en Cristo Jesús. (Rom 3,24), no por las -->
obras de la ley que lleva a cabo, sino en virtud de la --> fe. Su justificación
es puro e inmerecido don de Dios.
El aspecto negativo de la teología paulina de la ley, las afirmaciones sobre la
«maldición» de la ley, sobre la ley que obra el pecado (Rom; Gál) se enfrentan
con la concepción judía de la ley. Pero para Israel la ley no fue maldición,
sino --> gracia, no ocasión de pecado, sino medio para permanecer en la gracia.
En esta tensión aparece claramente que la concepción de la fe del Antiguo y del
Nuevo Testamento no siempre tiene una total equivalencia. --> Mandamientos. ba
Ley de santidad. Designación moderna de la colección legal de Lev 17,26; debe su
nombre al hecho de emplearse en esta colección, a modo de fórmula, el giro: «Sed
santos, porque yo, Yahveh, vuestro Dios, soy santo» (19,2). La ley de santidad
contiene material muy antiguo, pero no llegó a constituir
903 un cuerpo legal independiente hasta la época del –> exilio; después del
exilio la colección fue insertada en el –> escrito sacerdotal y ampliada bajo
diversos aspectos. --> Ley, --> Santo. we.
Ley del ceremonial. Parte de la --> ley
veterotestamentaria que comprende
disposiciones sobre los sacrificios, las
fiestas, los sábados, preceptos sobre
la purificación, la ley de santidad y la
de los sacerdotes, en una palabra, todo lo relacionado con el orden del
culto. Se encuentra básicamente en
Éx, Lev y Núm. La ley del ceremonial
constituía al pueblo como comunidad
cultual y es, por tanto, esencial para
la relación y el comportamiento de Israel frente a Yahveh, si bien ha sido
superada por el Nuevo Testamento.ba
Ley y profetas. Expresión muy frecuente en el Nuevo Testamento para designar la revelación y la historia del Antiguo Testamento, entendiéndose por «ley» las --> instrucciones de -+ Yahveh a Israel por sus «profetas» y --> mensajeros, por medio de los cuales ha hablado a su pueblo. Jesús y los apóstoles ven en la ley y en los profetas la síntesis del Antiguo Testamento. En el --> sermón de la montaña dice Jesús que no ha venido a abolir, sino a cumplir la ley y los profetas, a darles cumplimiento (Mt 5,17). Pablo acentúa que «cree cuanto está escrito en la ley y los profetas» (Act 24,17) y que la --> justificación por la --> fe «está testificada por la ley y los profetas» (Rom 3,21). En el cumplimiento está ya indicado el valor limitado de la ley y los profetas: tienen validez hasta Juan Baustista y son completados por la buena nueva del reino de Dios (Le 16,26). br
Leyenda. La leyenda, al igual que la --> saga, forman parte de las narraciones
poéticas en prosa de la Biblia (--> Género literario). Los límites entre leyenda y saga son imprecisos pero, en términos generales, la leyenda tiene una
relación más directa con la fe y el culto. La leyenda no es en modo alguno
relato de libre invención. Cierto que es preciso averiguar cuidadosamente su
«núcleo histórico•, pero es más expresiva que cuanto pudiera decir una concisa
exposición de hechos. Interpreta los acontecimientos desde el conocimiento de fe
y puede así exponer transparentemente la actuación de Dios. De ahí que sea muy
apta, como género literario, para la exposición de la --> historia de la
salvación.
En el Antiguo Testamento, las leyendas personales hablan de héroes y hombres de
Dios que tuvieron especial significación religiosa para el pueblo, porque por
medio de ellos Dios actuó poderosamente en favor de Israel. Las leyendas
proféticas se formaron en torno a las grandes figuras de profetas, a los que las
leyendas presentaban como auxiliadores y taumaturgos. En la época postexílica
surgieron las leyendas de mártires, que hablan de la fidelidad a la fe de
hombres y mujeres justos. Las leyendas cultuales tratan de lugares, tiempos y
usos santos, cuyo origen se pierde casi siempre en la oscuridad. La leyenda
explica el origen de un lugar de culto por una aparición de la divinidad que
quiere ser venerada allí, o habla del nacimiento y significado de usos
(circuncisión, pascua) o de utensilios cultuales (la serpiente de bronce, etc.).
También en el Nuevo Testamento existen leyendas al servicio de la proclamación
de la salvación. Son leyendas, entre otras, las narraciones de –+ milagros. Si
hubieran sido compuestas en forma de informe protocolario, no habría lugar para
una afirmación de fe. La leyenda pone de manifiesto lo que son los hechos de
Jesús: demostraciones del poder divino y --> señales del –> reino de Dios que
viene. Igualmente es leyenda, en razón de su forma literaria, la --> historia de
la pasión, que interpreta teológicamente
el acontecimiento histórico de la pasión y muerte de Jesús. ba
Leyenda cultual. Existen narraciones veterotestamentarias relativas al origen de un santuario (o a una costumbre cultual), cuya meta es asegurar la legitimidad de dicha costumbre o del santuario. A estas «historias sagradas» se les da el nombre de leyendas cultuales, aunque se las proclama solemnemente en la fiesta del santuario. Las leyendas cultuales hablan de la aparición de la divinidad, del primer sacrificio (en un lugar hasta entonces profano) y de la construcción de un altar (que sigue en pie «hasta hoy»). Entre estas leyendas cultuales se enumeran la de –> Siquem (Jos 24), la del –+ Sinaí (Éx 19s; 24), la de --> Gilgal (–> Mar de las Cañas; Jos 3) y la fiesta de los ácimos de pascua (Éx 5-12; Sal 132). pa
Leyenda festiva. Generalmente, el origen de las –> fiestas se pierde en la oscuridad del pasado, pero la leyenda festiva intenta explicar la celebración actual. Las fiestas son el resultado de una larga narración explicativa que se inserta dentro de los acontecimientos salvíficos. La leyenda festiva no intenta dar testimonio de hechos históricos — el acontecimiento histórico desaparece en un segundo plano —, sino que en las celebraciones de las fiestas, repetidas a intervalos regulares, se mantiene vivo el recuerdo de la acción salvífica de Dios, se la explica y se la refiere a la guía divina en el futuro. go
Leyendas locales. Son leyendas vinculadas a un determinado lugar. Casi siempre
tienen carácter etiológico (–> Saga). Así, p. ej., Gén 19 ofrece una explicación
para la esterilidad de la región del mar Muerto. Jue 15,9-19 alude a una curiosa
formación del suelo, de la que hace derivar el nombre (saga etiológica).
Un grupo peculiar de leyendas locales es el constituido por las leyendas
migrantes o leyendas trasladadas, es decir, leyendas nacidas en un lugar
determinado, que fueron más tarde trasladadas a otro lugar distinto. ba
Leyendas personales. La --> leyenda que brota de una piedad sencilla y creyente
se despliega gustosa en torno a hombres y mujeres eminentes, porque el pueblo
quiere que sus héroes sean glorificados. Así, --> Moisés es el profeta por
excelencia, el profeta simplemente: no habrá en Israel un profeta mayor (Dt
18,15) y a él se le constituye en la medida de todos los demás. Es a una
profeta, sacerdote y guía carismático. De idéntico modo, las leyendas de
profetas quieren, de una parte, poner de relieve la persona del --> profeta y,
por otra, mostrar el poder de Dios, que aparece documentado en la vida y
milagros de los profetas (1Sam 15; victoria de Saúl sobre los amalecitas; 1Re
18: Elías y los profetas de Baal en el Carmelo; 2Re 6: milagros de Elías; cf.
2Re 8,7-15; 18,17-19,37; 20,1-12, etc.). Jeremías es presentado como el profeta
que entona lamentaciones por la caída de Jerusalén y aparece como el gran
intercesor (2Mac 15,11-16).
También lograron imponerse las leyendas de los hombres y mujeres que profesaron
valerosamente su fe (cf. Dan 1; 3; 6; 2Mac 6-7). Pero tras las historias de
héroes, hay historia; tras las leyendas hay muchas veces hechos históricos. go
Leyes de pureza —> Pureza.
Lía. Hija mayor de --> Labán, dada en matrimonio a Jacob en sustitución de su hermana --> Raquel, que era más bella (Gén 29,16-28). Lía fue madre de Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar, Zabulón y Diná y, por medio de su esclava Zilpá, también de Gad y Aser (29,31-35; 30,9-21). Fue enterrada en una cueva de Macpelá (49,31). we
Libación sacrificial. En el culto judío no se conocían libaciones sacrificiales independientes. El vino (o el aceite) se derramaba al pie del altar (y antes una parte en el fuego), cuando se hacían —> holocaustos u oblaciones (Éx 29,28s). pa
Líbano (hebr. «la [montaña] blanca»). Cadena montañosa dividida en dos
secciones, que corren paralelas a la costa siria. Su cumbre está casi siempre
cubierta de nieve. La parte sur del tramo oriental (Antilíbano) se llama en el
Antiguo Testamento —> Hermón.
El Líbano era conocido en todo el
mundo antiguo por la frondosidad de
sus bosques de cedros (2Re 19,23).
Egipto y Asiria, y también Salomón,
talaron maderas preciosas en estos
bosques. En la actualidad, y debido a
la prolongada explotación, quedan sólo
algunos pocos ejemplares de cedros.
he
Liberación. El vocablo hebreo y griego «liberación» tiene múltiples
significados: sacar fuera, dar amplitud, crear espacio mediante la expulsión del
enemigo, dejar salir, conservar sano y salvo, liberar de una opresión o un
apuro. En el Antiguo Testamento, la —> enfermedad, el hambre, la derrota, el -->
pecado, el —> alejamiento de Dios se experimentan como situaciones de que el
hombre no puede liberarse por sí solo. De ahí que liberación signifique vuelta a
la vida con Dios, paso del reino de la —> muerte (sheol) al de la --> vida. Sólo
Dios puede dar curación,
—> victoria, —> bendición, —> perdón.
También en el Nuevo Testamento la liberación significa siempre ser puesto a
salvo del dominio de la enfermedad, del pecado, del alejamiento de Dios, de la
--> ira y las —> tinieblas (Mt 6, 13; Act 2,40; Rom 7,21, y otros), pasando al
reino de la vida, de la luz y de la —> alegría. —> Cristo lleva a cabo la
liberación ya ahora, pero volverá de nuevo como —> liberador y redentor. —>
Redención. be
Liberador. El concepto de liberador pertenece originariamente a un contexto
militar y significa liberar a alguien del poder del enemigo, concederle de nuevo
la libertad que el enemigo le había arrebatado. En la Biblia, el concepto está
siempre determinado por la experiencia de la tribulación y, al mismo tiempo, por
la esperanza de salvación del pueblo de Yahveh. —> Israel experimentó siempre,
en la época primitiva de su historia, a Yahveh como liberador. En las
interpretaciones posteriores de su propia historia (--> Historia de la
salvación), que fueron consignadas por escrito en los libros bíblicos, reconoce
el pueblo que Yahveh es liberador, redentor y salvador no sólo de Israel, sino
de todos los pueblos. Liberando interviene en la historia computable de su
pueblo y en la situación existencial descriptible de cada individuo. La
liberación de la cautividad egipcia y el paso del mar de las Cañas (Éx 14,3;
15,2) han sido entendidos absolutamente por Israel como una acción liberadora de
su Dios. Celebra su actualización todos los años en la
—> pascua. El libro de los jueces (—> Jueces [libro de los]) nos ha transmitido
varias narraciones modélicas de la intervención liberadora de Díos de la época
premonárquica de la —> alianza tribal. Todas ellas obedecen al mismo esquema: el
pueblo es infiel a la —+ alianza y Dios le abandona al poder de sus enemigos. El
pueblo se!..;onvierte a Dios y a la alianza; Dios suscita un liberador que, en
su nombre y por su encargo, conduce la --> guerra santa y obtiene la liberación
del pueblo. También en las angustias del —> exilio aparece Yahveh como liberador
de su pueblo (Is 46,13 y otros). Del mismo modo que interviene como liberador
del pueblo, libera también Yahveh a los individuos particulares de las
situaciones sin salida de su existencia, les libra de los poderes del pecado (cf.
Is 33, 22-24; Ez 26,25-30 y otros).
Los Evangelios testifican que —> Jesús es el liberador de su pueblo y de todos los hombres, prometido y enviado por Dios. Es Señor de la -->
enfermedad, de la —> muerte y del --> pecado; salva y libera; pero, a una con,
la liberación de la enfermedad, concede también la salvación escatológica (Lc
7,50; Mc 5,36, etc.). Trae la —> salvación de Dios, la —> redención; lleva a los
suyos del reino de la muerte al reino de la vida (Ef 2,5). Hemos sido liberados
para la —> esperanza (Rom 5,9; 8,24 y otros). Dios ha creado a los hombres y los
quiere salvar a todos (iTim 2,4); él es el liberador de todos (1Tinn 4,10); él
ha enviado a Jesús como liberador y salvador del mundo (Jn 4,42). be
Liberalidad. Aunque la palabra misma «liberalidad» aparece una sola vez en el Nuevo Testamento (1Tim 6,18), la realidad significada se expresa muchas veces cuando se mencionan las exigencias del mandamiento del amor. Quien cumple este mandamiento ha cumplido todos los demás. 1Tinn 6,18 menciona la liberalidad junto con la práctica del bien, con la abundancia en las obras del --> amor y con la generosidad. En Mt 6,1-4 Jesús exhorta a dar limosna. En este mismo pasaje se insiste en que se haga ocultamente y sin alardes. Mientras que la limosna consiste en dar dinero, son manifestaciones de la liberalidad dar de comer al hambriento y de beber al sediento y ejercitar la —> hospitalidad (Mt 25,25). Cada uno será juzgado de acuerdo con la práctica diaria de su amor al —> prójimo, porque en éste se encuentra Cristo. A todo el que pida se le debe dar (Mt 5,42), no sólo al amigo, ni sólo a quien puede devolver lo prestado o recompensar por el préstamo. El mismo —> seguimiento de Jesús comienza con la venta de cuanto se posee para darlo a los —> pobres (Mc 10,21). tho
Libertad. Aunque esta palabra aparece
usada en el Antiguo Testamento en el
sentido de libertad de opresión y esclavitud (Éx 21,2), desempeña de hecho un papel secundario. Nuestro concepto de
libertad hunde sus raíces en el pensamiento griego. El hombre de la polis
(ciudad) entiende por libertad un estar libre de toda clase de 'tiranía; y esto
puede conseguirlo todo aquel que se una a la comunidad mediante la ley y acepte
su parte de responsabilidad en la polis. Aquí no se considera la libertad
negativamente como «estar libre de algo», sino positiva y paradójicamente como
un «servir voluntario». Cuando se perdió la libertad política de los griegos, el
hombre centró su atención en sí mismo. El estoico ve la libertad en la
independencia interna frente a toda pasión amenazadora. Para el —> estoicismo es
libre aquel que es capaz de pensar. La falta de libertad exterior nada
significa, porque puede conservarse la libertad interna.
En la —+ gnosis helenística se lleva adelante esta idea. Sobre la base de (la
concepción dualista del mundo (--> Dualismo), la libertad es independencia
frente al mundo sin salvación (materia, cuerpo) y las potencias que en él
dominan. Se intenta llevar a su plenitud esta libertad mediante la —>
continencia ascética, o la liberación del libertinaje, o el —> éxtasis cultual
(—> Misterios). La gnosis es un conocimiento que ya en cuanto tal es liberador.
La chispa luminosa de este conocimiento hace libre al hombre. El hombre se
libera a sí mismo en cuanto conoce. En este sentido había evolucionado el
concepto de libertad cuan-da la primitiva Iglesia confrontó su nueva concepción
de Dios, del mundo y de sí misma con el mundo del —> helenismo.
Donde mejor se descubre el concepto neotestamentario de libertad es en Rom
7,15.17-19. Aquí aparece el hombre como escindido en sí mismo y falto de
libertad, cuando se trata de una decisión primordialmente humana. Aunque
quisiera hacer el —> bien, de hecho hace el —> mal. Conoce, sí, lo que es bueno, pero no puede llevarlo a cabo.
Para Pablo es claro que la raíz de esta evidente falta de libertad humana se
encuentra en el --> pecado, que es apartamiento de Dios para caer bajo los
poderes de este mundo. La consecuencia es un enquistarse en el mundo del yo y un
cerrarse a lo incomprensible del mundo de Dios. El resultado es el dar vueltas
sobre sí mismo que entraña la pérdida de las propias posibilidades, opresión, —>
servidumbre, falta de libertad (—> Antropología).
De esta situación ha liberado al hombre —> Cristo --> Jesús. La libertad se
realiza en la postura de la —> fe, en la que el hombre abandona su anterior
concepción de sí, cerrada a Dios, fundada en el mundo interno, atrincherada en
órdenes legalistas, para abrirse ante Dios. Justamente en esta apertura se da la
liberación frente a todo cuanto hasta entonces le ataba y esclavizaba. La
libertad cristiana enraíza en la fe. Si se pregunta cuál es la esencia de la
libertad, la respuesta no es libertad de querer o elegir, sino libertad frente
al pecado, frente a la --> ley y frente a la muerte, libertad frente a la
historia y la --> responsabilidad, libertad en orden a una existencia personal
plena y a su realización.
El modelo de la libertad cristiana es el mismo Cristo como el «hombre nuevo»,
«libre de pecado» (Heb 4,15), porque está enteramente abierto a Dios y, en
cuanto Hijo de Dios, se ha hecho -+ servidor de todos. Este --> Espíritu de
Cristo crea libertad doquiera puede intervenir (2Cor 3,17), es decir, en todo
hombre que lleva a cumplimiento la decisión de fe ante el Señor. En este estar
abierto y a servicio de Dios se elimina el —> temor (Rom 8,15), que es una de
las características de la esclavitud, se recibe la --> paz y la --> alegría (Rom
14,7), y el --> amor se torna en núcleo de la libertad (Gál 5,6.13).
En la concepción cristiana, esta libertad está siempre combatida, amenazada y en proceso de conquistarse y mantenerse ininterrumpidamente. La
libertad cristiana está inserta en la historia y en la realidad cotidiana, no
fuera de ellas. Libera de los meros convencionalismos y de los órdenes morales
dictados desde fuera, pero está siempre sometida a la conciencia y a la ley del
amor.
El hombre actual no percibe en la misma medida que el hombre bíblico su sujeción
al pecado, a la ley y a la muerte, su ser proclive y perecedero. De aquí que uno
de los polos de la predicación cristiana deba ser el poner en claro las
limitaciones de una vida reducida al monólogo. Si el contenido central del
mensaje salvífico es Jesucristo, entonces de lo que se trata es del «hombre
total», de la apertura a Dios y a los demás hombres, de la realización personal
de la fe. Esta realización es exactamente entendida y puede ser liberada de toda
errónea interpretación «religiosa», cuando el hombre se sitúa en el centro y
comprende que de lo que se trata en el fondo es de su libertad. La legalidad
eclesial y una actitud y pensamiento cerrados en sí pueden esclavizar de nuevo
al hombre, pueden cerrar la vía de acceso a Dios y hacer que la salvación
aparezca como algo puramente «sobrenatural». En este punto, la proclamación de
la libertad cristiana debe convertirse incansablemente en juez de la práctica
religiosa, antes de que pueda imponerse efectivamente como motivo de acción y
fuerza moderadora del cristianismo activo y abierto al mundo. En el actual
movimiento de renovación de la Iglesia ha entrado en acción la libertad
cristiana. Nos enfrentamos con tareas similares a las de la primitiva Iglesia,
de tal suerte que, con mucha frecuencia, tienen aplicación inmediata los
consejos y exhortaciones del Nuevo Testamento.
Ser libre del pecado, de la ley y de la muerte significa que el individuo
concreto no debe comenzar, por anticipado y de manera permanente, por sí mismo. El llamado por el Señor se encuentra de antemano y para siempre en
el ámbito del Señor y de su Espíritu. Es el ámbito del amor eficaz desde Jesús,
que elimina el temor antiguo (1Jn 4,18). Y así es como va cambiando el mundo en
muchos individuos particulares «liberados, hasta que finalmente llega a ser otro
para todos. —> Libertad de conciencia, --> Libertad de opinión. hi/wi
Libertad de conciencia. El concepto en sí no aparece en la Sagrada Escritura, ya
que fue acuñado durante la época de la reforma con un significado equivalente,
desde muchos puntos de vista, al de libertad religiosa. Hoy es preciso
distinguir cuidadosamente estos dos conceptos. Básicamente, libertad de
conciencia significa que la —> conciencia debe poder actuar libremente, a fin de
poder llamar al hombre a su autenticidad, debe hacerle posible la vinculación al
orden que está en su entorno, a la ley moral, a la --> voluntad de Dios, para
que su vida alcance la forma humanamente digna que le compete. Incluso el hombre
que tiene conciencia errónea puede reclamar libertad de conciencia, porque la
autorrealización de su --> persona sólo e8 posible a partir de la propia
conciencia. El hombre que yerra no ve en su caso concreto ninguna otra
posibilidad de seguir la obligación moral, aunque sigue de hecho una exigencia
que, en realidad, no se representa bajo este modo. Toda disminución u obstáculo
de la libertad de conciencia por limitaciones o falsificaciones (p. ej.,
manipulación, ideologización) de la información moral y de su configuración en
la ética indivi dual y social, todo recurso a la violencia, sea bajo formas
externas o por presiones internas, está en contradición con la propia
realización autén tica de una personalidad moral. La respuesta adecuada para
estos casos es la objeción de conciencia, la resistencia de conciencia, incluso
a costa de grandes sacrificios. La libertad de conciencia no es algo absoluto e
ilimitado, sino que está vinculada al respeto por la ---> convivencia humana y
sus derechos.
La Sagrada Escritura expresa de múltiples formas esta situación y
condicionamiento de la libertad de conciencia. En el Antiguo Testamento, la -->
obediencia humana frente a Dios es una cuestión de decisión personal, aunque
religión y moralidad tengan frecuentemente rasgos legales (Gén 2-4; Éx 20; Ez
18); los profetas se pronuncian contra toda falsificación o adulteración de las
exigencias de Dios (Am 5; Is 10s; Jer 3-7; 14; 23; 31) y se oponen con libertad
de conciencia y por fidelidad a Dios a los poderes terrenos (Jer 15; 19s; 1Re
18s; cf. 2Mac 7).
En el Nuevo Testamento, la libertad de conciencia es la actuación y puesta en
práctica de las capacidades personales, con la conciencia de percibir, hacer
propia y realizar la voluntad de Dios. Por el sentimiento del —> corazón mide
Jesús las respuestas a la —> instrucción de Dios (Mt 5). La interiorización de
la exigencia ética crea la libertad cristiana, que es el resultado del
convencimiento de fe. «Todo cuanto se hace 'sin convicción de fe, es pecado» (Rom
14,23). Pablo insiste en la —> libertad también en favor de los débiles y
exhorta a la paciencia respecto de aquellos cuya conciencia no ha llegado aún a
plena madurez (Rom 14; 1Cor 8; 10). La libertad de conciencia (que aquí es al
mismo tiempo libertad de fe) está para la Iglesia primitiva tan íntimamente
fundada en el interior de la persona humana en su diálogo con la persona de
Dios, que ni la injusticia humana ni los poderes del mundo pueden arrebatarla (Act
4,19s; 5,29).beu
Libertad de opinión. ¿Hasta qué punto
puede y debe un cristiano tener y
mantener convicciones propias dentro de su —> institución, la --> Iglesia, y dentro de su sociedad? El apóstol
Pablo pide y exhorta a los cristianos de Filipos a vivir de tal suerte que
crezca en ellos el —> amor y se derrame sobre los demás. Cuando se da este caso,
podrán conocer por sí mismos qué es lo conveniente para su vida y cuál es su
postura exacta (Flp 1,9-10). El amor es, pues, la medida, por la que un
cristiano debe orientarse libre e independientemente. El creyente debe elegir,
de entre un conjunto de reglas de vida tradicionales y de costumbres
ambientales, lo humanamente esencial y justo para él. Quien dice apoyarse en —>
Cristo, no puede simplemente dejarse llevar por los hábitos y situaciones de
vida de su ambiente; debe decidir, al contrario, por sí mismo cuáles de estos
elementos sirven al amor y cuáles no. Sobre el cristiano pesa la carga de la —>
decisión libre y propia, todo lo que lleva consigo la situación de riesgo y
amenaza de la vida humana, en una palabra, el amor de Cristo. Los bautizados
deben además «renovarse una y otra vez» en su capacidad de decisión desde Cristo
(Rom 12,2). Sólo así llegarán a conocer por sí mismos lo que es para ellos la
voluntad concreta de Dios. Para servir a Dios en su mundo (--> Culto a Dios por
la existencia mundana) cada hombre debe dejarse orientar una y otra vez en su
vida por Cristo. Quien se orienta de acuerdo con la vida que Jesús vivió, quien,
como Jesús, quiere estar al servicio de los demás, éste puede conocer y decidir
lo que es para él encargo de Dios, lo que es «bueno, válido y justo».
Ciertamente, también el cristiano corre el riesgo de acomodarse, en su libre
opinión, al mundo alienado, al «--> eón actual». La muerte y resurrección de
Jesús ha liberado radicalmente a los hombres para ser hombres, para poder tomar
las riendas de su propia vida y hacerse entera y totalmente responsables de
ella. Aquí
es donde aparece la situación de riesgo y peligro del hombre. El cristiano es
aquel que percibe y acepta la liberación, que se atreve a una decisión libre y
responsable. Un pasaje de Flp, p. ej., muestra cómo Pablo respeta incluso las
falsas opiniones de sus adversarios. A los negadores gnósticos de la
resurrección de aquel entonces les dice: «Así, pues, todos los que somos ya
maduros debemos tener estas aspiraciones: y si en algo experimentáis otros
sentimientos, esto también os lo aclarará Dios. En todo caso, partiendo del
punto adonde hayamos llegado, sigamos caminando en la misma línea» (Flp
3,15-16). El apóstol confía que Dios mostrará a cada uno el camino recto.
El cristiano debe formarse su propio juicio en las cuestiones de la fe, la moral
y la vida cristiana. Efectivamente, cada cual experimenta en su propio cuerpo y
en su propia vida la verdad de la cruz de una manera diferente a la de los
demás; el hecho del amor urge a cada uno de manera diferente a la de los demás;
el hecho del amor urge a cada uno de manera personalísima. En el esfuerzo por
una convicción libre y responsable, el cristiano debe poner a contribución de su
sociedad una colaboración crítica y abierta hacia el futuro. —> Crítica social,
—> Libertad de conciencia. gr
Libertad religiosa. Desde el punto de vista de la superación de las —>
religiones, la primitiva Iglesia defendió, en medida creciente, la libertad
religiosa, porque a través del —> Evangelio puso al descubierto que el camino de
la salvación por los --> méritos religiosos era una senda sin fin y un callejón
sin salida. Pablo sobre todo puso en claro, de una vez por siempre, que el
pasado religioso del creyente no tiene importancia alguna ante la -->
justificación de Dios, que comunica — sin condición previa de ninguna clase — la —> salvación a todo el que está abierto a ella (cf. Rom
3,27-30). Llega incluso más lejos y se esfuerza por ver y hacer valer lo que hay
de positivo en toda concepción religiosa (1Cor 9,20-23). En este sentido, la
primitiva Iglesia, congregada en el --> concilio de los apóstoles, aprobó la
libertad religiosa al rechazar el estrecho punto de vista de los —> judaizantes
y abrir las puertas del cristianismo a los —› gentiles (Act 15, 1-29).
Esta inicial actitud tolerante fue cediendo ante la creciente
institucionalización. (--> Institución) de la Iglesia, hasta quedar desplazada
por una concepción estrecha, ideológica e intolerante, que convirtió al
cristianismo en religión en un sentido ya superado. Actualmente, los cristianos
vuelven al acuerdo de la libertad religiosa de la primitiva Iglesia y comienzan
a desmontar las barricadas tras las que se atrincheraron, en el decurso de la
historia, la intolerancia y la sobreestima de sí. --> Libertad, --> Libertad de
conciencia. hi
Libro de la alianza —> Alianza (libro de la).
Libro de la Ley. Los libros legislativos veterotestamentarios, como el --> libro de la alianza (Éx 20,22-23,33), el Deuteronomio (12-26) y la —> ley de santidad (Lev 17-26) responden en muy escasa medida al sentido propio de esta palabra (según el cual el legislador establece unas prescripciones con carácter de validez definitiva y con la intención de establecer una visión total y sistemática de toda la esfera del derecho o de una gran parte de la misma). No puede negarse la voluntad de sistematización, pero falta el impulso hacia la totalidad y la clara delimitación de cada una de las esferas jurídicas y falta asimismo la intención de privar de validez al derecho consuetudinario. Se trata, pues, más bien de colecciones jurídicas. Los conceptos «libro de la ley de Yahveh. (o de Dios, o Moisés), tal como se le menciona en numerosos pasajes de la Biblia (p. ej., Neh 9,3; Jos 24,26; 8,31) se refieren indudablemente a la ley sacerdotal o a todo el --> Pentateuco. --> Mandamiento, -> Ley. mi
Libro de la vida. Según la concepción bíblica, es el libro en el que Dios ha escrito los nombres de los vivientes (Éj 32,32). Los que figuran en el libro de la vida han sido elegidos para la vida verdadera y definitiva (Dan 12,1). Este libro tiene un papel importante sobre todo en el género --> apocalíptico del judaísmo tardío. Todo aquel que no figure en este libro entre los habitantes de Jerusalén, en la batalla final contra -> Belial, será aniquilado. Pero el que figure en el libro es ya desde ahora ciudadano del futuro reino de Dios y su patria está en el cielo (Flp 3,20). Cf. también Ap 13, 8; 17,8; 20,15. gr
Libro de la vida de Adán y Eva. Escritos de origen judío, reelaborados más tarde por los cristianos. Pertenecen al llamado género de leyendas patriarcales y han sido conservados en diversas redacciones. Narran con tono legendario la historia de Adán y Eva desde su caída hasta su muerte y sepultura. he
Licaonia. Región del interior de Asia menor, repartida, desde el año 25 a.C., entre varias provincias romanas. En las más importantes ciudades de Licaonia, -> Listras y Derbe, actuó -> Pablo en sus viajes misioneros (Act 14,6-23; 16,1-5). he
Licia. Región meridional de Asia menor, con una península montañosa que avanza hacia el sur. Los licios, procedentes en parte de Creta, poseedores de una antigua cultura propia, no perdieron casi nunca su indepen dencia política; incluso los romanos respetaron su libertad. 1Mac 15,23 menciona a Licia como destinataria de una carta. Pablo estuvo de paso en Pátara (Act 21,1) y en Mira (27,5), centros comerciales licios. he
Lidia. País de la costa occidental de Asia menor, llamado también Jonia, porque en él se establecieron los jonios y fundaron importantes ciudades. En ciertas épocas, Lidia fue el centro de un importante reino, pero más tarde fue sojuzgado por los persas y los Seléucidas (1Mac 8,8) y pasó a formar parte de la provincia de Asia. Ap 1-3 menciona a Esmirna, Tiatira, Sardes y Filadelfia, ciudades de Lidia. he
Limes. Fortificaciones romanas para asegurar las fronteras del imperio y los territorios colinciantes. En Europa estaban constituidos por una muralla continua, provista de torres; en oriente próximo, de acuerdo con las condiciones del terreno (muchas veces estepario) consistían en castillos y torres de vigía colocados a distancias regulares. he
Limosna. En la Biblia no existe una palabra precisa y clara para este concepto. En hebreo se le describe con las voces justicia, gracia, y otras parecidas. Los DO( recurren al plurivalente vocablo eleemosyne (de donde deriva la palabra castellana). Todas las expresiones bíblicas de limosna pueden aplicarse a la conducta de Dios con los hombres: sus hechos y su amor hacia nosotros, que se ha manifestado de la forma más perfecta en -+ Cristo, el cual, siendo rico, se ha hecho pobre por amor a nosotros (2Cor 8,9). Aquí se encuentra el motivo más profundo de dar limosna (Dt 24,18). La Biblia exhorta a dar limosna (Dt 15,11; Prov 3,27) y relata numerosos ejemplos de este cuidado por los pobres (así la colecta en favor de Jerusalén). Ve en ella un acto profundamente religioso, comparable al --> sacrificio (Tob 4,11). Forma un todo con la oración y el --> ayuno y, al igual que éstos, debe ejercitarse no de cara al público, sino con el más noble sentimiento de amor (Mt 6,1-4). Ya ahora la limosna causa el perdón de los pecados (Dan 4,24) y en el día del juicio permite participar en el --> reino de Dios: lo que se hace a uno de estos pequeños, a Cristo se hace (Mt 25,34ss). st
Lira. Instrumento de cuerda, que se llevaba sobre el brazo en las procesiones. Las pocas cuerdas, sin mástil, podían ser pulsadas con los dedos para acompañar los cantos procesionales. --> Instrumentos músicos. la
Listas de nombres -> Genealogías.
Listas de Palestina. Nombres de lugares palestinos sometidos, que se mencionan en las inscripciones victoriosas de las paredes de los templos egipcios. Estas listas arrojan luz sobre la historia del proceso sedentario de la población de Palestina y sobre las empresas egipcias en la región en la segunda mitad del segundo milenio a.C. he
Listas de preceptos. Enumeraciones — muy frecuentes en el Antiguo Testamento— de
-> mandamientos y prohibiciones, redactadas en fórmulas breves, y pertenecientes
por lo general al derecho apodíctico. Originariamente, solían constar de dos o
tres miembros, pero en los estadios más evolucionados de la tradición llegaron a
tener diez y hasta doce prescripciones jurídicas.
1. Algunas series contienen, en estilo apodíctico, las exigencias básicas de la
alianza de Yahveh en el Sinaí; así, el --> decálogo ético (Éj 20,2-17; Dt
5,6-21) y su sección sacerdotal correspondiente, redactada en estilo directo
«tú-vosotros. (Lv 19); el decálogo cultual (Éx 34,14-26, -> Dodecálogo), según
el modelo de Éx 23,14-19.
921
2. Listas de preceptos en estilo participial, que mencionan una acción digna de
castigo y el castigo correspondiente, y referidas al derecho casuístico. Así, el
dodecálogo siquemita (Dt 27,15-26), lista de maldiciones que, a continuación del
«maldito seas, menciona la trasgresión supuestamente cometida (Lev 18,7-17); las
listas de preceptos de Éx 21,12.15-17 que, tras la mención del pecado, concluye
cada una de las sentencias con la fórmula: «deberá morir sin remedio. (cf. Lev
20, 9-21).
3. -> Liturgia de la tora. -› Ley. we
Listras. Ciudad de -> Licaonia. En su primer viaje misional, llegó -> Pablo hasta Listras, donde curó a un cojo; pero algunos secuaces de los judíos, procedentes de Antioquía y de Iconio, lapidaron al apóstol y lo expulsaron de la ciudad. A su vuelta de Derbe, Pablo pasó de nuevo por Lis-tras (Act 14,6-22; 2Tim 3,11). En su segundo viaje misional, Pablo trabó en Listras amistad con -> Timoteo (Act 16,1-5). he
Lithostrotos -> Gabbata.
Liturgia. Originariamente significa prestación de un servicio en interés de la comunidad estatal o religiosa; en su aplicación al culto, adquiere en los escritos bíblicos un fuerte matiz polémico. La muerte y resurrección de Cristo desbordan los límites de tiempos y lugares -> sagrados, requieren a todos los creyentes para la función sacerdotal y proclaman al universo entero como lugar de una liturgia para la que no bastan las solas formas cultuales. La fiesta sacramental del hecho de Cristo llama más bien a la obediencia en la liturgia constante de Dios en medio del mundo. --> Culto a Dios por la existencia mundana. tr
Liturgia de la tora. Recibe este nombre, y también el de liturgia de entrada o tora de entrada, una -› tora destinada a la entrada en el —> templo, dentro de una liturgia tripartita (Sal 15; 24,3-6; Is 33,14-16; Miq 6,6-8). A la puerta del santuario preguntan los peregrinos cuáles son las condiciones para entrar en él (Sal 15,1; 24,3); las condiciones se enumeran en la respuesta del sacerdote, en la tora (15,2-5a; 24,4). Con una promesa de bendición del sacerdote concluye la tora (15,5; 24,5). Las condiciones de entrada no son el cumplimiento de las leyes cultuales de pureza, sino la obediencia a las exigencias de la alianza de Yahveh en el ámbito interhumano. --> Pureza. we
Liturgia penitencial. Llamada frecuentemente en el Antiguo Testamento «ayuno»,
es la expresión cultual de la —> conversión interior pedida por Dios. Las
liturgias penitenciales podían celebrarse bien ante circunstancias especiales
(en catástrofes nacionales, como sequía, hambre, langosta, guerra, aniquilación
de una ciudad o un santuario) o bien — sobre todo después del exilio — en épocas
fijas del calendario (--> día de la expiación, con un ritual peculiar; día de la
destrucción del templo, etc.) o bien también — aunque menos veces — podían ser
privadas. El ritual de la liturgia penitencial no era uniforme. Podía constar de
los siguientes elementos: el pueblo se congregaba bajo la dirección de los
ancianos y sacerdotes en el santuario (JI 2,16ss), se abstenía de todo género de
alimentos (Is 58,3), se quitaba los vestidos (Is 32,11) o los desgarraba (Jn
2,13), vestían el saco de penitencia (Jer 4,8), se raían el cabello (Is 15,2),
se hacían incisiones (Os 7,14), se arrojaban por tierra (Sal 44,26), echaban
ceniza sobre sus cabezas (Neh 9,1), alzaban los brazos al cielo (Lam 2,19), se
ofrecían sacrificios (1Sam 7,9) y se derramaba agua ante Yahveh (1Sam 7,6). En
el centro de la liturgia penitencial había un general «llorar ante Yahveh» (Jue
20, 23.26), reforzado con el sonar del -->
cuerno, a fin de que Yahveh los oyeseen el cielo (1Mac 4,40). Se confesaban los propios pecados (1Sam 7,6;
Neh 9,2), se cantaban letanías penitenciales (Sal 74), se escuchaba la
predicación de penitencia de los profetas y los sacerdotes y se esperaba
un oráculo salvífico sacerdotal que
anunciara la concesión por parte de
Yahveh de la gracia solicitada. Como
consecuencia de esta nueva experiencia salvífica, la liturgia penitencial
concluía con un cántico de acción de
gracias de toda la comunidad cultual.
ze
Logia (fuente de los). La solución al problema sinóptico basada en la teoría de las --> dos fuentes parte de la afirmación de que Mt y Lc han empleado como segunda fuente — además del Evangelio de Mc— una colección de sentencias del Señor, la llamada fuente de los logia (sigla O). La distinta ordenación del material común de Mt y Lc no contenido en Mc (en Mt predominantemente en conexión con el material de Mc; en Lc con su material peculiar), hace muy improbable un conocimiento mutuo de Mt y Lc. Esta independencia permite llegar a la conclusión de una fuente de logia utilizada por ambos evangelistas, a partir especialmente de tradiciones dobles (Mt y O), coincidencias verbales y, para O, giros específicos en Mt y Lc. Atendida la reelaboración redaccional del material por Mt y Lc, hoy ya no es posible establecer una clara delimitación de la fuente de los logia. Tampoco se puede averiguar si la fuente utilizada por los evangelistas tenía la misma forma en ambos casos, pe
Logion. En el griego profano, logion designaba, desde Herodoto, una sentencia
corta (generalmente de una divinidad). También en los LXX (con la excepción de
Sal 19,15) logion se refiere siempre a una sentencia de Yahveh, que puede ser un
mandato o una promesa dirigida a los profetas, o (por
medio de éstos) al pueblo. En la tradición cristiana se llaman logia las
sentencias de Jesús, las —> palabras del Señor. Los logia de Jesús constituyen,
junto con las narraciones acerca del mismo Jesús, la parte principalísima de la
tradición sinóptica. Las colecciones de sentencias del Señor forman la sección
más antigua del contenido de la tradición. El hecho se entiende fácilmente si se
tiene en cuenta que la transmisión de sentencias (a diferencia de la tradición
sobre actuaciones de Jesús) puede hacerse fácilmente, mediante mera repetición,
mientras que la narración depende de los narradores que interpretan los hechos.
Además, la transmisión de sentencias y las composiciones de colecciones de
sentencias desempeñan un importante papel en el medio ambiente
veterotestamentario y judío (colecciones de oráculos de los profetas; pirqe abot).
La más importante colección protocristiene de sentencias del Señor es la llamada
fuente de los logia (sigla O), hipotéticamente reconstruible sobre la base de
comparar las tradiciones comunes a Lc y Mt no contenidas en Mc (--> Logia
[fuente de los]).
De entre los evangelistas, quien más notablemente ha sintetizado la tradición de
los logia para conseguir significativas composiciones de discursos ha sido Mt.
La —> historia de las formas se ha esforzado por lograr una delimitación de las
diversas —> formas y géneros de los logia de Jesús. Básicamente se distingue
entre la gran forma de las -+ parábolas y las sentencias particulares.
Entre estas últimas se encuentran: sentencias proféticas (amenazas,
exhortaciones, anuncios salvíficos), sentencias sapienciales, sentencias
apocalípticas, imperativos escatológicos, oráculos introductorios, instrucciones
a los discípulos, sentencias legales, proclamación apodíctica de la voluntad
divina, afirmaciones sobre la significación salvífica de Jesús (anuncios
de la pasión y resurrección, sentencias del Hijo del hombre, palabras sobre la
venida de Jesús, palabras del Resucitado), etc. Un puesto especial ocupan las
sentencias del Señor, unidas (separable o inseparablemente) con un contexto
narrativo: —> apotegmas, diálogos de --> controversia o de instrucción, logia
dentro de las secciones narrativas, como p. ej., en la --> historia de la
pasión.
En el problema de la autenticidad de los logia de Jesús (ipsissima verba o vox),
desempeña una función especialmente importante la retraducción al arameo de las
sentencias transmitidas en griego. Algunas peculiaridades estilísticas,
especialmente predilectas del arameo (paralelismos, asonancias, juegos de
palabras, aliteraciones), el ritmo y la rima ofrecen importantes criterios.
Junto a esto deben también tenerse en cuenta naturalmente las reflexiones
objetivas críticas sobre el posible —o imposible — Sitz im Leben (situación
vital) de Jesús. En efecto, los logia de Jesús han sido modificados en el
proceso de transmisión y además secundariamente remodelados, sobre todo por los
profetas de la primitiva Iglesia. pe
Logos (gr. —> palabra, discurso, pensamiento, razón). En Heraclito, el logos es
la razón inmanente al mundo; entre los estoicos (—> Estoicismo), se convierte en
un principio dinámico que ordena el cosmos y pone en todo hombre el germen de la
razón. En oposición a este logos inmanente al mundo de la tradición filosófica
griega, el logos de Jn 1,1 es trascendente, y está cabe Dios desde antes de la
creación. Aun cuando Jn 1,1 se vincula con su «al principio» a Gén 1,1 y con su
logos acepta la creación por la palabra de Gén 1, no puede equipararse sin más
el logos de Jn 1,1 a la --> palabra de Dios del Antiguo Testamento ya que en
éste la palabra de Dios es su palabra poderosa e imperativa, pero no un ser
eterno cabe Dios. El logos
de Jn 1,1 se parece más a la forma de la -> sabiduría, presentada en los
escritos tardíos del Antiguo Testamento como ayudadora de Dios en la creación (Prov
8,22ss).
Con esta figura está emparentado el logos de los sistemas de la --> gnosis: en
ésta, el logos es una naturaleza intermedia entre Dios y el mundo, un ->
mediador en la creación y la redención. En estas tradiciones se inserta Jn 1,1
pero las modifica por el hecho de no dar cabida alguna a la especulación
mitológica sobre el origen del Logos, sino que, con un modo de hablar
paradójico, por un lado el logos es distinto de Dios y, sin embargo, es
equiparado a Dios. De este modo se expresa que el revelador es Dios, pero que
Dios no se agota en su -+ revelación. mo
Longanimidad -> Ánimo paciente.
Los (hombres) sin ley (gr. anomoi). Para este vocablo de los LXX no existe
equivalente en hebreo. Los --> judíos designaban a los -> paganos como (hombres)
sin ley (cf. también Act 2,23), porque no tenían la --> ley y eran por
consiguiente, pecadores. La palabra aparece algunas veces en la Escritura
aplicada a los hombres que no tienen ninguna ley, pero en la mayoría de los
casos se refiere a aquellos hombres que no observan la ley o que se comportan
como si no existiera. Con este proceder se comportan injustamente ante Dios y
ante los demás. Los paganos que, sin conocimiento de la ley, pecan por carecer
de ley, no serán juzgados según la ley (Rom 2,12), ya que no se consideran
obligados a ella; al hacerse cristianos, permanecen, estrictamente hablando, sin
ley, ya que sólo «están obligados a la ley de Cristo•.
En el Nuevo Testamento se aplica
esta designación de «sin ley•, de un
modo general, a todos los hombres
que obran el mal (cf., p. ej., 1 Tim 1,9).
br
Lot. Sobrino de --> Abraham, que marchó con su tío hacia -> Canaán y se estableció en la fosa del Jordán (Gén 13, 1-13). Lot escapó a la destrucción de -> Sodoma y fue el antepasado tribal de los moabitas y ammonitas (Gén 19). we
Lucas. El nombre de Lucas, atestiguado en diversos escritos, es una forma abreviada de Lucanus (o Lukios). En el Nuevo Testamento se le menciona tres veces: Col 4,14; FIm 24; 2Tim 4,11. Los tres pasajes se refieren a una misma persona, un helenocristiano (Col 4,14). No puede mantenerse la identificación de este Lucas con el Lucio de Cirene mencionado en Act 13,1, ya que de este último se dice que era «pariente de tribu» de Pablo, es decir, judío. Para la relación entre Lucas y Pablo es decisivo el juicio que se emita sobre la autenticidad de las tres cartas en que se menciona su nombre. Lo mejor es comenzar por la carta a Filemón; en ella se cita a Lucas junto a Marcos, Aristarco y Demas, como «colaboradores del apóstol•, retenido en una prisión. Si Col procede de un discípulo de Pablo, entonces la lista de saludos (4,10ss) testificaría de Lucas que era a un tiempo colaborador y discípulo de Pablo, ya que el autor es paulino. Aquí en Col 4,14 se le llama a Lucas «el médico querido• y se le presenta una vez más cerca del apóstol prisionero. Al igual que Col 4,14, también 2Tim 4,11 (en cuanto testimonio pospaulino) podría ser testimonio de una posición singularmente cercana de Lucas a Pablo: «Lucas es el único que está conmigo.» Dado que no pueden localizarse con seguridad el lugar (o lugares) en que Pablo estuvo preso, tampoco resulta posible obtener conclusiones biográficas seguras partiendo del hecho de la proximidad de Lucas con ocasión de las detenciones de Pablo. El canon de Muratori menciona al «médico Lucas. como autor del tercer Evangelio y de los Hechos. La posterior tradición eclesiástica se ha atenido a esta indica-ción que, con todo, no es universal-mente compartida por la investigación moderna. pe
Lucas (Evangelio de). El autor del Evangelio
de Lucas explica en su pró-logo (1,1-4) las intenciones que le guían en su obra.
Ante todo, menciona conno fuentes a sus numerosos pre-decesores. Entre estas
fuentes se en-cuentra, en primer término, el Evan-gelio de Marcos (--> Marcos
[Evangelio dep, de cuyos 661 versículos Lc toma 350 (bien que estilísticamente
pulidos y con frecuencia abreviados). El mate-rial tonnado de la fuente de los
—› logia y de tradiciones peculiares, lo ha in-sertado Lucas (a excepción de la
lla-mada historia de la —› infancia 1,2 y de los relatos de apariciones
24,13-53) preferentemente en dos grandes sec-ciones coherentes (6,20-8,3;
9,51-18,14), dentro del cuadro (reelaborado) del Evangelio de Mc (Mc 6,45-8,26
ha sido eliminado). El Evangelio de Lucas, casi de doble extensión que el de
Marcos (1149 versículos), se puede articular en una prehistoria (1,5-4,13; t)
prome-sa, nacimiento e infancia del Bautista y de Jesús; 2) vida pública del Bau-tista,
bautismo y tentación de Jesús) y tres secciones principales.
La primera sección (4,14-9,50) des-cribe la actuación de Jesús en Gali-lea; la
segunda (9, 51-19,27) contiene el llamado relato del viaje (de Galilea a
Jerusalén); la tercera (19,28-23,56) los días pasados en Jerusalén, con el ser-món
en el templo, el discurso sobre la parusía y la pasión. El c. 24 concluye con
las historias de pascua.
La reelaboración del material de Mc y de la fuente de los logia (así como los
rasgos característicos de su apor-tación particular), Indican que el autor del
Evangelio de Lc era no sólo un estilista con buena formación literaria, sino
también un teólogo con concep-ciones propias. Lucas mejora el vo-cabulario y el
estilo de sus fuentes e imita, consciente de escribir historia sagrada, el
lenguaje y estilo de los ---> logia en estrecha vinculación con sus fuentes,
mientras que manipula más a fondo las secciones narrativas. A pesar de renunciar
a una cronología estricta, supera a Marcos en la im-presión de un relato
seguido, gracias a unas más cuidadas interconexiones (p. ej., con alusiones a lo
pasado y a lo futuro) y a una mejor lógica na-rrativa. Entre los acentos
teológicos del Evangelio de Lucas se encuentra sobre todo la concepción de la
vida de Jesús (no ya como tiempo final, sino) como «medio del tiempo», en-tre el
tiempo de Israel y el tiempo de la Iglesia, presentado en los Hechos como el
tiempo de la misión. A esta concepción responde la presentación de Jesús como
portador del espíritu, y a su tiempo como un tiempo libera-do de Satán. Este
medio del tiempo así cualificado garantiza la seguridad del «camino de Jesús»;
con los «tes-tigos de vista y servidores de la pala-bra» (1,3) se garantiza la
continuidad que en Lucas se considera y medita de manera expresa, con la mirada
pues-ta en el tiempo inicial (de Jesús; y en Act de la Iglesia).
Esta circunstancia indica ya que el Evangelio de Lucas ha sido escrito hacia
finales del siglo I. La esperanza de la próxima parusía cede ante la exhortación
a la constante vigilancia en la oración; en el decurso de la his-toria hay que
prevenir contra el amo-dorramiento y la mundanización (21, 34). Son asimismo
características del Evangelio de Lucas las amonestaciones frente a la riqueza
(6,24s; 12,13-21 y otros). Otros rasgos de la teología lucana son: un acusado
universalismo de la salvación, la designación de Je-sús como salvador de los
pecadores y parias (19,10), un sumo aprecio de las mujeres, la insistencia en la
—› alegría como sefial de lo cristiano.
La teología específicamente lucana sólo puede comprenderse en su tota-lidad
teniendo presente tanto el Evan-gelio como los —> Hechos de los apóstoles. En
esta doble obra resuelve su autor el problema que plantea a su tiempo el hecho
de pertenecer ya al pasado el acontecimiento de la salvación, al vincularlo al
hoy de la presencia de Cristo.
La tradición señala, a partir de mediados del siglo II, como autor del Evangelio
de Lucas y de los Hechos, al médico —> Lucas, compañero de viajes de Pablo.
Ahora bien, la teología del Evangelio de Lucas no contiene ideas específicamente
paulinas; el Pablo de los Hechos es distinto de la imagen de Pablo que se
desprende de las cartas paulinas auténticas. Esta realidad y la indispensable
datación del Evangelio (hacia el año 90), prohiben equiparar al autor del
Evangelio de Lucas con un discípulo de Pablo.
El Evangelio de Lucas, como Evangelio singular, no ha sido vinculado por la
tradición con ninguno de los centros dirigentes de la antigua Iglesia. pe
Lucero del alba. Expresión utilizada frecuentemente en la Biblia en sentido trasladado. Is 14,12 la aplica al rey de Babilonia (los santos padres la relacionan con Lc 10,18, de donde se ha derivado que el latín Lucifer [lucero del alba] equivalga a Satán). 2Pe 1,19 la refiere a la parusía, Ap 22,16 a Jesús. En Ap 2,28 es un símbolo del dominio sobre el mundo. mo
Lucifer (portador de la luz). Nombre aplicado a --> Satán, derivado de una conexión entre Is 14,12 y Lc 10,18. he
Lucir. La venida histórica (Sal 76,5; 77,19)
y la venida al final de los tiempos (Hab 3,4) de Dios es descrita frecuentemente
como un brillante resplandor (--> Gloria). De su revelación en la ley como «luz
de justicia» y como «sol» habla Sab 5,4. Más antiguo y frecuente es el modo de
hablar según el cual Dios «hace lucir su rostro» sobre los hombres (Núm 6,25),
como imagen primera de la «gracia». Cf. Mt 5,45: la luz del sol como imagen
primera de la «gracia». Cf. Mt 5,45: la luz del sol como imagen de la bondad
paternal de Dios. De la —> salvación por venir habla Is 9,1 como del lucir y
brillar de una gran --> luz. En la eternidad, Dios mismo brillará sobre su
ciudad santa (Is 60,19s; Ap 21,23).
El Nuevo Testamento trae el mensaje de que ya —> ahora, en la plenitud del
tiempo, la misericordia de Dios nos ha visitado como «aurora de lo alto» (Lc
1,78s). Es la palabra eterna, que brilla en las --> tinieblas (Jn 1,5) e ilumina
a todo hombre (1,9). La luz del conocimiento de Jesucristo en nuestros corazones
es comparada por Pablo con la creación de la luz al principio (2Cor 4,6),
aunque, por otra parte, el «Dios de este mundo» puede cegar el sentido de los
hombres (v. 4). Si el hombre tiene ojo puro, brillará todo él (Lc 11,34-36; cf.
Ef 5,13). Jerusalén se tornará luminosa cuando el resplandor divino la ilumine (Is
60,1). La Iglesia debe ser «ciudad sobre el monte• y «luz del mundo•. Llegará
tiempo en que el resplandor de la luz de Dios brillará en los justos (Mt 13,34).
ur
Lucha final. Tanto el Antiguo Testamento como
el Nuevo conocen la imagen de la lucha final de Dios contra todos los poderes
contrarios a la divinidad (p. ej., Ap 20). Después de la conquista de Canaán,
los israelitas veneraron a Yahveh como caudillo en la --> guerra santa, como
aquel que les enviaba el día de la victoria. Esta tradición casi olvidada fue
reasumida por los profetas e interpretada desde otra perspectiva: el --> día de
Yahveh es el día de la derrota de Israel (Am 5, 18ss). En los enemigos de Israel
es Yahveh mismo quien lucha contra su pueblo infiel; ellos son el instrumento de
Dios, y aquí se anuncia ya la victoria de Yahveh sobre los pueblos en la lucha
final; entonces reinará él solo (Ez 38s).
Bajo la imagen de la lucha final, la Biblia nos dice que evidentemente el curso
de la historia se aleja cada vez más de Dios y que sólo el poder de Dios, y no
la acción de los hombres, puede llevar a cabo la --> salvación. oh
Lud. En el Antiguo Testamento, nombre de
diversos grupos de pueblos en regiones muy apartadas entre sí.
1. Según Gén 10,13; Jer 46,9 y Ez 30,5, Lud es un pueblo africano.
2. Gén 10,22 enumera a Lud junto a Elam, Assur, y Aram, entre los pueblos
semitas.
3. Is 56,19 llama, sin duda, Lud a los lidios de Asia menor. he
Lugar de culto. A diferencia de los dioses locales, el Dios del Antiguo Testamento no está vinculado a un lugar. Con todo, hubo algunas localidades que destacaron como lugares de la revelación y del encuentro con Dios, especialmente Siquem y Silo, y más tarde, como --> santuario central, el --> templo de Jerusalén (cf. Act 1,4).pa
Lugar de la calavera (Gólgota). Según el Nuevo Testamento, lugar en que fue crucificado Jesús. El nombre se refiere a una colina, situada fuera de la ciudad y destinada a las ejecuciones; en sus cercanías había un sepulcro (Jn 19,41). Tanto la colina como el sepulcro se localizan actualmente dentro de la Iglesia del Santo Sepulcro. No es históricamente seguro que se trate del sepulcro de Cristo, pero sí es posible, atendida la ampliación de la ciudad bajo Adriano. --> Cruz. ba
Lugares altos --> Altos.
Lugares santos. Ya la fe veterotestamentaria en la creación había desacralizado en tan gran medida el mundo, que no se puede hablar en sentido estricto de lugares santos. La concepción, que aparece también ciertamente en --> Israel, de la vinculación local de Dios al templo, como lugar de su morada, se encuentra en tensión constante con la fe en el encuentro personal de Dios con su pueblo peregrinante en la historia (--> Éxodo, --> Desierto). La muerte y —> resurrección de --> Cristo desbordan plenamente los límites entre lo —> santo y lo --> profano. Esto no significa, sin embargo, renuncia o desvalorización de lo santo, sino la reclamación de la santificación del mundo entero en una --> liturgia causada y llevada por el espíritu tr
Luna. En el antiguo oriente, los --> meses y el —> año se determinaban por el curso de la luna (Gén 1,14; Sal 104,19). La creencia popular establecía una relación entre la luna creciente y menguante y la fertilidad, el nacimiento y la muerte. La luna recibió veneración cultual, sobre todo entre los nómadas. En Israel, este culto estaba prohibido (Dt 4,19; 2Re 23,5), pero significó una continua amenaza para la fe yahvista (Job 31,26s; Sof 1,5). En el pensamiento escatológico, el oscurecimiento de la luna es una de las señales previas del juicio (JI 4, 15; Mc 13,24). we
Luna nueva. Como principio del mes lunar, era celebrada festivamente en Israel (Núm 10,10; Sal 81,4). El día de luna nueva es día de descanso (Am 8,5), en que se presentaban a Yahveh sacrificios especiales (Núm 28,11-15; la 1,13s). --> Año, —> Luna. we
Luz. En el Antiguo Testamento, designación de
una de las obras de la creación y símbolo de la felicidad y la --> salvación. De
Dios proceden ambas cosas. La luz designa también la —> gloria divina y la del
mundo celeste. El mundo de los muertos es el país de las —> tinieblas. El
«hombre entre dos mundos» está caracterizado ep —> Qumrán por la contraposición
eticocosmológica luz-tinieblas (10S III, 13). Los miembros de la secta se
hallan, en cuanto «hijos de la luz•, en lucha escatológica con los demás
hombres, »hijos de las tinieblas». Este —> dualismo se apoya en la
predestinación de todo hombre al reino de la luz o al de las tinieblas en el
plan creador de Dios, es decir, que se encuentra vinculado al concepto
veterotestamentario de Dios: •Dios ha creado los dos espíritus, el de la luz y
el de las tinieblas», cuyo campo de batalla son el hombre y el mundo.
Para comprender el simbolismo neo-testamentario de la luz es importante tener
presente ante todo esta prehistoria judía. Pablo, en su parénesis
eticoescatológica del bautismo, extiende su aplicación al acontecimiento de
Cristo. En Rom 13,11-14 luz y tinieblas son, como en Oumrán, los dominios en que
se realiza el paso del hombre por la vida, pero no en virtud de una
predeterminación, sino en virtud de una decisión personal por la --> fe o por la
--> incredulidad. La imagen de la próximidad del •día» sirve de fundamento para
rechazar las •obras de las tinieblas» y para revestir las •armas de la luz».
La proximidad de la —> nueva venida significa, pues, la lucha: •Esta lucha es
idéntica a la que se da entre la fe y la incredulidad.»
En Jn viene Cristo, la •luz del mundo» (Jn 8,12), al cosmos de tinieblas. Con la
venida de la •luz verdadera» se hace presente la época escatológica de la
salvación. La luz como salvación deja de ser ya mera imagen y designa la
naturaleza histórica de Cristo revelador. Los conceptos de luz y tinieblas
sirven para caracterizar la escisión provocada por Cristo entre los hombres (Jn
1,11ss). El --> juicio se identifica con la decisión hacia la incredulidad, así
como la salvación es decisión por la fe. Desde este dualismo de decisiones, luz
y tinieblas describen dos modos existenciales: •La doble posibilidad del existir
humano, o desde Dios, o desde el hombre mismo.» Este significado de la
peregrinación humana como realización vital se limita en el Nuevo Testamento
casi exclusivamente a Pablo y Juan. kl
LXX —> Septuaginta.
Llamada —) Vocación.
Llanto y gemido. Expresión que designa, por un lado, un comportamiento típico del hombre que reconoce — o bien ignora — el tiempo de Dios, y, por otro, el hecho mismo de haberse revelado el carácter inapelable de Dios en este tiempo, como síntesis del —> día de Yahveh, en cuanto salvación y alegría o en cuanto condenación y —> juicio, a propósito de una época salvífica que se ha dejado pasar sin provecho y para siempre (Sal 126; Mt 22,13). Esta época salvífica se cumple y se decide en Jesús, que no permite lamentaciones fúnebres por él, el viviente (Lc 23,27), sino que alude a la situación de muerte de aquellos que perdieron, por causa de él, el derecho a la vida. Su —> cruz transforma en gozo la lamentación funeraria, si bien los suyos deben afrontar la paradoja de la comunión con él, que entraña despedida, soledad e incluso odio de parte de los hombres del mundo, cuya seguridad en sí mismos es puesta en tela de juicio (Jn 16,20-23). Los llantos y gemidos de los discípulos son, pues, señal de su esperanza de que Dios se manifestará como tal en comunión misericordiosa con los suyos. oh
Llave. El que tenía la llave de la casa de
David, podía disponer del acceso al rey Os 22,22). El poseedor de las llaves del
reino de Dios dispone del juicio y de la gracia (Mt 16,19;18,18; Jn 20,23).
Cristo ha conquistado la llave del reino de la muerte (Ap 1,18) y ha privado a
la muerte de su poder.
he