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Jacob. Para Israel, las narraciones acerca de Jacob (Gén 25ss) eran una transparencia del problema de su propia
--> elección. Ya en el nombre de este patriarca se advierte que, en medio y a pesar de toda la astucia y la culpa
humana, Dios mantiene en sus manos el gobierno de la historia y actúa y elige por pura gracia y con entera libertad. Jacob significa «Dios proteja», aunque Gén 25,26; 27,36 lo transforma y refiere libremente al «que agarra el talón» y al «suplantador». Paradójicamente, este hombre, nacido en segundo lugar, que consigue arrebatar astutamente a su hermano --> Esaú el derecho de primogenitura (Gén 25,19ss), es elegido como portador de la —> promesa y de la —> bendición y confirmado posteriormente en ella, a pesar de su culpa. En Jacob advierte el creyente que Dios toma a su servicio al hombre, lo guía, lo bendice y lo exalta sin atender a los méritos humanos, que permanece fiel a su palabra y abre, mediante su promesa, un nuevo futuro.pa

Jacob (bendición de). Tras el pasaje llamado de la «bendición de Jacob» (Gén 49), se halla la experiencia y la convicción de que la palabra profética de --> Jacob ha trazado de antemano el destino de las tribus israelitas y de sus ascendientes, que alcanzó más tarde su cumplimiento. Destacan los oráculos sobre Judá (la dinastía davídice y los «ungidos»), v. 8ss y sobre José, v. 22ss. —> Bendición. pa

Jacob (fuente de). La fuente de Jacob, mencionada en Jn 4,6 no aparece nunca en el Antiguo Testamento (cf. Jos 24,32). Se la identifica con un pozo, de unos 30 m de profundidad, que llega hasta aguas subterráneas (es decir, no se trata ni de una cisterna ni de un manantial), situado en las proximidades de la actual Askar, la antigua Sikar de —> Samaría. pa

Jafet. Hijo menor de —> Noé, a quien se remontan, según la lista de pueblos de Gén 10,2-5, los pueblos Indoeuro-peos. we

Jaffa --> Joppa.

Jarán. Hijo de Téraj, hermano de Abraham y padre de Lot (Gén 11,26-29).he

Javilá. 1. Región aurífera regada por el Pisón, en Arabia (Gén 2,11), en la que habitaban los isnnaelitas y amalecitas (Gén 25,18).
2. Hijo de Kush (Gén 10,7).
3. Descendiente de la tribu arábiga de Yoqtán (Gén 10,29).

Jebuseos. Primitivos habitantes de Jerusalén, que antiguamente se llamaba también Jebús, o ciudad de los jebuseos (Jue 19,11). --> David conquistó su fortaleza, situada en la colina sud-oriental de la ciudad, llamada —> Sión, y la convirtió en su residencia. Los jebuseos pertenecían a una capa de población preisraelita de Palestina (Gen 15,21; Núm 13,29s). we

Jefe de la guardia del templo. Como «presidente del sacerdocio,. asistía al —> sumo sacerdote, cuidaba de la buena marcha del culto y del orden en el recinto del santuario y tenía el mando de los —> vigilantes del templo (Act 4,1; 5,24.26). pa

Jeftá. --> Juez de Israel (Jue 10,6-12,7). Expulsado de Galaad por su origen ilegítimo, se convirtió en jefe de una banda de merodeadores. Su tribu, acuciada por la necesidad, recurrió a su ayuda y le nombró jefe del ejército contra los ammonitas. Jefté derrotó a sus enemigos, pero perdió a su hija, debido al voto que había hecho antes de emprender la batalla (Jue 11,30ss).
En el Nuevo Testamento, Jefté es propuesto como modelo de la fe (Heb 11,32ss). we

Jehová —> Tetragrama.
Jehú. 1. —> Profeta que predicó contra los reyes Basa (1Re 16,1-4) y Josafat (2Cró 19,2s).
2. Jefe del ejército de los reyes Ajab y Jorán; escaló el trono de Israel mediante un golpe de Estado (845-818). Los profetas, especialmente Elías y Eliseo, saludaron al principio a Jehú como adversario del culto a —> Baal, pero se separaron de él cuando su fanatismo le empujó a extralimitaciones culpables y asesinatos (1Re 19, 16s; 2Re 9,1-10,17). he

Jerarquía. (gr. «gobierno sacro»). La historia de las religiones enseña que casi en todas ellas existe le jerarquía. Dios es presentado como Señor de los hombres, que delega sus poderes de gobierno, según unos rangos determinados, en personas sacras. El Antiguo Testamento conoce una jerarquía fija y estable. Dios gobierna a su pueblo mediante caudillos, —> sumos sacerdotes, —> sacerdotes y --> reyes puestos por él. En sus representantes está presente la misma —> autoridad divina. --> Jesús establece para sus discípulos un nuevo orden, el de la fraternidad (--> Hermano). Llama a todos los hombres hermanos, pues todos pueden llamar a Dios —> Padre (Lc 11,2). Él mismo se ha hecho hermano y amigo —> (Amistad) de todos los hombres. Por eso, entre sus --> discípulos ninguno debe llamarse —> «rabbí» o «maestro», y ni siquiera «padre», porque no hay sino un --> maestro y padre de todos los hombres: Dios (Mt 23,8-10). Jesús no distribuye rangos, dignidades y títulos. Quien le invoca y le quiere seguir, debe ser --> esclavo y --> siervo de su hermano. Cuando sus discípulos discuten por cuestiones de rango, Jesús se lo prohíbe como principio radical: toma como ejemplo un —> niño, que es lo más insignificante, carente de voz y voto en la sociedad humana: el que quiera ser —> primero, hágase el --> último y el servidor de todos (Mc 9,33-37). En la formación del —> reino de Dios, el interés se centra en el «último puesto», en el servicio a los hermanos, no en grados jerárquicos.gr

Jeremías. Hijo del sacerdote Jilquiyá, de Anatot (Jer 1,1), de la tribu de Benjamín, nacido hacia el 650 a.C. y llamado a ser --> profeta. Predicó durante más de 40 años en Jerusalén; las últimas palabras suyas conservadas por la tradición proceden de la época subsiguiente a la destrucción del templo (587-586 a.C.). La figura del pro-feta es bien conocida gracias a las confesiones y monólogos de su pro-pio libro (11,18-12,6 y otras). Aprobó la reforma del rey --> Josías. Apenas sabemos nada de él en el intervalo del 622 al 609. El rey Yoyaqim (609 a.C.) se apoyó en los profetas palacie-gos y en el sacerdocio del templo e inició una política de apartamiento de —> Babilonia, confiado en la invio-labilidad del templo y de la ciudad santa, garantizada por Yahveh. Enton-ces reaparece Jeremías para combatir semejante presunción, pero se le pro-híbe la entrada en el templo. En vista de ello, dicta a Baruc su mensaje (Jer 36). Ni siquiera la capitulación de Jerusalén y la primera deportación (598 a.C.) pudieron modificar la actitud del rey, a quien los profetas palaciegos, anunciadores de venturas, aseguraban la pronta caída de Babilonia (Jer 28-29). Su sucesor Sedecías no sólo se deja persuadir a pronunciarse contra Babilonia, sino que además es demasiado débil para proteger a Jeremías. Durante el sitio de Jerusalén (Jer 37-39), Jeremías es perseguido y encarcelado. Los babilonios le pusieron en libertad y nombraron a su amigo Godolías gobernador de Judá. El profeta se quedó en el país (Jer 40,4). Después del asesinato de Golodías, un grupo de judíos fugitivos le arrastró a Egipto (Jer 41,6-43,7). Aquí se pierde su huella. Según la tradición judía, murió apedreado por su propio pueblo (cf. Heb 11,36-37). -> Baruc (libro de ); -> Jeremías (carta de). be

Jeremías (cartas de). Escrito -> deuterocanónico transmitido bajo el nombre del gran --> profeta. Fue compuesto en el siglo II a.C. Algunas traducciones antiguas lo añaden como capítulo sexto del libro de Baruc (-+ Baruc [libro de]). En forma epistolar, se previene a los que marchan a la cautividad sobre los peligros de la religión babilónica: las imágenes de los dioses están muertas; no pueden ayudar eficazmente a los que las sirven, no son dioses. be

Jeremías (lamentaciones de). Colección de cinco cánticos, atribuidos por la tradición a Jeremías, colocada, en la serie de libros de la Biblia, después del libro de Jeremías. Fueron compuestas bajo la impresión producida por la destrucción del templo y de la ciudad y su origen podría situarse en la liturgia de lamentaciones de la época del destierro. Las lamentaciones de Jeremías son un género poético, como los salmos; cantores y pueblo alternan en la lamentación por la ciudad destruida. Estas lamentaciones jeremíacas ofrecen un intento por superar la profunda crisis de fe, pero, con todo, apenas se encuentra en ellas alusión alguna a una esperanza en un cambio próximo.
En la liturgia judía, las lamentaciones de Jeremías son utilizadas en el día (9 de mayo) conmemorativo de la destrucción del templo por Tito (70 d.C.). En la liturgia de la Iglesia católica se cantan en la semana de pasión. -> Lamentaciones.be

Jeremías (libro de). En este libro se han coleccionado las sentencias y narraciones de Jeremías, parte en primera persona y parte en tercera. La composición evolucionada y las divergencias entre el texto hebreo y el griego de los LXX permiten comprobar que el libro no ha sido compuesto por una sola mano, sino que ha surgido en el decurso de una larga tradición. La investigación distingue tres fuentes escritas, incorporadas al texto actual. Del núcleo inicial del libro informa Jer 36: el año cuarto del rey -> Yoyaqim dictó Jeremías a Baruc las palabras que había predicado hasta entonces (-> Baruc [libro de]). Este primer rollo fue leído ante el pueblo y el rey, y mandado quemar. Baruc escribió por segunda vez las palabras del profeta y añadió otras muchas (Jer 36,32), no sólo para exhortación de la generación presente, sino como testimonio para las futuras. Acaso se deban también a Baruc los relatos en tercera persona sobre Jeremías. En todo caso, el texto del libro fue ampliado en la época posexílica, y se introdujeron las primeras explicaciones hasta llegar finalmente a la forma actual.
El libro tiene una estructura bastante clara. La articulación cronológica es la siguiente: c. 1-39: antes de la caída de Jerusalén, c. 40-45: después de la conquista; c. 46-51: oráculos sobre los pueblos extranjeros.
Articulación del contenido: vocación y misión (c. 1); sentencias de castigo sobre Jerusalén y Judá (c. 2-25,14); introducción a las palabras de castigo sobre los pueblos extranjeros (c. 25, 15-38); oráculos de salvación sobre Jerusalén y Judá (c. 26,1-35,10); relatos de Baruc sobre la persecución del profeta (c. 36-45); palabras de castigo contra los pueblos (c. 46,51); apéndice: relato sobre el cumplimiento de las palabras del profeta, caída de Jerusalén (c. 52). be

Jericó. Célebre ciudad antigua, situada en la fosa del Jordán, a 250 m bajo el nivel del mar, en medio de un oasis tropical (de ahí su nombre de «ciudad de las palmeras., Dt 34,3). Estuvo sólidamente fortificada ya desde el neolítico. Las excavaciones han evidenciado la agitada historia de la ciudad, con períodos de esplendor y decadencia. Cuando los israelitas conquistaron Canaán, en el siglo XIII a.C., hacia ya varios siglos que los muros de Jericó estaban derruidos (extremo que puede percibirse incluso bajo la narración etiológica de Jos 6). Jericó estuvo habitada en la época neotestamentaria, cuando Herodes construyó junto a ella su palacio de invierno. we

Jeroboam. 1. Jeroboam I, rey de Israel (926-907 a.C.); protegido al principio por -> Salomón, el año 927 se atrevió a iniciar una revuelta contra este rey, que fue dominada. Muerto Salomón, fue proclamado rey por las tribus de Israel.
2. Jeroboam II, rey de Israel (787-747 a.C.). Su largo reinado significó el último período de esplendor en la historia política de --> Israel. gr

Jeroglíficos -> Escritura pictográfica.

Jerubbaai (Yerubbaal) -> Gedeón.

Jerusalén. Ciudad de difícil acceso, en la altiplanicie occidental del Jordán, situada a unos 760 m sobre el nivel del mar. La ciudad estuvo ya habitada en el cuarto milenio a.C.; alcanzó importancia bajo -> David, que conquistó la fortaleza de los --> jebuseos y convirtió a la «neutral. ciudad en capital de las tribus rivales del sur y del norte. Con el traslado del --> arca de la alianza, Jerusalén se convirtió también en centro religioso del imperio. Ampliada bajo -> Salomón con la construcción del -+ templo y del palacio real, conservó su destacada posición incluso después de la división de los reinos. En 597 a.C. fue destruida y su población deportada, pero continuó siendo la capital religiosa de todos los judíos (Is 40-55). Después de la vuelta de los desterrados, fue nuevamente reconstruida; el 70 d.C. fue definitivamente destruida por Tito. --> Nueva Jerusalén. we

Jesús. a) No puede ponerse en duda la existencia histórica de Jesús. Aun cuando las fuentes no cristianas son muy parcas y ofrecen pocos datos ciertos, indican, con todo, como un hecho indiscutible, la historicidad de la persona de Jesús. La mención más importante de Jesús fuera del ámbito literario cristiano, se encuentra en el historiador romano Tácito (principios del siglo II d.C.), a propósito del incendio de Roma y la subsiguiente persecución de los cristianos bajo Nerón (64 a.C.). Aquí se refiere la denominación de «cristianos• a Cristo, ajusticiado por el procurador Poncio Pilato bajo el reinado del emperador Tiberio. El historiador judío -> Flavio Josefo (nacido hacia el 40 d.C.) menciona a Cristo una sola vez y de pasada; una segunda mención más amplia procede, al menos en su forma actual griega, de una mano cristiana, aunque existe una versión árabe que ofrece todos los indicios de ser auténtica. También el -> Talmud judío habla de Jesús: le describe como hechicero, seductor del pueblo israelita y político alborotador. Las mejores informaciones sobre Jesús las tenemos en los Evangelios. Acerca de ellos debe advertirse que, desde luego, no son fuentes históricas en nuestro sentido actual y no quieren serio. Tampoco tienen uni interés direc-to por lo biográfico. Así, no nos dicen nada sobre la apariencia externa o la evolución interna de Jesús, ya que los Evangelios son, en primera línea, testimonio y --> confesión de las pri-meras comunidades cristianas respecto del Señor resucitado.
b) Aunque sobre la base de estas fuentes no resulta posible escribir una biografía de Jesús, sí pueden mencio-narse los hechos más importantes de su vida. Es seguro que Jesús vivió en el primer tercio del siglo I. El reinado de –> Herodes el Grande, Lc 1,5 (hasta el 4 a.C.) y de su hijo Herodes Anti-pas, Lc 13,31 (hasta el 39 a.C.) nos es conocido. Poncio –> Pilato fue pro-curador los años 26-36 d.C. Caifás tuvo el cargo de sumo sacerdote del 18 al 36. Con todo, una fijación exacta del nacimiento, de la actuación pública y de la muerte de Jesús tropieza con dificultades, porque los evangelistas sólo en una ocasión proporcionan una fecha exacta: de --> Juan Bautista se cuenta en Lc 3,1 que comenzó su ac-tividad pública el año 15 del empe-rador Tiberio (es decir, el 27-28 d.C.). Sabemos además, por Lc 3,23, que Je-sús inició su actividad ministerial cuan-do tenía unos treinta años. Si Jesús nació en el reinado de Herodes el Grande, entonces su nacimiento debió ocurrir antes del 4 a.C. Mt y Le cuen-tan en sus historias de la --> infancia que Jesús nació en Belén de la vir-gen --> María. Los Evangelios de Mc y de Jn no tienen historias de la infancia.
La patria chica de Jesús fue, de he-cho, --> Nazaret, en Galilea; su lengua materna fue el –> arameo en su forma galilea. La crítica textual discute si la palabra «carpintero» de Mc 6,3 se apli-ca a José o a Jesús. Es históricamen-te seguro que Jesús entró en contacto con el Bautista. Los cuatro evangelis-tas hablan del --> bautismo de Jesús por Juan, aunque este hecho provocara algunas dificultades más tarde en las comunidades cristianas. No consta con certeza si Jesús comenzó su actuación pública sólo después del encarcela-miento del Bautista (Mc 1,14) o si am-bos actuaron simultáneamente (Jn 3, 22s). Jesús admitió el mensaje del Bau-tista acerca de la proximidad del –> reino de Dios y confirmó su llamada a la penitencia (--> Conversión). Al igual que el Bautista, también predicó penitencia ante el próximo reino de Dios, pero su presencia ha creado una situación radicalmente nueva: ya no es el juicio próximo y amenazador, sino la buena nueva de la proximidad del reino de Dios lo que fundamenta su llamada a la penitencia. Por tanto, Je-sús no aceptó ni el bautismo de peni-tencia ni la forma de vida ascética del Bautista, sino que frecuentaba las aldeas y ciudades de Galilea, buscó a los perdidos, se juntó con publicanos y pecadores (Mt 11,19) y curó a los enfermos. Llamó con poder a los hom-bres para que le siguieran (–> Segui-miento). Los –> discípulos — entre ellos Pedro y Andrés, Santiago y Juan — lo dejaron todo y siguieron in-condicionalmente su llamada.
Los lugares y regiones en que actuó Jesús son conocidos, sobre todo --> Cafarnaúm, –> Betsaida, Nazaret; el lago de --> Genesaret; aunque no puede reconstruirse el itinerario de sus ac-tuaciones, según Jn, Jesús estuvo re-petidas veces en –> Jerusalén y sus cercanías; según Mc, Jesús sólo es-tuvo una vez en la ciudad santa. Sea como fuere, lo cierto es que Jesús su-bió a Jerusalén con sus discípulos y una gran muchedumbre de peregrinos con ocasión de la fiesta de --> pascua y que, en una época de grandes –> esperanzas mesiánicas, anunció en la ciudad santa, en el –> templo, el men-saje del cercano --> reino de Dios. Si ya antes la actuación de Jesús había provocado la oposición de los judíos piadosos, ahora su entrada en Jeru-salén bajo los gritos de júbilo de sus entusiasmados seguidores y la purificación del patio del templo — cuyas actividades comerciales no escandali-zaban entonces a ningún judío— debie-ron ser consideradas casi por necesi-dad como un ataque al fundamento de la religión judía.
Consciente de la gravedad del mo-mento, Jesús celebró con sus discípu-los la última –> cena, a la espera del reino de Dios. En esta ocasión sus adversarios consiguieron, de manera rápida e inesperada, valiéndose del discípulo Judas iscariote, encarcelar a Jesús, a quien llevaron ante el conse-jo supremo (--> Sanedrín) para ser so-metido a interrogatorio. Está muy de-batida la cuestión de si este tribunal podía o no imponer y hacer cumplir la pena de muerte (–> Proceso de Je-sús). Es seguro que Jesús fue entre-gado al procurador Poncio Pilato que, durante las fiestas, residía en Jerusa-lén, y que los romanos le hicieron cru-cificar — la muerte en cruz era uno de los modos de ejecución romana — como pretendiente político mesiánico (–> Cruz). Los cuatro evangelistas es-tán de acuerdo en que Jesús murió un viemes. Según los sinópticos, este vier-nes fue el 15 de –> Nisán, es decir, el primer día de ,la fiesta; según Juan, fue el día 14, es decir, la víspera de la fiesta, el día en que se comía el cor-dero pascual. No se puede fijar con certeza el año de la muerte, que fue probablemente el 30 d.C. Que Jesús no permaneció bajo el poder de la nnuerte, sino que se apareció a los dis-cípulos, que habían huido, es un tes-timonio unánime de la fe pascual de la primera comunidad cristiana (---> Re-surrección).
c) El mensaje de Jesús fue pronun-ciado dentro del mundo conceptual ju-dío. En su tiempo alentaba en amplios círculos judíos una viva esperanza po-lítica: se esperaba un Mesías que re-vocara el poder extranjero y renovara el imperio de David. Junto a estas es-peranzas, se daban también en el ju-daísmo otras de tipo apocalíptico (--> Apocalíptico [género literario]), que desbordaban el ámbito puramente terre-no: se vivía bajo la idea de que este mundo está corrompido y se aguarda-ba la aniquilación de toda impiedad y maldad sobre la tierra cuando se hiciera visible el reino de Dios. Frente a estas esperanzas, proclama Jesús el mensaje de la proximidad del reino de Dios. La esperanza política terrena queda en este mensaje totalmente en la sombra; los problemas políticos se rozan de manera totalmente marginal. Sin embargo, Jesús aceptó las ideas apocalípticas del reino cósmico de Dios que se implantará desde fuera, en el futuro, en este mundo. Con esto que-da excluida una interpretación del rei-no de Dios proclamado por Jesús en el sentido de una fuerza que evolucio-na en el interior de la historia. Pero, por otra parte, Jesús también corrige con decisión las ideas apocalípticas. Se prohíbe preguntar por la fecha de aparición del reino. Esta pregunta que-da fuera de cuestión.
Según Jesús, ¿pertenece el reino to-davía al futuro o está ya presente? Las respuestas son muy divergentes. Pero acaso lo peculiar de Jesús sea que, para él, el reino de Dios es, a la par, presente (–> presencia de la sal-vación) y --> futuro. Aunque el reino está ya cerca, su realización está to-davía pendiente y es preciso orar para que venga (iPadre nuestro!). Pero el reino también está presente, pues los –> demonios son expulsados (Mt 12, 28). Jesús llama a sí a los pecadores y publicanos y promete a los --> pobres la --> salvación; de la actitud que se tome respecto de su persona depen-de ahora la pertenencia o no al rei-no de Dios. El mensaje de Jesús des-borda las esperanzas judías y se contra-pone asimismo a la concepción judía de la --> ley. Con asombrosa libertad se enfrenta con el precepto del –> sá-bado y con las prescripciones de la –> pureza legal. Con magnífica sobera-nía llega incluso a oponerse al texto mismo de la ley mosaica con aquel «pero yo os digo» (–> Sermón de la montaña). Jesús combate la piedad legalista, a la que contrapone la absoluta exigencia de la –> voluntad de Dios. Si el judío piadoso pretendía regular, de la mejor manera posible, mediante una detallada exposición de la ley, todas las esferas de la vida, de tal modo que pudiera presentarse ante Dios como justo, Jesús declara en cambio que Dios no quiere del hombre cumplimientos concretos, sino su ser entero. Dios pide –> obediencia incondicional y –> amor sin límites, que no excluye ni siquiera a los enemigos.
d) El problema de la conciencia de sí que tenía Jesús, de su •conciencia de –> Mesías., se plantea generalmente a partir de los títulos mesiánicos que la tradición le aplica y se pregunta si Jesús se ha atribuido a sí mismo los títulos de –> hijo de David, -+ siervo de Yahveh, –> Hijo de Dios y –> Cristo. Pero dado que Jesús ha superado las esperanzas mesiánicas, es más acertado partir no de los títulos tradicionales del Mesías, sino de la actuación misma de Jesús: por la palabra y la acción de Jesús irrumpe el reino de Dios. Promete con autoridad la salvación, realiza curaciones y expulsa a los demonios. Se atreve incluso a decir que la actitud que se adopte respecto de su persona, según que se le siga o se le rechace, es decisiva en orden a la participación en el reino de Dios. Bienaventurado aquel que no se escandaliza en Jesús; desdichados aquellos que no están preparados para la conversión (Mt 11,20ss). ¿De dónde le viene aquella absoluta soberanía con que se contrapone a las leyes judías, se dirige a los perdidos y se hace amigo de publicanos y pecadores? ¿De dónde le viene aquella casi inquietante autoridad con que contrapone a la ley misma de Moisés su «pero yo os digo•? Con razón vieron aquí los dirigentes judíos un ataque a los fundamentos de su fe.
Después de las experiencias pascuales, la comunidad cristiana reconoció en Jesús ajusticiado en la cruz a aquel en quien únicamente puede encontrarse la salvación, Cristo, el Hijo de Dios, el –> Señor. me

Jesús (vida de) --> Vida de Jesús (investigación de la vida de).


Jezabel. Hija del rey de Tiro, Etbaal, y esposa de --> Ajab. Impulsó el culto a -+ Baal en Israel y, por su causa, construyó Ajab un templo a Baal y una –> ashera (1Re 16,31-33). Fue cómplice en el asesinato de Nabot (1Re 21) e hizo matar a los profetas de Yahveh. Jezabel fue una gran amenaza para –> Elías (19,2). En Ap 2,20 Jezabel es prototipo de seductora que lleva a la idolatría. he

Joab (hebr. •Yahveh es padre.). Jefe del ejército de David, persona muy importante en la política interna de aquel reinado y gran sostenedor de la monarquía davídica. he


Joaquim (hebr. .Yahveh erigirá•). Nombre de reyes y sacerdotes; a partir del siglo II d.C., se atribuye este nombre al esposo de Ana y padre de la madre de Jesús. he

Job (hebr. .¿dónde está el padre?•). Figura capital del libro de Job. Tiene, al igual que Abrahan, un origen extra-israelita. La patria de Job, Uz, se hallaba situada al sureste de Damasco; de aquí proceden también sus enemigos. El nombre y el ambiente del cuadro narrativo (Job 1-2; 47,7-17) aluden al segundo milenio a.C. (época patriarcal); Ez 14,14.20 ve en Job un hombre temeroso de Dios de los primeros tiempos. Job 1,8; 2,3; Eclo 49,9 y Sant 5,11 le ponen como ejemplo de justicia y perseverancia. he

Job (libro de). Escrito del Antiguo Testamento, que recibe su nombre de su figura principal, compuesto por un autor judío de la época postexílica, aunque anterior a Eclo (49,9). El poeta ha tenido a su disposición, para componer el libro, material narrativo precedente (c. 1) y ha unido una serie de grandes discursos (c. 2) para estructurar una obra literaria de gran aliento, destinada a servir de ayuda al hombre que lucha contra su destino y se interroga sobre el sentido del sufrimiento. En razón de su brillante forma literaria y de su temática siempre acuciante, el libro de Job se cuenta entre las obras más significativas de toda la literatura universal.
1. El cuadro narrativo recoge una antiquísima tradición popular, cuyas circunstancias sociales y religiosas se asemejan a las de las narraciones patriarcales. La narración describe la piedad y la felicidad de Job, la prueba sufrida a través de sus graves desdichas y padecimientos y la visita de sus tres amigos (c. 1-2). En 42,7-17, Yahveh condena las falsas ideas que de él tienen los amigos de Job y concede a Job una felicidad mayor que la precedente.
2. El diálogo: a) En tres discursos con sus amigos (4-14; 15-21; 22-27) expone Job su amarga queja sobre su duro destino. Protesta una y otra vez de su inocencia, hace finalmente responsable a Dios de sus padecimientos y espera de él una explicación justificante. Los amigos, por su parte, defienden con propuestas renovadas la opinión de que los sufrimientos de Job presuponen una culpa, y le exhortan al temor de Dios, al arrepentimiento y a la penitencia.
b) El capítulo 28 — introducido con posterioridad — es una alabanza a la --> sabiduría.
c) Job dirige la mirada a su felicidad anterior y vuelve a lamentarse de sus padecimientos. Una vez más reitera su inocencia y requiere a Dios para que formule su querella (29-31).
d) Los discursos de Elihú (31-37) son ciertamente una adición posterior. Elihú reprende a Job, como lo han hecho ya sus amigos, pero aduce un nuevo pensamiento: Dios permite los sufrimientos del --> justo para purificarle y educarle.
e) Dios responde a los requerimientos de Job (c) y se aparece «en la tormenta.. En el primer discurso divino (38,1-40,2), condena Yahveh el punto de vista de los amigos de Job de que el sufrimiento sea –> castigo por los pecados e indica a Job las maravillas de la creación como prueba de su poder y de su sabiduría (40, 3-5). El segundo discurso divino (40, 6-41,26) subraya la debilidad del hombre frente al dominio de Dios. Job se somete, consciente de su nada, ante el --> misterio inefable de Dios (42,1-6). he

Joel (heb. •Yahveh es Dios.). 1. El mayor de los hijos de –> Samuel (1Sam 8,2).
2. Hijo de Patuel, –> profeta, que actuó en Jerusalén en la época postexílica; sus sentencias se han transmitido
en el libro de Joel (–> Joel [libro de]).he

Joel (libro de). Segundo de los escritos del libro de los doce profetas menores, cuyo origen se sitúa muy probablemente hacia el 400 a.C. Más que de un libro profético se trata de un libro apocalíptico. Su tema básico es el cercano –> día de Yahveh (1,15; 2,1s.11; 3,4; 4,14). Le precederán catástrofes y después vendrá la salvación de Israel (según Joe( no la de los demás pueblos). En 1,2-12, describe el –> profeta una catástrofe económica causada por una plaga de langostas y concluye con una llamada a la penitencia (1,13-20) para evitar lo peor. En 2,1-11 se describe, bajo la imagen de la langosta que todo lo aniquila, un ejército de guerra que avanza hacia Jerusalén, que provocará una catástrofe terrible; también aquí se añade una acuciante invitación a la penitencia (2,12-17). En 2,18 menciona una vez más el profeta la angustia extrema de Jerusalén y promete luego el cambio definitivo con una amplia bendición (2,19-27), la efusión del espíritu de Dios (3,1-5), la aniqui-lación de todos los enemigos de Is-rael y la restauración del pueblo de Dios (4,1-21). Todo esto hará que irrum-pa por doquier el conocimiento de que —> Yahveh, el Dios de Israel, es el único Dios poderoso.
Según Act 2, la profecía de Joel 3,1-5 se ha hecho realidad en la pri-mitiva comunidad cristiana. he

Jonás. 1. —> Profeta del siglo VIII a.C., que preanunció a Jeroboam II la ex-pansión de su reino (2Re 14,25).
2. Personaje principal del libro de Jonás (—> Jonás [libro de]).
3. Padre de Pedro (Mt 16,17). he

Jonás (libro de). Quinto escrito del libro de los doce profetas menores, compuesto hacia el 400 a.C. A dife-rencia de los demás escritos profé-ticos veterotestamentarios, que son co-lección de sentencias de los profetas, el libro de Jonás es una narración di-dáctica llena de humor. El profeta Jonás, de la pequeña Judá, es envia-do por Yahveh a la gran ciudad de Nínive, para anunciar el --> juicio. Pero Jonás intenta sustraerse a su misión y huir, en un navío de Joppa, hacia Tarsis. A su desobediencia responde Yahveh con una gran tempestad; ante el peligro, Jonás es arrojado al mar para salvar al navío y la tripulación. Pero Yahveh salva al profeta por me-dio de un pez, después de que Jonás, ante el grave peligro, se hubo refu-giado en la oración. Ahora Yahveh renueva su mandato y Jonás obedece; pero queda muy desengañado y se queja ante Yahveh, porque el pronto arrepentimiento y penitencia de Níni-ve alejan el castigo anunciado. Yahveh aplaca de muy diversas maneras la cólera del profeta y le hace ver clara-mente que la verdad de la fe que ya conocía teóricamente («Yahveh es un Dios benigno y misericordioso») es para Yahveh una realidad practicada, también respecto de los paganos. Con el empleo de numerosos motivos ve-terotestamentarios, míticos y legenda-rios, anuncia el autor del libro de Jonás la voluntad salvífica universal de Yah-veh, cuya decisión de castigo nunca es inamovible, sino que siempre puede suspenderse ante la adecuada conduc-ta humana.
En el Nuevo Testamento Jonás y su liberación del vientre del pez son símbolo de la —> resurrección de Jesús (Mt 12,39s). —> Jonás (señal de). he

Jonás (señal de). Al requerimiento de un milagro que debía ser hecho inme-diatamente por Dios para acreditar a Jesús (Mt 12,38 = Lc 11,28; cf. Mc 8,11), el Señor se negó por buenas yazones (Mc 8,12), aludiendo en cam-bio a la señal de Jonás (Mt 12,39 = Le 11,29). La interpretación de esta señal es discutida, especialmente de-bido a que las frases explicativas de Mt (12,40) y Lc (11,30) son considera-blemente divergentes. Mt refiere la señal de Jonás a la —> resurrección de Jesús y a su venida para juzgar; asi-mismo, Le (pero con diversa utilización de la tradición de Jonás) la refiere a la --> nueva venida de Jesús. --> Jonás (libro de), --> Hijo del hombre. Pe

Joppa. Ciudad del actual Israel, ligeramente al sur de Tel Aviv, habitada ya desde el quinto milenio a.C. Su historia ha sufrido numerosas vicisitudes. Hasta la construcción de —> Cesarea, fue el único puerto de la costa palestina (Jon 1,3). Pedro estuvo algún tiempo en esta ciudad (Act 9,36-43). he

Jordán. El mayor de los ríos de —> Palestina, que nace en el Hermón, de la confluencia de varias fuentes. El río recorre al principio una fértil lla-nura, se precipita después rápidamente en el lago de Genesaret, lo atraviesa y discurre a continuación por la fosa del Jordán en innumerables meandros, hasta su desembocadura en el —> mar Muerto. Los israelitas atravesaron, bajo el mando de Josué, el río Jordán (Jos 3-4). Aquí asumió Eliseo la herencia de Elías (2Re 2,1-14). Juan bautizó a Jesús en el Jordán (Me 1,9-11). we

Jordán oriental. Región montañosa al este del —> Jordán, con pendientes abruptas hacia la vertiente del río y una serie de amplios valles (Arnón, Yabbok, Yarmuk) en dirección este-oeste; hacia el este, la región pierde altura lentamente hasta llegar a los confines de la estepa siroarábiga.
Hacia el 1200 a.C. se asentaron en esta región algunas tribus seminóma-das de las estepas circundantes, entre las que se encontraba la tribu israelita de Gad. Las tribus de Efraím y Ma-nasés, asentadas en la región occi-dental (Cisjordania), se establecieron, andando el tiempo, en la región vecina al Yabbok. David sometió a vasallaje a los habitantes de Transjordania, pero, al poco tiempo, éstos se hicieron dueños del territorio de Damasco, pre-sionando desde el norte y de Moab (Mesha) desde el sur del Jordán orien-tal. he

Jornalero. A diferencia de los —> es-clavos y los condenados a servidum-bre (—> Prestación personal), los jor-naleros son hombres libres que se alquilan para los trabajos de pastoreo, cosecha y vendimia. Su estatuto social no era elevado, por lo que la Biblia exige que se les pague cada día su trabajo. be

José. 1. Patriarca, hijo de —> Jacob; vendido por sus hermanos, fue llevado a --> Egipto en calidad de esclavo; tras superar duras circunstancias, al-canzó gran prestigio y consiguió final-mente para la estirpe de Jacob un lugar de residencia en el país de —> Gosen. La historia de José (Gén 37; 39-47; 50) es una -->novelle artística-mente construida, cuyo mensaje reli-gioso es la consoladora certeza de que la maldad humana no puede trastornar
829 los planes de Dios. En el relato puede percibirse una intención pedagógica: el joven debe comportarse con aquel dominio de sí, prudencia y bondad que tuvo José. Esto hace que la historia de José pertenezca como «narración didáctica sapiencial» a la antigua —> sabiduría de la época salomónica. So-bre el fondo histórico de la historia de José no puede afirmarse nada con seguridad, aunque es ciertamente in-discutible el colorido local egipcio.
2. Esposo de —> María, descendien-te de David; vivió, como un artesano manual, en Nazaret y pasaba por ser padre de Jesús. Los Evangelios le mencionan únicamente en las histo-rias de la —> infancia. Las noticias dadas sobre José en los apócrifos carecen de valor histórico, pero han ejercido influencia en el arte y en la piedad popular. ba

José y Asenat. —> Midrash del siglo II a.C., que narraba la conversión de Asenat, hija de un sacerdote egipcio, y su matrimonio con —> José. La na-rración procede del círculo de los te-rapeutas, secta judeoalejandrina. El au-tor se dirige a los judíos y a los paga-nos. A los judíos les demuestra que José no se casó con una pagana, sino con una --> prosélita; a los paganos les amonesta para que, a ejemplo de Asenat, se conviertan al Dios omni-potente. ba

Josias,.Hijo de Amón, rey de —> Judá (639-609 a.C.). Extendió la frontera de Judá hacia el norte, anexionándose Be-tel y alcanzando hasta Meguidó. Fue derrotado y muerto en batalla contra el faraón Nekó, junto a Meguidó (609 a.C.). Algunos indicios insinúan que bajo este rey se llevó a cabo una reorganización en el ejército. De más hondas consecuencias fue la --> refor-ma cultual introducida en su reinado: el —> templo fue purificado de las representaciones y estatuas de dioses cananeos y asirios; Yahveh quedó como Señor único del templo, fueron abolidos los altos de Yahveh en todo el país y Jerusalén se convirttió en centro único del culto. gr

Josué. 1. El libro de los Números designa con este nombre (hebr. «Yahveh es ayuda») al hijo de Nun. Bajo -> Moisés, fue uno de los jefes subalternos y formó parte del grupo enviado a -> Canaán como exploradores. Como sucesor de Moisés condujo al pueblo en la travesía del Jordán, dirigió las operaciones de la conquista (-> Canaán [conquista de]) y repartió el país de Canaán entre las tribus (-> Josué [libro de]). Según estas fuentes, murió en Siquem, después de la renovación solemne de la alianza, y fue sepultado en Timnat — Séraj (Efraím).
2. Se llama también Josué el primer sumo sacerdote que hubo en Jerusalén después del exilio. Renovó el altar de los holocaustos y el culto sacrificial. pa

Josué (libro de). El creyente vive de la experiencia de Dios que o bien ha realizado en su propia vida o bien ha recibido en cuanto transmitida por el testimonio de la comunidad creyente. Sabe que Dios interviene en la historia guiando, dirigiendo y salvando; abre el futuro por su palabra reveladora y permanece fiel a sí mismo. Para Israel, el libro de Josué es un testimonio de este tipo, procedente de la época primitiva. Narra la marcha de las tribus israelitas hacia Canaán bajo la jefatura de -> Josué (c. 1-12; centrados principalmente en la parte sur benjaminita del país) y la repartición de la tierra conquistada (13-21; los capítulos 22-24 son un apéndice). Estos acontecimientos de la conquista de -> Canaán que, vistos históricamente, consistieron, en muy amplia medida, en un proceso de infiltración pacífica, aparecen ante el espectador creyente de la historia como un excepcional -> gobierno divino de la historia en favor de su pueblo elegido. El libro testifica que Dios ha cumplido las promesas hechas a los padres (-> Canaán [conquista de]); que no sólo ha conseguido una meta, sino que ha impulsado la historia con admirables hechos salvíficos. Este Dios podrá ser experimentado por siempre en la «tierra de su heredad» como el Dios de la alianza cercano y guiador que «lleva al descanso» (21,43). Como producto literario, el libro de Josué depende de varias fuentes escritas; en la redacción final está especialmente influido por la exposición histórica del deuteronomista. pa

Juan Bautista. Según el Nuevo Testamento, el precursor de Jesús. Consagrado a Dios desde la infancia, estuvo destinado a proclamar la inminente venida del -> reino de Dios. Su actuación pública estuvo precedida por una larga permanencia •en el --> desierto». Es posible que mantuviera algún género de contactos con -> Oumrán. Hacia el año 28 d.C. (cf. Lc 3,1ss) le llegó la llamada de Dios. Predicaba un --> bautismo para el perdón de los pecados y exhortaba acuciantemente a la --> conversión radical, porque el -> juicio de Dios era ya inminente. La concurrencia del pueblo era muy grande, muchos se convirtieron y se dejaron bautizar, pero tuvo que enfrentarse con la hostilidad de los círculos de los -> fariseos y los sacerdotes.
Al reprender públicamente el adulterio del rey -> Herodes, fue encarcelado por este rey y más tarde decapitado. También Juan, a quien el pueblo tenía por profeta y de quien Jesús afirma que es «el mayor de los nacidos de mujer», tuvo que experimentar las turbaciones de la fe (Mt 11, 2-6). Algunos de sus discípulos se adhirieron a Jesús y otros se hicieron bautizar más adelante «en el nombre de Jesús» (Act 19,5). Un tercer grupo, que consideraba al Bautista como mesías, se prolongó como secta religiosa hasta el siglo II. Los textos neotestamentarios sobre la actuación de Juan y sus relaciones con Jesús deben entenderse desde este fondo de contraposición entre la comunidad cristiana y los discípulos de Juan. Si los discípulos del Bautista podían aducir en favor de su creencia que Jesús fue bautizado por Juan y que por tanto — según su modo de pensar — se subordinó a éste, la Iglesia respondía que Juan nunca se consideró mesías sino que aludía siempre a otro mayor que había de venir (Mc 1,7-8 par.), y que reconoció expresamente en Jesús a este «mayor» (Mt 3,14; Jn 1,19-34). –> Bautismo de Jesús. ba

Juan (cartas de). La antigua Iglesia atribuyó a --> Juan, hijo del Zebedeo, tres cartas del Nuevo Testamento (aunque, en algunas Iglesias locales, no sin vacilaciones y en fechas relativamente tardías). En las cartas mismas no se dice nada acerca de esta paternidad.
La primera carta de Juan no es tanto una carta —faltan los destinatarios y el saludo de despedida —cuanto un escrito general de exhortación frente a una herejía, muy emparentada con la --> gnosis, que había aparecido en el seno de la Iglesia. La herejía es rechazada desde una posición conservadora: 1) Jesús es el Cristo, Hijo de Dios; ha venido en carne. Quien no permanece en esta fe, no es de Dios (--> Permanecer). 2) La recta fe y el recto conocimiento de Dios se demuestran en una vida de –> amor. Por su crítica a un conocimiento de Dios meramente intelectual o místico y por su incitación al amor, la carta tiene un rango especial y una significación permanente. 3) Frente a la herejía, la mirada se dirige a la comunidad permanente: en ella debe vivirse el amor. Por sus conceptos y por su estilo la carta está emparentada con los discursos del Evangelio de Juan (--> Juan [evangelio de]). Indiscutiblemente, el autor está sumamente familiarizado con la predicación de este Evangelio. Pero las diferencias lingüísticas (uso de pre-
833 posiciones, etc.) y el acento teológico (la esperanza futura está más enérgicamente acentuada; la idea de que la muerte de Jesús tiene eficacia reconciliadora), hace pensar en un autor distinto, aunque siempre dentro del círculo del Evangelio joánico. Este autor no afirma de sí en 1,1-4 ser testigo ocular, sino que se remite a la unidad de la predicación desde sus principios.
La segunda y tercera carta de Juan han sido compuestas por un «anciano• (presbyteros). Pero la expresión no se refiere ni a la edad ni al cargo ministerial; más bien se trata de que el autor se describe a sí mismo como aquel testigo normativo de la fe de la segunda generación (¿Juan de Éfeso?) mencionado por Papías (muerto en 120-130 d.C.).
La segunda carta previene a una comunidad frente a los errores gnósticos (cf. Lin). La tercera, dirigida a un cierto Gayo, nos permite conocer un conflicto entre Diotrefes, dirigente de la comunidad a la que pertenecía Gayo, y el «anciano•. Pero no se nos aclara suficientemente la situación histórica. sm

Juan (discípulo de) ---> Juan Bautista.

Juan (Evangelio de). La comprensión del Evangelio de Juan, tan notablemente diferente de los tres sinópticos por su esquema, su contenido y su lenguaje, ha tenido numerosas vicisitudes. Así, las preguntas relativas a su autor, su fecha y lugar de origen, su mundo espiritual y conceptual, ofrecen una dilatada escala de respuestas. Una unanimidad de opiniones casi total existe únicamente cuanto a la fecha de composición, que se sitúa hacia finales del siglo I. Respecto a su mundo espiritual parece que debe darse un juicio matizado: el Evangelio de Juan no está marcado exclusivamente por el ambiente judío; pero su mundo tampoco es «griego•. Pertenece, más bien, al mundo sincretista del -+ helenismo y, cuanto a su problemática y su lenguaje, está más cerca de la interpretación gnóstica (--> Gnosis) de la existencia humana que lo está la ética del fariseísmo y del género apocalíptico. Cuanto al problema del autor, no se alcanza a ver una solución, por este punto se inició la discusión en la exégesis católica. Junto al —> Juan hijo del Zebedeo, se han mencionado como autores posibles al presbítero Juan testificado por Papías (muerto hacia 120-130) y a otros. La opinión tradicional en favor de la paternidad del hijo del Zebedeo cuenta en su haber el testimonio de la Iglesia antigua. El argumento en contra más importante es que en el Evangelio de Juan se han manipulado las fuentes y se pueden reconocer varios estratos primarios. De hecho, no se pueden apenas explicar de otra manera las suturas de la estructuración y las diferencias teológicas. Se abre cada vez más camino, también dentro de la investigación católica, la tesis de una fuente que contendría principalmente narraciones de milagros .(aunque acaso debería pensarse no en una mera fuente, sino en un Evangelio completo). Pero no por eso se excluye la importancia de Juan para una fase de la historia del origen o para el material tradicional que sirve de punto de partida. La respuesta depende, entre otras cosas, de la interpretación (discutida) que se dé a la frase «el discípulo a quien amaba Jesús».
El Evangelio de Juan es el único que tiene narraciones propias y exclusivas (sobre todo en lo referente a datos topográficos). Pero, por otra parte, es el que más se aleja de la historia: 1) en los hechos que narra, el acento recae en el simbolismo del hecho; 2) los discursos de Jesús, en su forma actual, son formulaciones del autor o de su comunidad. Esta peculiaridad se entiende bien suponiendo que en este Evangelio no se ha explicado el significado de la muerte de Jesús a partir únicamente (como hacen los sinópticos) de la fe pascual, con ayuda del material aportado por los testigos de esta fe. Ocurre más bien que se ha interpretado este testimonio decididamente desde su significado para la fe y la vida de la comunidad actual. El testimonio de fe del Evangelio de Juan es consciente de estar fundado en la revelación de la gloria de Dios en Jesús, es decir, en la historia. Subraya esta revelación histórica con ayuda del diverso material tradicional (cf. las espiritualizadas narraciones de milagros). Pero habla sobre todo del Señor vivo, es decir, exaltado. La --> gloria de este Señor y su unidad con el --> Padre, sólo accesible en la fe, se percibe en el material transmitido y se proclama en los textos de los discursos. Las acciones y discursos del Señor exaltado no se deben separar en el Evangelio de Juan de su fundamento histórico ni de su base suprahistórica (la encarnación y exaltación del revelador), sino que, por el contrario, debe establecerse una especial vinculación entre estos tres elementos (palabras y discursos — fundamento histórico — base suprahistórica). sm

Juan Evangelista. Hijo del Zebedeo, llamado por Jesús, junto Con su hermano --> Santiago el Mayor, para que le acompañase (Mc 1,19s par.). Formó parte del grupo de cabeza de entre los --> doce (Mc 9,2 par.), actuó después de pascua a una con --> Pedro (Act) y fue una de las •columnas» de la primitiva comunidad de Jerusalén (Gál 2,9). Los escritos joánicos del Nuevo Testamento compuestos en Asia menor (¿Éfeso?) se hallan probablemente en conexión (diferenciada) con la predicación de Juan.
La antigua Iglesia atribuyó a Juan el Evangelio, las tres cartas y el apocalipsis que hoy llevan su nombre. Pero actualmente se discute, por lo que hace a estos escritos, el problema de si todos ellos son de un mismo autor y quién fue este autor (las afirmaciones que se hacen a continuación deben entenderse bajo esta reserva).
En el —> Apocalipsis mismo se dice que Juan es el autor del escrito total; pero este autor no puede ser uno de los —> docé (cf. Ap 21,14). En los restantes escritos joánicos se advierten relaciones mutuas, pero son más las diferencias cuanto a lenguaje y teología. Si con el •discípulo a quien amaba Jesús•, varias veces mencionado en el Evangelio de Juan (—> Juan [Evangelio de]) se alude al hijo del Zebedeo, entonces Juan sería indiscutiblemente el testimonio normativo de la fe en aquellas comunidades en que nació el Evangelio, pero apenas resulta posible que sea Juan el redactor final de este Evangelio, que ha conocido una larga etapa evolutiva.
El autor de la primera carta de Juan (—> Juan [cartas de]) no es ni el hijo del Zebedeo ni el autor del Evangelio de quien, con todo, se encuentra muy cercano (¿como discípulo?). Quién haya sido el autor de las cartas menores de Juan es, por hoy, una pregunta sin posible respuesta. El hecho de que según Papías (muerto entre 120 y 130) haya vivido y actuado en Éfeso un presbítero importante llamado Juan, hace más difícil aún emitir un juicio sobre todos estos problemas. sm

Jubileo —> Año jubilar.

Jubileos (libro de los). Obra del judaísmo tardío. Escrita originariamente en hebreo, se ha conservado íntegra en una tradición etiópica y un tercio del libro en otra versión latina. En —> Oumrán se han descubierto algunos pequeños fragmentos en hebreo. Se admite que el libro pertenece a los círculos —> esenios y que fue escrito hacia el 100 a.C. (otros intentos de datación lo remontan incluso al siglo V a.C.).
El contenido del escrito abarca Gén 1 - Éx 12, en parte en forma de simple reproducción del texto bíblico y en
837 parte bajo forma de —> midrash, es decir, como exposición aclaradora. En razón de este contenido, al libro se le da también el nombre de «pequeño Génesis» El nombre de •jubileos» procede de la división y datación de los acontecimientos según jubileos (es decir, períodos de 49 años, Ley 25) que, a su vez, se articulan en siete semanas de años, de siete años cada semana. El escrito concede mucha importancia a las disposiciones cultuales y legales (p. ej., el --> sábado, la —> fiesta de las semanas, los preceptos sobre los alimentos) y a la estricta pureza del judaísmo. ma
Judá. Los •hijos de Judá», que habitaban al sur de Palestina (Jos 7,1), remontaban su ascendencia hasta Jacob y Lía (Gén 29). La capital de la región de la tribu fue primero Belén, y más tarde Hebrón. Al obtener David el poder en Israel, creció la Importancia política de Judá. Jerusalén se convirtió en el centro político y (mediante la traslación del —> arca de la alianza) también religioso de Israel. Las empresas bélicas y las construcciones (—> Templo) gravaron pesadamente el país, de tal suerte que, muerto Salomón (926 a.C.), se formó un reino independiente en el norte. Junto a Judá, sólo permaneció Benjamín. En razón de la ideología davídica y mesiánica de la realeza, Judá conservó su importancia, sobre todo cuando, después de la conquista y destrucción de la nación (587 a.C.) y del —> exilio babilónico, Judá pasó a ser punto de reunión de los judíos que retornaban del destierro y expresión de las esperanzas escatológicas.
El Nuevo Testamento ve cumplidas en Jesús (Mt 1,2s; Heb 7,14) las —> promesas hechas a Judá (—> Jacob [bendición de]; Gén 49,12ss; •león de Judá»: Ap 5,5). —> Judea. pa

Judaísmo helenístico. Conjunto de comunidades judías esparcidas por el mundo grecorromano a consecuencia de las deportaciones (2Re 15,29; 17,6; 24,14-16; 25,11), huidas (Jer 42s) y emigraciones. La vinculación a Jerusalén tenía su base en los –> tributos del templo y en las –> peregrinaciones de las grandes --> fiestas. El judaísmo helenístico tenía como línea divisoria frente a su mundo ambiente la circuncisión, el descanso del sábado y la prohibición de determinados alimentos, pero abandonó su propia lengua en favor de la –> koine.
En los siglos III-11 a.C., apareció la traducción griega del Antiguo Testamento, llamada de los LXX, y una copiosa literatura grecojudía, que no sólo se atiene a las formas literarias griegas, sino que acepta también el pensamiento helenístico. Esto fue posible previa la afirmación de que los griego-s habían extraído su sabiduría de Moisés. El más importante representante del judaísmo helenístico es --> Filón. –> Helenismo, –> Judío. mo

Judaísmo tardío. a) Con esta expresión se designan las diferentes corrientes espirituales surgidas en el seno del judaísmo y vigentes aproximadamente entre la época de las luchas de los --> Macabeos y el nacimiento del --> Talmud. La expresión es ciertamente inexacta, si se la relaciona con el concepto de judaísmo, ya que éste último designa en general la evolución del pueblo de Israel en Palestina y en la --> diáspora, desde la caída de Judá (587 a.C.) hasta el presente; así, pues, el llamado judaísmo tardío no representa propiamente ninguna edad tardía del judaísmo. Con todo, el concepto está ya introducido y se ha impuesto, lo que se explica si se entiende el Nuevo Testamento como cumplimiento y (mica continuación legítima del judaísmo; desde esta perspectiva, el judaísmo inmediatamente anterior y contemporáneo de la época neotestamentaria aparece como una época final y tardía del judaísmo.
b) Como fuentes del judaísmo tardío deben citarse principalmente los dos libros de los Macabeos (-+ Macabeos [libros de los]), –> Flavio Josefo, las anotaciones de los -+ apócrifos y –> pseudoepígrafos y los escritos de --> Oumrán.
c) La helenización de oriente a partir de Alejandro Magno provocó en el seno del judaísmo el nacimiento de dos grupos diferentes, que aparecieron en la superficie por primera vez en las guerras macabeas y que a partir de entonces — y bajo diversas formas — jugaron una importante función hasta el fin de Israel (70 d.C.). Estos grupos fueron:
1. El círculo de los que estaban abiertos a la formación helenística y procuraban mantener buenas relaciones con las respectivas casas dominantes, es decir, que estaban fuertemente interesados por las influencias políticas. Compartieron este interés los posteriores —+ saduceos.
2. Los llamados •piadosos» –> (Asideos), que exigían una estricta observancia de la ley y rechazaban por tanto la formación y la cultura helenística como incompatible con la veneración de Yahveh. De estos círculos surgieron los fariseos, que aparecen por primera vez en escena bajo Juan Hircano I (134-104 a.C.). Estos piadosos fueron inicialmente partidarios de los –> Hasmoneos o --> Macabeos en la sublevación macabea, provocada por la intervención de Antíoco IV Epífanes en los asuntos religiosos judíos. Los piadosos consideraron amenazada su vida, estrictamente fiel a la ley, cuando Antíoco se inmiscuyó en la provisión de vacante para el cargo del sumo sacerdote y, más tarde (167 a.C.) alzó un santuario a Zeus Olímpico en el templo de Jerusalén (–> Abominación y desolación). Cuando Judas Macabeo restituyó (164 a.C.) el templo al culto de Yahveh, los piadosos consideraron ya conseguida la meta de su rebelión. La mayoría de ellos no siguió prestando apoyo a las ulteriores metas políticas de los Hasmoneos, que llevaron a la eliminación del dominio seléucida y la implantación de una dinastía hasmonea. Desaprobaron la vinculación del cargo de sumo sacerdote con el del poder político, tal como fue practicada el 152 a.C. por los Hasmoneos, porque esto contradecía a su género de vida, apegada a la ley. Los saduceos, por el contrario, que, aunque religiosamente muy conservadores, buscaban ante todo la influencia política, apoyaron a los Hasmoneos.
d) Los fariseos, sucesores de los piadosos, tuvieron escasa importancia política, pero desempeñaron un gran papel en la vida espiritual del judaísmo. Su piedad estaba marcada por la exposición y el seguimiento de la ley, pero también por la aceptación de nuevos motivos religiosos, p. ej., los propios del género –› apocalíptico, que se había introducido en el judaísmo desde Antíoco IV. Las persecuciones de este tiempo hicieron brotar la esperanza en la irrupción de una época paradisíaca de paz — el reino de Dios — llamada a desplazar el presente y sus angustias. Testimonio de este horizonte conceptual es la rica literatura apocalíptica del judaísmo tardío. Los fariseos aceptaron también la idea de la resurrección de los muertos, que había nacido igualmente durante las guerras macabeas.
e) Hubo algunos círculos que rechazaron el afán de poder de los Hasmoneos y que, además, no se sintieron tampoco satisfechos con la piedad legal farisaica. Se separaron, pues, del resto del judaísmo y muchos de ellos se mostraron dispuestos a seguir tendencias ascéticas. A tales círculos pertenecen las sectas de los bautistas, los esenios y la secta de –> Oumrán.
f) Bajo los romanos, cuya influencia fue en aumento desde finales de la dinastía de los Hasmoneos (40 a.C.), durante el reinado de –> Herodes el Grande (37-4 a.C.) y de sus hijos, no se modificó esencialmente la vida íntima del judaísmo, si bien los fariseos aumentaron poco a poco su función política. Surgió, con todo, un nuevo partido, el de los –> zelotas, cuando, a partir del 44 d.C., la provincia de Judá quedó enteramente sometida a la administración romana y los procuradores se permitieron intervenciones cada vez más acentuadas en los asuntos internos judíos. Los zelotes, llenos de ideas apocalípticas, pretendían implantar el reino de Dios mediante una sublevación armada. Pero la sublevación concluye con la destrucción de Jerusalén y del templo por los romanos (70 d.C.); los judíos perdían así su centro cultual.
g) El nuevo centro del judaísmo fue primero Jamnia donde los fariseos — el único grupo judío superviviente—se consagraron enteramente a la consignación escrita de la tradición legal
Mishna, –> Talmud) y a la interpretación de la Escritura. La labor llevada a cabo por estos –+ rabinos produjo la fijación del canon judío y el establecimiento del judaísmo ortodoxo. Los rabinos declararon herética la literatura apocalíptica, ya que las fanáticas exageraciones de los zelotas habían desembocado en la destrucción de la ciudad y el templo.
h) En consecuencia, puede verse que el judaísmo tardío está marcado por una gran diversidad de movimientos espirituales. Estaba incluso abierto a las influencias extrajudías, sobre todo en la apocalíptica, en la que la evolución de determinados planteamientos veterotestamentarios se daban la mano con motivos dé la piedad oriental. El judaísmo tardío, como terreno en que fue depositado el mensaje de Jesús, tiene una gran importancia para la recta comprensión del Nuevo Testamento. ri

Judaizantes. Grupo judeocristiano extremadamente fiel a la ley de Moisés. Procedían de los círculos de fariseos convertidos al cristianismo que, no obstante, consideraban la –> circuncisión y la --> ley como necesarias para la salvación y exigían, por tanto, estas dos cosas también para los —> gentiles venidos a la fe. Sobre este punto estalló en la primera comunidad helenocristiana de Antioquía una áspera discusión. El llamado --> concilio de los apóstoles se decidió en favor de la libertad de los helenocristianos frente a la ley (Act 15,1ss; Gál 2,1-10). Con esto se inició el proceso de liberación de la joven Iglesia respecto del judaísmo. A pesar de las decisiones del concilio apostólico, los agitadores judaizantes se propagaron por las comunidades al exterior de Palestina, lo que obligó a Pablo a sostener una dura polémica con ellos (carta de los gálatas). La mayor parte de la primitiva comunidad se separó de estos extremistas. ba

Judas. Forma grecolatina del nombre hebreo Judá.
a) Apóstol, hijo de Santiago (Lc 6,16; Jn 14,22; Act 1,13); en Mt 10,3 se le da el nombre de Lebeo y en Mc 3,18 el de Tadeo. -
b) Hermano de Jesús, mencionado en Mt 13,35; Mc 6,3; en la tradición se le considera autor de la carta de Judas (—> Judas [carta de], Jds 1).
c) Judas Iscariote (•hombre de Kariot», y también •sicario»), nombrado en último lugar en las listas de —> apóstoles. Entre los --> doce discípulos de Jesús mencionados nominalmente, Judas es el que entregó al Señor, según Mt (26,15) y Mc (14,10) por codicia, según Lc (22,3) y Jn (13,2) impulsado por Satanás. Su muerte ha sido transmitida en doble versión (Mt 27,3; Act 1,3).

Judas (carta de). El autor de la carta de Judas se denomina a sí mismo hermano de --> Santiago (hermano del Señor). Su carta (compuesta hacia el año 80) equivale a una hoja volante dirigida a las comunidades amenazadas por los errores gnósticos y libertinos, cuyos secuaces se vanagloriaban de poseer un conocimiento superior (- Gnosis). Cita el Antiguo Testamento y —> apócrifos veterotestamentarios, así como la 2Pe. La carta de Judas nos testifica la lucha de la primitiva Iglesia por la pureza de su fe y de su tradición. be

Judea. El nombre de Judea, dado a la antigua región de las tribus de --> Judá y Benjamín, se impuso en la época grecorromana. La accidentada historia de esta franja de tierra meridional de Palestina nos muestra a Judea primeramente como la meta de las expediciones postexílicas. La región estuvo mucho tiempo sujeta a la administración persa. Conoció su máxima expansión (hasta la parte oriental del Jordán) bajo los —> Hasmoneos (140 a.C.) y Herodes (37-4 a.C.). A partir del 6 d.C. Judea estuvo sujeta a procuradores romanos; después del 70 fue —> provincia romana parte de la de Siria. pa

Judeocristianos. Reciben este nombre los cristianos de origen judío, y más estrictamente los cristianos de la antigua Iglesia pertenecientes al Judaismo. Dentro de los judeocristianos pueden distinguirse varios grupos: los llamados helenistas (--> Judaísmo helenístico), judíos de la —> diáspora y proslélitos, que abandonaron muy pronto el modo de vida conforme a la ley (Esteban, Bernabé, Pablo). La primitiva comunidad de Jerusalén (y la mayoría de las comunidades cristianas de Palestina, Act 9,31) se componía de judíos que creían en Jesús como —> Mesías y --> Señor, pero que se mantenían en buena parte fieles a la circuncisión y a la —> ley. Tomaban parte en la liturgia del templo y se reunían en casas particulares para la celebración de los ágapes. Se tenían por la comunidad salvífica del tiempo final. Después de la partida de los apóstoles de Jerusalén, quedó como jefe de la comunidad --> Santiago, el hermano del Señor, que se mantuvo estrictamente fiel a la ley, asegurando por este camino la persistencia de la comunidad en cuanto grupo de judíos creyentes en Jesús, en medio de los restantes partidos religiosos judíos. No obstante, Santiago fue ajusticiado el año 62 d.C. como «trasgresor de la ley». Bajo sus sucesores, la comunidad fue perdiendo importancia. La no participación de los judeocristianos en la guerra judía fue muy vituperada por los restantes judíos. El año 82 d.C. fueron expulsados de la comunidad de la sinagoga como herejes, lo que provocó la ruptura total entre la Iglesia y la --> sinagoga. Después del 135, los grupos judeocristianos todavía existentes sucumbieron rápidamente al influjo de los judeocristianos gnósticos (—> Gnosis), que fueron excluidos de la gran Iglesia como heréticos (ebionitas, elquesaítas). —> Judaizantes. ba

Judío. En el uso lingüístico bíblico, judíos son los habitantes del reino de Judá, y en la época postexílica y neo-testamentaria los pertenecientes al pueblo de —> Israel, a quien aplicaban este nombre principalmente los no judíos. En general, los judíos se llamaban a sí mismos israelitas, para acentuar su pertenencia al pueblo elegido, aunque el nombre de judío encierra idéntica significación religiosa.
En el Nuevo Testamento, en Pablo y en el Evangelio de Juan, la palabra judío adquiere un especial significado teológico y se convierte en un tipo (—> Tipología). En Pablo, judío es aquel que se adhiere a la ley de Moisés y rechaza el Evangelio. Pero, al mismo tiempo, es un título de gloria, fundamentado en los privilegios que los judíos tienen frente a los —> •griegosn (los demás pueblos). En efecto, a los judíos ha concedido Dios especiales gracias, entre ellas la --> ley y la —> circuncisión. Quien lleva el nombre de judío, pero no se atiene a la ley, quien tiene la circuncisión, pero no del corazón, sólo es judío en apariencia y no tiene derecho alguno a llevar este nombre.
El cristiano es el auténtico circuncidado, es el •judío interior• (Rom 2, 17-29; Flp 3,2). Cierto que ya no hay diferencias entre judíos y griegos; todos ellos están bajo el pecado (Rom 3,9) y también bajo la gracia (Gál 3,28); con todo, Pablo mantiene firmemente la preeminencia de los judíos: castigo y recompensa, tribulación y gloria se dan •al judío primeron , y después al griego (Rom 2,98).
En el Evangelio de Juan, la denominación de judío obtiene — prescindiendo de algunos pocos pasajes —una significación polémica, que debe ser vista desde el trasfondo histórico de la contraposición y subsiguiente separación de la Iglesia y la --> sinagoga. Los judíos, en cuanto adversarios de Jesús, pasan a ser el prototipo de la incredulidad. Aunque el Evangelio de Juan, con su polémica antijudía, no se refiere a los judíos históricos, sino que hace de «los judíos» cifra y resumen teológico de un mundo enemigo de Dios, que se cierra y se niega a Jesús, ofrece con todo, a una exégesis «a primera vista•, suficientes elementos para fundamentar bíblicamente la hostilidad cristiana a los judíos. ba

Judíos (edicto contra los). Decreto de expulsión de los judíos de Roma, promulgado por Claudio el año 49-50 d.C. y mencionado en Act 18,2. Según Suetonio, el motivo fue una alteración del orden provocada por un tal «Khrestos» (oor causa de Cristo?). ba

Judíos (persecución de los). Con el nacimiento de la —> diáspora judía ya en el siglo VI a.C., se produjeron persecuciones locales de los judíos básicamente por motivos religiosos. La veneración de un. Dios sin imágenes, la circuncisión y la observancia de la ley exigían una negación del mundo ambiente pagano y daban pie a la acusación de distanciamiento y desprecio del género humano. Cuando en el siglo IV d.C. el cristianismo pasó a ser religión del Estado, se añadió el reproche de «deicidas», que ha sido hasta nuestros días uno de los motivos básicos de la hostilidad cristiana contra los judíos y desembocó, repetidas veces, en persecuciones contra esta raza ba

Judit (hebr. «judía»).
1. Mujer hittita, esposa de Esaú (Gén 26,34).
2. Judía fiel a la ley, piadosa y bella, de la tribu de Simeón (Jdt 9,2), hija de Mararí y viuda de Manasés (8,1s). Es el personaje principal del libro de Judit (-> Judit [libro de]). we

Judit (libro de). Libro --> deuterocanónico, compuesto en la época de los --> Macabeos. El primitivo texto hebreo de esta obra se ha perdido; poseemos solamente tres recensiones griegas y reelaboraciones griegas más recientes.
Bajo la forma de narración libre, describe el libro la liberación del pueblo judío por medio de Judit. Una vez que el general en jefe del ejército asirio, Holofernes, hubo sometido a todos los pueblos del occidente al imperio, ataca — menospreciando la advertencia de Aquior, jefe de las tropas ammonitas — a los -> judíos y pone sitio a la fortaleza de Betulia. En extrema necesidad, sale Judit al compo enemigo, engaña a Holofernes y le mata. El enemigo es vencido, Aquior abraza la fe judía y Judit celebra a Dios con un himno de alabanza, porque ha concedido la victoria. Si el pueblo cumple fielmente la -> ley, Yahveh no abandonará nunca al pueblo elegido. we
Jueces (época de los). Se aplica el nombre de jueces a los hombres que, como guías y salvadores carismáticos de Israel, actuaron en Canaán en la época premonárquica. El libro de los jueces (-> Jueces [libro de]) habla de seis «grandes jueces» (Otniel, Ehud, Barac con Débora, Gedeón, Jefté y -> Sansón). Se mencionan además otros seis «jueces menores», cuya misión fue «juzgar a Israel», es decir, garantizar la ley y el derecho en alguna de las tribus. Los «grandes jueces• fueron hombres sobre los que descansó el espíritu de Yahveh. Suscitados por este espíritu, se levantaron en momentos de peligro, cuando Israel estaba amenazado por dominadores extranjeros, y guiaron al pueblo a la batalla. Una vez obtenida la victoria, su misión quedaba cumplida, y volvían a pasar a un segundo plano. Su actuación se limitaba a tribus y acciones aisladas. Sólo la historiografía posterior los presenta como una acción conjunta de todo Israel.
La época de los jueces (hacia 1200-1000 a.C.) es el período de la fatigosa ocupación de -> Canaán por las tribus israelitas, cada vez más fuertemente amenazadas por guerras menores con las ciudades-estado cananeas y la creciente presión de los -> filisteos en el interior del país. El contacto con la cultura cananea y la mezcla de población entrañaban un peligro para la fe yahvista. La época ofrece un «cuadro de anarquía política y religiosa» (cf. Jue 17,6). ba

Jueces (libro de los). El nombre procede del libro mismo. En 2,16 se llama -> jueces a los héroes de que tratan las narraciones. En la introducción, c. 1-2,5 se describe la conquista de Canaán — entreverada con derrotas —por las tribus de Israel. Los capítulos centrales 2,6-16,31 contienen relatos sobre cada uno de las jueces, de acuerdo con un esquema determinado, que explicita la intención teológica del libro: abandono de Yahveh por parte de Israel, que se pasa a los dioses extranjeros; castigo de Yahveh por medio de los enemigos; arrepentimiento y conversión de Israel; liberación por Yahveh, que suscita un juez: entonces el pueblo disfruta de paz, hasta una nueva caída. Los capítulos finales 17-21 narran la fundación de un santuario ilegítimo en Dan y el crimen de los benjaminitas.
El libro, que forma parte de la obra histórica deuteronomista, muestra una gran variedad de géneros litera'rios: listas (10,1-5) que insinúa antiguas tradiciones sólidamente acuñadas; narraciones históricas (p. ej., la batalla de Gedeón); secciones poéticas como el canto de Débora (Jue 5) o la fábula de los árhe es de Yotam (9,8ss); leyendas de éroes, leyendas culturales y el rosario de leyendas populares sobre Sansón. Los c. 17-21 contienen antiquísimos relatos tribales.
La historia del origen del libro es complicada. Probablemente, el redactor deuteromista encontró ya una gran colección de narraciones sobre los jueces, hecha sobre la base de diversas tradiciones, que él reelaboró e introdujo dentro de su propio marco historicoteológico. A su forma definitiva pudo llegarse en la época postexílica. -> Deuteronomista. ba

Juego. En la historia de las religiones el juego es una de las formas del -> culto. En la celebración cultual pueden darse varias modalidades de juego. Así, por ejemplo, en las religiones orientales, la historia de los dioses (-> Mito) se hace presente mediante la danza cultual; también la música y la -> palabra hablada pertenecen a los juegos cultuales. El juego persigue la meta de conservar el círculo de la vida, asegurar la permanencia del universo, influir en los dioses y atraer el triunfo del bien sobre los poderes del caos. También el Antiguo Testamento conoce en su culto los juegos rituales (-> Danza). En la literatura sapiencia! bíblica, la -> sabiduría de Dios juega en el mundo. Esta sabiduría ha creado y ordenado el mundo; y el mundo se conserva precisamente porque la sabiduría de Dios juega en él (cf. Prov T,30-31). La creación y la historia humana son descritas como un juego de la sabiduría de Dios. Así, el hombre primitivo experimenta su vida como un juego: «El salvaje no conoce ninguna distinción intelectual entre ser y jugar» (Huizinga). La vida significa juego, lleva en sí la amabilidad y la ligereza del juego.
El juego dice referencia a los demás hombres (--> Convivencia humana), como compañeros; el juego es oscilación pendular de un movimiento, no comportamiento subjetivo de cada individuo; el individuo se diluye en el movimiento. De ahí que la palabra y el --> diálogo humano lleven en sí un indiscutible elemento de juego (Gadamer). El hombre se atreve a pronunciar una palabra que repercute e incita al otro y ello indica la común estructura del --> entender y el jugar. En el juego del lenguaje se refleja la intercomunicación de la naturaleza humana. Nos acostumbramos los unos a los otros, hasta que comienzan el juego del dar y recibir, el diálogo auténtico o el --> amor. El amor tiene igualmente estructura lúdica.
También Jesús emplea en su predicación la imagen del juego; habla de los niños que juegan e invitan a los demás a jugar con ellos. La fe no está sobrecogida de seriedad mortal. Puesto que está vinculada al entender, lleva en sí necesariamente un elemento de juego. Cristo, es, según el Nuevo Testamento, la sabiduría de Dios que juega en la historia de los hombres: ser cristiano significa jugar, a una con Cristo, como creyente y amante. gr
Juego de números. El griego y el hebreo carecen de signos numéricos y se sirven, para expresar cantidades, de las letras del alfabeto, de donde resulta que las palabras pueden tener valor numérico. Se llama juego de números o aritmogrifo, o número oculto, el valor que tienen las letras de un nombre propio y que este nombre quiere indicar secretamente. Por ejemplo, David es el 14; Nerón el 666 (Ap 13,18). he

Juego de palabras. Consiste en una yuxtaposición o contraposición de palabras de sonido similar para exponer un sentido oculto y más profundo. Ejemplos en el Antiguo Testamento: Am 8,2; Jer 1,11; Miq 1,10-15; Is 10, 29-31. go

Juegos de los niños. La imagen de los juegos de los niños se encuentra ya en la literatura sapiencial del Antiguo Testamento (p. ej., Prov 8,30s), como expresión del orden de paz divino, al que el hombre asiente. La —> sabiduría de Dios, que se expresa en este orden, enseña de un modo comprensible a los hombres a obrar lo recto. Es posible que en los juegos de los niños de Mt 11, 16-19 (cf. Lc 7,31-35) haya intervenido esta idea, pero aquí sirve para exponer al desnudo la injusticia y el pecado, que impiden el acceso al --> reino de Dios. El desacuerdo de los niños que juegan es una alusión al comportamiento de los hombres, que se dejan arrastrar no por la sabiduría de Dios (Mt 11,19), sino por su egoísmo, su ansia de poder y sus deseos mundanos. En Mateo (Lucas) se alude a los judíos incrédulos, que se cerraron a las palabras de --> Juan Bautista y de —> Jesús y, llevados de su hostilidad, fueron ciegos para la --> verdad.
Este proverbio es hoy un requerimiento a buscar ahincadamente, en auténtica —> comunión fraterna, la transparente sabiduría que lleva a la —> justicia. hl

Juicio (de Dios). Israel ha concluido una —> alianza con Dios; por lo mismo, el pueblo está obligado, según el Antiguo Testamento, a un tenor de vida, encuadrado en los mandamientos, que responda a esta orientación salvífica. Si el pueblo elegido es infiel a su Dios, éste le pide cuentas. Ciertamente, Dios tiene poder también sobre los demás pueblos, pero castiga de un modo especial la culpa de su pueblo elegido. A este respecto, los —> profetas pueden describir el cuadro de la acción justiciera que Dios entabla con Israel y a la que son llamados como testigos el cielo y la tierra
(Is 1,2s). El juicio de Dios es concebido inicialmente como una catástrofe intramundana (y hasta una época posterior no desborda este ámbito): Dios, señor de la historia, puede convocar a los pueblos para hacer la guerra a Israel y castigar así la —> desobediencia de su pueblo. Especialmente el —> exilio de Babilonia fue interpretado como un castigo de este género: durante la época de la monarquía, el pueblo se había apartado de Dios y fue castigado por ello; esto es, Israel es el responsable de su propio destino. Ahora bien: ¿Debe pagar la generación del exilio por las culpas de sus padres? Ez 18,2ss subraya que cada cual es responsable de sus propias culpas. Se trata de una sentencia que, además de exacta, es extraordinariamente justa y necesaria en la época del exilio. Con todo, más adelante, y particularmente en el período de los escribas del judaísmo, la sentencia fue erróneamente interpretada en el sentido de una doctrina mecanicista de la retribución: Dios retribuye las acciones buenas y malas de un hombre de acuerdo con un esquema exacto, en parte ya en esta vida y definitivamente en el —> más allá. En consecuencia, el judío --> piadoso se afana por presentar a Dios el mayor número posible de buenas obras, para poder obtener de él, sobre la base de estos resultados, un veredicto de justificación. En la literatura del género --> apocalíptico del --> judaísmo tardío se conoce bien el --> dominio de Dios sobre todo el mundo, pero se ve al mismo tiempo que este mundo está dominado por la impiedad y la maldad. La esperanza se orienta hacia un mundo nuevo, que será erigido después que en el juicio de Dios haya sido aniquilada toda maldad. Entonces Dios aparecerá como vencedor en su juicio contra el mundo y se hará visible su dominio.
Todo el Nuevo Testamento habla del juicio de Dios. El momento en que acontece este juicio de Dios no puede ni debe ser calculado. El juicio se celebra sobre vivos y muertos, es decir, que presupone la idea de la --> resurrección. Dios es el --> juez o bien el que entrega a -+ Cristo este cargo. El hombre es llevado ante el juez y debe dar cuenta de su vida: ni una palabra, ni un solo vaso de agua se pasará por alto. Al contrario que en el judaísmo, en el Nuevo Testamento casi nunca se describe el resultado del juicio. En general, interesa poco el juicio de condena contra los incrédulos. Algunas veces se encuentra la concisa sentencia de •gemir y crujir de dientes». Tampo se describen las circunstancias del juicio de condena de Dios contra los cristianos. Aparece únicamente la sentencia de que Dios toma tan en serio a sus servidores que el cristiano debe responder ante Dios de toda su vida. Justamente las sentencias sobre el juicio de Dios del Nuevo Testamento son tales que no dejan lugar a la especulación sobre el --> futuro, de modo que se olvide el presente. Todo el interés se centra más bien en la fe actual, es decir, en vivir hoy como —> siervos del Dios.
Puede hablarse, sin duda alguna, de la --> recompensa que el juez dará a los cristianos, pero, en todo caso, la concepción del juicio de Dios es muy otra que la de los —> rabinos. En el judaísmo el hombre piadoso busca, con la ayuda de sus buenas obras, merecer el cielo. Jesús, por el contrario, rechaza toda pretensión de mérito. Cuando aparezca el juez del mundo y lleve a cabo la separación de los hombres a su --> derecha e izquierda, los aceptados no presentarán sus buenas obras, sino que preguntarán asombrados cuándo o en qué han servido a Dios: se han limitado a prestar ayuda a los necesitados, sin pensar en recompensas (Mt 25,31ss). Aunque el cristiano haya hecho todas estas buenas obras ¿qué otra cosa es, más que un pobre siervo, que se ha limitado a cumplir con su deber (Lc 17,10), dependiendo totalmente de la —> gracia de Dios? --> Juicio (imágenes del), --> Juicio (discursos del), —> Ira de Dios,
—> Juicio final. ma

Juicio de fuego. La fuerza destructora del fuego sirve en el Antiguo Testamento como símbolo de la intervención punitiva de Yahveh en el curso de la historia. La destrucción de —> Sodoma y Gomorra por el fuego y el azufre (Gén 19,24) se convierte en modelo de las posteriores concepciones del juicio. El motivo de «los rayos (o llamas ardientes) mezclados con el granizo» (Éx 9,24) de la séptima plaga de Egipto ha repercutido en las concepciones escatológicas (Ap 8,7). Para la intervención justiciera de Yahveh se crearon algunos giros lingüísticos formales: •Cayó fuego del cielo• (2Re 1,10); «salió fuego de Yahveh• (Ley 10,2); •el fuego de Yahveh ardió entre ellos» (Núm 11,1). En los --> profetas, el —> fuego es uno de los medios más empleados para expresar el —> juicio de Dios, que se ejerce tanto sobre los enemigos de Israel como entre el pueblo rebelde de Dios. La estrecha conexión de las imágenes del juicio con la —> teofonía indica que no se entiende el fuego como una fuerza ciega de la naturaleza, sino como un medio de castigo en la mano del Dios justiciero.
En el Nuevo Testamento el juicio de fuego desempeña una función dentro de las concepciones del juicio del tiempo final, del mismo modo que la imagen del juicio del fuego eterno del Infierno o lugar de tormentos de los condenados en la gehenna del final de los tiempos (cf. Mt 13,40-42). —> Apocalíptico (género literario). stu

Juicio de la ira. El fenómeno de la Ira divina sólo es comprensible cuando se le sitúa en el contexto de la santidad y el amor de Dios, como reacción ante la violación de su voluntad salvífica por el —> pecado y la -+ violación de la alianza. La ira de Dios se convierte en juicio y castigo, pero Incluso entonces es expresión de su amor misericordioso, porque llama a los hombres a conversión. Según el Antiguo Testamento, la —> ira de Dios se manifiesta en juicios de castigo, que descargan tanto sobre Israel como sobre los demás pueblos. El diluvio, la destrucción de Sodoma, la aniquilación del ejército faraónico, las plagas en la marcha por el desierto, son castigos de la ira divina. Los profetas, para quienes la historia entera de Israel se presenta como un caso único y continuado de alejamiento de Dios, interpretan las catástrofes nacionales, y sobre todo la del exilio, como juicio de la ira divina y ven además en ellas imágenes anticipadas de la manifestación definitiva de la ira de Dios en el juicio escatológico del día de Yahveh, que será un «día de ira».
La idea del juicio de la ira de Dios como acontecimiento escatológico se continúa en el Nuevo Testamento en Juan Bautista (Mt 3,7) y en el Apocalipsis, según el cual el juicio definitivo de la ira será la victoria final sobre los poderes hostiles a la divinidad.ba

Juicio (discursos del). La tradición de los discursos del juicio comienza con Amón (Am 1, 2-2,16); en Oseas se
convierten en una llamada a la —> penitencia. De aquí nació el esquema de la predicación del juicio sobre —>
Israel. La causa del quebrantamiento de la alianza está en la —> caída y el endurecimiento. Por eso, surge la amenaza del castigo por medio de los enemigos de Israel. La única posibilidad de salvación es la vuelta a Dios (Is 7,9). En Jeremías y Ezequiel los temas predominantes de los discursos del juicio son el --> juicio, la —> conversión, la --> ira, la —> compasión y el --> amor de Dios. Juan Bautista se apoya en los discursos del juicio del Antiguo Testamento (Elías, Oseas, Jeremías; Ezequiel) y se remite a la inminente llegada del --> reino de Dios. stu
Los discursos del juicio de Juan Bautista no se dirigen ya tanto al pueblo en su totalidad cuanto, sobre todo, a los fariseos y saduceos: el hecho de ser descendientes carnales de Abraham, es decir, de pertenecer al pueblo elegido, no les preserva del juicio de la ira divina, sino sólo su conversión auténtica a Dios, que se manifiesta en las obras (especialmente, Mt 3, 7-10). Esta misma idea fundamental exponen también los discursos del juicio de Jesús. El juicio es la crisis (en sentido griego), es decir, la separación entre aquellos que reconocen y confiesan a Dios y los que confiesan a su adversario; el juicio es también el quebrantamiento definitivo de todos los poderes opuestos a Dios. Por consecuencia, el juicio es el presupuesto previo del establecimiento del dominio de Dios, que comienza con la actuación de Jesús. Por eso el juicio ocurre en la decisión personal de cada hombre concreto a favor o en contra de Cristo Jesús (Jn 3,18). gl

Juicio final. Se llama así al —> juicio de Dios, que tendrá lugar el «último día» de este mundo. Todo el Nuevo Testamento habla del juicio de Dios, pero casi siempre prohíbe imaginarse este fin o especular sobre los acontecimientos de los últimos tiempos (—> Fin de los tiempos). Se previene expresamente contra todo cálculo sobre la fecha del último día; por el contrario, el Nuevo Testamento exhorta — precisamente en orden al último juicio — a ocuparse seriamente del presente (--> Presencia de Dios). ma

Juicio (imágenes del). Constituyen uno de los núcleos de la predicación bíblica. Los profetas veterotestamentarios advierten que el mundo, y hasta el pueblo elegido de Yahveh, se alejan cada vez más de la --> voluntad de Dios y marchan por sus propios caminos; que aquellos que se atienen a la -+ alianza con --> Yahveh son despreciados y perseguidos, en tanto que a los malvados les salen bien las cosas. Esta situación no puede durar por siempre. Un día Yahveh intervendrá poderosamente en el curso del mundo y a todos los pueblos —según la literatura profética posterior, a todos y cada uno de los hombres— se les pedirán cuentas. Las imágenes del juicio pretenden sensibilizar con una representación figurativa este proceso.
Las formas a que se recurre son diversas. Desde Am 5,18, la imagen del juicio como --> «día de Yahveh» es uno de los elementos esenciales de la esperanza en el futuro de los israelitas. Este «día de Yahveh» es descrito como una guerra aniquiladora, como un baño de sangre de Yahveh en medio de los pueblos (imagen del —> lagarero: Is 63,1-6).
En Ez, Jer, la literatura sapiencia! (—> Sabiduría) y en el judaísmo postexílico, la idea de un «día de batalla, de Yahveh es sustituida por la de un acto judicial: Yahveh se sienta para juzgar a los hombres, los ángeles y los demonios (Mal 3, 2ss; JI 4,1ss).
Las parábolas del reino de Dios y de la nueva venida que aparecen en los Evangelios (—> Parábola), al igual que las listas de plagas del Apocalipsis (7 sellos, 7 trompetas, 7 copas) son imágenes del juicio, que se apoyan en amplia medida en los módulos veterotestamentarios. --> Ira de Dios. gl

Juicio universal. Como señor y creador del mundo, Dios es también su —> juez (Gén 18,25). Con la formación de la --> escatología en los profetas se llega a la espera de un juicio universal en el futuro (Is 24-27): en el —> «día de Yahveh» se castiga toda injusticia y se implantará al mismo tiempo la salvación para Israel y para todos los hombres (Is 2,2-4). Esta espera del juicio universal ha nacido enteramente de la experiencia veterotestamentaria de Dios; el influjo de las religiones del antiguo oriente se reduce a los elementos descriptivos de los fenómenos que acompañarán al evento cósmico.
Este influjo es mayor en la literatura del género --> apocalíptico, en la que el juicio final se sitúa al final del antiguo —> eón y adquiere proporciones cósmicas: serán juzgados no sólo los vivos, sino también los muertos (--> Resurrección), no sólo los hombres, sino también los —> ángeles y los --> demonios. La idea del juicio adquiere tales dimensiones que la victoria de Dios sólo alcanzará su plenitud cuando haya sido aniquilado todo el universo. Y así, el juicio universal se convierte en —> fin del mundo y, a la recíproca, el fin y destrucción del mundo es uno de los elementos del juicio universal, ya que tras la destrucción acontece el juicio de Dios propiamente dicho.
En el Nuevo Testamento, la idea del juicio universal es inseparable de la predicación del Evangelio: la actitud que se tome respecto de Cristo decidirá la salvación o la ruina (Mt 10,32s). Tampoco los creyentes escaparán al --> juicio, pero pueden esperar con seguridad la salvación (Rom 5,9). Según Jn 3,8, el juicio final se cumple ya ahora al decidirse el hombre por la fe o por la incredulidad. mo

Junto a Cristo. La meta del hombre consiste en estar por siempre junto a Cristo, participar plenamente en su modo de existir y ser incluido en aquel acontecimiento que Cristo inició. Pablo, en consecuencia, desea morir para estar definitivamente junto a Cristo (Flp 1,23). Para él, la vida es ya «Cristo•, es decir, —> salvación, —> encuentro y —> filiación divina. Su vida entera está uncida al acontecimiento Cristo y camina por el sendero que siguió el —> Hijo de Dios. Pero sólo muriendo puede alcanzar definitivamente a —> Cristo (Flp 1,21); sólo en la muerte llega a la meta que anhelaba en la vida y hacia la que tendía mientras estaba --> en camino. Morir significa para los cristianos estar plenamente junto a Cristo y participar en su existir.
Cuando el mundo llegue a su fin, entonces todos recibirán a Cristo como al --> Señor del mundo y así le saldrán al encuentro; y entonces estarán por siempre •junto al Señor» (1Tes 4,17). Dios ha resucitado a Cristo como al primero, y a él seguirá la resurrección de todos los muertos, para darles nueva vida y un puesto junto a Cristo (1Tes 4,14). Todos serán incluidos en la nueva vida de Cristo y estarán junto a él. Ahora bien, estar junto a Cristo significa estar -+ junto a Dios, como en casa. Cuando uno está junto a Cristo, ha llevado a su plenitud y --> cumplimiento todo aquello que había comenzado en su vida. gr

Junto a Dios. –› Cristo, en cuanto –> Logos, estuvo desde el –> principio junto a Dios y por él fue creado el mundo. Cristo ha salido de Dios y ha llegado al mundo (Jn 16,28). Él era la --> palabra de Dios, en él se ha pronunciado y actuado Dios. Estaba desde el principio incluido en el –> misterio de Dios. Pero Cristo es también la vida; y la vida estaba junto a Dios; estaba «junto al Padre• (1Jn 1,2). En el acontecimiento de Cristo ha llegado a todos los hombres la –> posibilidad de esta vida plena, procedente del misterio de Dios y abierta en Cristo a todo el mundo. Esta vida nueva se ha convertido en una –> luz para los hombres (Jn 1,4), que ilumina la existencia humana y le da una dirección. Cristo estaba junto a Dios como palabra, como vida y como luz. Ha salido de Dios y ha abierto el misterio de Dios. Ahora este misterio se transparenta en el hombre, está en el hombre en proceso de evolución; se participa de él como --> oportunidad y como --> requerimiento. La creación entera ha sido incluida en el devenir de este misterio. Cristo ha comunicado la vida a los hombres, ha muerto por ellos como un malhechor, ha sido exaltado (–> Exaltación) sobre la creación entera •a la diestra de Dios• (Act 2, 23). Ahora está junto a Dios (Rom 8,34) y se sienta a su «derecha• (Ef
1,20); ejerce el dominio de Dios y le representa entre los hombres. Con su vida, su –> cruz y su –> resurrección, ha asumido Cristo de nuevo la creación para Dios. Ha abierto definitivamente al mundo para el misterio de Dios. Los hombres pueden vivir en orden a Dios y su meta será estar --> junto a Cristo para, de este modo, estar como Cristo junto a Dios. gr

Juramento. En los pueblos antiguos, el juramento estaba siempre acompañado de la invocación a la divinidad y la maldición de sí mismo — caso de no cumplir lo jurado— en el sentido de que quien hacía un juramento se entregaba a la divinidad, a la que convertía en garante de su propia palabra. El Antiguo Testamento ofrece numerosos testimonios de juramentos. Los hombres son un pueblo de labios impuros (Is 6,5); por eso, para poder acreditar la verdad de sus palabras, los Israelitas (al igual que todos los pueblos de la antigüedad) invocan a Dios como testigo y, en algunos casos, como vengador (fórmulas imprecatorias: •Esto me haga Dios y esto me añada si...»; fórmulas que muchas veces se abrevian con la frase condicional: «si...»).
Se jura:
a) Para afirmar solemnemente la verdad de un hecho que no es público (1Sam 20,3), especialmente la inocencia de un acusado ante el tribunal (•juramento de purezan , Éx 22,8.12; Núm 5,12-28).
b) Cuando se promete solemnemente hacer algo determinado (1Sam 20, 12-12), sobre todo cuando se concluye una –> alianza (de aquí la •alianza de Yahveh», 1Sam 20,8.42). Por eso la alianza, que pacta el mismo Yahveh, va unida a su juramento (Gén 22,16; cf. Heb 6,13ss; Sal 89,35ss). Pero Yahveh jura también para castigo (1Sam 3,11ss).
c) En --> nombre o por la vida de --> Yahveh; se le invoca como testigo o juez, para proclamar el mantenimiento de una promesa o la verdad de una afirmación. El juramento reviste especial importancia en la conclusión de una alianza (cf. Gén 21,31ss). Sólo se puede jurar por Yahveh, de modo que el juramento es, al mismo tiempo, la –> confesión de un solo Dios (Is 19,18). El perjurio o juramento en falso es abuso del nombre de Dios e idolatría.
El juramento va acompañado de gestos, tales como alzar la mano o tocar las partes sexuales (•el muslo», con eufemismo) del socio con el que se contrae el pacto. En el antiguo Israel, los juramentos se consideraban sagrados; más tarde, los profetas postexílicos previnieron expresamente contra los abusos derivados de una parte de la facilidad de hacer juramentos y, de otra, del recelo que el juramento suscitaba.
Jurar por dioses extraños significa apartarse de Yahveh (Sof 1,5); el perjurio es profanación de su --> nombre (Ley 19,12) y es castigado por Dios (Mal 3,5). Eclo 23,9ss amonesta contra la facilidad de proferir juramentos; por eso, en el judaísmo tardío se evitaba cuidadosamente el nombre de Dios (Mt 23,16ss). En la época neotestamentaria, los fariseos desarrollaron una compleja casuística sobre la obligatoriedad de los juramentos, condenada por Jesús (–> Jurar [prohibición de]). Según Mt 5,34 y Sant 5,12, Jesús prohíbe radicalmente el juramento, tal como, y en contraposición a los fariseos, hacían los --> esenios, que prohibían radicalmente todo juramento, excluido el de entrar en la propia comunidad. ba/ur

Jurar (prohibición de). En el sermón de la montaña (Mt 5,33ss), –> Jesús prohibió radicalmente el juramento. Exige aquella absoluta sinceridad en los sentimientos y en la conducta que hace digna de crédito toda afirmación del hombre, de modo que resulte superflua la invocación de Dios como testigo. Toda insistencia que vaya más allá del sencillo •sí» o «no•, procede del •malo» (v. 37), porque presupone la insinceridad humana, que sólo se fía de la palabra bajo juramento. De la respuesta de Jesús al conjuro de Caifás (Mt 26,63s) no puede deducirse una justificación del –> juramento, ya que se limitó a una simple afirmación, sin añadir la fórmula propia –> amén, que formaba parte del juramento. ba

Justicia de la fe. Donde mejor puede conocerse y ampliarse el significado de la justicia de la fe es en Pablo. Pablo predica a --> Dios tal como ha actuado y actúa en --> Cristo (1Tes 1,9s). Desde aquí podemos comprender la controversia entre –> fe y –> ley, que ocupa en el apóstol tan dilatado espacio. De lo que se trata es de la absoluta significación salvífica de la acción de Dios en Jesucristo. Se afirma de modo inalterable: la –> salvación está en Cristo. La orientación hacia esta salvación, que se encuentra exclusivamente en Cristo, lleva a la negación del poder salvífico de la ley y de su secuencia, las obras de la ley, que se presentan como competidoras de Cristo, pero sólo lo son, realmente, en apariencia (Rom 3,21-26; –> Obras). Pablo sabe hasta qué punto la observancia humana de la ley fomenta la glorificación de sí en el hombre (–> Gloriarse), e incluso la crea (Rom 2,17-20). Pero no al hombre, sino únicamente a Dios se le debe toda gloria (1Cor 1,27ss). En el acontecimiento de Cristo, toda la gloria recae sobre Dios —y el hombre •experimenta» quién es él realmente, quién es ante Dios (Flp 2,6-11). La justicia de la fe está en neta oposición a la •autojustificación• del hombre (Rom 3,27-31; --> Justicia, --> Justificación).
El creyente es, por tanto, más que nunca, un deudor de Dios. Está llamado al –> amor de Dios y de Cristo, a un amor que debe dar pruebas de sí en el amor al –> prójimo. La justicia de la fe se realiza, pues, allí donde el creyente acepta sin reservas el ofrecimiento de salvación de Dios en Cristo y se comporta con los demás hombres lo mismo que Dios se ha comportado con él. Ahora entra en vigor «la ley de la fen (Rom 3,27). Sólo en el amor puede demostrar su eficacia la auténtica justicia de la fe (Gál 5,6). Justicia de la fe significa que el hombre ha sido aceptado por Dios y que debe, en consecuencia, aceptar a su vez a los demás hombres como –> hermanos (--> Por los otros, –> Por nosotros). ka

Justicia de Dios. Nuestro actual concepto de la justicia está determinado por el lenguaje jurídico que, en el pensamiento bíblico, aparece en una época relativamente tardía, presenta sólo un aspecto de la realidad total y es, además, combatido con decisión por el Nuevo Testamento (Pablo). Originariamente, la justicia era un concepto de relación personal, que expresaba el orden recto en las relaciones entre dos personas. Y dado que en la época más antigua de los escritos veterotestamentarios todo orden humano se refería a Yahveh (–> Teocracia), se consideraba también siempre la justicia desde la perspectiva de Dios y se entendía, por tanto, la expresión «justicia de Dios» como la conducta de Yahveh acorde con la alianza, y del mismo modo, la –> justicia del hombre como la conducta de --> Israel acorde con la mencionada –> alianza. Esta significación fue adquiriendo diversos matices a lo largo del proceso de evolución del concepto que Israel se fue formando de sí mismo a partir de su fe.
1. Justicia de Dios como «concepto dinámico•, es decir, como concepto referido más a la acción de Dios que al ser divino. En esta concepción (prevalente aproximadamente hasta Jeremías), la justicia de Dios es la Intervención poderosa y victoriosa de Dios en favor de su pueblo (cf. Jn 5,11; Sal 103,6) que, por su parte, se vuelve a Dios con fe y confianza.
2. La justicia de Dios se concibe de acuerdo con el principio de retribución: para los –> justos, el --> juicio de Dios significa --> salvación (Jer 9,23); para los malvados e impíos, por el contrario, castigo y aniquilación (Is 5,16). La justicia de Dios adquiere, pues, un doble carácter.
3. La –> gracia y la justicia no son, por consiguiente, en la concepción veterotestamentaria, magnitudes contrapuestas, sino dos aspectos de la acción divina, diversamente experimentada por justos y malvados.
4. La justicia de Dios es para Israel una realidad que debe ser concebida en la –> fe (Jer 12,1ss), es decir, no es algo objetivofáctico y accesible a todo el mundo, sino que el israelita creyente debe decidirse por ella continuamente en las tribulaciones de cada día (Job 9,20).
5. Sobre la base de la superación de estas tribulaciones y combates debe explicarse que, a partir del --> exilio babilónico, la justicia de Dios sea esperada como un bien salvífico del tiempo final (Jer 31,31ss). Por este camino se encuentra una salida al hecho de la ausencia de la justicia de Dios aquí y ahora; la esperanza plena apunta hacia una plenitud futura (–> Apocalíptico [género literario]).
6. En los fariseos la justicia de Dios adquiere además, en medida creciente, un carácter jurídico: aquel que observa con escrupulosa exactitud y en todos sus pormenores la –> ley de Dios, será recompensado con la justicia de Dios. Contra esta –> justificación por las obras se pronuncia decididamente el Nuevo Testamento, que pone el acento en la --> justificación por la fe.
7. La justicia de Dios es, según Mateo, don y acción de Dios (–> Reino de Dios), que se concede a quienes se preocupan por ella: n Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados. (Mt 5,6). Pero esta preocupación no debe entenderse según el módulo le-guleyo de los fariseos (Mt 5,20), sino por el camino de la fe en el --> Evan-gelio de Jesucristo.
8. La justicia de Dios alcanza en el Nuevo Testamento, sobre todo en --> Pablo, una especial importancia. Co-mo en la tradición constante del An-tiguo Testamento, también para Pablo la justicia de Dios es un concepto dinámico. Al actuar Dios en Jesucris-to, manifiesta quién es él (2Cor 5,21). Pero en Pablo el acento recae indu-dablemente en la acción redentora (no en la «esencia» de Dios) que causa la salvación de todos los creyentes, y esto no sobre la naturaleza o la his-toria política, como en el Antiguo Tes-tamento, sino en el compromiso y la orientación vital de Jesús de Na-zaret (Rom 10,3s).
9. En Pablo hay que distinguir en-tre --> justificación y justicia de Dios: A la actuación salvadora de Dios en Jesucristo llama Pablo justificación (cf. Rom 3,21-28); al resultado de esta ac-ción, justicia de Dios (Flp 3,9), re-velada en el Evangelio, asida en la fe y convertida, en esta fe, en reali-dad personal (Rom 1,17).
10. En esa perspectiva, justicia de Dios significa lo mismo que -> bondad, -> gracia, --> misericordia, -> compasión y -> amor de Dios que, en el recto comportamiento del ser humano en el mundo —y ante Dios — se hacen jus-ticia del hombre.
11. Esta concepción ejerció su influ-jo también en las secciones más tar-días del Nuevo Testamento (p. ej., 2Pe 1,1), en las que la justicia de Dios es la expresión complexlva de la acción salvífica de Dios en el creyente (1Jn 1,9).
Esta perspectiva cristológica e his-toricosalvífica del Nuevo Testamento no se mantuvo, sin embargo, en el pos-terior lenguaje teológico. Bajo el in-flujo del lenguaje jurídico de Roma y de la religiosidad romana, fuertemente marcada por lo mágico, el contenido conceptual de la lustitia del judaísmo tardío y, en su caso, del helenismo — concebido como virtud y cualidad esencial — sustituyó al primitivo con-cepto bíblico de la acción salvadora de Dios en los hombres. La aparente contradicción entre un Dios que es a la vez compasivo y castigador, se re-suelve fácilmente desde la concepción bíblica, porque a la predicación bíblica no le interesa definir las propiedades esenciales de la divinidad, sino exhor-tar a los hombres a tomar ante Dios la postura exacta. hi

Justicia del hombre. 1. En el Antiguo Testamento: En los escritos veterotes-tamentarios, la justicia del hombre significa una actitud general del hom-bre acorde con la --> voluntad de Dios (Dt 6,25). En consecuencia, se pre-supone o se garantiza la subordina-ción y la ordenación de la justicia del hombre bajo o bien dentro de la --> jus-ticia de Dios. Este aspecto no puede ser olvidado cabalmente donde los textos más antiguos destacan el as-pecto jurídico de la justicia del hom-bre. Con cierta frecuencia el Antiguo Testamento, al hablar de la justicia del hombre, se refiere a las relacio-nes de un hombre con otro (Éx 23,6ss; Dt 1,16). Especialmente en las épocas posteriores, la justicia del hombre es «creada» por una estricta observación de los preceptos (-> Mandamientos, -> Ley) y por la -> limosna (Tob 12,9).
2. En el Nuevo Testamento: Gene-ralizando, se puede decir que la justi-cia del hombre acaece mediante una aceptación de la justicia de Dios (-> Justificación) total y sin reservas, que renuncia, por tanto, a todas las «segu-ridades» humanas. Dios ofrece esta justicia nueva a los hombres en el acontecimiento salvífico de Cristo. No puede lograrse por las propias -> obras y méritos (-> Gloriarse). Sólo en la --> fe y en la aceptación obediente del --> mensaje de -> salvación en Cristo se justifica el hombre, como una gra-cia recibida. Como justificado, el hom-bre vive ahora de la justicia de Dios (Rom 3,21-26). Por consiguiente, la justicia de Dios se ha hecho ahora la justicia de su propia vida. Cuando Flp 1,11 suplica para la comunidad que esté llena de los «frutos de justicia», se trata de comprobar hasta qué punto la justicia de Dios participada a la comunidad ha llegado a determinar real y concretamente la vida comunitaria. Esto es lo que el apóstol espera y suplica.
El «ejercicio de la justicia» aparece en la teología de Mt (6,1ss) con un indiscutible matiz peculiar. Pero justamente el carácter programático del -> sermón de la montarla quiere decir enérgicamente en sus antítesis (Mt 5,21-48) al creyente (en la figura del -> discípulo de Jesús) qué debe hacer ahora para «cumplir toda justicia•. El modelo es Jesús mismo (3,15).
Hasta qué punto debe rechazarse para siempre un concepto puramente formal de una justicia humana frente a los demás hombres aparece en Lc 10,25-37. La exigencia absoluta del amor de Dios hace de todo hombre un -> «prójimo•. Se hace patente que todos los límites que separan a unos hombres de otros contradicen la voluntad de Dios. Más aún: en la palabra de Jesús, quedan claramente absorbidos por la nueva justicia del -> amor incluso los deberes cultuales y los preceptos religiosos. Justicia humana significa realización del amor de Dios que -+ en Cristo está abierto y patente como --> posibilidad para todos los hombres. ka

Justificación. El concepto bíblico de justificación procede de la teología paulina y presupone la lucha de Pablo contra el camino de salvación de los fariseos del judaísmo tardío; de ahí que no desempeñe papel alguno en las restantes teologías del Nuevo Testamento. Con todo, el contenido de la justificación paulina constituye una de las afirmaciones fundamentales de la Biblia y fue ya en el Antiguo Testamento objeto de la proclamación de la fe.
1. La justificación en el Antiguo Testamento: Dado que justificación se deriva de --> justicia, también el hombre veterotestamentario debió tener conciencia de la eficacia de Dios, que es en realidad el problema a discutir en el fondo de esta cuestión. Como, por otra parte, en la justificación se trata de la --> salvación de cada individuo particular, que en el juicio de Dios es declarado justo y, por ende, obtiene salvación y liberación, hay que distringuir la fase veteroisraelita, es decir, la época de la -> religión de alianza del Israel anterior al -> exilio, en orden a comprender el concepto. Con todo, ya en este período de la teología de Israel aparecen indicios y complejos de ideas que más tarde llevaron a la evolución de una teología propia de la justificación: a) promesa de la --> misericordia divina junto a las afirmaciones sobre su retribución (p. ej., Ex 34,5ss); b) la confianza en la --> compasión divina, a pesar de la profunda conciencia de culpabilidad (cf., p. ej., Sal 50); c) la confianza creyente en Dios como base de una existencia plena de bienestar (p. ej., Is 7,9); d) la espera de una nueva alianza de gracia, a pesar de la culpa y la caída (p. ej., Ez 36,25ss).
2. En el judaísmo. Al penetrar, después del exilio, la visión del mundo oriental y helenista en el ámbito de la fe israelita, al derrumbarse la soberanía política y la independencia aneja a la misma, al desaparecer la unidad del pueblo, el destino común de Israel como --> pueblo de Dios pasó a segun do término, desplazado por el anhelo de salvación de cada individuo. En este individualismo salvífico, cada persona se consideraba referida a sí misma. La tradición tuvo importancia ya sólo en cuanto transmitía la --> ley y, con ella, la voluntad de Dios. La comunidad transmitía el conocimiento de esta ley y ayudaba a cada uno de sus miembros a ordenar su vida personal de manera fatigosamente acorde con los preceptos y prohibiciones de Dios. La salvación depende del esfuerzo moral de cada individuo. La fidelidad a la ley era considerada como digna de recompensa, y podía llevar a que, en el -> juicio, Dios declarara justos a los que la habían observado, o a manifestar que un individuo tenía pocos méritos y era, en consecuencia, condenado. La justificación era, pues, en tal caso, un acto externo y jurídico de Dios, que toma nota de la realidad precedente (fidelidad o infidelidad a la ley), la establece oficialmente y le confiere valor jurídico.
En -> Qumrán se interpreta escatológicamente la concepción veterotestamentaria de la justicia divina como don de la gracia de Dios a su pueblo, pero se la combina al mismo tiempo con una fidelidad radical a la ley en el sentido del fariseísmo, de modo que dicha fidelidad era presupuesto para la compasión de Dios.
3. En el Nuevo Testamento: a) Jesús anuncia como mensaje salvífico la justificación por Dios. Lo nuevo es aquí la realización actual de esta justificación: en la actuación de Jesús acontece ya la liberación por gracia, pero no en virtud de los méritos de los justos, sino en virtud del amor misericordioso de Dios (•no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores•, Mt 2,17). Cierto que el pecador debe convertirse (--> Conversión) y creer (-> Fe) en el mensaje de Dios, es decir, debe querer adoptar de nuevo la postura correcta ante Dios (--> Filiación divina) y pedir humildemente perdón (cf. Lc 10,18ss). Y con esto se cumple ya el sentido de la ley (Mt 5,17) y queda desenmascarado y rechazado todo legalismo, como perversión y como autojustificación pecaminosa.
b) --> Pablo amplía este pensamiento fundamental del --> Evangelio en su polémica con el camino de la salvación de los fariseos (-+ Judaizantes). Sobre todo en la carta a los romanos y a los gálatas llega incluso a desarrollar una teología de la justificación. Rom 2 alude a la imposibilidad de una justificación propia; Rom 3 indica que la justificación viene por la gracia de --> Cristo Jesús; Rom 4 proclama la fe como el único medio de justificación y Rom 5 expone la justificación como salvación a un tiempo presente y futura. En los siguientes capítulos (sobre todo 9-11), se completan estas ideas desde una perspectiva historicosalvífica. Muy parecida es la secuencia de ideas de Gál 2,15-5,26.
En clara oposición al judío «sentenciar que es justo•, Pablo habla de un «hacer justo., es decir, Dios no justifica a los justos, sino a los pecadores (Rom 4,5;5,19), que no se arrogan ni pueden arrogarse -> mérito de ninguna clase. Pablo opina que de por sí y por el cumplimiento de la ley nadie es justo ante Dios (Rom 3,19 y otros). Aunque la palabra justificación procede del lenguaje jurídico, en el uso lingüístico de Pablo ha recibido una radical transformación de sentido: «hacer justo» significa, efectivamente, además de una sentencia que exime de culpabilidad y un perdón de los pecados, una liberación Interior del hombre frente al -> pecado y su poder, es decir, una transformación interior (cf. 1Cor 6,11: •... habéis sido lavados, habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios•). Esto no debe entenderse, desde luego, en sentido mágico (p. ej., como un efecto material del bautismo), sino en sentido personal: quien, creyendo en el Señor, ha aceptado la concepción del mundo, de sí y de Dios según Jesús, ha superado radicalmente toda la injusticia de su vida pasada y vive, en la -> libertad nueva, una vida según el Espíritu de Dios. Esta nueva base sigue sometida a constante lucha y amenazada por el peligro de la recaída en la autojustificación (cf. Rom 6).
c) En este sentido deben entenderse las frases — aparentemente contradictorias — de la carta de Santiago (2,14-26): fe y obras significan aquí la conservación y garantía — por el que-hacer cotidiano— de la nueva base existencial recibida en la fe. Esto no significa oposición al pensamiento de Pablo (como creía Lutero), que habla en numerosos pasajes de la consuma-ción de la justificación en el juicio se-gún las obras (p. ej., Gál 6,7-10).
La problemática actual sobre cómo ha de entenderse la justificación no se centra ya en los problemas de la con-troversia teológica, sino en los de la --> antropología. El problema fundamen-tal es: ¿qué significan las afirmacio-nes, imágenes y conceptos bíblicos sobre la justificación para la concep-ción que el hombre actual tiene de sí?
Si se analizan las sentencias bíbli-cas sobre la justificación del hombre por Dios, pueden distinguirse los si-guientes complejos de afirmaciones:
A) Justificación y juicio de Dios: Los conceptos de la Biblia sobre el juicio están fuertemente marcados por el pensamiento apocalíptico y se encuen-tran básicamente al servicio de moti-vaciones éticas. Estas afirmaciones, de acusado matiz simbólico, acentúan la soberanía de Dios y, al propio tiem-po, la referencia del hombre a Dios como fundamento de su existencia. Justificación significa llamada bíblica a la decisión a orientarse total y en-teramente de acuerdo con las condi-ciones existentes de hecho ante Dios y a esperar y conseguir así consisten-cia definitiva.
B) La justificación y la espera esca-tológica: La --> existencia escatológica significa, en el Nuevo Testamento, vi-vir en la aceptación del ofrecimiento de salvación de Dios por Jesucristo en la fe. La justificación es, pues, algo presente, posible aquí y ahora para los que están preparados y abiertos para ella; pero es también algo en riesgo y devenir; dado que la vida del hombre está marcada por el sello de lo transitorio, y lo definitivo, la meta, sólo puede alcanzarse en la --> muerte.
C) Justificación y fe: Las sentencias sobre el juicio, expresadas en un lenguaje concreto y figurativo, pueden llevar a concebir falsamente la justi-ficación como algo experimentable y efectivo, como una especie de «segu-ro» con el que se puede «contar». Pero la justificación es una realidad de la fe, es decir, una realidad más allá de lo experimentable y calculable, que se puede aceptar o rechazar.
D) Justificación y autojustificación: La justificación por las obras de los ju-díos ha sido ya superada, pero nuevas ideas de autoliberación vuelven a con-ferir actualidad a la controversia pau-lina. Quien cree que no necesita de una justificación de parte de Dios (es decir, de una justificación venida de más allá de sí mismo), se extravía en un complejo de superioridad, se en-gaña acerca de la inseguridad de su existencia, actúa como si tuviera su ser y su vida en su mano y por sí mismo. La moderna secularización ha hecho suya esta actitud.
Aquí es donde debe emplearse a fondo la predicación actual, para poner bien en claro que todo hombre, sin excepción, está referido a Dios, que el mensaje cristiano, testificado por Je-sús, los –> apóstoles y la ininterrum-pida –> tradición, significa una prome-sa de redención que no debe ser re-chazada como utopía intramundana, si-no que amplía y hace deseable el ca-mino que pone en claro, definitiva-mente, las cosas con Dios y consigo mismo. hi

Justificación por las obras. Expresión que se emplea para describir la posi-ción judío-legalista frente a Dios. No está acuñada por el mismo Nuevo Tes-tamento, pero combina dos conceptos bíblicos (--> Obras, --> Justicia), que desempeñan un importante papel en la doctrina de la –> justificación. «Jus-ticia» significa, en este contexto, la relación ordenada entre el hombre y Dios. Las «obras» indican la acti-vidad humana en cuanto qüe tienen significación salvífica o deben tener-la. Ahora bien, si un hombre piensa que puede establecer una relación ordenada con Dios en virtud de deter-minadas contribuciones religiosas o morales, de modo que puede alcanzar por este camino la --> salvación defini-tiva, se habla en este caso de «justi-ficación por las obras».
Pablo, especialmente, se ocupa de este tema en sus polémicas con el ca-mino de salvación de los judíos (--> Ju-daizantes) y rechaza radicalmente la justificación por las obras como auto-redención y religiosidad mágica (cf., p. ej., Gál 5,4-6). ¿Por qué? Porque quien piensa que en virtud de determi-nadas obras merece de parte de Dios una recompensa similar, trata a Dios como igual a sí mismo, como alguien con el que se pueden echar cuentas, a quien se puede manipular, con el que se puede llegar a un arreglo. Se inmoviliza a Dios en su justicia, se le convierte en una especie de plaza de intercambio de «negocios» religiosos. Al hacerlo así, falsea el hombre radi-calmente la esencia de --> Dios, le trata como si fuera una magnitud in-trahumana, es decir, como a un ídolo, y se porta como si pudiera disponer por sí mismo de su salvación. Pero ésta es justamente la postura de la hybris y del –> pecado contra la que se pronuncian con absoluta decisión tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo, declarándola paganismo, idola-tría e impiedad y combatiéndola como tal. Frente a ella, se alza la nueva con-cepción de Dios de la fe personal y la proclamación de la –> justificación por la fe. hi

Justo. Esta palabra predica de las per-sonas, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo, una cualidad. El contenido real del predícado varía de acuerdo con el significado o concepto previo de la –> justicia de Dios o del hombre.
a) Dios es justo, sobre todo por su acción salvadora (Dt 32,4) y por su actividad justificadora, que abarca el cosmos y los pueblos (Sal 9,9).
b) El hombre es justo si obedece las –> instrucciones de Dios (Gén 6,9). El sufrimiento del justo (–> Siervo de Yahveh, is 53,11) justifica a muchos.
En el Nuevo Testamento, el justo por excelencia es Jesús. En su –> proceso (Mt 27.19) aparece completamente ino-cente. Su muerte es el origen de la salvación de los hombres, a los que hace justos (Rom 5,19). Y por eso desaparece ya la antigua distinción entre justos y --> pecadores. En adelan-te sólo se es justo por la participación en la obra salvadora en Jesucristo. To-das las personas a las que el Nuevo Testamento aplica el nombre de jus-tos, reciben este nombre siempre en la perspectiva de la salvación de Dios en Cristo. ka

Juzgar. En varios pasajes del Nuevo Testamento se previene expresamente y hasta se prohíbe incluso juzgar a los otros. ¿Quiere esto decir que se pone en entredicho radicalmente la activi-dad judicial en el mundo? Cierto que los cristianos deben renunciar a esta-blecer juicios, sobre todo ante los tri-bunales paganos. Con todo, la prohibi-ción neotestamentaria tiene otro sen-tido y va más al fondo. Se refiere a los juicios dentro de la convivencia humana. Según Pablo, en 1Cor 4,3ss; Rom 14,3ss, p. ej., enjuiciar a los de-más sería, en definitiva, un adelantarse al --> juicio final y, en consecuencia, una usurpación de los derechos de Dios.
Esto se sigue de las razones que se dan en favor de la prohibición: /) No ha llegado todavía el tiempo de juzgar; el tiempo del juicio es el tiem-po de la --> nueva venida de Cristo; 2) Al hombre se le quita básicamente el derecho a juzgar porque a) él mis-mo es culpable ante Dios y b) no tie-ne ningún derecho a emitir juicios so-bre el que es siervo de otro señor. Todo cristiano es siervo del Señor y sólo ante él ha de rendir cuentas. Si, pues, un cristiano juzga a otro, se atre-ve a ocupar el puesto de Dios. También la sentencia del sermón de la montaña (Mt 7,1s) previene expresamente frente a los juicios: la medida que un hombre aplica ahora a su —> hermano, esa misma le será aplicada a él en el juicio final.
Junto a estas sentencias neotestamentarias que prohíbe juzgar, hay, con todo, otras que no sólo lo permiten, sino que incluso lo exigen. Así, cuando los cristianos tienen entre sí litigios, deben procurar, según Pablo, no recurrir a tribunales paganos, sino arreglar el asunto por sí mismos. Sobre el caso de un pecador público, la comunidad de Corinto debería haber juzgado ya mucho antes y castigarle convenientemente (1Cor 5,1ss). Pablo reprocha además a la comunidad, en
1Cor 11,28ss, haber olvidado juzgarse a sí misma. Y así, ahora es Dios quien tiene que juzgar y castigar. En estos dos pasajes, juzgar es un deber de la comunidad; se les pide expresamente a los cristianos que juzguen. El precepto se apoya en que este juicio ayudaría a los demás y les preservaría del juicio de Dios contra los no cristianos, es decir, de ser condenados. Este precepto no contradice la prohibición de juzgar. A los cristianos se les pide que juzguen cuando esto ayuda a los demás y les sirve. Pero se les prohíbe estrictamente cuando lo que se pretende es imponerse a los demás, porque entonces el cristiano usurparía el puesto de Dios. —> Medida, ma