D) FILOSOFÍA SOCIAL

I. El sentido de la filosofía social

Con la experiencia de lo social puede el espíritu humano enlazar la cuestión de qué es lo social, y con ello esforzarse por entender el ser y la esencia de lo social o de la s. (cf. en A) como conjunto de la vida y del acontecer sociales. Con la cuestión sobre el ser y la esencia de lo social, sobre lo que está «detrás» y «por encima» de la experiencia, se enlaza la cuestión del sentido de lo social para la -> persona. Una vez conocido ese sentido, de él se deduce también la respuesta a la cuestión del valor que corresponde a lo social en sí y que consiste en la posibilitación de valores en la vida social.

Desde que el -> hombre pregunta por sí y por su vida, en la sucesión de sistemas filosóficos se encuentran también conocimientos filosófico-sociales. El acervo de pensamiento de la antigüedad fue recogido por la escolástica y transmitido a la actualidad en la ontología social. La filosofía del -> derecho, así como la filosofía del -> Estado, han sido tanto en el tiempo antiguo como en el actual ámbitos del pensamiento filosófico-social. En el s. XIX la filosofía social ha sido enriquecida por pensadores como Hegel y Marx. La expresión «filosofía social», surgida asimismo en el s. xIx, sirve preferentemente para «la designación de sistemas, teorías y formas de pensamiento que tienden a la reforma social y presentan un carácter utópico» (v. Kempski). Movimientos como el -> liberalismo y el -> socialismo se basan sobre fundamentales conocimientos filosófico-sociales de la libertad del individuo, por una parte, y del enlace de éste con la s., por otra. Principio individual y social se convierten en punto de partida del pensamiento, del valor y de la acción sociales. De manera permanente repercute el concepto de organismo sobre el pensamiento y el enjuiciamiento sociales y encuentra en el universalismo su última expresión orgánica y total. La fenomenología, la ética de los valores y el -> existencialismo ofrecen nuevos planteamientos para la intelección de lo social. Aunque las líneas de pensamiento sean muy diferenciados, no obstante sirven para un conocimiento de lo social que no se contenta con la constatación de hechos sociales, sino que en una interpretación de los mismos como lo social en sí ve una estructura esencial que condiciona y llena la existencia del hombre, estructura que exige un específico estudio científico.

En el pensamiento cristiano, el cual plantea la cuestión del origen y de la esencia del ser creado, se ha desarrollado una filosofía social, la cual está sobre el terreno de la doctrina aristotélico-escolástica. Con la repulsa al -> individualismo y al -> colectivismo, y con la recepción de la doctrina del -> derecho natural, la filosofía social cristiana ha encontrado en la neoescolástica una expresión que se denomina como -> solidarismo. La filosofía de los -> valores y el existencialismo han completado y profundizado la filosofía social cristiana, orientada ontológicamente, por cuanto esclarecen la plenitud de valores en las comunidades personales, así como el carácter social de la existencia personal. Planteamientos evolucionistas o dialécticos no han encontrado hasta ahora repercusión en la filosofía social cristiana.

En la encíclica Quadragesimo anno (n.° 14 110) se habla de filosofía social «nueva» y «cristiana». La doctrina aquí insinuada — accesible al conocimiento natural — acerca del hombre y de la s. (con inclusión de doctrinas sobre instituciones sociales, como el. -> Estado, el -> derecho, la -> propiedad y otras), está en relación con las verdades de la revelación que constituyen el trasfondo de los conocimientos sobre el hombre y su cometido en el mundo y en la sociedad. La filosofía social cristiana, así como la filosofía social en general, están en estrecha relación con la ética social, puesto que lo social, como algo que debe realizarse en cada caso, exige siempre una acción social. Por su desarrollo, la filosofía social cristiana está enlazada con el pensamiento del derecho natural, el cual formula los derechos y deberes que están en la naturaleza social del hombre y que son adecuados a la naturaleza de la s. humana. El sentido del planteamiento filosófico-social radica en el hecho de que proporciona una visión del ser del hombre en cuanto éste es social y se realiza en una vinculación social.

II. Campos del conocimiento filosófico-social

Al sentido antes expuesto de la filosofía social corresponden algunos puntos de partida y doctrinas fundamentales, que, sin embargo, permiten reconocer al mismo tiempo cómo las respuestas a las cuestiones de filosofía social sólo en su multiplicidad proporcionan una visión de lo social.

Empleando y desarrollando ulteriormente la doctrina aristotélica de las categorías, el ser social se explica como una relación (relación accidental o transcendental) y como un «ser con» (esse unum in pluribus). Esa relación es vista al mismo tiempo en conexión con la adquisición de los valores del ser humano (relación intencional). Otros enlazan lo social con lo ético-social, en cuanto todos los miembros de una comunidad están referidos al -3 bien común y encuentran aquí su perfección. La concepción personalista y fenomenológica de la comunidad explica lo social como expresión de lo «cohumano».

La disposición social del hombre no sólo significa la posibilidad de la indispensable y omnilateral satisfacción de necesidades en unión con otros, sino que, en el dar y recibir, implica además una riqueza para nuestro ser humano. La visión fenomenológico-existencial comprende la existencia humana como existencia a través de otros y para otros (Kwant). La disposición social no es una disposición humana entre otras; la dimensión social debe ser vista más bien como un ámbito dado originariamente, sin el que no existe el ser humano. La «persona entera es social, y todo lo social es personal» (Plattel).

La sociedad como realización concreta de lo social, partiendo de las personas y de su conexión necesaria, hecha posible por su disposición social, se presenta como una unidad de relación y de orden. No se excluye la perspectiva de los valores, pues la realización de éstos es también un fin de la vinculación social (bien común como bienes comunes). Desde la perspectiva fenomenológica o de la ética de los valores, la s. (o la –> comunidad) misma se presenta como un valor. Ella es el valor fundamental de la -> existencia humana, y sólo en la comunidad reciben consistencia los valores. En la comunidad la existencia humana está vinculada simultáneamente al ámbito de los valores. La actitud fundamental correspondiente a lo social es el amor, y la forma fundamental que corresponde a lo social es la comunidad personal en el sentido de un intercambio y de un ser en el amor. La comunidad de fines en la ordenación de la colaboración es necesaria, y será tanto más perfecta cuanto más participe del carácter de comunidad personal.

La filosofía social se ocupa también del conocimiento de estructuras o leyes sociales, que son propias de todo edificio social y se denominan principios sociales. Aunque su número oscila según los autores y su sistematización no es unitaria, sin embargo algunos principios encuentran amplio reconocimiento. El principio de solidaridad es expresión de la necesaria vinculación social que corresponde al carácter social del hombre. El principio de -> subsidiaridad quiere determinar las competencias de las actividades sociales, y en la Quadragesimo anno, n.° 79, es llamado in philosophia sociali gravissimum principium. Los principios de unidad y de totalidad quieren delimitar el ser social y señalar a las personas su orden como partes del todo. El principio del bien común establece el sentido de una actividad correspondiente al ser social. El principio de la persona es a la vez punto de partida y fin de lo social.

La filosofía social se ocupará también de temas que le plantea la evolución social. La existencia social debe interpretarse como histórica. Con ello también el -> progreso es objeto del pensamiento filosófico-social. La -> libertad y la vinculación continúan siendo temas que se plantean siempre de nuevo. Para la vida social el concepto de -> orden deberá enlazarse con la realidad de la evolución social.

III. La importancia de la filosofía social

La explicación y la interpretación de la existencia social no se adjudica hoy como cometido a la filosofía social, sino a la sociología (cf. luego en F). Los conocimientos filosófico-sociales tienen para el sociólogo valor heurístico; éste recurre a tales conocimientos «cuando las dificultades en el análisis del sistema social son insuperables» (R. König), pero sin reconocerles un directo valor científico.

Por encima del rol que le atribuye la sociología, la filosofía social se acreditará en su valor científico si procura descubrir lo social del ser humano en todas sus dimensiones, y no sólo en estructuras sociales aprehensibles en la historia o en la actualidad. Adquiere una función crítica si, a partir de una comprensión del hombre, que ha de incluir su relación total con el -> mundo, con la comunidad y con - Dios, intenta superar ciertos sistemas y actitudes sociales fundamentales que, mayormente, se comportan entre sí en forma antitética o polar (individualismo-colectivismo, persona-comunidad, egoismo-altruismo, libertad-vinculación). Y hará eso en cuanto, partiendo de datos contingentes o actuales, siempre históricos, lleve a lo permanente en el hombre, que incluye en sí lo social como cualidad incondicional.

Además la filosofía social puede superar también tipos fundamentales de concepciones sociales (organismo, mecanismo, proceso) que han sido tomados de las ciencias naturales y técnicas y aplicados a la vida social; para ello resaltará el ser auténticamente personal y social del hombre. También frente a una concepción y regulación matemático-tecnológica de la conducta humana (s. programada), la filosofía social mantendrá su valor y crecerá incluso en importancia si logra comprender y exponer el ser humano y personal — y con ello también el social — en toda su plenitud.

BIBLIOGRAFÍA: Cf. bibl.: W. Berndorf - F. Bülow (dir.), Wörterbuch der Soziologie (St 1955) 483 ss; J. v. Kempski: HSW IX 527-532; G. Gundlach: StL° VII 337-346; J. Hommes: Katholisches Soziallexikon (I 1964) 1064-1071. — E. Kurz, Individuum und Gemeinschaft beim hl. Thomas von Aquin (Mn 1933); E. Welty, Gemeinschaft und Einzelmensch (Sa - L 1935); H.E. Hengstenberg, Grundlegungen zu einer Metaphysik der Gesellschaft (Nü 1949); Th. Geppert, Teleologie der menschlichen Gemeinschaft (Mr 1955); D. v. Hildebrand, Metaphysik der Gemeinschaft (Rb 1955); W. Brugger, Das Mitsein: Scholastik 31 (1956) 370-383; R. König, Soziologie (F 1958); A.-F. Utz, Ética social (Herder Ba I 1964, II 1965); H. Schelsky, Ortsbestimmung der deutschen Soziologie (D - Kö 1959); L. Berg, Sozialethik (Mn 1959); G. Wildmann, Personalismus, Solidarismus und Gesellschaft (W 1961); F. Frodl, Gesellschaftslehre (Pa - Z 1962); M. G. Plattel, Der Mensch und das Mitmenschliche. Sozialphilosophie 1 (Kö 1962); A. Rauscher, Die Relation — Kategorie des Sozialen: Jahrbuch des Instituts für Christliche Sozialwissenschaften 3 (Mr 1962) 47-58; J. Giers, Die Sozialprinzipien als Problem der Christlichen Soziallehre: MThZ 15 (1964) 278-294; G. Gundlach, Die Ordnung der menschlichen Gesellschaft (Kö 1964); M. G. Plattel, Der Mensch in der Gesellschaft. Sozialphilosophie II (Kö 1966); F. Klüber, Naturrecht als Ordnungsnorm der Gesellschaft (Kö 1966); J. Messner, Naturrecht (1 51966); R. C. Kwant, Soziale und personale Existenz (W 1967).

Joachim Giers