MANDEÍSMO
SaMun

1. El m. es la religión de los mandeos, una secta baptista gnóstica de unos 5000 miembros, que existe hasta hoy día particularmente al sur del Irak y al suroeste del Irán. El nombre con que los miembros de esa secta se designan a si mismos, mandäiä (de mandó = conocimiento, gnosis), significa gnósticos, mientras que la denominación más antigua, nasoräiä (nazoreos), significa observantes. El término equivoco sabfes (baptistas), que aparece en la literatura islámica desde el Corán (Sura 2, 59; 5, 73; 22, 17), se refiere posiblemente (también) a los mandeos que hoy día son llamados subba (baptistas) por los árabes de su contorno.

Los escritos principales de los mandeos son: a) Ginzii ( = El tesoro; ed. H. Petermann, 2 t. [B 1867]; tr. al. de M. Lidzbarski [Gö -L 1925]); b) El libro de Juan (ed. y tr. al. de M. Lidzbarski, 2 t. [Gie 1908-15]); c) Qolastä ( = selección; oraciones e himnos para el bautismo y la ceremonia de la ascensión del alma; ed. y tr. al. de M. Lidzbarski [B 1920] y de E.S. Drower [Lei 1959]). Escritos importantes han sido publicados por Lady E.S. Drower: Diwan Abatur (Cittá del Vaticano 1950), The Haran Gawaita and the Baptism of Hibil-Ziwa (ibid. 1953), The Thousand and Twelve Questions (B 1960), The Coronation of the Great Niflam (Lei 1962), A Pair of Nasoraean Commentaries (Lei 1963).

Los escritos mágicos procedentes de Mesopotamia son importantes por su gran antigüedad (textos en superficies de arcilla, siglo ed. de H. Pognon [P 1898-99]; tablas de plomo, siglo iv, ed. de M. Lidzbarski [P 1909]). Los escritos a-c fueron compuestos en los siglos VII-VIII a base de textos en parte mucho más antiguos.

La lengua de la literatura mandea — hoy ya sólo entendida por sacerdotes — es un dialecto arameo oriental. La escritura mandes guarda el más estrecho paralelismo con las inscripciones elymaicas de Tang-i-Sarwäk en Chusistán (siglo ii). Al sur de Babilonia los mandeos están atestiguados por Teodoro bar Konai (siglo vrrr) por lo menos para el siglo vr, y por las actas de mártires persas de Simón bar Sabba'e para el siglo v. Las indicaciones del An-Nadim (siglo x) sobre los Mugtasilah ( = los que se lavan, llamados también «sabíes de las lagunas») pueden referirse a los mandeos. Los intentos de identificar a los mandeos con los hemero-baptistas, masboteos y sebueos de los heresiólogos cristianos se fundan en presupuestos inciertos.

Los Salmos de Tomás transmitidos en una colección cóptica de salmos mandeos (ed. y tr. al. de C.R.C. Allberry [St 1938]; maniqueísmo), muestran el más estrecho parentesco con himnos del Ginzä; y por tanto deberían situarse en el siglo irr. Relacionescon los setianos, los gnósticos de Baruc citados por Justino, con los naasenos (ofitas) y particularmente con los marcosianos (–> gnosticismo) apuntan a un parentesco con la gnosis temprana (cf. también Odas de Salomón en -> apócrifos it 3 c). La fecha tardía, propugnada en diversas formas, de todo el m. (H. Lietzmann y otros) es de todo punto insostenible.

2. Doctrina, culto, ética. Los mitos del m. apenas permiten una exposición sistemática, porque los hilos particulares de la tradición se entremezclan frecuentemente de manera desordenada y se unen a veces en forma contradictoria, de suerte que aquí sólo podemos indicar algunas líneas directrices del mito mandeo. Al reino de la luz con su soberano, llamado la gran vida, el gran Mänä (recipiente, alma), etc., y con sus seres luminosos (Uhtras), se opone indeductiblemente el mundo de las tinieblas (agua negra o turbia), que está dominado por demonios como Ur y Krun y por el supremo demonio femenino Rühä. El movimiento de apostasía o decadencia del reino de la luz comienza con las emanaciones — «segunda vida» (Jósamin) — y se prosigue, pasando por la «tercera vida» (Abathur = «hombre de la balanza», juez de las almas), hasta el «hijo» de éste, creador del mundo (Ptahil), el cual, sin aprobación de la divinidad suprema, crea la tierra (Tibil) a base del agua negra. Rúhá y Ur engendran los doce signos del zodfaco y los siete planetas, los cuales por su parte (juntamente con Ptahil) crean el cuerpo de Adán. El alma, que procede del reino de la luz (Adakas-Ziwä: Adán oculto del resplandor), es encerrada en el cuerpo humano. Figuras de redentores y mensajeros (comprendidas en la denominación «hombre extraño»); particularmente Mandil d'Haijé («gnosis de la vida») y Hibil-Ziwa («Abel del resplandor»), así como Sitil (Seth) y Anos-Uthtra (Enof), revelan a los hombres la gnosis salvadora y los ritos necesarios para la salvación. Rúhá, en cambio, y sus poderes están empeñados en enredar al género humano en el error y la ignorancia; así ellos hacen también que nazcan las falsas religiones (judaísmo, zoroastrismo, cristianismo — Jesús pasa por falso profeta — e islam), las cuales persiguen a la comunidad mandea. Pero si alguien acepta la gnosis, observa los rigurosos preceptos de la ética mandea y ejecuta los ritos prescritos, su alma sube después de la muerte a través de las «casas de vigilancia» de los demonios planetarios, llega al juez de las almas, Abathur, que pesa sus acciones, y vuelve al reino originario de la luz. Pero la mayor parte de las afirmaciones sobre la escatología son oscuras. En todo caso, llegará un día el «fin del mundo» (y de los mundos), y el juicio final («el gran día del fin») caerá sobre los poderes demoníacos y sobre aquellas almas que no hayan podido purificarse hasta entonces en los purgatorios de las esferas planetarias. Pero los seres luminosos caídos (Jófamin, Abathur y Ptahil) serán rehabilitados y volverán al reino de la luz.

Una general uniformidad interna de la religión mandea se da en el terreno del culto, que forma la base de la vida religiosa de los mandeos. Los dos ritos fundamentales del m. son: 1.0, la masbútti (bautismo) en agua corriente (Jordán), que es necesaria para la salvación y se repite constantemente; además hay también lustraciones ordinarias. 2°, la ceremonia de la ascensión del alma (Massigtä = ascensión). Ambos ritos van unidos con una comida de pan y agua.

La ética mandea se distingue de la ética de las restantes comunidades gnósticas por su orientación positiva ante la vida, la cual evidentemente se debe al origen judío del mandeísmo. Así el m. tiene incluso un mandato que obliga al matrimonio.

3. Origen del mandeísmo. Aquí es especialmente importante la cuestión sobre el origen del m. en general y sobre su relación con el judaísmo y el cristianismo en particular. Aun cuando Ios mandeos de Babilonia y del suroeste del Irán están tempranamente atestiguados, sin embargo su patria de origen está en el occidente (así ya M. Lidzbarski), en el contorno de sectas baptistas (semi) judaicas en la margen oriental de Siria y Palestina. En favor de esta tesis hablan particularmente: la forma mandea sb' = «bautizar» (arameo occidental) en lugar de `md (arameo oriental); la rigurosa ética judía, en parte exagerada (mandamiento sin excepción de la monogamia); en la mitología, fuertes elementos judaicos y relaciones con los semitas del occidente y del norte; posiblemente la leyenda Mirjai y la Haran-Gawaita, según las cuales los primitivos mandeos emigraron a Haran en tiempos de un rey parto Artabanos (posiblemente siglos I-III d.C.), desde donde más tarde llegaron al sur de Mesopotamia. También la polémica antijudaica, generalmente muy viva, indica una separación del judaísmo. El bautismo mandeo en su núcleo sin duda es una traducción gnóstica de lustraciones judías, y sólo posteriormente fue ampliado por influjo nestoriano. Este influjo y otros elementos cristianos (celebración del domingo) son secundarios, la actitud frente al cristianismo es negativa (efecto, sin duda, de persecuciones). La figura de Juan Bautista en la literatura mandea es una tradición tardía, el nombre de «cristianos de Juan» para los mandeos es una denominación equivocada. A menudo se admite también una conexión del primitivo m. con las tradiciones gnósticas, cuya repercusión puede comprobarse en el NT, particularmente en Juan (R. Bultmann y otros; -> gnosis).

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Robert Haardt