Purgatorio |
101.- El purgatorio es el sufrimiento de las almas que no se condenan por no
haber muerto en pecado mortal, pero tienen que purificarse, de algún rastro de
pecado, antes de entrar en el cielo .
101,1. La existencia del purgatorio es dogma de fe(1014).
Esta definido en los Concilios de Lyon y Florencia .
También en el Concilio de Trento .
San Pablo indica que hay purificación más
allá de la muerte(1015).
Y supone que se puede ayudar a los muertos(1016).
Como los del cielo no lo necesitan, y en el infierno
esto ya no es posible, San Pablo se refiere a las almas del
purgatorio.
Cristo dice que daremos cuenta de cualquier palabra ociosa(1017),
es decir, hasta de las faltas más pequeñas. Pero del infierno no sale nadie(1018),
y no parece adecuado un infierno eterno para las faltas pequeñas. Hay pecados
que no son para la muerte(1019).
Por otra parte, dice el Apocalipsis que en el cielo no
entrará nada manchado(1020).
Luego tiene que haber un medio para purificarse de las
pequeñas faltas que no merecen un infierno eterno, pero que con ellas no se
puede entrar en el cielo. Eso es el purgatorio.
«Los que mueren en la gracia
y la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de
su salvación eterna, sufren una purificación después de su muerte a fin de
obtener la santidad necesaria para entrar en el gozo de Dios»(1021).
El peor sufrimiento del purgatorio es ver que se
retrasa el estar con Dios, que se desea con ansiedad.
Todos debemos ser muy
devotos de las almas del purgatorio. Los que están allí sufren mucho hasta que
les llegue la hora de entrar en el cielo. No pueden merecer nada para ellos
mismos ; pero desde este mundo podemos abreviar sus sufrimientos, ofreciendo por
ellos misas, oraciones y buenas obras .
Debemos preocuparnos sobre todo de
nuestros parientes difuntos, que quizás estén todavía en el purgatorio . Quien
no socorre a las almas del purgatorio merecer ser él también abandonado cuando
se muera.
Si logro con misas, oraciones, etc., sacar un alma del purgatorio,
tendré en el cielo para siempre un alma agradecida , que se interese por mis
cosas y me ayude en mis necesidades .
101,2. Algunas personas buenas, conscientes de lo necesitadas que están las
almas del purgatorio, y de lo mucho que les podemos ayudar desde aquí
ofreciéndoles sufragios, hacen lo que se llama ¿voto de ánimas? que consiste en
renunciar a todo el valor satisfactorio que podemos alcanzar, para ofrecerlo en
beneficio de los difuntos, comprometiéndonos a pagar nosotros en el purgatorio
todo lo que debamos por nuestros pecados .
Este acto nos hace ganar mucho
mérito delante de Dios. La Iglesia lo llama «Acto heroico de caridad» y
Jesucristo no puede dejarlo sin premio, pues dijo: «Bienaventurados los
misericordiosos, porque alcanzarán misericordia»(1022).
Pues si con esto alcanzamos la misericordia de una
buena muerte, qué más queremos?
Para hacer este voto, no hay que rezar
ninguna oración especial. Basta con un acto de la voluntad, una ofrenda hecha
con el corazón. Pero si se quiere, puede emplearse la oración siguiente:
«Yo
te ofrezco, Señor, por las almas del purgatorio, todas las obras satisfactorias
de mi vida entera, y todas las que por mí se ofrezcan después de mi muerte. Te
las ofrezco en unión de los méritos de Jesús y de María , y en manos de Ella las
deposito para que las aplique según su voluntad. Dígnate aceptar este
ofrecimiento, y ayúdame a vivir y a morir en tu santa gracia. Amén».
Es
aconsejable renovar a menudo este ofrecimiento. De suyo, aunque se llama voto,
no es verdaderamente un voto, que obligue bajo pecado, y puede deshacerse en
cualquier momento a voluntad del que lo hace.
La excelencia del voto de
ánimas puede deducirse del gran número de personas insignes en dignidad, ciencia
y santidad que lo han hecho(1023).
102.- El cielo y el infierno no se acabarán porque son eternos.
102,1. Ni en el cielo es posible pecar, ni en el infierno es posible el
arrepentimiento . Por eso son eternos.
103.- Llegará un día en que el mundo se acabe.
103,1. Jesucristo habló del fin del mundo repetidas veces en su vida .
Lo
que no sabemos es cuándo será ese día. Dijo Jesucristo que nadie sabe el día en
que será el fin del mundo .
104.- Entonces vendrá la resurrección de los muertos y el juicio final de todos los hombres . Dios dará vida a nuestros cuerpos mortales .
104,1. La resurrección de los muertos es dogma de fe . Está definido en el
Concilio IV de Letrán(1024).
Entonces todos seremos presentados «ante el tribunal de
Cristo para recibir el premio o el castigo de lo que hayamos hecho en esta
vida»(1025).
«Los que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección
de vida; y los que hayan hecho el mal, a una resurrección de condenación»(1026).
«Los de la izquierda irán al tormento eterno, mas los justos a la vida
eterna»(1027).
Cristo es la Cabeza del Cuerpo Místico. La resurrección
de la Cabeza, que es Cristo , es prenda de la resurrección de todo el Cuerpo,
que somos nosotros.
Cuando llegue el fin del mundo, todos los muertos
resucitarán con el mismo cuerpo que tienen ahora , para no volver a morir. Los
justos tendrán su cuerpo glorioso, perfecto, y sin los defectos que ahora
tenemos . Esto es un milagro. Aunque es difícil de comprender , sabemos que
sucederá así, porque es dogma de fe.
«Sería temerario decir que es imposible
que Dios conceda al cuerpo resucitado propiedades que ya se encuentran en los
elementos que constituyen la materia en nuestros laboratorios. Nadie tiene
derecho a negar a Dios esa posibilidad. Dios lo único que no puede hacer es lo
absurdo o contradictorio. Esto no es absurdo ni contradictorio; esto tiene base
en la ciencia de hoy»(1028).
Según opinión de gran número de teólogos y de Santos
Padres, resucitaremos en la plenitud de la vida, con los caracteres de la
naturaleza humana en su más pujante, lozano y perfecto desarrollo(1029).
Y sin los defectos que hallamos tenido en esta vida . Pero esto, aunque es
opinión teológica muy razonable, no es dogma de fe .
Resucitar con el mismo
cuerpo significa recobrar la propia vida en todas sus dimensiones auténticamente
humanas: no perder nada de todo aquello que ahora constituye e individualiza a
cada hombre .
Resucitaremos con nuestro propio cuerpo , aunque no
necesariamente con la misma materia, que ha cambiado repetidas veces a lo largo
de toda la vida con el metabolismo. Soy el mismo, pero no lo mismo. Identidad de
la persona, no identidad de las moléculas. Soy la misma persona, pero no tengo
la misma materia. Resucitaré yo mismo; los átomos que compongan mi cuerpo es lo
de menos.
Quizás a muchos la idea de nuestra resurrección se les haga más
increíble porque tienen una idea equivocada de ella. Creen que Dios tendría que
andar recogiendo los átomos que un día formaron parte de un determinado
organismo y están dispersos por todo el mundo para volverlos a juntar y formar
de nuevo aquel cuerpo. Pero lo que hace que sea el mismo hombre no es que tenga
numéricamente el mismo cuerpo, sino que sea la misma persona. De hecho, a lo
largo de la vida, hemos ido renovando todos los átomos de nuestro cuerpo y
seguimos siendo la misma persona. La resurrección no es problema de rigurosa
identidad corporal, sino de rigurosa identidad personal .
Hoy la Iglesia
permite la incineración de los cadáveres , por las dificultades de espacio que
hay en los cementerios de las grandes ciudades(1030).
No hay para Dios ningún problema cuando llegue el
momento de la resurrección.
El destino de estas cenizas puede ser variado.
Mientras la Iglesia o la ley civil no digan otra cosa se puede depositar el
cofre con las cenizas en un nicho familiar, o lanzarlas al mar, rajando
previamente la bolsa de plástico que las contiene para que se dispersen. Pero
siempre tratándolas con todo respeto, según el deseo de la Iglesia.
104,2. Los Testigos de Jehová confunden la resurrección del juicio final con
una resurrección a corto plazo. En un libro que publicaron el 1974 titulado ¿Es
esta vida todo lo que hay?? dicen en la página 165 que muchas personas que viven
hoy no morirán nunca , y que miles de millones de personas que ahora están
muertas pronto vivirán de nuevo. Piense en el gozo de poder tener de nuevo la
compañía de amigos queridos y parientes amados, oír sus voces familiares y
verlos con buena salud (página 175). Engañadas por esta mentira en Quintana de
la Serena (Badajoz) me dijeron que una mujer, que tenía a su marido en la tumba,
no cerraba la puerta por la noche esperando que él se presentaría de un momento
a otro; y en Caravaca de la Cruz (Murcia) me dijeron de otra que después de
morir su marido le encargó un traje nuevo para que se lo pusiera cuando volviera
del sepulcro. Hay derecho a engañar así a la gente sencilla?
Los Testigos de
Jehová hablan de una segunda posibilidad después de la muerte. Pero Jesucristo
nunca habló de esta segunda posibilidad, sino que siempre enseñó que la muerte
fija definitivamente la suerte eterna de todos los hombres. Por eso las
advertencias constantes a estar preparados: «Velad, no sabéis ni el día ni la
hora»(1031).
104,3. La resurrección no tiene nada que ver con la reencarnación del
hinduismo y del budismo.
La invasión que hemos sufrido en España de
predicadores de otras religiones ha ocasionado un tremendo confusionismo en
muchas ideas de los católicos. Una de ellas es la reencarnación de los muertos
en un animal o en otra persona. Esto es totalmente inaceptable para un católico
. Dice la Biblia: «Es destino de los hombres morir una sola vez»(1032).
«El hombre es esencialmente hijo de Dios, lo cual exige
el poder conocerle y amarle, y esto no sería posible si se reencarnase en una
rana o en un escarabajo. Ni tampoco en otro hombre, pues cada persona es
responsable de sus propias obras, y nadie puede cargar con la responsabilidad de
las obras de otra persona. Cada uno de nosotros es total y exclusivamente
responsable de sus propias obras. La responsabilidad de nuestra persona humana
dura lo que dura nuestro uso de razón en esta vida entre el nacimiento y la
muerte. Ni estamos nosotros pagando los pecados de otros, ni nadie pagará los
pecados de los que sólo nosotros somos responsables»(1033).
105.- En lo dicho hasta aquí se contiene todo lo que hay que creer para salvarse.
105,1. El que -fiado de la palabra de Dios- cree las verdades que la Iglesia
enseña como reveladas por Él, se dice que tiene fe. El católico debe creer todo
lo que Dios ha revelado y la Iglesia nos propone par ser creído.
Las verdades
de la fe debemos creerlas, porque Dios, que no puede engañarse ni quiere
engañarnos, nos las enseña por medio de Nuestra Santa Madre la Iglesia,
divinamente asistida por Él. Dios no revela directamente a cada uno las verdades
que debemos creer; sino que ha hecho a la Iglesia depositaria de estas verdades
y la ha encargado el enseñarlas.
El cristiano sabe que Dios no puede
equivocarse porque es la Sabiduría infinita, y que no puede engañarle, porque es
la Verdad suma. Por eso tiene fe en Dios. La fe consiste en una sumisión de la
mente humana a las verdades o misterios sobrenaturales revelados por
Dios.
106.- La fe es tan necesaria como las buenas obras.
106,1. Quien no cumple los mandamientos no puede salvarse. Dice el
Apocalipsis:«Los muertos serán juzgados conforme a sus obras»(1034).
Dijo Cristo : «No todo el que dice Señor, Señor,
entrará en el Reino de los Cielos; sino el que hace la voluntad de mi Padre
celestial»(1035). Y «si quieres entrar en la vida eterna, guarda los
mandamientos»(1036). «Si me amáis, guardaréis mis mandamientos»(1037).
San Pablo habla de los que «hacen profesión de conocer
a Dios, pero con las obras lo niegan»(1038).
San Pablo insiste en que el creyente será juzgado según
sus obras(1039).
«La fe sin obras está muerta»(1040).
Por las obras se ve la fe. «El hombre se justifica por
las obras, y no solamente por la fe»(1041).
106,2. Pero para salvarse también se necesita la fe. La fe es la raíz de toda
justificación . Para salvarse es necesario el estado de gracia. Y sin la fe no
es posible el estado de gracia: «sin la fe no es posible agradar a Dios»(1042).
Por consiguiente sin ella no es posible salvarse
.
Tenemos obligación de creer todas las verdades que la Iglesia manda creer .
Jesucristo dijo a los Apóstoles cuando los envió a predicar por todo el mundo:
«Id e instruid a todas las gentes, enseñándolas a observar todas las cosas que
Yo os he mandado»(1043). «El que creyere, se salvará; y el que no creyere, será
condenado»(1044).
A.M.D.G.
(1014) - DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, nº693.
Ed. Herder.
Barcelona
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(1015) - SAN PABLO: 1ª Carta a los Corintios, 3:
10-15
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(1016) - SAN PABLO: Segunda Carta a Timoteo, 1:
16ss
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(1017) - Evangelio de San Mateo, 12: 36
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(1018) - Evangelio de San Mateo, 18: 8; 25: 41,
46
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(1019) - Primera Carta de San Juan, 5: 16
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(1020) - Apocalipsis, 21: 27
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(1021) - Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº
1054
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(1022) - Evangelio de San Mateo, 5: 7
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(1023) - EDUARDO FDEZ. REGATILLO, S.I.: Las
indulgencias, nº 420-424.
Ed. Sal Terrae.
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(1024) - DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, nº 429.,
Ed. Herder.
Barcelona
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(1025) - SAN PABLO: Segunda Carta a los Corintios, 5:
10
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(1026) - Evangelio de San Juan, 5: 29
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(1027) - Evangelio de San Mateo, 25: 26
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(1028) - MANUEL Mª CARREIRA, S.I.: Doctor en Ciencias
Físicas.
Profesor de Física en la Universidad de Cleveland (EE. UU.):
El
hombre, centro del Universo. A.D.U.E. Madrid, 1983
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(1029) - STAUDINGER: Vida eterna, lV, 1. Ed. Herder.
Barcelona
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(1030) - Nuevo Código de Derecho Canónico, 1176,
3
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(1031) - Evangelio de San Mateo, 25:13; 24:42ss.
Evangelio de San
Marcos, 13:35ss; Evangelio de San Lucas, 12: 35-40
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(1032) - Carta de los Hebreos, 9: 27
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(1033) - Cándido Pozo, S.I.: Teología del más allá, 3ª,
VII, 5. Ed.
BAC. Madrid. 1980
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(1034) - Apocalipsis, 20: 13
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(1035) - Evangelio de San Mateo, 7: 21
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(1036) - Evangelio de San Mateo, 19: 17
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(1037) - Evangelio de San Juan, 14: 15
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(1038) - SAN PABLO: Carta a Tito, 1: 16
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(1039) - SAN PABLO: Segunda Carta a los Corintios, 5:
10
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(1040) - Carta de Santiago, 2: 26
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(1041) - Carta de Santiago, 2: 24
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(1042) - Carta a los Hebreos, 11: 6
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(1043) - Evangelio de San Mateo, 28: 19s
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(1044) - Evangelio de San Marcos, 16: 16
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