MIÉRCOLES DE CENIZA

CELEBRACIÓN FUERA DE LA EUCARISTÍA

La liturgia de los sacramentos posee una estructura general que le da sentido pleno como celebración cristiana, esta consiste en dos partes fundamentales e in-desligables: Celebración de la Palabra y Celebración del Sacramento. Esta estructura, por su valor litúrgico y pastoral, es retomada en la celebración de los sacramentales. Así pues, sobre esta estructura básica se debe alzar el armazón de esta celebración, que ha de enriquecerse con una Plegaria Común – como lo pide la Iglesia – y completarse con los Ritos Iniciales y el envío, para que sirvan de puntos de entronque entre experiencia vital y experiencia celebrativa.

Los textos que no puedan hallar en otras guía, pueden tomarse de la guía para la celebración conducida por un laico.

 

 

APUNTES Y SUGERENCIAS

Ritos Iniciales

Canto de Entrada:

Se aconseja un canto acorde con la índole del tiempo, pudiendo ser, incluso, un canto penitencial.

 

Saludo:

El ministro ordenado puede utilizar la formula paulina habitual, pero intercambiándole un tropo. Por ejemplo:

La gracia de nuestro Señor Jesucristo,

vencedor del pecado y de la muerte,

el amor del Padre,

y la comunión del Espíritu Santo,

estén con todos vosotros.

 

Monición Inicial:

Adquiere una gran importancia por dos razones, la primera es que contextualiza la celebración en el inicio de un nuevo tiempo litúrgico, la segunda, porque al reducirse los Ritos Iniciales al mínimo, esta asume el peso de servir de exordio a toda la celebración.

 

Celebración de la Palabra

Se aconseja realizar todas las lecturas, y enriquecerla con cortos momentos de silencio o con el canto de la antífona del salmo. Puede también realizarse una lectura reflexiva alternando dos lectores luego del Evangelio y antes de la homilía.

Debe recordarse que en el tiempo de Cuaresma no se canta el aleluya, por lo que deberá buscarse un canto adecuado para ejecutar antes del Evangelio.

 

Celebración del Sacramental

Signos:

Hoja seca: Simboliza aquello que está muerto en mi vida porque no ha sido vivificado por la experiencia de Dios.

Ceniza: Es la acción de Dios sobre mi vida que destruye y construye. Es también el reconocimiento de mi propia miseria.

Cantos u oraciones penitenciales: Signos del ansia y de vivir como hijos de la luz.

 

Desarrollo de la Celebración:

Después de la homilía que ha de incluir la explicación de los signos propios de este día, se invita a los jóvenes para que ordenadamente depositen la hoja seca que cada uno ha traído en un recipiente en el que el fuego arde, durante este momento puede ejecutarse un(os) canto(s) que trate(n) del reconocimiento de la miseria humana y de la liberación en Cristo.

De las cenizas de estas hojas se toma un poco (debe ser realmente poco para que no se vayan a quemar) y se mezcla con las cenizas que habitualmente se preparan para la celebración. Luego se continúa con la bendición de la ceniza tal como lo dispone el Misal Romano, pero sin agregarle agua.

A continuación el ministro ordenado y los laicos designados (si los hay), se acercan a los fieles y depositan en sus manos (que pueden adoptar la misma posición que para la recepción de la Comunión) un poco de ceniza a la vez que pronuncian las fórmulas establecidas para la imposición de la ceniza. Este acto puede estar acompañado por un canto referido a la búsqueda del auxilio y de la misericordia del Señor.

Finalmente, los diferentes grupos de jóvenes se imponen la ceniza sobre la cabeza mientras pronuncian alguna fórmula que parezca adecuada o se ejecuta algún canto relacionado con el reconocimiento de la culpa como primer paso para obtener el perdón de los pecados.

 

Oración Común

Adopta el mismo esquema que las preces de las vísperas: Monición, súplicas, Padrenuestro, oración conclusiva. Conviene también que las intenciones sean anunciadas primero, se guarde un momento de silencio, después se haga la súplica y, finalmente, se haga la aclamación de toda la asamblea. Por ejemplo:

Lector 1: Oremos hermanos por los que gobiernan nuestros destinos.

Silencio

Lector 2: Dirige, Señor, el sentir de los pueblos y la mente de sus gobernantes por los caminos de tu voluntad, para que procuren con empeño el bien común.

Todos: Oh, Señor, escucha y ten piedad.

 

Envío

Con esta palabra me refiero a los ritos conclusivos, que han de tomar una forma de verdadero envío. Después de la oración que concluye la Plegaria Común, es muy recomendable que se haga una de las oraciones sobre el pueblo contenidas en el Misal Romano, luego de las cuales deberá hacerse una brevísima exhortación a vivir profundamente durante la Cuaresma los misterios celebrados, finalmente puede despedirse a la asamblea con el tradicional podéis ir en paz.

 

Otra Forma de Realizar el Rito de la Ceniza

Una fórmula apunta a la conversión al Evangelio: «Convertíos y creed el Evangelio» (que parecería más propio que se dijera en singular, como la otra es más interpelante). Mientras que la otra alude a nuestra caducidad humana: «Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás». Ahora bien, parece que sería más educador acompañar estas palabras con dos gestos complementarios: el sacerdote impone la ceniza a cada fiel, diciendo la fórmula de la ceniza y el polvo, y a continuación el fiel pasa a otro ministro que está al lado y que le ofrece el evangelio a besar, mientras pronuncia sobre él la fórmula que habla del evangelio. No creo que complique mucho el rito, y podría resultar más expresivo de la doble dimensión de la Cuaresma. Ya se ha experimentado con éxito en algunas comunidades, tanto parroquiales como más homogéneas y reducidas.

Diego Acevedo Peña
Medellín, Colombia