DÍDIMO EL CIEGO


DÍDIMO EL CIEGO, privado de la vista desde los cuatro años y que murió alrededor del 398, fue durante muchos años director de la escuela catequética de Alejandría. Aunque estaba totalmente de acuerdo con la fe de Nicea, su adhesión a algunas de las tesis de Orígenes en relación con el origen y destino del alma humana hizo que fuera condenado en el segundo concilio de Constantinopla (553). Probablemente esta condena es la responsable de que nos haya llegado muy poco de su muy abundante producción literaria; quedan fragmentos de comentarios bíblicos, con preferencia de los Salmos y de los Hechos, en los que se inclina por la exégesis alegórica; pero de sus obras dogmáticas nos ha llegado la principal, Sobre la Trinidad, donde ataca el arrianismo y el macedonianismo; también nos han llegado algunas otras, más o menos relacionadas con estos temas, y que a veces se ocultaron bajo el nombre de otros autores no sospechosos.


Contra los maniqueos

Los diez silogismos contra los maniqueos:

  1. Si algo fuere malo, ha de recibir castigo; es así que nada de lo que puede recibir castigo es incorruptible; luego, nada que sea malo es incorruptible.

  2. Nada que sea corruptible es increado; es así que lo malo es corruptible; luego, lo malo no es increado.

  3. Nada es malo según la sustancia, porque lo malo es una cualidad; pero ninguna cualidad es sustancia; luego, lo malo no es sustancia.

  4. Todas las cosas que son contrarias se destruyen recíprocamente; es así que las cosas increadas no son corruptibles; luego, las cosas que son contrarias no son incorruptibles.

  5. Nada increado es mudable; es así que lo bueno, dominado por lo malo, es mudable; luego lo bueno no es increado.

  6. Lo increado no es de tal suerte que tienda a la destrucción, ni pueda causarla; es así que lo malo tiende a la destrucción; luego, lo malo no es increado.

  7. Las Sagradas Escrituras dicen que están condenados a suplicios no sólo los malvados, sino también el mismo diablo; ahora bien: todo lo condenado a suplicios es mudable; pero nada mudable es increado; luego, ninguna de las cosas malas es increada.

  8. Nada hay de común entre cosas del todo contrarias. Luego, es de absoluta necesidad que donde lo bueno subsista, lo malo no tenga existencia.

  9. Todo aquel que apetece algo razonablemente, logra que su apetito se vea satisfecho en cuanto a lo que apetece razonablemente; es así que estando la maldad dominada por el apetito de cosas corruptibles, ha de desaparecer; luego, si ha de desaparecer, no es increada.

  10. Si lo malo es increado, le corresponde ser malo por naturaleza; es así que nadie peca por obrar conforme a su naturaleza; luego, lo increado no peca. Lo que no peca no está sujeto al castigo; es así que Satanás está sujeto al castigo; luego, no es increado.

(Huber 1, 408-409)

MOLINÉ