E

Ebionitas (evangelio de los). Evangelio apócrifo del siglo II, escrito en griego. Su origen se encuentra en los círculos de los ebionitas, secta judeocristiana nacida entre los hebreos que, durante la guerra judía, salieron de Jerusalén para refugiarse en la región oriental del Jordán. El evangelio se ha perdido, y sólo se han conservado algunas secciones transmitidas por Epifanio de Salamina, autor eclesiástico del siglo IV. Contenía sobre todo material procedente del Evangelio de Mateo, y también de los otros dos sinópticos, mezclados con leyendas, elaborado de nuevo y no del todo exento de influjos gnósticos (--> Gnosis). Los textos fragmentarios nos permiten conocer determinadas tendencias de la doctrina de los ebionitas: condenaban el culto sacrificial judío, prohibían comer carne y se oponían al apóstol Pablo. ba
Eclesiastés. Libro escrito en el siglo III a.C., en Palestina (Jerusalén), por un desconocido maestro de la sabiduría (12,9). El autor se llama a sí mismo qohelet (en hebr. .convocador., el que convocaba la asamblea, acaso también el que habla en ella), hijo de David, rey de Jerusalén• (1,1), lo cual indica que el autor sería Salomón (1, 12). La inclusión del Eclesiastés en el --> canon fue largo tiempo debatida, como lo insinúa ya el segundo epílogo (12,12-14). Después de una poesía introductoria (1,3-11) y de un análisis sistemático del tema (1,12-3,15), sigue el complemento y profundización con la sabiduría de los proverbios tradicionales. Bajo las penetrantes e insatisfechas preguntas del qohelet, esta sabiduría se viene a pique. El conocimiento —que encuadra de principio a fin al Eclesiastés (1,2; 12,8)— de que •todo es vanidad- lo ha obtenido el autor de la experiencia de la muerte como límite infranqueable que desbarata y aniquila todos los proyectos y actividades del hombre, incluido el hombre sabio. Consecuencias inmediatas son la duda y el hastío de la vida (2,17-23). Dado que al hombre le ha sido arrebatado el dominio del tiempo, está referido a su presente, en el que encuentra la felicidad y la alegría (3,1-13), que debe aceptar como dones de Dios. Al hacer el hombre lo que Dios ha dispuesto para el momento actual, es temeroso de Dios (3,14).
Aunque el qohelet interroga sin pausa con preguntas taladrantes, cree, con todo, en Dios, que está indiscutiblemente sobre todos y dispone de todo, como señor de la historia. En Dios encuentran las preguntas del qohelet su límite, aunque no su solución. we


Eclesiástico. Libro --> deuterocanónico, escrito a principios del siglo II a.C., en Jerusalén, por Jesús, hijo de Eleazar, hijo de Sirá (Eclo 50,27). Su nieto tradujo la obra al griego, para servicio de la --> diáspora de Egipto, poco después del 132 a.C. Durante mucho tiempo, el libro de Sirá fue conocido únicamente en su traducción griega y siríaca, hasta que en el año 1896 se descubrieron en la guenizá, la sinagoga de El Cairo, algunas hojas pertenecientes a diversos manuscritos del texto hebreo; a estas hojas hay que añadir algunos fragmentos de –> Qumrán y Masada, de modo que hoy se conocen aproximadamente tres quintas partes del texto hebreo del Eclesiástico.
El libro pertenece a la literatura sapiencial del judaísmo tardío y contiene numerosas normas de comportamiento para la vida social humana, entremezcladas con oraciones, himnos y poesías didácticas, como p. ej., el himno de alabanza a la --> sabiduría personificada (c. 24) y las alabanzas a los padres (44-49). Los diversos materiales del libro reciben unidad interna de la idea del temor de Dios. Esta idea recorre, como tema fundamental, todo el libro, desde la introducción sistemática (c. 1-2), hasta la firma (50,27-29). En este concepto, resume el autor su intención: la educación de sus discípulos en una relación personal con Dios, dentro de una auténtica piedad. we

Edén (hebr. «delicia•; sumerio, edin = desierto, estepa). Región en la que, según el relato yahvista de la creación (Gén 2,8-15), estuvo situado el --> paraíso. El •jardín en el Edén es descrito como un oasis en el desierto (Gén 2,8), con toda clase de árboles frutales, entre ellos el --> árbol de la ciencia y el --> árbol de la vida. Según Ez 28,13, el jardín está en el monte de Dios, por donde se ve que el Edén tiene aquí un significado mítico. Gén 2,10 enumera como ríos del paraíso al Tigris, Éufrates, Gihón y Pisón. Es fundamental la idea de que toda la tierra está regada por estos cuatro ríos. En 2Cró 29, Edén es utilizado como nombre personal. En 2Re 19,12 se habla de los •hijos del Edén», aludiendo a una región situada al norte de Mesopotamia. De todo esto se desprende que, debido a la imprecisión y al diferente uso de la palabra, es imposible localizar el Edén en una región determinada. zi

Edificación. En la Biblia debe entenderse la edificación no en un sentido moral o ético, sino ontológico, es decir, dentro de las categorías de ser y existir. Nadie se edifica a sí mismo; más bien Dios edifica una tienda centre los hombres y quiere morar en ella. Dios se edifica una casa, no de piedras muertas, sino de piedras vivas, de hombres. Los que han aceptado el -+ Evangelio de Cristo, éstos son el •edificio de Dios» (1Cor 3,9). En Cristo ha comenzado Dios a edificar esta casa. Ha puesto el fundamento y ahora toca a los hombres proseguir la construcción. Se sigue edificando allí donde los hombres han comenzado a amar, porque sólo el --> amor construye entre los hombres (1Cor 8,1). En la comunidad de la –> Iglesia, de lo que se trata es de que cada cual edifique a los otros (1Tes 5,11). gr

Edom. País y pueblo de los edomitas, –> semitas que en los siglos XIV-XIII habitaban al este de Arabia, desde el mar Muerto hasta el golfo de Aqaba. Constituyeron desde muy pronto un reino, lo que posibilitó el florecimiento de una famosa literatura sapiencial de corte (Jer 49,7; Bar 3,23), que no ha llegado hasta nosotros. Edom debía su prosperidad a la posesión de los puertos de Elat y Esión-Gaber sobre el mar Rojo, a la abundancia de minerales (p. ej., en Punon) y al control ejercido sobre las rutas comerciales que partían hacia el norte.
Dado que también Israel anhelaba estos puertos y minas, desde época temprana estalló la lucha entre ambos reinos. Dominado algunas veces por Israel (2Sam 8,13s), Edom se reveló una y otra vez. A partir del siglo VIII a.C., Edom entabló relaciones de país tributario respecto de Asiria. Después de la destrucción de Jerusalén, los edomitas, presionados por los - nabateos, penetraron en la región despoblada del sur de Judá. En este sentido apuntan las sentencias de amenaza de los profetas: Abd 6-21; Is 34; Ez 25, 12-14; 35; 36,5; Sal 137,7.
A partir del 300 a.C., los edomitas se hallaban reducidos al este de la Arabia, con el nombre de idumeos (--> idumea). he

Educador -> Castigo.

Efesios (carta a los). Aunque la carta a los efesios fue bien conocida ya desde los primeros tiempos, no es del todo seguro que la indicación de los destinatarios, •Éfeso•, que se encuentra en la fórmula del saludo inicial, sea original. El escrito se mantiene en un tono impersonal y faltan los saludos finales.
Es posible que se trate de un escrito circular destinado a todo un grupo de comunidades de Asia menor. El nombre de la comunidad a la que se hacía llegar el escrito se añadiría en cada caso concreto. La carta de los efesios tiene tal parecido con la carta a los colosenses que es preciso admitir una dependencia entre ambas.
En las comunidades de Asia menor se había difundido un culto a los ángeles y a los espíritus que ponía en peligro la posición absolutamente primera de Cristo. Frente a esto, acentúa el apóstol la total soberanía •sobre todas las —> potestades y principados» del Señor ascendido. La idea central de la carta es Cristo como cabeza de su —> Iglesia, compuesta de --> judíos y --> paganos (c. 2-3), que Cristo mismo edifica como cuerpo suyo (c. 43; —> Cuerpo de Cristo), a la que él adorna y embellece como a su esposa (c. 5) y a la que llena con la plenitud total de su vida divina (c. 1). Por consiguiente, el apóstol exhorta a la Iglesia a llevar una vida digna de esta —> vocación (c. 6).
La —> escatología de la carta a los efesios difiere radicalmente de la escatología paulina, de modo que la carta debe adscribirse a alguno de los discípulos del apóstol. —> Cartas paulinas. mi

Éfeso. Antigua ciudad, centro mundial del comercio y del tránsito entre oriente y occidente, situada en Asia menor, junto a la desembocadura del Caistro. Desde el año 133 a.C., fue capital de la provincia romana de Asia, gobernada por un procónsul. La ciudad fue célebre por el templo de —> Artemis (= Diana), una de las siete maravillas de la antigüedad (veneración de una diosa-madre, anterior incluso a la invasión jonia hacia el año 1000 a.C.).
La predicación cristiana halló amplia resonancia en la comunidad judía de Éfeso. Según Act 19, --> Pablo ejerció el ministerio en la ciudad por más de dos años. Una antigua tradición testifica la presencia en Éfeso del apóstol (presbítero) --> Juan; es legendaria, en cambio, la noticia de la muerte de María en esta ciudad. En las controversias cristológicas de la edad patrística, Éfeso fue sede de varios sínodos, el más importante de los cuales fue el tercer concilio ecuménico del año 431 (María •engendradora de Dios). mi

Effata (heb. •ábrete•). Expresión utilizada en Mc 7,34. Posee el carácter de una palabra dotada de poder y es señal de la aparición en escena, poderosa y fuerte, de Jesús. sc


Efod. Término cultual, cuyo significado no está del todo claro. Por efod se entiende:
a) Una especie de pequeño delantal, que se ceñía a la cintura y que formaba parte de las vestimentas sacerdotales (Éx 25,7).
b) Una representación de Dios, o también de los dioses (cf. Jue 17s). —> Pectoral.

Efraím. 1. Una de las doce tribus israelitas, que la genealogía bíblica hace descender del segundo hijo de José (Gén 41,52). Casi siempre se la cita junto a la tribu hermana de --> Manasés (Gén 466,20; Dt 33-13-17). Después de la conquista de —> Canaán, Efraím se estableció en la parte central de la región montañosa al oeste del Jordán (= montañas de Efraím, Jos 16, 44-10). Se opuso enérgicamente al predominio de Judá y fue cabeza de las tribus del norte. Después de la división del reino, llevada a cabo en territorio efraimita, Efraím eligió a Jeroboam como primer rey del reino del norte, Israel, que, algunas veces recibe también el nombre de Efraím. El año 722 a.C., cayó bajo el poder de Asiria y más tarde desapareció de la historia.
2. Ciudad de la tribu de Efraím, situada en el borde del desierto, a la que se retiró Jesús (Jn 11,54). he

Efusión del Espíritu. Esta expresión, acuñada por los --> profetas de la época del exilio (Is 44,3; Ez 39,29; JI 3,1s), sólo puede entenderse desde la concepción bíblica de espíritu. Los servidores elegidos por Dios reciben la fuerza del —> espíritu, con mucha frecuencia sólo para el cumplimiento de una tarea concreta. Pero los profetas anuncian la esperanza de un tiempo en que esta fuerza de Dios se derramará profusamente sobre todo el pueblo. Entonces Dios se dedicará por entero y para siempre al pueblo, y el pueblo a Dios, y ya no habrá necesidad de hombres elegidos como intermediarios. Según el sermón de pentecostés de Pedro (Act 2,17), esta esperanza del tiempo final se ha cumplido en la donación del Espíritu en pentecostés. La comunidad de los creyentes en Jesús es el lugar en que se da a todos la plenitud del poder de Dios y aparece clara y visible la presencia de Dios. --> Pentecostés (milagro de). oh/h1

Egipto. 1. Este antiquísimo país, de cultura casi siempre muy elevada en todos los aspectos, fue un inquietante vecino para Israel, hasta que ambos entraron a formar parte del imperio romano. A lo largo de casi tres milenios, la historia del antiguo Egipto, así como su religión y su sabiduría, presentan una estabilidad y aislamiento incomprensibles también para nosotros.
2. Dado el origen de Israel, y 'la concepción religiosa que este pueblo tiene de sí, Egipto es un país enemigo: la —> confesión de Yahveh (—> Alianza), que ha sacado a Israel de Egipto, de la casa de la servidumbre (Éx 20,2), es el comienzo de la fe y del pueblo de Israel. Es cierto que fue sólo una pequeña parte de Israel, principalmente las tribus de José, la que salieron de Egipto (—> Canaán [conquista de], —> Tierra prometida), pero ya con esto quedaba fijada fundamentalmente la postura hostil frente .a Egipto. La salida de Egipto es la acción saivífica de Dios que fundó Israel; por eso, el peligro de que Israel vuelva a Egipto (Dt 28,68), esto es, el peligro de revocar la historia de la salvación, es la amenaza definitiva y suprema que conoce el Deuteronomio. Isaías y Jeremías se pronuncian enérgicamente contra toda política de alianza con Egipto (Jer 30,2), que equivaldría ocasionalmente a un contrato de contraseguro. Además, Egipto era para los profetas el país de origen de los productos suntuosos que corrompían las costumbres (Is 3,16ss).
3. A pesar de esta postura adversa, la superior cultura egipcia no dejó de influir sobre Israel: la jerarquía de funcionarios de Salomón, el ceremonial palaciego y los métodos tributarios (1Re 5,27) tienen rasgos egipcios. Hubo indudablemente influjos científicos, que pueden percibirse sobre todo en el --> escrito sacerdotal. La catalogación esquemática del primer relato de la —> creación, las listas genealógicas y los esquemas cronológicos responden a modelos egipcios. Se discute el influjo de Egipto sobre el -> derecho, p. ej., en la formulación del -> decálogo, pero el influjo es indiscutible en la literatura sapiencia'. En cambio, las ideas de los egipcios sobre los dioses y la muerte no han influido, evidentemente, en Israel.
4. Pueden indicarse ciertos motivos paralelos entre el Nuevo Testamento y la literatura egipcia (p. ej., la huida de la madre con el niño; -> Infancia [historias de la]). La importancia de Egipto en la época helenística se debe a su calidad de portador de tradiciones. Aquí tuvo su origen la traducción griega del Antiguo Testamento (Septuaginta); aquí nacieron los más antiguos manuscritos del Nuevo Testamento. schü

Ejército. En la época premonárquica no había ejército en Israel. En tiempos de necesidad, algunos hombres impulsados por el espíritu (-> Jueces) organizaban, por diversos medios, por ejemplo mediante el envío de carne descuartizada, la leva de una o, a veces, de varias tribus. La monarquía que surgió como resultado de la evolución de estos caudillos carismáticos (--> Saúl) — procuró garantizar la protección divina recurriendo a disposiciones apropiadas (--> censos del pueblo) y creando un ejército profesional con armamento adecuado; estas medidas provocaron la protesta del movimiento profético, que contemplaba con mirada escéptica todo concurso activo que se añadiera a la ayuda de Dios.
Los ejércitos mercenarios de la monarquía desplazaron la idea de --> guerra santa, que no vuelve a ser actualizada hasta --> Josías; ante el fracaso de esta tentativa restauradora y el inevitable colapso político subsiguiente (--> Exilio), la guerra santa se orienta cada vez más decididamente al -» fin de los tiempos, en que se manifestará por siempre el poder único de Dios. Aquí se registra, ocasionalmente como proyección de las circunstancias terrenas, un modo de hablar de un •ejército del cielo• en sentido militar, que está llamado a preparar la --> victoria de Dios; por lo demás, la expresión «ejército del cielo» tiene el mismo significado que los poderes de Dios, expuestos de forma personificada (--> Ángel, -+ Sebaot), o como designación de los astros y de las potencias cósmicas (Jer 33,22). tr

El. Es una de las designaciones semitas más antiguas y extendidas aplicadas a --> Dios. El es el Dios, sin más, absolutamente, venerado a través de la multiplicidad de dioses (Elim), pero puede ser también el nombre propio de un Dios determinado. El significado de El: el fuerte, el guía, el soberano, expresa la distancia entre Dios y el hombre y la admiración del hombre frente a la excepcional grandeza de la divinidad. El copioso uso de nombres tales como Dios se compadece•, •Dios es juez», etcétera, muestra que se consideraba a El de modo especial como protector de las necesidades morales o sociales del pueblo o de la tribu.
En el Antiguo Testamento, y a partir de la alianza con Abraham, se considera a El como Dios de Israel. La expresión •Dios de mi (de tu) padre» indica una especial vinculación de El con caudillos concretos, es decir, con personas y no con lugares. Su providencia y eficacia se revelan en el destino de una tribu o de un adorador individual. De aquí que, a diferencia de los dioses de la naturaleza o los númines locales, El tenga siempre un marcado carácter social e histórico.
Los epítetos frecuentemente añadidos a El subrayan la excelsitud de la divinidad. Así, que significa •excelso» (Gén 17,1). A menudo se le añade elyon (= altísimo), que incluye una concepción del Dios creador 14,19). La idea de la supratemporalidad de Dios está claramente expresada en el olam = Dios de los tiempos primeros o Dios de la eternidad (Gén 21,33; Is 40,28). La exclamación El, Dios de Israel, es aplicada, en función de nombre propio, al Dios que ha demostrado ser realmente el guía y soberano, el Dios protector de Israel (Gén 33,20). he

Elam. País de los elamitas, situado al oriente de Babilonia, al norte del golfo Pérsico. Hacia el 590 a.C. fue incorporado al gran imperio de los persas y los medos. -+ Ciro eligió la capital del país, Susa, para su propia residencia.
Todavía no han llegado a conclusiones definitivas las investigaciones sobre la lengua elemita. Se sabe que el pueblo que la hablaba no era semita y que su lenguaje se prolongó hasta la época neotestamentaria (Act 2,99).
En el Antiguo Testamento — y más concretamente en los profetas — se enumera a Elam como una gran potencia, en la serie de pueblos extranjeros entre los que fueron diseminados los israelitas (Is 11,11; Jer 49, 34-39; Ez 32,34). Algunos judíos exiliados en Elam volvieron a su país en la época persa (Esd 2,7; Neh 7,12). Entre los colonos de Samaría enumera Esd 4,9 a algunos elamitas. he

Eleazar (hebr. •Dios ha ayudado»). Nombre frecuente en el Antiguo Testamento.
1. Tercer hijo de -> Aarón, hombre importante en la esfera del culto, a quien se remontaba el linaje sacerdotal de Eleazar.
2. Escriba que, bajo Antíoco IV Epífanes, prefirió el martirio a la hipocresía (2Mac 6,18-31).
3. En el -> árbol genealógico de Jesús se cita a un Eleazar (Mt 1,15), del que nada sabemos. he

Elección. En el Antiguo Testamento. La expresión hebrea significa en primer término simplemente «elegir», es decir, establecer una separación, una selección, dentro de un número de pueblos, personas o cosas, con una determinada intención. En -> Israel aparece un caso de elección. Su elección se confirma como selección de entre los demás pueblos (Dt 7,16): Israel es el pueblo escogido de Yahveh» (Sal 33,12). Con todo, la elección no gira en torno a unas determinadas cualidades que Israel pudiera exhibir: Dt 7,7s no dirige la mirada a las prerrogativas del pueblo, sino al amor de --> Yahveh. Más aún, Dt 9 sabe exponer con claridad las profundidades de la «indignidad» de Israel y en Sal 33 la luz cae inequívocamente sobre la bondad y la compasión de Yahveh. Puede decirse con razón que precisamente en la elección es donde aparece de excepcional manera la absoluta soberanía de Yahveh. Esta soberanía y este amor de Yahveh se dejan ver asimismo claramente cuando contemplamos la tarea que condicionaba la elección. -> Abraham fue elegido (Neh 9,7), pero aquel que fue separado de los demás pueblos se convertirá a la postre en -> bendición para todos (Gén 12,25; 22,18). Particularmente claros aparecen el sentido y la peculiaridad de la elección, supeditados a la misión encomendada, en el --> siervo de Yahveh del Deuteroisaías (Is 42; 53). Justamente aquí se ve que la elección no está vinculada a privilegios», en el sentido usual de esta palabra, cuando se trata de una elección de Yahveh. La salvaguardia de la soberanía de Yahveh y el carácter de su actuación misericordiosa y graciosa en la elección están subrayados por la alusión admonitoria a la contrapartida de la elección: la posibilidad de ser rechazado (-+ Desechar). Esta posibilidad indica que la elección no debe ser considerada como algo inmutable y ya en mano, que con la elección no se puede •jugar» (Os 9; Jer 7).
Ahora bien, si un elegido es rechazado, no se ha conseguido ningún fin, porque la acción de Yahveh está siempre orientada a la –+ salvación. Consiguientemente, ya en los textos proféticos se encuentra la idea de una nueva elección: Yahveh •elige una vez más, de nuevo» (Is 14,1). En nada pueden irrumpir y triunfar con más fuerza el amor gracioso que da sin merecimientos, la –> compasión definitiva y la suprema soberanía como en la intervención salvífica para una nueva elección. El pueblo, que había merecido una •condena de muerte•, puede experimentar, en su conversión, una nueva y aun más íntima elección (Os 9).
En el Nuevo Testamento. Núméricamente, no aparecen con frecuencia ni la elección ni el grupo habitual de palabras que acompañan este concepto. Un ejemplo característico, a este propósito, nos da Mateo. Se trata aquí de la sustitución del antiguo Israel por el Israel nuevo y verdadero, en el que el antiguo debe ser absorbido y reasumido. Este hecho se expresa, y no en último término, dentro de la idea de la evolución de la •Iglesia• (cf., además, la parábola de los –> viñadores homicidas, Mt 21,33-46).
Pablo reasume la idea de elección, pero empleándola de una manera personal y más cuidadosa. Con todo, acaso tampoco aquí debería hablarse de una •doctrina• de la elección. Qué sea ésta, se ve mejor en algunos escritos del judaísmo tardío, como 4 Esdras y numerosos himnos de los escritos de Oumrán. Los «elegidos» aparecen aquí como una designación honorífica que la comunidad se da a sí misma. La característica propia de la idea paulina de elección se aparta netamente de esta concepción:
a) En 1Cor 1,27-29, y mediante una triple acentuación, se pone en primer término la acción de Dios que elige. Esta acción •mantiene» la comunidad de los creyentes, que no puede poner su esperanza en ninguna otra cosa, pues nada •posee» (ni prestigio, ni influjo, ni tradición) y, por tanto, •no cuenta». Toda la gloria recae en Dios.
439
b) De parecida manera se orienta en Ef 1,6 la idea de la elección mencionada en el anterior v. 4.
c) En Rom 9,11, plantea Pablo la extremadamente difícil pregunta: después de haber sido elegido Israel, frente al acontecimiento plenamente salvífico de Cristo, se obstina en la --> incredulidad. ¿Echa por tierra este
•conflicto el plan salvífico de Dios? ¡No! Esta incredulidad es pasajera y en último término «sirve» para la salvación de todos; la •antigua• elección (cf. antes) no es derogada: 11, 28-32. Dios es siempre infinitamente superior: 11,33-36.
La concepción joánica de la elección está totalmente condicionada por el acontecimiento de Cristo, que pone al mundo ante una decisión que se •revela• en la –> fe y la incredulidad.
a) Jesús es quien revela y también quien elige; esto expresan las sentencias –> •yo soy» (13,18), tan cargadas de contenido.
b) En 15,16-19, se expone la elección y su •programa.
c) El problema que plantea el caso de Judas puede resolverse de modo •histórico-ejemplar: 6, 63-71. El creyente es •elegido•; quien es elegido •cree». Así quedan garantizadas de singular manera, en los valores de la elección y la fe, la soberanía de Dios y la decisión humana. De parecido modo se ordena, a nivel sinóptico, la sentencia tantas veces mal interpretada de Mt 22,14. La guía de Dios hacia la salvación alcanza su meta: esto indica, con el ejemplo de los •elegidos•, Mc 13,19-27. ka

Elección de los apóstoles. La elección de los doce mantiene estrecha conexión con su propia conciencia de haber sido enviados para ser colaboradores autorizados de Jesús, tanto durante la actividad terrena del Señor como, más tarde, por encargo del Resucitado. En Mc 3,13-19, se pone el acento en la libre elección de Jesús; en Mt 10,1-4, en su plenitud de poder mesiánico; en Lc 6,12-16, en la transmisión a los --> doce del ministerio apostólico. En orden a la interpretación, deben tenerse en cuenta (problema de la historicidad) tanto la concepción y teología –> pospascual de los Evangelios, como las fases de la evolución en la concepción del –> ministerio de los –> apóstoles. –> Misión apostólica. hi

Elefantina. Isla y ciudad del Nilo, situada frente a Syene (actual Assuán). Se descubrieron en ella — al principio casualmente, y después mediante excavaciones — una buena cantidad de papiros escritos en lengua aramea, que arrojaron copiosa luz sobre la vida y la religión de una colonia militar judía del siglo V a.C. Estos judíos de la diáspora tenían no sólo una sinagoga, sino incluso un –> templo, en el que se ofrecían sacrificios a Yahveh, de modo que en esta ciudad era desconocida la centralización del culto en Jerusalén. Adoraban también a otras divinidades. No se ha descubierto ningún texto bíblico. Toda una serie de documentos jurídicos han puesto bien en claro los derechos casi ilimitados de la mujer.
Los papiros de Elefantina están emparentados, cuanto a carácter y lenguaje, con los libros canónicos de Esdras y Nehemías; han confirmado las prácticas de la administración persa de aquel tiempo y algunos otros aspectos de Esdras y Nehemías que, hasta el descubrimiento de estos papiros, se habían considerado como históricamente inaceptables. --> Papiro. he
Eh, eli, lema sabakhtani (hebr. •Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»). Son las palabras Iniciales del Sal 22, con las que Jesús, en la agonía de la --> cruz, se dirigió a su Padre (Mc 15,34; Mt 27,46). –> Palabras de Jesús en la cruz. he

Elías (hebr. •Mi Dios es Yahveh»). El más grande de los profetas del reino del norte, nacido en Tisbe de –> Galaad, en el siglo IX a.C. El ciclo de las narraciones veterotestamentarias sobre Elías (1Re 17,19; 21; 2Re 1) ofrece, junto a una figura y una actuación típicamente oriental, otros elementos legendarios, de tal modo que no es tarea fácil extraer los hechos históricos.' La importancia de Elías en su época radica en el hecho de que, tal como su nombre expresa descriptivamente, se pronunció de una manera decidida y ajena a todo compromiso por la veneración exclusiva de --> Yahveh, confirmó la religión yahvista en Israel y enseñó a considerar los acontecimientos de la época a la luz de los juicios de Yahveh. Yahveh, no –> Baal, es el Dios de la naturaleza (1Re 17,1-7; 18). Yahveh, el Dios del susurro de la suave brisa (1Re 19,12), dirige a su voluntad la historia (1Re 19,15ss; 2Re 1,1ss), es señor de la vida y de la muerte (1Re 17,17-24); ama el derecho y la justicia y tiene odio a la injusticia (1Re 21).
Mal 3,24 espera la vuelta de Elías antes del –> día de Yahveh y Eclo 48,10 el restablecimiento de las doce tribus de Jacob por medio de Elías. El -+ judaísmo tardío espera a Elías como precursor del –> Mesías. Es el defensor de Israel, que interviene incluso en los acontecimientos terrenos, como amigo de los pobres, salvador de los necesitados y maestro de la tora.
También el Nuevo Testamento conoce a Elías como auxiliador en la necesidad (Mc 15,35s), y considera que, en la actividad de Juan Bautista, se ha cumplido la espera de Elías como precursor del Mesías (Mc 9,11ss par.). he

Elías (apocalipsis de). Escrito Judío, reelaborado por los cristianos, que ha llegado parcialmente hasta nosotros. Describe los castigos de los pecadores en el –> más allá y contiene instrucciones para el tiempo final, que han sido puestas en labios del profeta –> Elías: a la derrota del –> anticristo y al juicio, sigue el reino del Mesías, de mil años de duración (--» Milenarismo). he

Elías (libro de). Apocalipsis judío, no anterior al siglo III d.C. En él, el profeta –> Elías, esperado para el final de los tiempos, anuncia algunos acontecimientos: la venida del --> Mesías victorioso, la resurrección de los muertos, la aniquilación de los impíos y la salvación de los piadosos en la nueva Jerusalén. he

Eliseo (hebr. «DIU ayuda•). Hijo de Safat, de Abel-Mejolá, y de oficio labrador, fue llamado por Elías para ser profeta, en la segunda mitad del siglo IX a.C. (1Re 19,19ss). Siguió a Elías (1Re 2) y luego heredó su puesto —de una manera que la misma corte real reconoció (4,13 — como guía espiritual de su época en la lucha religiosa y política contra el culto a --> Baal. No fue tan sólo un celoso defensor de los derechos de Yahveh de acuerdo con la tradición de la alianza, sino también —de acuerdo con su nombre descriptivo— un eficaz auxiliador de los necesitados en los más diversos aspectos. Interviene activamente en los acontecimientos políticos de su tiempo (2Re 9,1-10; 13,14-19). Aunque no tuvo la importancia y la repercusión de Elías —de cuyo espíritu le pidió para sí el doble (2Re 2,9) —, con todo, los milagros de Eliseo sobrepujan con mucho los de su maestro y los amplían de modo considerable. A diferencia de Elías, congregó en torno a su persona «discípulos de profetas. (nabim), que le veneraban como al gran «hombre de Dios» y taumaturgo, y tuvo incluso residencia fija en algunos lugares (Gilgal, Sainaría).
La colección de los relatos del ciclo de Eliseo tuvo su origen entre los círculos de discípulos, después de la muerte del profeta, y más tarde fue insertada, en su reelaboración deuteronómica, en los –> libros de los Reyes (2Re 2; 3,4-8,15; 9,1-13; 13,14-21). he

Elohím. Plural abstracto de --> El. Con este plural se quiere expresar la síntesis y compendio del universal poder divino, y equivale a nuestro concepto abstracto de «divinidad•. En el sentido de un poder divino concentrado en una unidad personal, la palabra Elohím se utilizó ya en --> Babilonia para designar a un Dios que está sobre otros muchos dioses. El Antiguo Testamento, especialmente el –> elohísta, da a --> Yahveh el nombre de Elohím, de modo que el Dios del Sinaí resume en su persona la plenitud de lo divino. De este modo expresa a un mismo tiempo su singularidad y su universalidad, al menos para Israel.
Con todo, en el Antiguo Testamento se encuentra este vocablo aplicado también a las divinidades principales de los pueblos vecinos. De una manera simplificada y generalizada, el concepto Elohím se utiliza varias veces en el sentido de «esencia divina. (Gén 6,2.4; 41,38; 1Sam 28,13; Job 1,6). he


Elohísta (E). Con este nombre se designa una de las cuatro fuentes escritas del –> Pentateuco, de autor anónimo. El nombre se deriva del hecho de que, en esta fuente, a Dios se le da el •nombre de Elohím en las historias de los primeros tiempos y en las narraciones patriarcales. Hasta Éx 3 no aparece el nombre divino de Yahveh. Existen además otras diferencias lingüísticas típicas del elohísta: el monte de Dios se llama Horeb, no Sinaí. También en razón del estilo narrativo y de la teología se distingue el redactor elohísta de las otras fuentes. A diferencia del –> yahvista, cronológicamente anterior, el elohísta acentúa la espiritualidad de Dios, de quien no osa ofrecer ninguna --> imagen, a quien nadie puede «ver•. Dios ya no habla directamente con los hombres, sino que se manifiesta en el sueño, por voces celestes y por medio de ángeles. El elohísta es consciente del pecado y de la perversión radical en que ha caído el hombre; de ahí su clara tendencia contra los dioses extranjeros. La revelación y la –> ley — fundamentada en el --> decálogo— son expresión de las exigencias de la voluntad. El aspecto cultual retrocede a un segundo plano. La unión de Dios y del hombre se realiza en la --> alianza.
Se admite generalmente que la fuente elohísta tuvo su origen en los círculos proféticos del reino del norte, hacia el 750-700 a.C. y que utilizó material de tradiciones más antiguas. ba

Emancipación (de la mujer). Podría creerse que la emancipación de la mujer es un movimiento surgido en los siglos XIX y XX y que, a primera vista, la Biblia es ajena al mismo. Más aún, que la sentencia ya célebre de Pablo: «la mujer debe callar en la Iglesia• (1Cor 14,34) parece convertir en ley neotestamentarla la situación de inferioridad de la –> mujer. Sin embargo, puede demostrarse positivamente que el moderno movimiento de emancipación femenina tiene fundamentos conceptuales en el Nuevo Testamento. La disposición antes citada de Pablo se remite a una ley veterotestamentaria (Gén 3,16). Ahora bien, las leyes reproducen la concepción —supeditada al tiempo y a las circunstancias— del orden social de la época respectiva, en este caso indudablemente la época patriarcal, en la que la mujer estaba sometida al hombre. En tiempos de Pablo, las cosas habían cambiado poco; tanto en el hábito de la cultura judía como de la helenista (sobre todo en su zona oriental), la mujer dependía del –> varón, al menos en lo referente a la vida pública, y estaba situada en un rango inferior.
En los casi dos milenios transcurridos desde entonces, la estructura social ha cambiado radicalmente y de una manera imprevisible para Pablo. En nuestra sociedad se ha operado un gran cambio, precisamente en lo referente al valor y a la posición de la mujer, que aparecen sintetizados en el slogan de la emancipación. Así pues, en las sentencias de la Biblia condicionadas por la sociología, no debe verse en modo alguno una voluntad inmutable de Dios, sino una manifestación que depende del tiempo y de las circunstancias. Comparando entre sí las sentencias de 1Cor 14,34 («Las mujeres deben someterse), de Col 3,18 («Vosotras, mujeres, estad sometidas a vuestros maridos, como conviene en el Señor.) y de Ef 5,21 («Estad sometidos los unos a los otros en santo temor ante Cristo.), se comprende cómo el principio neotestamentario de «la igualdad de la gracia• adquiere cada vez mayor eficacia. En Gál 3,28, se dice expresamente que, en Cristo, el varón y la mujer son iguales. La relación entre hombre y mujer no se caracteriza ya por el sometimiento, sino por el compañerismo libre en la misma fe en Cristo. Este kerygma debe ser llevado a realidad plena en la sociedad y debe ayudar a superar estructuras ya desfasadas. hi

Emaús. 1. Lugar de Judea, llamado más tarde Nicópolis, frecuentemente mencionado en 1Mac 3ss.
2. Aldea Identificada con el-qubebe, a 11 kilómetros al noroeste de Jerusalén; al --> partir el pan, los dos discípulos reconocieron que el caminante desconocido era el Señor resucitado (Lc 24,13). he

Embriaguez. Aun cuando la Escritura concede al –> vino un lugar adecuado en las celebraciones festivas (Jn 2,1-10) y cultuales (Dt 14,26), la embriaguez es constantemente rechazada como un vicio, porque arrebata el dominio de sí (Gén 9,21) y el conocimiento (Is 29,10), lleva a la vergüenza (Gén 9,21) y a la ignominia (Hab 2,15s) y conduce al olvido de los propios deberes (Prov 31,4s), a la incontinencia (Os 4,11s) y a la impiedad (Is 5,12). La embriaguez de la mujer es escandalosa (Eclo 26,8).
En el Nuevo Testamento, se entiende frecuentemente la palabra en sentido trasladado; la embriaguez impide la vigilancia requerida (Lc 12,45), hunde en las tinieblas (1Tes 5,5), inutiliza para el combate (1Tes 5,8), pone al alcance de las asechanzas del diablo (1Pe 2,8), expone a la incontinencia (1Pe 1,13) y a la herejía (2Tes 4,4). -> Catálogo de vicios. pe

Emmanuel. El nombre simbólico inmanu-el (= •con nosotros Dios•, Is 7,14) quiere decir: el nacimiento del niño prometido (de una alma = -* virgen o mujer joven, cf. Miq 5,2) es garantía de que Dios está junto a su pueblo para ayudarle (cf. Is 8,10; Sal 46,8) y de que Acaz, rey de Judá, no tiene nada que temer de parte de los reyes de Israel y de Damasco (Is 7,1-9). Indudablemente, a la hora de pronunciarse la profecía, el nacimiento del niño Emmanuel se esperaba para pronto (v. 16), pero a la hora de ponerse el texto por escrito había pasado ya a ser como el trasunto del Señor que había de venir después de la devastación y empobrecimiento del país (v. 15: leche y miel, cf. v. 22) y establecería la separación definitiva entre el bien y el mal (v. 15; cf. 11,3-5; 9,5s). Esta --> esperanza mesiánica se ha cumplido en Jesucristo (Mt 1,22s): en él está definitivamente •Dios con nosotros• (cf. Jn 1,14). ur

Empalamiento. Castigo aplicado a los prisioneros, a los criminales y a los enemigos, que eran colgados o hincados en un poste o estaca. La segunda modalidad se empleaba generalmente con el cadáver ya mutilado del ajusticiado. Este género de castigo fue practicado en el antiguo oriente y en el Antiguo Testamento. b

En camino. Ya en la época misma de Pablo, se había entendido erróneamente la originaria --> confesión de --> Cristo en cuanto, en algunas comunidades paulinas, había gente que imaginaba que con el -> bautismo se había realizado ya la -> resurrección y que los bautizados habían alcanzado la meta y conseguido la perfección. De ahí que el apóstol, en FIp 3,12-14, intente describir, como en una confesión de sí mismo, la situación de los cristianos. El cristiano se encuentra todavía en camino; la tarea actual consiste en impulsarlo todo hacia adelante, de tal suerte que se llegue a la meta. Se trata de dejar a la espalda este camino con el mismo poderoso impulso con que el corredor en el estadio avanza en la última recta (1Cor 9,24-27). El mensaje de Jesús pone al hombre en el camino de la -> fe. Y no es éste un camino seguro y estrictamente señalizado de antemano. Puede conducir a través del desierto (-> Desierto [situación de]). --> Abraham, que caminó a través del desierto, es imagen y modelo de este camino de la fe (Rom 4,1ss). Lo que Cristo ha comenzado con su resurrección, está sólo en. devenir. En este proceso evolutivo se halla el cristiano. Está siempre en camino, nunca en la meta. No recorre este camino aislado de los demás, sino en -> solidaridad con todos los demás hombres. Cristianos y no cristianos, todos somos compañeros de ruta. Y es una ruta no señalizada previamente, es preciso explorarla, descubrirla a cada paso. Cristo ha marcado la dirección: eso es todo. Cabe la posibilidad de que alguien se detenga y aun se desvíe. Quien ama en -> seguimiento de Cristo, está en camino hacia Dios y Dios está en camino hacia él. gr

En Cristo. La --> vida y la --> salvación le advienen al hombre mediante la acción de Dios a través de Cristo (--> Por Cristo). La eficacia y fecundidad de esta acción se expresan muchas veces en el Nuevo Testamento con la resumida fórmula «en Cristo. •Por tanto, el que está en Cristo es una —> nueva creación; pasó lo --> viejo, todo es —> nuevo (2Cor 5,17). Este giro neotestamentario corre mayor riesgo que otros de ser utilizado dentro de un formulismo ininteligible, sobre todo porque en nuestras lenguas la preposición •en• encierra un matiz especial que no se da en la frase griega.
Esta —> fórmula se encuentra principalmente en Pablo, que la utiliza para describir de manera sintética lo nuevo del Evangelio. En --> Cristo --> Jesús, es decir, sobre todo en su muerte redentora en --> cruz, hemos sido liberados de la maldición de la --> ley, ha sido restablecida la --> promesa de Dios a Abraham y ha quedado abierto el camino a la vida por la —> fe (Gál 3,13s). En Cristo se ha reconciliado Dios con el mundo, lo que, evidentemente, no implica ninguna concepción especial, sino que indica una acción de Dios en la historia de Jesús, sobre todo en su muerte y resurrección, a través de la cual Dios ha reanudado su vínculo con la humanidad (2Cor 5, 14-20). Objetivamente, •en Cristo» equivale aquí a un •por Cristo• (cf. v. 18. 19). Pero la expresión no se ha empleado gramaticalmente en sentido instrumental, sino como determinación de un estado o situación, es decir, no expresa sólo la acción de Dios, sino también la nueva situación creada, en la que Cristo Jesús se ha convertido en •lugar• del amor de Dios (Rom 8,39).
En Cristo obra Dios y en Cristo también el cristiano (cf. 2Cor 5,17; Rom 6,11 y otros). Con esto no se quiere expresar una unificación entltativa de tipo místico, sino que se alude a lo sucedido en la cruz y en la —> resurrección, en cuyo ámbito de acción vive el cristiano y del que espera la —> plenitud y consumación (•todos reviviremos en Cristo•; 1Cor 15,22). Tampoco en este contexto tiene la fórmula sentido temporal, sino histórico: el cristiano vive desde un acontecimiento y en orden a su consumación y, al mismo tiempo, de tal modo que el --+ Señor de este acontecer es el fundamento y el Señor de su vida presente. Y no vive así únicamente el individuo particular; igual que él, el tiempo y el —> universo están ya para siempre circundados por el --> misterio de esta historia y encuentra en Cristo su cabeza, es decir, su Señor y su meta (Ef 1,9s). Éste es también el sentido de aquellos textos según los cuales el cristiano en tanto es cristiano en cuanto es miembro de la Iglesia, cuerpo de Cristo (Rom 15,5). Cierto que en el fondo de estas afirmaciones se encuentran ideas historicorreligiosas (de la —> gnosis) de una •personalidad universal» que abarca a los individuos particulares; pero estas ideas sirven a la afirmación de que el cristiano vive en el nuevo —> eón, en el ámbito de la acción de Cristo, es decir, como fruto de su encarnación y resurrección, aunque ciertamente no vive solo, sino como miembro de la —> Iglesia.
Que viva así no es algo que le advenga por naturaleza («de sí mismo•), sino por la fe. La fe es el órgano por el que se percibe el «ser en Cristo.. Pablo emplea con particular frecuencia la fórmula cuando habla de su experiencia y su actividad como —> apóstol. Justamente en esta peculiar manera, en que los extremos apuros de la existencia apostólica se convierten en el camino triunfal del Evangelio, se descubre que, así como el acontecimiento de Cristo es el contenido de aquella existencia, así también el Cristo viviente es su fuerza eficaz (2Cor 2,14-17). Por eso mismo acontece en él toda proclamación, todo testimonio y edificación de la comunidad (1Cor 4,15). En Cristo, es decir, posibilitada y traída por Cristo, se da también la respuesta de la Iglesia como acción de gracias y alabanza y adquiere su —> liturgia su nueva y total realidad (Ef 3,21; -> Doxología).
«En Cristo» está, pues, sintetizado todo el Evangelio como mensaje de la acción de Dios en la historia de Jesús, de su actividad presente y de su plenitud esperada. Esta proclamación salvífica plantea un -> requerimiento (como -> indicativo e imperativo) a aquel que cree en ella. La conducta total del cristiano, su perfección, y también sus aspectos particulares: hablar, alegrarse, saludar, hospitalidad, matrimonio y virginidad y, finalmente, la muerte misma, acontecen en Cristo, es decir, son posibilitados y transformados por Cristo y también exigidos por él. Pablo cambia frecuentemente la expresión en este contexto y dice: «en el Señor• (en lugar de «en Cristo•). Así, cuando habla de la realización concreta de la -> comunión en la comunidad, o cuando quiere impulsar a ella (especialmente ya en Flm 15s). Igualmente cuando, sin tener expresamente a la vista el acontecimiento de Cristo del pasado y la futura esperanza de la salvación, quiere acentuar que el Señor viviente da ya --> ahora esperanza, constancia, alegría, etc. (1Tes 3,7s; Flp 4,4).
Es propio del Evangelio de Juan y de la primera carta vincular afirmaciones sobre el ser (o bien el --> permanecer) en Cristo con aquellas otras referentes al ser de Jesús en el Padre. «En aquel día conoceréis que yo estoy en mi Padre y que vosotros estáis en mí y yo estoy en vosotros• (Jn 14,20). Estas dos relaciones pueden ser expresadas a la inversa: el Padre en Jesucristo; pero también: Cristo o el Padre en los discípulos (Jn 17,20-26; cf. la inversión en Pablo, 2Cor 13,5 y Col.). Tampoco en el Evangelio de Juan existe una concepción especial ni se piensa en una unión mística ni se trata de la experiencia de los individuos particulares, sino de la realización total de la existencia. Más bien la triple unidad del Padre, del Hijo (Cristo) y de los -> discípulos es una unión personal, tal como se realiza en el -> amor y como se presenta cuando cada uno «es para el otro•. En esta unidad como meta se sintetiza, según el Evangelio de Juan, toda la actividad redentora de Dios en Cristo (Jn 17,26). sm

En el Espíritu. Nos hallamos aquí ante una -> fórmula teológica típica del Nuevo Testamento y especialmente de Pablo. En ella se expresa y contiene básicamente todo el mensaje de salvación del apóstol. El -. Espíritu es en todo el Nuevo Testamento — y, una vez más, especialmente en Pablo —cifra y síntesis de la nueva base existencial sobre la que ha sido colocado el hombre por la fe en -> Cristo --> Jesús. «Pero ahora debemos servir a Dios con Espíritu nuevo (Rom 7,6). Este requerimiento nace de la experiencia de que lo --> viejo (la --> ley judía como camino de salvación, la fe en la -> letra, las vinculaciones y preceptos religiosos, etc.) ha pasado definitivamente y se ha abierto la posibilidad de un acceso nuevo y directo a Dios y a su realidad: el camino de la apertura personal por la fe en el mensaje del --> Señor. Quien se adentra por este camino, quien renuncia a todas las seguridades anteriores y se adhiere en todo a Cristo y al --> reino de Dios, éste vive «en el Espíritu• (Rom 14,17).
Esta nueva base existencial no es objetivamente experimentable; es más bien objeto de la -> predicación; es lo nuevo que Jesús ha traído cuando enseñó a los hombres a considerarse como hijos amados y queridos por Dios (--> Filiación divina), como hijos adoptivos y «coherederos de Cristo• (Rom 8,17). Pero este «nuevo Espíritu» es siempre a la vez --> oportunidad, es decir, presupone la acción libre del que está enfrentado con su -> libertad. «Si vivimos según el Espíritu, obremos también según el Espíritu• (Gál 5,25). Obrar según el Espíritu significa, pues, hacer propia la concepción del mundo, de Dios y de sí mismo que tenía Jesús, una concepción basada en la libertad, la responsabilidad y el ---> amor (Gál 5,16).
El concepto contrapuesto al Espíritu es, además de la ley, sobre todo la -*carne. «Habéis comenzado en Espíritu ¿y termináis en carne?• (Gál 3,3). «Vivir en carne• significa vivir según la antigua concepción, alejado de Dios y de la salvación (Ef 2,12). «En el Espíritu» no indica una capacitación o poder especial de Dios por el que su amor y su paz se harían eficaces en el hombre, sino que es señal y distintivo de la nueva existencia cristiana. ri

En el Padre. Jesús proclama de sí mismo que es el --> camino al --> Padre, pero rechaza la petición de Felipe de una -> señal del Padre que acredite la fe. Jesús está en el Padre de tal modo que en él se contempla ya la meta, el Padre mismo. Los -> hechos poderosos de Jesús vienen del Padre. Por la --> fe en el origen divino de la actuación de Jesús se llega a la fe en la comunidad plena y perfecta entre el -+ Hijo y el Padre (Jn 14,5ss), que supera toda humana comprensión. Esta --> comunión íntima es --> modelo para la comunión de los creyentes entre sí. Por Jesús son introducidos los creyentes en la unidad del Padre y del Hijo. Con todo, en tanto los creyentes estén ligados a este mundo alejado de Dios, esta unidad en el Padre continúa siendo una meta todavía por alcanzar a través de Cristo (Jn 17,20ss).

En nombre de Cristo. Dios ha dirigido a los hombres el «mensaje de la reconciliación• (2Cor 5,19). La reconciliación ha comenzado ya en Cristo, pero el proceso de la filiación avanza en el tiempo y a lo largo de toda la -> historia humana. Por eso el apóstol Pablo debe hablar «en nombre de Cristo•. Debe hablar como si el mismo Dios hablara. «En nombre de Cristo» debe suplicar a los hombres que se dejen reconciliar con Dios. (2Cor 5,20). El apóstol representa a Cristo en el ministerio de la reconciliación, y este ministerio se continúa en la -. Iglesia. Dondequiera se realiza este ministerio, allí está la Iglesia. Aquellos que se han comprometido con este mensaje de reconciliación de Cristo siguen trabajando para que sea cada vez mayor el número de los hombres que se convierten en hijos e hijas de Dios. A ellos se les ha concedido la -+ representación de Cristo, que es al mismo tiempo una existencia para Cristo (Flp 1,29). Representar el lugar de Cristo no significa sólo poder creer como él, sino, sobre todo, sufrir en su lugar (v. 29). En efecto, los sufrimientos de Cristo deben ser continuados y completados (Col 1,24). Aquellos que quieren ser para Cristo y desean ocupar su lugar, deben representarle principalmente en la cruz (--> Seguimiento de la cruz). Ocupar el lugar de Cristo significa vivir de su cruz y hacia su -> resurrección. gr

Encargo. Esta palabra se emplea en el Nuevo Testamento para expresar unas exigencias que el que da el encargo respalda con todo su peso. -> Cristo --> Jesús comunica a sus discípulos diversos encargos que se refieren a modos fundamentales de actuar: «Esto os encargo, que os améis los unos a los otros• (Jn 15,17). No se trata, pues, de encargos baladíes, que conviertan al que los cumple en una especie de peón o de asalariado, sino de mandamientos Importantes: «Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que os encargo. (Jn 15,14). El mismo Jesús actúa bajo encargo, no obligado, sino por amor y con la In                                                                                           tención de que «el mundo debe reconocer que amo al Padre y que actúo tal como el Padre me ha encargado• (Jn 14,31). En este sentido deben los discípulos y -> apóstoles cumplir el encargo que han recibido de Jesús «en virtud del santo Espíritu y actuar «en su nombre•, como sus representantes (-> Representación). Esto es válido, más allá del círculo de los apóstoles, también respecto de aquellos que extraen de su fe en el Señor los motivos de su actuación y que, de este modo, viven y obran por encargo del Señor. hi

Encarnación. 1. Encarnación de Dios. Es ésta una afirmación central de la proclamación neotestamentaria: Dios está presente en el hombre --> Jesús. En –> Cristo encuentra Dios a todos los hombres por igual; él es el •Hijo de Dios», su último enviado y apoderado. Quien ve al Hijo, ve al Padre; quien encuentra a Cristo, encuentra a Dios. En la muerte y resurrección de Jesús, Dios se ha comprometido con el mundo. •El cual (Cristo) siendo de condición divina, no hizo alarde de ser igual a Dios, sino que se despojó (se vació) a sí mismo, tomando condición de esclavo, haciéndose semejante a los hombres y presentándose en el porte exterior como hombre• (FIp 2,67). Aquí se dice en el Nuevo Testamento, con lenguaje helenístico, algo que para el pensamiento helenístico era sencillamente imposible: que Dios se ha hecho hombre. –> Filón, por el contrario, resumió la idea de las religiones de los misterios, que conocen una unión de hombres con Dios y una ascensión a la divinidad, en la frase: •Más bien se hace el hombre Dios, que no Dios hombre.• La confesión fundamental neotestamentaria de la encarnación de Dios se expresa de diversas formas ligüísticas: el Hijo de Dios nació, según su vida terrena, de la estirpe de David; fue establecido como Hijo por el poder (de Dios) en la resurrección de entre los muertos según el –> Espíritu de santidad (Rom 1,3-4). El que era Hijo de Dios, nació como hombre; la fuerza creadora de Dios le ha llamado de la muerte a una nueva vida y le ha establecido definitivamente como Hijo y –> Señor del mundo. Esto mismo dice, con otra serie de conceptos, el prólogo de Juan:
•El –> Logos se hizo –> carne y plantó su tienda entre nosotros, y hemos vissu gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único• (Jn 1,14). La espera veterotestamentaria mira hacia el tiempo en que Dios habitará definitivamente entre los suyos, en que plantará su tienda de modo irreversible en medio de su pueblo. En el hombre Jesucristo ha tomado Dios morada definitiva entre los hombres. Efectivamente, en Jesús está Dios presente –> para nosotros y ya no sale al paso en adelante más que en este hombre y, consecuentemente, en todo hombre. La encarnación de Dios significa que, en adelante, Dios no se encuentra ya en lugares sagrados, en la naturaleza o en el cosmos, ni tampoco en la profundidad de la propia alma (mística griega), sino en Jesucristo, en el ámbito de la –> convivencia humana, en todas las relaciones y en los encuentros interhumanos. El --> hermano y la hermana son la –> oportunidad del encuentro con Dios.
2. Encarnación del hombre. La encarnación de Dios ha iniciado y hecho posible la encarnación del hombre. Porque Dios se ha hecho hombre, puede el hombre hacerse tal, vivir humanamente su condición de criatura. Ahora bien, esto presupone que el hombre anteriormente se ha alienado de sí mismo y de su origen (de su Creador; –> Pecado). Cristo significa para los hombres la posibilidad de llegar a Dios. Quien, como Jesús, quiere ser para los otros, se halla en camino hacia la auténtica existencia creada, quien como Jesús, se consagra ahincadamente a la –> libertad de los demás hombres, quien tan responsable se hace de sí mismo que toma responsabilidad por sus hermanos, éste ha comenzado a ser hombre según le pertoca como criatura. Quien arriesga y apuesta su propia libertad, más aún, quien arriesga y apuesta su –> amor, se hace hombre. En efecto, a lo largo de la historia, el ser humano y el ser creado se hallan sujetos a constante amenaza. Lo inhumano (el pecado) acosa implacablemente a cada uno de los hombres.
456
Desde Cristo, la encarnación, la humanización del hombre es la gran tarea de la historia humana, especialmente en una época en que sus propias creaciones amenazan al hombre y le ponen cerco. A Cristo le importa que los hombres estén sanos y salvos —que evolucionen, avancen y encuentren su origen —, no las leyes religiosas (cf. Mc 2, 27). El Evangelio de la encarnación de Dios significa que es posible la encarnación del hombre; una encarnación que viene tanto más requerida cuanto más amenazada está. Cristo se encarna de nuevo cuando los hombres encuentran a Dios en su hermano y se encuentran a sí mismos, cuando los hombres apuestan y arriesgan su ser humano, esto es, su libertad y su amor.
Cristo, el Hijo de Dios, ha hecho posible que todos los hombres sean hijos e hijas, herederos de Dios. Dios se ha hecho hombre para que el hombre se haga hombre. gr

Encuentro (con Dios). –› Dios ofrece su encuentro al –> hombre en toda su –> creación. En las expresiones conceptuales de la Biblia marcadas por el lenguaje figurado, Dios sale al encuentro sobre todo en las fuerzas de la naturaleza, en la tormenta y en el susurro del viento, en el rayo y en el trueno (Ex 19,18ss), en la --> columna de fuego (Ex 13,21), en una zarza ardiente (Ex 3,2s). El hombre procede de Dios dotado de capacidad de encuentro. Pero Dios sale al encuentro también en el hombre mismo, a saber, en sus –> mensajeros y en sí mismo en cuanto hombre. Así, Dios sale al encuentro de --> Abraham como huésped, se deja obsequiar por él y le admite como acompañante (Gén 18,1-6). Sale también al encuentro en la palabra de sus enviados, de sus –> profetas. Éstos no dicen palabras suyas, sino que dicen lo que saben de parte de Dios, lo que deben decir en su nombre. Dios habla también, sale al encuentro bajo la modalidad de la palabra humana. Allí donde los hombres se hablan mutuamente, es decir, donde se encuentran los unos a los otros, allí sale también al encuentro Dios.
Definitiva y plenamente Dios sale al encuentro en –> Cristo -+ Jesús, en quien está presente Dios para todos los hombres. En Cristo sale al encuentro como –> juez, pero también como liberador del –> pecado y de la muerte. Sale al encuentro, finalmente, como creador y –> señor del mundo. Quien sigue el camino de Jesús, encuentra a Dios. Quien en el camino •de Jerusalén a Jericó» toma a su cuidado a un herido (cf. Lc 10,30-37), a éste encuentra Dios. Quien da de comer al hambriento, quien tiene tiempo para los que están tristes, quien da consuelo y ayuda a un enfermo (cf. Mt 25,36ss), quien quiere ser para los demás y no tan sólo para sí mismo, a éste encuentra Cristo. El hermano y la hermana, el pobre y el desposeído de sus derechos, el enfermo y el prisionero son el lugar de encuentro con Cristo. Y quien encuentra a Cristo, encuentra al –> Padre. La palabra y el --> amor, las relaciones interhumanas son, desde Cristo, oportunidad para encontrar a Dios. gr

Endurecimiento. El hombre del Antiguo Testamento conoce dos realidades de su vida: la --> alianza, por la que Dios anuncia su voluntad salvífica, y el –> pecado, por el que el hombre se niega a poner en práctica el plan salvífico divino. Pero sabe también que Dios no es competidor suyo, es decir, que la Intervención divina en la palabra poderosa y eficaz de los profetas no disminuye el quehacer humano, sino que sólo lo libera para una plena libertad. ¿Cómo armonizar, ahora, esta idea previa con las afirmaciones veterotestamentarias que hacen a Dios responsable del endurecimiento del rey y del pueblo (Os 4,12; Mc 3,5; Rom 2,5)? Isaías ha sido incluso comisionado para endurecer con sus palabras el corazón de Israel Os 6,9s; cf. Sal 95; Heb 3,7ss) y acelerar así la venida del castigo. En efecto, a propósito de su mensaje, los hombres optan decididamente por la fe o por la incredulidad. Endurecimiento significa que un hombre se reafirma en su obstinada actitud y dureza de corazón al optar, frente a la palabra divina que exige una decisión, por una afirmación de sí rebelde y autónoma. Endurecimiento significa asegurarse en sí mismo frente a Dios, no aceptar la ayuda divina, en una palabra, someter a discusión la alianza. El hombre se desliza así hacia una ceguera de valores (en el ámbito social, religioso y eticomoral, no solamente en un aspecto del conocer teórico) de la que sólo Dios le puede librar Os 29,18s). En el endurecimiento, el hombre pronuncia ya su juicio (maldición y perdición) sobre sí mismo. Israel lo experimentará en su propia carne. Al anunciar, con todo, Isaías que un —> resto se salvará (Is 6,13; Rom 11,5), su sentencia sobre el endurecimiento alcanza el carácter de una llamada a la conversión, abre la peranza hacia el futuro. Mc 4,10-12 se da la mano con Is 6,9s para explicar, por el endurecimiento, la incomprensible negativa que recibe Jesús
de parte de los incrédulos judíos, así como la referencia negativa de las parábolas. Pablo valora positivamente el problema como oportunidad de salvación para los paganos (Rom 9-11). pa

Enemigo. El Antiguo Testamento conoce a los enemigos nacionales, por cuya destrucción ora -+ Israel. Como todo ataque a Israel es al mismo tiempo un ataque a --> Yahveh, su Señor, Yahveh es enemigo de los enemigos de Israel. También el enemigo personal es tenido por enemigo de Yahveh, porque el —> piadoso está bajo su protección. Y así, las súplicas por el castigo de los enemigos dan testimonio de la lucha del piadoso y del pueblo en favor de su fe en Yahveh y de su confianza en la justicia de Yahveh. Dios mismo puede ser enemigo de Israel, si éste se aparta de él; Dios es enemigo personal del malvado. Cuando el Nuevo Testamento habla de enemigo, la palabra se refiere casi siempre a los enemigos de Dios y de Jesús. Los paganos, p. ej., eran, antes de su conversión, enemigos de Dios. El enemigo auténtico sólo es, en el Nuevo Testamento, el —> diablo; para el cristiano, todo hombre puede llegar a ser su —> prójimo. —> Amor a los enemigos. br

Enfermedad. a) Según el Antiguo Testamento, la enfermedad es enviada por Dios. Al prinicipio se creía que Dios la enviaba siempre como --> castigo personal (Is 1,5s), pero en los escritos posteriores veterotestamentarios se buscaron nuevas motivaciones. Job es herido con una enfermedad por Satanás, aunque previa la permisión divina (Job 1). Dado que Job había llevado siempre una vida irreprochable, sin cometer falta alguna, no es posible cerrar los ojos a la eviden,cla de que el malhechor vive sano y feliz y el justo puede ser herido con enfermedades. De aquí que aparezcan en un primer plano las repercusiones sociales del pecado. Las acciones humanas ni añaden ni quitan nada a Dios, pero sí afectan a los demás hombres (—> Convivencia humana); el —> pecado puede ser causa de la propia enfermedad o de la enfermedad de otros. El hecho de que esta enfermedad castigue a unos y no a otros se debe a la causalidad intramundana y, en una última instancia, a la insondable voluntad de Dios. De aquí que en el Antiguo Testamento se consideren como medios curativos las obras de piedad, oración, ayunos, votos y sacrificios para impetrar la misericordia divina. Lo cual no significa que se renuncie a los auxilios de la medicina humana (Eclo 38,1ss).
b) En el Nuevo Testamento siguen en vigor, igualmente, las ideas del Antiguo, según las cuales la enfermedad viene de Dios. Pero Jesús rechaza tan enérgicamente como el libro de Job la interpretación de los escribas y doctores según la cual la enfermedad es un castigo por culpas personales o de la familia. Jesús cura las enfermedades mediante sus —> hechos poderosos, porque esto es una señal de que con él ha comenzado ya el --> fin de los tiempos: •Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la buena nueva. (Mt 11,5). De este modo se cumple la promesa del profeta (Is 35, 5s; 61,1). Jesús ha venido para curar a los hombres y se hace guía de un mundo sano, el reino de Dios.
La enfermedad significa para los cristianos participación en la --> cruz de Cristo; la --> pasión de Cristo se continúa en los suyos (Col 1,24) hasta que se complete la •nueva creación• de Dios. --> Curación. do/gr

Enigma. El enigma constituye una de las manifestaciones del lenguaje popular, y estaba muy extendido en el antiguo oriente; es, asimismo, una forma peculiar de la --> sabiduría, que se manifestaba en la solución de los enigmas. Al parecer, los enigmas fueron también muy estimados y practicados en Israel. En Jue 14,12-28 se nos ha transmitido con detalle un doble enigma. Sansón reviste una experiencia personal con un lenguaje en enigmas y cobra así poder sobre sus enemigos que, a su vez, se lo arrebatan mediante un engaño. La solución se da también muchas veces en forma de enigma.
Al parecer, en el fondo de estos enigmas hay concepciones mágicas. La reina de Saba pone a prueba a Salomón por medio de enigmas (1Re 10, 1ss). La narración muestra que el enigma y la sabiduría se hallan en un mismo contexto, pues por los enigmas se pretende demostrar la sabiduría de Salomón. En los —> proverbios sapiencia-les puede reconocerse aún que ciertos proverbios tienen su origen en enigmas. En Prov 1,6, el enigma se emplea como sinónimo de proverbio sapiencial. También en las sentencias proféticas y en las acciones alegóricas se encuentran elementos procedentes de los enigmas. ba

Entender. Indica una forma de conocer con estructura peculiar. Algunos giros lingüísticos hacen visible esta estructura: se habla de un •entenderse con algo o con alguien., del modo cómo •dos personas se comprenden una a la otra• o •se entienden.. En el entender está siempre incluido el que entiende, aunque no ocupe el lugar central, ya que este centro lo constituye la persona o cosa entendida. Pero la persona o la cosa de que se trata están absolutamente presentes y actualizadas en el entender. Quien entiende una cosa, puede esclarecer, desde su conocimiento del todo, este o aquel aspecto peculiar y concreto. Quien entiende a otro hombre, puede, desde su conocimiento de este hombre, explicar una conducta que acaso sea sorprendente incluso para el mismo que la ejecuta. Entender no es, por tanto, un conocimiento particular y como adicional, sino un estar familiarizado y en contacto con el todo. Sólo cuando, tras una búsqueda y exploración cuidadosa de cada aspecto, se ha llegado a percibir el conjunto total, cuando por el trato frecuente alguien se ha aproximado a otro, puede hablarse de conocer y entender en un sentido cualificado.
Pasando más allá de este entender cosas o personas concretas, se abre al entender un campo más vasto: el hombre se mueve siempre en un cierto entendimiento del mundo. Cuando se observa a sí mismo, se encuentra siempre en un mundo concreto. Y aunque este mundo, en ciertos momentos, pueda presentársele amenazador, la verdad es que, bajo cierto modo y en términos generales, es un mundo con el que se siente familiarizado. De ordinario, el hombre no repara en ello. Se mueve en su mundo de una manera absolutamente natural; pregunta, desde luego, por esto o por aquello, pero lo ordena todo dentro de su correspondiente Intelección del mundo. Esta intelección, que todo hombre tiene a su propio modo, es una clara muestra de que el hombre posee una apertura espiritual hacia el ser. El hombre se ocupa en cada caso de personas y cosas concretas, pero, al mismo tiempo, está abierto a la realidad total. Esta intelección del mundo, en la que al mismo tiempo el hombre se entiende a sí mismo, ya que también él pertenece a este mundo, puede ser sacudida en sus raíces. Cierto que este sacudimiento puede ser superado por la confrontación con otros modos de entender el mundo. Pero puede también ocurrir que se torne más radical y profunda aún por la experiencia del sufrimiento, de la muerte, de la injusticia y de la culpa en el mundo. En esta experiencia se comprueba que la intelección del mundo está íntimamente trabajada por una profunda problemática. No es en modo alguno evidente que exista el mundo. No hay seguridad alguna de que el mundo y todo cuanto éste encierra tenga un sentido último. La intelección del mundo no es un entender último y absoluto, que pueda arrojar luz sobre todas las cosas.
Precisamente porque el entender humano es tan hondamente problemático y limitado, se abre aquí, en el límite del conocimiento, el espacio de la —> fe. El cristiano creyente se atreve a aceptar, basado en el testimonio de Jesucristo y con la esperanza puesta en el reino de Dios ya iniciado, el mundo y la historia, su propia limitación, las múltiples y diversas tensiones, los problemas no solucionados, todas las contradicciones y hasta su mismo no entender. Esta fe lleva consigo a su vez una consiguiente intelección de la fe. También la fe es en cierto modo un en tenderse a sí mismo referido al mundo y a los demás hombres. Cierto que este entender no está fundamentado en una familiaridad y contacto con el mundo y con los demás hombres, sino en la palabra de Dios como afirmación y promesa a los hombres. La fe nace de la —> conversión, en virtud de la cual el hombre hace que su propia visión del mundo, con su problemática, se abra paso a Dios, que es mayor (cf. Mc 1,15). El conocimiento de fe no disipa, pues, las tinieblas de la intelección del mundo, pero las ilumina desde dentro. hü

Entierro. En Israel se solía enterrar a los muertos según las normas de los —> ritos funerarios y los acostumbrados —> duelos fúnebres, por lo general en el mismo día del fallecimiento, en --> sepulcros bajo tierra. El embalsamamiento era raro (Gén 50,2.26). La cremación era una excepción rara y tenía sentido de castigo (Lev 20,14; 1Re 13,2). Quedar sin sepultura significaba el mayor deshonor (—> Cruz), a la vez que castigo de Dios y desasosiego en el —> reino de los muertos (2Re 9,10; Jer 16,4). Por ello se enterraba también a los enemigos y a los ajusticiados. he
Entrada en Jerusalén. Mediante la entrada anunciada por los —> heraldos, el rey toma oficialmente posesión de una ciudad. La entrada de Jesús (Mc 11,111) es relatada por los cuatro Evangelios. Esta entrada constituye el comienzo de la última estancia de Jesús en Jerusalén, que se inicia con una serle de --> controversias y concluye en la cruz. Generalmente se ha intentado dividir esta estancia siguiendo el esquema de la semana santa. Jesús sale de Betfagé (Mateo) o de --> Betania (Marcos, Lucas) y entra en la ciudad montado en un asno. Se le acoge con aclamaciones tomadas de los salmos -+ HaNel (113-118). El relato ha sido formado con palabras del Antiguo Testamento y completamen tado y configurado, de suerte que la primitiva comunidad ha visto en él el cumplimiento de profecías mesiánicas (Is 62,11; Zac 9,9): Jesús es rey de Israel (Jn) y trae el reino de David (Mc). El relato aporta una interpretación de la pasión y muerte de Jesús tomada del testimonio de la primitiva comunidad sobre el Resucitado, a quien confiesa como —> señor y —> rey. be

Entusiasmo. Como fenómeno de exaltación religiosa aparece en los cultos mistéricos helenísticos (--> gnosis). Aquel que, mediante el culto, se ha liberado del «hombre carnal• (sárquico e hílico) para ascender al •hombre espiritual» (pneumático), recibe una participación del poder de vida de la divinidad, que provoca entusiasmo en este hombre. El mistérico se convierte en hombre libre, a quien •todo está permitido». También al mensaje de la —> resurrección de Jesús se respondió, sobre todo en los pueblos helenísticos, con entusiasmo, como lo testifican algunas —> fórmulas de confesión neotestamentarias. El entusiasmo ha podido ser la fuerza impulsora de la profecía cristiana. Así, la proclamación del apóstol Pablo fue mal interpretada por los círculos de entusiastas de la Iglesia primitiva: los entusiastas creían que, con el --> bautismo, habían resucitado ya con Cristo y que no se daba ya, por tanto, alguna otra resurrección de los muertos. Impugnada esta doctrina, y desaparecido la profecía, desapareció también el fenómeno del entusiasmo en la joven Iglesia. gr

Enuma ellsh (akkadlo: •Cuando arriba•). Esta epopeya babilónica (del II milenio a.C.) es el más conocido y el más completo de todos los --> mitos de la creación. En él se considera el origen (sección 1') y el orden del cosmos (sección 2.1 como una unidad y contribuye a la mejor intelección de la creación bíblica. Los dioses nacen del caos primigenio. Marduk, rey de los dioses, lucha contra el —> caos, contra Tiamat (el océano primordial, cf. Gén 1,2). Obtenida la victoria, separa el cielo y la tierra y da al cosmos forma y orden. También el Antiguo Testamento conoce una lucha victoriosa de Yahveh contra los poderes primordiales del caos. be

Enviado —> Mensajero, —> Misión.

Envidia. Es un sinsabor o disgusto por los bienes de los otros (1Sam 18,9). La envidia es fuente de pecados y de desgracias (fratricidio de Caín, Gén 4, 3ss) para el --> prójimo. El Antiguo Testamento previene contra la peligrosa actitud social del envidioso (Ecl 14,8); el Nuevo Testamento la condena igualmente como vicio (Mt 20,15; Rom 1,29; 1Tim 6,4).
Con frecuencia la envidia tiene el mismo significado que --> celo. do

Eón. En el pensamiento hebreo, significa un tiempo lejano; en el pensamiento griego, -+ eternidad. Para el lenguaje del Antiguo Testamento, se trata de un espacio temporal lejano, prolongado, interminable. Pueden entenderse como tal tanto los tiempos remotos (Gén 6,4) como los futuros (Gén 13, 15). En todo caso, eón significa la duración Inmutable de la actividad divina, la soberanía de Dios sobre el tiempo y la historia. En el género —> apocalíptico del judaísmo tardío, así como en la literatura sapiencia! (--> Sabiduría), el eón se convierte en un atributo del mundo del más allá (Libro etiópico de Henoc, 71,15).
En el Nuevo Testamento, se encuentra con frecuencia el concepto de eón en las --> doxologías: el --> dominio y la —> gloria de Dios son alabados •por los siglos de los siglos• (Flp 4,20; Gál 1,5). En la concepción del mundo de la literatura apocalíptica, las diversas edades del mundo forman una especie de cadena, cada uno de cuyos eslabones sucede al anterior. Uno tras otro, los eones Irrumpen en el presente, hasta que apare/ce en escena el «nuevo eón•, todavía por venir. El universo entero está orientado a este tiempo nuevo del mundo; el presente ha perdido todo su significado frente a este gran futuro. La consecuencia es una fuga del mundo.
Las cosas son distintas en el Nuevo Testamento: con Jesucristo ha penetrado ya en el mundo el nuevo eón, ha acontecido ya el cambio de eón. Cierto que después de este acontecimiento existe aún el antiguo tiempo del mundo, pero el nuevo tiempo de Cristo se extiende sobre él y lo desplaza más y más. En los cristianos confluyen •los dos finales de los eones., el del antiguo y el del nuevo (1Cor 10,11). Por eso, el -> compromiso total del cristiano se refiere al nuevo tiempo mundano de Cristo. gr

Epicteto. Uno de los últimos estoicos importantes (hacia 50-125 d.C.). No ha dejado ningún escrito y su doctrina ha llegado hasta nosotros a través de los libros de su discípulo Flavio Arriano. Para Epicteto, la filosofía es ante todo ética, que debe llevar a cada hombre a la libertad interior. La libertad consiste en el recto uso de las propias idea$, porque sólo de éstas puede disponer el hombre; frente a todo lo demás •que no está dentro de nosotros•, el hombre debe mantenerse tranquilo y sosegado.
La confiada entrega a lo que ha sido determinado por la divinidad y su amor fraterno a los hombres parecen relacionar a Epicteto con la doctrina del Nuevo Testamento, pero las diferencias son más notables que los parecidos: .La filosofía de Epicteto está del lado de acá, se fundamenta en la perspectiva racional, no conoce ninguna vide ulterior más allá de la muerte; no haY rastro alguno de una fe en la revel$Ción ni de la humildad cristiana. --> Estoicismo. mo
Epicuro. Filósofo griego (341-270 a.C.).
El año 306 a.C. fundó una escuela en Atenas. Según Epicuro, el bien supremo es el placer, entendido no como goce ilimitado, sino como libertad frente al dolor y el temor. Los dolores corporales pueden ser superados por el espíritu. Para garantizar la tranquilidad del espíritu, el hombre sabio vive retirado. La filosofía natural, según la cual todos los fenómenos se reducen a los átomos y al espacio vacío, libera al espíritu de la angustia de la muerte y del temor supersticioso a los dioses. También el alma se compone de átomos y se destruye en la muerte. Los dioses viven en los espacios vacíos entre los mundos; los dioses son innumerables y perecederos, y para nada se ocupan del mundo y de los hombres. mo

Epifanía --> Aparición.

Epístola -> Carta.

Época de transición. En oposición a la esperanza veterotestamentaria tradicional de una época salvífica intramundana que, tras una gran victoria sobre todos los enemigos de Israel, habría de implantar el Mesías rey, el género --> apocalíptico cuenta con una época de transición decisiva para el futuro. En medio de enormes catástrofes históricas y cósmicas (-> Ayes mesiánicos), la potencia diabólica •de este --> eón» llegará a su máximo poder, para ser a continuación aniquilada por el poder justiciero de Dios, o del -> Mesías que viene del cielo, o del -> Hijo del hombre. Pero este •fin de los tiempos• es, a par, comienzo del •eón futuro•. El contenido objetivo de esta concepción — formalmente contradictoria — de los tiempos se encuentra evidentemente en la tajante delimitación entre la esfera salvífica de Dios y el mundo pecador. Sólo para los justos, es decir, para quienes se han confiado al poder de Dios que perdona los pecados, y han dado buena muestra de sí en radical obediencia a la ley (-> Hodayot), está ya presente el nuevo eón en la seguridad de la redención futura.
El Nuevo Testamento presupone esta tensión apocalíptica entre el -> ahora y el --> aún no del tiempo, sobre todo en los sinópticos y en Pablo; pero, al propio tiempo, la tensión ha sido modificada: la decisión definitiva sobre los hombres no acaece en el futuro y según la norma de la ley, sino ya ahora en la predicación del -> Evangelici (Mc 13,10-27), que es lo único que deja abierta la puerta de la esperanza hacia la gracia de Dios. win

Época patriarcal. Las tradiciones reunidas en la historia de los patriarcas (Gén 12-50) son de tan diverso género que resulta prácticamente imposible fechar con exactitud la época patriarcal. Así, los límites temporales propuestos varían considerablemente:
1. Abraham habría vivido en el siglo XIX a.C.; a favor de las migraciones producidas por el movimiento de los hicsos, sus descendientes habrían penetrado en Egipto en el siglo XVIII.
2. La época de los textos de Nuzi (siglo XV).
3. La época de Amarna (siglo XIV).
En todo caso, los nombres de los personajes y las costumbres sociales y jurídicas (cf. Gén 15,4; 16,2; 25, 32) insinúan el segundo milenio a.C. como fondo histórico de las narraciones. -> Padres (los). we

Equipaje ligero. Cuando Jesús envió a sus -> discípulos, les ordenó que llevaran un solo bastón para el camino, pero no provisiones de pan ni alforja, ni dinero en el cinturón, ni dos túnicas (Mc 6,8-10). Si anuncian el --> Evangelio, deben tener libertad de movimientos. El pasaje no se refiere a la pobreza, sino a falta de preocupaciones, con la confianza puesta en Dios.
Los cristianos están en camino. Equipaje ligero es requisito para este camino, que es camino de --> esperanza.
Los que se atreven a caminar por él, deben aligerar el equipaje, dejar lo acostumbrado y conocido para poder arriesgarse a lo nuevo, que se encuentra en el -> futuro de Dios. gr

Equipo (en). Cuando -> Dios habla, los hombres pasan a ser, respecto de aquella --> palabra, un -> nosotros. Los hombres proceden, como -> comunidad, de Dios y sólo en comunidad puede cumplirse el mandato del Creador (Gén 1,28). La palabra última y definitiva de Dios es su -> Hijo, -> Cristo -> Jesús, que ha convertido a todos los hombres en una comunión, o, más exactamente, que ha hecho posible a todos la comunidad, es decir, la convivencia, el estar unos junto a otros y para los otros. Lo que Jesús quería y pedía, debe realizarse en equipo. Así, envía a sus -> discípulos de dos en dos para invitar a su mensaje y, propiamente hablando, al -» reino de Dios (cf. Mc 6,7). Se invita, pues, al reino de Dios en equipo. Jesús no quiere la acción del hombre solitario, del hombre aislado frente a los demás hombres (--> Desprivatización), no quiere unos sentimientos íntimos alejados del mundo; quiere la --> práctica del Evangelio en público y en la sociedad (--> Publicidad). En público debe lucharse por la justicia y la paz (Mt 5,5ss) y públicamente debe hacerse posible la libertad de los demás. Con trabajo en equipo es como puede insertarse el mensaje de Jesús en la vida y puede hacérsele socialmente dinámico. A este trabajo en equipo ha prometido Jesús su presencia: •Donde haya dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos• (Mt 18,20). Es decir, dondequiera los hombres se agrupan para llevar a cabo lo que Jesús vivió y deseó, allí está Jesús, allí acontece su ser -+ para los otros. El -> amor de Jesús, que dimana de la cruz, no puede realizarse sino en una práctica comunitaria; en efecto, el amor en cuanto ser para los demás no tie ne lugar en ámbitos íntimos, conceptuales, sentimentales y privados; debe realizarse precisamente en el mundo público; debe transformarse en una fuerza revolucionaria y dinámica en la sociedad. Dondequiera se lucha en equipo en pro del mensaje de Jesús, dondequiera éste es puesto en práctica por principio, allí está la --> Iglesia, allí está la •elite» de Dios capaz de convertirse en la •elite» de la sociedad, en la vanguardia de la humanidad. gr

Error. Tras la palabra error, se halla — en el uso bíblico — el nomadismo oriental, la vida en regiones desérticas y esteparias, donde el arte de hallar y señalar el camino adecuado y evitar los erróneos es vital. Esto se puede reconocer fácilmente en las muchas vinculaciones de la palabra encaminadas a exponer de manera plástica una realidad espiritual. Un hombre puede salirse, con sus pensamientos, proyectos y acciones, del camino recto (esto es, de la verdad) y marchar por caminos equivocados (es decir, caer en el error). En 2Pe 2,18 y Ef 4,22 se habla del error de los gentiles y de los incrédulos por el que han venido a caer en la -> esclavitud del --> mal. En la carta de Santiago se habla del error de los pecadores que se han alejado del camino recto de la unión con Dios y están amenazados de caer en la muerte eterna (5,20). La primera carta de Juan habla del espíritu del error que puede y debe ser radicalmente distinguido del espíritu de la --> verdad (4,6). Mt 24,24 alude a que, en la terrible época del tiempo final, hasta los elegidos podrían caer en el error, si no fueran sólidamente mantenidos en la -> fe.
La medida del camino recto es -> Cristo --> Jesús. En relación a Cristo, tanto el camino de los judíos como el de los gentiles es error, que aleja de Dios y lleva a la muerte. Sólo el -> Señor obra la salvación, que es para los creyentes «camino, verdad y vida• (Jn 14,6). hi

Esaú (hebr. rudo, velludo). Hijo de --> Isaac y Rebeca, hermano de Jacob. Esaú y Jacob representan dos culturas — cazadores y pastores — y dos pueblos: --> Edom e -> Israel (Gén 25,23.27). Esaú vendió a Jacob su derecho de primogenitura (25,31ss), de modo que cedía así sus privilegios al hermano menor; y de parecida manera, en tiempos posteriores, el joven estado de Israel dejaba en la penumbra al más antiguo estado de Edom (Abd 6; Jer 49,8-10). Los oráculos de Esaú (Gén 25,23; 27,38) son --> oráculos sobre el destino político de Edom.
En el Nuevo Testamento, Esaú es símbolo del judaísmo (Rom 9,13) y del materialismo (Heb 12,16). he

Escabel. Soporte para los pies o gradas de los sitiales de los tronos orientales (cf. Sant 2,3), el escabel se menciona también, en la Biblia, en lenguaje imaginado, para designar el -> trono de Dios (Sal 99,5). Por escabel debe entenderse en estos pasajes o el templo (el -> arca de la alianza, 1Cró 28,2), o la tierra (18 66,1), o Jerusalén (Lam 2). Heb 1,3 (Mt 22,24) ha interpretado el Sal 110,1 cristológicamente. pa

Escala de Jacob. En el sueño de -> Jacob acerca de una escala (mejor se diría escalera) que se apoya en el suelo y llega hasta el cielo (Gén 28, 10ss), resuena el recuerdo de las torres escalonadas de Babilonia (-> Ziggurat). El significado teológico del sueño es que Dios muestra al fugitivo el reino de Dios (Sab 10,10); pero puede ser también un símbolo de la -> providencia y gobierno divino del mundo. ba

Escándalo (gr. skandalon = caída, tropiezo). Indica todo aquello que es ocasión de pecado o infidelidad. El mismo Cristo, el hijo del carpintero, es, como en otro tiempo Yahveh (la 8,14s), piedra de escándalo. No cumple las esperanzas del pueblo (Luc 2,34), exige total obediencia (1Pe 2,9) y provoca así la caída de los que no quieren creer. Israel lo rechaza como piedra inutilizable para la construcción (Mc 12,10). Sus mismos discípulos le abandonan (Jn 6,66). Este escándalo de Cristo alcanza su cima en el escándalo de la -> cruz (Gál 5,11). Bienaventurado aquel que en él no se escandaliza (Mt 11,6).
No sólo Cristo es escándalo para el hombre. También pueden darle escándalo al hombre sus mismos deseos, su mano, su pie, su -> ojo, porque le dan ocasión de pecado (Mc 9,43ss). Debe, pues, renunciar a todo ello, para no recibir escándalo. Pero al que da escándalo a los pequeños, es, decir, a los creyentes, mejor le hubiera sido no haber nacido (Mc 9,42). Este tal, en efecto, lleva a la perdición a aquel por quien murió Cristo (Rom 14,15). Los escándalos son el •ay del mundo» (Mt 18,7). Pero debe haber escándalos y forman parte del plan salvífico de Dios. Jesús ha profetizado estos escándalos, especialmente para el final de los tiempos (Jn 16,1ss). Pero, ¡ay de aquel por quien vengan! (Lc 17,1). st

Escatología. La escatología como •doctrina de las últimas cosas» (-> Muerte, -> Juicio, -> Resurrección, -> Nueva creación) fue, durante mucho tiempo, únicamente el capítulo final de los tratados de dogmática, en el que se estudiaban unos acontecimientos situados en un futuro inconmensurablemente remoto. Pero, según la concepción bíblica, la escatología es una actitud total y universal, es algo relacionado con la -> existencia escatológica.
La escatología bíblica no habla en primer término de un juicio y una salvación individual, como cosas que pueden acaecer solamente al final o en la decisión actual, sino que centra su atención en la salvación definitiva de la comunidad y en la consumación del mundo. Sus afirmaciones tienen, asimismo, urgente actualidad. El término -> •espera próxima con que se suelen designar estas concepciones de los profetas veterotestamentarios, de Jesús y de la primitiva Iglesia, no expresa en toda su amplitud esta actualidad de la escatología bíblica. Si se hubiera esperado únicamente para un futuro Inmediato el juicio definitivo de Dios y la realización final de su salvación, en este caso el desengaño hubiese significado un pronto fin de la escatología. Sin embargo aunque, con la vuelta del -> exilio no se cumplía la prometida manifestación de la grandeza de Dios ni la glorificación de Israel, los profetas interpretaron el penoso nuevo comienzo como señal de la inmutable voluntad salvífica de Dios y de su incontrastable poder sobre todos los pueblos (Ag 2,3ss). Aunque la destrucción de Jerusalén no hiciera llegar el juicio universal y la venida del reino de Dios se dilatara aún más, la --> esperanza en la --> nueva venida de Cristo siguió determinando la vida creyente de los cristianos (Ap 22,20). Esta obstinada persistencia de la escatología sólo puede comprenderse si se admite que fue, ya desde el principio, algo más que una mera esperanza de acontecimientos futuros.
La escatología surgió entre los profetas de Israel cuando la destrucción del pueblo puso sobre el tapete la fe en la -> fidelidad de Dios a su palabra (Is 63,15ss). Su mensaje sobre la destrucción de los poderes hostiles a Dios (-> Lucha final) y sobre la realización de la salvación del pueblo de Yahveh (--> Mesías, -+ Nueva alianza) no se dirigía a procurar un consuelo en la calamidad presente, sino que intentaba más bien despertar y vivificar la confianza creyente en la palabra de Dios en las más adversas circunstancias. Esta fe debía acreditarse en el presente. La esca tología profética era, pues, una exhortación al pueblo para que no orientara su conducta bajo la presión de la calamidad presente. Afianzado en la confianza de que, contra todas las apariencias, Dios mantendría su palabra, el pueblo debía vivir conforme al mandamiento divino y preparar así el reino de Dios (is 40,3). Con todo, la salvación final sigue siendo obra de Dios (Is 43,14-21.22-28). Las faltas del pueblo en el pasado han demostrado que éste, abandonado a sí mismo, sólo recorre el camino de la condenación. Únicamente Dios hace posible un --> corazón nuevo (Ez 11, 19s). Dicho de otro modo: la decisión final sobre la salvación y la perdición desborda ampliamente toda capacidad de la imaginación humana; por eso, para sus afirmaciones escatológicas eligen los profetas imágenes tomadas de la concepción mitológica del mundo (—> Mito) o bien elevan hasta lo mítico los sucesos de la historia de Israel (Is 51,9). No debe, pues, intentarse reconstruir con la ayuda de estas imágenes, a veces contradictorias, el proceso de los acontecimientos escatológicos.
En la escatología, se da una doble tensión: entre el presente y el futuro; y entre la exigencia de una realización activa en la vida del creyente y la conciencia de la exclusiva intervención eficaz de Dios. Esto parece aún más claro en el Nuevo Testamento. En los Hechos, por ejemplo, se explica el acontecimiento de pentecostés como el cumplimiento de la promesa escatológica de la sobreabundante efusión del Espíritu a todos los pueblos (--> Efusión del Espíritu) pero, al mismo tiempo, es el comienzo de la proclamación de este hecho único que permite a los hombres participar de esta efusión.
La escatología protocristiana aparece con claridad máxima en el testimonio de la predicación del apóstol —> Pablo. El mundo de imágenes y conceptos de las sentencias paulinas
475 sobre los tiempos finales ha sido tomado en muy amplia medida de las tradiciones apocalípticas. Lo más notable es la acusada articulación de su escatología en una serie de afirmaciones de presente y otras de futuro: por un lado, se promete la salvación al hombre como una realidad presente, pero, por otro lado, está todavía pendiente, en el futuro. Esto es válido en Igual medida para todas las cartas paulinas y para todos los temas fundamentales de su teología. De la serie de afirmaciones de presente forman parte expresiones como: Cristo trajo la salvación cuando nosotros éramos aún pecadores (Rom 5,8); Dios envió a su Hijo cuando el tiempo llegó a su plenitud (Gál 4,4); Cristo es la cumbre y la plenitud de las promesas veterotestamentarias (Rom 1,1s; 2Cor 1,20); la comunidad de los cristianos representa la nueva creación (Gál 1,6-15; 2Cor 5,17); la ley ha sido abolida (Rom 10,4), se ha conquistado la libertad (Gál 5,1ss); ahora es el día de la salvación (2Cor 6,2).
A la serie del tema del futuro pertenecen afirmaciones como: la nueva venida de Cristo y el juicio están todavía pendientes (1Cor 1,7; 2Cor 1, 14; Flp 3,20s; 1Tes 2,19); la comunidad y la creación siguien anhelando, con gemidos, la libertad paradisíaca de los hijos de Dios (Rom 8,22s); el apóstol mismo sabe que aún no ha llegado a la meta (Flp 3,12s); Cristo debe primero conquistar y liberar al mundo para el reino de Dios (1Cor 15,20-28).
Ambas series temáticas marchan no en líneas paralelas, sino una dentro de la otra. Debe verse en ello un propósito teológico del apóstol. Presente y futuro mantienen una tensa cohesión: por un lado, la --> salvación en —> Cristo --> Jesús está ya ahí; y, por otro lado, la plenitud de esta salvación pertenece al futuro (--> No más, --> Aún no). Esta tensión entre presente y futuro domina todos los grandes temas de la predicación paulina, su cristología, teología, cosmología y antropología.
Según la doctrina bíblica, la escatología se enraíza, por tanto, en la vida actual del creyente que, por su fe en Cristo, ha entrado ya en la esfera de la salvación definitiva. Por eso, ya no puede orientar su conducta únicamente desde las perspectivas del presente inmediato, sino que también en sus decisiones presentes debe insertarse en el proceso del mundo hacia aquella definitiva —> consumación que Dios ha preparado para el mundo (1Cor 7,29-31).
Dentro de la perspectiva de una escatología basada en la Biblia, el cristiano de nuestro tiempo entablará diálogo con todos cuantos consideran que los hombres deben adoptar sus decisiones no sólo en razón de las necesidades presentes, sino también de las del -+ futuro. En la escatología cristiana, gana nueva importancia la --> responsabilidad de cada individuo frente al destino de la humanidad total, cuando los acontecimientos escatológicos dejen de ser considerados como mera consumación y plenitud de la vida Individual. Esta plenitud sólo es posible a una con la plenitud definitiva del mundo. —> Fin de los tiempos, —> más allá. oh/gr

Escitas. Pueblo nómada guerrero (2Mac 4,47; Col 3,11; llamados también ashkanazitas, así en Gén 10,3), procedentes del Irán, que en el siglo VII a.C. penetraron en Asia menor y Palestina (cf. Jer 4,5-6,26). w

Esclavitud. Con esta palabra designa el Antiguo Testamento la época de los israelitas en Egipto. La fiesta de —> pascua estaba dedicada a la liberación y salida del país de la esclavitud (Ex 13,14); en este hecho fundamenta Yahveh su reclamación de ser el Dios de Israel. En el Nuevo Testamento, esclavitud significa la vinculación del hombre a la antigua —> ley de la esclavitud. Al espíritu de servidumbre, que infunde temor, se contrapone el espíritu de filiación, que otorga libertad para poder llamar —> Padre a --> Dios (Rom 8,15). En efecto, Cristo nos ha hecho libres para la libertad. La tarea de los cristianos es mantenerse firmes y no dejarse cargar de nuevo con el yugo de la esclavitud (Gál 5,1). Junto a la esclavitud de la ley, Pablo menciona también la esclavitud de la caducidad a que estuvo sometida la creación por el --> pecado de —> Adán (Rom 8,21). —> Esclavo. br

Esclavo. Para la situación de los esclavos en la Biblia, —> Esclavos (derecho de los). El esclavo puede tener una significación religiosa. En el Antiguo Testamento, la expresión «esclavo. o •siervo de Dios• es una definición que el hombre hace de sí mismo con la que expresa la exclusividad con que se siente obligado a Dios (Sal 19, 14). A veces, es un título de los grandes hombres de Dios que respondieron ejemplarmente a los requerimientos divinos (Jos 24,29; --> Siervo de Yahveh).
El Nuevo Testamento designa a los creyentes como •esclavos o •siervos de Cristo. (Ef 6,6) y aplica este calificativo de modo especial a los portadores de un —> ministerio (Flp 1,1). Antes de que los hombres lleguen a la fe, son esclavos del pecado (Rom 6,6). De esta esclavitud los redime Cristo, al vincularlos a sí (Gál 3,13). Esta vinculación es pues esen
cialmente libertad, de tal modo que,en Jn 15,15, Jesús puede llamar a los discípulos •amigos. y no —> siervos. mo

Esclavos (derecho de los). Los esclavos son propiedad de su señor, lo mismo que las cosas o los animales. También en Israel había esclavos, sobre todo entre las poblaciones sometidas (Dt 20,13s). Igualmente, el Nuevo Testamento da por sobreentendida la esclavitud y en ningún pasaje se pide su abolición jurídica. Todos los cristianos son iguales, también los esclavos, pues todos están sometidos al mismo Señor (Gál 3,28). Con todo, el Nuevo Testamento no saca la consecuencia de su liberación o manumisión jurídica. Insiste únicamente, dentro de la situación jurídica existente, en que los amos traten bien a los esclavos, y los esclavos sirvan a sus dueños con ánimo sincero (Col 3,22-4,1). mo

Escribas. Propiamente escritores, que constituyen una clase social peculiar cuya evolución se inició en el judaísmo tardío, bajo —> Esdras. Su tarea consistía en interpretar casuística-mente la —> tora, que se había convertido en norma reguladora de toda actividad. De aquí nació el derecho consuetudinario (—> Halaka), transmitido al principio oralmente. Los escribas cultivaron una exégesis edificante de la Escritura (—> Haggada), enseñaron en la sinagoga y fueron, en función de jueces, miembros del —> sanedrín. Su formación abarcaba la teología, la jurisprudencia y la filosofía. La mayoría de los escribas seguía la orientación de los —> fariseos que, después del 70 d.C., pasó a ser normativa en el judaísmo. Escribas famosos fueron Hillel y Shammai (hacia 20 a.C.), Gamaliel I (hacia 35 d.C.), Yojanán ben Zakkai (hacia 70 d.C.), Gamaliel II (hacia 90 d.C.). En el Nuevo Testamento se cita a los escribas casi siempre junto a los fariseos y aparecen como adversarios de Jesús. —> Rabbí, —> Midrash. ba

Escrito de Damasco. Un escrito vinculado a la comunidad de —> Qumrán. Su origen puede fecharse, con mucha probabilidad, en el siglo II o en el I a.C. El primer escrito (A 1) comienza con una gran exhortación a todos cuantos han conocido la justicia. Esta exhortación tiene a la vista, sobre todo, el gran día del final de los tiempos, en el que Dios •castigará• a todo el mundo (8,3), procederá contra toda carne y someterá a juicio a todos cuantos .le menospreciaron• (1,1s). En este escrito se hallan cortas alusiones a la historia del grupo, que se llaman a sí mismos •gentes que han entrado en la nueva alianza en el país de Damasco•. Se dan también rápidas miradas retrospectivas sobre la historia de Israel, destacando sobre todo los errores del pueblo o de algunos de sus miembros, nacidos del desconocimiento de la --> tora.
El segundo escrito (A 2) es una especie de --> imshna, con prescripciones sobre el sábado, sobre el juramento y la --> pureza cultual, sobre las reglas que rigen la vida comunitaria del grupo y sobre la renuncia a toda posesión propia. Este escrito tiene una especial vinculación con la —> regla de la secta de Qumrán (1 OS). gr

Escrito de Dios. Para subrayar de modo especial la --> voluntad de Dios y darle una forma perdurable a través de los tiempos, se recurre, en el caso de los preceptos divinos, a la imagen de las --> tablas de la ley que el mismo —> Yahveh ha escrito (Éx 24,12). Bajo una forma más espiritualizada, aparece de nuevo en el profeta —> Jeremías la idea de una consignación escrita de las exigencias divinas en el --> corazón humano (31,33). En el libro que el profeta --> Ezequiel ha de comerse (2,9-3,3) y en el rollo escrito que contempla —> Zacarías (5, 1-4), se piensa en la eficacia mágica de la escritura, que es capaz de realizar lo que contiene. go

Escrito sacerdotal. Se designa con esta palabra la capa más reciente de las fuentes del --> Pentateuco, debido a que manifiesta un interés de hombre culto por las instituciones cultuales y rituales y por el orden sacerdotal. Uno de sus elementos característicos es la cronología, que intenta poner fecha a los hechos y articula toda la obra. Esta tendencia aparece claramente en los títulos: «Éstas son las generaciones de N. N» (cf. Gén 5,1; 6,9; 10,1; 11,10; Núm 3,1), para pasar de un grupo mayor a otro menor y, finalmente, de la historia del mundo (Gén 1,1-2,4a) a la de Israel (Gén 11,27). Aquí el acento principal recae en la tradición mosaica, porque se hacen remontar hasta —> Moisés todas las disposiciones importantes. En la tradición sacerdotal se han insertado tradiciones más antiguas, p. ej., las narraciones de la creación y el diluvio.
Las narraciones históricas propiamente hablando sirven sólo de ilustración para las religiosas y para las instituciones obligatorias de las épocas posteriores (Gén 2,3; el —> sábado; 9,3ss: los preceptos sobre alimentos; 17,19ss: la —> circuncisión; Ex 12,1-14; la —> pascua; sobre todo la promulgación de la ley en el Sinaí, Ex 25-31; 35,40; Lev 8). Las narraciones pretenden declarar como obligatorias para todos los tiempos — pasados, presentes y futuros — las leyes emanadas de Yahveh mismo.
La tradición sacerdotal se originó en la época postexílica y contiene un programa para la reconstrucción de la comunidad de después del exilio. El escrito quiere ofrecer los fundamentos legales para la comunidad cultual y prestarles autoridad divina, por el recurso de retrotraer las --> leyes básicamente hasta la revelación del Sinaí. En esta tradición se acentúa la total transcendencia de Dios, que sólo permite a los hombres contemplar aquel aspecto de su gloria a ellos orientado; y esto sólo a Moisés, de manera análoga a como Dios se muestra con su gloria sólo ocasionalmente en la nube. Entre Dios y el hombre se necesita al --> sacerdote como --> mediador (cf. Núm 2) y sólo por medio de Moisés y Aarón habla Dios al pueblo.
Se admite generalmente que el escrito sacerdotal tuvo su origen hacia el siglo V a.C. y, amplificándose más tarde con la •ley de santidad» (Lev 17,26), se fundió con las fuentes J, E, D hacia el 445 a.C. Según Neh 8s, Esdras obligó a la comunidad jerosolimitana al cumplimiento de la ley. go

Escritura. Hacia el 3500 a.C., desarrollaron los sumerios la escritura —> cuneiforme y, algo más tarde, los egipcios la jeroglífica (—> escritura pictográfica o en imágenes). Estos modos de escribir requerían numerosos signos, cada uno de los cuales expresaba una sílaba o una palabra. Supuso una decisiva simplificación la invención de la escritura alfabética, que constaba únicamente de 22-30 signos. Cada signo o letra expresaba un sonido. Los semitas sólo escribían las consonantes; hacia el 850 a.C., los griegos añadieron los signos vocálidos. La escritura alfabética se fue desarrollando a lo largo de diversos ensayos en el II milenio a.C. en las regiones de Siria y Palestina. Acabó por imponerse el alfabeto feniciocananeo, aceptado también por los israelitas y utilizado, en la forma de escritura antigua, por los hebreos, hasta que fue desplazado por la --> escritura cuadrada. we

Escritura cuadrada (o siríaca). Forma de escritura derivada de la aramaica y empleada en la época postexílica (siglos IV-II a.C.), que se compone de letras cuadradas. Según la tradición judía, se debe a Esdras la introducción de la escritura cuadrada en los libros del Antiguo Testamento en sustitución de la antigua escritura hebrea. En tiempos de Jesús, la tora estaba ya escrita en alfabeto cuadrado, porque sólo en éste es la yota la más pequeña de las letras (Mt 5,18).we

Escritura cuneiforme. Escritura cuyos signos representan palabras y sílabas, descubierta hacia el año 3000 a.C. por los sumerios y más tarde aceptada por los akkadios. En época posterior se escribieron también con estos signos otras lenguas de Mesopotamia y Asia menor. En -+ Ugarit, esta escritura evolucionó hasta convertirse en alfabética. Debe su nombre a que sus signos, impresos con punzón en tablillas de arcilla blanda, tienen una forma de cuña. we

Escritura pictográfica. A diferencia de la escritura silábica y de la alfabétitica, la pictográfica expresa cada una de las palabras por su imagen correspondiente. La antiquísima escritura pictográfica de Sumer se transformó rápidamente en -+ escritura cuneiforme, porque resultaba difícil dibujar imágenes con punzón sobre la arcilla. La pintura pictográfica descubierta en Egipto contaba en la época clásica con unos 700 signos diferentes y estuvo en uso hasta el siglo .IV d.C. para --> inscripciones monumentales. Junto a ella, se empleaba otra más sencilla, cursiva (demótica). Dado el contenido fundamentalmente religioso de los textos pictográficos, se le ha dado el nombre de escritura 'jeroglífica (= signo sagrado). he

Escudo. Arma defensiva para la lucha personal (1Sam 17,7-4), de madera o cañas de junco, recubierto de cuero y bañado en aceite (2Sam 1,21; Is 21, 5); a veces llevaban apliques de oro batido (1Re 10,16s).
En el Antiguo Testamento el escudo es imagen de Yahveh, escudo de los piadosos (Sal 18,3). En el escudo de la fe (Ef 6,16) se extinguen los dardos encendidos de Satán.-> Armadura. he

Escuela. La posición central de la --> ley veterotestamentaria en la vida del judío exigía una cuidadosa instrucción y un estudio continuado de la ley. De ahí que, junto a la lectura pública y la explicación de la ley en la --> sinagoga, hubiera una enseñanza de la misma en escuelas generalmente anexas a la sinagoga. Con todo, no debemos imaginarnos que se tratara de escuelas en nuestro sentido actual. En todo caso, la escritura alfabética hebrea permitía que llegaran a conocerla incluso las capas populares sencillas.
Como lugar de la predicación de Jesús y de los apóstoles (Mt 4,23; Act 9,20), alcanzan estas escuelas una importancia fundamental en la comunidad primitivá. -> Rabbí. schm

Escuela alejandrina. Se componía de una escuela eclesiástica para la instrucción bautismal y varias academias privadas. Alejandría, como centro del -> helenismo, posibilitó desde finales del siglo II un rápido florecimiento de la teología cristiana, que supo construir un genial esquema dogmático, con la ayuda de los estudios historicofilológicos (-> Hexapla), de la antigua exégesis judía y de la filosofía. Frente a una interpretación literal de la Escritura, la escuela alejandrina intenta alcanzar un sentido más profundo — referido a Cristo — y requerimientos personales de los textos, mediante interpretaciones tipológicas (--> Tipología) y alegóricas (-> Alegoría). Su subjetivismo la desvió hacia algunos errores, que provocaron la oposición de la --> escuela antioquena. tr

Escuela antioquena. Escuela exegética, llamada así por radicar en Antioquía, capital de Siria. Con este nombre, más que una escuela organizada, se designa un método de interpretación opuesto a la escuela alejandrina. Su exégesis bíblica rechaza la -> alegoría como especulación que tiende a encubrir la historia. Con ayuda del método historicogramatical, investiga el -> sentido literal de los textos, cuya conexión con la historia de la salvación considera conservada y garantizada — de una manera no radicalmente distinta a la de la teología alejandrina — en la --> tipología. Su pensamiento racional, su acusada crítica bíblica y su serio estudio y conside ración de la humanidad de Cristo, han situado a esta escuela muy cerca de la actual ciencia bíblica (p. ej., en la cuestión del Jesús histórico). El hecho de que las secuencias lógicas de la escuela antioquena favorecían al nestorianismo, hizo que más adelante fueran condenados sus maestros, por ejemplo, Diodoro de Tarso, Teodoro de Mopsuestia y Teodoreto de Ciro. tr

Escuelas rabínicas. Llamadas también casas de enseñanza, eran los lugares de formación de los hombres cultos judíos. Estaban dirigidas por varones famosos que, junto con la tradición, enseñaban también sus propias ideas acerca de la interpretación de la misma. Surgieron así escuelas de distinta tendencia (p. ej., Hillel y Schammai) que, a partir del siglo III d.C., evolucionaron hasta convertirse en academias. Fueron famosas las de Tiberíades y Cesarea en Palestina y la de Pompa-dita en Babilonia. ba

Esdras (libro de). El libro de Esdras continúa, junto con el de -> Nehemías, la narración de las -+ Crónicas y forma, con todos estos escritos, la llamada --> obra histórica del cronista. Esdras y Nehemías fueron inicialmente un solo libro, dividido más tarde en dos por razones desconocidas. El centro de interés del libro de Esdras está constituido por tres temas principales: reconstrucción del -> templo, reconstrucción de la ciudad, y restablecimiento de la comunidad judía. Cuanto al contenido: capítulos 1-2, vuelta del exilio bajo el rey --> Ciro; capítulos 3-6, sobre la construcción del templo; capítulos 7-8, regreso de un grupo bajo Esdras; capítulos 9-10, la lucha de Esdras en favor de la -> ley. be

Esdras (libros no canónicos de). a) El --> apócrifo libro tercero de Esdras se compone en gran parte de secciones escogidas de la -> obra histórica del cronista. No tiene pretensiones de historicidad y fue compuesto hacia el cambio de era.
b) El llamado libro cuarto de Esdras pertenece a los -> apocalipsis -> pseudoepigráficos (los capítulos 1-12; 15-16 son adiciones cristianas). En las cuatro primeras de sus siete visiones, se ocupa el vidente de la contradicción entre la elección de Israel y su sometimiento a los poderes del mundo. En las visiones quinta y sexta, aparece el -> Mesías como león y como hombre, mientras que la séptima narra cómo Esdras, antes de ser arrebatado, volvió a escribir los 94 libros sagrados — entre ellos los 24 escritos canónicos — que se habían perdido en la -> destrucción de Jerusalén. El libro fue compuesto hacia el 100 d.C. Escrito originariamente en hebreo, ha sido transmitido en varias lenguas orientales. be

Esenios. Comunidad del judaísmo tardío. Su fundador, el •maestro de la justicia» (nombre desconocido) incitó, hacia el 150 a.C., a un estricto cumplimiento de la ley ante el esperado fin del mundo; se ganó algunos adeptos, con los que se retiró al desierto y fundó un grupo, bajo la forma de comunidad del fin de los tiempos, que se prolongó hasta el 70 d.C. En el -> dualismo entre Dios y --> Belial, la luz y las tinieblas, los esenios — como hijos de la luz — están del lado de Dios que, después de aniquilar al mal por el fuego universal, establecerá un mundo nuevo.
En tiempos de Jesús había unos 4000 esenios. La más famosa de sus numerosas fundaciones ha sido la •comunidad» de -> Qumrán, debido a que, a partir de 1947, se descubrieron en las cuevas de Qumrán algunos textos conocidos como •manuscritos del mar Muerto». Mientras que el -> manuscrito de Damasco nos habla de una comunidad de laicos en la que estaba permitido el matrimonie, en Qumrán se exigía el celibato y la renuncia a los bienes personales. Después de superar un noviciado de dos años, dividido en dos etapas, se prestaba el juramento de ingreso (aceptación
de los deberes religiosos y secreto acerca de las enseñanzas). La vida estaba estrictamente reglamentada. Elementos característicos eran las purificaciones diarias y el banquete cultual de cada día. Los rangos estaban determinados con minuciosa exactitud. ma

Esfinge. Ser compuesto de la mezcla de varias naturalezas — cuerpo de león y cabeza humana — que en Egipto representaba al rey, hombre y dios, y más tarde también a las reinas. Su forma se difundió por Asia menor en los milenios II y I a.C., hasta llegar a Grecia, donde siempre tuvo figura femenina. we

Esmirna. Ciudad de la costa occidental de Asia menor, importante centro comercial desde la época helenística. El año 133 a.C., pasó al poder de Roma y en la época imperial construyó, al igual que Pérgamo, un templo al césar. A la comunidad cristiana de Esmirna está dirigida la segunda de las siete cartas de Ap (2,8-11). we

Espada. Arma ofensiva cortante o punzante, empleada para la lucha cuerpo a cuerpo. También a Dios y al Mesías se les presenta armados de espada como señal de lucha contra sus enemigos y los enemigos de Israel (Jos 5, 13ss y otros), y también como señal del -> juicio escatológico (Is 34,5 y otros). Simbólicamente, la espada significa la guerra. --> Espada de fuego. ba

Espada de fuego. Según Gén 3,24, la «llama de espada vibrante» custodia el acceso al --> árbol de la vida. El origen de esta imagen es desconocido. Acaso se apoye en la idea de que el rayo es una potencia demoníaca. El rayo de bronce como señal de prohibición de entrada en un lugar aparece en una inscripción asiria. En los profetas, la espada vengadora de Dios se presenta como un poder autónomo (Is 34,5 y otros pasajes). ba

Espejo. En la antigüedad, los espejos se construían con metal fundido y pulido (Éx 38,8; Job 38,18; Eclo 12,11), provistos a veces de mango (decorado). De Egipto pasaron a Palestina; su empleo no fue habitual hasta la época tardía de la monarquía; en la época romana hubo también espejos de cristal. he

Espera --> Promesa, --> Esperanza.

Espera próxima. La espera próxima, como fenómeno de la --> esperanza (o el temor) religioso, es conocida por la proclamación profética (cf. Is 13,6; 56,1; Ez 12,23) y por la literatura apocalíptica (cf. el apocalipsis siríaco de Baruc, 20,1s). En el Nuevo Testamento debe distinguirse entre la espera próxima en la predicación. de Jesús (según la exposición sinóptica, p. ej., Mc 1,15; 9,1; 13,30.32; Lc 10,9.11; Mt 10,23) y la espera de la -> nueva venida de Jesús en la --> comunidad primitiva (cf. Pablo: 1Tes 4,15ss; 1Cor 7,29ss; Rom 1311s y otros; Sant 5,8; Heb 10,25-37; Ap 1,3; 3,11 y otros), sobre la que también se reflexiona, por otra parte, en los textos sinópticos (p. ej., Mc 13,26).
La discusión científica del fenómeno de la espera próxima neotestamentaria ha surgido por la circunstancia de haberse sometido a estudio y controversia no sólo el hecho de la interpretación de la espera próxima de Jesús, sino también el origen y la evolución de la espera en la primitiva Iglesia, aunque ambas cuestiones están ligadas entre sí. Hay buenas razones para atenerse a la siguiente concepción general: Jesús hizo tan apremiante su proclamación, con la alusión a la «proximidad» del -> reino de Dios (Mc 1,15), porque la --> presencia (de la salvación) alcanzaba la categoría de tiempo de decisión definitiva (cf. las parábolas del juicio). Que Jesús, en este punto, contara o no con un término cronológicamente próximo del fin del mundo en el sentido de una concepción del mundo de tipo apocalíptico, es cosa que puede realmente discutirse, ya que Mc 9,1 es una sentencia de consolación de la primitiva profecía eclesial (así Mt 10,23) y Mc 13,30 pertenece a la redacción de Mc del apocalipsis sinóptico (Mc 13). Al parecer, los elementos propios de la concepción apocalíptica del mundo han influido más en la espera próxima de la Iglesia primitiva (¿sobre la próxima venida del Hijo del hombre?) que está caracterizada por la contemplación del -> día de Yahveh (como día de Jesús). El c. 13 de Marcos se opone al apasionado abuso apocalíptico de la espera próxima fundado en la destrucción del templo de Jerusalén. En la transformación de la espera próxima en una «espera permanente» ha trabajado sobre todo Lucas. En la posterior etapa neotestamentaria, el autor de la 2Pe sale al paso de los que se burlaban de la parusía (retraso de la parusía) recurriendo todavía el concepto de la espera próxima (3,8.11). El Ap utiliza la espera próxima como topos apocalíptico clásico, para consolar en el tiempo de la persecución. pe

Esperanza. a) El concepto de esperanza no tiene origen biblicoteológico. Describe, en un sentido totalmente antropológico, aquella postura por la que el hombre espera o anhela algo de su --> futuro. Pero, en esta actitud, no está seguro del cumplimiento de sus esperanzas, porque no tiene a mano los medios apropiados. La posibilidad de adoptar esta actitud parece ser un elemento indispensable para el mantenimiento de la vitalidad humana. Pero, sin un contenido ulterior concreto, esta esperanza se reduce a algo meramente formal.
b) Y aquí es donde se da una diferencia radical en el concepto bíblico de esperanza. Dada su ordenación a la -+ fe, la esperanza bíblica tiene contenido y certeza.
En puros términos estadísticos, el concepto de esperanza no aparece con demasiada frecuencia en la Biblia. Pero, en su conjunto, la Biblia es un libro henchido de esperanzas y de esperas. Habla mucho más de -> promesas que de -÷ cumplimientos, más de lo todavía pendiente que de lo ya acontecido. La fe cristiana está caracterizada por esta tensión entre el •ya ahora» y el •todavía no» y contiene, por ende, el elemento de la esperanza. La esperanza no es, por tanto, un elemento sobreañadido, sino que es el principio más íntimo de la fe. De aquí que hablar de la «esperanza de la fe» responda mejor a la mentalidad bíblica que la yuxtaposición de fe y esperanza. De aquí, también, que la esperanza sea una cosa tan cierta como la misma fe: la fe está segura de que -> Dios es verdadero; la esperanza espera que, en el tiempo oportuno, revele su -> verdad; la fe está segura de que Dios es nuestro -> Padre; la esperanza espera que se nos mostrará siempre como tal; la fe está segura de que nos dará la --> vida eterna; la esperanza espera que alguna vez se nos descubrirá esta vida. La fe es el fundamento en que se apoya la esperanza; la esperanza nutre y protege la fe (Calvino).
c) Esta esencial vinculación entre la fe (como confianza) y la esperanza puede percibirse con singular claridad en los --> salmos (cf. p. ej., Sal 25, 1-3). La realidad de la fe se acredita en el hecho de que el hombre que ora confía en la ayuda de Dios y ora lleno de esperanza. La oración transida de confianza es expresión de una esperanza ya actual y eficaz. La esperanza da también --> paciencia para esperar la intervención de la ayuda divina. A Dios mismo se orienta toda esperanza (Jer 17,13). Por eso Dios es el Dios de la esperanza (Rom 15,13).
Esta conexión íntima de fe y esperanza tiene su fundamento decisivo en la fe de --> Israel en el –> nombre de --> Yahveh que le ha sido revelado: «Yo soy el que soy.» Con esta definición de sí se presenta Yahveh a Moisés en la zarza ardiendo (Éx 3,14). La forma verbal hebrea en que se expresa esta definición es la de un presente todavía no acabado. Por eso, esta notificación de Yahveh puede traducirse igualmente por futuro: «Yo seré el que seré.» El Dios de Israel es un «proceso» todavía no acabado. Como E. Bloch ha dicho, con frase plena de sentido, Yahveh es un Dios con futuro como constitutivo esencial. Está presente, pero no se resuelve en el presente, sino que procede y desborda ampliamente a todo presente, de tal modo que el hombre nunca le puede «tener». El hombre tiene siempre a Dios ante sí como aquel que viene. En cuanto --> liberador de Israel, tal como el libro del Éxodo testifica, sigue siendo --> pastor y guardián de su pueblo. En cuanto --> creador del mundo es, al mismo tiempo, su conservador, que sigue actuando ahora y lo seguirá haciendo en el futuro. El mundo que una vez creó sigue siendo su mundo. Por eso tienen los creyentes tan segura esperanza en Yahveh. Por eso ya en el nombre de Yahveh, así como en su intervención poderosa en la historia, se le promete y garantiza al pueblo de Israel la presencia de su Dios.
d) El concepto neotestamentario de esperanza — que se encuentra fundamentalmente en las cartas paulinas, mientras que falta casi por completo en los sinópticos — demuestra las mismas características estructurales que el del Antiguo Testamento: la esperanza forma parte inseparable de la fe (cf. especialmente Heb 11,lss). La fe, la esperanza y el --> amor constituyen la vida y la actividad cristiana (1Cor 13,13).
También la esperanza neotestamentaria parte de una determinada realidad histórica: de la acción salvífica de Dios en –> Jesús, el –> Cristo del mundo, que ha sido resucitado de entre los muertos. En esta nueva realidad se fundamenta la esperanza cristiana (1Pe 1,3). Con el mensaje pascual se le promete al mundo la nueva vida eterna, pero no como cosa del futuro, sino como realidad ya testificada en el presente. Cierto que el cumplimiento total y pleno de este mensaje salvífico sigue todavía pendiente; pero en su arranque y principio, la esperanza cristiana se ha cumplido ya. Es algo ya sucedido y, sobre la base de lo sucedido, acontecerán nuevas y mayores cosas. Jesucristo ha resucitado y vive. Por eso es Cristo nuestra esperanza (1Tim 1,1). Es la esperanza para cada individuo, en cuanto el cristiano espera verse definitivamente salvado del –> juicio de Dios para la vida eterna (1Tes 4,13ss) y es la esperanza para el mundo, en cuanto que hará nuevos el cielo y la tierra, es decir, todo cuanto existe. Hacia la realización total de este futuro se orienta la esperanza del cristiano.
e) No faltan en el Nuevo Testamento imágenes y símbolos que intentan esclarecer al creyente este futuro de Dios para el juicio y la --> salvación del mundo y de la comunidad. En conexión con los escritos apocalípticos (--> Apocalíptico [género literario]), tan ricos en imágenes, del –> judaísmo tardío, también los apocalipsis neotestamentarios de Juan y de los sinópticos (Mc 13 y paralelos) han intentado describir más de cerca el proceso del futuro y de la realización de la esperanza cristiana. Su imagen del futuro parte del supuesto de que la salvación de Dios viene por medio y a través de catástrofes cósmicas de magnitud incalculable. Los primeros cristianos experimentaron en las incipientes persecuciones el comienzo de estas catástrofes. Por lo mismo, deben acreditar, justamente ahora, su fe por la paciencia: en este concepto ha recogido el apocalipsis de Juan la idea de la esperanza. Para la interpretación de cada una de las numerosas imágenes, es esencial que se las entienda como explanaciones siempre nuevas del único sentido nuclear de toda esperanza cristiana: la --> nueva venida del Señor, y no como una posibilidad de precisar, en beneficio de los curiosos, y mediante numerosos datos concretos, las fechas de la esperanza cristiana, ni de exponer, en una especie de mapa de carreteras, mediante la fijación de una secuencia temporal, el futuro del mundo. La esperanza cristiana no está a la expectativa de espectáculos apocalípticos y de sus correspondientes situaciones paradisíacas; no se abandona tampoco a, una serie de cálculos previos en orden a determinar la aparición de tales acontecimientos, sino que aguarda vigilante el «futuro del que viene» (Tit 2,13s). Así como la fe está referida a la persona de Jesucristo, también la esperanza está referida personalmente a él. Sólo de él aguarda la esperanza cristiana la renovación de la vida y la reinstauración de la creación.
f) Ahora bien, la tensa espera de la esperanza cristiana no es en modo alguno un aguardar pasivo e inoperante. La promesa de la esperanza no aparece como elemento quietista, sino como elemento motivador. La afirmación acerca de la parusía de Cristo impulsa al cristiano a la acción: «¡Negociad hasta que vuelva!» (Lc 19,13). La «dimensión de la esperanza», como elemento específico de la fe cristiana, es un motor decisivo de la –> ética cristiana (especialmente en Rom 13, 11ss y en 1Pe). El cristiano debe responder de la esperanza que lleva dentro de sí también ante los que le rodean (1Pe 3,15). La esperanza sufre bajo la situación del «todavía no». No se resigna con lo que ahora aparenta en el mundo. No se mantiene a la expectativa con fatal resignación, hasta que «por fin, y si ha de ser», ocurra algo. Se muestra, por el contrario, impaciente frente a la contradicción entre lo que acontece de hecho y lo prometido y todavía pendiente. No se conforma con el status quo, sino que busca, con la fantasía del amor, los caminos posibles para que tengan realidad en el mundo las cosas prometidas. Por eso la esperanza cristiana suplica impacientemente: «¡Venga a nosotros tu reino!» y emite un claro repudio frente a toda vida aburguesada e indolente que se instala y se asegura como en su propia casa en la configuración actual del mundo. La esperanza cristiana grita: «¡Ven, Señor Jesús!» (Ap 22,20) y se distingue, por tanto, de todas las demás utopías de futuro, que se sitúan en la línea del hombre o de las ideas. La esperanza cristiana se pronuncia asimismo en contra de toda humana resignación y desesperanza, porque confía en la --> justificación del pecador y en la promesa de nueva vida. Así, la esperanza da impulso a la fe, para que ésta se deje arrastrar por el movimiento que marcha en dirección hacia el nuevo mundo anhelado en el que habitan la --> justicia y la –> paz. La esperanza da fuerza a la fe, para colaborar en las grandes tareas del futuro de la humanidad y en la superación de las graves necesidades del mundo.
g) Entre los acontecimientos más destacables de la teología cristiana contemporánea, se debe mencionar el hecho del descubrimiento de la esperanza como nota esencial de la fe y fuerza impulsora de la ética, y la conciencia que el pensamiento teológico vuelve a tener de las conexiones entre esperanza y acción, entre -+ escatología y ética. Los impulsos que de aquí se han derivado para la actuación de la Iglesia en la sociedad moderna y, en el mundo actual, están aún muy lejos de haber alcanzado toda su medida. «Teología de la esperanza»: ésta es la respuesta de la fe cristiana al siglo XX, con sus utopías desgarradas, sus ideales destruidos y su crisis constantemente renovadas y acrecentadas. je

Esperanzas mesiánicas. Las esperanzas judías relativas a los tiempos finales fueron siempre teocéntricas; de ahí que el —> Mesías no fuera nunca entendido como una especie de salvador autónomo, sino siempre sólo como representante de la actuación salvadora de Dios. Las diversas esperanzas mesiánicas del Antiguo Testamento se vinculan a la figura de --> David que, con visión retrospectiva glorificadora, pasa por ser el soberano ideal. La base de partida es la profecía de Natán de 2Sam 7, que promete la permanencia del reino y de la casa de David. Otras profecías, eventualmente más antiguas, como el oráculo de Judá, Gén 49,8ss y los oráculos de Balaam, Núm 24, son interpretadas con relación a David.
Para las esperanzas mesiánicas de tinte político derivadas de estas profecías, hallamos ejemplos en Am 9, 11ss y Jer 23,5. Pero estas esperanzas fueron supravaloradas hasta la superstición; en Jer 7,4, combate el profeta la falsa ilusión de que, en razón del templo, Jerusalén es inexpugnable. Ocasión para tales ideas fueron los acontecimientos del año 701, cuando los asirios fueron incapaces de conquistar Jerusalén; ante tal evento, la profecía de sucesión al trono de Is 7,14 fue entendida mesiánicamente. Con el derrumbamiento de la monarquía, las esperanzas mesiánicas entraron en crisis, nítidamente perceptibles en el hecho de que ni uno solo de los —> escritos sacerdotales conoce ideas o tradiciones mesiánicas.
Después del —> exilio, y bajo la presión de las circunstancias, las esperanzas mesiánicas se trasladaron al --> sumo sacerdote; Ag 2,20ss y Zac 4,6ss ven en Zorobabel al Mesías. Las guerras macabeas son, a la par, resultado y robustecimiento de nuevas esperanzas mesiánicas y nace la amplia literatura del género --> apocalíptico. Los últimos pretendientes mesiánicos de importancia histórica fueron Menajem, en la época de la destrucción del templo, y Simón Bar Kojba, en la rebelión del 132-135 d.C. schü

Espía. Guerrero enviado a un país extranjero para obtener información mi litar sobre su fuerza y sus intenciones bélicas (Gén 42,9ss; Núm 14; Jos 2,1). we

Espíritu. En el Antiguo Testamento. En la teología bíblica el concepto de espíritu desempeña un papel de gran importancia, y al mismo tiempo muestra una considerable evolución y una gran multiplicidad de significados.
1. Espíritu como «viento». La palabra hebrea ruah, que los LXX traducen por pneuma, significa originariamente corriente de aire (Is 57,13), viento (Gén 8,1) o tormenta (Jer 13,24). Especialmente Jeremías y los salmos emplean en vocablo en este sentido. Partiendo de la experiencia de los efectos del viento, se consideró a éste como una «fuerza• de carácter numínico, que puede estar al servicio de Dios (Éx 14,21) o que puede incluso emplearse como imagen de la fuerza creadora de Dios (Gén 1,2), que lo llena, lo sabe y lo crea todo (Sab 1,7). Se trata aquí de un fenómeno de religiosidad natural, que repercute en el sentido trasladado de la palabra y que debe ser tenido en cuenta en toda interpretación.
2. Espíritu como «hálito vital». Junto a la significación originaria de viento, también la de hálito tiene una importante función. Se piensa aquí en la fuerza vital (Gén 45,27) que se infiltra con la respiración en el hombre (Gén 7,22) y a la que se considera como procedente de Dios (Is 42,5). Este hálito divino se encuentra tras de todos los impulsos anímicos y espirituales (cólera, intranquilidad, valor, paciencia, celo, humildad, fidelidad, etcétera) del hombre. El hombre es siempre el que ha sido creado por —> Dios, el que depende de Dios, el protegido y cobijado en él, el guiado por Dios. El espíritu es el portador de esta vinculación que, por un lado, despierta en el hombre la conciencia de ser una parte del —> mundo creado, mientras que por otro supera, por su espíritu humano, a todas las demás criaturas y está ante Dios como interlocutor y compañero. En el Antiguo Testamento, no existe el —+ dualismo oriental y helenístico de materia y espíritu. El espíritu, en cuanto viento y hálito, es siempre parte del mundo, está al servicio de Dios, está determinado por él y abre para Dios a los que están llenos de este espíritu.
3. «Espíritu del Señor.» Del mismo modo que el hombre penetra por su espíritu en el ámbito de la realidad de Dios, así también Dios actúa por su espíritu en el mundo y es, por este medio, dueño y señor de la historia. El origen de esta concepción está en los —> profetas, cuya personalidad fascinaba y a los que se ponía en relación con Dios mediante la idea del espíritu: «El espíritu de Yahveh comenzó a manifestarse (en -+ Sansón) en el campamento de Dan...» (Jue 13,25). Algo parecido se dice de todos los hombres que desempeñaron un puesto especial en Israel. Luego, poco a poco, se comenzó a considerar el espíritu de Dios no sólo para casos extraordinarios, sino también como magnitud permanente (Dt 34,9). En consecuencia, se consideraba especialmente a los profetas como hombres guiados por el espíritu (50,15), que anunciaban la voluntad de Dios (Zac 7,12). Pero siempre se sigue entendiendo al espíritu del Señor como una «fuerza» y no se le personaliza. Dios puede enviar un espíritu de «sueño profundo» (Is 29, 10) o de vértigo (Is 19,14). Puede, además, tratarse de un espíritu malo, que precipita en la caída (pero ni siquiera en este caso se le considera como un espíritu personificado).
Desde muy pronto surgió el anhelo por los universales —> dones del espíritu, entendidos mesiánicamente (Is 11,2). Todo el que cree recibirá este espíritu y formará parte de los elegidos. Ésta era la esperanza de los piadosos antes y después del --> exilio babilónico.
En cuanto fuerza activa y eficaz en el mundo, se consideraba al espíritu del Señor como una materia sutilísima, como realidad física. Donde se ve al espíritu del Señor dotado de atributos humanos, se hace así liara sensibilizar y esclarecer la acción de Dios.
El espíritu en el Nuevo Testamento. La significación originaria ha desaparecido casi por completo (a excepción de Jn 3,8 y Heb 1,7). El significado antropológico es usado cada vez más ampliamente, sobre todo en Pablo (p. ej., Gál 6,18: «La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestros espíritus, hermanos. Amén»). Los escasos planteamientos de una doctrina sobre el espíritu en. el Antiguo Testamento se han desarrollado considerablemente en el Nuevo, bajo el influjo de las concepciones helenísticas. Junto a los «espíritus servidores» (Heb 1,14) se mencionan también los «espíritus encarcelados» de los que han muerto mucho tiempo ha (1Pe 3,19). Pero donde principalmente se ve la acción de los malos espíritus es en los «posesos» (—> Demonio); en este contexto se habla de «espíritus inmundos» (Mc 1,23), de un «espíritu mudo» (Mc 9,17), de un «espíritu de embotamiento» (Rom 11,8), etc. Los doctores de la ley admiten que «Beelzebub» es el supremo espíritu malo (Mc 3,22). Se trata siempre de designaciones destinadas a poner en claro la naturaleza y la acción de estos poderes, concebidos como fuerzas demoníacas. Nos hallamos aquí ante el mundo espiritual del —> helenismo, que veía a los hombres y su mundo como escenario de la contienda entre los buenos y los malos espíritus. Subyacente a estas ideas está el pensamiento dualista, cuyos conceptos abstractos han experimentado un proceso de personificación.
Se encuentra una nueva perspectiva de la realidad del espíritu en todas aquellas afirmaciones •neotestamentadas que relacionan el espíritu con Jesucristo. Desde su concepción milagrosa (Lc 1,35; --> Nacimiento virginal) y su «unción con el Espíritu Santo y con poder», hasta su bautismo por Juan en el Jordán (Act 10,38), pasando por la obra de Jesús «en señal del espíritu de Dios» (Lc 10,21) y sus padecimientos redentores (Heb 9, 14), su vida entera se encuentra dentro del campo de fuerza del espíritu; Jesús no puede en modo alguno ser comprendido sino como el hombre que vivió constante y plenamente y de singular manera en total posesión del espíritu. La concepción veterotestamentaria del espíritu se ofrecía casi como espontáneamente para comprender la personalidad de Jesús de Nazaret y para concebirlo dentro de sus dimensiones exactas. Desde que los discípulos de Jesús le reconocieron como el Señor resucitado (--> Resurrección de Jesús), la palabra espíritu pasó a ser una de las expresiones más importantes para afirmar la singularidad de Jesús y de su obra.
En el espíritu del --> Señor se encuentra Dios mismo como principio modelador y configurador, como —> amor, como llamada a la decisión y al cambio de pensamiento (conversión). En la primera Iglesia el espíritu se convierte en expresión de la incontenible dinámica que se percibía por doquier en el ámbito del —> Evangelio y determinaba la vida entera de los —> discípulos. Aquel que reconoce el mundo como —> creación, ve en Jesucristo la forma plena y definitiva del hombre, acepta el ofrecimiento de su espíritu con plena —> alegría y --> acción de gracias y se considera inseparablemente unido a Dios por este espíritu. «El espíritu mismo se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios» (Ron, 8,16). En este mismo espíritu se considera el cristiano como responsable del mundo: «La ansiosa espera de la creación desea vivamente la relación de los hijos de Dios• (Rom 8,19). El universo entero puede ser llamado en este sentido «morada de Dios en el espíritu» (Ef 2,22).
El espíritu de Dios actúa sobre el espíritu humano, es decir, no se debe concebir su acción como algo mágico, sino que debe partirse de una --> antropología que contempla siempre al hombre en su —> libertad. El espíritu de Dios es siempre lo que viene, lo que se ofrece, lo posible; nunca lo disponible, lo poseído.
La expresión Espíritu Santo, que aparece cada vez con mayor frecuencia, sobre todo en los escritos posteriores del Nuevo Testamento, significa una —> personificación de la experiencia del poder divino, que intenta introducir en el diálogo lo personal del hombre, pero no incluye todavía el sentido ontológico de la doctrina trinitaria. hi

Espíritus de la naturaleza. Demonios que personifican todo lo que es dañino o pernicioso en el mundo y de quienes se piensa que habitan en lugares fantásticos (en los desiertos, en las ruinas, Is 13,21s). En el Antiguo Testamento se citan (unas veces como designación despectiva de los dioses y otras como imagen poética): espíritus del desierto, en forma de macho cabrío (Lev 17,7; Is 34,12.14), los «negros» (Dt 32,17), el fantasma de Lilit (Is 34, 14), los «seres del desierto» (13,21) y Azazel, a quien se envía el ---> «macho cabrío expiatorio» (Lev 16). he

Esponsales --> Matrimonio (compromiso de).

Espontaneidad. El —> seguimiento de Jesús requiere ánimo incondicional y espontaneidad. Jesús dice a uno que quería seguirle, pero deseaba primero enterrar a su padre: «Sígueme, y deja que los muertos entierren a sus muertos» (Mt 8,22). Jesús exige, pues, resolución espontánea y decisión incondicional por el —> reino de Dios. La realización de este reino es acuciante, no puede aplazarse, no puede perderse un minuto. A quien le llega la llamada de Jesús, debe responder espontáneamente. La --> decisión exige espontaneidad. Exige, sobre todo, ayuda espontánea al —> hermano necesitado (Lc 10,33s). Jesús ayuda al hombre en el instante mismo en que necesita ayuda; cura incluso en sábado (Mc 3, 1-6). Seguimiento de Jesús significa espontaneidad. La —> fe y el amor son decisiones incondicionales. Se trata aquí del momento del encuentro con el hermano, que puede convertirse en el del encuentro con Dios. gr

Esposa. El Antiguo Testamento, que designa a la mujer joven también como prometida o esposa, presenta la inclinación de Dios a su pueblo Israel, en la época primitiva, como una relación entre padre e hijo. En la elección de Israel, Oseas sitúa enérgicamente, en el centro de la perspectiva, el amor de Dios; el —> matrimonio del profeta con la infiel Gómer se convierte en ejemplo de la --> alianza de Dios con su pueblo. También Jeremías y Ezequiel proponen el matrimonio como imagen de las relaciones de Dios con Israel, cuando marcan a fuego la caída del pueblo como adulterio. En Joel se utiliza alegóricamente (--> Alegoría) el motivo del amor de los jóvenes desposados para las relaciones entre Yahveh e Israel.
En Pablo, el motivo de los desposorios pasa a constituir uno de los motivos fundamentales de la idea del cuerpo de Cristo (1Cor 6,12-20). De la idea de la unidad de --> varón y --> mujer nace la designación de la mujer como cuerpo del varón, que después se traslada a la Iglesia como esposa de Cristo. Pablo acepta simbolismo veterotestamentario de la desposada, pero lo supera ampliamente al trasladar el pensamiento de la unión corporal a las relaciones entre Cristo y la Iglesia (1Cor 6,16ss). Este paso adelante ha sido posible porque, en Cristo, Dios mismo se ha hecho corpóreo. Si los
profetas del Antiguo Testamento tuvieron que detenerse, por así decirlo, ante la cámara nupcial, el nuevo --> pueblo de Dios puede (sobre la base de la cristología) entrar en la misma cámara, realizar la unión y hacerse un solo espíritu con su Señor; y así, este nuevo pueblo pasa a ser, de manera total y definitiva, propiedad y posesión de su Dios. Cristo y la Iglesia, como esposo y esposa, son una --> carne, pero dentro de su indisoluble unión siguen siendo ellos mismos, sin mezcla ni confusión. En el contexto de esta afirmación, la Iglesia sigue siendo la llamada por Cristo, la esposa sacada por Cristo de su miserable estado, la que, a lo largo de todo este tiempo histórico, debe buscar siempre e infatigablemente su rostro. Ser esposa es, hasta el --> fin de los tiempos, un imperativo que llama y exige a la Iglesia, un imperativo cuyas exigencias puede satisfacer, o al que puede negarse.
El testimonio neotestamentario sobre esta idea de esposa es muy cauto y reservado. Sólo al final del Apocalipsis aparece la esposa como persona y habla directamente, por primera y única vez en el Nuevo Testamento. La única palabra de la Iglesia como esposa que la caracteriza y describe su esencia, es: «¡Ven!» (Ap 22,17). Este grito es la llamada al Señor de los últimos tiempos, que está ya misteriosamente presente, pero por quien la Iglesia todavía espera. La Iglesia está ya unida con el Señor, pero sigue todavía en camino. En esta llamada cobra expresión la esencia dinámica de la Iglesia, que considera su propio ser como tenso por la —> esperanza. br

Esposo. La designación del —> Mesías como esposo fue desconocida en el Antiguo Testamento y en el judaísmo posterior. Pero ya en el Antiguo Testamento era --> Yahveh el esposo del pueblo de Dios, Israel, y la concepción del plan salvífico divino como unas --> bodas era corriente en el mundo judío de la época de Jesús. La -> alegoría del esposo referida al Mesías es utilizada por primera vez en Pablo (2Cor 11,2). En los Evangelios se considera a Jesús como el esposo de la nueva comunidad divina: los discípulos de Jesús no ayunan (-+ Ayuno) por que él, el esposo, está con ellos. En la vida, la palabra y la obra de Jesús, se ha iniciado ya la época mesiánica. Así, en la parábola de las vírgenes necias y prudentes (Mt 25,1-13), aparece ya la exclamación «el esposo viene» como llamada a la vigilancia ante el cambio de los tiempos que está irrumpiendo. En la Iglesia primitiva, se convierte en llamada de exhortación a los cristianos y la parábola pasa a ser alegoría del esposo celeste Cristo y de la comunidad que le espera. --> Fin de los tiempos, --> Nueva venida. br

Esqueleto -+ Osamenta.

Estación de las lluvias. Dura en Palestina desde octubre hasta abril. A mediados de octubre caen las lluvias tempranas, que riegan el suelo, resecado después de cinco meses de estación seca, y hacen así posible la sementera. De las lluvias tardías (marzo-abril) depende una buena cosecha (Dt 11,14; Sant 5,7). Entre estas dos fechas se extiende un período de lluvias generalmente súbitas y cortas (Ez 13,13s; Mt 7,25.27). Sólo las lluvias frecuentes y abundantes garantizan la fertilidad; cuando no llueve, o lo hace en escasa cantidad, se sigue la sequía y el hambre. Dado que el israelita considera su vida total dependiente de Dios, la lluvia es para él bendición de Yahveh (Jer 5,24; Ez 34,26s la sequía, castigo de Dios (Dt 11,17; Ag 1,11). he

Estadio Pesas y medidas.

Estado. a) Ya en la filosofía antigua pueden rastrearse las diversas concepciones del Estado. Platón esbozó el esquema del Estado ideal, que debía ser regido por los filósofos, porque éstos tienen el conocimiento de la justicia, de acuerdo con cuyas leyes debe organizarse estrictamente la sociedad. En esta línea se sitúan las diversas utopías sociales y las teorías idealistas del Estado, p. ej., Hegel. Aristóteles describe, por el contrario, el cursa real de las formas de soberanía: la monarquía, la aristocracia y la democracia, que se destruyen cuando la correspondiente forma de gobierno no sirve ya al bien común y se convierte en tiranía, en oligarquía (gobierno de un grupo) o en oclocracia (gobierno de la plebe). Como solución estable, Aristóteles propuso una fórmula mixta. En esta misma dirección marchan los análisis de las relaciones de poder, como las de Maquiavelo. La teoría marxista une la línea realista con la utopía: el comunismo como superación de la lucha de clases es la liquidación del Estado como dominio sobre los hombres. Un tercer componente es el derecho natural desarrollado por la estoa, que ha entrado como constitutivo fundamental del mundo moderno bajo la forma de derechos humanos.
b) La relación entre Iglesia y Estado podría sintetizarse de la siguiente manera. En el imperio romano pagano, la Iglesia rechazó el culto imperial y el servicio militar y sufrió persecuciones por ello, pero no fue hostil, en principio, a aquella forma estatal. Con la elevación del cristianismo a religión del Estado bajo Constantino, se inició la época — densa en consecuencias —del dominio mundano de la Iglesia. En oriente adquirió forma una Iglesia del Estado dominada por los soberanos; en occidente, por el contrario, se produjeron tensas situaciones, ora de colaboración ora de oposición, entre papas y emperadores. Las reclamaciones universales cada vez más amplias de la Iglesia provocaron la oposición de los Estados nacionales nacientes. Después de la reforma, se estableció en Alemania el sistema de Iglesias nacionales. Con las exigencias de tolerancia de la ilustración se inició el proceso de separación de Iglesia y Estado. Las Iglesias, independientes, concluyen concordatos y tratados con los Estados.
c) El Estado democrático se formó como consecuencia de la lucha de la burguesía contra la soberanía absoluta de los príncipes (soberanos por la gracia de Dios), entablada a partir del siglo XVI en virtud de las florecientes relaciones comerciales, de unas finanzas racionales, de unos ejércitos permanentes y un fuerte aparato de funcionarios. Deben distinguirse dos raíces en la democracia: la idea de la soberanía del pueblo que asume los principios de las asociaciones medievales, en las que, según Rousseau, el Estado, como expresión de la voluntad de la comunidad, se funda en un pacto de ciudadanos iguales y libres. Aquí se apoya la ideología de las democracias radicales, p. ej., la revolución francesa o las repúblicas soviéticas. El liberalismo, por el contrario, parte de la idea de la mayor libertad individual posible.
Principios de la democracia (-> Política) son la división y control del poder y el estado de derecho garantizado por una constitución.. Al Estado socialista desarrollado en la sociedad de consumo le incumbe la preocupación por el bienestar material de cada ciudadano. La soberanía del Estado nacional está en la actualidad parcialmente erosionada por las alianzas y vinculaciones internaciqnales y se sitúa, además, en el horizonte de la apertura mundial provocada por la técnica de la comunicación. La democracia está hoy amenazada de un lado por los sistemas totalitarios y, de otro, por la manipulación tecnocrática y burocrática del hombre.
d) La lucha en pro del Estado en la tierra prometida es uno de los motivos importantes del Antiguo Testa-monto. La pérdida de la independencia nacional es una de las raíces del mesianismo, vinculado a la esperanza escatológica de un reino de paz de mil años de duración.
El Nuevo Testamento no desarrolla ninguna teoría propia sobre el Estado. Al cristiano se le inculca sobriamente el servicio (--> Servir) dentro de las circunstancias vigentes, en las que es preciso garantizar la paz. Así fundamenta Pablo la aceptación de la situación social de su tiempo, aunque pone límites críticos a las disposiciones estatales al acentuar el factor de la --> conciencia (Rom 13,5). hn

Estandarte. Signo de guerra o de victoria. El género -> apocalíptico del judaísmo tardío menciona insignias de guerra para la lucha final de los elegidos contra el poder del mal. Estos estandartes traen inscripciones que indican cuál es el fin de la guerra. Así, p. ej., «ensalzamiento de Dios», •grandeza y alabanza de Dios•, «gloria y precedencia de Dios» (10M 4,6-10). Los estandartes prometen los bienes de la victoria. gr

Estanque. Depósito de agua, generalmente empleado en oriente para fines de utilidad. En Jerusalén había varios, entre ellos el de Siloé (mencionado en la curación del ciego, Jn 9,7) y el de Bezata, cerca de la puerta de las Ovejas, cuya agitación de aguas esperaban los enfermos (Jn 5,2ss). zi

Estar crucificado. Pablo sabe que por el acontecimiento de Cristo ha sido «crucificado» el mundo enemigo de Dios, es decir, ha llegado a su fin (Gál 6,14; cf. Rom 6,10). Por su muerte en --> cruz, Jesús ha quebrantado el poder del mundo, hostil a Dios y alienado de sí. El cristiano, en quien se prolonga y se hace presente la cruz de Jesús nació y sigue naciendo del poder del --> pecado, del alejamiento humano de Dios. El pecado se ha convertido para Cristo en cruz que lleva a la muerte. Pero en la --> resurrección, esta cruz se hizo redentora y liberadora, porque trajo consigo la --> «nueva creación• (Gál 6,16). Mundo y hombre se han hecho cruz de Cristo; mundo e historia son cruz redentora, para hacerse nueva creación de Dios. La historia entera participa en la cruz salvadora de Cristo. Mundo y hombre son para el cristiano cruz redentora y vivificadora. El encuentro con el --> tú acontece a través de la realidad de la cruz, porque el —> amor viene de la cruz de Jesús. La cruz de Jesús, y el amor de Dios en ella, siguen aconteciendo en la historia de los hombres. —> Seguimiento de la cruz. gr

Estatua. Representación de un hombre o de un dios, en posición vertical; generalmente se fabricaba de metal (Dan 2,31-3,18; cf. Ez 16,17). we

Este. Punto cardinal, por donde sale el sol (de ahí también el nombre de «levante» y «oriente»). Del este viene la salvación y la perdición (Ap 7,2; 16,12).
En Núm 32,12, oriente significa la región oriental del Jordán.
«Hijos del orienten son las tribus beduinas no israelitas de la estepa siroarábiga (Jue 6,3; Jer 49,28; Job 1,3). he

Ester (nombre persa por Hadassá). Joven judía, figura principal del libro de Ester (—> Ester [libro de]), elegida esposa del rey persa Asuero (en griego Jerjes), en sustitución de la repudiada Wasti. Presionada por su padre adoptivo Mardoqueo, intercedió ante el rey y salvó al pueblo judío de la aniquilación que le amenazaba. we

Ester (libro de). Libro escrito en el siglo III a.C., en la —> diáspora oriental, en estilo de prosa cultivada, por un judío instruido. Ha llegado hasta nosotros en dos redacciones, una hebrea y otra griega, más amplia, que destaca mejor la intención teológica del escrito. En forma de narración libre se describe la amenaza de una persecución contra los judíos y el origen de la fiesta de los —+ purim. La valerosa intervención de —+ Ester detiene la aniquilación que Amán había planeado contra los judíos; y más aún, se les permite a éstos acabar con sus adversarios el 13 de adar. En recuerdo de esta liberación, se estableció la fiesta de los purim, cuya leyenda festiva es precisamente el libro de Ester. Este libro responde a la pregunta de la comunidad del porqué de esta celebración. Dado que los purim son una fiesta profana, apenas si hay en el libro hebreo de Ester afirmaciones teológicas; el nombre de Dios no se menciona ni una sola vez. Sin embargo, todo el contexto permite comprobar claramente que el autor está convencido de la elección de Israel y del gobierno divino de la historia. we

Esterilidad. En el antiguo Israel era considerada como una desgracia, una afrenta y hasta un castigo, ya que los --> hijos eran tenidos como una bendición de Dios. Así, el embarazo de Isabel, ya anciana y estéril, no se aduce tanto como milagro biológico cuanto para presentar a los ojos de María un ejemplo de la libre elección de la gracia de Dios. Dios elige, para colaborar en su plan salvífico, a una mujer que, a los ojos de los judíos, pasaba como castigada por Dios, debido a su esterilidad.
La fecundidad de los campos y de las plantas es señal de la —> bendición de Dios, que descansa en el país. La esterilidad es, por consiguiente, expresión de la —> ira de Dios. Jesús emplea la fecundidad o esterilidad de la naturaleza como ejemplo de conducta de vida de sus discípulos, pero da otra interpretación a la esterilidad. Cuando los hombres que han recibido la semilla del Evangelio permanecen estériles, es decir, cuando dejan que la realización del Evangelio en la vida diaria sea sofocada por la preocupación de las riquezas y las cosas mundanas, esto debe achacarse a culpa suya, no a obra de Díos (Mc 4,18s). do

Estilo cortesano. Se llama así la manera de hablar solemne y formular y el modo de exponer hiperbólico usado en las cortes palaciegas del antiguo oriente, especialmente en Egipto, encaminados a la glorificación del monarca y de sus hechos. Israel tomó su propio estilo palaciego de estas cortes, ya que la antigua fe yahvista no tenía originariamente suficientes medios de expresión en favor de una realeza legítimada por Dios, tal como Israel la consideraba. Así, el --> rey pasaba por hijo de Dios engendrado por él (Sal 2), como dios poderoso, padre eterno, príncipe de la paz (Is 9,5), ángel de Yahveh (2Sam 12,17), pastor (2Sam 5,2) y mediador de bendición de su pueblo (Sal 72,16s), de incomparable belleza (Sal 45), defensor de los pobres, viudas y huérfanos, cetro del derecho (Sal 72) que encarna la justicia divina (Sal 101). Vence, en nombre de Dios, a todos los enemigos; su dominio alcanza hasta los confines de la tierra (Sal 72), su sacerdocio es eterno (Sal 110), etc. Pero la peculiaridad de la monarquía israelita hace que, en el Antiguo Testamento, falten las formas predilectas acostumbradas en el oriente antiguo de narraciones en primera persona e himnos de autoglorificación de los reyes. El mundo conceptual del estilo palaciego ha servido parcialmente para la explanación de las —> esperanzas mesiánicas veterotestamentarias. ze

Estilo discursivo. Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo se hallan elementos típicos del estilo discursivo oriental. En el Antiguo Testamento se han conservado auténticos discursos: la bendición de --> Jacob, los discurso de Job y sus amigos, etc. Donde con mayor claridad aparecen los elementos estilísticos orientales es en los discursos de los profetas: riqueza de imágenes, cambio de prosa a poesía, -+ paralelismo, acciones simbólicas, son elementos característicos de estos discursos.
En el Nuevo Testamento, se encuentran estos mismos elementos estilísticos en los discursos de Jesús. Se trata aquí, ciertamente, de composiciones redaccionales, pero, no obstante, sus —+ logia están claramente marcados por los discursos de los profetas y los maestros de la sabiduría. Los discursos de los Hechos no reproducen la palabra misma pronunciada — de acuerdo con el estilo discursivo griego — sino que son una forma artística literaria especial, con la que el autor reviste sus ideas. ba

Estoicismo. Escuela filosófica del --> helenismo, fundada en Atenas, hacia el año 300 a.C., por Zenón de Citio. Tuvo una difusión muy amplia. A lo largo de su historia, hasta el siglo III d.C., conoció diversas formulaciones. En conjunto, su interés fundamental se centraba, como en el caso de -+ Epicuro, en el dominio de la vida práctica. Pero, contrariamente a Epicuro, la estoa propone como suprema meta una vida conforme a los postulados de la razón, porque todo el cosmos está penetrado, dominado y vivificado por la razón, por el logos, bajo la forma de fuego. El cosmos, y respectivamente la ley universal de la naturaleza, es el mismo Dios, y de tal modo que todo sucede por necesidad, pero ordenado por la divina providencia hacia lo mejor, como se demuestra por las tendencias finalísticas y por la belleza del mundo.
La misión del hombre es la virtud, vivir en armonía con el —> logos y dominar las pasiones. Sólo la virtud proporciona la felicidad; todo lo demás es indiferente, aunque se pueda desear más o menos. Y así, el hombre estoico es libre frente a todo lo que adviene desde fuera (—> Epicteto). mo

Estrella (interpretación de las estrellas). Las claras noches estrelladas del desierto debieron maravillar al pueblo nómada israelita y hacerle barruntar algo de la grandeza y el poder de Dios (cf. Gén 15,5; Is 40,25). Se conocían por su nombre algunas constelaciones (Job 38,31; Orión y las Pléyades se pueden identificar con seguridad). En 2Re 23,5, se mencionan los signos del zodíaco, en conexión con los cultos paganos. El arte de observar las estrellas, particularmente cultivado en Babilonia, es decir, sobre todo la observación de los misteriosos movimientos de los planetas en las «secciones del cielo» (cf. Is 47,13), estaba inseparablemente unido con la astrología, esto es, con el intento de adivinar el futuro por los «signos del cielo» (Jer 10,2). —> Magos. ur

Estrella de los magos. Es la estrella que los magos de oriente (Mt 2,1) vieron «salir» (Mt 2,2), de la que Herodes intenta averiguar por los mismos —> magos el tiempo de 'su aparición (2,7) y que los guió desde Jerusalén hasta la casa en que nació Jesús en Belén (2,9s). Dada su conexión con la historia de la adoración de los reyes (Mt 2,1-12) y en razón de las ideas veterotestamentarias y del judaísmo tardío, así como el carácter midráshico de la llamada historia de la infancia de Mateo (—> Infancia [historias de la]), esta «estrella milagrosa» debe ser evidentemente considerada como un medio estilístico literario al servicio de una narración condicionada por la teología. No tiene, pues, sentido buscar una conjunción histórica de estrellas que, por otra parte, viene ya prohibida por el mismo vocabulario (aster = una estrella). pe

Estrellas (adoración de las). Los pueblos vecinos a Israel tributaron culto divino al «ejército celeste» de las estrellas. Este culto pugnó siempre por introducirse también entre los israelitas y fue combatido por los profetas (Jer 7,18). La religión veterotestamentaria intentó, por su parte, asignar un puesto a las estrellas en su concepción del mundo: se consideran seres angélicos (Job 38,7) y asistentes al trono (1Re 22,19), sometidas, por tanto, a Yahveh, «Dios de los ejércitos». Gén 1,16 lleva más adelante la desmitización: creadas por Dios, son solamente •luminarias». ur

Estrofas. Se admite generalmente que muchos de los textos de ritmo métrico del Antiguo Testamento deben agruparse por estrofas. Se habla de la estrofa como medida métrica cuando se emplea el mismo número de versos con la misma --> métrica para agrupar o articular los textos. Frecuentemente nos sirve de medida estilística, el hecho de que las pequeñas secciones del texto se encuentran marcadas por el mismo número de versos. Así, a veces se encuentran versos repetidos al final de cada estrofa o grupos de estrofas (Sal 42/43), a modo da retornelo, y salmos alfabéticos, en los que cada letra del alfabeto encabeza un conjunto del mismo número de líneas o versos (Sal 9/10). pa

Estructura. El concepto de estructura es una de las categorías centrales de la sociología, desde los comienzos de esta última con A. Comte y E. Durkheim. Aplicado a las estructuras totales (p. ej., la sociedad industrial occidental) o parciales (p. ej., familia, profesión), el concepto significa: a) la disposición o conglomerado interior necesario para el establecimiento temporal de un sistema social cualquiera que, al mismo tiempo, b) es presupuesto de la investigación científica, en orden a conseguir conocimientos objetivos, esto es, no valorativos de las conexiones sociales. (R. Kanig). La investigación empírica, liberada de los órdenes de valores eclesiásticos o tradicionales, pudo obtener sus primeros resultados positivos a propósito del fenómeno del suicidio. Durkkheim, interesado por las relaciones entre individuo y sociedad, intentó demostrar, sobre la base de la estadística de suicidios, la profunda dependencia del comportamiento individual de la estructura y moral de grupo (la delincuencia como enfermedad social). Con sus Reglas para distinguir lo normal de lo patológico, se convirtió en el fundador del análisis estructura-lista funcional de la sociedad.
Con este análisis pueden articularse los cuadros sociales dentro de más amplios aspectos estructurales. Con la estructura puede expresarse la conexión o red «típica» de las relaciones sociales existentes en un tiempo y lugar determinados entre los miembros del grupo o sociedad (estructuras de dominio). Se habla también de estructuras cuando se piensa en la inserción de los miembros de un sistema social en un determinado punto temporal (estructura de antigüedad) o con relación a unas determinadas actividades (estructuras de profesión) (K.M. Boite).
Las estructuras corrientes, flanqueadas por fuerzas funcionales y disfuncionales, empujan hacia un proceso dinámico de transformación social. Aquí debe advertirse que las fuerzas sociales que empujan a la transformación no pueden ya, por ello, ser desacreditadas de antemano como socialmente patológicas por el hecho de que, en determinadas circunstancias, se enderezan contra las estructuras estáticas de orden y dominio. Una teoría de la «transformación social» (cf. sobre esto R. Dahrendorf) que implicara necesariamente una nueva definición del concepto de estructura es, por tanto, condición indispensable para la formación de la teoría sociológica.
En interés teológico por este concepto está anclado en la idea de que si el individuo ha de dar un sentido más profundo a las normas éticas y a las escalas de valores, deben ser éstas proporcionadas por la estructura social a que el individuo está vinculado. Así, por ejemplo, la idea tradlcional del ejercicio individual cristiano del amor (diaconia, caritas) debe ser puesta en práctica hoy día dentro del cuadro de las grandes estructuras organizadoras («Adveniat», «Pan para el mundo», etc.). La preocupación por el —> prójimo exigida por la Biblia debe ser actualmente ejercitada por el «amor a través de las estructuras». A esto responde que las prestaciones de ayuda se hagan a través de programas, a veces a largo plazo, destinados a planificaciones estructurales (mejora de la infraestructura industrial de los países insuficientemente desarrollados). gs

Eternidad. En el Antiguo Testamento, la eternidad de Dios se entiende primeramente en el sentido de duración ilimitada (Sal 90,2). Más tarde, la eternidad describe, en cuanto al contenido, la obra creadora de Dios realizada por su gracia (is 40,27ss). De acuerdo con esto, no se plantea en el Antiguo Testamento el problema de la vida humana (p. ej., la inmortalidad del alma), porque se da por supuesto que la --> vida es algo que Dios concede al hombre con medida y es, por consiguiente, limitada.
También en el Nuevo Testamento es la eternidad de Dios un concepto contrapuesto a la temporalidad del mundo creado (Jds 25). Es nueva la extensión del concepto a —> Cristo, que revela en la cruz temporal su ser anterior a todo el mundo y, por lo mismo, la fidelidad por gracia de Dios hacia su creación (cf. 1Cor 2,7). La explicación de esta superioridad de la eternidad de Dios frente al tiempo se desarrolla en amplia medida en las formas expositivas del género —> apocalíptico y la --> gnosis. Según ellas, el tiempo del mundo actual está determinado por el —> pecado y la --> muerte, mientras que en el tiempo del mundo futuro, «cuando toda criatura llegará a su fin... y los tiempos serán aniquilados..., los justos, perdonados en el juicio de Dios, liberados de los --> padecimientos hasta entonces sufridos bajo la maldad del antiguo —> eón, tomarán parte en el poderoso —> reino de Dios. Así pues, para los apocalípticos el tiempo y la eternidad no se diferencian primariamente en el sentido de una secuencia temporal lineal, separada por un juicio universal, sino que más bien parece que esta concepción formal — contradictoria en sí — tiene sobre todo el sentido de posibilitar afirmaciones sobre las maravillas de la vida eterna, que superan todas las posibilidades temporales. Pablo, en concreto, ha acentuado esta tendencia: no la justicia de los justos, sino sólo la gracia de Dios que justifica a los pecadores asegura la continuidad de tiempo y la eternidad (—> Justificación). --> Fin de los tiempos, --> Escatología. win

Ética. El Antiguo Testamento y el Nuevo contienen numerosas exhortaciones y mandamientos morales, así como secciones completas de instrucciones éticas (p. ej., el —> decálogo: Éx 20 y Dt 5; los --> mandamientos sociales de Dt 24; las normas sobre responsabilidad personal de Ez 18, el --> sermón de la montaña de Mt 5-7 y Lc 6, el --> catálogo de virtudes y vicios, así como las llamadas —> -tablas domésticas» del Nuevo Testamento). El común denominador general de todos los preceptos e —> instrucciones es su mensaje religioso. En los escritos bíblicos no aparece ni a primera vista ni tras detenido estudio aquella diferencia entre contenido ético y contenido religioso que es tan natural para los moralistas modernos, como tampoco una exposición sistemática de las doctrinas éticas. La expresión «ética bíblica» no es, por tanto, enteramente acertada, aunque quiere decir que no se trata meramente de una secuencia de formas éticas independientes. De hecho, las instrucciones morales de la sagrada Escritura poseen en conjunto una fundamentación y validez última que no se resuelve en una simple moral del ethos. Con todo, tanto los escritos del Antiguo Testamento como los del Nuevo permiten entrever la evolución de un ethos en uno y otro Testamento que responde a la personalidad de cada uno de los autores de los escritos, a las concepciones de la época, a las diferentes circunstancias sociales, a los influjos del mundo ambiente tanto judío como de la filosofía griega. Como expresión de la historia de la salvación, el Antiguo Testamento es preparación para el pleno desarrollo del Nuevo Testamento.
Ya en el Antiguo Testamento se advierte definitivamente que el —> bien, cuya búsqueda y realización se encomienda a toda forma de, moralidad, viene del Dios personal y alcanza en él su plenitud (Gén 1). Por libre decisión comunica Dios en la creación y en la --> revelación (Gén 1,2) su bien a los hombres, a quienes se dirige como a seres personales que están frente a él (--> Imagen y semejanza, Gén 1,26), si bien les otorga plena responsabilidad en las cuestiones culturales (Gén 1,28s). Aun en aquellos casos en que el hombre elige sendas de pecado contra Dios, sigue siendo responsable frente a Dios (Gén 35). Dios no abandona ni su bien- ni al hombre. Promulga —> leyes para proteger la vida (Gén 9,4-7; cf. 4,10).
Dios toma la iniciativa y concluye su —+ alianza con --> Israel; y aunque esta alianza es entre socios desiguales, persigue como finalidad que la relación entre Dios y su pueblo sea «justa» y responda al derecho proclamado por Dios (Éx 19-24.34; cf. Dt 5-11; Jos 24: confirmación de la alianza; Lev 17-25: --> Ley de santidad). Pero las ideas fundamentales de esta alianza son más profundas: son el amor y el temor. El amor como amistad personal de Dios con su pueblo y de Israel con Dios. Ambos se encuentran en mutua presencia, se conocen y se hablan de tú (Am 3,2; Os 13,4). El temor expresa aquello sobre lo que el amor no da razones, a saber, que Dios sigue siendo el Señor que exige obediencia y sometimiento a su voluntad. La alianza es, a un mismo tiempo, amor y temor; a tenor de ambos debe configurar Israel su conducta frente a Dios (cf. Éx 20,1-11) y su vida en la sociedad humana; rebelarse contra los padres, oprimir a pobres, viudas y huérfanos es malo y severamente castigado (Éx 21s). Ni siquiera el enemigo personal queda excluido de la ayuda en la necesidad (Éx 23,4s). Sin observancia de los mandamientos, no es posible el amor de Dios (Dt 10,12s; 11,13; 30,16). Los profetas, sobre todo, exponen con la imagen del matrimonio la relación de Dios con Israel y exhortan a la fidelidad (Os 1-3.11; Jer 2.31; Ez 16). Apartarse de la guía de Dios (--> Gobierno divino de la historia) es --> incredulidad y, según. Isaías, raíz de toda inmoralidad (Is 1,2ss; 8,5ss). En la época postexílica, se acentúa más enérgicamente la responsabilidad personal (Ez 14.18; cf. Éx 20). La moralidad veterotestamentaria quiere ser entendida desde la vinculación íntima y creyente del --> corazón y no busca un mero cumplimiento exterior, limitado a la observancia extrínseca de los mandamientos.
El Nuevo Testamento muestra que, en la vida y en la doctrina de Jesús, se han cumplido todas estas sentencias y se ha añadido algo nuevo. En su llamado a la —> conversión (Mc 1,15) Jesús se vincula a los profetas; confirma el decálogo (Mc 10,19 par.). La --> voluntad de Dios es para él la suprema --> norma moral (Mc 3,35 par.); la obediencia y el servicio sin reservas a Dios es la actitud humana decisiva (Mt 6,24). Devuelve a las exigencias divinas su prístina claridad (Mt 19,8: -al principio no fue así»). Enseña con autoridad de suprema instancia y da hondura a la acción moral al insistir en los sentimientos del corazón (Mt 5s; Lc 6). Los motivos que ofrece son puramente religiosos: la --> perfección de Dios es el ejemplo supremo (Mt 5,48; cf. Lev. 19s); su reino escatológico (Mt 5,3-10) y recompensa celeste (Mt 5,12; Lc 6,35) esperan a los hombres que aman a Dios, mientras que la -+ ira de Dios y el —> juicio amenazan a los malos (Mt 5,21s). El mandamiento principal (Mc 12,28ss par.) — el amor de Dios al prójimo, incluido el amor a los enemigos (Mt 5,44— y las extremadas exigencias del sermón de la montaña, se dirigen a los hombres de este mundo (-+ Amor, --> Prójimo). El ethos de la primitiva Iglesia, sobre todo en las cartas paulinas, pone de relieve que la vida cristiana no es una posibilidad humana, sino obra de Dios (—> Justificación), que el hombre recibe y realiza en la —> fe por propia determinación. Por su segundo nacimiento, es el cristiano una nueva criatura (Gál 6,15; Ef 2,10; Tit 3,5; cf. Jn 3,5) con vida nueva, que se le entrega como •ley de Cristo» (Gál 6,2).
El Nuevo Testamento encierra el contenido pleno y la forma definitiva y fundamental de la moralidad cristiana, que se realiza en el —> seguimiento de Cristo (Mc 8,34ss par.), por el camino hacia la plenitud final en esperanza creyente dentro de la comunidad eclesial, que actúa como •sal de la tierra» (Mt 5,13) para el cambio renovador del mundo. beu

Etimología. Se encuentra en el Antiguo Testamento bajo la forma de —> etimología popular, que explica palabras desconocidas a través de otras palabras de sonido similar. Los nombres son explicados frecuentemente mediante una etimología etiológica, es decir, dando el motivo del nombre. Estas aclaraciones tienen importancia teológica, pues muchas veces están orientadas por la historia de la salvación, p. ej., Núm 20,13 sobre el agua de Meribá (= agua de la discusión), porque allí los israelitas discutieron con Yahveh. --> Etiología. mo

Etimología popular. Interpretación popular del nombre de una persona o de un lugar, en la que se recurre a palabras de sonido similar, frecuentemente en el marco de una —> saga (p. ej., Babilonia: Gén 11,9; Moisés: Éx 2,10). ba

Etiología (del gr. aitia = causa). La etiología intenta explicar un determinado fenómeno o mostrar el origen de las cosas existentes. Muchos de los relatos del Antiguo Testamento son etiológicos, porque quieren explicar ciertos hechos o circunstancias locales, cultuales o referentes a la historia de las tribus. Para la región estéril y abandonada junto al mar Muerto, se da como causa un castigo divino provocado por la corrupción de los habitantes de --> Sodoma y Gomorra (Gén 19); el cono de sal de forma humana (Gén 19,26) es interpretado como la mujer desobediente de —> Lot. La única e insignificante ciudad de esta región, Soar, es decir, «pequeñez» (Gén 19,30), debería su origen al hecho de que, siguiendo la indicación divina, Lot se refugió en ella con su estirpe. (Cf. Gén 11,9, donde se explica el nombre de —> Babilonia como «confusión•; Gén 21, 22-34 Bersabee: pozo del juramento; Jue 15,9-19, para explicar «la altura de la quijada» y «la fuente del que invocó•).
La creencia en una estrecha conexión entre la cosa y su —> nombre permite comprender por qué hay una serie de etiologías que intentan explicar los nombres. —> Moisés significaría: «Lo he sacado del agua» '(Éx 2,10). En Gén 3,14s, se explica el peculiar modo de reptar y vivir de la serpiente y su constante peligrosidad para el hombre por el hecho de que la madre de la humanidad, --> Eva, fue seducida por la serpiente, y la --> maldición lanzada sobre este animal ha pasado a los de su especie. Además, en la misteriosa y hostil relación del hombre y la serpiente se hace visible el poder del mal. El hombre entró una vez en tratos con el mal y ahora, en castigo, está siempre expuesto a su poder (cf. Gén 3,18, la maldición del campo).
Amplio espacio ocupan las narraciones etiológicas que intentan fundamentar el origen de un lugar para el culto. Se narra cómo llegó a establecerse el culto en determinados lugares y cómo se conoció por primera vez la santidad del lugar (Gén 28,10-22, —> Betel; 2Sm 24, construcción de un altar en la era del jebuseo Ornan por David, en el lugar del posterior templo salomónico). En las narraciones etiológicas relativas al culto es característico mostrar cómo ocurrió por primera vez una costumbre, para poner de manifiesto su validez general (Éx 12,1-13,16, —+ pascua y fiesta de los --> ácimos; Éx 19,1-25, fiesta de la renovación de la alianza).
Es preciso admitir que una buena parte de la tradición relativa a la primitiva historia de Israel es de carácter etiológico. Las etiologías sobre los lugares y la naturaleza del culto no tienen en modo alguno pretensión de fidelidad histórica; nacieron de una piedad sencilla y sólo pretenden «ser creídas•. En la interpretación y explicación, el remoto pasado se hace presente e incluso determina el presente.go

Eucaristía. En la palabra eucaristía, se percibe claramente la concepción de la última cena de la primitiva Iglesia. El verbo griego significa portarse como agasajado, consagrar, bendecir las dádivas. El sustantivo significa acción de gracias, ofrenda de acción de gracias (de cuerpo y sangre). La eucaristía es la actualización del acontecimiento total de Cristo en y por las ofrendas de la cena, mediante la palabra de acción de gracias. Eucaristía y --> eulogia no deben entenderse de acuerdo con el significado profano griego, sino que deben considerarse en el uso lingüístico cristiano como semitismos (traducción del hebreo brk = alabar a Dios). La eulogia puede emplearse ya en el Antiguo Testamento en el sentido de «don material•. Sólo así puede comprenderse que desde muy pronto eucaristía designara no sólo las celebraciones y la oración eucarística, sino también los elementos eucarísticos.
El Nuevo Testamento ofrece tres clases de textos sobre la eucaristía:
1. Relatos de la institución (—> Eucaristía [relatos de la institución]), que se nos han transmitido como normas de las celebraciones eucarísticas de la primitiva comunidad: Mt 26,26-29; Mc 14,22-25; Lc 22,15-20; 1Cor 11,23-25. Están fuertemente marcados por el culto de aquel entonces en la comunidad. De ahí los dos tipos Mt/ Mc y Lc/Pablo. Apenas es posible la reconstrucción de la «protoforma• que yace bajo estos relatos.
2. Promesa de la eucaristía. Juan no ha recogido en su Evangelio la institución de la eucaristía. Esclarece la muerte de Jesús por el —> lavatorio de los pies (13,1-17) y la -+ oración sacerdotal (17). Aporta una sección de catequesis doctrinal sobre la eucaristía (6,1-71), en la que se encuentra toda la terminología de la última -# cena. El conjunto es un —+ midrash joánico sobre un relato de la institución.
3. Organización y disposición del —> banquete en la primitiva Iglesia. Lucas emplea la expresión —> «partir el pan• (Act 2,42.46; 20,7.11). Se trata del rito (alabanza, fracción del pan, distribución) que en las costumbres judías iniciaba la comida y que equivalía a una acción sagrada. Lucas no emplea casi nunca la expresión «tomar alimento•. En la última cena, Jesús dio un nuevo contenido al rito de la partición del pan. Este nuevo contenido fue el motivo de que se llamara a la institución de Jesús «partir el pan•. Otros textos importantes para la práctica eucarística en la primitiva Iglesia: 1Cor 11,23-33; 10,1-13.14-22; Heb 13, 9ss. wi
El sentimiento de gratitud que llenaba a los cristianos encontró su expresión en las oraciones y acciones de gracias del Nuevo Testamento: «Damos gracias incesantemente a Dios por todos vosotros• (1Tes 1,2). Pablo se considera a sí mismo y a sus comunidades como agraciados por Dios por medio de Jesucristo, y nunca se cansa de reconocerlo una y otra vez. Dado que el contenido de la cena de Jesús es persona y hecho salvífico (2Cor 8,9), la eucaristía se acomoda muy bien para designar y caracterizar el banquete sacrificial. La eucaristía abarca en su contenido el memorial de la muerte del --> Señor (1Cor 11,26), la anticipación del banquete del tiempo final (Lc 22,16) y la --> comunión con el Señor presente (1Cor 10,21) y con los cristianos entre sí (Act 2,42). Quien de esta suerte tiene parte en el Señor, es miembro de su cuerpo (1Cor 12,27; --> Cuerpo de Cristo). Desde aquí debe acometerse la tarea de comprender las palabras de la institución.
Dado que los escritos del Nuevo Testamento permiten comprobar una notable evolución, es preciso plantearse el problema de la distinción de las diferentes etapas.
1. Tradición protoapostólica: Su forma más clara aparece en Lc 22,19-20. «Cuerpo• significa aquí la persona corpórea. La entrega del cuerpo alude al --> «siervo de Yahveh• (Is 53, 4-12). —> «Sangre» significa la esencia de la vida, vinculada a la sangre, y alude a la impresionante muerte del siervo de Yahveh. La —> «nueva alianza• alude a Jer 31,31 y, por el mismo caso, también al siervo de Yahveh como «mediador de la alianza» (Is 49,8). El encargo «haced esto en --> memoria de mí• es la legitimación de que el pan y el vino se convierten en modos de la presencia del Señor, que significa el cumplimiento de la promesa del siervo de Yahveh en favor de la comunidad que da gracias. Y así, Jesús significa los mismos dones que ofrece. Lo ofrecido se identifica con su persona corpórea. Son los dones y no el acto de ofrecerlos, los que necesitan una interpretación. Los dones no son sensibles. Entre la interpretación de Jesús y la acción del padre de familia judío hay una diferencia esencial. Jesús dice sobre el pan: •esto es mi cuerpo». El padre de familia explica: mira el pan de la tribulación que comieron nuestros padres cuando salieron de Egipto.
2. Teología paulina: La eucaristía es expresión de la comunión con el Señor Jesucristo crucificado y resucitado. El acento recae así sobre la unión concreta y personal con el Señor, es decir, sobre la actualidad de la salvación en la comunidad que celebra la eucaristía. Pablo se vuelve, pues, tanto contra la concepción del helenismo (idea de la unión cultual con la divinidad), como contra la concepción del judaísmo (–> Sacrificio de expiación). Sintonizando con Pablo, la carta a los hebreos se pronuncia en contra (13, 7-15) de toda utilización mágica de la eucaristía: no es la •comida» lo que causa la comunión con el Señor, sino la «conducta» recta y la «fe».
3. Los sinópticos: Apoyándose retrospectivamente en Éx 24,8, la concepción personal originaria fue cultualizada: el cuerpo y la sangre son concebidos como •materia del sacrificio»; Jesucristo, como el nuevo Moisés, pasa a ser el sacerdote del sacrificio de la comunidad de Dios y el aspecto escatológico aparece enérgicamente en primer término; Jesús se entrega en la ofrenda misma como don de despedida.
4. La teología joánica: La eucaristía es la concentración del acontecimiento cristológico salvífico total, que en la comida de la «carne» y bebida de la •sangre» se hace realidad y causa la –> vida por Cristo. Este efecto se produce a nivel personal. El fuerte acento sobre los aspectos sensibles en Juan se encamina a rechazar la evasión gnóstica (–> Gnosis). Por eso, su proclamación de la eucaristía está siempre ligada al •comer la carne» (Jn 6,53ss). Jesucristo es siempre el –> •Hijo» visible, que significa y permite conocer, en signos, pero de una manera absolutamente concreta, la realidad del –> •Padre», la salvación y la vida. La presencia permanente del Señor acontece, para Juan, en la comunión de los –> discípulos de Cristo.
En orden a una concepción actual de la eucaristía, se deduce lo siguiente: 1) La celebración de la eucaristía es proclamación de la redención y debe, por consiguiente, permitir conocer, cuando se lleva a cabo, aquello que es decisivamente nuevo de la existencia cristiana. 2) La eucaristía debe procurar a la comunidad que da gracias el encuentro con el Dios vivo, en cuyo amor se sabe protegida hasta los cimientos mismos de su existencia. 3) La celebración eucarística es ejercitación en la –> existencia escatológica, significa vivir desde la anticipación hacia el sentido pleno de la vida humana (–> Esperanza). 4) La eucaristía se hace realidad sólo en el vivir creyente del --> amor, ya que es aceptación de la existencia de Jesús, que fue un vivir --> para los otros. --> Cena (de Jesús). wi/hi

Eucaristía (relatos de la institución de la). En el Nuevo Testamento hay cuatro relatos diferentes sobre la institución de la --> eucaristía: Mt 26,26ss; Mc 14,22ss; Lc 22,19ss; y 1Cor 11, 23ss. Estos relatos se agrupan en dos esquemas: 1) Marcos y Mateo; 2) Lucas y 1Cor. Los cuatro están marcados por el sello de las celebraciones cultuales de la Iglesia primitiva. Se remontan a fórmulas litúrgicas que son más antiguas que la Escritura. Los relatos constan de una doble fórmula, que son las palabras explicativas con las que Jesús comentó el pan y el vino (el cáliz). Los términos cuerpo y sangre, carne y sangre proceden del lenguaje sacrificial (–> Sacrificio). Se designaba con ellas las dos partes del animal sacrificado que — en el sacrificio — quedaban separadas.
En el marco de la --> fiesta de pascua, el jefe de la familia debía explicar cada uno de los elementos que constituían el banquete. Jesús hace una nueva interpretación de los dones. Habla de sí mismo como de la víctima, cuando habla de su carne y de su sangre. Se propone a sí mismo, al utilizar términos litúrgicos, como el --> cordero pascual definitivo (cf. Éx 12).
Los dos esquemas a que responden los relatos se apoyan en diferentes concepciones veterotestamentarias. El esquema paulino responde preferentemente a la idea del –> siervo de Yahveh de Isaías (53) y a la promesa de una –> nueva alianza de Jeremías 31,31. El esquema de Marcos y Mateo se funda sobre todo en la conclusión de la –> alianza en el –> Sinaí (Éx 24): Yahveh invita a los setenta ancianos, representantes de Israel, a un --> banquete de comunión con él en la montaña. Al tomar una porción del banquete del sacrificio, estos hombres participan de la divinidad. Lo que sucedió una vez en el Sinaí, vuelve a suceder una vez más, y a más alto nivel, según el sentido de Jer 31,31: se concluye una nueva unidad entre Dios y los hombres, pues aquí se funda un pueblo nuevo.
En el esquema de Marcos y Mateo, en vez del «la sangre que será derramada por vosotros» se halla un «por muchos». Pero ya en el Antiguo Testamento este -por muchos» es un modo de decir «por todos». A diferencia del Antiguo Testamento, la alianza nueva alcanza a toda la humanidad. En el •por» se encuentra la línea central de todos los relatos de la institución. Su centro veterotestamentario se encuentra en Is 53, dentro de la idea del siervo de Yahveh y halla en Mc 10,45 — en cuanto interpretación que hace Jesús de sí mismo — su correspondencia neotestamentaria: la nueva alianza se apoya en el --> servicio vicario de Jesucristo, en aquel ser del Señor por los demás.
El Evangelio de Juan no trae ningún relato de la institución. Podría aceptarse sin dificultad que el --> lavatorio de los pies de Jesús a sus discípulos (13,1ss) es la exposición joánica de la institución de la eucaristía. En ella presenta el evangelista gráficamente el aspecto del primer banquete eucarístico que, en su opinión, era el más importante: el servicio de Jesús a los hombres. br

Eulogia. La palabra griega significa literalmente, •bello decir» (empleada en este sentido en Rom 16,18), pero los escritos griegos y el Nuevo Testamento la utilizan muy frecuentemente en el sentido de alabanza (–> Doxología). Apoyándose en los LXX, el Nuevo Testamento le da también el sentido del concepto veterotestamentario --> «bendecir». En las religiones primitivas, la •bendición» es una fuerza perceptible, casi palpable, que uno puede comunicar a otro. Incluso los dioses pueden recibirla de los hombres, ya que el --> sacrificio y la –> oración aumentan la fuerza de su bendición, mientras que la maldición la disminuye. La Biblia está muy alejada de este pensamiento mágico. En último término, es siempre el amor libre de Dios quien otorga la bendición. El hombre bendice bajo la forma de súplica dirigida a Dios (Gén 49,25) y debe transmitir la bendición a quien Dios ha elegido (la bendición de Isaac, p. ej., pasa a Jacob, no a Esaú). En esta línea de transmisión de la bendición aparece finalmente, en el Nuevo Testamento, --> María, como la bendecida por excelencia (Lc 1,28) y, sobre todo, el --> Mesías (Mc 11,9); a ellos se aplica la eulogia. En los tiempos veterotestamentarios, la bendición había alcanzado poco a poco formas cultuales fijas (Núm 6,22ss). Las numerosas fórmulas de oración que comenzaban con «bendito sea» fueron llamadas eulogia por los judíos de habla griega de la época de Jesús. Con estas eulogia oraba Jesús al comer (Ms 6, 41; 14,22) y, a imitación suya, la comunidad cristiana, en sus ágapes (1Cor 10,16), sobre el pan y el vino. Quien, mediante el ágape, entra en --> comunión con Cristo, llega a la esfera de la plenitud de bendición que Dios comunica en Cristo (Ef 1,3). El uso de la palabra eulogia precisamente en este contexto puede excluir toda errónea interpretación mágica y cosificada de la comunicación de la bendición. En el culto judío, también los hombres «bendicen» a Dios. La expresión «bendecir (eulogeín) el nombre de Dios» fue incluso común en la comunidad cristiana para significar el culto divino. Pero no es que se pensara poder bendecir a Dios en el sentido de aumentar más aún su excelsitud, pues eran plenamente conscientes de que, al bendecir, no hacían sino dar a Dios la gloria que le pertenecía. Al traducir «bendición» por eulogia (= alabanza), se completó este ciclo evolutivo. La alabanza divina pasó a equivaler, en la comunidad cristiana, al auténtico culto a Dios. En la alabanza se mencionan y celebran los --> grandes hechos de Dios (cf. Ef 1,3ss). La eulogia trae a la conciencia del que alaba los acontecimientos salvíficos y los torna eficaces y presentes. ---> Eucaristía. oh

Eunuco. Se llama así al hombre que ha sido castrado y no puede engendrar hijos. En el antiguo oriente se había introducido la costumbre, en las cortes de los reyes, de castrar a los servidores y funcionarios de mayor confianza, para mantenerlos más atados al servicio del rey y estar más seguros de que en el desempeño de sus tareas no se corría ningún riesgo (p. ej., como guardianes del harén). En Act 8,27 se menciona, p. ej., a un tesorero de la corte real de Etiopía, bautizado por Felipe, uno de los siete diáconos de la comunidad primitiva de Jerusalén. En Mt 19,11, aparece esta costumbre, en conexión con el —> reino de Dios, como indicación de la entrega total que se exige a todo creyente. —> Mutilación hi

Eva. En la --> protohistoria yahvista (Gén 3,20) es el nombre que --> Adán dio a la mujer, después de haberla llamado primero «varona» (223). Mientras que «varona• destaca la igualdad de la mujer frente al hombre, el nombre de «Eva» — que se interpreta como «madre de los vivientes» — se refiere a la transmisión de la vida por la maternidad. Según Gén 4,1s.25, Eva es madre de Caín, Abel y Set. Pablo cita a Eva como ejemplo de mujer seducida (2Cor 11,3; 1Tim 2,13s). Con su doctrina del 'nuevo Adán, Pablo preparó el camino para la tipología Eva — Iglesia/María, tan cultivada por la patrística en tiempos posteriores. he

Evangelio. Esta palabra no alcanzó su significado peculiar hasta el Nuevo Testamento. En el ámbito lingüístico griego, la expresión «buena» significaba la recompensa (las «albricias») que recibía el que comunicaba la noticia de la victoria después de un combate, la sentencia del oráculo en el ámbito religioso o, en la época imperial helenista, cualquier decreto, deseo o mandato del emperador. En el Antiguo Testamento, los LXX emplean esta palabra para significar una buena nueva (2Sam 4,10). En la época del —> exilio babilónico, comenzó a utilizarse la palabra Evangelio para caracterizar el anuncio de la época salvífica inminente («He ahí por los montes los pies del mensajero de la buena nueva, el que anuncia la paz», Nah 2,1).
El Nuevo Testamento se da la mano con la tradición profética del -+ Deuteroisaías. Jesús se considera a sí mismo como el --> heraldo prometido de Dios, cuya proclama anuncia la época de la salvación divina y, por el mismo caso, la hace realidad (Lc 4,18-21). El tema propio del Evangelio es la irrupción de la —> salvación definitiva  como --> reino de Dios (Lc 4,43), en contraposición a todo dominio terreno y mundano.
1. El concepto de Evangelio en Jesús: Cuando —> Jesús se considera a sí mismo como el alegre mensajero de la época salvífica que con él «se ha aproximado» (Mc 1,15), el contenido de su Evangelio se refiere al futuro, es decir, orienta hacia adelante, hacia lo que debe ahora irrumpir. Jesús se considera a sí mismo como el —> principio de estos acontecimientos que se acercan y que entrañan el cumplimiento de las promesas veterotestamentarias (Mt 11,4-6). La persona de Jesús se explica en el mensaje de Jesús: la autoridad de Jesús aparece en sus palabras (cf. Mc 8,38).
2. El Evangelio en la primitiva Iglesia. El sentido original de Evangelio experimentó un cambio. Después de su muerte, no se entendió ya a Jesús como heraldo del Evangelio, sino como contenido esencial del mismo. De aquí que, en la primitiva Iglesia, el contenido del Evangelio no sea ya en primera línea la buena nueva del inminente --> reino de Dios, sino la buena nueva de la salvación ya venida en —> Cristo Jesús. En los Hechos, Evangelio significa la predicación apostólica de la salvación por Jesucristo (Act 5,42). Marcos empieza su obra diciendo: «Comienzo de la buena nueva acerca de Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios» (1,1) creando así el género literario del Evangelio canónico. El Evangelio, único bajo sus cuatro formas, se contrapone a todas las formas semejantes de buena nueva de los salvadores helenísticos. Su lenguaje es como de quien «enseña con autoridad».
3. El Evangelio en. Pablo. El Evangelio abarca en Pablo tanto el acto vital de la proclamación (tradición oral) como el contenido de la buena nueva, conservado en la palabra escrita. Emplea el vocablo Evangelio sin adjetivos, porque todo el mundo sabe lo que quiere decir (1Cor 9,14): es el mensaje de la salvación de Dios (Rom 1,1), que el apóstol proclama por encargo de Jesús y cuyo contenido es la salvación por el Señor. En Rom 1,1-5, se han conjuntado todos los elementos esenciales que caracterizan al Evangelio. El Evangelio es realmente una buena nueva sólo para aquel para quien el crucificado, y en cuanto tal, resucitado, no es un escándalo o una necedad (1Cor 1,18-25). El Evangelio es palabra de verdad (2Cor 6,7), de cuya aceptación o repudio depende la suerte final (2Tes 2,13-15). Aquel de quien propiamente se habla en la proclamación del Evangelio es el mismo (1Tes 2,13), que obra la salvación en los creyentes.
4. El Evangelio en Juan. Juan ya no utiliza la palabra Evangelio. Entiende a Jesucristo como la —> palabra de Dios hecha carne (Jn 1,14), por la que «han llegado al mundo la gracia y la verdad» (Jn 1,17). En este mismo sentido habla también el vidente del Apocalipsis del Evangelio eterno (Ap 14,6), que un ángel lleva a todos los pueblos. Por lo demás, Juan prefiere hablar de --> testigos y de --> testimonio. La lucha por la verdad aparece en él bajo la imagen del proceso, del derecho, del —> Paráclito.
Ya en el siglo II, la predicación del Evangelio dejó de ser en primer término testimonio de la fe en Jesucristo, siguiendo el módulo de la predicación apostólica normativa, convertirse en transmisión del testimonio neotestamentario y apostólico a la manera de los Evangelios escritos. En medida creciente se entendieron estos Evangelios no ya como un documento histórico que la primitiva Iglesia escribía sobre su propia fe, sino como «palabra de Dios» en un sentido estable y rígido, que dejaba perderse en un segundo término el fondo histórico del mensaje• original. Dado que en la época posterior se produce un cambio y una evolución notable en la concepción del mundo, de Dios y de sí mismo, resulta muy difícil una comprensión inmediata de las exigencias del mensaje bíblico. Sólo cuando una interpretación objetiva pone de relieve la exigencia, esto es, la verdad del mensaje, cobra nueva vitalidad el Evangelio y recobra de nuevo su actualidad. A esta tarea se consagra, junto con la exégesis, la --> interpretación existenciaria, cuya tendencia -> hermenéutica pretende hacer del Evangelio un mensaje actual y comprensible, capaz de dialogar con todo el que le escucha.
¿En qué consiste la exigencia de este mensaje? Se trata de un mensaje que presupone que hay hombres que sufren bajo sus culpas y debilidades, conscientes de su impotencia. A estos hombres comunica valor para enfrentarse con los numerosos pseudoevangelios de nuestros días. Interpreta el optimismo que existe a despecho de todos los fracasos como las -> «arras de la redención» (2Cor 1, 22), como --> «espíritu de Dios» que «despierta para la vida» (Rom 8,11). De este modo, el Evangelio desvía la mirada del hombre de sí mismo y de sus propios logros, para ponerle en claro que no vive de sí mismo, sino de un futuro que se extiende ante él. Y así, el Evangelio es la llamada revolucionaria a la «libertad» del hombre frente a todas las ligaduras y todas las leyes absolutistas, es promesa de la «salvación», de la posibilidad de una humanidad en plenitud. hi/wi

Evangelio (contenido central del). El -> Evangelio es --> mensaje definitivo de Dios por --> Cristo -> Jesús, que promete la --> salvación a todos los hombres. El mensaje es tal que en Jesucristo — y en Jesucristo, en definitiva, Dios — se hace palabra. El Evangelio no es mero mensaje: es acontecimiento, a saber, es la acción salvífica de Dios en y por los hombres que Dios mismo ha comenzado en Jesucristo. El acontecimiento del Evangelio está en marcha en la --> historia de los hombres, desde Cristo. Se adelanta al --> futuro de Dios, abre a los hombres sus --> posibilidades definitivas, es anticipación de lo consumado y permanente (-> Consumación). El Evangelio acontece dondequiera acontece Cristo. Y así, el centro indiscutible del Evangelio es Jesucristo, en cuanto Hijo y mensajero último de Dios. Cristo es el contenido propio y único de este mensaje. Es proclamado como Hijo de Dios, que, nacido del linaje de David, se hizo hombre, pero que fue resucitado para --> Hijo de Dios, en poder, según el -> Espíritu de santidad, levantado de entre los muertos y hecho -> Señor nuestro (Rom 1,3-4).
Así, pues, contenido central del Evangelio es, más concretamente, la --> cruz y --> resurrección de Jesús. «Cristo murió por nuestros pecados según la Escritura, fue sepultado y resucitó al tercer día según la Escritura» (1Cor 15,3-4). En la muerte y resurrección de Jesús se proclama con absoluta claridad cuál es el centro del Evangelio. Lo que Jesús vivió, lo vivió por los demás; lo que él fue, lo fue en --> representación de los hombres; lo que hizo, lo hizo anticipadamente por los demás hombres. Por nosotros fue a la muerte, tomó sobre sí la -> alienación humana, murió «por nuestros -> pecados». Según el Nuevo Testamento, todo esto había sido ya preanunciado y esperado en las escrituras del Antiguo Testamento. Su vida fue disuelta; lo que él comenzó, enterrado. Pero en el día de la decisión (-> Tres) entre la salvación y la perdición, Dios le resucitó. Lo que él vivió y murió, lo ha ofrecido Dios como dimensión nueva a todos los hombres. Su cruz mostró ser vida nueva. Cristo fue la posibilidad definitiva del ser humano y creado. Él fue la dimensión nueva del -> mundo, que se halla en -> devenir. Dios ha dicho ya su sí a este devenir y, en adelante, ya no son la perdición y la --> muerte la frontera definitiva. Jesús ha llegado a una nueva existencia corporal, ha resucitado corporalmente. Sigue viviendo corporalmente en aquellos que se insertan en él. Toma figura en cuantos, como él quieren estar pronto para los demás.
Otra --> fórmula del Nuevo Testamento dice, de parecida manera: «Se despojó de sí mismo, tomando condición de siervo, haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz. Por lo cual Dios le exaltó...» (Flp 2,7-9). Por obediencia a su -+ Padre, Jesús recorrió el camino de la alienación humana; murió como malhechor; se convirtió en objeto, en cosa sin vida. Pero Dios le sacó de la muerte, le exaltó, le constituyó Señor de todos los hombres. Desde entonces, el Resucitado es camino y meta para todos; quiere determinar y asumir con su existencia toda vida humana. Quiere llevar a plenitud el ser humano. Quiere establecer en el mundo el --> reino de Dios (1Cor 15,25-28). Cristo es la posibilidad definitiva para los hombres de hacerse obedientes al mandato creador de Dios y de ser una sola cosa con él.
El ser de Jesús por los demás, su morir por nosotros, su resurrección anticipándose a nosotros, son el acontecimiento genuino del Evangelio. El Evangelio comenzó en Cristo y sigue aconteciendo en la historia humana. Donde los hombres viven plena y libremente, se continúa la -+ encarnación de Dios y vive Cristo corporalmente. Así, se da también en las estructuras de la --> existencia cristiana un centro y una periferia. El centro es lo que Jesús ha vivido y exigido; de ahí que su vida como -+ oportunidad y tarea sea también el centro del ser cristiano. Este centro se impone en la historia del hombre. Es lo definitivo y permanente. Cierto que este centro del ser cristiano debe ser traducido una y otra vez para los hombres que viven en la historia. Debe buscarse sin cesar un lenguaje nuevo, para seguir anunciando el centro del Evangelio como -> invitación. Todo cuanto se dice en la Biblia, y especialmente en el Nuevo Testamento, debe ser entendido desde este contenido central y sólo desde él recibe su peso y significación. gr


Evangelios. A partir del siglo II, Evangelio se convierte en el «título de libro» del Nuevo Testamento, que alcanza poco a poco su forma actual (27 libros). El hecho de que, además, se llamaran también Evangelios los cuatro escritos que reunían, desde diversas perspectivas, las más antiguas tradiciones apostólicas (logia de Jesús, parábolas, discusiones, hechos milagrosos, historias de la pasión, etc.), indica que se les consideraba como escritos misionales. No tenían ninguna otra finalidad que la de la predicación oral: despertar y confirmar la fe (Jn 20,31). El contenido fundamental de la predicación de los cuatro Evangelios es Jesucristo. Pero, al contrario de lo que ocurre en los restantes escritos neotestannentarios, no se trata en ellos, en primer término, de hacer reflexiones sobre la importancia y el significado de Jesús, sino, ante todo, de presentar a Jesús como -> Mesías, --> Hijo de Dios, -> redentor, que, en todo cuanto dijo e hizo, cumplió la voluntad de Dios Padre.
En principio, ninguno de los cuatro Evangelios concede importancia primaria a los datos biográficos. El interés por tales datos aparece por primera vez en los llamados -> «evangelios apócrifos», escritos en los siglos II y III con la intención de llenar las supuestas lagunas de los Evangelios canónicos. Las diferencias de los cuatro Evangelios se explican por el hecho de que sus autores escribían desde diversas situaciones y querían anunciar el mismo mensaje a hombres muy diferentes. El de Marcos fue el primer Evangelio escrito, destinado a lectores helenocristianos. Mateo escribió para las comunidades judeocristianas. Lucas escribió en el mundo helenístico; manejó muchas fuentes, las reelaboró teológica y estilísticamente y nos descubre ya la teología evolucionada y progresiva de la primitiva Iglesia. Juan escribe hacia el final del siglo I y redondea los testimonios escritos de la fe con su obra, antignóstica y teológicamente muy evolucionada. —, Cuestión sinóptica. hi

Evangelista. Este título aparece raras veces en el Nuevo Testamento: designa a los misioneros itinerantes (Act 21,8), que forman un grupo especial, junto a los apóstoles y los profetas cristianos (Ef 4,11; cf. 2Tim 4,5). El evangelista no es enviado por el mismo Jesús, sino que tiene un --> ministerio eclesiástico (cf. para Felipe, Act 6,1-7: «ministerio de la palabra»). Cuando se hizo corriente dar el título de «Evangelio» a los libros, se comenzó a llamar «evangelistas» a los autores de los —> Evangelios escritos. Esta circunscripción del concepto se impuso ya por doquier en el siglo III. gl

Evolución. La evolución, el proceso evolutivo de las cosas, es una categoría fundamental del pensamiento bíblico. Aunque no se reflexiona expresamente sobre ella, se la da por supuesta. Así, el mundo ha llegado al ser por Dios, y está en proceso de evolución: «de él, por él y para él ha sido todo creado y está todo en formación» (Rom 11,35). «Para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas y para el cual somos» (1Cor 8,6). La unidad del universo se debe a que viene de Dios y evoluciona hacia Dios. El mundo es el ser dotado de posibilidades, que se forma y evoluciona hacia Dios. Su posibilidad es Dios. El ser es devenir. Y es el hombre el que constituye y lleva adelante este proceso de evolución del mundo; es el hombre el que está, junto con toda la creación de Dios, en formación, en devenir, en posibilidad. Por eso su existencia es histórica, cambiable y cambiante de hecho. Encuentra a Dios, su origen y creador, en la —> historia, en las decisiones humanas, en sus hechos y acciones. Dios se encuentra hasta tal punto en la historia del hombre que se hace incluso él mismo histórico. Se hace hombre; en su Hijo --> Cristo --> Jesús entra en el círculo de la historia: «Y el —> Logos se hizo hombre y alzó su tienda entre nosotros» (Jn 1,14). La encarnación de Dios ha hecho posible que el hombre se humanice, sea criatura. A partir de la —> resurrección de Jesús, el hombre es una —> «nueva creación» en devenir. Dios ha pronunciado su sí sobre el devenir de su mundo, que ya no corre a su ocaso. Ahora es tarea del hombre colaborar a la obra de resurrección de Cristo, empujar hacia adelante la nueva creación de Dios, continuar la encarnación. Todo cuanto existe se halla en posibilidad, en evolución, en devenir. Y Cristo es la fuerza impulsora de este proceso evolutivo. gr

Exaltación. Ya en el Antiguo Testamento, y particularmente en el judaísmo tardío, se halla la idea de que en esta vida el justo es humillado, rebajado y sometido a sufrimientos. En pago del abatimiento actual, se le promete como recompensa un ensalzamiento futuro. Esta idea ejerce su influjo también en el Nuevo Testamento. Pero cuando en él se habla de la exaltación de Jesús, se piensa en un hecho excepcional: su ascensión a la dignidad celeste, su entronización a la --> derecha de Dios. Estas afirmaciones sobre la exaltación de Jesús están casi siempre en el Nuevo Testamento en conexión con Sal 110,1. De este pasaje se toman tres elementos, de acuerdo con la peculiar situación de cada una de las comunidades: el sentarse a la derecha de Dios, el sometimiento de los enemigos y el título honorífico de Señor.
Según Mc 14,62, a la pregunta del sumo sacerdote, Jesús responde que él mismo vería al --> Hijo del hombre, sentado a la derecha del poder, venir en las nubes del cielo. En esta respuesta se han unido la —> nueva venida y la exaltación: en la parusía aparece el exaltado a la derecha. En las confesiones de fe más antiguas del Nuevo Testamento (p. ej., 1 Cor 15,3ss) se entiende la —> resurrección de Jesús también como exaltación. Según Act 2,32 la resurrección tiene como consecuencia que el exaltado derramará el —> Espíritu Santo sobre la comunidad. Para Heb, es decisiva la sentencia según la cual el exaltado se presenta como --> sumo sacerdote de su comunidad. La exaltación significa que Jesús es entronizado a la derecha de Dios. Pablo acentúa, sin embargo, la limitación del señorío concedido aquí a Jesús: dura hasta que todos los enemigos hayan sido sometidos y Dios sea todo en todos (1Cor 15,28).
Si en el Nuevo Testamento se insiste en la actualidad de la salvación y se acentúa el presente señorío de Jesús, esto quiere decir que Jesús ha sido establecido como Señor (Flp 2,6ss) y que ha tomado el cargo regio de Señor del mundo, aunque sólo la comunidad le venere como Señor. En el Evangelio de Juan se entiende ya la crucifixión, la exaltación corpórea de Jesús en la -+ cruz, como exaltación de Jesús al dominio y gloria celestes. ma

Excavaciones arqueológicas. Las excavaciones arqueológicas significan un esfuerzo, científicamente planteado y llevado a cabo con objetividad y método, por poner al descubierto los restos de las antiguas culturas que se han conservado bajo la superficie del suelo. La ocasión de las mismas ha sido muchas veces un hallazgo accidental. En la mayoría de los lugares explorados se dan varias capas superpuestas. Una excavación cuidadosa y el exacto inventario de las cosas halladas permite que aparezca ante nosotros la historia de las culturas pasadas y de su destino: nuevas fundaciones, conquistas, catástrofes de la naturaleza, etc. Con frecuencia las excavaciones han confirmado los datos de la Biblia y han proporcionado el material necesario para la intelección de algunos textos. --> Arqueología. he

Excomunión. Es parte de la suprema autoridad jurídica de la sinagoga y su origen se encuentra en el —> anatema. La excomunión admite varios grados, desde la reprensión, que aleja al enunciado por algún tiempo de la vida comunitaria, pasando por el anatema menor, que aísla por un tiempo más o menos prolongado, hasta la excomunión grave, que entraña el aislamiento de por vida, aunque puede ser también levantada. El aislamiento consiste en que sólo los familiares más íntimos pueden mantener contactos con el excomulgado; a todos los demás se les prohíbe toda aproximación, so pena de quedar a su vez excomulgados. El anatema leve o menor podía ser lanzado por cualquier israelita contra otro, de acuerdo con la falta cometida; la excomunión o anatema grave requería un proceso judicial.
En la época posapostólica los judíos, en las polémicas contra los cristianos. lanzaron sobre éstos la excomunión mayor (Jn 9,22), es decir, provocaron, mediante la excomunión oficial, la ruptura definitiva con los judeocristianos.
La práctica de la penitencia de la Iglesia aceptó la excomunión como el más grave de todos los castigos. El pecador impenitente podía ser excluido por la autoridad comunitaria de la comunión con la Iglesia hasta tanto no se hubiera separado del pecado y estuviera dispuesto a la --> conversión (Mt 16,19: «atar» = excomulgar).do

Exégesis (gr. interpretación, exposición) de la --> Sagrada Escritura. La exégesis se ejerce dentro de un -+ canon todavía no cerrado, casi siempre mediante la reelaboración de la —> tradición precedente, que debe ser constantemente actualizada y hasta neutralizada, si se quiere que un texto histórico siga conservando su valor para espacios temporales más dilatados o para oyentes nuevos. Como es natural, el —> Pentateuco, la sección más antigua de la --> Biblia, es el que más elaboraciones interpretativas o expositivas ha experimentado. Pero también la predicación profética muestra, cuando se la compara con las etapas precedentes, una notable libertad, atendida la cual ya no causa sorpresa la interpretación cristiana del Antiguo Testamento. Esta interpretación cristiana leía el Antiguo Testamento como Escritura sagrada bajo la impresión del acontecimiento pascual, sin atenerse rígidamente al texto literal y sin excluir los libros —> deuterocanónicos. Con ayuda de la técnica interpretativa judía y griega (—> Midrash, --> Exégesis alegórica), desembocó en el sentido típico (--> tipología) de las Escrituras, un sentido que la interpretación cristiana ve en el hecho de su referencia a la época salvífica definitivamente iniciada con Cristo (—> Prueba de la Escritura). Si se tiene a la vista este acontecimiento excepcional y único de Cristo, se hallan justificados los más dispares testimonios dentro del canon neotestamentario. El —> «de una voz para siempre» de este acontecimiento es también la razón porque las épocas posteriores no han podido crear ya nuevos escritos sagrados, sino que, en orden a su encuentro con el Cristo oculto en la palabra, están supeditadas a los testimonios veterotestamentarios y apostólicos. La --> investigación criticohistórica dentro de la —> investigación bíblica presta su ayuda para descubrir la palabra divina en la Escritura, al igual que la fe de la Iglesia total que vive de la —> palabra de Dios, aun cuando se haya debido rechazar en casos aislados la exégesis empleada. La exégesis cumple su función sólo en la medida en que consigue expresar en un nuevo lenguaje la palabra de Dios de los textos históricos, de modo que sitúe a cada oyente una y otra vez ante una —> decisión (—> Interpretación existenciaria). tr

Exégesis alegórica. Interpretación de la Sagrada Escritura que se sirve de la alegoría como de una afirmación que encierra un contenido distinto del directamente señalado. Una afirmación sólo puede encerrar unos aspectos determinados de la realidad, pero no la realidad total. La alegoría indica, sobre todo, que toda afirmación es relativa, se decir, que está esencialmente referida a algo distinto y superior. En todas las religiones que tienen escritos santos la exégesis alegórica desempeña un papel importante. A través de ella se da a las fórmulas fijas de los textos sagrados un sentido nuevo y acomodado a los tiempos. Así, mediante la exégesis alegórica se conserva la autoridad de los escritos. En algunas religiones se encuentra, además, en el fondo de la exégesis alegórica, la idea de que los dioses se comunican en los —> misterios y --> oráculos. Cuando los dioses hablan, no lo hacen de una manera transparente, pues en este caso quedarían a merced del entendimiento humano. Así, p. ej., la antigua exégesis griega de Homero, ampliamente dominada por la exégesis alegórica. Algo parecido puede decirse de la antigua Estoa Estoicismo). La tradición griega encuentra en la escuela exegética de Alejandría (--> Escuela alejandrina) su continuación directa. En el Antiguo Testamento, la exégesis alegórica aparece muy tarde, no antes de Ezequiel (p. ej., 16,17) y en las visiones de Zacarías, pero abarca muy amplio espacio en los escritos del género —> apocalíptico del judaísmo tardío (p. ej., en el Henoc etiópico, 85-90). Estos escritos parten de la idea de que las —> revelaciones de Dios son misteriosas y sólo comprendidas por pocos hombres. En el Nuevo Testamento, los --> evangelistas interpretan las -+ parábolas de Jesús como alegorías, pero sin razón, porque las parábolas de Jesús tienen escasos elementos alegóricos. Más frecuentemente se convierten en alegorías las imágenes de las cartas paulinas (p. ej., Rom 11,17-24).
En principio, debe distinguirse entre exposición alegórica e interpretación alegórica. Esta última es característica, sobre todo, de la interpretación estoica de los mitos. También el Antiguo Testamento es interpretado alegóricamente por el judaísmo helenista (—> Helenismo). Sólo muy raras veces se interpreta de este modo el Nuevo Testamento (p. ej., 1Cor 9,9). En la interpretación práctica y no científica de la Biblia, la exégesis alegórica ha ocupado un vasto campo a partir de la escuela exegética alejandrina y, sobre todo, desde Orígenes. Esta exégesis debe servir para profundizar el conocimiento y la fe del cristianismo. Debe, sobre todo, actualizar y hacer presente el mensaje bíblico. Hoy día la exégesis alegórica no es ya un método legítimo de interpretación. gr

Exhomología. La palabra griega y el correspondiente vocablo hebreo abarcan dos significados: •alabar» y «reconocer los pecados». Esta doble significación surgió ya en el Antiguo Testamento: el hombre responde a Dios que se manifiesta ante él o que se manifestará como poderoso juez. En este aspecto, la alabanza y la confesión de los pecados se hallan con frecuencia en íntima relación mutua. Así, p. ej., el Sal 32 es a un mismo tiempo confesión del pecado y alabanza de Dios, porque éste ha perdonado al hombre las maldades y ha encubierto el pecado.
La confesión de los pecados tuvo, en el Antiguo Testamento, su lugar en el culto. Podía estar vinculada a un sacrificio por el pecado (p. ej., Lev 5,5s) y se llevaba a cabo sobre todo en el —> día de la reconciliación, en que, en la confesión, se colocaban sobre la cabeza del —> macho cabrío expiatorio todas las culpas y transgresiones (Lev 16,21). A la confesión de los pecados seguía el perdón de los mismos, aunque no se alzaba el castigo, sino que •la culpa de los padres... se castigaba en los hijos y en los nietos, hasta la tercera y cuarta generación» (Éx 34,6s). De las grandes figuras del Antiguo Testamento se narran confesiones de pecados: Moisés y Samuel confesaron los pecados del pueblo ante Dios (Éx 32,31; 1Sam 12,19). La confesión de los pecados puede dirigirse también a un hombre, como p.e., la de Seúl a Samuel (1Sam 15,25). El más célebre ejemplo de exhomología es la oración de Salomón en la consagración del templo, que entrevera la alabanza de Yahveh y la confesión de los pecados del pueblo (1Re 8,28-53). Se encuentra una confesión de pecados en la vocación de Isaías (6,5) y, sobre todo, en las sentencias amenazadoras de los profetas contra el pueblo obstinado (Jer 3,13). En la literatura sapiencial, así como en diversos salmos la confesión de los pecados del pueblo queda desplazada por la confesión de los pecados individuales (p. ej., Sal 51).
La palabra exhomología, en su significado de confesión de los pecados, aparece raras veces en el Nuevo Testamento (p. ej., Mc 1,15); pero la confesión se presupone como condición para que Dios perdone al hombre (cf. 1Jn 1,9). Aparece también la confesión mutua de los pecados de los cristianos (Sant 5,16). La exhomología es, en el Nuevo Testamento sobre todo, alanbanza entusiasta del acontecimiento Cristo, y, especialmente, de la --> resurrección de Jesús. br

Exhortación. Es uno de los modos de la --> paraclesis. El cristiano debe ser exhortado e impulsado a realizar en su vida el mensaje del —. Evangelio. Exhortar es un auténtico --> servicio dentro de la comunidad, para aquel que ha sido agraciado de modo especial con este don (—> Dones del Espíritu, cf. Rom 12,8). Es, además, misión de todos los bautizados exhortarse unos a otros (p. ej., 1Tes 4,18; Rom 15,14); cada uno tiene —> responsabilidad por los otros. De lo que se trata, pues, en el fondo, es de que los cristianos encuentren un camino común para la realización y la --> práctica del mensaje de Cristo. La exhortación mutua debe convertirse en una búsqueda y experimentación común, ya que nadie sabe aisladamente y por sí mismo el camino justo. Doquiera se da la exhortación, debe darse de manera fraternal, pues se trata de confirmarse y estimularse mutuamente, de animar a los desengañados y consolar a los cansados; deben criticarse y corregirse las conductas defectuosas. La exhortación debe ser tal que se posibilite la libre opinión y la convicción personal de cada cristiano. gr
La exhortación, en cuanto fórmula originariamente profética, puede derivarse del —> oráculo. Frecuentemente, la exhortación constituye el comienzo de un --> oráculo salvífico, en cuanto que, como palabra humana explicativa, alude la situación presente de los oyentes y quiere despertar su atención. Las poesías exhortatorias de los profetas ponen más tarde el acento en la —> conversión y en la entrega obediente a Dios (Jer 25,3-7). Con todo, al principio, el tema de la conversión formaba parte de las sentencias de juicio y castigo y sólo más tarde pasó a ser oráculo salvífico (Jer 3,21ss), bajo la forma de exhortación que, de esta suerte, adquiere un carácter que nunca es de amenaza, sino de invitación. Junto a su carácter parenético se advierte también muchas veces en la exhortación su finalidad didáctica. En el Nuevo Testamento, se encuentran frecuentemente discursos de exhortación conservados en forma epistolar (cf. «discurso de exhortación», Heb 13,22). pa

Exigencia absoluta. Aunque se habla con la mayor naturalidad y bajo diversos aspectos de la exigencia absoluta de --> Dios, de --> Cristo, de la --> religión, de la —> Iglesia, de la —> fe, etc., debe tenerse en cuenta que este concepto se ha desarrollado en conexión con el idealismo alemán y que ha sido aceptado por la apologética de la Iglesia para acentuar el significado singular del cristianismo. La exigencia absoluta indica una pretensión que, independientemente de todo sistema de referencia, reclama una validez excepcional y única y que, por consiguiente, está vinculada a realidades necesarias. Contra esta exigencia absoluta se pronuncian las diversas formas del relativismo, según las cuales deben rechazarse las pretensiones absolutas de la religión.
Ninguna de estas dos formas de ver las cosas está acorde con la revelación y la fe cristianas. Ni la revelación cristiana puede desligarse de su relación a la historia, si su validez absoluta se destruye por su carácter de acontecimiento histórico. La exigencia absoluta es algo relativo, es decir, sólo se armoniza con una situación totalmente determinada. La fe cristiana reclama con razón su exigencia absoluta en el sentido de una exigencia definitivamente válida y obligatoria, pero dentro siempre del marco de la historia. Así, cuando aparece --> Jesús, exige una decisión absoluta, de la que depende la —> salvación o la —> condenación. Dentro de su condicionamiento temporal e histórico, pide, apoyado en su pretensión de absoluto poder, una última decisión. En él Dios se ha acercado. El encuentro ocasional con Jesús y la respuesta que el hombre da a este encuentro deciden la definitiva cercanía o lejanía de Dios. Pero la exigencia absoluta de Jesús está de tal modo ligada al tiempo y a la historia que ya no puede ser oída una vez que ha pasado su hora. La exigencia absoluta de la sentencia: «Yo soy el camino, la verdad y la vida» (Jn 14,6) está condicionada por el tiempo y el espacio y sólo en ellos es un requerimento absoluto. Si se desliga la exigencia absoluta de esta dimensión, ya no se toma al hombre seriamente en su condicionamiento histórico y la exigencia absoluta se convierte en pretensión de poder sobre los hombres. Sólo allí donde me sale al encuentro el -> prójimo y me requiere (en hambre, sed, desnudez, pobreza, etc., Mt 25,31ss), me afecta su exigencia absoluta («lo que habéis hecho al más pequeño de mis hermanos, a mí [Jesucristo] lo habéis hecho»). Para mí, lo definitivo depende de mi decisión frente a esta exigencia. También la Iglesia se considera obligada a esta exigencia absoluta de Jesús y la ha transmitido a los hombres. En cuanto la Iglesia forma parte del acontecimiento escatológico, es decir, definitivo, de la revelación de Dios, debe hacer resaltar esta exigencia absoluta. En su -> predicación (mediante la palabra y el sacramento), llega la acción salvífíca de Dios a los hombres. En el tiempo y en !a historia concretos, se enfrenta el hombre con• la realidad de Dios mediante el mensaje de la Iglesia y así es como puede percibirse su exigencia absoluta. »Quien a vosotros escucha, a mí me escucha» no es una sentencia caprichosa de la Iglesia, sino exclusivamente palabra de Dios, que se hace presente en mi situación.
Ni unas determinadas formas de vida y circunstancias institucionales, ni unas determinadas autoridades pueden aspirar con derecho, en cuanto tales, a una exigencia absoluta, sino sólo en cuanto en ellas el hombre entra en relación con el acontecimiento escatológico, del que la exigencia absoluta es un elemento inmanente. Por eso se pide una extremada circuns\pección, tanto al formular como al escuchar la exigencia absoluta. Ésta nunca acontece directamente, sino siempre dentro de una realidad relativa, contingente, esto es, justamente histórica, que, por otra parte, no puede equipararse, sino es de un modo dialéctico, con la exigencia absoluta. Una disposición de una institución,
545 una manifestación de una -> autoridad, por muy decisiva que sea, no tiene eo ipso validez absoluta, sino sólo en la medida en que expresa la exigencia escatológica última. Y ésta no se asienta de antemano sobre el fundamento de la autoridad o de la forma de vida, sino que depende de la situación y de la relación.
Así, es cierto que la -› revelación de Dios en Jesucristo pone de relieve la exigencia absoluta, ya que es la automanifestación definitiva de Dios, pero no como una realidad capaz de ser objetivada, sino sólo como el acontecimiento (escatológico) que me requiere en la -+ comunidad. Así, es también cierto que la Iglesia, cuando proclama la acción salvífica de Dios en Cristo, pone de relieve la exigencia absoluta, pero no como una institución previa o como un exclusivo estatuto salvífico, sino sólo en cuanto en ella resuena la palabra de Dios. Si bien la religión cristiana pretende validez absoluta, no lo hace así en cuanto sea la «mejor» religión, sino porque, en el intercambio con otras religiones, puede tener la esperanza de expresar auténticamente con sus palabras la -+ presencia de Dios. Es, pues, cierto que la fe cristiana reclama absolutamente al hombre, pero no en el sentido de que el hombre alcance su seguridad más allá del tiempo y de la historia, sino solamente porque en el hombre (Jesús de Nazaret) Dios se ha acercado a los hombres y el creyente descubre más y más en la historia la acción de Dios. Así, la exigencia absoluta puede llegar a los hombres, y puede exigirles la fe, a través de la comunidad humana, de la Iglesia y de la religión, pero nunca se la debe desligar de su relación dialéctica con el espacio, el tiempo y la historia, es decir, de su situación, y sólo en ella tiene validez. ha

Exilio. Deportación de los pueblos vencidos, usual en el oriente antiguo y que afectaba sobre todo a la clase dirigente. En el lenguaje historicobíblico se llama exilio, por antonomasia, a la deportación de los habitantes de Jerusalén y Judá, en los años 597, 587 y 582 a.C., como consecuencia de la expedición militar de Nabucodonosor II. Los deportados, la clase dirigente religiosa y política (entre 15 000 y 16 000 personas), fueron asentados al sur de Mesopotamia. Para la fe de Israel, el exilio tuvo una transcendencia inconmensurable. Sólo la fe evitó la desaparición total del pueblo, sometido a enormes riesgos. ¿Había abandonado Yahveh a su pueblo, había anulado sus promesas? ¿Eran los dioses de Babilonia más poderosos que el Dios de Israel? Pero Israel — guiado por los profetas Jeremías y Ezequiel — supo ver lo sucedido como un justo -> juicio de Dios y, en la aceptación humilde del castigo, nació y creció la seguridad de que también en el exilio vela Dios por su pueblo, le quita la culpa y le devolverá de nuevo a casa, mediante un nuevo -+ éxodo (-4 Deuteroisaías). La comunidad que ahora nace recuerda los hechos poderosos de Dios en el pasado y cobra de aquí confianza para el futuro. Se coleccionaron y completaron las antiguas tradiciones y el mensaje de los profetas. El templo y el culto habían sido aniquilados, pero nace ahora una nueva forma de culto: la comunidad que oye la palabra de Dios y se reúne para la oración.
Al desaparecer Israel como nación, se dio más importancia a aquello que había hecho de Israel el pueblo de Dios: el -> sábado, la -> circuncisión, la --> ley. Un Israel así renovado experimentó la fidelidad de Dios en la vuelta a -> Sión, autorizada por Giro, rey de los persas, el 538 a.C. ba

Existencia cristiana. Los hombres que confesaban a -+ Jesús como --> Mesías recibieron por primera vez el nombre de •cristianos» en Antioquía (cf. Act 11,26). La designación provino de los que no lo eran y tuvo, al principio, una función limitadora, aunque se difundió con gran rapidez. Un nuevo pasaje neotestamentario que nombra a los cristianos (1Pe 4,16) alude a la comunión con la pasión de Cristo y nos lleva a la esencia de lo que significa el nombre de cristiano. Objetivamente, la existencia cristiana es la meta y el contenido de toda la predicación de Jesús y de todo el Nuevo Testamento. El aspecto de la existencia cristiana no agota ciertamente por sí misma todo el mensaje salvífico, ya que este mensaje habla también de Dios y del -+ reino de Dios, que abarca la creación entera; pero en la medida en que dicho mensaje se dirige al hombre y en definitiva pide a todos los hombres una respuesta creyente, es un mensaje universal y, en cualquier caso, está orientado a la existencia cristiana. Sintetizando los aspectos esenciales que, desde el Nuevo Testamento, constituyen al cristiano como tal, y entendiendo estas afirmaciones dentro del horizonte de la situación presente de la existencia cristiana, se descubren cuatro aspectos complementarios entre sí: 1) la existencia cristiana como fe y confesión; 2) la existencia cristiana como seguimiento de Cristo; 3) la existencia cristiana como comunidad; 4) la existencia cristiana como modo del ser humano.
1. La existencia cristiana como fe y confesión. Ser cristiano significa, ante todo, reconocer y confesar a Jesús como Mesías. Lo cual significa, en primer lugar, tener la esperanza de que Dios nos haga merced de la posibilidad de que se dé un sentido de la existencia y del mundo y de que este sentido no es algo averiguado en virtud del propio hacer o pensar, o de una ley inmanente del mundo y de la evolución, sino que es algo dado, revelado por Dios. Significa, además, la aceptación creyente de esta revelación de Dios en el mensaje y la obra de Jesús, y entender este mensaje y esta obra de Jesús como una promesa de Dios, en la que el mismo Dios se da; y todo esto incluye la aceptación de la revelación de Dios en Jesús como cosa definitiva. Cuando se entienden la salvación y el sentido de la existencia y del mundo total como promesa de Dios, el mensaje de esta promesa de sí que hace Dios es definitivo en razón de su propia esencia; no a modo de una voz entre otras muchas, sino como el «amén» del mismo Dios a todo cuanto la historia del mundo encierra en sí como signo de la esperanza y de la promesa (cf. 2Cor 1,20; Ap 3,14). Pero la fe en la revelación de Dios acontecida en Cristo es algo más, es fe en el mismo Jesús. Dios no promete algo, sino que se promete a sí mismo, y no de una manera genérica o ambigua, sino en la misma persona de Jesús. Su entrega por muchos es entrega del mismo Dios (cf. Jn 3,16). Jesús es el •testigo fiel• (Ap 1,5; 2,14). Más aún: es la misma --> Palabra de Dios, que se ha hecho carne (cf. Jn 1,1-14), el Hijo -4 primogénito. Ser cristiano significa, pues, dirigir a Jesús la pregunta del Bautista: •¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?» y aceptar la respuesta de Jesús (cf. Mt 11, 2-6). Dicho de otro modo: dejar que nuestra vida sea un creer en el Hijo de Dios, que nos ha amado y se ha entregado por nosotros (cf. Gál 2,20b). O dicho aún de otra manera: dejar que la fe en Jesús como Mesías se realice como fe en el amor de Dios (cf. 1Jn 4,2.15s). La fe incluye necesariamente, atendida la radicalidad de aquello a lo que se orienta, su realización como confesión, como testimonio externo de lo que se ha aceptado internamente (cf. Rom 10,9s).
2. La existencia cristiana como seguimiento. La llamada de Jesús a creer en su mensaje sobre la proximidad del --> reino de Dios es una llamada a la -> conversión, que transforma todo el ser, es decir, que no se reduce a una fe meramente intelectual o a una confesión meramente verbal (cf. Mc 549 1,15). El seguimiento de Cristo no es una especie de añadido a la fe, sino una manera constitutiva de esta misma fe. Tiene, en consecuencia, importancia decisiva el hecho de que la predicación de Jesús aconteciera no como mera transmisión de informaciones y doctrina, sino como llamada al discipulado. Las frases •Jesús proclama el reino de Dios» y «Jesús llama a los -+ discípulos•, dicen, en el fondo, lo mismo (cf. las narraciones de vocaciones en todos los Evangelios). Este principio» rige también respecto de la predicación apostólica: la plenitud de poder que el Señor resucitado les otorga se constituye mediante el encargo de convertir a todos los pueblos en discípulos de Jesús (cf. Mt 28,19). El seguimiento, que desde el principio ha tomado diversas expresiones simbólicas, comprende siempre tres elementos:
a) Renuncia a las seguridades y a las formas fijas. Cuando se toma en serio el hecho de que la -> salvación y el sentido de toda la existencia se esperan de la acción de Dios, de su promesa en Jesús, esta realidad debe afirmarse también respecto de la relación a las circunstancias del mundo. Estas circunstancias y condicionamientos pierden su carácter de algo singular e insustituible de que dependerían la felicidad y la plenitud de la vida. Se poseen como si no se poseyeran (cf. 1Cor 7,29-31). Y esto significa no sólo libertad respecto de estas cosas, sino también una nueva libertad para con ellas, ya que Indica que la creación entera alcanza la salvación de Dios, y con ello su sentido y su plenitud, en el don libre de Jesús (cf. 1Cor 3,22s).
b) Actuar como Jesucristo ha actuado y actúa. Seguimiento de Cristo significa imitación; unión creyente con Jesús significa introducirse y adoptar su manera de ser respecto del Padre y de los hombres (cf., p. ej., Jn 13,15. Rom 15,3-7; 1Cor 11,1; 1Pe 2,21 y otros). No se trata aquí de una mera copia exterior, sino de seguir el mismo camino que siguió el Señor frente a las situaciones fundamentales de la existencia: en la aceptación de la voluntad del Padre, también cuando contradice nuestros propios deseos o convicciones; en el sufrimiento; en la entrega al prójimo, es decir, dondequiera el hombre esperara la salvación de sí mismo o de las circunstancias y de las orientaciones de la existencia, se sintiera soberano de sus destinos o sumido en vacilación. La síntesis de este actuar como actuó Jesús es el mandamiento nuevo (Jn 13,34s): amar como él ha amado. Aquí se ve claro que la meta final de este actuar como Jesús no es tan sólo la proximidad personal con él, que •salva» la propia existencia, sino también el dar testimonio, en virtud del cual se prolonga en la tierra y entra dentro de la historia la existencia de Jesús.
c) Ser en Cristo. Imitación no significa solamente orientar las decisiones existenciales puestas a nuestro alcance de acuerdo con el ejemplo de Jesús, sino que el propio ser es aceptado por el mismo Dios en su unigénito Jesús e introducido en la --> filiación divina (cf., p. ej., Gál 4,1-7; Rom 8,14-17). El actuar como Jesús se fundamenta y se completa en el ser en Jesús». El seguimiento es pues, sobre todo, un don; y la plenitud de la ratificación del seguimiento consiste en dejar que Dios nos conceda su gracia, en aceptar en la fe la propia imperfección como lugar donde Dios actúa y donde se puede manifestar (cf. 2Cor 12,9). También desde aquí se comprende que hay algo más que una forma cultual condicionada por el tiempo, cuando el cristiano se vincula a Cristo no sólo en las decisiones de su fe y de su vida, sino también en los signos de una unión esencial: en los sacramentos (cf. especialmente, Rom 6,1-11).
551
3. La existencia cristiana como –› comunión. La confesión y el seguimiento de la existencia cristiana son cosas que afectan a lo más íntimo y propio del hombre, pero son también algo que, ya desde el principio, supera la esfera privada. La confesión —y la fe que palpita en ella—vinculan esencialmente al que confiesa y cree con la comunidad. La predicación de Jesús congrega a todos aquellos que la aceptan; la llamada de Jesús fundamenta la comunidad de los discípulos. Esto no se funda únicamente en el carácter público (--> Publicidad) que tuvo la predicación de Jesús y de sus apóstoles, ni tan sólo en el modo como se ofrece la revelación de Dios en Jesús, sino también y sobre todo en su contenido. Si Dios es –> amor, entonces este amor sólo puede estar presente en el amor; ahora bien, el amor se da única y decisivamente entre varios, en la comunidad. Su esencia es unir. La reciprocidad del amor, tal como Jesús ha amado, es la única señal que permite reconocer a los demás que es una permanente realidad aquello que la palabra de la proclamación anuncia; más aún, que aquel a quien la palabra de la predicación anuncia como viviente sigue viviendo en medio de la comunidad (cf. Mt 18,20). La predicación apostólica alcanza su suprema intensidad y fuerza pasional (no sólo pragmática, sino también estrictamente teológica), cuando se trata de la unidad de los cristianos entre sí, pues justamente esta unidad es el centro y el modo del seguimiento de Jesús (cf. especialmente, Flp 2,1-11; Ef 4,1- 13; 1Cor 1,10-14). La oración del Cristo joánico en favor de la unidad de los suyos, del mismo modo que él y el Padre son uno, muestra la plenitud y el núcleo central de la existencia cristiana (cf. Jn 17,21-23). En este •ser uno» han sido introducidos los cristianos en el círculo vital de la unidad divina y este mismo círculo vital se abre, rindiendo testimonio, en la vida de la humanidad. La existencia eclesial no es, por consiguiente, una especie de añadidura a la existencia cristiana, sino su confirmación. Si la existencia eclesial se redujera a una mera --> institución, si no fuera ya transparencia de la existencia cristiana, sería encubrimiento de sí mismo.
4. La existencia cristiana como modo del ser humano. Quedaría oculta una profundidad decisiva de la existencia cristiana, si no se prestara atención a aquel aspecto del Evangelio que justamente no se agota en primer término en el ser cristiano. El mensaje de Jesús se dirigía a todo el –> pueblo de Israel; no tendía, por consiguiente, a la fundación de una comunidad salvífica esotérica. El sentido originario del Evangelio es el pueblo creyente. La comunidad cristiana fue una cosa limitada sólo porque el Evangelio no fue aceptado por todo el pueblo. Con todo, el cristianismo como •fe de grupo» retuvo, y más aún, conquistó por un nuevo camino, aquel carácter universal que le era propio ya desde los comienzos de la predicación de Jesús. La --> Iglesia fue Iglesia de judíos y paganos y, de este modo, nuevo pueblo de Dios que expresa y expone la llamada de toda la humanidad a la salvación y al reino de Dios por medio de Jesús (cf. sobre esto especialmente, Act 10,1-11,18; Rom 9,11; 15,7-13; Ef 2,11-22). Existencia cristiana se convierte, pues, en ser uno con todos aquellos con los que, desde los presupuestos naturales, nunca se hubiera llegado a la unidad. Y este ser uno tiene un carácter no cerrado, sino esencialmente abierto: no basta con que en la Iglesia se reconcilien judíos y paganos, o diversas tradiciones, culturas y concepciones; es preciso, además, que el mensaje único, ofrecido a todos los hombres, se aduzca como respuesta a todas las preguntas y realidades humanas. Existencia cristiana no es tan sólo comunidad de los cristianos entre sí, sino comunidad, comunión con todos los hombres. Debe hacerse ver que la ratificación plena de la existencia cristiana consiste en que el hombre, y todo lo humano, ha sido aceptado y llamado en Jesús (cf., p.ej., 1Pe 2,1-12). Por eso, forman parte de la existencia cristiana la decisión y la apertura incondicionales (cf. Lc 11,23. Mc 9,40). En la misma alta medida en que la decisión para confesar y seguir, el valor para la Iglesia y la comunidad, forman parte de la existencia cristiana, en la misma medida debe el cristiano permanecer abierto para aceptar a Jesús, con seriedad y sinceridad, allí donde él vive, aunque sea más allá de los límites y de las instituciones establecidas. La existencia cristiana no se disuelve en la existencia humana; pero sólo allí donde se garantiza una existencia humana sin recortes puede darse testimonio y puede transmitirse la realidad de la redención. hem

Existencia escatológica. Reducida a común denominador, la existencia escatológica significa vivir conscientemente la plenitud futura —ya presente ahora, aunque oculta — de tal modo que el cristiano puede aceptar con responsabilidad su --> presente como un momento de la realización de aquello que está llamado a ser. El –> principio de este nuevo signo de nuestra vida radica en –> Cristo, en quien se ha hecho posible la plenitud, aunque ahora ciertamente en la anticipación de la fe y no todavía como realidad definitiva. La concepción de la existencia escatológica tienen una larga historia.
1. En el Antiguo Testamento: a) En la época de la ilustración salomónica (hacia 950 a.C.), el pensamiento histórico de Israel se dirigía, en primer lugar, hacia el pasado (–> Protohistoria) y, en segundo término, también hacia el futuro (—> Escatología). Las sentencias sobre el futuro desbordaron pronto los límites de una simple espera de acontecimientos próximos para centrarse en un cambio decisivo de la historia, que debería traer consigo un cambio en el estado de todas las cosas (Gén 49,1). Este cambio decisivo no se concibe como un acontecimiento histórico más entre muchos, sino como la meta de la evolución de la historia siempre en marcha, de tal modo que este fin esperado determina aquella evolución y le presta su sentido. Ésta era la base de la fe veterotestamentaria, que recibía su estructura fundamental de la «ley de la —> promesa y del —> cumplimiento» y era una «fe abierta•, que nunca alcanzaba el fin. De acuerdo con la concepción de aquel tiempo, la existencia escatológica consistía en confiar en las promesas de los profetas y de los guías religiosos y en orientarse, en la vida entera, hacia el futuro prometido.
b) Desde esta concepción de la historia escatológica, la —> teocracia veterotestamentaria estuvo, desde los tiempos de Moisés, sometida a la tentación de considerar como meta final de la esperanza escatológica un estadio en el que se veía a Yahveh como rey y caudillo de Israel, y en el que se reconocía que toda plenitud procedía de él (Dt 28,1-14). Pero muy pronto esta teocracia «espiritual» demostró su insuficiencia frente a las circunstancias concretas de Israel, y se llegó a la monarquía hereditaria. Así, la existencia escatológica no fue ya posible en la teocracia y se deslizó de nuevo hacia el futuro.
c) Los --> profetas: Desde este momento, el cambio definitivo se esperaba ya en el -+ «día del Señor» y en el futuro rey salvador, pero el presupuesto fundamental de todo ello se encuentra en la conversión (ética) de Israel y en la confianza en Yahveh (Am 5,18ss). A partir del exilio babilónico, ya no se trata solamente de Israel y de su salvación, sino del sentido y de la meta de la historia universal (Is 66). Esta esperanza de que el sentido de la vida de la historia vendrá dado por Dios es también el fundamento de la concepción neotestamentaria de la existencia escatológica.
2. En el Nuevo Testamento: a) El contenido decisivo del —> Evangelio de Jesús fue el cumplimiento de las promesas veterotestamentarias (Lc 4, 21). Jesús colocó la totalidad de su proclama bajo la idea del —> reino de Dios que, por su medio, «está ya próximo» (Mc 1,15), aunque su consumación y su gloria están todavía pendientes. Existencia escatológica quiere decir, según Jesús, confianza en la —> compasión de Dios y aceptación de su ofrecimiento de salvación. Así visto, el presente se ha convertido en una «situación decisoria» (Lc 12,8), a la que es preciso hacer frente mediante la preparación y la vigilancia (Lc 21,24-36), para conseguir la salvación definitiva. Este carácter exigente del presente no es algo claro y patente, sino escondido, y necesita una actitud de —> conversión para conocer los --> «signos de los tiempos».
b) --> Espera próxima: en el judaísmo tardío se había fortalecido y al mismo tiempo concretado la esperanza de los profetas. Se esperaba el cumplimiento para un futuro inminente, se veía en los acontecimientos del momento — ignorando el modo figurativo del lenguaje profético — las señales anunciadas y se entendía la existencia escatológica como un mantenerse preparado para el fin. Pero bien pronto se pudo ver que había en todo ello una errónea interpretación. Se pasó a entender la anterior «espera próxima de la primitiva Iglesia como una «espera constante»; la existencia escatológica significaba entonces contar siempre con el fin y mantenerse preparado para él. Pablo insiste en que la existencia escatológica consiste en no perder la tensión entre el fin ya presente y, sin embargo, todavía pendiente (1Cor 7,29-31). Juan trasladó el acento, con más fuerza aún que Pablo, al presente, como última época salvífica que exige decisiones. hi

Existencialismo —› Interpretación existenciaria.

Expiación. El concepto de expiación aparece en el Antiguo Testamento bajo múltiples perspectivas. Esto se explica por el proceso evolutivo que han experimentado la «fe» y la «revelación», del que encontramos testimonios escritos en los diferentes libros veterotestamentarios. En estos libros se expresa el campo de significación de —> «pecado» en cada época y, por consiguiente, también el de expiación, íntimamente vinculado al primero. En el decurso de la historia de Israel, se llega incluso a una «proliferación», a un predominio de la idea de la expiación: los reveses políticos, militares y económicos del exilio y del postexilio se explican como consecuencia del pecado; se forma una --> conciencia de pecado — y consiguientemente de expiación — de tipo personal. Todo está sometido a expiación: sacerdotes y pueblo, templo y altar (Ez 43). Los ritos expiatorios ganan importancia, se llevan a cabo de acuerdo con un calendario: Núm 28,29. Se reafirma el carácter expiatorio del --> sacrificio y hasta la —> pascua es entendida desde esta perspectiva, como demuestra 2Cró 30.
En el Nuevo Testamento, esta concepción veterotestamentaria de la expiación llega a su fin. Ya no se necesitan más expiaciones ni sacrificios expiatorios, porque Dios ha ofrecido a Cristo como «sacrificio expiatorio por todo el mundo» (Rom 2,25). Aquello que «desde el punto de vista de Dios» debería hacerse a título de expiación, esto mismo Dios lo ha llevado ya a cabo en su --> Cristo. En el acto de fe, que es un elemento vital determinante, se hace eficaz en el hombre la acción expiatoria de Cristo (Rom 3,21-28). —> Justificación. ka
De toda falta contra la --> ley de Yahveh surgía una deuda que era preciso expiar. La expiación no giraba en torno a Yahveh o en torno a la falta, sino que tomaba como base la persona o la cosa. Por eso, en el caso de una deuda respecto de Yahveh, era preciso prestar un servicio en el sentido opuesto, para que el agravio quedara saldado y se alcanzara así el perdón. Esto se podía lograr mediante los --> sacrificios por el pecado, las —> limosnas y los --> ayunos. la

Éxodo. La salida de --> Egipto del pueblo de Israel recibe el nombre de éxodo porque está descrita en el libro del mismo nombre (--> Éxodo [libro del]). A esta salida se refieren numerosas oraciones e himnos veterotestamentarios, lo cual prueba que Israel concedió una gran importancia a este acontecimiento de su primitiva historia. Empezando por el oráculo de Balaam (Núm 24,8) y pasando por los lugares clásicos (Dt 26,5ss y Jos 24, 2ss, hasta Dan 9,15), se encuentra constantemente la fórmula confesional: «Yahveh, que ha sacado a Israel de la esclavitud de Egipto.•
No se puede hablar de la importancia del éxodo y de su interpretación por la tradición de fe de Israel sin tener en cuenta los conceptos de —> elección y --> redención. Otro presupuesto indispensable es advertir la extraordinaria concepción de la historia que tenía Israel, y que está esencialmente vinculada a su idea de Dios. --> Yahveh es un Dios» relacionado con la historia. Esto quiere decir, en primer lugar, que ha demostrado su divinidad mediante su actuación en la historia y que puede ser conocido y experimentado a través de su intervención en esta misma historia. Por otra parte, para Israel existía una especie de línea continua de la historia sólo en tanto y porque Dios estaba con él. Para Israel, la primera iniciativa compete a Dios. Fue su palabra prometedora la que permitió a los israelitas salir de Egipto hacia un país que Dios les prepararía para ellos. Gracias al éxodo, el conjunto de tribus de pastores israelitas se convirtió en el pueblo de Dios, en un —> pueblo de Dios peregrinante; y lo seguirá siendo después de haber tomado posesión de la «tierra prometida». Pero Israel sabía que, a lo largo de su peregrinación, no era un pueblo abandonado a sí mismo. Para el Israel creyente, Yahveh era aquel Dios que estaba siempre entre su pueblo y marchaba con él. Ahora bien, aquella historia de Israel, impulsada y llevada adelante por la palabra prometedora de Dios, estaba situada bajo una clara tensión: ¿Qué pensar, cuando la --> promesa al parecer no se cumplía, cuando evidentemente Dios no daba cumplimiento a sus promesas? Porque, de hecho, ninguna promesa se cumplía literalmente y sólo tendiendo la vista hacia el futuro era posible establecer una conexión entre los dispares acontecimientos históricos y el cumplimiento de las promesas concedidas. Y aún así, era preciso inclinarse, con fe, ante el hecho de que promesa y --> cumplimiento no son nunca dos magnitudes que se excluyen, sino que Dios siempre cumple su palabra de manera provisional. Cada cumplimiento extiende la promesa, por un lado la confirma y por otro la supera. Desde esta concepción de Dios y de la historia, ha entendido e interpretado Israel el acontecimiento de su salida de Egipto.
Es preciso recurrir, hasta cierto punto, a reconstrucciones para establecer el núcleo histórico. Los grupos nómadas israelitas abandonaron el delta del Nilo, altamente civilizado, que se había convertido para ellos, social y religiosamente, en insoportable como espacio vital. Cronológicamente, el hecho se produjo bajo el reinado de Ram
559 sés II (1290-1224 a.C.) o de Merneftah (1224-1216 a.C.). Tras un apresurado intento del faraón por impedir la huida, caminaron durante largo tiempo, bajo la dirección de su caudillo carismático, --> Moisés, por las regiones desérticas de la península del Sinaí, con la intención de apoderarse del país de --> Canaán.
De este acontecimiento existen varios relatos en el Antiguo Testamento. Nos lo narra el —> yahvista, el —> elohísta, y el —> escrito sacerdotal, cada uno desde su propia perspectiva. No ofrecen, pues, una historia, en el sentido de narraciones documentadas, sino que interpretan el éxodo como una gran acción de Dios y cada uno de los hechos particulares como señales y --> milagros. El llamado •relato de la salida» (Éx 1-14) abarca el milagro del paso del mar Rojo (—> Mar de las Cañas), la revelación del nombre de Yahveh, el —> tetragrama, la revelación y conclusión de la alianza en el --> Sinaí y la marcha por el desierto (—> Sinaí [revelación del]). Llama la atención en estos textos su carácter de predicación, su tono de instrucción y de confesión de fe. Debe quedar bien claro para el lector que, a través del éxodo, Dios ha demostrado ser un Dios salvador y cercano. Ha guiado a Israel desde el país de esclavitud, Egipto, y le ha concedido la libertad como un regalo. En todas las épocas futuras se vio aquí una garantía de la voluntad salvífica de Dios. En tiempos de angustia y de quebranto, el creyente podía apoyarse en estos hechos (Sal 74,2).
Para Israel, el éxodo fue el acontecimiento de su «creación» (Is 43,1). Yahveh lo ha •rescatado» de Egipto, lo ha liberado y lo ha hecho así pueblo elegido de su propiedad. Entonces fue cuando Dios eligió al pueblo como socio de la alianza. Estas afirmaciones de fe eran tan esenciales y fundamentales para Israel que se anunciaban y reconocían solemnemente todos los años en la fiesta de la —> pascua. Era una confesión de la —> fidelidad de Dios. En efecto, el pueblo nunca estuvo inmune de la situación de tentación, como no lo estuvo en la época de la marcha por el --> desierto. Aquí la tentación consistía en «volver a las ollas de carne de Egipto»; más tarde, consistió en buscar seguridad en las alianzas con las grandes potencias del momento, en vez de seguir la palabra instructora de Dios.
El acontecimiento del éxodo recibió nueva actualidad a través de la catástrofe del —> exilio babilónico. Ezequiel formula: En otro tiempo Israel estuvo retenido por Egipto, ahora por los pueblos (20,32ss). Israel se daba por perdido. Cuando, como consecuencia del edicto de libertad de --> Ciro (538 a.C.), brotó de nuevo la esperanza, el éxodo se convirtió en tipo (—> tipología) de la liberación y del retorno. Así, el Deuteroisaías anunciaba un nuevo éxodo, mucho más maravilloso. Dios mismo les acompañará a lo largo de este camino por el desierto. Ni siquiera sería necesario salir "con prisas» (43, 16ss). Ahora se iniciaría definitivamente el tiempo de la salvación. Por el mensaje del —> Tritoisaías sabemos hasta qué punto la fe posexílica estuvo sujeta a embates, cuando aquellas altas esperanzas quedaron, al parecer, totalmente incumplidas.
Para describir la —> misión y la actuación de --> Cristo --> Jesús, el Nuevo Testamento se ha servido de determinados motivos típicos del éxodo. El Antiguo Testamento aparece como preliminar y figura previa típica de los cuarenta días de Jesús en el desierto y de las tentaciones allí sufridas (cf. Mt 4,1-11; Dt 8,2ss): Jesús resiste la tentación y permanece obediente y fiel ante su Padre. Del mismo modo, la multiplicación de los panes en el desierto, las circunstancias que rodean la elección de los doce —> apóstoles, la transfiguración de Jesús en el •monte santo», la función mediadora de Jesús (Moisés), la última --> cena como conclusión de la nueva alianza (Mar  561 cos), la muerte de Jesús como nuevo cordero pascual (Juan). Compárese también la epístola de navidad (Tit 2, 11ss) o la imagen del paso del —> mar de las Cañas como tipo del —> bautismo (Pablo y los padres de la Iglesia), o bien la situación del desierto como tipo de la Iglesia perseguida (1Cor 10; Heb 3; Ap 12). Cuando la Iglesia quiere hoy definir su esencia, habla de sí misma como •del pueblo de Dios en peregrinación», de «la comunidad del éxodo». De la mano de Heb 13,13s se pregunta por su configuración comunitaria y su tarea social. A la vista de lo que la sociedad le pide y espera de ella, la Iglesia debe estar siempre pronta a un nuevo éxodo, si quiere estar a la altura de la exigencia del —> Evangelio. En la medida en que se convierte para la sociedad en compañero de viaje constantemente inquietante y conflictivo, debe ofrecer al —> mundo su propia --> esperanza. pa .

Éxodo (libro del). Los LXX llamaron Éxodo al segundo libro de Moisés, porque en él comienzan las narraciones de la salida de Egipto que concluyen en los libros del —> Levítico y de los —> Números. Bajo este aspecto, estos tres libros forman una unidad entre sí, dentro del complejo del Pentateuco. El libro del Éxodo muestra, a grandes rasgos, una doble articulación: los capítulos 1-18 narran cómo Dios se acuerda del pueblo esclavizado en Egipto, lo libera y lo conduce, a través del desierto, hasta el Sinaí. Los capítulos 19-40 trataban de la revelación de Dios en el Sinaí, de la conclusión de la alianza, de la fidelidad e infidelidad de Israel frente a Yahveh. Pero lo característico del libro del Éxodo es su exposición histórica. Se han entretejido las antiguas tradiciones de Israel con las posteriores experiencias históricas para exponer, en un cuadro auténtico y supratemporal, el modo cómo Dios lleva a cabo su historia con el pueblo. El éxodo se convierte en el proceso fundamental del dominio divino de la historia y en el testimonio de que Yahveh ha marchado desde el principio con su pueblo y lo ha salvado siempre que ha confiado en su Dios. Desde el principio, es Yahveh la salvación de los que han caído en necesidad (capítulos 1-14). La respuesta de los salvados es la alabanza de Dios (15). Yahveh por su parte preserva y guía una vez más al pueblo (16-18), que se considera, por su parte, obligado a obedecer los mandamientos de Dios (19-23). La relación entre Yahveh e Israel es personal, es una comunión de amor, que ha encontrado su expresión en un pacto de alianza (24). Pero también desde el principio está Israel en peligro de quebrantar la alianza de Yahveh, de ser infiel y de provocar sobre sí mismo la maldición y la situación calamitosa (32-33). Pero lo que mueve a Yahveh a continuar «a pesar de todo» su historia con el pueblo y a comenzar siempre de nuevo, se revela en el capítulo 34: Yahveh ama a su pueblo de la alianza. A pesar de la infidelidad de Israel, no denuncia la —> alianza, sino que más bien la renueva y derrama sus bienes sobre el pueblo. —. Pentateuco. pa

Exorcismo —> Expulsión de los demonios.

Experimento. La --> fe es experimento y riesgo. No dispone de sí misma ni de la seguridad de sus resultados. Sabe tan sólo la dirección que debe seguir, pero no el fin a que arribará. En efecto, --> Abraham, el padre de la fe, salió de su tierra bajo la llamada de Dios, sin saber adónde llegaría (Heb 11,8). Y así, la fe, tal como la entiende la Biblia, es ,abandono, --> éxodo de todo lo anterior y acostumbrado, irrupción en lo nuevo y nunca visto. Pero hay que arriesgarse a lo nuevo, hay que conquistarlo y experimentarlo.
La fuerza motriz de esta experimentación es la --> esperanza. Es una esperanza creadora, porque sabe que su misión es llevar adelante la creación de Dios. Avanza hacia el futuro e introduce en la vida aquello que es posible. Viene de Cristo, pues en cuanto resucitado, Cristo es la definitiva y plena posibilidad del hombre. Esta esperanza impulsa el devenir del nuevo mundo y del hombre nuevo.
Son cristianos aquellos que se saben puestos por Cristo en camino, que experimentan todas las posibilidades que Cristo ha abierto a todos los hombres. Se arriesgan a experimentar la fe y la esperanza. Buscan la experimentación del —+ amor por el hecho de que, en —> seguimiento de Jesús, quieren estar presentes en favor de los otros. La existencia cristiana implica experimentación, nunca seguridad. gr

Exposición didáctica —> Discurso didáctico.

Expropiación de Dios (kenosis). «Cristo, que estaba cabe Dios, no consideró como una propiedad personal estar cabe Dios. Abandonó su --> patria, renunció a sus derechos, se hizo esclavo y no estableció diferencia alguna entre él y los demás. Aceptó libremente la autoalienación, voluntariamente en convertirse en nada, la muerte en el patíbulo» (Flp 2,6-8, según la traducción alemana de D. %lie). Cristo estaba cabe Dios. Vivía la vida verdadera, en la patria, en la identidad consigo mismo. Pero no puede tener a Dios para sí solo, no quiere retener su «estar cabe Dios». Se expropia a sí mismo, se hace igual a los hombres, como un --> hermano, para hacer posible la fraternidad entre ellos. En Cristo se expropia Dios por los hombres. Dios se encuentra en el hombre y se hace palpable y experimentable en la historia. Cristo acepta el destino de los esclavizados, participa voluntariamente de la —> alienación humana. Es hombre verdadero y vive en su propia vida la reducción a mero objeto que los hombres practican entre sí; experimenta la lejanía de Dios (cf. Mc 15, 14.37). En su muerte se deja alcanzar plenamente por la amenazadora reducción a objeto; como hombre se hace cosa, un objeto que se aniquila. En Cristo, Dios se ha expropiado de sí (—> Cruz), para que el hombre se lo apropie.
La expropiación de Cristo significa apropiación del hombre. Cristo elige la falta de patria, para abrir a todos una patria. Su —> obediencia acepta la autoalienación humana, pero sin olvidar la patria en Dios. Dios se expropia de sí mismo, para que nosotros seamos más libres, más grandes y más capaces de amor. gr

Expulsión de los demonios. En las antiguas narraciones míticas sobre «hombres-dioses», capaces de acciones prodigiosas, se vislumbra la verdad de que el mundo y los hombres necesitan ser salvados. Según Marcos, —> Jesús inició su actividad pública con la expulsión de demonios. Su proclamación heráldica a Israel, que anuncia que el reino de Dios está próximo en su propia persona, es al mismo tiempo una llamada a combatir contra todos los géneros de —> demonios. «Si con el dedo de Dios (Mateo: con el espíritu de Dios) expulsó los demonios, es que el reino de Dios ha llegado a vosotros» (Lc 11,20). Jesús tiene el --> espíritu sano y puro, y, como fuerte, expulsa a los fuertes espíritus impuros de su casa.
Los demonios aparecen en primer término como causantes de --> enfermedad y de --> posesión diabólica. Mediante la expulsión de los demonios se lleva a efecto el señorío de Dios sobre —> Satán. Satanás, como señor falso, atormenta y esclaviza la creación, que es buena. Esto se manifiesta también, de acuerdo con las concepciones de aquel tiempo, en las catástrofes naturales, de suerte que los «milagros sobre la naturaleza» de Jesús cobran sentido en esta perspectiva. Jesús quiere, en principio, Ile565 var la creación a la salvación. Ahora bien, la salvación comprende al hombre total, también en su cuerpo y dentro de su mundo. A los ojos de Jesús, todo hombre es un enfermo que busca la salud. El poder de Jesús de expulsar demonios es uno de los puntales más decisivos de la época prepascual para el título de —> «Hijo de Dios».
La lucha de Jesús contra los demonios es continuada por los discípulos (Mc 6,7) y por la comunidad (Act 19, 11-17). El dominio universal de la superstición y de la falsa sabiduría, la depravación del poder político y de su glorificación cultual (cf. Ap 13,1ss) son señales, propias del fin de los tiempos, del impotente furor de Satán, que sabe •que su tiempo es ya corto» (Ap 12,12). La expulsión de demonios a escala cósmica provoca catástrofes naturales. La Iglesia es fuerte únicamente en el --> nombre de Jesús. wi

Éxtasis. Como arrobamiento o efusión religiosa, es un fenómeno conocido en muchas religiones, así como en el Antiguo Testamento y en el Nuevo. En el antiguo profetismo se encuentra el fenómeno de los grupos extáticos: cuadrillas de —+ profetas recorren el país al sonido de instrumentos músicos (1San 10,5ss). En el profetismo clásico, el fenómeno extático pierde importancia, pero se dan en cambio --> visiones y --> audiciones, especialmente en los casos de vocación profética (p. ej., Is 6,1ss).
En el Nuevo Testamento, los Hechos nos hablan de experiencias extáticas en la cristiandad primitiva, que proporcionaban fortalecimiento e instrucciones para situaciones difíciles (7,55; 10,10ss). Uno de estos fenómenos extáticos era la —> glosolalia. El mismo Pablo fue un extático (2Cor 12,1ss), pero no daba ninguna importancia especial a este hecho y se pronunciaba en contra de una excesiva valoración de los extáticos en el culto (1Cor 12-14). mo

Extranjero (extraño). Quien no vive en la alianza de Dios, es un extranjero para Israel. Como en todos los pueblos antiguos, también en Israel se siente todo lo extranjero como de otra especie, como hostil. El extranjero es —> gentil, pagano, no pertenece al pueblo elegido.
El Antiguo Testamento distingue grupos concretos de extranjeros: los extranjeros a la estirpe, al pueblo y el extranjero en el país. El extranjero que se detiene accidentalmente en el país carece de derechos, se encuentra bajo el ámbito del poder de un Dios extraño y a merced de la —> hospitalidad. El residente en el país puede ser aceptado en la comunidad del pueblo; mediante la --> circuncisión consigue la incorporación plena a la comunidad cultual .y ciudadana. La colección legal más antigua, el —> libro de la alianza (Éx 22,20ss), prohíbe oprimir a los extranjeros; la ley sacerdotal le inserta dentro del mandamiento del amor al —> prójimo (Lev 19) y le da parte en el descanso sabático. Algunos grupos determinados fueron excluidos para siempre de la posibilidad de ser aceptados en el pueblo (cf. Dt 23,4-9; 25,17-19).
Israel era también extranjero sin patria cuando Dios le eligió en el desierto y concluyó una —> alianza con él, para servir exclusivamente a Yahveh. Al hacerse sedentario, Israel vivió bajo pueblos extranjeros. De ahí la exhortación: No os hagáis como los extranjeros. Muchas de las leyes y --> profecías del Antiguo Testamento custodian la peculiaridad de Israel y rechazan los influjos extranjeros. Esta tendencia adquiría en tiempos de crisis formas agudizadas, llegando, por ejemplo, hasta el martirio por no comer carne de cerdo (época macabea). Desde luego, la ley es un valladar contra lo extranjero; pero sólo la fidelidad a su propia tradición y a su propio Dios permitieron a Israel sobrevivir al choque con las potencias y culturas de los pueblos extranjeros.
Del mismo modo que el pueblo de Israel está destinado a vivir entre pueblos extranjeros como señal puesta por Dios, así también viven los cristianos en el mundo como extranjeros en la dispersión (1Pe 1,1), pues son ciudadanos de la Jerusalén de arriba (Gál 4,26). be

Ezequías (hebr. •Yahveh es mi fortaleza»). Hijo de —> Ajaz y ----> rey de —> Judá (725-697). La constante amenaza de asirios y egipcios impulsó a Ezequías a fortificar Jerusalén y asegurar la provisión de agua en la ciudad mediante la construcción del canal subterráneo de —> Siloé. Ezequías fue considerado por el Antiguo Testamento rey piadoso, abierto a las palabras de los profetas y partidario de reformas. En el proceso de la centralización del culto, suprimió los —> altos de Yahveh, con sus —> massebas y —> asheras, y hasta la —> serpiente de bronce (2Re 18-20; Is 36-39; 2Cró 29-32). he

Ezequiel (hebr. •Dios es o hace fuerte»). Profeta que ejerció su actividad por los años 594-571 a.C. entre los israelitas desterrados (—> Exilio) en Babilonia y, según algunos investigadores, también en Jerusalén. Fue —> sacerdote, —> profeta y autor del libro de su nombre (--> Ezequiel [libro de]). Su llamamiento para ser profeta aconteció fuera de la tierra santa, junto al río Kebar (1,1-3,27), donde contempló a Dios en poder y gloria superiores a toda imaginación. Recibió la palabra de Dios sobre todo en —> visiones, y la transmitió en numerosas acciones simbólicas. Ezequiel se presentó como predicador de penitencia y anunciador de desgracias, pero fue puesto también como consolador y —> •centinela» (33,1ss), para reanimar a los vacilantes. En su persona se daban la mano un celo apasionado por la santidad de Dios — procedente de su tradición sacerdotal —, una cierta frialdad de carácter a la hora de proclamar sus
palabras de castigo y, al mismo tiempo, una profunda conmiseración con sus compatriotas de destierro, a los que debía servir de señal (12,6b), soportando en sí mismo los sufrimientos del juicio punitivo. go

Ezequiel (libro de). Recopilación de escritos, compuesta de colecciones de piezas sueltas, procedentes en parte del mismo —> Ezequiel, reunidas más tarde por los refundidores. Después de narrar la vocación del profeta 1,1- 3,27) vienen sentencias de castigo y amenaza (—> Amenaza [discursos de]) contra Jerusalén (4-24) y contra los pueblos vecinos (25-32); en la segunda parte hay promesas de salvación para Israel (33-39) y, en un apéndice final, la visión del templo futuro y del nuevo orden para el pueblo (40-40).
El libro de Ezequiel subraya sobre todo la santidad de Dios, a quien presenta en el aspecto de una absoluta excelsitud, que no parece producir consuelo, sino temor y temblor. Por otra parte, parece romper con la tradición precedente. Así, la presencia de Dios no está ya ligada a un lugar determinado; el --> templo de Jerusalén no constituye ninguna garantía de salvación para el pueblo, como lo demuestra la destrucción del santuario y el destierro. Dios se revela en el país del exilio y quiere abarcar al mundo entero en su acción salvadora. Su santidad se muestra en el --> juicio y en la ---> salvación. Sin comunión con él, ninguna vida es posible.
La predicación del libro de Ezequiel está marcada en numerosos pasajes por la preocupación de lo individual, ya que toda vida tiene relación inmediata con Dios, de modo que cada individuo tiene una responsabilidad personal ante él y decide su propia salvación o perdición (18). Al igual que en los otros libros proféticos, también aquí se toca el tema de la exhortación a la --> conversión y se muestra que el cambio fundamental debe esperarse de Dios (36,24-28), un cambio en que será arrebatado el corazón de piedra para poner en su lugar un corazón nuevo, vivo y humano. La acción salvífica de Dios tiene por meta la nueva creación de un pueblo que preste absoluta obediencia a los mandamientos. Al mismo tiempo, se produce la nueva estructuración de la existencia ciudadana, que está plenamente determinada por el orden de Dios. Así, la gloria de Dios puede hacer su entrada en el nuevo santuario, para que todos conozcan que él es --> Yahveh. --> Exilio. go