MAS ALLÁ,
REPRESENTACIONES SOBRE EL
SaMun

 

1. La fe en una sobrevivencia después de la muerte seguramente apareció muy pronto en la historia de la humanidad (periodo musteriense). Los ritos de enterramiento del paleolítico reciente (armas y alimentos depositados en el sepulcro, almagre) apenas dejan dudas sobre la existencia de cierta representación relativa a una «vida del cadáver». Esa representación aparece en muchos pueblos primitivos y también en la concepción popular dentro de culturas superiores que ya poseen una escatología diferenciada. El valor especial que se atribuye al cráneo (neolítico) quizá implica la localización de esenciales funciones vitales en la cabeza, así como el hecho de que ésta fue puesta en relación con la cúpula del universo. El hallazgo de maderas vibrantes (australianos: tjurunga) entre restos magdalenienses sugiere la hipótesis de que la totalidad de representaciones acerca de la iniciación y del culto a los antepasados, las cuales en muchos pueblos primitivos (australianos) van unidas a tales maderas, se remonta a un origen prehistórico.

Parece que la arquitectura del sepulcro implica a su vez dos cosas: que éste es entendido como morada del difunto, en la cual él lleva una existencia parecida en todo a la de los vivos; que el difunto puede moverse en los alrededores del sepulcro. Esta cultura sepulcral parece estar suficientemente atestiguada desde la cultura megalítica y, en todo caso, por el sepulcro de Uruk i (Mesopotamia).

2. En rasgos muy generales las concepciones de los pueblos primitivos sobre el más allá están unidas tanto con la idea de una acción sobre los vivos por encima de la distancia espacial (animismo, multilocación, imágenes de sueños), como también con la fe en la unidad de vida de cuantos pertenecen a un grupo consanguíneo. Generalmente los primitivos distinguen diversas «almas», p. ej., un alma separable, la cual es plenamente distinta del principio inmanente de vida. De esto dependen las representadones relativas a la sobrevivencia después de la muerte. Por otro lado el difunto infunde miedo y a la vez atrae, lo cual aumenta la complejidad de las representaciones. Con frecuencia el aspecto positivo de la sobrevivencia de los antepasados después de la muerte va unido con un culto de la fertilidad, en el que el intercambio entre el ámbito de la vida y el de la muerte es pensado según el modelo del cambio de las estaciones del año en la naturaleza (correspondencia cosmo-biológica entre el hombre como microcosmos y el macrocosmos).

Personas especiales, que se hallan en una relación singular con la vida colectiva del grupo (jefes, guerreros, mujeres muertas de sobreparto) y que están presentes en el recuerdo sobreviven en su individualidad según la medida en que son objeto de un llanto especial o son temidas. El «héroe que da el nombre» es objeto de un culto sepulcral, a través del cual la tribu adquiere conciencia de los valores que garantizan la sobrevivencia del clan. Quizá hay una correspondencia entre la «heroización» de un «héroe de la cultura» y los «ritos de transición», respecto de los cuales muestran evidentes analogías los ritos funerarios.

En algunos casos las pruebas que, según las ideas reinantes, el alma debe sufrir en el camino hacia su lugar de descanso, tienen el carácter de pruebas de iniciación. Los «sacramentos», que se administran en algunas sectas gnósticas (-> mandeísmo), deben ayudar al alma en su viaje celestial. El destino especial que está reservado a los «héroes de la cultura» (Osiris) es extendido a veces a todo el pueblo. La «osirización» era inicialmente un privilegio del faraón. En Egipto se mezclan las representaciones antiguas sobre la multiplicidad de las almas (ba, Ka) con las que se refieren a la sobrevivencia en el sepulcro, sin que lleguen a fusionarse realmente con las ideas propias del estadio cultural superior de los egipcios (inmortalidad en virtud de la unidad con el ciclo cosmobiológico: «paraíso de Osiris»). La fe en una retribución después de la muerte se da claramente desde la quinta dinastía, perpetuándose más tarde bajo la forma de la famosaconfesión negativa (de los pecados) con el acto de pesar el corazón (uso mágico en el Libro de los muertos).

3. En las religiones mistéricas se hallan ritos que introducen al creyente en el ritmo vivificante del cosmos. Puesto que sus fórmulas eran secretas, es difícil determinar más claramente sus concepciones escatológicas. Pero no hay duda de que a partir de una determinada época el iniciado en los misterios eleusinos esperaba una suerte privilegiada en el más allá. La manera de esta sobrevivencia inicialmente no dependía de la complexión moral. En cambio el orfismo y el pitagoreísmo convirtieron luego la pureza del alma en condición de la bienaventuranza; con lo cual se acercan a las concepciones indias de la -> metempsicosis. Una antropología de tendencia dualista exige naturalmente procesos purificatorios, que se recomiendan al vivo en forma de prescripciones ascéticas y se continúan incluso en el más allá.

Tanto el -> dualismo como el -> monismo conciben (en su afinidad) el movimiento cósmico universal como un destino que hace retornar todas las cosas, especialmente las almas, a la unidad de su principio (hilozoísmo estoico, doctrina de la -> apocatástasis). Después de un periodo en estado latente el movimiento circular de las almas iniciará nuevamente su curso en otro período cósmico (samsdra, mahäkalpa). En el edificio sistemático en que desembocan tales especulaciones quedan integradas armónicamente todas las concepciones arcaicas sobre el «cadáver que vive» (preta), así como la idea de los lugares de delicias o de tormentos (la katabasis órfica fue adoptada nuevamente por autores cristianos; en el budismo el infierno y el paraíso son concebidos como estadios) y, finalmente, también la concepción del cuerpo transfigurado por el alma (ochéma). El tránsito del alma al más allá corresponde muy exactamente a la ascensión ascética, que se recomienda al creyente en las religiones centradas en el pensamiento de la salvación, para hallar la liberación perfecta (jivan-mukta, los cielos superiores del budismo corresponden a las cuatro meditaciones superiores, a las moradas de las almas en el -> origenismo y. en la -> gnosis); y tales estadios coinciden con la lógica interna de una visión purificatoria de la salvación (lugares de purificación).

4. Los sistemas de la teosofía y del espiritismo integran en un ->sincretismo amplio y abierto toda la riqueza de las representaciones tradicionales sobre el más allá. La consistencia de los sistemas se logra en general mediante una antropología y cosmología de tipo neoplatónico o gnóstico. A pesar de la abundante adopción de elementos extraños, esencialmente estos sistemas están determinados por concepciones occidentales, en especial por el esfuerzo de dar una base experimental y una apariencia científica a ciertos conceptos desprendidos de su contexto originariamente religioso, que como tales están expuestos a la curiosidad caprichosa de una degradada necesidad religiosa.

5. Con relación a la concepción cristiana del más allá, cf.: -> visión de Dios, -> resurrección de la carne, -> escatología, -> infierno, -> novísimos, -> limbo, -> parusía, -> reino de Dios, -> purgatorio, -> muerte.

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Etienne Cornélis