EL EMBRIÓN HUMANO ¿CÓMO DEBE SER CONSIDERADO?


¿Qué es el embrión?

Es el fruto de la fusión de dos células germinales, una de la madre (óvulo) y la otra del padre (espermatozoide). Este proceso de fusión se llama fecundación/concepción, donde inicia el ciclo vital de un invidividuo humano.



¿Qué dignidad tiene el embrión?

El embrión goza de la dignidad del ser humano y, por tanto, del derecho a la vida desde sus primeros días de actividad intensa y autónoma, según la ley escrita en su plan-programa escrito en su DNA.



¿Donde se fundamenta esta afirmación?

Sobre todo en la ciencia, y también en la fe cristiana.



¿Qué cosa dice la ciencia sobre el embrion humano?

- Algunos datos de carácter científico, medico y genético ilustran la identidad del embrión humano a partir de su concepción. La investigación científica ha demostrado que el embrión posee una indentidad individual propia desde el momento de su concepción. Es a través de la fecundación que se inicia la vida individual -y, por tanto, personal- de cada uno de nosotros. Estos resultados están documentados por innumerables estudios de citología y citogenética, genética molecular, biología de la reproducción y del desarrollo, obstetricia, etc.

- El conocimiento de la verdad biológica del embrión humano y la reflexión racional sobre su estado real ontológico conducen por tanto a afirmar que el embrión humano no es algo, sino alguien. En efecto:

· Desde el punto de vista biológico, la formación y el desarrollo humano como un proceso único continuo, coordinado y gradual desde el momento de la fecundación, con la cual se constituye un nuevo organismo humano dotado de capacidad intrínseca para desarrollarse autonomamente en un individuo adulto. Las contribuciones más recientes de las ciencias biomédicas aportan evidencias experimentales en favor de la tesis de la individualidad y continuidad del desarrollo embrional.

· Desde el momento en el cual el óvulo es fecundado, inicia una vida que no es la del padre o de la madre, sino de un nuevo ser humano que se desarrolla por su propia cuenta. Eso quiere decir que no se volverá humano, sino que es un ser humano desde este momento. Esta doctrina es válida y es confirmada, si fuera necesario, por las recientes investigaciones de la biología humana, la cual reconoce que en el cigoto derivado de la fecundación de los dos gametos está ya constituída la identidad biológica de un nuevo individuo humano.

· Por el hecho que es concebido, en ese mismo instante el ser humano está dotado no sólo de un código genético, sino también de un valor antropológico único y del derecho fundamental a la vida.

· Las mismas técnicas de fecundación artificial -que producen la fecundación bajo la observación microscópica en un laboratorio- documentan con inexorable evidencia que quien se implantará y crecerá en el seno de la madre, el embrión, se ha formado y ha ya iniciado a desarrollarse desde el momento de la fecundación. Lo que se realiza en el laboratorio es el mismo proceso que acontece naturalmente en el útero (ampolla tubarica) de la madre.

· Paradójicamente, son los mismos promotores de la fecundación artificial y de la experimentación en el embrión humano, los que intentan justificar su manipulación y destrucción negándole la identidad de ser humano, al haber mostrado con sus investigaciones científicas y prácticas clínicas que el embrión humano es uno de nosotros ya que cada uno de nosotros ha sido un embrión al inicio de la vida. Esta afirmación se refuerza en razón del hecho (indudable) que, si nuestra existencia hubiera sido interumpida cuando aún eramos embriones, no hubieramos visto nunca la luz.

· El óvulo fecundado es un ser humano desde las primeras etapas de su desarrollo, obra como un individuo distinto de la madre y está intrínsecamente orientado hacia una precisa evolución individual. Todo ello exige la defensa absoluta del embrión, en confrontación contra cualquier tipo de interveción que impide el desarrollo del embarazo.

- Aquí no está en juego la Fe, sino la razón y, por tanto, la respuesta vale para todos, creyentes y no creyentes.

 



¿Qué características tiene, por tanto, el embrión según la ciencia?

El embrión:

- Es ya un ser singular, actua como individuo distinto de la madre, con una individualidad somática precisa. Es decir, nos encontramos de frente a una entidad biológica que tiene una "individualidad" precisa en el cuerpo (soma): el embrión muestra su individualidad, y puede ser demostrado por un análisis citogenético. Ahora bien, hoy estamos muy atentos a nuestra "individualidad somática", es decir a nuestra identidad corporea, no decimos "tengo un cuerpo", sino "soy mi cuerpo".

- Se presenta absolutamente único e irrepetible. Esto es, cada embrión humano es "único", no existe sobre la faz de la tierra la posibilidad que nazca un embrión idéntico a él, no ha existido nunca otro igual a él, y no existirá nunca uno que pueda ser como él. Esto es precisamente lo que antropológicamente llamamos la dignidad del hombre: cada hombre es único, cada hombre puede dar al mundo algo que ningún otro hombre podrá ofrecerle, cada hombre por su irrepetibilidad es digno del amor de los demás a fin de que puedan recibir de él aquello que ningún otro podra darles. Se equivocan los que dicen que el embrión es algo "indiferenciado" en los primeros días de su vida; y sería indiferenciado porque, puesto en ambientes diversos, podría convertirse en muchos modos diversos de ser hombre. Es como si dijeran: un hombre vivo es indiferenciado ya que, si en lugar de dejarlo en la casa, lo ponemos en el fuego y se vuelve cenizas, o si, vivo como se encuentra, lo ponemos bajo tierra y se vuelve polvo....

- Es un ser humano en desarrollo según un proyecto fijado ya en la concepción: dicho desarrollo debe entenderse no en el sentido de una transformación ontológica, cualitativa, sino en el sentido de una evolución homogénea, un desarrollo armónico. Se trata de la presencia de un ser humano con capacidad activa e intrínseca de desarrollo, y no de una mera posibilidad de vida. Es decir, todo aquello que el embrión es desde aquel momento, toda su historia biológica, está ya presente en código. Todo lo que se formará sucesivamente está ya presente en el genoma del embrión, desde el primer instante. Por ello no se podrá nunca aceptar que el embrión es un ser humano "en potencia", ya que en potencia no es el embrión en cuanto embrión, sino que es ya todo lo que es: en potencia está solamente el desarrollo. Así nos encontramos, no de frente a un ser humano en potencia, que no es todavía en acto, sino de frente a un ser humano que tiene ya en sí todas las potencialidades de desarrollo;

- Es un terminus a quo ya destinado ex natura sua a traducirse en el terminus ad quem del dinamismo intrinseco; e non in un qualsiasi terminus ad quem, del dinamismo intrínseco; y no en cualquier terminus ad quem , sino solamente en aquel que corresponde a las indicaciones ontológicas de su naturaleza;

- es un ser diferente del adulto, pero tales diferencias deben ser vistas al interno de una concepción de la vida humana que reconoce diversas etapas de la infancia a la vejez;

- también desde el punto de vista estrictamente biológico, no es sólo un receptor pasivo, sino que interactúa con su ambiente vital;

- es portador de una dignidad antropológica: debido de la unidad sustancial del cuerpo y el espíritu, el embrión no tiene solamente un significado biológico; es portador de una dignidad antropológica, que tiene su fundamento en el alma espiritual que lo penetra y lo vivifica;

- es un ser humano que es hijo, desde las primeras fases de su existencia, es decir, desde el momento en que los patrones genéticos del padre y de la madre se unen. Todo ello marca y condiciona su pertenencia a la especie humana, el vínculo hereditario y las notas biológicas y somáticas de la individualidad. Su influencia en la estructura del ser corpóreo es determinante desde el inicio de la concepción hasta la muerte natural;

- es el más débil entre todas las creaturas humanas.

 



¿El embrión es persona?

La ciencia no puede decir nada en este renglón, siendo el concepto de persona una noción que va más allá de la competencia científica. La Iglesia tampoco dice expresamente que el embrión es persona. Sin embargo, es necesario reafirmar que el valor de la persona no le es reconocido al sujeto humano por los padres, por la sociedad o por el Estado, o por que él lo adquiere con la edad. Al contrario, el ser persona es una prerrogativa connatural al ser humano. El "concepto", el "valor" de persona acompaña al individuo de principio a fin. Subsiste en él siempre, aun cuando no tiene la facultad de entender y querer; cuando está en el seno materno, cuando duerme, cuando está en coma. Ciertamente la Iglesia católica no excluye a priori que el embrión sea persona, pero no lo afirma definivamente. Dice que debe ser tratado COMO una persona. La instrucción Donum Vitae de la Congregación para la Doctrina de la Fe (22 febrero 1987) afirma que "el ser humano debe respetarse -como una persona- desde el primer instante de su existencia" .



¿Qué afirma la fe cristiana sobre el embrión?

- La fe cristiana confIrma la concepción científica, antes descrita.
Las conclusiones de naturaleza científica son asumidas por el Magisterio de la Iglesia no como pruebas incontrovertibles, sino como una indicación preciosa para discernir racionalmente una presencia humana desde el primer momento de la aparición de la vida humana. La perspectiva teológica, a partir de la luz que la revelación proyecta sobre el sentido de la vida humana y sobre la dignidad de la persona, conforta y sostiene la razón humana en sus conclusiones científicas, sin prejuzgar la validez de las conclusiones adquiridas mediante la evidencia racional.

- La fe cristiana completa la concepción científica, antes descrita:

· afirma que el hombre, desde el seno materno, pertenece a Dios que escruta y conoce todo, que lo forma y lo plasma con sus manos, que lo ve mientras es todavía un pequeño embrión informe y que puede ver el adulto del mañana. Cuyos días están contados y cuya vocación está ya escrita en el "libro de la vida (cf. Sal 139, 1.13-16). Cuando aún está en el seno materno, - como dan testimonio numerosos textos bíblicos (cfr. Sal 139, 1.13-16); (cfr. Ger 1,4-5; Ps 71, 6; Is 46, 3; Gb 10,812; Ps 22, 10-11, además de los textos de Lucas)-, el hombre es el término personalísimo de la amorosa y paterna providencia de Dios.

· El ser humano tiene dignidad de una creatura que Dios ha querido por sí misma.

· El embrión humano, en cuanto ser humano, está en una especial relación con Dios. De este modo, el embrión está relacionado no sólo con aquellos de quienes provienen los componentes originarios que lo constituyen (sus padres), sino también con la fuente última de cada vida, que el cristiano reconoce en Dios.

- La unicidad e irrepetibilidad del embrión tiene también un valor teológico: como Dios en su identidad más profunda es absolutamente único e irrepetible, así ha amado tanto al hombre al grado de inscribir en nuestra carne -en nuestra estructura genética- Su imagen misma.

- Por otra parte en la fecundación humana se trata de la generación de un ser humano. Sus padres no son vegetales o animales. Por tanto, desde el inicio el embrión está ordenado por su propia naturaleza a recibir de Dios el alma espiritual.

- El hecho que el embrión tenga su individualidad somática, tiene también un valor teológico: Dios ha amado tanto nuestra corporeidad, al grado de hacerse cuerpo como nosotros, para que podamos concerlo.

 



¿Qué efectos produce esta especial relación que dios tiene con el embrión?

- Dios, dando la vida al embrión, lo crea a su propia imagen y semejanza. En que sentido el hombre ha sido creado a " imagen de Dios "?

· "El hombre es creado a imagen de Dios en el sentido que es capaz de conocer y amar, en la libertad, a su propio Creador. Es la única creatura, sobre esta tierra, que Dios ha querido por sí misma y que ha llamado a compartir, en el conocimiento y en el amor, su vida divina. El hombre, en cuanto creado a imagen de Dios, tiene la dignidad de persona: no es algo, sino alguien, capaz de conocerse, de darse libremente y de entrar en comunión con Dios y con las demás personas " (Compendio del Catecismo de la Iglesia católica, 66).

· "Dios mismo, creando al hombre a su propia imagen, ha inscrito en su corazón el deseo de verlo. Aún cuando este deseo es frecuentemente ignorado, Dios no cesa de llamar al hombre, para que viva y encuentre en él la plenitud de la verdad y de la felicidad, que busca sin descanso. Por tanto, por naturaleza y por vocación, el hombre es un ser religioso, capaz de entrar en comunión con Dios. Este vínculo íntimo y vital con Dios da al hombre su dignidad fundamental" (Compendio del Catecismo de la Iglesia católica, 2).

- Dios da al embrión humano un alma espiritual, la cual no viene de sus padres, sino que es creada directamente de Dios y es inmortal.

- El fruto de la generación humana, desde el primer momento de su existencia, exige el respeto incondicionado que es moralmente debido al ser humano en su totalidad corporal y espiritual.

- La vida física humana es un bien moral primario y fundamental, que exige ser promovido, defendido y respetado, aun cuando se debe esperar el cumplimiento de su perfección que se realizará en la condición sobrenatural y eterna.

- El reconocimiento de la vida como don creado por Dios orienta el hombre a vivir su existencia como un bien que debe dar a su Creador y a sus hermanos

- Los padres - sin excluír paterfamilias - non tienen el poder absoluto de los hijos. La vida del ser humano está bajo el dominio de Dios. Sólo _l puede darla y quitarla.

 



¿De dónde deriva el deber de respetar al embrión?

- La actitud ética de respeto y cuidado de la vida, de la dignidad y de la integridad del embrión:

· es exigida por la presencia misma de un ser humano que debe ser considerado como una persona;

· está motivada por una concepción unitaria del hombre (Corpore et anima unus) que ha de ser reconocida desde que es concebido;

· está justificada por el hecho que cada ser humano no puede ser reducido nunca a un medio, sino que es siempre un fin;

· esta motivada del hecho que el embrión es un ser humano y, por tanto, es sagrado, siendo vida humana: la vida humana es sagrada porque desde sus inicios comporta la "acción creadora de Dios" y permanece para siempre en una relación especial con el Creador, su único fin. El ser que va a nacer es alguien cuya vida ha de ser siempre honorada y defendida en cada fase de su crecimiento y desarrollo hasta que llega a la plenitud de su condición adulta.

- El deber de respetar al embrión humano como persona deriva de la realidad de las cosas y de la fuerza de la argumentación racional y no exclusivamente de una posición de fe.

- Debe notarse, sin embargo, que la posición de la Iglesia no es una posición hecha en nombre de la fe que profesa, contribuyendo con tal actitud -como se busca hacer creer- a impedir el progreso científico; sino que es, al contrario, como afirma expresamente la Instrucción Donum vitae de la Congregación para la Doctrina de la Fe, una intervención "inspirada en su amor por el hombre ayudándolo a reconocer y respetar sus derechos y sus deberes". Reconocimiento dictado por la razón, es decir, por el hombre que reflexiona sobre sí mismo y sobre sus acciones, y que reconoce las responsabilidades que se siguen.

 



¿Qué cosa es necesario rechazar para proteger al embrión?

- Debe ser rechazada la tesis de aquellos que sostienen que el embrión humano sería:

· un "conjunto de células" humanas, el cual, sin embargo, no constituiría un individuo humano real, sino que lo sería solamente "en potencia" para volverse tal en un momento dado, que se establecería por convención, en el proceso de su desarrollo;

· un precioso instrumento tecnológico bajo la direcciòn de una "buena acción médica", con los pretextos del progreso de la ciencia, de la tecnología y de la medicina en particular, en vitsa de nuevas vías terapéuticas para el servicio del hombre. Se tendría, de este modo, un abuso del embrión, abuso tanto más reprochable ya que frecuentemente es alimentado con fines comerciales;

· un puro "material biológico", sin ninguna identidad propia en el cuadro de la vida y sin la dignidad propia del ser humano, y por tanto, podría ser tratado como un "objeto";

· carente de cualquier mérito en su atención moral particular, ni de un estatuto especial en cuanto ser humano potencial, sino que, al máximo, debe ser respetado proporcionalmente a su grado de desarrollo, en contraposición con su estado inicial, por sus potenciales beneficios para la investigación.

- Debe rechazarse:

· cualquier intervención sobre el genoma que no sea dirigio al bien de la persona, entendida como unidad de cuerpo y espíritu, o que viole la integridad de la dignidad;

· cualquier tipo de manipulación que ponga en riesgo grave la vida del embrión: análisis, crioconservación ("congelamiento") como alternativa a la implantación en el útero, experimentos científicos sobre el embrión especialmente cuando se encuentra fuera del cuerpo de la madre ("en probeta"), selección de los embriones a través del diagnóstico genético antes de la implantación en el útero;

· la destrucción voluntaria del embrión, lo cual es un aborto, un homicidio. Debe subrayarse que "la libertad de matar no es una verdadera libertad, sino una tiranía que reduce al ser humano a la esclavitud" Benedetto XVI).

 



¿Cómo considera la iglesia la supresión del embrión?

La Iglesia siempre ha considerado un delito particularmente cruel la destrucción deliberada del ser concebido. "Por lo demás, está en juego algo tan importante que, desde el punto de vista de la obligación moral, bastaría la sola probabilidad de encontrarse ante una persona para justificar la más rotunda prohibición de cualquier intervención destinada a eliminar un embrión humano [...] El ser humano debe ser respetado y tratado como persona desde el instante de su concepción " (Evangelium vitae, n. 60).



¿Qué cosa piensa la igleisa católica del niño nacido de una fecundación artificial?

Una vez concebido, el niño tiene todos los derechos y deberes de cualquier otra persona, tiene la misma dignidad, merece el mismo respeto que cualquier otro ser humano.



¿Cuál es la tarea del estado?

- Los estados y las leyes positivas tienen la tarea de reconocer, no de crear una definición de ser humano, en cuanto no es la autoridad, sino la verdad, la que fundamenta el derecho. Y la verdad es que desde el momento de la fecundación inicia un proceso continuo de desarrollo de un nuevo inidivduo, que no puede ser arbitrariamente dividido en partes con un valor diverso y, por tanto, con un grado diverso de protección, y que su patrimonio genético es el mismo del individuo adulto que se desarrollará.
No toca al derecho positivo definir la ontología del ser humano.

- Desde el punto de vista jurídico, el punto cardinal del debate sobre la tutela del embrión humano no concierne a la facilidad de encontrar umbrales de humanidad más o menos tardíos respecto a la fecundación, sino que se refiere al reconocimiento de los derechos humanos fundamentales en razón del hecho que es un ser humano y exige sobretodo, en nombre del principio de igualdad, el derecho a la vida y a la integridad física desde el primer momento de su existencia. Existen los derechos del ser que va a nacer, que han de ser tutelados también de la legislación humano, tanto más porque ese ser pertenece a la categoría de los débiles e indefensos. Existe, por ejemplo, el derecho del ser que va a nacer a tener y a conocer a su padre y a su madre; el derecho a una identidad biológica, anagráfica y afectiva.

 



¿La iglesia se opone a la investigación científica?

- Ciertamente no, y la historia lo demuestra. La Iglesia se opone a un cierto tipo de investigación científica que degrade, por ejemplo, el embrión a un mero instrumento de laboratorio. La investigación científica en campo genético debe ser impulsada y promovida, pero, como cualquier otra actividad humana, no puede estar nunca exenta de imperativos morales.

- Las buenas y auténticas conquistas de la ciencia desvelan siempre más la grandeza del Creador, porque consienten al hombre constatar el orden inscrito en la creación y apreciar las maravillas de su cuerpo, además de su intelecto, en el cual, en cierta medida, se refleja la luz del Verbo "por medio del cual todas las cosas han sido creadas" (Jn 1,3) (Jn 1,3).

- La ciencia, y en particular el científico, debe respetar las normas morales, entre las cuales:

· no todo aquello que es científica y técnicamente factible es moralmente aceptable;

· no es justo obtener un bien a través del mal;

· el fin no justifica los medios. Por tanto, el servicio a la vida debe realizarse con medios lícitos;

· en cuanto a la vida (sea nacer, vivir, morir) no somos los dueños ni los creadores, sino administradores;

· es necesario salvaguardar el carácter sagrado de la vida (sobre todo en lo que se refiere al nacimiento y a la muerte).

- Es incisivo el recuerdo que Juan Pablo II dejaba a los miembros de la Pontifica Academia de las Ciencias el 29 de octubre de 1994: "Es necesario no dejarse llevar por el mito del progreso, como si la posibilidad de realizar una investigación o poner en obra una técnica permitiera calificarla como moralmente buena. La bonda moral se mide a partir del bien auténtico que procura al hombre, considerado según su doble dimensión corporal y espiritual".

 

El Primicerio
De la Basílica de San Carlos y San Ambrosio
Monsignor Raffaello Martinelli

http://www.sancarlo.pcn.net/argomenti_spagnolo/MAR_0018.jpg

NB: Para profundizar en este argumento, se pueden consulatr los siguientes documentos pontificios:

Congregación Para La Doctrina De La Fe , Donum Vitae, 1987.