HOMILIA DEL DOMINGO XXVIII.- CICLO C

LA CURACIÓN DE DIEZ LEPROSOS Y EL SAMARITANO AGRADECIDO

I.- INTRODUCCIÓN

El relato presenta a Cristo con plenos poderes para socorrer el infortunio que aparta a un grupo de desgraciados de la convivencia social.

Jesús libera a esos marginados de su condición de proscritos. Una vez más Jesús es fuente de curación que derrama su benevolencia sobre lo más necesitados.

II.- CONTRASTE ENTRE GRATITUD E INGRATITUD

Jesús Maestro, ten piedad de nosotros. Al verlos les dijo: "Id a presentaros a los sacerdotes" Mientras iban quedaron sanos. Uno de ellos que era samaritano, como no conocía la ley judía volvió glorificando a Dios en voz alta y cayó de bruces a sus pies dándole gracias. Era samaritano.

Los otros siguieron hasta llegar a donde estaban los sacerdotes, y no volvieron para agradecer su curación.

III.- CONTRASTE ENTRE EL SAMARITANO Y LOS NUEVE JUDÍOS

¿Por qué no volvieron los nueve judíos, después de presentarse a los sacerdotes?

Engañados por los sacerdotes a quienes se presentaron, como éstos difamaban la doctrina de Cristo, atribuyeron la curación a la observancia de la ley y no al poder de Cristo.

Es la ingratitud judía a Cristo, por no reconocer el tiempo de la visitación del Señor que les llevó al descuido, rechazo y finalmente a la pérdida de Cristo.

Aquí tenemos una lección importante y es que se podían experimentar milagros de Cristo de dos maneras, una, creyendo en su poder pero sin entrega y rendición a su soberanía y otra entregarse a Cristo y a su discipulado lo cual traía la salvación.

El samaritano con su comportamiento se hizo discípulo de Cristo y por eso Cristo le dijo: "TU FE TE HA SALVADO"

Podíamos aplicar esto a nuestra vida que a veces hace Cristo maravillas en ella y esto no nos sirve para entregarnos más a él.

IV.- EL SAMARITANO ES FIGURA DE LA VOCACIÓN DE LOS PAGANOS

Un samaritano, pagano, al verse curado, se volvió a dar gracias a Cristo.

Jesús lamentándose añade ¿No se halló a nadie que volviese a dar gloria a Dios sino este extranjero de otra raza, es decir extraño a la casa de Israel?

En este extranjero que volvió a diferencia de los demás que no quisieron volver se prefiguró la vocación y fe de los paganos que vendrían a la fe de Cristo y el rechazo y deslealtad de los judíos que seguirían en el error.

El Señor a los diez mientras iban de camino los curó en el cuerpo y en el alma pero los nueve judíos, después perdieron la gracia y se hicieron ingratos al perder la fe en que habían sido curados por Cristo y descuidaron dar gracias a Dios por los beneficios recibidos.

V.- LA GRATITUD A DIOS

¿Fue agradecido Cristo? Jesús fue siempre sensible a la gratitud, en primer lugar fue agradecido a su Padre:

"Te doy gracias Padre porque siempre me escuchas" (Jn 11, 42), cuando pidió a la samaritana dame de beber y ella le ofreció el recipiente con agua, Él se lo agradeció.

Cuando Marta y María se afanaban por Él, el también se lo agradeció con gracia y poder, resucitando a su hermano Lázaro y cuando el banquete de Simón llegó la Magdalena y vertió el bálsamo preciosos sobre sus pies y se los secó con sus cabellos. Jesús agradecido dijo:

"Este gesto se recordará por todas las generaciones"

Jesús, fue sensible también a la gratitud del leproso samaritano, más no por su propia satisfacción sino porque en relación con Dios, la gratitud es una forma de fe y de amor.

1º.- En primer lugar es una expresión de fe. La fe nos hace ver que estamos en manos de Dios y que todo lo que nos sucede está inscrito en un designio de amor. Por la fe, en el transfondo de todo lo(bueno) que nos sucede, vemos a Dios, no solo en lo bueno sino también en lo malo vemos que puede ser para nuestro bien espiritual y esta visión nos lleva a la gratitud.

2º.- En segundo lugar, hacernos conscientes de todos los dones y gracias para agradecérselo a Dios, es el mejor medio para llegar a la contemplación del amor de Dios y de conseguir nuestra respuesta de amor.

3º.- Además la oración de acción de gracias es la más perfecta, incluye la adoración. Estamos acostumbrados a pedir a Dios cosas pero son pocos los que se acuerdan de darle gracias. Le ofrecen muchas misas para pedir ciertas gracias pero se dicen pocas (misas) para darle gracias.

VI.- APLICACIÓN A NUESTRA VIDA

La principal lección de este evangelio es la gratitud; por eso en la 1ª lectura se pone la curación de Naamám el sirio, que volvió con un obsequio al profeta Eliseo para agradecerle su curación.

En este evangelio el Señor reprende a los que son ingratos a sus beneficios.

A Dios le desagrada la ingratitud porque es la raíz de todo mal espiritual porque obstruye la fuente de la divina misericordia sobre el hombre; "Porque si no reconocemos sus beneficios no amamos al Señor, cuanto más asciendes en su bondad tanto más enardeces en su amor" (San Jerónimo)

La ingratitud nace de la arrogancia, cuando uno se juzga digno de los beneficios de Dios, es digno darle gracias siempre, porque Dios no cesa nunca de hacernos bien.

TODO ES DON Y TODO ES GRACIA ¿QUÉ TIENES QUE NO HAYAS RECIBIDO?

Hay que dar gracias a Dios por todos los beneficios, dicen los Proverbios (23,1) "Que ninguno de los bienes de Dios queden sin acción de gracias, ni grandes, ni medianos, ni pequeños"

¿Cómo debemos dar gracias?

a).- Debemos dar gracias a Dios no sólo con palabras sino también con obras.

Ayudando a los demás con los dones que hemos recibido, como dice San Pablo "Lo que habéis recibido gratis dadlo gratis".

b).- Debemos dar gracias a Dios no solo de los bienes nuestros, sino también ajenos. Así apagaremos la envidia y alimentaremos la caridad.

"Pues no podrás envidiar a aquellos por cuyos bienes des gracias y te alegras" (San Juan Crisóstomo).

c).- La mejor manera de dar gracias a Dios es en la Santa Misa, (Eucaristía significa acción de gracias) porque en ella Cristo hace suya nuestra acción de gracias y la ofrece al padre para que nos sirva de salvación.

Hay que educar a los niños desde muy pequeños, enseñándoles a dar gracias a Dios por la noche al acostarse y al levantase diciendo:

"Señor que bien que hayas querido que yo existiera, gracias por un nuevo día".

Hay que enseñarles a los hijos, dándoles ejemplo, a ser agradecidos con los que nos han hecho bien; cuando una persona les hace un regalo o les ayuda en algo, sobre todo a los padres que son nuestros mayores benefactores, siguiendo en esto la enseñanza de la Sagrada Escritura, recordando que dice" aunque chochee no le abochornes". No hay que olvidar lo que dice la experiencia de la vida si un padre se comporta mal con sus padres así se portarán sus hijos con él, y al contrario, es de bien nacidos el ser agredidos.

La gratitud a Dios y a nuestros benefactores es el verdadero fundamento de la auténtica solidaridad humana.

Más aún la gratitud es la madre de todas las virtudes, si nosotros fuéramos agradecidos a Dios por todos sus dones y gracias, nuestra vida cambiaría radicalmente.

Espiritualmente la lepra del alma es el pecado mortal.

La lepra, corrupción de la carne, es símbolo de la corrupción del alma que es el pecado, la corrupción del espíritu es peor que la corrupción de la carne.

El pecador está tan corrompido que los que viven con él se contagian con su convivencia.

¿Qué debe hacer el pecador para sanar?

El pecador que quiere sanar debe ir al encuentro del Señor y decir:

"Señor Jesús, Hijo de Dios ten compasión de este pobre pecador, si tu quieres puedes sanarme"

El Señor te contestará, ve al sacerdote y confiesa tus pecados, aunque los pecados se perdonan por la contrición (Sal 32, 5) sin embargo el hombre está obligado a confesar sus pecados.

Por eso no omitas mostrarte al sacerdote, por su juicio serás tenido por limpio, sino seguirás siendo impuro por el desprecio y la negligencia.

VII.- ORACIÓN FINAL

Señor Jesús, Hijo de Dios ten compasión de mi, pecador si quieres puedes limpiarme, si quieres puedes sanarme.

Dame que tenga siempre presente tus beneficios y que de todos dé gracias y ayude a los demás con los dones y gracias de ti recibidos.