MANIQUEÍSMO
SaMun

1. El m. es la religión fundada por Mani (Manes, Manichaeus; en siríaco, en iranio y en árabe: Mani). Manes procedía de la alta aristocracia parta; nació el 216 d.C. en Babilonia, donde su padre Patik abrazó una secta baptista (en siríaco: m `nagq` dé; en árabe: al-mugtasilah = «los que se lavan»; tal vez emparentada con el -> mandeísmo) en la cual también Manes pasó su primera juventud. Fundándose en una revelación divina, que según la leyenda Manes recibió a los 12 y 24 años, hacia el 240 comenzó a predicar como enviado de Dios la religión que se le había revelado, emprendiendo viajes misionales a la «tierra de los indios» (provincias iranias de Tñraná Magrin y noroeste de la India), donde sin duda entró en contacto con el budismo. A su retorno, recibió de Sapor i (sin duda 242-243) autorización para misionar y protección para su religión. Manes emprendió numerosos viajes misionales por el imperio de los Sasánidas y trabajó también con éxito bajo Hormizd i (273-274); pero, bajo Bahram i (274-277), fue acusado por intrigas de los sacerdotes zoroástricos (magos) y, después de un interrogatorio ante Bahram en Gunde-Schapur (Béth Lapat), arrojado a la cárcel, donde murió tras una prisión de 26 días entre cadenas (14-2-276 6 26-2-277). Según relatos contradictorios Manes fue crucificado o despellejado. La muerte de Manes es denominada en las fuentes, con apoyo en la pasión de Jesús, «crucifixión» (staurosis, término maniqueo para designar el martirio).

La paternidad literaria de Manes, que consignó conscientemente por escrito sus revelaciones para proteger su religión frente a las escisiones, está atestiguada para los siguientes escritos: 1º., Schapurakan (El libro dedicado a Sapor); 2º., El gran evangelio o Evangelio vivo (provisto tal vez de un tomo de imágenes: Eikon o Ardhang); 3º, El tesoro de la vida; 4º., La Pragmateia (tratado); 5º El libro de los misterios; 6°, El libro de los gigantes; 7º., una colección de cartas. El escrito 1º está redactado en persa medio, los escritos 2º.-7º. están redactados en arameo oriental. De la mayor parte de los escritosse conservan fragmentos en diversas lenguas. (La Epistula fundamenti de Manes, citada muchas veces por Agustín, quizá se identifica con la Carta de los dos principios, mencionada en An-Nadim.)

A este canon se añade una extensa literatura poscanónica de los maniqueos en las lenguas de sus territorios misionales, la cual consta de textos históricos y didácticos, de salmos o himnos, cartas, espejos de confesión, etc. Fuentes primarias (cf. bibl.) sólo han salido a la luz a fines del siglo xIx, y particularmente a comienzos del xx por las llamadas expediciones a Turfán, que en la región de Turfán (Turkestán chino) entre otras cosas han descubierto restos de literatura maniquea original en tres dialectos iranios (persa medio, parto, sóghdico) y en uigúrico (turco antiguo). Además en Tuan-Huang (provincia de Kan-su) se han encontrado varios escritos maniqueos en lengua china; todos estos escritos (editados en parte) se llaman brevemente «textos de Turfán». En 1918 se descubrió en Tebessa (Argelia) un escrito latino (editado); y en 1930 se descubrió una biblioteca de Manichaica copta (editada en parte) en Medinet Madi (Fayum, Egipto medio). Entre los maniqueos estaban también en uso apócrifos judíos y cristianos y textos gnósticos, que fueron reelaborados por ellos. Son fuentes secundarias (cf. bibi.): los escritos de los padres de la Iglesia y de autores neoplatónicos e islámicos; las refutaciones zoroástricas; las fórmulas de conjuro y los edictos estatales.

2. La investigación de la religión maniquea como fase final de la gnosis es de gran importancia para el estudio de la gnosis en general. Progresando desde las fuentes secundarias latinas y griegas hasta el estudio de fuentes secundarias árabes y siríacas, la investigación se enfrentó finalmente en el siglo xx con una multitud de fuentes originales. Ello abrió — juntamente con la reelaboración de la literatura original mandea — una nueva fase de investigación de la gnosis. En la determinación del origen y naturaleza del m., se enfrentan los que intentan derivarlo de un terreno preferentemente «greco-helenístico» (H.-H. Schaeder y otros), o de un temprano gnosticismo cristiano (P. Alfaric, F.C. Burkitt y otros), con los que quieren derivarlo de religiones orientales (K. Kessler, R. Reitzenstein, G. Widengren y otros). H. Jonas, que supone el carácter fundamentalmente «oriental» del m., pone la gnosis maniquea juntamente con el mandeísmo en el centro de su análisis existencial y ontológico de la gnosis. El m. posee la mejor tradición dentro de la gnosis, por lo cual a veces ésta queda ampliamente determinada por el m. (R. Reitzenstein, R. Bultmann; cf., p. ej., el modelo del «mito del protohombre redentor»). Los aspectos de verdad contenidos en las tendencias principales de la investigación histórica del motivo están estimados críticamente en los trabajos de H.J. Polotsky, H.-Ch. Puech y C. Colpe.

3. Definición y tipología. El m. es una sistematización final y consecuente de la –> gnosis de la antigüedad tardía en forma de una religión universal revelada con carácter misional. Por medio de un sincretismo deliberado el m., apoyándose en las religiones de su área misional (zoroastrismo, budismo, cristianismo), se propuso descubrir en su última profundidad los factores de verdad existentes en las otras religiones e insertarlos en su revelación para darles una consumación definitiva.

En el m. como representante principal del tipo «iranio» de la gnosis se enfrentan — a diferencia de su tipo «sirio-egipcio» — dos reinos primigenios independientes: arriba el reino de la luz con el padre de la grandeza y sus esencias; abajo el reino de las tinieblas con el rey de las tinieblas, sus arcontes y sus demonios. Estos dos principios (naturalezas), luz y tinieblas, bien y mal, Dios e hyle, están colocados en el marco de los «tres tiempos»: 1º., el tiempo pasado, en que los dos reinos existían independientes uno de otro; 2°, el tiempo medio (el presente), el período de su mezcla; 3º, el tiempo futuro, en que las dos naturalezas quedan definitivamente separadas.

Cuando el reino de la luz es atacado por el reino de las tinieblas, Dios envía una emanación, el hombre originario, para que venza sobre el mal por medio de la lucha (o por el sacrificio de sí mismo). Sin embargo ese hombre es vencido, y su alma (sus cinco elementos luminosos) son tragados por las tinieblas. Pero una hipóstasis del reino de la luz, el espíritu vivo, salva al hombre originario y lo devuelve al reino de la luz. Sin embargo, los elementos luminosos del hombre originario permanecen en poder delas tinieblas, por lo cual el espíritu vivo (con sus emanaciones) erige el cosmos como aparato de purificación para esta luz: de los cuerpos de los arcontes asesinados crea cielo y tierra, de la luz purificada en diverso grado saca las «naves luminosas» (sol, luna) y las estrellas («seres buenos» en contraste con el resto de la gnosis), así como las «tres ruedas» del fuego, del agua y del viento. Finalmente, el tercer enviado llamado por Dios pone en movimiento este aparato cósmico de purificación, para dirigir continuamente la luz restante, pasando por la luna y el sol, al paraíso de la luz. Además se muestra sin velos a los arcontes dejados con vida y encadenados en el firmamento en forma masculina y femenina, para quitarles luz por la visión de su faz: del semen de los arcontes masculinos sube luz purificada hacia arriba, mientras que otra parte de luz cae en la tierra y hace brotar el mundo de las plantas (que contiene luz); de los abortos (que caen igualmente en la tierra) de los arcontes femeninos, preñados por su propia naturaleza, nacen demonios (que producen también el mundo de los animales).

La hyle se opone al proceso cósmico de purificación, amenazador para ella. A fin de encadenar definitivamente la luz a las tinieblas, el demonio superior Aschaplun y su compañera Nebroel, que se han asimilado por absorción la luz contenida en los otros demonios, engendran a Adán y Eva según la imagen del tercer enviado. Aun cuando éste envía a un mensajero (Jesús el resplandor) que lleva la gnosis despertadora a Adán sumido en el «sueño de muerte» (por la mezcla con la hyle el alma pierde la conciencia), sin embargo Adán y sus sucesores son seducidos por los demonios a la propagación, con lo cual progresa la esclavitud de la luz en el mundo. Por eso, Jesús, el resplandor llama al NoSS -luz, que envía sucesivamente apóstoles a los hombres (así Seth, Enós, Henoc, Noé y otros, además Buda, Zarathustra y Jesús hasta Manes), por los que se renueva y completa el llamamiento divino. Manes se entiende a sí mismo como el «sello de los profetas», como el Paráclito prometido por Jesucristo (cf. Jn 14, 16, 26; 15, 26; 16, 7) y como el predicador de la final y universal revelación divina de la gnosis redentora, que despierta el alma, la cual de este modo por medio del Noí~s llega a la conciencia de su naturaleza divina.

La Iglesia de Manes, manifestación del Nous, participa decisivamente en la obra de purificación de los elementos luminosos y triunfa después de una persecución apocalíptica al fin de los tiempos, en que se celebra el juicio universal y estalla un incendio cósmico que dura 1468 años y ha de separar las últimas partes luminosas. Después, demonios y materia, juntamente con las almas de los hombres (en el m. todo hombre posee un' elemento luminoso [alma]) que hasta entonces se han cerrado obstinadamente al conocimiento a pesar de las constantes encarnaciones, son encerrados por toda la eternidad en una prisión de proporciones cósmicas, con lo que se alcanza la separación de los dos principios.

4. Ética. La misión soteriológica de la Iglesia maniquea consiste en su cooperación al proceso de redención universal por la separación de la luz y las tinieblas. Esta cooperación a la liberación de la luz, mezclada con la hyle en la naturaleza (particularmente en las plantas) y sobre todo en el hombre, exige del maniqueo una actitud de rigurosa renuncia, que, por una parte, prohíbe toda impurificación del alma por medio de la hyle (especialmente operante en la comida de carne) y, por otra, veda igualmente dañar (por el trabajo, la guerra, la agricultura, la caza y cosas semejantes) la luz aprisionada en la naturaleza.

Esta obligación de renuncia está resumida sobre todo en los tría signacula (sello de la boca: abstinencia de carne, de vino y de palabras de maldición; rigurosos mandamientos de ayuno; sello de las manos: abstenerse del trabajo, de la posesión y de otras maneras de dañar la luz; sello del seno: continencia de comercio sexual). Naturalmente, esas exigencias tan rigurosas sólo se dirigen a una minoría, por lo cual la Iglesia maniquea se divide en dos clases: los escogidos (electi), los perfectos, para quienes es deber absoluto la observancia de los tría signacula; y los oyentes (auditores), a quienes se permite el trabajo, la posesión, el beber vino y comer carne (los maniqueos, sin embargo, no pueden sacrificar animales). Los oyentes están obligados sobre todo a procurar el sostenimiento de los elegidos, pero también a guardar los diez mandamientos (especialmente, prohibición de mentir, del fraude, de la magia, del robo, del homicidio, de la fornicación y de la idolatría). Los oyentes pueden esperar que, en el curso de la purificación por la metempsicosis, vengan a parar en el cuerpo de un elegido, cuya alma sube inmediatamente después de su muerte al reino de la luz.

5. Organización y culto. La jerarquía eclesiástica se divide, bajo el cabeza supremo de la Iglesia como sucesor de Manes, en cinco grados, de los cuales los tres primeros sólo son accesibles a los elegidos varones: 1º, 12 apóstoles o maestros; 2°, 72 obispos; 3º, 360 sacerdotes; 4º, elegidos masculinos y femeninos; 5º, oyentes masculinos y femeninos. Los elegidos trabajaban en parte como predicadores ambulantes.

El culto del m., sobre el cual estamos mal informados, consistía sobre todo en oraciones (el elegido estaba obligado a siete oraciones, el oyente a cuatro), canto de himnos, observancia de varios ayunos al año (de diversa duración) y conmemoraciones. La fiesta principal es el Berna, en recuerdo de la muerte de Manes y de su ascensión al reino de la luz. A la fiesta del Berna, que coincidía aproximadamente con la fiesta de pascua, precedía un ayuno de 30 días y una confesión para elegidos y oyentes. Eran rechazados los bautismos de toda clase. Los maniqueos conocían desde luego comidas rituales (los elegidos tomaban en común su única comida diaria, consistente en manjares particularmente «luminosos», como pepinos, melones y pan de trigo, y liberaban así la luz contenida en ellos), pero éstas no pueden considerarse propiamente como sacramento.

6. Propagación. La predicación mundial de la revelación universal de Manes es un principio fundamental del m., que llegó muy pronto desde el imperio de los Sasánidas hasta la parte romana de Mesopotamia, luego a Siria (de allí también a Palestina, el año 274, al Asia Menor y finalmente a Armenia), Arabia del norte y Egipto (refutación por Alejandro de Licópolis hacia 300; edicto de Diocleciano en 297); y además al norte de África, a Italia (Roma en tiempo del papa Milcíades, años 311-314), Dalmacia, las Galias y España.

El accidentado destino de la misión maniquea puede reconstruirse por los escritos de los impugnadores de herejes y por los edictos imperiales de persecución. En la parte occidental del imperio romano el m. fue retrocediendo constantemente desde el siglo vi; en la mitad oriental del imperio era combatido todavía en el siglo ix, juntamente con los paulicianos. Repercusiones del pensamiento maniqueo pueden sin duda reconocerse en los bogomilas, en los albigenses y -> cátaros, e igualmente en los priscilianistas.

En oriente, a consecuencia de la opresión por parte de los Sasánidas, los maniqueos del Irán se dirigieron generalmente a las provincias de Jorasán y Transoxania. Después de la conquista islámica del Irán (640-644), una parte de ellos volvió a Mesopotamia, donde vivieron una era de florecimiento bajo la tolerancia de los Omeyas, hasta que bajo los Abasidas comenzaron persecuciones que produjeron una nueva emigración hacia el oriente. Desde fines del siglo vil el m., partiendo de sus sedes orientales, penetró de varios modos por las vías de la seda en el Turkestán y en el interior de la China (por vez primera en el 694). Un soberano de los uigures abrazó el año 763 el m. y lo elevó a religión oficial (único ejemplo de esta especie). Aunque el reino de los uigures fue destruido en 840 por los kirguises, el m. no desapareció definitivamente en el Turkestán hasta el siglo xili por la invasión de los mongoles. Después de una tolerancia inicial en China, también allí fue duramente oprimido el m. (particularmente el año 843), de suerte que éste sólo sobrevivió en forma de sociedad secreta; y al parecer se mantuvieron restos suyos hasta el siglo xiv.

FUENTES: 1. FUENTES SECUNDARIAS: Alejandro de Licópolis (neoplatónico); Carta de la comunidad (ed. C. H. Roberts [Manchester 1938]); Actas de Arquelao; Serapión de Thmuis; Tito de Bostra; Epifanio; Cirilo de Jerusalén; Afrahat; Efrén siro; Agustín; Evodio; Teodoreto de Ciro; Éznico de Kolb; Severo de Antioquía; Simplicio (neoplatónico); Juan Damasceno; Teodoro bar Konai; Pedro Sículo; Focio. — Fórmulas de abjuración (PG 1, 1461-1472; 100, 1317-1325; PL 65, 23-26). — Autores islámicos: espec. An-Nadim (ed. G. Flügel [L 1862]); Al-Biruni (ed. C.E. Sachau (L 1878)); Asch-Schahrastani (ed. W. Cureton [Lo 1846]). — Escritos sobre la doctrina de Zoroastro: espec. Skand. Gnmanik-vicar («La decisión que destruye la duda», ed. P. J. de Menasce [Fr 1945]). — Edictos sobre el maniqueísmo: espec. de Diocleciano (297); Constantino el Grande (326); Valentiniano I (372); Teodosio I (381-383).

2. FUENTES PRIMARIAS: Hallazgos de Turfán (persas, partos, sógdicos, uigures) así como de Kansd (chinos). 1) Di>iscros IRANIOS: espec. F. W. K. Müller (B 1904) 348-352 (B 1904) II; C. Salemann: Mémoires de 1'Académle Impériale des Sciences de Saint-Petersbourg, 8• sér. VI/6 (1904), VIII/10 (1908); F. C. Andreas - W. B. Henning (B 1932) 175-222, (1933) 294-363, (1934) 848-912; W. B. Henning NGG (1932) 214-228, (1933) 306-318; Abhh: der Preußischen Akademie der Wissenschaften 10 (B 1937); Bulletin of the School of Oriental and African Studies 11 (1947-48) 306-318; M. Boyce, The Manichaean Hymn Cycles in Parthian (Lo - NY - Toronto 1954). — 2) UIGURES: espec. A. v. Le Coq: Abhh. der Preußischen Akademie der Wissenschaften (1912, 1919, 1922); W. Bang: Le Muséon 36 (1923) 137-242, 38 (1925) 1-56; W. Bang - A. v. Gabain: SAB (1929) 241-268 411-430, (1930) 183-211; A. v. Gaba1n - W. Winter (B 1956). — 3) CHINOS: espec. É. Chavannes - P. Pelliot: Journal Asiatique Ser. 10 Tom. 18 (P 1911) 499-617, Ser. 11 Tom. 1 (1913) 99 -119 261-392; E. Waldschmidt - W. Lentz (B 1926) 4, (B 1933) 13; Tsui Chi: Bulletin of the School of Oriental and African Studies 11 (1947-48) 174-219; G. Haloun - W. B. Henning: Asia Major NS 3 (Lo 1953) 184-212. — 4) ESCRITOS LATINOS DB TEBESSA (Argelia), ed. P. Alfaric: RHLR NS 6 (1920) 62-98. — 5) ESCRITOS coPTOS DE MEDINET MADI: ed. H.-J. Polotsky (St 1934); ed. C. R. C. Allberry (St 1938); ed. H.-J. Polotsky - A. Böhlig (St 1940); ed. A. Böhlig (St 1967).

3. SELECCIÓN DB FUENTES PRIMARIAS Y SECUNDARIAS (en parte traducidas): A. Adam, Texte zum M. (B 1954); in Übersetzung: R. Haardt, Die Gnosis — Wesen und Zeugnisse (Sa 1967) 211-262. BIBLIOGRAFÍA: F. Ch. Baut, Das manichäische Religionssystem (T 1831, reimpr. Gö 1928); G. Flügel, Mani (L 1862); K. Kessler, Forschungen über die manichäische Religion 1 (B 1889); F. Cumont, Recherehes sur le manichéisme (Bru 1912); P. Alfaric, Les écritures manichéennes, 2 vols. (P 1918-19); R. Reitzenstein, Das iranische Erlösungsmysterium (Bo 1921); 0. G. v. Wesendonk, Die Lehre des Mani (L 1922); F. C. Burkitt, The Religion of the Manichees (C 1925); H.H. Schaeder, Urform und Fortbildung des manichäischen Systems: Vor-träge der Bibl. Warburg IV (1924-25) (L 1927) 65-157; A. V. W. Jackson, Researches in Manichaeism (NY 1932); H. J. Polotsky, Abriß des manichäischen Systems (St 1934); H.-Ch. Puech, Der Begriff der Erlösung im M.: Eranos 37 (1936) 183-286; G. Widengren, The Great Vohu Manah and the Apostle of God (Up 1945); H.-Ch. Puech, Le Manichéisme: HGR III (1945) 85-116; idem, Le Manichéisme (P 1949); T. SBve-SBderbergh, Studies in the Coptic Manichaean Psalmbook (Up 1949); H.-Ch. Puech, Die Religion des Mani: König H II 499-563 (bibl.); H. Jonas, Gnosis und spätantiker Geist I (Gö 21954, 31964); P. J. de Menasce, Augustin manichéen: homenaje a E. R. Curtius (Berna 1956) 79-93; W. Lentz, Fünfzig Jahre Arbeit an den iranischen Handschriften der deutschen Turfan-Sammlung: Zeitschrift der deutschen morgenländischen Gesellschaft 106 NF 31 (L 1956) 3-22; R. Ibscher - C. Colpe - A. Böhlig, Der Mani-Fund: Akten des 24. internationalen Orientalistenkongresses München 1957 (Mn 1959) 226-230; J. Ries, Introduction aux études manichéennes: EThL 33 (1957) 453-482, 35 (1959) 362-409; M. Boyce, Catalogue of the Iranian Manuscripts in Manichaean Script in the German Turfan Collection (Lei 1960); C. Colpe: Religionsgeschichte des Orients in der Zeit der Weltreligionen (Handbuch der Orientalistik, bajo la dir. de B. Spuler) (Lei - Kó 1961) 102-119; idem, Die religionsgeschichtliche Schule (GS 1961); A. Bóhlig, Die Arbeit an den koptischen Manichaica: Wissenschaftliche Zeitschrift der Univ. Halle-Wittenberg 10 (1961) 157-161; H.-Ch. Puech, Mani: LThK2 VI 1351 s; idem: LThK2 VI 1352-1355; G. Widengren, Mani und der M. (St 1961); O. Klima, Manis Zeit und Leben (Prag 1962); K. Rudolph, Gnosis und M. nach den koptischen QQ: Koptologische Studien in der DDR (Hl 1965) 156-190; L. J. R. Ort, Mani, a Religio-Historical Description of his Personality (Lei 1967).

Robert Haardt