CRISTIANISMO

B) CRISTIANISMO PRIMITIVO

1. La expresión c.p. tiene diversos sentidos, ya que puede referirse a la primitiva comunidad cristiana de Jerusalén o también, en un sentido más amplio, a la Iglesia del tiempo apostólico (hasta el año 70 d.C. aproximadamente). El tiempo del c.p. nos es conocido sobre todo por los escritos del NT, bien sea porque éstos nos muestran la concepción creyente de esa época (->sinópticos evangelio de ->Juan) o bien porque describen la vida de la comunidad (->Hechos de los apóstoles y cartas de -> Pablo, de -> Juan, de -> Pedro, de -> Santiago). Además, numerosos textos no canónicos de la antigüedad, como la Didakhe, la carta de Clemente y la carta del pseudo-Bernabé, contienen datos litúrgicos, exegéticos y canónicos que proceden del tiempo del c.p. De suyo los escritos del NT transmiten la imagen del cristianismo oficial, junto al cual había otras tendencias marginales en el c.p. Por otra parte hemos de tener en cuenta que el NT sólo informa sobre la difusión de la Iglesia en el ambiente griego y romano del Mediterráneo. Pero también había una misión aramea en Transjordania, en Siria, en la región de Osroene, de la cual sólo nos han llegado ciertas noticias que se apoyan en tradiciones difícilmente comprobables, como son, sobre todo, las relativas a la misión de Tomás en Edesa.

Este primer periodo en la historia del cristianismo se distingue por ciertas características. En primer lugar hemos de mencionar el puesto que ocupan los ->apóstoles; éstos son a la vez testigos de la fe y fundadores de las comunidades. Y si bien bajo ambos aspectos desempeñan un papel singular, sin embargo escogen colaboradores para esta doble función. Así lo muestran ejemplos como el de Santiago en Jerusalén y el de Tito y Timoteo en Asia Menor y en Creta. Otra nota característica del c.p. es la función de los -->carismas, de los cuales dan testimonio especialmente las cartas de Pablo. No podemos poner en duda la existencia simultánea de autoridades y de carismas (-> ministerio y carisma), pero muchas veces es difícil distinguir a cuál de las dos categorías pertenece una u otra forma: maestros, profetas o apóstoles. Otro rasgo es la función normativa de la -> tradición transmitida por los apóstoles. Pues en este período los textos del NT se hallan todavía en los principios de su fijación escrita. Por Escritura se entiende todavía el AT. La instrucción de los didaskaloi es en gran parte una exégesis cristológica del AT a la manera de los rabinos judíos (cf. Gerhardsson). Numerosos elementos de esa exégesis se nos han conservado en los testimonios escritos. Y finalmente este periodo está dominado por el conflicto entre el cristianismo judaizante y el de los gentiles, de lo cual dan un elocuente testimonio los Hechos de los apóstoles y las cartas de Pablo. Este conflicto lleva consigo amplias diferencias entre las comunidades.

2. El c.p. se presenta para los tiempos posteriores como un punto cualificado de referencia en toda una serie de problemas. Pero en muchos casos la imagen ideal de esta época en el pensamiento cristiano es producto de una determinada teología, que poco tiene en común con la realidad. Cabe distinguir aquí varias posiciones.

a) La comunidad primitiva muy pronto fue imaginada como un ideal de amor y de pobreza, como una realización de la perfección evangélica. Esta imagen aparece en los Hechos de los apóstoles. Lucas habla de la unidad de los corazones y de la repartición de bienes, usando conceptos que sin duda están influidos por el ideal de los esenios y por cierto matiz platónico (Cerfaux). Esta añoranza del estado original debía repercutir en la mayoría de los movimientos espirituales de renovación en la Iglesia: p. ej., Basilio, Francisco de Asís, la tendencia evangélica de los reformadores, el ideal apostólico de un Ignacio. Parece, sin embargo, que en la comunidad primitiva se dieron escisiones muy serias, que aparecen en diversos lugares.

b) Algunos autores (Harnack, Loisy) contraponen el c.p. a lo que ellos llaman «primer catolicismo». A juicio de dichos autores, este c.p. presenta los siguientes rasgos en su concepción: es esencialmente carismático, está dirigido por el Espíritu Santo y determinado por la idea de la libertad de los hijos de Dios; la existencia de una comunidad jerárquica constituye un hecho secundario, que se debe a las exigencias de la organización; la característica decisiva es la esperanza del retorno inmediato de Cristo. Para esta opinión el que la Iglesia con sus instituciones se situara en la tierra es sólo un fenómeno secundario, aunque trajo consigo la importante consecuencia de que el c.p. adquiera un carácter mundano. Esta interpretación del c.p. contiene rasgos acertados, pero, por una parte, desconoce el carácter originario de la estructura jerárquica y, por otra parte, deja de ver la existencia de distintas tendencias en el c.p.

c) Otra manera de atribuir un «carácter hipostático» a la comunidad primitiva es la de la historia de las --> formas en sus distintas modalidades. Para Dibelius y Bultmann los escritos del NT son expresión de la fe de la comunidad primitiva, y poco nos dicen sobre el Jesús histórico. Según O. Cullmann el tiempo de los apóstoles tiene un carácter privilegiado, normativo para el cristianismo posterior a los apóstoles. La comunidad primitiva de nuevo aparece aquí fuertemente idealizada. Las investigaciones sobre el mundo rabínico del primer siglo (Gerhardsson, Déaut) muestran que la tradición de la doctrina de Jesús tiene un carácter decisivo para el NT en general, y que la parte activa de la comunidad en la configuración de los escritos neotestamentarios no es tan grande como se había afirmado. Además los escritos del NT son expresión, no tanto de la fe de la comunidad, cuanto de la fe de los apóstoles y de sus sucesores. La obra creadora de las comunidades encuentra más bien su sedimentación en la abundante literatura apócrifa (--> apócrifos). Lo que constituye el criterio decisivo es, por tanto, no la cercanía al origen en cuanto tal, sino la apostolicidad. Y este criterio se continúa en la -> sucesión apostólica. El c.p. en cuanto tal no tiene carácter privilegiado. Constituye una forma de expresión del cristianismo, caracterizada por su estructura semítica.

Jean Daniélou