B
Baal (hebr. señor, propietario). Importante designación semítica occidental de la divinidad. También –> Yahveh fue llamado Baal. Pero dado que Baal no es tan sólo dios del cielo (en Siria), sino que (en Canaán) es esencialmente el dios de la vegetación, en la controversia de la fe yahvista con los cultos cananeos en el Antiguo Testamento, Baal pasa a significar «los (falsos) dioses». Con todo, en Israel tuvo amplia difúsión el culto dedicado tanto a Baal como a su consorte femenina Ashera. El animal sagrado de Baal era el toro, símbolo de la fuerza varonil, de la fecundidad y de la tormenta que trae lluvia. Formaban parte de su culto los --> altos, altares y desviaciones sexuales. Los profetas, empezando por Elías, Oseas y Jeremías, combatieron a Baal y su culto, porque era esencialmente incompatible con Yahveh y la fe en él. he
Baal-zebub –› Beelzebub.
Babel (torre de). El narrador de Gén 11,1-9 es el –> yahvista, estricto creyente nómada del desierto. Desde su propia perspectiva, contempla la gran metrópoli de Babilonia: su cultura ciudadana, el conglomerado de numerosos y diversos pueblos, su torre escalonada. Esta torre (probablemente de 90 m de lado en la base por 90 m de altura) no es para el yahvista expresión de piedad, sino de impiedad y rebeldía contra Dios. La gran multitud de lenguas allí existente es para él una señal del término a que conduce a los hombres el deseo —fundado en la propia fuerza — de influencia y gloria: al polo opuesto, a la alienación. Así como no se entienden en el –> lenguaje, tampoco en el –> amor. Obsérvese que este relato ha sido colocado en el Antiguo Testamento al final de la llamada protohistoria. A continuación comienza la historia de Abraham. Y –> Abraham es aquel que se encuentra justamente en el punto en que se inician nuevas relaciones entre Dios y los hombres. Ha sido llamado para ser portador a todos los pueblos de la --> bendición y de la responsabilidad compartida. pa
El acontecimiento de pentecostés (Act 2,1-13) constituye el polo opuesto de la historia de la construcción de la torre de Babel. Dios confundió en otro tiempo el lenguaje de los hombres que, llevados de su gloria y soberbia, quisieron alzarse hasta el cielo; pero ahora el Espíritu de Dios opera un mutuo entendimiento entre los pueblos y restablece la unidad perdida de los hombres en la predicación de «los –> grandes hechos de Dios». gi
Babilonia. 1. Nombre griego de la ciudad de Babillum (puerta de los dioses) situada junto al Éufrates, llamada en hebreo Babel («confusión», Gén 11,5-9). Babilonia es una fundación sumerja, elevada por los babilonios en el segundo milenio a.C. a capital de su imperio; fue durante mucho tiempo la ciudad más importante, más grande y más suntuosa de la antigüedad (--> Torre). Tuvo su mayor importancia política en la época comprendida entre –> Hammurabi y la conquista de –> Ciro. En la Biblia, Babilonia es el símbolo de los imperios terrenos hostiles a Dios (Is 13,1); en el Nuevo Testamento, Babilonia es un nombre simbólico bajo el que se encubre Roma (1Pe 5,13; Ap 14,8).
2. Imperio de los babilonios, que toma su nombre de la ciudad homónima. Estaba situado al sur de Mesopotamia y abarcaba las antiguas regiones de Sumer y Akkad. En el Antiguo Testamento recibe el nombre de Sinear (Gén 11,2; 14,1; Is 11,11) o país de los caldeos (Is 23,13; Jer 24,5). Los babilonios son semitas estrechamente emparentados con los asirios, que emigraron a Babilonia (–> Amorreos); culturalmente dependían de los sumerios; su lengua era una evolución del akkadio. En el siglo XIX a.C. los babilonios fundaron el antiguo imperio de Babilonia, con capital en la ciudad del mismo nombre, que se prolongó hasta la irrupción hittita en el siglo XVI. Su principal soberano fue --> Hammurabi. Más tarde, aproximadamente hasta el 1155 a.C., dominaron en Babilonia los kassitas, procedentes de las montañas del este y dotados de propia lengua y cultura. Tras un agitado período, estrechamente vinculado al poder asirio, los –> caldeos, que habían penetrado en la región hacia el año 1000 a.C., fundaron bajo Nabopolassar, el 626 a.C., el nuevo imperio de Babilonia, que abarcaba toda el Asia anterior y constituía el centro de gravedad de la política del mundo antiguo; el imperio llegó a su fin al ser conquistado en 538 a.C. por el persa --> Ciro. En aquel período de renovada expansión política y cultural de Babilonia, –> Nabucodonosor II (605562) conquistó Judá, deportó a la población (–> Exilio) y destruyó Jerusalén (587 a.C.). A partir del 539, Babilonia estuvo sometida a los persas y después a los griegos y a los Seléucidas. Una serie de textos veterotestamentarios, por ejemplo, los relatos de la creación y del diluvio (–> Enuma elish, –› Gilgamesh), algunos salmos y textos legales indican un cercano parentesco con la antigua literatura babilónica; en los escritos posteriores (p. ej., Ez, Dan) aparece el influjo del pensamiento caldeo. he
Balaam. Adivino pagano. Según la –> saga de Balaam (Núm 22-24), el rey moabita Balaq llamó al adivino para que maldijera a Israel; pero, por encargo de Dios, tuvo que bendecirlo. El cuarto oráculo de Balaam (Núm 24, 15-19) fue tenido por profecía mesiánica (–> Mesías). En otros pasajes del Antiguo Testamento, aparece Balaam como un seductor que desvía a Israel hacia los cultos paganos (p. ej., Núm 31,8.16); por ello en Ap 2,14 se le presenta como prototipo de los que enseñan errores. he
Bálsamo. Aceite obtenido de ciertos árboles, muy fragante y de fácil solidificación. Se empleaba como cosmético (Cant 4,10; Is 3,24) y para embalsamar cadáveres (2Cró 16,14; Mc 16,1). Se daba también este nombre a una resina, probablemente procedente del lentisco y del teberinto, que se empleaba para la medicación de heridas externas. he
Bandera --> Estandarte.
Banquete. Dentro de
las diversas formas de expresión religiosas, el banquete o comida ha
desempeñado desde siempre un importante papel. Quien toma parte en un banquete
entra a formar parte de la –> comunidad (cf. los gestos simbólicos de la -->
hospitalidad). La comida es señal de reconocimiento de la común pertenencia a
un grupo y equivale a comunión de vida en sentido genérico. En el cuadro de la
religiosidad arcaica, la comida ha sido entendida desde el punto de
vista cultual, como autorrealización de la comunión, en la que participaban
asimismo los seres pertenecientes a la vida del más allá (demonios, antepasados,
divinidades de las tribus, dioses, etc.) y como principio vital de la comunidad
(cf. el uso de alimentos y bebidas sacrificales con ocasión de banquetes), que,
precisamente por ello, operan la renovación y confirmación de la comunidad.
Desde esta concepción, la participación en el banquete es siempre al mismo
tiempo incorporación cultual. En esta perspectiva, la exclusión del banquete
comunitario significa ruptura de las vinculaciones vitales. El excluido pasa por
ser hostil y maléfico, como --> extranjero y desarraigado, que ya no tiene
participación alguna en la unidad y vinculación misteriosa y mágica. La comida,
desde esta perspectiva del banquete, se convierte en encarnación sensible y
física del principio vital que le sirve de base (cf. la manducación del animal
totémico, de los primeros frutos de la cosecha o de los primogénitos de los
animales, así como el canibalismo). Quien toma alimentos en el banquete, se
apropia la misteriosa fuerza de la vida y, con ella, se inserta plenamente en la
comunidad. El paralelismo del -> banquete del Señor (--> Eucaristía, --> Cena de
Jesús, -> Ágape) es evidente: la forma de expresión religiosa del banquete ha
sido empleada de manera desacralizada en el cristianismo (--> Desacralización),
para llevar a cumplimiento la unión personal con el --> Señor y la unión de los
hombres entre sí. hi
Banquete del Señor. En esta expresión, el acento recae sobre la «proclamación de
la muerte del Señor» (1Cor 11,26) como centro de la salvación. Frente a la
designación de -> «cena de Jesús», parece que aquí la celebración de la
eucaristía se ha desligado ya de la esfera del -> banquete pascual, es decir,
que no alude ya al pasado, sino al futuro (--> Escatología).
Al -> banquete o comida en común, en cuyo ámbito se celebraba la eucaristía, se
le aplicó por primera vez el nombre del banquete del Señor (1Cor 11,20) en -->
Corinto, en oposición a los banquetes cultuales del paganismo (1Cor 10,14-22).
Aquí aparece en primer plano la idea del banquete sacrificial, que las
comunidades helenísticas adquirieron por contraposición al estar en contacto con
los -> misterios del helenismo. --> Eucaristía, --> Sacrificio. hi
Banquete (parábola del). La parábola del banquete se encuentra en Mt 22, 1ss y
en Lc 14,16ss. Ambas tradiciones tienen en común la invitación de unos hombres a
un --> banquete, la negativa de éstos y la llamada de otros invitados, en
sustitución de los primeros. El sentido de la parábola es que debe aceptarse
inmediatamente la invitación y que debe acudirse prestamente, porque los
retrasos no tienen apelación. Pero junto a esto, las dos redacciones de la
parábola muestran notables diferencias. Lucas ofrece el texto más antiguo. Mateo
ha añadido a la sencilla narración original algunos rasgos nuevos (por ejemplo,
en vez de un hombre, habla de un rey; en vez de un banquete, de unas bodas,
etc.) e Interpreta la parábola alegóricamente (--> Alegoría): el antiguo pueblo
de Dios ha rechazado el mensaje, ha maltratado y matado a los mensajeros. Por
eso Dios los castiga (destrucción de Jerusalén el 70 a.C.) y ha llamado a un
pueblo nuevo, la comunidad de Jesús; pero tampoco está exenta ésta de juicio
(amonestación añadida, Mt 22,11ss). También Lucas actualiza la parábola y ve en
ella una alusión a la misión a los gentiles. ma
Banquete pascual -› Pascua.
Banquete sacrificial. Además de la
eficacia expiatoria del -> sacrificio, el
hombre antiguo esperaba del banquete
(como recepción física de una sustancia cargada de fuerza) la superación de la
muerte y la participación en la vida plena del más allá. Tanto en el Antiguo
Testamento (Éx 24,11: el banquete cultual es señal de la cercanía de Yahveh que
libera al pueblo de Israel de la muerte y la esclavitud y le lleva a la tierra
prometida) como en el Nuevo Testamento (el banquete prometido en Lc 22,30 es
señal de reino definitivo de Dios, de la permanente comunión con Dios), se
comprende y acepta esta forma religiosa, pero debe preservarse de toda errónea
intelección (cf., p. ej., 1Cor 10,20s), para cortar el paso a la idea de una
religiosidad sacra y mágica en el seno de la comunidad cristiana desacralizada
(-> Desacralización). No obstante, en la concepción de la -> eucaristía como
banquete sacrificial, se ha introducido una y otra vez, en la conciencia
cristiana de la fe, una religiosidad ya superada. hi
Bárbaro. Para los griegos, el bárbaro era en principio el extranjero que hablaba
una lengua extraña e incomprensible y, después (peyorativamente), el que carecía
de formación y cultura griega (Rom 1,14). En 2Mac 2,21; 10,4 son bárbaros los
enemigos de Israel. La fórmula neotestamentaria «griegos y bárbaros» designa la
humanidad entera. El abismo entre griegos y bárbaros, así como entre judíos y
paganos, ha sido superado en Cristo (Rom 1,16; Col 3,11). he
Barjesús. Mago judío, también llamado Elymas (= vidente), que quiso apartar al
procónsul Sergio Pablo de la aceptación de la fe, por lo que el apóstol Pablo le
castigó con ceguera temporal (Act 13,6-13). sc
Barjona (aram. «hijo de Jonás»). Patronímico de -> Simón --> Pedro en la
bienaventuranza de Mt 16,17; es un modo peculiar semítico de expresar el
parentesco entre padre e hijo. zi
Barrabás (aram. «hijo del padre•). Facineroso a quien Pilato presentó, junto con Jesús, al pueblo para que liberara a uno de los dos. El pueblo pidió la libertad de Barrabás, negando así al «autor de la vida» y prefiriendo a un asesino (Act 3,14). zi
Bartolomé (aram. «hijo de Talmay»). Apóstol, mencionado únicamente en las listas
de los apóstoles (Mt 10,2 par.). Se le ha identificado frecuentemente con
Natanael. Según Eusebio, Bartolomé habría predicado en la India, Mesopotamia y
Partia y habría sufrido el martirio en Armenia. zi
Baruc (hebr. «bendito»). Aparece en
el Antiguo Testamento como compañero y auxiliar del profeta -> Jeremías
(Jer 36,4). Procedía de una familia influyente y bien considerada del país
y podía contar con excelentes oportunidades y una brillante carrera al servicio del Estado. Pero en su vida se
produjo un cambio: fue el escriba del
rollo que contiene el anuncio de las
calamidades profetizadas por Jeremías.
Lo presentó además y proclamó ante
el pueblo, en nombre del profeta. Como
el rey Yoyaquim quemara el libro,
Baruc lo escribió por segunda vez
ampliándolo en algunas cosas (Jer
36,23.32). Fue llevado a la fuerza a
Egipto, junto con Jeremías (Jer 43,6).
Más tarde, fueron muchos los escritos que se apoyaron en la autoridad
de Baruc (-> Baruc [apocalipsis de]).
gr
Baruc (apocalipsis de). Testimonios del género literario -> apocalíptico del
judaísmo tardío durante los primeros siglos cristianos, escritos bajo ->
pseudónimos que buscan el apoyo de una gran autoridad del pasado, es decir, Baruc.
1. El apocalipsis siríaco de Baruc, descubierto en 1871, contiene comunicaciones
divinas sobre un nuevo orden del tiempo, tres grandes visiones de un gran
bosque, del cedro y de la
viña, y concluye con una instrucción de Baruc al pueblo.
2. El apocalipsis griego de Baruc describe el viaje de Baruc por cinco cielos.
Se advierten ya en él muchas interpolaciones cristianas y no se le puede fechar
con exactitud.
Además de estos dos apocalipsis, quedan algunos fragmentos de un Baruc etiópico
y de otro latino, además de una visión eslava de Baruc. Como todos los demás -->
apocalipsis, también los de Baruc están caracterizados por un lenguaje lleno de
imágenes. También ellos se atienen al esquema apocalíptico de secuencia de
visiones y exhortaciones. Las exhortaciones se fundan en el hecho de que el
futuro llegará pronto. gr
Baruc (libro de). Se le atribuye a —> Baruc, colaborador y auxiliar del profeta
Jeremías. Compuesto originariamente en hebreo, sólo se ha conservado en la
versión de los LXX. Los protestantes le enumeran entre los —> apócrifos,
mientras que según la Iglesia católica forma parte del --> canon del Antiguo
Testamento. El libro consta de cinco capítulos, y un sexto capítulo como
apéndice, con la «carta de Jeremías». Como todos los demás libros proféticos,
comienza con un encabezamiento genealógico (1,1ss). Sigue a continuación una
oración penitencial, al estilo de las --> lamentaciones, que, por lo demás,
recuerda muy de cerca a Dan 9 (1,15-3,8). La parte central del libro contiene un
canto sapiencia) independiente, a modo de himno didáctico (3,9-4,4). Se celebra
en él la —> sabiduría de Israel, que aparece encarnada en la —> ley. El escrito
concluye con una serie de cantos líricos de lamentación y consuelo sobre
Jerusalén (4,5-5,9). La carta de Jeremías (c. 6) no formaba, al principio, parte
del libro de Baruc, cuyo origen debe situarse entre los siglos III y 1 a.C.
El origen y formación de este escrito se puede imaginar aproximadamente
así: El canto a la sabiduría y el ciclo de cantos ofrecen unidades
independientes de la sección profética. Estas unidades fueron unidas más tarde
entre sí mediante una poesía penitencial antepuesta al conjunto. Finalmente se
añadió la introducción histórica para sujetar y ensamblar las partes reunidas.
gr
Bashan (hebr. «llanura»). Fértil altiplanicie a orillas del Yarmuk; reino de Og
(Núm 21,33). El Antiguo Testamento celebra sus entinares, sus pastos y sus
ganados bien cebados (Is 2, 13; Ez 33,18; Dt 32,14). he
Bautismo. a) El bautismo de --> Juan Bautista. El bautismo de Jesús por Juan es
uno de los hechos más seguros de la vida de Jesús. El origen del bautismo
cristiano debe buscarse en Juan, no en Jesús. El bautismo de Juan es algo
completamente singular y nuevo y tiene sólo un lejano parecido con las
abluciones que aparecen en casi todas las religiones. En concreto, es imposible
derivar el bautismo de Juan de las abluciones rituales de los esenios o de las
gentes de Qumrán. Éstas eran, en efecto, abluciones individuales repetibles y
repetidas, de uso exclusivo entre los miembros de la propia comunidad, mientras
que Juan llama a todo hombre a que se deje bautizar por él, y una sola vez.
Condición para recibirlo es la —> conversión; el bautismo pone a esta conversión
el sello de la plenitud y preserva del juicio de Dios ya próximo, del que forma
parte la predicación del Bautista (Mt 3,7ss). El bautismo de Juan tiene carácter
sacramental, es donación de la salvación desde fuera mediante un signo. Habida
cuenta de que una parte de los discípulos de Jesús habían sido antes discípulos
de Juan, es enteramente verosímil la noticia de que continuaron bautizando
incluso durante la vida pública de Jesús (Jn 3,22; 4,1); en cambio, la
aseveración de que Jesús no bautizaba
(Jn 4,2) es considerada por muchos como glosa y, por tanto, dudosa. No existen
instrucciones ni formulaciones sobre el bautismo que puedan atribuirse con
seguridad al Jesús histórico.
b) El bautismo en la Iglesia primitiva. Desde el principio el creyente era
introducido en la Iglesia por el bautismo (cf. Act 2,14ss), de modo que el
bautismo fue desde siempre el rito cristiano de la iniciación. No tenemos
ninguna noticia sobre un bautismo de los apóstoles. Al igual que el bautismo de
Juan, el bautismo cristiano se recibía para perdón de los pecados (Act 2,38) y
preservaba asimismo del juicio punitivo del fin de los tiempos; pero, además,
significaba la inserción en la nueva comunidad visible, en el pueblo llamado
nuevamente a ser pueblo de Dios (de modo que no parece probable que exista aquí
una analogía con el bautismo judío en la recepción de un —> prosélito). Pero,
ante todo, el bautismo situaba al bautizado bajo un nuevo Señor, el Cristo
exaltado (Col 1,13); su presupuesto no es solamente el sentimiento de
penitencia, sino también la —+ fe en Cristo como Señor resucitado y exaltado (Rom
10,9, que es cita de una confesión de fe prepaulina). En el bautismo el hombre
queda señalado con la —> cruz, o bien con la X, por lo que se le llama también
«sello».
El bautismo es sacramento, es decir, que actúa no psicológicamente como señal,
sino maravillosamente por su ejecución misma (ex opere operato), siempre que se
den las condiciones previas (conversión, fe, realización ritual). De ahí que
fuera posible que en ciertas comunidades algunos se hicieran bautizar en
representación de los difuntos (1Cor 15,29); Pablo no ha aceptado semejante
costumbre, pero tampoco la rechaza expresamente. Los efectos del bautismo son,
además del perdón de los pecados y la aceptación dentro de la Iglesia, la
capacitación para la oración y la confesión cristiana (Heb 10,22, donde se
entiende el bautismo como rito de purificación) y la donación del Espíritu Santo
(1Cor 12,13); de aquí que un bautismo sin recepción del Espíritu sea imperfecto
y necesite ser completado (Act 8,14-17), y, al contrario, no se puede negar el
bautismo a quien haya recibido el Espíritu (Act 10,4448). Ya con anterioridad a
Pablo se interpretaba el bautismo como participación en la muerte y —>
resurrección de Jesús, de modo que se veía su eficacia en la superación de la
muerte y la obtención de la vida (Rom 6,2ss); por eso se le llama «nuevo
nacimiento». Esta idea, adquirida en virtud de un proceso análogo al de los
cultos de los misterios helenísticos, llegó a plantearse de un modo tan radical
que se procedió incluso a negar que la resurrección tuviera lugar en el futuro
(2Tim 2,18) o a afirmar la poca importancia de los pecados futuros. Pablo se
pronuncia contra esta mentalidad cuando en Rom 6,4 afirma, contra la lógica de
la frase, que hemos sido bautizados «para transformarnos en una vida nueva»,
mientras que en la sentencia siguiente entiende la resurrección como algo dado
en promesa (cf. también Rom 6,6; 6,8). La interpretación genuina de Pablo
respecto del bautismo es la de incorporación al —> Cuerpo de Cristo. «Hemos sido
bautizados para formar un solo cuerpo» (1Cor 12,13) y somos, por tanto, uno en
la unidad de la Iglesia (aspecto eclesiológico); «bautizados en Cristo», «nos
hemos revestido de Cristo» (Gál 3,27) somos así lo mismo que él (aspecto
soteriológico); quien «está en Cristo, es una nueva criatura» (2Cor 5,17) y no
vive ya de sí mismo ni para sí mismo, sino desde Dios y para los hermanos
(aspecto antropológico).
El cristiano se encuentra entre el «ya» y el «aún»; lo que se le da es sólo
«arras», promesa; del indicativo se sigue el imperativo, no la seguridad, porque
también los bautizados están en peligro (1Cor 10,1ss).
La fórmula trinitaria del mandato de bautizar (Mt 28,18ss) no es conocida aún
por Pablo (a pesar de 2Cor 13,13) y refleja el uso bautismal de finales del
siglo I, que acabó por imponerse. En conjunto, las afirmaciones
neotestamentarias ofrecen una sorprendente variedad, aquí no agotada, que dan
testimonio de una discusión viva y multiforme y de una vida espiritual abierta a
nuevas y fecundas interpretaciones. sch
Bautismo de Jesús. Uno de los datos más abundantemente testificados e
históricamente indiscutibles de la tradición de la primitiva Iglesia es que, al
comienzo de su vida pública, Jesús fue bautizado en el Jordán por --> Juan
Bautista. La polémica antibautismal, que puede rastrearse de múltiples maneras
en la tradición evangélica, permite suponer que los discípulos de Juan, que
veneraban al Bautista como figura mesiánica, procuraban utilizar el hecho del
bautismo de Jesús contra los discípulos de éste. A la primitiva predicación
cristiana le interesaba, pues, acentuar por diversos caminos la superioridad de
Jesús sobre el Bautista. Así, por ejemplo, el anuncio del «más fuerte» por el
Bautista en Mc 1,7s par. y la contraposición que aquí se da entre bautismo en
agua y bautismo en espíritu (cf. también Act 19,1-7 como telón de fondo que
mejor concuerda con el -> Sitz im Leben) pudo haber nacido de la pretensión de
negar el bautismo recibido por Jesús. También la perícopa bautismal Mc 1, 9-11,
que insiste en que Jesús no fue fortalecido por el agua del bautismo de Juan,
sino por el -> Espíritu de Dios, indica un origen semejante. A través del
acostumbrado recurso al estilo apocalíptico de la visión (v. 10) y audición (v.
11) proclama, en una escenificación de Is 42,1 (la conclusión, no citada, se
halla implícita en el v. 10: donación del Espíritu), que Jesús es el -> Hijo de
Dios ornado con el Espíritu. pe
Bautismo de Juan. Entre los judíos (-> Esenios, -> Qumrán) eran frecuentes las purificaciones rituales mediante lavados que simbolizaban el anhelo por una -> pureza cada vez mayor. Como señal de su incorporación al pueblo de Dios se bautizaba a los -> prosélitos. El «bautismo de Juan» se distingue de la práctica anterior debido a su carácter irrepetible y a que se administraba a los judíos, no a los paganos. Pertenece indisolublemente al mensaje de Juan y estaba destinado a preparar para el bautismo mesiánico en «Espíritu Santo y fuego». -÷ Juan Bautista. ba
Bautismo de los niños. El bautismo de los niños no está testificado en el Nuevo
Testamento, pero su práctica podría deducirse de aquellos pasajes que hablan del
--> bautismo de una «casa» (p. ej., Act 16,15), que incluye necesariamente a los
niños. Hasta el siglo III no aparecen testimonios claros de la costumbre de
bautizar a los niños. Debido a lo tardío de este testimonio, y más aún al
requerimiento de la fe antes del bautismo, exigido por el Nuevo Testamento, la
práctica de bautizar a los niños ha provocado algunas veces discusiones. Acerca
de este punto debe observarse:
1) La fe de los niños debe ser considerada en conexión con la de la Iglesia, que
en el bautismo representa al niño.
2) La gracia de Dios, que se hace perceptible en la participación de la
salvación por el sacramento del bautismo, es una realidad que, para ser eficaz,
presupone ciertamente la fe, pero no puede hacérsela depender de esta fe. ri
Bautistas (secta de los). Grupos aislados judíos, y más tarde también
judeocristianos, que se retiraron al oriente del Jordán. Uno de estos grupos es
mencionado bajo diferentes nombres (bautistas, sabeos) por los
primeros escritores cristianos. Tenían íntimo parentesco con los judíos, pero no
pertenecían a la comunidad de Israel. Aceptaban en parte la fe judía y se
atenían a los preceptos de Noé. Su rito fundamental era el baño en el Jordán.
Probablemente fueron los precursores de los -> mandeos. Tenían algunos puntos de
contacto con el cristianismo y a los ojos de los judíos pasaban por cristianos.
ba
Bebida. Los profetas, Jesús y los apóstoles amonestan a no dejarse llevar por la
preocupación de la comida y la bebida y, aún más, a no echar al olvido, en la
embriaguez, las exigencias del reino de Dios (Lc 21,34). Por otra pa'rte, la
comida y la bebida son un don de Dios que el hombre debe aceptar de la mano
divina (Ecl 2,24). La recomendación de 1Tim 5,23 a tomar un poco de vino se
dirige probablemente contra el naciente rigorismo gnóstico. Jesús no ayunaba (->
Nazireo) y se dijo de él que era un bebedor (Mh 11,19).
En sentido traslaticio se habla de beber la copa de la ira de Dios (Sal 75,9), o
del sufrimiento (Mt 20,22; 26, 42), o del agua de la vida (Jn 4,14; 7,37). ur
Becerro de oro. En el antiguo oriente, estaba muy difundida la práctica de la
veneración al becerro o novillo como símbolo de la fuerza (Is 34,7) y del poder
generador. Mientras que en Egipto el toro era considerado como encarnación de la
divinidad (buey Apis, Jer 46,15), en el Asia anterior era casi siempre portador
de esta divinidad.
En el Antiguo Testamento, el novillo es, ante todo, animal doméstico (Jos 6,21)
destinado a veces al sacrificio cultual (Ex 29,1). No se conoce un culto al toro
o novillo. La erección de la imagen de un novillo por Aarón en el desierto (Éx
32) y por Jeroboam en Betel y Dan (1Re 12,28s), como escabel del trono de los
dioses invisibles, es denunciada a
fuego por los profetas (Os 8,4-6; 10,
5-15; 1Re 14,8s) como idolatría y alejamiento de Yahveh. we
Beduinos. Tribus de régimen patriarcal, que recorren, con sus rebaños y tiendas,
las estepas siroarábigas. Es conocida su --> hospitalidad. Excepcionalmente, un
extraño puede ser aceptado dentro de la tribu, mediante un banquete común y la
conclusión de un pacto. Durante la -> estación de las lluvias, los beduinos se
adentran en el desierto, con sus rebaños de ganado menor (cabras y ovejas) y
asnos de carga, pero durante la estación seca buscan las zonas agrícolas donde,
mediante tratados, pueden pastorear, así como utilizar los pozos o abrirlos por
sí mismos. La domesticación del camello, hacia el 1200 a.C., al proporcionar un
transporte rápido y útil, dio más libertad a los beduinos y les independizó de
las regiones cultivadas. Los madianitas y -> amalecitas fueron nómadas
camelleros. Los israelitas, -> quenitas y edomitas (-> Edom) eran pastores
nómadas de ganado menor. La concepción de tribu y estirpe, la -> venganza de la
sangre, algunas fiestas y la legislación sobre el suelo en Israel deben
entenderse desde su pasado de beduinos, un pasado que Oseas celebra como el
tiempo de la proximidad con Dios, parecido al cual se espera que sea el futuro.
he
Beelzebub. Modificación despectiva de Beal-Zebub, dios oracular de Ekrón (2 Re
1,2s.6,16). Beelzebub —y también Beelzebul — pasaba entre los contemporáneos de
Jesús como príncipe de los --> demonios. Los adversarios de Jesús afirmaban que
éste expulsaba los demonios con el poder de Beelzebub (Mc 3,22 par). he
Belén. 1. Lugar de Judá, a 9 km al sur de Jerusalén. Belén entró en la historia
con David, que fue ungido en esta localidad como rey, y con su
familia. La localidad fue perdiendo importancia con el tiempo. Cierto que
después del exilio volvieron aquí algunas familias (Esd 2,21), pero la pequeña
aldea fue insignificante (Miq 5,1). Precisamente en el trastrueque de valores,
según el cual lo más pequeño será lo mayor, se funda la verdadera gloria de
Belén. En Belén nació –> Jesús, como el más pequeño, como mendigo, pero en
cuanto nuevo hijo de –> David, como el mayor. Ya desde el siglo II, se señala
una cueva de Belén como lugar de nacimiento de Jesús; sobre ella ordenó
construir Constantino una basílica de cinco naves, que todavía se conserva.
2. Lugar de Zabulón (Jos 19,15), patria del juez Ibsán (Jue 12,8). sc
Belial (hebr. inutilidad, ausencia de salvación). A veces también acaso, en el
Antiguo Testamento, nombre propio: el malo, el –> diablo. «Hombres de Belial»
son los hombres engañosos y malvados. En Qumrán, Belial es un nombre que
sintetiza todos los poderes adversos a la divinidad. En 2Cor 6,15, Belial (Beliar)
es el adversario de Cristo. En la época pos-bíblica es el nombre propio de un
--> demonio o del –> anticristo. he
Belleza. La experiencia de lo bello no se distingue mucho en Israel de la propia
de otros círculos culturales y responde a la universal vivencia humana de la
belleza. Así, los escritores veterotestamentarios alaban la belleza humana,
especialmente de la mujer (Jt 8,7), la belleza de los astros, del canto, etc. La
experiencia y vivencia de lo que agrada impulsan a la descripción. El problema
de lo bello, qué sea la belleza en sí, es cuestión que queda fuera del
pensamiento bíblico, ya que, ajeno a toda abstracción, se interesa menos por las
definiciones que por los hechos mismos.
La peculiaridad de la vivencia y de la descripción de la belleza en el Antiguo Testamento debe ser contemplada desde el fondo de la actuación salvífica
de Yahveh. Lo bello es una emanación de la acción divina; Dios es el autor de la
belleza (Sab 13,3-5). Todo cuanto ha sido creado recibe su belleza de Yahveh; la
experiencia, pues, de la belleza, es una experiencia religiosa, fundada en la fe
en Yahveh como trasunto y síntesis de lo bello. La tierra prometida, Sión y el
rey tienen singular belleza porque, en cuanto elegidos por Dios, reciben en
Israel una significación historicosalvífica. También se advierte la belleza de
las cosas del mundo, pero no se alaban como bellas en sí mismas, sino sólo en
razón de su referencia a Dios.
Donde Yahveh aparece y actúa poderosamente en la historia, allí está la suprema
belleza. En las obras artísticas, tales como narraciones y poesías, Israel
celebra la manifestación de Yahveh como grandeza suprema. La experiencia de Dios
en la –> teofanía encumbra la belleza hasta la –> gloria, alcanza una amplitud y
magnificencia que ya desde ahora está orientada hacia la –> plenitud
escatológica. El gozo de esta belleza de Dios es «contemplación en la fe y fe
contemplada». la
Bendecir. Originariamente, la acción de bendecir se entendía como transmisión de
una fuerza mágica concebida a modo de cosa u objeto unida a acciones simbólicas,
tales como la imposición de manos, etc. Más tarde, se abandonó esta concepción
mágica. Según la Biblia, pueden bendecir Dios y los hombres. La bendición de
Dios equivale a un manifestación de su benevolencia y su amor y a un
reconocimiento del hombre: Dios bendice al hombre inmediatamente después de la
creación (Gén 1,28) y acompaña con su –> bendición a todos los piadosos y
elegidos. El bendecir de Dios es un prometer: «Yo seré tu Dios» (Gén 17,7). El
así bendecido espera una larga vida y numerosa descendencia.
De ahí que una mujer en estado sea un «vientre bendito»; María, como madre del
Mesías es «bendita entre todas las mujeres».
También, a la inversa, el hombre piadoso bendice a su Dios. En este caso,
bendecir equivale a «alabar» o «celebrar». Este bendecir tiene lugar en el
servicio litúrgico y en casa, en las oraciones de la mesa y del día. Aquí es el
padre de familia quien «bendice a Dios» y pide la bendición divina. Él, que ha
demostrado con su larga vida y numerosa descendencia ser portador de la
bendición, puede a su vez bendecir a los hijos y la casa (cf. Gén 27,1ss, donde
se refleja todavía la antigua concepción de la sobreabundancia de un poder
mágico). En este pasaje se ve palpablemente que todo hombre bendecido es a su
vez capaz de bendecir. Así, Jesús, reconocido por el pueblo como Mesías bendito
(Mc 11,9s), puede en las --> bienaventuranzas bendecir a todos cuantos no se
enumeraban a sí mismo entre los bendecidos. Efectivamente: Dios ha suscitado a
Cristo y «lo ha enviado a bendeciros», dice Pedro (Act 3,26). schm
Bendición. 1. En el Antiguo Testamento la bendición es promesa de poder salvador
(cf. Gén 1,22.28). Las narraciones patriarcales surgidas de la tradición tribal
(Gén 12-50) muestran todavía una clara concepción mágica de la bendición (cf.
Gén 27). El padre bendecía al hijo de acuerdo con un rito que constaba de gestos
y palabras; la bendición, una vez dada, era irrevocablemente eficaz. Esta
concepción ahistórica y ateológica fue desplazada por el redactor –> yahvista en
cuanto vinculó la bendición a la historia (Gén 12,1-3) e hizo de Yahveh el único
que impartía bendiciones (cf. Núm 22-24). En Dt se aplica la bendición — que se
manifiesta particularmente en la fertilidad de la tierra prometida (Dt 28,3-6) —
al pueblo de –> Israel. Pero esta bendición sólo es
eficaz si el pueblo es obediente a Yahveh; en caso contrario, la bendición se
torna maldición (Dt 7,12-16; 28,1ss.15ss).
En la época posterior, la bendición se lleva propiamente a cabo en el servicio
litúrgico de la comunidad, tal como indican sobre todo los salmos y la fórmula
sacerdotal de bendición de Núm 6,22-27. Era impartida por el sacerdote (cf. Sal
118,26) al final del servicio litúrgico, del mismo modo que originariamente se
daba a la hora de las despedidas (cf. las series de bendiciones de Gén 49 y Dt
33).
2. El Nuevo Testamento asume las concepciones veterotestamentarias y del
judaísmo tardío. Ahora, quien imparte la bendición es, ante todo, –> Jesús (Mc
10,16; Lc 24,50; Mt 26,26; Act 3,26) y luego también los discípulos (Mt 5,44;
Rom 12,14; 1Pe 3,9). La alabanza y acción de gracias a Dios pueden designarse
como -+ «bendecir a Dios» (Lc 2,28; 24,53). –> Bendición (fórmula de). we
Bendición de Moisés --> Moisés (bendición de).
Bendición (fórmula de). Expresión de agradecimiento o de acción de gracias, de
sello característico, dirigida a Yahveh y que se efectúa sobre todo en forma de
--> himno. Al giro lingüístico «bendito sea (alabado sea) Yahveh», sigue el
segundo miembro de la proposición, en sentido participial o relativo (estilo
propio del himno), que da la razón de la alabanza o gratitud a Yahveh: un
beneficio que Dios ha hecho a otros (Rut 4,14; Éx 18,10) o a uno mismo (1Sam
25,32). En el judaísmo, la fórmula de bendición se transforma frecuentemente en
fórmula de oración y gratitud, que el judío creyente incluye, aun hoy día, en
toda mención de Dios («bendito sea su nombre»). ze
Bendición y maldición (cláusulas de).
Sentencias acuñadas a modo de fórmulas, muchas veces rítmicas, originariamente aisladas y más tarde reunidas en
series, que, en el antiguo oriente, debían la eficacia de que se las creía
dotadas a la esfera mágico-dinámica de la palabra pronunciada. En Israel, las
cláusulas de bendición y maldición adquirieron una referencia a Yahveh, de modo
que se convirtieron en deseos de bendición y maldición, y más tarde, en súplicas
de venganza y de intercesión dirigidas a Dios. Algunas veces las cláusulas están
acompañadas de acciones (contactos, imposición de manos) que les dan mayor
fuerza.
La cláusula de maldición contiene normalmente la razón de la maldición (cf. Gén
3,14), la fórmula imprecatoria («maldito...») e incluye una descripción — muchas
veces drástica —de la —> maldición (cf. Dt 28).
La fórmula de la sentencia de bendición no es tan fija; se introduce, en
general, con un «bendito» (cf. Gén 14,19), muchas veces en forma imperativa (Gén
1,28) y carece casi siempre de motivación. Para robustecer la cláusula de
bendición y maldición se recurre a la palabra «amén» (Dt 27, 15-26).
Fórmulas de bendición y maldición se emplean en la vida cotidiana como reacción
espontánea ante una acción buena o mala; estas fórmulas estaban
institucionalizadas en la comida, el saludo, la cosecha, al final de la vida,
etcétera, en el culto (sobre todo por los sacerdotes; —> Bendición [fórmula
de]), en el ámbito jurídico (como maldición condicionada ante un proceder
supuestamente malo, cf. Jos 6,25) y como forma literaria (Gén 1,28). Sentencias
imprecatorias recogidas en formularios de imprecación se encuentran
principalmente en la predicación de los profetas sobre el juicio y en Dt 28; Lev
26. ze
Benedictus. Lucas corona el relato del
nacimiento del Bautista, así como la
precedente perícopa de la visita de
María a Isabel, con un —> himno, que reúne muchos pasajes veterotestamentarios,
para configurarlos y darles una nueva unidad. Al igual que el —> magníficat,
Lucas ha recibido este himno de la tradición como un todo y lo ha acomodado a la
situación en 1,76s. La espera profética considera la —> salvación escatológica
(—> Escatología) — tal como los judíos piadosos se la imaginaban — como ya
cumplida: misericordia divina, fidelidad a la alianza y liberación política de
Israel. Pero esta liberación es sólo condición previa de una vida pacífica y
justa en el servicio de Dios. Podemos advertir aquí una clase de piedad judía
que debía ser desplazada y superada por la predicación apolítica de Jesús sobre
la llegada del reino de Dios. oh
Beneficencia. Ayudar a los --> pobres
era un precepto establecido ya en
el Antiguo Testamento (Dt 15,7-11),
sobre todo con ocasión de las fiestas
en que se recordaban los beneficios
de Yahveh. El precepto se fundamentaba en la común pertenencia al pueblo de la alianza («tu prójimo» equivale a «tu compatriota»: cf. sobre esto
la crítica de Jesús en Lc 10,29ss).
«Quien se compadece del necesitado,
da prestado al Señor» (Prov 19,17);
esta sentencia de los Proverbios halla
en Cristo, hecho nuestro —> prójimo,
una insospechada plenitud (Mt 25,40).
ur
Ben-Hinnom (valle de). Valle situado al sur de Jerusalén, sin corriente de agua. Jeremías (7,31-34) maldijo el lugar, porque los israelitas hacían «pasar por el fuego» a sus hijos, es decir, los sacrificaban a —> Molok en este valle. Desde entonces, Hinnom es un lugar de horror y de vergüenza, y en él se encenderá, al final de los tiempos, el horno de fuego para los condenados. Acaso hubo también aquí un quemadero de basura, lo que daría un motivo adicional para localizar aquí la —> gehenna. he
Benjamín (heb. hijo de la [mano] derecha = hijo de felicidad). Segundo hijo de
Raquel (Gén 35,16ss), hermano de José y duodécimo hijo de Jacob. Se le
consideraba patriarca de la tribu israelita de Benjamín, de la que procedía el
primer rey de Israel, Saúl. Hasta la desaparición de Judá, la tribu de Benjamín
tuvo su propio distrito y participó de manera sustancial en la reconstrucción
del siglo VI a.C. Pablo se gloría de su ascendencia benjaminita (Rom 11,1; Flp
3,5). he
Bernabé (hebr. «hijo de la consolación», según Act 4,36). Sobrenombre del levita
José de Chipre. Fue desde muy temprano uno de los miembros activos de la -->
comunidad primitiva de Jerusalén. Destinado a Antioquía, junto con Pablo, para
misionar entre los paganos, hizo con este último el primer viaje misional. En el
--> concilio apostólico defendieron ambos la libertad de los —> helenocristianos
frente a la —> ley. Pero, según Gál 2,13, Bernabé no fue consecuente en la
práctica con esta libertad del Evangelio; Pablo se separó de él a causa de -->
Marcos (Act 15,39), pero le consideró siempre un apóstol igual a él. Bernabé
partió hacia Chipre con Juan Marcos. La suerte posterior de este hombre tan
destacado del primitivo cristianismo nos es desconocida (Act 13-15). he
Bernabé (carta de). Escrita por autor desconocido entre el año 95 y el 130 d.C.,
con toda posibilidad en Alejandría. Clemente de Alejandría y Orígenes la
atribuyen al apóstol Bernabé, mientras que Eusebio y Jerónimo la enumeran entre
los —> apócrifos.
he
Bersabee (heb. pozo de los siete y también del juramento). Nombre de un oasis,
habitado desde antiguo, en la frontera sur de Palestina (cf. la fórmula «de Dan
a Bersabee»). Bersabee es un antiguo lugar de apariciones y de culto del «Dios del principio». Las historias patriarcales del
Génesis hacen remontar los ricos pozos de Bersabee hasta Abraham. También Isaac
y Jacob habitan y ofrecen sacrificios en Bersabee. Por la posesión de estos
pozos combatieron los israelitas y los filisteos (Gén 21,25ss; 26,15ss; 46,1ss).
he
Beso. En el antiguo oriente, señal de saludo (Gén 29,11; 13; Éx 4,27; Lc 15,20), luego expresión de amor y amistad (1Sann 20,41; Cant 1,1s), pero también de veneración a los dioses (1Re 19,18; Os 13,2), a los padres (Éx 18,7) y a los rabinos (Mt 26,49). El beso de Judas fue una perversión de estos sentimientos (Mc 14,44s; cf. 2 Sam 20,9s). En la primitiva comunidad cristiana se saludaba con el «ósculo santo» (Rom 16,16; 1Cor 16,20; 1Tes 5,26). we
Betania. 1. Pequeña ciudad situada a 15 estadios (3 km) de Jerusalén, en la
vertiente oriental del monte de los Olivos. Corresponde a la actual aldea El-Azariye.
Patria de Lázaro (resurrección). Jesús estuvo en Betania los días inmediatamente
anteriores a la pasión (unción en casa de Simón).
2. Lugar en que bautizaba Juan Bautista, llamado en otros manustritos Bethabara.
zi
Betel (hebr. «casa de Dios»). Antiguo y famoso santuario, con el árbol sagrado (Gén 35,8), entre Jerusalén y Siquem. Aquí alzó —> Abraham un altar, --> Jacob una estela (Gén 28,10-19). Después de la división del reino de Salomón, Betel fue el santuario nacional de Israel, con su templo y su imagen del novillo (1Re 12,26ss; Am 7,13) (—> Becerro de oro). he
Betsabé. Mujer de Urías (2Sm 11,3; Mt, 1,6). Después del adulterio de —> David y
del asesinato de Urías, pasó a ser mujer de David (2Sam 11,2-27). Con
sus instancias consiguió que su hijo
Salomón fuera declarado sucesor de
David en el trono (1Re 1,11-40). he
Betsaida (aram. »lugar de pesca»). Localidad situada en la parte norte del lago
de Genesaret, patria de los apóstoles Felipe, Andrés y Simón. Maldecida por
Jesús, junto con Corozaín y Cafarnaúm, a causa de su falta de fe (Mt 11,21). En
los alrededores de Betsaida tuvo lugar la primera multiplicación de los panes (Mc
6,31 par). Herodes Filipo elevó a Betsaida a la categoría de ciudad, dándole el
nombre de Betsaida Julíade en honor de la hija del emperador Augusto. zi
Betsán. Antiquísima ciudad fortificada cananea, situada en el importante camino
de Egipto a Damasco. Bajo Salomón pertenecía a Israel (1Re 4,12); en la época
neotestamentaria formaba parte, con el nombre de Escitopolis, de la Decápolis.
Entre sus ricos descubrimientos arqueológicos son particularmente importantes
algunas estelas con inscripciones del segundo milenio a.C. he
Biblia. Esta palabra, derivada probablemente de la ciudad sirofenicia de Biblos,
plaza comercial del papiro egipcio, significaba al principio «hoja», «rollo»,
pero con el tiempo se aplicó exclusivamente al «libro por excelencia». La Biblia
ofrece una limitada selección de la rica literatura judeo-israelita y cristiana.
Su núcleo y su unidad radican en que toda ella testifica una única --> historia
de la salvación. Por otra parte, su misma historicidad ofrece una multiplicidad
de ideas religiosas, concepciones teológicas y oyentes diversos y cambiantes (—>
Investigación bíblica).
El —> canon hebreo, cerrado en el siglo 1 d.C., enumera 39 libros, distribuidos
en ley, profetas y (otros) «escritos». Las diversas enumeraciones son debidas
únicamente a divisiones no unificadas del mismo contenido.
El canon griego contiene además los libros --> deuterocanónicos. La formación
del canon del Nuevo Testamento se cerró a finales del siglo IV y contiene 27
libros: 4 Evangelios, los Hechos de los apóstoles, 13 «cartas de Pablo»,
Hebreos, 7 cartas católicas y el Apocalipsis. tr
Biblia (interpretación de la). La tarea de explicar la Biblia se acomete ya en
los mismos escritos bíblicos, que seleccionan constantemente la —> tradición
antigua, le dan nueva forma y la actualizan para nuevos tiempos y oyentes
nuevos. En el acontecimiento pascual recibe la interpretación bíblica su punto
de partida fundamental, pues el Resucitado mismo abrió el sentido de la
Escritura y descubrió la «necesidad» de la —> historia de la salvación (Lc
24,26.32). Una vez concluido el —+ canon, la interpretación bíblica no puede ya
actuar configurando el texto mismo, pero la creciente distancia temporal e
historicoespiritual respecto de las fuentes hace cada vez más urgente la -->
exégesis crítica. tr
Biblia políglota. Edición de la Biblia en la que, junto al texto primitivo, se
imprimen varias traducciones. Una Biblia políglota es una ayuda importante para
la crítica textual comparativa. Las políglotas más importantes son la
Complutense, la de Amberes, la de París y la de Londres, de los siglos XVI y
XVII. we
Biblicismo. Esta palabra engloba, con intención peyorativa, como lo deja
entender su final en «ismo», una serie de opiniones muy diversas y a veces
opuestas entre sí. Hoy, designa generalmente una especie de suposición previa
según la cual «todas y cada una de las palabras contenidas entre las dos tapas
del libro» deben ser entendidas como --> palabras de Dios y las declara de forma
indiscriminada y sin someterlas a crítica, como obligatorias. Esta posición ha
sido totalmente
superada por la moderna —> investigación bíblica. tr
Biblos. Puerto fenicio, cuya antigüedad se remonta al V milenio a.C. Las
excavaciones arqueológicas proporcionaron ricos hallazgos, sobre todo —>
inscripciones. El --> papiro egipcio, elaborado en Biblos, dio tal fama a la
ciudad que los griegos aplicaron a los libros de papiro el nombre de biblion,
que se ha mantenido hasta nuestros días en la palabra Biblia, el libro por
excelencia. he
Bieldo. Instrumento de madera, a modo de pala, para separar la paja y el grano;
en las eras, situadas en un lugar elevado, se lanzaba a lo alto el cereal ya
trillado, para exponerlo a la acción del viento, que aventaba la paja (Is
30,24). El bieldo es imagen de la guerra como castigo de Dios (Jer 15,7) y del
—> juicio final (Mt 3,12). he
Bienaventurado. «¡Dichoso aquel...!» («Bienaventurado aquel...») es una antigua
fórmula de los proverbios sapienciales, usada también en el lenguaje cotidiano.
La fórmula no se refiere a la bienaventuranza de los dioses (como ocurre,
originariamente, en el vocablo griego makarios), ni a la «bienaventuranza
eterna» de los justos ya difuntos, sino, en primer término, a la —> felicidad
terrena, en la que se alaba la comodidad, el bienestar, el prestigio y buena
forma (Job 29,11), los hijos bien educados y una buena mujer (Eclo 25,7s). Pero
el mismo Eclo 11,30 amonesta contra todo esto: «No llames dichoso a nadie antes
de su muerte.» El valor de la —> sabiduría se muestra precisamente en que enseña
a distinguir lo que es, en definitiva, bueno para el hombre desde la perspectiva
de su fin: a no correr tras el dinero (Eclo 31,8), a no seguir la senda de los
malos (Sal 1,1) y a ser incluso corregido y castigado por Dios (Job 5,17). Feliz
es aquel que sabe enderezar bien su vida, es decir, que sabe vivir de acuerdo con la sabiduría (Eclo 14,20ss); finalmente, quien sólo en Dios
confía (Prov 16,20), observa sus leyes (Sal 119,1) y le pide perdón de sus
pecados (Sal 32,1s). Por todo ello debe proclamarse bienaventurado a Israel,
pues Yahveh está a su lado (cf. Sal 89,16). —+ Bienaventuranzas. ur
Bienaventuranza. Las bienaventuranzas tienen, en labios de Jesús, un eco
peculiar. Proclama --> bienaventurados a los ojos testigos de su obra y a los
oídos que pueden oír su mensaje (Mt 13,16s). Es bienaventurado el que acepta con
fe esta revelación decisiva (Mt 16,17; cf. Lc 1,45) y no se escandaliza de ella
(Mt 11,6). La bienaventuranza de la fe tiene mayor vigencia precisamente cuando
ya ha pasado la peculiar hora salvífica de la visión directa (Jn 20,29).
Las bienaventuranzas se encuentran al comienzo del gran --> sermón de la montaña
(Mt 5,3-12) o, respectivamente del --> sermón del llano (Lc 6,2025). En Mateo se
sitúan, absolutamente, al comienzo de toda la predicación de Jesús. En la forma
abreviada de Lucas, a las cuatro bienaventuranzas se contraponen cuatro «ayes» (cf.
las series de contraposiciones de Is 65, 13s), con lo que se acentúa aún más el
elemento paradójico de estas bienaventuranzas, atribuidas a los —> pobres y
oprimidos, dignos de compasión a los ojos de los hombres. Pero es a éstos
precisamente a quienes, según Lc 4,18s, Jesús trae su «buena nueva». El
Evangelio del —> reino de Dios, que está ya cerca (Mc 1,15), significa la
«subversión de todos los valores». Sólo en razón de este único «valor» absoluto
(cf. Mt 13,44-46) puede alguien ser proclamado dichoso en verdad.
Todas las bienaventuranzas prometen una salvación futura, el —> reino de Dios
consumado, pero que puede ser anticipado desde ahora, y para el que «los nombres
pueden estar ya escritos en el cielo» (Lc 10,20).
En la Escritura no se califica de bienaventurado el estado de la plenitud (por
ejemplo, Lc 14,15; –> Vida, –, Alegría), sino al hombre que se halla a medio
camino, entre la llamada (Ap 19,9) y la prueba (Sant 1,12). ur
Bienes de este mundo. La actitud de la Escritura frente a los bienes de este
mundo no es uniforme. Dios, Señor de la creación, dispone sin limitación alguna
de los bienes del mundo y sigue siendo su auténtico dueño y posesor. Por eso, en
el Antiguo Testamento el hombre justo espera que Dios le recompense con una vida
larga, feliz y acomodada (Job 1,1ss).
El género literario –> apocalíptico del judaísmo tardío, por el contrario, ve
este mundo y sus bienes como dominados por los enemigos de Dios; de aquí que los
escritores apocalípticos desprecien las posesiones y las posiciones
privilegiadas y se retiren, en parte, a comunidades de tipo monacal en estricta
pobreza (–> Qumrán).
El Nuevo Testamento, por su parte, no condena en principio la posesión de
bienes. Ciertamente, Jesús ve en el apego a los bienes de este mundo un
impedimento para cumplir las tareas que pide la dilatación del --> reino de
Dios; pero la exigencia de entregar todas las posesiones a los pobres fue
impuesta sólo en casos individuales, como por ejemplo al joven rico (Mt 10,21).
Por lo demás, Jesús exhorta a un justo distanciamiento respecto de los bienes de
este mundo, para no olvidar a Dios al hacer uso de ellos. La parábola del rico
que, después de muchos esfuerzos, ha conseguido un gran acopio de bienes de este
mundo y se promete, por tanto, una vida tranquila y acomodada, pero que muere de
repente y se presenta ante Dios con las manos vacías, contiene una clara
advertencia (Lc 12,16ss). La --> comunidad de bienes practicada por algunas
comunidades de la primitiva Iglesia intentaba acomodarse a esta advertencia (Act
4,32). Los bienes de este mundo deben estar al servicio de la –> liberalidad.
Con este fin ponían libremente los miembros de la comunidad una parte de sus
bienes a disposición de los apóstoles. do
Bienestar. El concepto de bienestar o «confort» surgió en la primera etapa de la
industrialización en la economía nacional, con la exigencia de mercado libre (Adam
Smith), y fue nuevamente asumido por L. Brentano en la teoría de la población
como teoría del bienestar. La crítica esencial a las ideas liberales y al
optimismo económico del bienestar de Smith provino de Ricardo (teoría del
salario), de Lasalle (ley de bronce del salario) y de Marx (teoría del
pauperismo). En la moderna sociedad industrial, el bienestar se ha convertido
cada vez más decididamente en símbolo social (sociedad del bienestar, sociedad
del lujo), en la expansión de un elevado nivel de vida en todas las capas medias
de la población. La seguridad social, los ingresos, el consumo, el tiempo de
ocio, los puestos de trabajo abundan más y más. El fundamento material de la
sociedad del bienestar es la producción continuada de bienes de consumo masivo
mediante el despertar de necesidades siempre nuevas (propaganda), que se ajusta
a directrices de prestigio social (Riesmann).
En el Antiguo Testamento y en el Nuevo aparece el bienestar bajo el concepto de
--> riqueza, hacia la que, en principio, se mantiene una actitud positiva
(posesión de tierras, ganados, descendientes) como señal de la --> justicia de
Dios (Gén 12-50). Esta actitud depende de una concepción de la vida que no ve
otra felicidad que la terrena. En este contexto se sitúa la historia de Job, en
la que se pone en duda la justicia de Yahveh ante la pérdida de las riquezas que
experimenta un hombre justo. Al mismo tiempo, se rompe la conexión entre
justicia de Dios y riqueza, y se ejerce una crítica a la antigua concepción que
se condensa en los salmos en la
piedad de los pobres y miserables que
se contraponen a los ricos e impíos.
De los –+ profetas parte una crítica radical del bienestar, ya que del olvido
creciente de la misericordia hacia los pobres, viudas y huérfanos, que era una
de las obligaciones sociales básicas impuestas por Yahveh (Am 4-6; Miq 2,6).
Junto a esto, los profetas posteriores prometerán, como don salvífico divino,
riqueza y larga vida a todo el pueblo (Is 60).
En el Nuevo Testamento la predicación del reino de Dios que se acerca, anunciado
por Jesús, y la espera próxima vinculada a este anuncio hace que la idea del
bienestar tenga poca importancia o que aparezca más bien bajo una luz crítica.
La riqueza impide que el hombre se oriente hacia el –+ reino de Dios que se
acerca (Mc 10,17-27 par.: Lc 16,19ss). La falta de riqueza fue una
característica de las comunidades cristianas, tal como se ve por la comunidad de
bienes (Act 5) o las colectas (1Cor 16). Las modificaciones posteriores de las
circunstancias llevaron a una clara actitud formal negativa frente a la riqueza
(1Tim 2.3; 6,17; Tit 1).
El modo actual de enfocar esta cuestión desde el punto de vista ético se
caracteriza por el diferente significado del concepto de bienestar para amplias
capas de la población y por la concepción secularizada del bienestar (a
diferencia, acaso, del calvinismo) como resultado de procesos económicos. El
bienestar no significa, sin embargo, solución de todos los problemas sociales,
como criminalidad, educación, formación, –> emancipación, sentido de la vida
para el individuo, discriminación de las minorías, ayuda al desarrollo. Los
problemas que aquí se enuncian piden, más allá de una solución técnica, una
orientación fundamental del comportamiento. En la sociedad del bienestar se le
presenta a la –> ética social cristiana un nuevo problema, que desborda los
límites de la lucha contra la pobreza. Dentro de la problemática arriba
mencionada, la ética social debe ocuparse en medida creciente, en el seno de la
sociedad industrial, de las tareas relativas a la ayuda para el desarrollo en
los países del tercer mundo, que hoy día son ocultamente explotados a beneficio
del bienestar de las naciones industrializadas (Gollwitzer). ne
Blasfemia. Aquel que abusa del –> nombre de --> Yahveh es reo de muerte (Ex
20,7). Detrás de este principio se halla la concepción según la cual el portador
de un nombre está misteriosamente presente en el nombre mismo. Por eso, aquel
que conoce el nombre de Dios puede hacer suyo el poder divino y utilizarlo para
--> bendición y --> maldición.
Rechazar el orden establecido por Dios es considerado como blasfemia y castigado
por el mismo Dios, para acentuar, por medio de la señal del castigo, que no se
huye impunemente de Dios ni se le puede injuriar (Núm 16,3.30). Toda falta
deliberada, el pecar «a sabiendas», es tenido también por blasfemia y castigado
con la exclusión de la –+ comunidad, es decir, con la muerte (Núm 15,30). La
blasfemia niega el poder liberador por los paganos (2Re 18,30-35) y hace que su
nombre sea despreciado por los paganos (Is 5,25). La blasfemia es «empequeñecer»
a Yahveh y su nombre, que significa «yo soy», es decir, estar presente e
intervenir para ayudar. Sobre la blasfemia recae pena de muerte, que se ejecuta
por lapidación (Lev 24, 16). go
Bodas. Como el --> matrimonio, las bodas o nupcias constituyen uno de los
motivos más importantes de la --> predicación del Antiguo Testamento y del
Nuevo. Se afirma así la unión de –> hombre y --> mujer — acorde con la voluntad
divina del Creador (Gén 1,28; 2,24) — en una comunidad de vida y amor (Cant) y,
además, se le
considera como una transparencia del
> amor entre Dios y el hombre, o entre Dios y su pueblo. De este modo
sensibiliza el Antiguo Testamento, en una exposición antropomórfica, la
conclusión de la alianza del Sinaí entre
—> Yahveh e --> Israel como una alianza permanente de amor y fidelidad. Por
tanto, el quebrantamiento de la alianza es un —+ «adulterio», y el profeta Oseas
puede describir la falta de fidelidad de Israel a sus desposorios como la
conducta de una —> prostituta.
El Nuevo Testamento habla de Jesús como del --> esposo, que está ahora presente
entre los invitados a la boda, es decir, entre la comunidad de sus discípulos y
que, por consiguiente, les invita a la alegría (Mc 2,19; Jn 3,29), a una alegría
que él mismo concede, tal como hizo en cuanto invitado a las bodas de Caná, al
procurar el vino como señal de alegría hacia la que abrió el camino, por la fe,
en la hora de su crucifixión (-+ Caná [milagro de]). Como esposo le compete el
puesto que, según la esperanza judía, tomará —> Yahveh al final de los tiempos.
Por otro lado, la celebración de sus bodas no será completa hasta la
instauración de su reino eterno en el —> eón nuevo.
En el Apocalípsis es alabado Jesucristo como el —> cordero sacrificado y
exaltado, con cuya ascensión al poder sobre el cosmos total por él renovado,
llegan también sus bodas como revelación de su --> gloria. Su --> esposa es la
nueva --> Jerusalén, el pueblo de la antigua y la --> nueva alianza. Al igual
que en el Apocalipsis, también en otros pasajes del Nuevo Testamento el motivo
de las bodas está unido al del reino y el --> banquete: la irrupción del -->
reino de Dios se revela en su amor ilimitado (Lc 13,29, pero también ya en Mc
2,15), que se hace visible en la universalidad del —> banquete de amor de sus
bodas a las que todos están invitados (Mt 2), pero que al mismo tiempo exige de
los convidados una disposición sin reticencías. Sólo los que mantienen una continua vigilancia (Mt 25,1-13), cuya vida en
este mundo está determinada por la tensión escatológica (--> Escatología), están
invitados al banquete de bodas. sm
Bolsa, generalmente de cuero, pendiente del cinturón o sujetada al cuello. Se
guardaban en ella las piedras para pesar (Dt 25,13; Miq 6,11) o el dinero (Gén
42,35; 2Re 5,23). Las grandes cantidades de dinero se guardaban en bolsas
selladas (Tob 9,5); de aquí deriva la imagen de la vida (1Sam 25, 29) o de la
perdición (Job 14,17), contenida en una bolsa sellada. he
Bondad de Dios. En el Antiguo Testamento se invoca a Dios como el ser bueno. El
suplicante considera a Dios como Señor auténtico del mundo y espera de él una
intervención en la historia del mundo en favor suyo (cf. las --> Lamentaciones,
que suplican la superación de un mal). Al mismo tiempo, el creyente es
consciente de que debe agradecer su propia existencia a la bondad exclusiva de
Dios (Sal 145,9) y de que será presa de la muerte apenas Dios retire de él su
bondad.
En el Nuevo Testamento se considera la bondad divina como el auténtico impulso
de la —> historia de la salvación. Dios llama a todos los hombres a su reino
(--> Reino de Dios) por su hijo. Con la --> encarnación de Jesús, se ha
manifestado a todos los hombres la bondad de Dios (Tit 3,4). Dios se revela
definitivamente como aquel que quiere manifestar a los hombres únicamente su
bondad, mientras que el Antiguo Testamento todavía tenía que vacilar y temblar
ante la reprobación absoluta de todo el género humano pecador por la —> ira de
Dios (Dan 2,44). La decisión de creer en Jesús como en quien nos alcanza el
reino de Díos y, por el mismo caso, la bondad divina (Jn 3,16s), hace que el
reconocimiento de la bondad divina en la creación y la súplica de bienes concretos e individuales pase a un segundo término, aunque esta idea de la
bondad divina sigue estando presente en el Nuevo Testamento, por ejemplo, en la
cuarta petición del padrenuestro.
Los sinópticos acentúan que la bondad divina, por medio de Jesús, llama a la
salvación en el reino de Dios a los pecadores y débiles especialmente y que, por
otra parte, esta bondad divina no excluye el juicio, ya que la llamada puede
perderse por culpa de la --> negligencia y del encadenamiento a este mundo (cf.
la parábola del banquete nupcial, Mt 22,1ss). El hombre está llamado a responder
con todas sus fuerzas a la bondad de Dios haciéndola llegar hasta sus -->
hermanos. Cierto que en este mundo la bondad de Dios está escondida y sólo es
visible para los que creen en Jesús; pero al final de este tiempo todos los
hombres la reconocerán y la bondad tocará en suerte a todos cuantos creyeron en
ella (Ef 2,7). do
Bueno. Esta palabra significa originariamente en el Antiguo Testamento algo que
produce en el hombre una sensación agradable o un bienestar; así, de una
muchacha hermosa se dice que es buena (Est 1,11), lo mismo que de una comida (Jue
19,6-9) o de un bienhechor en la necesidad (Gén 40, 14). Es bueno lo que hace
feliz y alegra la vida. La palabra hebrea top significa a la vez bueno y
hermoso. El relato sacerdotal de la creación conoce la fórmula estereotipada: «Y
vio Dios que era bueno»; «y he aquí que todo era muy bueno» (Gén 1,31). --> Dios
siente que su creación es hermosa, agradable, adecuada: toda la creación es
buena. Hay aquí una clara afirmación de la fe bíblica opuesta a todo -->
dualismo del bien y del mal. El —> mundo entero procede de Dios y, en cuanto
tal, es bueno en todos sus ámbitos. También el --> hombre es bueno, tal como
procede de Dios; Dios siente gozo por él. Lo bueno no
es todavía aquí un concepto moral; indica más bien la armonía entre la criatura
y su Creador y origen. El hombre se hace -+ malo sólo cuando y porque se cierra
a su Creador, cuando se niega a ser hombre y criatura (—> Pecado, -->
Alienación). Por su -> decisión libre contra Dios y contra sus —> hermanos se
hace malo el hombre; no lo era desde el principio.
El Antiguo Testamento no conoce ningún género de dualismo, que sólo aparece en
el horizonte bíblico en el género —> apocalíptico del judaísmo tardío,
especialmente en la época neo-testamentaria: los poderes del bien y del mal
combaten entre sí. Este combate alcanza su cumbre máxima en la lucha final. El
campo de combate es el hombre y en los hechos y decisiones de éste se libra la
batalla. Dios lucha contra los poderes del mal (--> Belial).
En el acontecimiento de Cristo están ya radicalmente derrotadas las fuerzas del
mal. En la —> resurrección de Jesús se ha manifestado definitivamente que la
creación de Dios es buena. «Sólo Dios es bueno», pero ningún hombre lo es, dice
Jesús (Mc 10, 18). Esta bondad de Dios se hizo acontecer definitivo en la -->
encarnación y muerte de Jesús; acontecimiento que exige y provoca la bondad del
hombre. Dios está aquí presente en favor del hombre y del mundo; la creación
entera debe hacerse —> nueva creación, ha de ser buena. gr
Burla —› Mofa, —> Sátira.
Buscar. La Biblia utiliza el significado religioso de este concepto para
indicar, de una manera absolutamente global, la actitud piadosa del hombre (un
«apoyarse en Dios»). El hombre bíblico sabe que esto sólo es posible si y porque
previamente Dios se ha vuelto a él por gracia (Is 65,1). El que sufre busca a
Dios en el santuario para suplicar, con oraciones y sacrificios, que se aleje la
desgracia. El
sentido de la interpelación cultual es que el que pregunta busca la decisión
divina en el --> oráculo (--> Oráculo profético; Am 8, 12). Pero el hombre puede
también elegirse a sí mismo, y no a Dios, como objeto de su búsqueda, en una
conversión egoísta y descaminada (Is 57,10; 58,3.13).
En el Nuevo Testamento, la búsqueda puede significar un preguntar conceptual del
hombre o, en el sentido griego, una búsqueda de la --> sabiduría y de una más
profunda comprensión (Act 17,27; 1Cor 1,22). En Mt 6,33, buscar significa un
preocuparse
167 por el reino de Dios, un insertarse dentro de los requerimientos divinos,
sin pretender la seguridad de lo terreno. En Mt 7,7ss, el concepto se emplea en
el sentido de la oración perseverante, que Dios promete oír. En Mc 8,11s, se
rechaza la petición de señales como una búsqueda temeraria. Del Hijo del hombre
se dice que va en busca de las ovejas perdidas, como un pastor, para salvarlas (Lc
19,10). En Jn 8,50 se trata de la gloria del Hijo. Jesús no busca su gloria,
sino que es el Padre el que entra en discusión con el mundo por aquella gloria.
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