Religiosidad popular en América Latina
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SUMARIO: A modo de introducción. - 1 Fuentes de la religiosidad popular en A.L.: a) fuentes indígenas y mestizas; b) fuentes afro-americanas; c) fuentes rurales; d) fuentes urbano marginales; e) fuentes de capa media. - 2 Nuevas influencias: a) los sincretismos modernos, b) prácticas funcionales. -3. Líneas características: a) la matriz tradicional; b)
el nuevo matiz. - Conclusión.


A modo de introducción

La Religiosidad Popular en A.L. está marcada por muchos factores, se desarrolla dentro de las estructuras de celebraciones, ritos, devociones, etc., consecuencia del proceso de evangelización, pero, junto a esto, es consecuencia también de otros muchos factores étnicos, culturales, sociales e históricos principalmente.

El calificativo de popular indica la vivencia religiosa de las grandes mayorías y se distingue con claridad de la religión que presentan los grupos acomodados, (aunque personas concretas de estos grupos puedan participar a veces de aquella). En la actualidad está muy influida por los grandes procesos sociales a los que está sometida A.L.: la crisis global, las migraciones, los desproporcionados suburbios de las grandes ciudades, donde desde la vivienda, toda forma de vida, y aun de posibilidad de culto religioso, es radicalmente distinta a lo tradicional, las mayorías empobrecidas y con identidad creyente, la consolidación de otras denominaciones religiosas...

La religiosidad popular presenta en A.L. un conglomerado ciertamente muy amplio con sus peculiaridades propias. Sobre alguna de estas peculiaridades aportamos perspectivas generales que nos ayudarán a comprenderlo. La contraposición a esta religiosidad popular no está tanto entre religiosidad y secularismo, sino, más bien, entre religiosidad popular y otras formas religiosas cuya vivencia en los sectores populares no es tan significativa. En este sentido entenderemos mejor la perspectiva de la religiosidad popular.

Queremos presentar sus fuentes primeras, sus nuevas influencias y los contenidos actuales más significativos, a la vez, y como punto final dedicaremos un breve espacio al tratamiento que de ella hacen los documentos del Celam en tres de sus Asambleas Generales: Medellín, Puebla y Santo Domingo.

Esta aportación, no puede ser de otra forma, se queda en el terreno de una breve descripción, sin penetrar en el análisis, ni siquiera intenta situar mejor los rasgos que se mencionan.

1. Fuentes de la religiosidad popular en A.L.

En A.L. las fuentes de la religiosidad popular tienen por los menos dos orígenes bien distintos: las que proceden de la implantación y desarrollo de la religión católica, y las que se derivan de otras culturas o formas religiosas subyacentes en el pueblo a través de diversas épocas y circunstancias.

De esta forma, en el transcurso de los cinco siglos, y con mucha complejidad, a veces con comprensión y tolerancia y a veces con desencuentros y rechazos, se ha ido formando el complejo conjunto de expresiones.

Todas las fuentes que vamos a señalar brevemente tienen hoy su importancia y es difícil el separar los elementos, ya que responden a culturas o situaciones que todavía permanecen en el entramado social. Nos referimos brevemente solo a aquellas cuya influencia es más notoria hoy:

a) Fuentes indígenas y mestizas

A pesar de siglos de expolio, estos grupos sobreviven y tienen sus manifestaciones religiosas muy peculiares: el quechua y aymara de los Andes, el conglomerado de etnias de Centroamérica y México, el centenar de pequeños grupos indígenas amazónicos. En su universo simbólico resaltan: lo comunitario, lo ético, el culto a los antepasados, a los espíritus buenos y malos, la hechicería, el culto a la Madre Tierra. Generalmente son festivos y contribuyen a la religiosidad popular no solo con símbolos autóctonos, sus ritmos, sus músicas, instrumentos, vestidos, danzas, y la participación de las autoridades comunitarias.

b) Fuentes afro-americanas

La trascendencia de esta fuente es grande en muchas zonas de A.L. sobre todo el Caribe, en el Brasil, en Venezuela y Colombia, en parte de la costa del Perú. Son muchos millones de negros que vinieron a Al., como esclavos y por aislamiento primero y su situación les ayudó a conservar sus tradiciones culturales y religiosas, y posteriormente influir en las formas religiosas de importantes sectores L.A.

Su sentimiento está marcado por el signo de la esclavitud. Añoran su tierra, su libertad anterior, y lo expresan en formas religiosas. Enfatizan la experiencia del trance y de ser poseídos, cultos como el candomblé o el vudú, la sanación física y espiritual, los bailes religiosos, la identidad como negros.

c) Fuentes rurales

No olvidemos que A.L. hasta mediados de siglo era un continente eminentemente rural y campesino. Las tres cuartas partes de su población estaban diseminados por el campo, las selvas, los valles y las sierras, generalmente en pequeños poblados, que, por las dificultades, tenían muy escasa y casi siempre puntual presencia de sacerdotes.

Sin embargo el esfuerzo de la Iglesia por evangelizar fue grande y constante. Ha logrado dejar signos claros de una época mejor: sembró de templos, capillas, patronos, y tradiciones religiosas los lugares más remotos.

En medio de estas grandes dificultades, las poblaciones rurales, han logrado conservar las tradiciones y las formas religiosas implantadas desde tiempos seculares. El tesón y el esfuerzo que tuvieron que poner para conservarlo, les hace ahora más firmes en su deseo de mantenerlo sin cambios.

Este medio rural y sus habitantes, aunque hoy muchos de ellos estén en los suburbios de las grandes ciudades, es sin duda, la fuente más importante de la religiosidad popular.

d) Fuentes urbano marginales

Pertenecen ya a la última mitad de nuestro siglo. Su abanico de manifestaciones religiosas se dan en torno a su precariedad y a la lucha por la supervivencia. Un denominador común es la búsqueda de identidad, por eso los grupos pequeños son ellos muy importantes. Los migrantes, añoran su identidad y se agrupan por los lugares de origen, recrean sus fiestas religiosas, mantienen los valores de los alimentos de la sierra, de la medicina tradicional, los chamanes siguen teniendo una gran influencia.

La estructura eclesiástica apenas está presente porque el fenómeno masivo ha desbordado todas las previsiones y posibilidades, el grupo urbano marginal mantiene con dificultades (o con menos esplendor) sus tradiciones, un observador demasiado rápido diría que se mantienen con brillo, sin embargo, no solo muchas se pierden (porque hay pocos migrantes del lugar, sino que otras varias reducen su espectacularidad).

Esta nueva perspectiva aporta ahora también otras singularidades de la religiosidad popular: los pequeños grupos en los que se sienten valorados, por eso tienen, en este medio, tanta aceptación las sectas religiosas que cuidan al máximo el sentido de pertenencia.

e) Fuentes de capa media

Quizá donde es más significativa esta perspectiva es los países más importantes: México, Brasil y los países del Cono Sur. Lo específico de ellos es sin duda, la utilización de la religión como medio de ser "progresista", de crecer en el "status social". De esta forma se integran a sectores económicos, sociales o políticos más significativos y toman la religión como una forma de resolver sus problemas.

En la Iglesia Católica recurren a integrarse en formas valoradas (Hermandades, Cofradías, en las que incluso ocuparán cargos directivos), pero también pueden buscar otras formas filantrópicas o seudo-religiosas, de reconocido "status social": Mormones, Club de Leones, Rosacruces, o grupos de prácticas esotéricas o espiritistas.

2. Nuevas influencias

La religiosidad popular en A.L. también ha recibido en la época moderna otras nuevas influencias que tienen una fuerte significación en el desarrollo de la concepción y relación con la fe, las formas religiosas, y aún los espíritus. Nos referiremos solo a dos de ellas: las que nacen de una relación con otras formas y las que utilizan no solo inadecuadamente, sino fanáticamente las formas religiosas, para obtener beneficios.

a) Los sincretismos modernos

La práctica de la religión tradicional no impide que en ocasiones se acepten y se unan otros elementos bien religiosos, bien animistas, que se reciben sobre todo por influencias de personas que llegan de otros lugares (Europa, Asia) y también por la masiva presentación que, de una u otra forma, hacen los medios de comunicación. Destacan todas las prácticas de llamada a los espíritus, generalmente en reuniones semiclandestinas, y con gente especialmente invitada. Entre los jóvenes están haciendo daños las prácticas a modo de juego como el de la "uija".

Esto ayuda también a resurgir con fuerza prácticas antiguas (aunque nunca habían desaparecido) como toda la cultura del curanderismo e incluso los que pueden contra el "mal de ojo", o los que se dedican a "limpiar" (purificar) las casas, las ropas y las personas porque "les están haciendo mal". Muchas personas católicas y aun practicantes, ante el problema de su salud, dificultades en la vida, y todo lo relacionado con los problemas amorosos, acuden a quien "sana" o "limpia" con otros recursos y aún con otros ritos, no exentos ni mucho menos de elementos católicos: cruces, imágenes, agua bendita, incienso, etc.

Otras veces se admiten nueva formas para alcanzar dinero, o para progresar en la vida, incluso para situarse modernamente bien en relación con los espíritus o para admitir la novedad de otras religiones practicadas por personas que han progresado en la vida. Aun así, en la mayoría de los casos, tampoco suele haber un abandono de su fe o de sus prácticas religiosas.

b) Prácticas funcionales

Aquí situamos algunas nuevas formas de la práctica religiosa que utilizan la tradicional religión católica, de forma fanática e inadecuada, simplemente para obtener lo que ellos necesitan o reclaman, por el solo hecho de "cumplir rigurosamente con unas formas dadas". En realidad no son nuevas, pero sí, en estos últimos tiempos, quizá se han fortalecido más.

Recordamos toda la gama de promesas y de mandas, (fuertemente extendidas en el pueblo L.A. tanto para pedir como para agradecer) visitas a santuarios, rezos preceptivos donde se exige exactitud completa. Las famosas cadenas de oraciones con obligación de enviar a otras personas (si no lo hacen caerá la desgracia sobre ti o tu familia).

Siguen teniendo bastante fuerza las prácticas de ascética corporal, como andar descalzo en largas procesiones, o peregrinar a santuarios, realizadas por algunas personas, sobre todo en las manifestaciones religiosas de grandes solemnidades y a santuarios de mucha tradicción o procesiones más significativas.

Entre todo lo mencionado, unas son prácticas antiguas que permanecen quizá ahora un poco al margen del actual sentimiento religioso. Otras introducen en una práctica, que bien llevada puede ser correcta, elementos mágicos que prevalecen sobre ella y la convierten en inadecuada. Finalmente, algunas son prácticas nuevas fuera de todo correcto sentido religioso.

3. Líneas características

Después de lo manifestado, es más fácil ahora entender las líneas características actuales de la religiosidad popular en Al., algunas de ellas entroncan con aspectos ya expuestos, otras aparecen por primera vez, como resultado de las nuevas circunstancias. Destacamos solo algunas de las principales:

a) La matriz tradicional

1) Fiestas y procesiones. Las manifestaciones tradicionales tienen una gran importancia en la religiosidad popular actual: las hermandades y cofradías, las procesiones, las fiestas tradicionales, los santuarios, siguen siendo de una enorme atracción, no exenta de dificultades,

El pertenecer a una Hermandad o Cofradía, a veces puede significar que ya "se es católico" y da derecho a reclamar que persistan formas de culto a veces ajenas a la realidad tanto eclesial como social. La procesión es no solo la manifestación más popular en el ámbito religioso, sino también una gran concentración de personas de toda clase y condición.

Este sentido tradicional tiene una gran importancia. Ignorar, desconocer todo este potencial, no solo sería en vano, sino que, peor todavía, impediría quizá el poder aprovechar circunstancias y aun personas valiosas y posibilidades de que puedan penetrar las nuevas formas religiosas.

Sin embargo, muchas veces esta forma tradicional, "muy autónoma" y "cultural" conlleva excesos que provocan tensiones y enfrentamientos con la Jerarquía, difícil panorama en este aspecto, que requiere toda clase de tacto y prudencia, no exenta de profetismo.

2) Los signos. Quizá una de las características más clara y central de la religiosidad popular es el significado simbólico y el uso de toda clase de signos. Sin duda que esto guarda mucha relación con el estrato social y las formas culturales y aún la "formación religiosa" que aún permanece en ellos

Los santos tienen un lugar muy central en su religiosidad, pero no como "personas a imitar por sus virtudes" sino como personas poderosas que pueden depararles sus favores. No por eso consideran a lo santos lejanos a ellos, son santos "de cada lugar", que tienen fuerza en una comarca o en un país, de tal forma que se convierten en sus santos, a los que de siempre han invocado y cuya fiesta es obligatorio celebrar.

Hay también santos "no-oficiales", es decir no canonizados por la Iglesia, que no están en los altares, pero sí en el corazón del pueblo sencillo y gozan de amplia veneración: es el caso del la Difunta Correa en Argentina, las "animitas" en Chile; Sarita Colonia en el Perú, el Dr. Hernández en Venezuela y Colombia, el niño Fidencio en Méjico.

Es muy grande la profusión de imágenes, medallas, cuadros, etc., asimismo el simbolismo que para ellos tienen el cirio, el agua bendita, el incienso. Entre lo signos por excelencia está la Cruz. No hay pueblo en A.L. (principalmente en los países andinos), cuyo cerro más cercano no esté rematado por una Cruz, llena de simbolismo y de recuerdos de la Pasión. La fiesta de la Cruz de Mayo es una de las de mayor devoción. Y la imagen del Señor Crucificado junto a la de la Virgen María (ambas bajo diversas acepciones) sin duda devociones centrales en la religiosidad popular de A.L.

Finalmente un recuerdo especial a la importancia de lo sagrado, manifestada en la necesidad y aprecio de la bendición. Se aprecia la bendición del sacerdote sobre las personas y sobre las cosas. Se pide la bendición de las casas, los campos, los vehículos, los negocios, los implementos deportivos, de forma no esporádica, sino mayoritaria. Es una necesidad religiosa para algunos, y seguramente una costumbre y ocasión de reunión social para los demás.

3) Los espíritus. La religiosidad popular está en una fuerte relación con la "otra vida" donde los espíritus viven. Todo esto está cubierto de formas culturales, de tradiciones, de cultos esotéricos, etc., pero tiene una especial significación en el culto a los difuntos.

La religiosidad popular tiene un enorme respeto a los difuntos. Su recuerdo, el ofrecimiento permanente de oraciones y misas para los difuntos, es algo que está muy dentro de su cultura. La muerte, tan cercana en esto pueblos, se convierte a la vez en algo religioso. La obligación con el difunto no termina con su muerte.

Se tiene, sobre todo en los ambientes rurales, la convicción de que la muerte es un tránsito, por eso necesita de sus familiares y amigos que le velen, que le acompañen sino que el velatorio, le ayudará, es un momento "religioso" del cual participa, en los pueblos andinos, el "chakchar" la hoja de coca y el recitar costumbres ancestrales. A veces el agua y la comida que se pone cerca del cadáver significa que lo puede necesitar en su "viaje".

El difunto tiene sus derechos. No hay familia por pobre que sea, que no intente un entierro digno, una sepultura, el agasajo a los presentes, las flores, la música, la misa de cabo de año realizada con dignidad y comida para todos, son costumbres que indican la relación que se sigue guardando con el difunto que "reclama". El no cumplir eso sería exponerse a un "castigo".

b) El nuevo matiz

Toda esta religiosidad del pueblo pobre y sencillo se está llenando también de nuevas formas religiosas que constituyen ya parte de su acerbo, nos vamos a referir brevemente solo a tres: las pequeñas comunidades, la formación bíblica y la relación fevida.

1) Las pequeñas comunidades. Es en los suburbios de las grandes poblaciones y en los lugares más marginales de las poblaciones medias donde se está dando con fuerza el fenómeno de los pequeños grupos o comunidades.

El desarraigo (por haberse formado con gente de aluvión), las necesidades comunes de todo tipo, hacen que el lugar de residencia sea un lugar importante para el surgimiento de los grupos naturales: educativos, de promoción de la salud, del barrio y también religiosos.

La nueva forma de entender la religión, de participar con más plenitud, de reflexionar sobre aspectos de la fe, de preparar mejor los sacramentos de sus familiares, hasta de participar en celebraciones de las capillas o parroquias más cercanas, hacen que surjan con fuerza estos grupos o Comunidades de Base, que dan lugar a la reflexión y a la práctica de una nueva forma de religión.

Cuando esto sucede, ocupa para las personas que participan un lugar central en sus vidas y les da la alegría de haber encontrado algo que necesitaban: entender y practicar mejor la religión que les ayuda a conocer mejor a Jesús y les que les entronca con la misma vida. Los programas para la preparación a los sacramentos tiene mucho que ver en todo esto.

2) El manejo de la Biblia. Por una parte el impulso del Vaticano II hacia una mayor lectura y reflexión bíblica para todos los cristianos y por otra parte la agresión de las sectas (cuyos miembros todos usaban la Biblia, que les era explicada, aunque a veces de forma fundamentalista), despertó en los católicos L.A. la necesidad de promover su lectura y reflexión tanto personal como en los grupos.

El uso de la Biblia se hace más constante y aún popular: en las reuniones, en la formación de los catequistas, en las clases de religión de los centros educativos. Se organizan cursillos, campañas bíblicas a precios muy asequibles. La Biblia pasa así a ser un elemento principal en la formación y práctica religiosa.

Un grupo de teólogos y pastoralistas de A.L. hace una traducción importante por el lenguaje y las introducciones más comprensibles en A.L. El éxito es importante (publicada en 1972 tiene hoy más de alrededor de 90 ediciones) y se ha repartido y se está usando con mucha profusión.

Se desarrolla así una conocimiento más personal y completo de la Historia de la Salvación, se medita en silencio personal, se introduce la lectura y reflexión en grupos, se ayuda a que ilumine la práctica.

La Biblia es apreciada, valorada y aún requerida por muchas personas que comienzan a usarla con gusto y enseñar su uso a los demás.

3) La fe unida de la vida. Un tercer rasgo importante en la nueva perspectiva de la religiosidad popular es el nuevo contenido que se da a las prácticas religiosas, las antiguas y las nuevas.

Las dificultades que padecen los creyentes de sectores populares y la nueva forma de entender la religión, hacen que encuentren en ella una perspectiva distinta y a la vez más cercana para abordar los problemática de su vida.

Se reconocen y valoran aquellos pasajes bíblicos y la reflexión teológica que aportan nuevos contenidos en estrecha relación con su vida de opresión, de sufrimiento, de ansias de liberación. Hay un claro discernimiento de lo que significa seguimiento de Cristo, y lo que significa alienación, o prevalencia de formas opresoras. Quizá hasta las mismas prácticas religiosas toman nuevos contenidos.

No hay separación, no es uno el momento religioso y otro el momento de la vida. Vida y religión están regidas por el mismo y único Dios.

Conclusión

No se puede entender bien la religiosidad de A.L. sin desentrañar con toda su fuerza el aspecto de la religiosidad popular tanto por sus dimensiones como por su hondo calado.

Los documentos de las Asambleas Generales del CELAM así lo entienden y muestran su postura en relación a la misma:

Medellín tiene una postura de reconocimiento de los valores de fondo que contiene a la vez que una advertencia sobre sus rasgos mágicos y fatalistas, para concluir en la necesidad de impregnar de Evangelio, todas las manifestaciones de la religiosidad popular y que se procure la formación de las comunidades eclesiales.

Puebla sigue prácticamente en estas mismas orientaciones aunque da una mayor relación a la religiosidad popular con la cultura del pueblo y como campo de evangelización, puesto que encierra un "clamor para una verdadera liberación". Señala también los aspectos positivos: sentido de Dios, sabiduría, oración, caridad, etc., y los negativos: ignorancia religiosa y separación fe y vida.

Santo Domingo, centrada en la necesidad de la nueva evangelización, tiene buen cuidado en reconocer los valores que la primera evangelización ha dejado. Si se necesita ahora una nueva evangelización es por el divorcio entre fe y vida que produce situaciones de clamorosa injusticia y desigualdad. Valora la religiosidad popular como una expresión privilegiada de la inculturación de la fe, aunque también presenta elementos ajenos a la religión católica y por lo tanto hay necesidad de purificarla. El centro de su purificación está en la conversión.

BIBL. — ALVAREZ, CARMELO, "Celebremos la fiesta" Una liturgia desde A.L. Editorial DEI. San José. De Costa Rica 1986; AA.W., "Religiosidad popular" Equipo Seladoc. Ediciones Sígueme. Salamanca. 1986; CELAM: "Documentos de las Asambleas Generales de Medellín, Puebla Y Santo Domingo", Ediciones del CELAM. Bogotá 1992; IRARRAZABAL, DIEGO, "Religión popular" en "Mysterium Liberationis", tomo II, págs. 345-375. 2° edic. Editorial Trotta. Madrid 1994; IRARRAZABAL, DIEGO, "Religión del pobre y liberación en Chimbote". Centro de Estudios y Publicaciones. Lima. 1978; IRARRAZABAL, DIEGO, "Religión popular" en "Mysterium Liberationis", Tomo II, 2° edición, págs. 345-375. Editorial Trotta. Madrid 1994; LIBANIO, J. B., "La Iglesia en la ciudad" en Se-lecciones de Teología, num. 146. Año 1998. Facultad de Teología San Cugat del Vallés. Barcelona; MALDONADO, LuIs, "Religiosidad popular" en "Conceptos fundamentales del cristianismo", págs. 1184-1196. Editorial Trotta. Madrid 1993; MARZAL, MANUEL, "Estudios sobre religión campesina". Centro de Estudios y Publicaciones, Lima 1977.

Daniel Camarero