¡Alégrense!
Un Dios solidario se nos da hoy
Cada año la Iglesia pone ante nosotros la
oportunidad de reflexionar en el misterio de Dios que se hace hombre y
sale a nuestro encuentro para levantarnos de nuestras debilidades y
caídas y para dar respuesta a nuestras necesidades. Tenemos la
oportunidad de darnos cuenta de la cercanía de Dios, de ver como se
solidariza con su pueblo hasta el extremo de asumir nuestra propia
naturaleza para redimirnos desde nuestra propia realidad.
Siguiendo la línea de reflexión que
comenzamos en el Adviento del año 2000 proponemos para este nuevo Año
Litúrgico la reflexión del tema de la solidaridad, tercero en la línea
de meditación propuesta por el Papa Juan Pablo II es su Exhortación Post
Sinodal Ecclesia in America. De esta forma, este tema servirá de hilo
conductor para nuestra experiencia de Adviento – Navidad, Pascua y
Semana de la Juventud. Este primer acercamiento nos da la oportunidad de
celebrar la alegría de Dios que se nos da en su Hijo Jesucristo, nuestro
salvador. Dios se hace uno con el hombre para amarle, redimirle y
acercarle. Nosotros como jóvenes tenemos que ser testigos de esa
experiencia de amor, viviendo en la cercanía de Dios y dándonos a los
demás como El se dio a nosotros.
Esperamos que estas reflexiones y celebraciones les faciliten su
preparación personal y comunitaria para la Navidad. Igualmente les
deseamos que el Señor renazca con su gracia en sus corazones y bendiga
sus familias, grupos y parroquias, al igual que todos sus proyectos para
el nuevo año.
En el amor de Dios que sale a nuestro encuentro,
¡Alégrense!
Un Dios solidario se nos da hoy
Sentido del Adviento
1. Aprender a esperar
El tiempo del Adviento nos quiere ejercitar en una virtud cristiana
básica: la esperanza.
Cada año la Iglesia entra en este santo tiempo y aprende a esperar al
Señor:
• Con la misma ilusión con que un estudiante espera sus vacaciones
• Con la misma íntima emoción con que una madre espera a su hijo
• Con la misma urgencia con que el surco abierto y reseco espera la
lluvia,
así la Iglesia espera la venida de su Señor
Cada año cobra actualidad el Aviento porque siempre necesitamos la
venida de Dios a nosotros y nos hace falta a aprender a esperarle. Sería
señal de debilidad o de muerte si nos encontráramos satisfechos con lo
que ya tenemos.
Como también nosotros los cristianos podemos ir perdiendo a lo largo del
año la sensibilidad por lo divino, nos conviene que el Adviento nos
despierte el apetito de los bienes que verdaderamente valen la pena. Nos
hace bien matricularnos en la escuela de la esperanza, poniéndonos por
delante la meta del encuentro salvador con nuestro Dios.
San Pablo hace sonar la “diana” para todos: sabed que ya es hora de que
despertéis del sueño. Por si también nosotros nos hemos dormido en los
horizontes de la tierra, nos invita a elevar la mirada de nuestras
aspiraciones.
2. Testigos de la esperanza
En un mundo que progresa sin cesar, que se supera así mismo en las
conquistas del confort y de la ciencia; en un mundo que, a pesar de todo
ello, no puede quitarse de encima la angustia y la inquietud, los
cristianos somos invitados en el Adviento a practicar la espera de los
bienes divinos, y a dar testimonio de nuestra esperanza ante los ojos de
la sociedad.
Cuantas cosas ansían los hombres. Cuantos “mesianismos” ilusionan los
corazones humanos. Nosotros, sin embargo, queremos superar dedicadamente
el plan material y alimentar nuestra esperanza con lo único que puede
satisfacerla: la venida de Dios.
El salmo 24 resuena desde el primer día del Adviento: A ti, Señor he
levantado mi alma; por encima de los afanes de cada día y de las
aspiraciones meramente terrenales, nosotros esperamos a Dios mismo. No
es que con ello tratemos de desertar de nuestra tarea en el mundo. Al
contrario, queremos orientar los íntimos anhelos de la humanidad, aún
más, de toda la creación, hacia su único objetivo definitivo: Dios;
seguros de que “todos los que esperan en el Señor no quedaran
defraudados”.
3. Pero, ¿Qué es lo que esperamos?
La pregunta brota espontánea al intentar vivir concretamente el espíritu
del Adviento: ¿Qué objeto tiene nuestra espera? Sí, la venida del Señor.
Pero, ¿de qué venida se trata el Adviento de este año?
El pueblo de Israel estuvo durante siglos y siglos esperando al Mesías.
Los textos de Isaías que durante estas semanas leeremos tienen como
objetivo directo el gran acontecimiento: la llegada del Salvador. Pero
nosotros vivimos en el nuevo testamento, y no lo podemos olvidar ni
siquiera en el tiempo de Adviento. Cuando llegó la plenitud de los
tiempos, Cristo nació de María Virgen y apareció entre nosotros. Desde
que Él llegó todo ha cambiado en la historia: Vivimos el tiempo de
Cristo.
Sería simplemente una ficción inútil o una comedia
• El rezar y cantar como si Cristo no hubiera venido ya.
• El pedir a Dios que nos envíe al Mesías como si no hubiéramos sido ya
salvados por Él,
• Ponernos en la misma actitud de Israel, copiando sus palabras en el
mismo sentido inmediato que tuvieron en sus labios...
Eso no lo pretende ciertamente el Adviento. El nacimiento de Jesús en
Belén lo recordamos gozosamente, celebraremos su aniversario,
aprenderemos las entrañables lecciones que sus protagonistas nos
dieron...
¿Por qué recordar, pues, en nuestras oraciones esa espera secular del
pueblo de Israel? ¿ Qué es lo que debemos esperar los cristianos en este
Adviento del año 2002? Quisiera responder en dos tiempos a esta
pregunta, tratando de describir en los textos de la misa del Adviento el
contenido de esta esperanza cristiana en la actualidad.
4. La vuelta de Cristo
Una primera respuesta: la Iglesia espera la Venida gloriosa de Cristo,
al fin de los tiempos, para establecer definitivamente su Reino. Ya
desde el primer domingo del Adviento nuestra atención es dirigida a ese
Día Ultimo en que aparecerá Cristo triunfador para juzgar al mundo”El
día se acerca”, “no sabéis cuándo vendrá el dueño”, “ entonces verán al
Hijo del hombre que viene”, “cuando venga nuestro Señor Jesús con todos
sus santos”.
Y en la noche de Navidad volverá San Pablo colocarnos en la misma
perspectiva:
Aguardando la dicha que esperamos,
La Aparición gloriosa
Del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo.
Sí, la Parusía, la Vuelta de Cristo, es como un foco de luz que ilumina
toda la espera de la Iglesia: “He aquí que viene el Señor, y con El
todos sus Santos, y en aquel Día brillará una gran Luz.”
No es sólo Israel el que suplica durante siglos: Ven, Señor. También la
Iglesia lleva dos mil años repitiendo las palabras conclusivas del Nuevo
Testamento: Ven, Señor Jesús. Y no nos extrañamos de que resuene en
nuestro Adviento la expectación gozosa de las generaciones primitivas:
Alegraos, el Señor está cerca.
Con la mirada puesta en esa Vuelta de Cristo rezaremos en la Vigilia de
Navidad: “Oh Dios, que todos los años nos alegras con la esperanza de
nuestra redención, haz que así como recibimos gozosos a tu Unigénito
como Redentor, podamos ver con confianza venir como Juez a nuestro Señor
Jesucristo...”
Los nuevos prefacios de Adviento enfocan también así la espera
cristiana: “para que cuando venga de nuevo en la majestad de su
gloria...”.
5. Vivimos ya en los últimos tiempos
Sin embargo también esta espera del Ultimo Día nos puede parecer algo
ficticia.
¿Creemos de veras en la proximidad de la Vuelta de Cristo cuando
decimos: He aquí
que viene el Señor; el Señor está cerca?
Lo más probable es que nuestra generación no conocerá el fin del mundo.
Que tal vez se demore éste todavía por muchos siglos. En todo caso, casi
podemos estar seguros que no será este año...
Para entender el sentido de esta espera escatológica que ya lleva
ejercitado la Iglesia un largo Adviento de veinte siglos, tenemos que
pensar en la conexión que la primera Venida de Cristo, la de Belén,
tiene con la última.
El Nacimiento de Cristo inauguró ya la última era de la historia:
estamos viviendo los tiempos definitivos (1Cor 10, 11). Y se puede decir
que avanzamos decididamente hacia la meta. Desde que llegó Cristo a
nuestra historia, la plenitud de los tiempos está ya comenzada. Después
de Cristo no esperamos a nadie más. Él inauguró ya su Reino: éste irá
creciendo y madurando a lo largo de los siglos, hacia la plenitud final.
Es lógico que miremos espontáneamente al futuro: porque en cierta manera
el futuro ya está presente en nuestro tiempo, que es el último. Y es
lógico también que demos la consumación perfecta de nuestra historia: la
madurez plena de la Iglesia y de nuestra salvación. En este sentido, se
entiende el que se deje oír en la liturgia del Adviento cada año: El Día
está ya encima; el Señor está cerca. Como advertía San Pedro a los
cristianos impacientes de su tiempo: un día, ante el Señor, es como mil
años, y mil años como un día.
Nosotros somos ya “Contemporáneos” de la Parusía de Cristo, vivimos la
Hora de Cristo, que es la última Hora.
6. Las profecías todavía no se
han cumplido
Este enfoque hace posible que leamos con un sentido plenamente actual
las lecturas proféticas del Adviento, porque la esperanza del pueblo
hebreo, tan oportunamente alimentada por la voz de los Profetas, no
apuntaba sólo a la llegada del Mesías. Israel vivió en su historia una
serie magnífica de intervenciones salvadoras de Dios:
• La elección de Abraham y la promesa,
• La convocación de Israel como Pueblo Elegido,
• La liberación de Egipto,
• La Alianza del Sinaí,
• La vuelta de la cautividad de Babilonia...
Todas estas intervenciones las entendía Israel como auténticas “venidas”
de Dios. Pero por encima de eso, era invitado constantemente a esperar
el día de Yahvé, el gran día de su Encuentro con Dios: que unas veces
venía señalado con caracteres mesiánicos, pero otras tenía horizontes
todavía más lejanos, claramente escatológicos. Por ejemplo, la mayoría
de las profecías que leemos en la lectura continuada de Isaías se
refiere a las circunstancias concretas de la cautividad en Babilonia:
por encima de esa situación histórica, apunta Isaías al Mesías Salvador,
y más aún, al Día de Yahvé, Día de la salvación total.
Sentido de la Navidad
Navidad : es un milagro de Amor.
Navidad: es un encuentro.
Navidad: es el encuentro.
Pero, NAVIDAD, es algo más que una palabra, es una fiesta que celebra
con regocijo la llegada del Salvador. Las promesas del Mesías fueron
anunciadas a través de los siglos y un sólo pueblo que supo esperar en
ese anuncio a través de María recibió al Salvador. Hoy ese anuncio ha
llegado a casi todos los rincones de la tierra y así también nosotros
podemos celebrar a un Dios solidario que cumple sus promesas.
Te ofrecemos este material para que junto con tu grupo juvenil puedas
prepararte a la venida de Nuestro Salvador y celebrar de una manera
distinta la Navidad de 2002.
“Espera en el Señor, está cerca...”
“Levántate pueblo mío que llega tu Salvador...”
“La Virgen concebirá y dará a luz un niño...”
Queremos hacer presente en nuestro corazón a ese Mesías, al prometido, a
Dios con nosotros. El amor infinito de Dios tiene su expresión máxima en
la encarnación de Jesús. Él, la palabra hecha carne, se hizo semejante
en todo a nosotros menos en el pecado, para redimirnos desde nuestra
propia realidad y naturaleza. Ese es el sentido mismo de la solidaridad,
hacerse uno con el otro para conocerlo, entenderlo, acompañarlo y para
amarlo. Ya San Juan nos lo ha dicho en su Evangelio:
“Tanto amó Dios al mundo que le dio su Hijo Único, para que todo aquel
que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.” (Jn 3:16)
La Navidad es revivir con alegría esta realidad y renovar nuestra
aceptación de la salvación que Cristo Jesús nos trae. Es renovar también
nuestro compromiso de amarle en cada hermano, de vivir nosotros en
solidaridad respetando la dignidad de cada ser humano y velando por sus
necesidades. Es reafirmar nuestra fe y salir al encuentro de los demás,
sobretodo de los más necesitados para hacerles experimentar el amor y la
misericordia de Dios que sale a nuestro encuentro. Nos tenemos que amar
los unos a los otros como Él nos ama para hacer ver al mundo que somos
sus testigos.
La solidaridad, hacernos uno con los demás, es el tema central de
nuestra reflexión. Esta expresión de la caridad y del amor fraterno es
indispensable para poder extender el Reino de Jesús que empezó el día de
su llegada y que cada día se concreta en nosotros y en cada hombre y
mujer. Viviendo de esta manera nos convertimos en constructores de esa
gran y nueva civilización, la Civilización del Amor, la civilización de
los convertidos que viven en la comunión de los Hijos de Dios,
solidarios unos con otros, dejando atrás diferencias, y categorías.
Tema 1: Un Dios Solidario
Objetivo: Redescubrir como Dios ha brindado su solidaridad a la
humanidad desde los inicios de la historia de la salvación.
I Bienvenida y oración
Dios de bondad infinita
tráenos al salvador.
Llena de felicidad, ansia, y
espera a nuestra familia
puertorriqueña.
Tu que haz sido un Dios
solidario siempre, da al mundo entero
la paz en este adviento para poder vivir
el momento de tu encarnación con mucho entusiasmo.
Acompáñanos en este adviento juvenil
y bendícenos siempre.
Amen
II Dinámica de integración:
Se formaran pequeños grupos de 6 a 10 personas, esto puede variar de
acuerdo con la realidad del grupo. Los jóvenes procederán a presentarse,
cada uno tendrá 30 segundos para hacerlo contestando algunas preguntas.
Luego el joven de su derecha tiene que repetir todo lo que el otro joven
acaba de decir y así sucesivamante hasta terminar donde comenzaron. Al
terminar de presentase escogerán un nombre para el grupo y deberán
presentarlo a todos los jóvenes de una forma original y dinámica,
presentando también a cada integrante del grupo por su nombre; cada
grupo repetirá lo que dijo el grupo anterior, así como se hizo antes,
hasta terminar donde comenzaron. Las preguntas a contestar son las
siguientes:
1. Nombre y apellidos
2. De dónde es
3. Edad
4. Estado civil
5. Que música escucha
6. Propósito de estar aquí
III Solidaridad:
• El salón debe de estar ambientado con objetos o cosas alusivas a la
solidaridad.
• Dos animadores deberá estudiar y aprender el diálogo que se presenta a
continuación. Los mismos deberán presentarlo con naturalidad como si
fuese una conversación usual entre ellos.
• Los animadores deberán estudiar lo que es solidaridad según Ecclesia
in America, el Catecismo y el diccionario. Esto para que pueda manejar
bien el tema de la solidaridad y así el tema se dé con fluidez, a la vez
que estamos preparados para cualquier pregunta que pueda surgir de los
jóvenes.
Joven 1: Oye, a la verdad que la gente habla de las cosas sin saber
realmente de que se trata.
Joven 2: ¿A qué te refieres con eso?
Joven 1: Mira, te doy un ejemplo. La gente habla de la caridad por ahí
como si eso fuera cualquier cosa. Que si hay que ser caritativos con el
vecino, con el que no tiene, con el más allá con el que vive en otros
países que son más pobres.
Joven 2: Pero todo eso está bien, ¿qué le ves de malo?
Joven 1: Que no entienden lo que es realmente la caridad, porque piensan
que es dar lo que nos sobra, lo que no necesitamos, las cosas viejas que
tenemos en una esquina y que ya no sirven para nosotros.
Joven 2: Ahora te entiendo. Y tienes razón, si algo no sirve para
nosotros tampoco sirve para los demás porque ninguno es más que el otro,
todos somos iguales.
Joven 1: Exacto. Lo que pasa es que se nos olvida que la caridad
realmente es el amor cristiano, es amarnos como Jesús nos amó.
Joven 2: Eso es cierto. Pero también a ti se te olvida algo.
Joven 1: ¿Sí, qué se me olvida?
Joven 2: Que la caridad no es solo dar cosas a los demás, la caridad
tiene un elemento adicional, la solidaridad.
Joven 1: Yo pensaba que era lo mismo.
Joven 2: Se parecen pero no. La solidaridad es la expresión máxima de la
caridad, no es dar algo a los demás, es darnos nosotros mismos. Es
hacernos uno con el otro, entenderlo, amarlo, darle nuestra propia vida.
Joven 1: Ah, ahora sí entiendo porque Jesús dice que amemos como El nos
amó. Por que además de darnos el regalo de la creación nos dio su propia
vida para salvarnos.
Joven 2: Así es. Dios es el primer solidario. El nos dio todo lo que nos
rodea y cuando nos alejamos, se dio a sí mismo en la persona de su Hijo.
Nos ama tanto que se entregó por nosotros hasta la muerte y así nos dio
la vida.
Joven 1: Claro, al invitarnos a amarnos nos invita a ser solidarios, a
vivir la solidaridad.
Joven 2: Eso mismo. Pensar en la venida de Jesús, es pensar en la
llegada del amor a nosotros y que tenemos que vivir ese amor. El nos
trae un nuevo estilo de vida, que tenemos que hacer nuestro en todas
partes.
Joven 1: ¿Eso quiere decir que se puede ser solidario con los de nuestra
propia familia, los amigos y todos los demás.?
Joven 2: Tienes razón. Como dice el dicho, la caridad empieza por casa,
igual la solidaridad. Si cada uno es solidario con el que tiene a su
lado, todo el mundo vivirá en solidaridad. Así nos amaremos como el nos
amó. Vino al mundo para eseñarnos a ser solidarios como El lo ha sido en
toda la historia.
IV Formación de grupos
Se formarán los grupos nuevamente para leer y discutir las siguientes
lecturas:
• Gen 3, 14-15
• Gen 22, 1-19
• Ex 2, 23-25; 3, 7-9
• Ex 16, 1-15; 17, 1-6
• Is 7, 10-14
• Mt 1, 1-23
• Lc 1, 26-38
• Jn 3, 16
La discusión de las lecturas gira en torno a la idea de Dios solidario.
Los jóvenes deben preguntarse cómo Dios se ha mostrado solidario con la
humanidad a través de la historia de la salvación. Las siguientes
preguntas son guías para esta discusión:
• ¿Cómo la sentencia del Génesis es signo de solidaridad de Dios con el
hombre?
• ¿Cuál es la promesa que allí se hace?
• ¿Qué promesa hizo Dios a Abrahám?
• ¿Cómo Dios vela por el pueblo de la promesa?
• ¿Son éstos signos de solidaridad?
• ¿Cuál es la nueva promesa de Dios?
• ¿Cómo está Jesús relacionado con las promesas?
• ¿Cómo esa nueva promesa es signo de solidaridad?
V “ Adivina adivinador”
Adivina adivinador es un juego en donde participarán todos los jóvenes.
Los jóvenes formados en los grupos, se pondrán en fila en las diferentes
esquinas del salón. El primero se parará en la línea de salida esperando
que el animador haga una pregunta. Habrá un globo en una silla en el
medio del salón. Cuando el animador haga la pregunta los jóvenes deberán
correr a toda prisa, el que agarre el globo tendrá la oportunidad de
contestar. Volverán a la fila y así seguirá el juego hasta que se hayan
contestado todas las preguntas.
Preguntas para el juego “Adivina adivinador’
1. ¿Qué animal se arrastrara sobre la tierra? La serpiente
2. ¿En que libro se menciona este pasaje? Génesis
3. ¿Quién ingirió el fruto prohibido? Eva
4. ¿Qué fue lo que comieron los israelitas en el desierto? El Maná
5. ¿Qué fue lo que sacrificaron con letra C? Cordero
6. ¿Quién fue el primogénito de Abraham con letra I? Isaac
7. ¿Contra quien los israelitas se quejaron? Contra Dios
8. ¿Cuantas fueron las generaciones entre Abraham a David, desde David
hasta Babilonia y de ahí hasta el nacimiento de Cristo? Fueron 14 en
cada grupo
9. ¿Qué significa Emmanuel? Dios con nosotros
10. ¿Quién también esperaba un hijo en su vejez? Isabel
11. ¿Quién visitó a la Virgen María para darle el anuncio sobre el hijo
de Dios? El Ángel Gabriel
12. ¿Con quién María estaba comprometida en matrimonio? José
13. ¿A quién María iba a concebir por medio del Espíritu Santo? Hijo de
Dios
14. ¿Que dos personas guiaron a los israelitas al desierto? Moisés y
Aarón
15. ¿De donde Dios sacó a los israelitas de haber muerto? De Egipto
16. ¿A quién iban a sacrificar en la lectura de Génesis 22 1-19? A Isaac
17. ¿Quién le envió el mensaje a Abrahán de no sacrificar a su hijo?
Dios por medio de un Angel
VI Iluminación
Toda la historia de la humanidad es historia de salvación, historia de
solidaridad. Cuando Dios emite la sentencia en el Paraíso, no nos deja
desprovistos. Hace una promesa de enemistad entre la descendencia de la
serpiente y la de la mujer. Anuncia que nos va a rescatar del dominio
del mal que nos oprime y nos agobia. Abrahám es sujeto de esa promesa.
En él, Dios elige al padre del publo que será bendecido con el
cumplimiento de sus palabras. Ese pueblo fue sometido a la esclavitud en
Egipto. Esa esclavitud física, de opresión social, es signo de la
esclavitud del hombre bajo el yugo del mal y del pecado de la Dios nos
librará. Dios nuestro Señor, compadecido de nosotros, en su infinito
amor decide cumplir con su promesa. Se hace solidario con nosotros y
hace realidad la encarnación de su Hijo. Elige a una mujer joven,
humilde, sencilla, entregada al servicio de Dios para ser la madre de su
Hijo, EL SALVADOR. Por medido del Arcángel San Gabriel, María recibe el
anuncio de su elección y, al ella aceptar el llamado de Dios, se hace
posible la encarnación, el cumplimiento de la promesa. Esta serie de
acontecimientos nos lleva a meditar cuán importante ha sido este momento
para la historia de la salvación, que es la propia historia de la
humanidad, y se puede ver cuán solidario ha sido Dios. ¡Cuán diferentes
serían nuestras vidas si Dios no se hubiera hecho solidario con nosotros
y no hubiese enviado a su Hijo! Dios ha sido más que generoso.
VII Oración Final
Un joven leerá las frases en negrillas y los demás le responden:
VEN NO TARDES EN LLEGAR
Oh divino salvador, ven en nuestro
socorro que te esperamos
VEN NO TARDES EN LLEGAR
Tu que diste tus mandatos a Moisés para rescatarnos
VEN NO TARDES EN LLEGAR
Oh rey de reyes, pastor del rebaño
VEN NO TARDES EN LLEGAR
AMEN
Tema 2: Él cumplirá sus
promesas
Objetivo: Propiciar que en el joven renazca la esperanza de que las
promesas de Dios se cumplirán en nosotros.
I Oración Inicial
Bendita sea tu solidaridad
Amantísimo Padre, bendita y alabada sea tu solidaridad para con nosotros
tus hijos. Desde la creación del hombre mostraste tu amor solidario
hacia la humanidad. Te pedimos que infundas en nosotros tu espíritu de
inteligencia, de verdad y de paz para que podamos conocer tus promesas,
y una vez conocidas, con una acción solidaria, renazca en nosotros la
esperanza de que serán cumplidas. Amén.
II Resumen del tema anterior
Nota al animador: Se sugiere que el resumen del tema anterior se lleve a
cabo en forma de diálogo. El mismo debe ser guiado por el animador
haciendo preguntas claves a los participantes tales como:
1- ¿Qué es solidaridad?
2- ¿Qué lecturas discutimos en el tema anterior?
3- ¿Cómo Dios ha sido solidario a través de la historia?
III Ejercicios
Ejercicio # 1: PROMESAS...
Notas al animador:
? Este ejercicio será un trabajo personal e individual.
? Se debe proveer a los participantes un lápiz y un papel para que
realicen su trabajo.
? Las instrucciones del trabajo personal son las siguientes:
1- Los participantes deben trazar una línea recta en su papel. Esta
línea representa la vida de cada joven.
2- En esa línea los jóvenes anotarán fechas de eventos que han marcado
su vida. Estas fechas de eventos deben ser anotadas en orden
cronológico. Ejemplo: Fecha de nacimiento, fecha de graduación, etc.
3- Luego de esto, deberán escribir experiencias de Fe importantes en su
vida. Ejemplo: Retiros que han hecho, momento en el que comenzaron en el
grupo juvenil, actividades de la Pastoral Juvenil, etc.
4- También anotarán alguna promesa que alguien les ha hecho. Ejemplo:
Cuando te gradúes te compraré el carro, si obtienes buenas
calificaciones en la escuela te dejaré salir con tus amigos, etc.
? El animador debe dirigir una discusión en plenaria donde irá
relacionando el trabajo que hicieron los jóvenes con eventos históricos
de la salvación, hasta llegar al evento de La Anunciación.
? Se sugiere que el animador dibuje una línea recta en una pizarra o en
un pedazo de papel de estraza o cartulina, la misma debe estar a la
vista de todos los participantes.
? El animador comenzará a completar la parte inferior de la línea con la
información de los participantes. Para esto debe ir obteniendo de los
diferentes participantes la información que escribieron en su línea de
la vida. El animador debe estar pendiente de completar la línea que
tiene en la pizarra con los tres elementos claves: Fechas importantes,
experiencias de Fe y algunas promesas.
Iluminación
Luego de haber visto algunas fechas importantes de sus vidas, algunas
experiencias de Fe y algunas promesas que les han hecho a ustedes, es
importante que analicemos, desde esta perspectiva, la historia de la
salvación. Se darán cuenta que esta historia es muy similar a la nuestra
y se relaciona directamente con nosotros. (Según el animador vaya
mencionando los eventos históricos deberá ir escribiéndolos en la parte
superior de la línea dibujada en la pizarra.) Comencemos con las fechas:
El Origen, en Génesis 3:15 Dios establece la enemistad entre la mujer y
la serpiente, entre su descendencia y la de ella. En el año 1750 AC, en
Génesis 12:1-12, se nos habla sobre Abraham el primer hombre monoteísta
que descubrió la llamada de Dios y recibió promesas de Él sobre su
descendencia, sus tierras y bendiciones. En el 1250 AC, en Éxodo 3:1-12,
nos habla sobre Moisés, el pueblo de Dios y la promesa de Éste de enviar
un libertador. En el año 1000 AC, 2 Samuel 7:8-14 nos habla de la
monarquía del rey David y de la estabilidad del pueblo de Dios. En el
año 754 AC, Isaías 7:1-17 e Isaías 9:1-7 nos hablan del destierro del
pueblo de Israel y de las profecías de Isaías sobre el nacimiento de un
Mesías y sus caracteríticas. En Lucas 1:26-38 nos habla sobre el evento
de La Anunciación.
Analizando esta historia, vemos que la misma, es muy similar a la
nuestra ya que si observamos bien, vemos que hay fechas importantes,
experiencias de Fe y promesas. La historia que tenemos en la parte
superior de la línea y la historia que tenemos en la parte inferior de
la línea es una sola; es la historia de nuestra vida y también es la
historia de nuestra salvación. El evento de La Anunciación es de suma
importancia en esta historia, ya que en él Dios cumple su promesa de
enviar un salvador. Dios utiliza una joven igual a nosotros, pero
preservada del pecado, para que fuera la madre de Jesús, la madre del
salvador que había prometido a su pueblo. Es importante que relacionemos
que de la misma forma que nosotros teníamos esperanza en que nos
cumplieran las promesas que nos habían hecho, así mismo tenemos que
tener la esperanza, en Dios, de que Jesús nacerá en nuestro corazón en
esta Navidad. Este evento de La Anunciación es ejemplo de la solidaridad
de Dios para con la humanidad. Es la primera muestra de solidaridad de
Dios con la humanidad del Nuevo Testamento. Dios muestra su solidaridad
haciéndose hombre igual a nosotros. No podemos olvidar que esa
solidaridad se dio gracias a la actitud y comportamiento asumido por
María. Más que enfocarnos en las palabras de María “He aquí la esclava
del Señor, hágase en mi según su palabra”, tenemos que enfocarnos en la
acción solidaria de María para con el resto del mundo. María fue
solidaria con Dios al aceptar sus mandatos y se hizo solidaria con el
resto del mundo, al aceptar traer al mundo al hijo de Dios, para que nos
librara del pecado. En pocas palabras, María, aceptó al Señor en su
corazón asumiendo una actitud solidaria. Así mismo, para que en nosotros
renazca la esperanza de que Dios nacerá en nuestros corazones, tenemos
que asumir una actitud solidaria, tanto para con Dios, como para con la
humanidad.
Ejercicio # 2: ¿Soy Solidario?
Iluminación Inicial
Como vimos en el ejercicio # 1, la esperanza de que Dios renazca en
nuestros corazones va a depender de nuestra actitud y de nuestro
comportamiento. Tenemos que asumir una actitud y un comportamiento de
solidaridad; por lo tanto, es importante que evaluemos los acciones
sobre las cuales tenemos que trabajar para lograrlo.
Notas al animador:
? Se debe proveer, en un lugar visible a todos los participantes, un
área donde los jóvenes puedan escribir. Sugerimos que utilicen una
pizarra ó papel de estraza pegado a la pared.
? Luego de esta iluminación, el animador debe comenzar un diálogo con
los participantes, en el cual identifiquen actitudes y comportamientos
personales que NO tienen en cuenta la solidaridad.
? A medida que los jóvenes vayan mencionado estas actitudes y
comportamientos, el animador debe anotarlas en la pizarra o en el papel
de estraza.
? El animador debe guiar a los participantes a que identifiquen la mayor
cantidad de actitudes y comportamientos posibles haciendo énfasis en las
que aparecen a continuación y más importante aún, el animador debe
enfocarlos desde la realidad juvenil tal y como sugerimos a
continuación.
1- Pobreza - los jóvenes de hoy día tienen, mas que una pobreza
material, una pobreza espiritual. Los jóvenes carecen de valores
cristianos, carecen de la oración y muchos otras cosas que enriquecen el
espíritu.
2- Marginación - vemos muchas veces como nosotros marginamos y/o
rechazamos a jóvenes que no nos caen bien, a jóvenes que llegan nuevos
al grupo, a los ancianos, etc. Si nos damos cuenta, nosotros con esta
actitud de marginación estamos dividiendo nuestra sociedad.
3- Corrupción - mas allá de la corrupción gubernamental, tenemos que ver
la corrupción personal que puede haber en cada uno de nosotros, como
corrompemos nuestra vida de la Gracia con pensamientos lujuriosos e
impuros, copiándonos en exámenes de la escuela o la universidad. Además
de esto corrompemos nuestra vida familiar faltándole el respeto a
nuestros padres y a nuestros hermanos y no viviendo la caridad.
4- Drogas - los jóvenes de nuestra sociedad viven sumergidos bajo un
mundo arropado por las drogas. Sin importar su clase social, los jóvenes
están expuestos a un contacto directo con las drogas y el consumo de
éstas los lleva a otras acciones y consecuencias mayores que podrían ser
mortales.
5- Armas - nuestros jóvenes quieren resolverlo todo con la violencia y
prácticamente esta violencia es sinónimo de armas. Los jóvenes tienen un
acceso muy fácil a las armas y no dudan en usarlas ante cualquier
situación problemática en la que se encuentren.
6- Cultura de muerte - vemos jovencitas que cometen abortos sin ningún
tipo de piedad. Vemos a jóvenes optando por el suicidio ante cualquier
problema y jóvenes que se matan unos a otros por problemas sencillos e
insignificantes.
7- Sociedad dominada por los poderosos - vemos una sociedad donde los
ricos se hacen más ricos y a su vez hacen a los pobres más pobres. Vemos
compañías multinacionales que “explotan” a los jóvenes en sus trabajos
con una paga injusta que no guarda proporción con la magnitud del
trabajo que realizan.
? Para que el animador pueda abundar sobre los temas antes mencionados,
sugerimos que lea el documento Ecclesia in America.
Iluminación Final
Hemos visto un gran número de actitudes y comportamientos que NO
reflejan una conducta solidaria. Si nosotros queremos cambiar esto y
queremos asumir unas actitudes y comportamientos de solidaridad para con
nuestros hermanos, tenemos que hacerlo de forma concreta y continua.
Recordemos que la única forma en que puede renacer en nosotros la
esperanza de que Dios nazca en nuestros corazones en esta Navidad es
asumiendo una conducta solidaria.
Ejercicio # 3: Compromiso con la solidaridad
Iluminación Inicial
Luego de este análisis que hemos hecho, los invito a que de una manera u
otra nos comprometamos a llevar a cabo acciones de solidaridad concretas
que nos lleven a que Dios renazca en nuestros corazones.
Desierto Creativo
? Se le debe proveer a los participantes materiales tales como: lápiz,
papel, crayolas, plasticina, entre otros.
? Los jóvenes crearán, con los materiales provistos, una acción personal
que los identifique y que los comprometa a ser solidarios con los demás.
Esta acción y compromiso con Dios es muy personal y el mismo solo será
conocido por su autor. Este deberá guardar lo realizado, ya que se
utilizará en el siguiente tema.
Iluminación Final
Este compromiso que hemos desarrollado en este desierto creativo no
serviría de nada si no lo llevamos a cabo. Recordemos que este
compromiso con la solidaridad dará pie para que en nosotros renazca la
esperanza de que las promesas de Dios se cumplirán en nosotros. Una de
esas promesas es que el niño Jesús nazca en nuestros corazones en esta
Navidad, es por eso que tenemos que asumir una actitud, igual a la de la
Virgen María, la cual aceptó, con amor, el designio de nuestro Señor, el
cual no fue otra cosa, que hacerse solidaria con el resto de la
humanidad. Al igual que María, quien se dejó guiar por el Espíritu
Santo, nosotros también tenemos que permitir que Él sea quien guíe y
sostenga nuestros compromisos de solidaridad.
Oración Final
? Nota al animador: Se sugiere que se le entregue una copia de la
oración a cada uno de los participantes para que la misma sea hecha por
todo el grupo. Esta oración se puede cantar.
Santa María de la esperanza
Santa María de la esperanza,
mantén el ritmo de nuestra espera.
Nos diste al esperado de los tiempos,
mil veces prometido en los profetas,
y nosotros de nuevo deseamos
que vuelva a repetirnos sus promesas.
Santa María de la esperanza,
mantén el ritmo de nuestra espera.
Brillaste como aurora del gran día,
plantaba Dios su tienda en nuestro suelo.
Y nosotros soñamos con su vuelta,
queremos la llegada de su Reino.
Santa María de la esperanza,
mantén el ritmo de nuestra espera.
Esperaste, cuando todos vacilaban,
el triunfo de Jesús sobre la muerte.
Y nosotros esperamos que su vida
anime nuestro mundo para siempre.
Santa María de la esperanza,
mantén el ritmo de nuestra espera.
Amén
Tema 3: Acógelo en tu corazón
Objetivo: Que el joven celebre el nacimiento de Dios en su corazón y se
comprometa a manifestarlo.
Este tema es un acto celebrativo, que sugerimos se haga en la
Nochebuena, antes de participar de la Misa de Medianoche, la Misa del
Gallo. Los jóvenes se reunirán al aire libre, en un sitio cercano al
lugar donde comúnmente se reúnen. Se preparará un camino desde el lugar
de inicio hasta el salón de reuniones. El acto tiene tres momentos; el
primero es una invitación a la reflexión, el segundo un encuentro con
María y José que van camino a Belén y el tercero la celebración del
nacimiento de Jesús y la presentación de nuestros regalos de
solidaridad. Es importante que los jóvenes tengan con ellos lo que
prepararon en el desierto creativo del tema anterior. Además a cada uno
se le entregará una vela.
Primer momento:
Animador: Nos hemos estado preparando por varias semanas para celebrar
la llegada de Jesús. Dios que se hace solidario con el hombre, sale a
nuestro encuentro de la forma más concreta posible, haciéndose uno como
nosotros y con nosotros, de ahí en nombre Emmanuel, Dios – con –
nosotros. Ese Jesús es el sol que nace de lo alto para iluminar las
tinieblas en que vive la humanidad, es la luz de Dios que quiere brillar
en el corazón de cada uno de nosotros para irradiar al mundo con el
calor de su amor. Este camino que se extiende ante nosotros es signo de
esta preparación; es signo de los cuatro mil años que esperó el pueblo
judío por el Mesías; es signo de los más de dos mil años en que la
humanidad espera el día sin ocaso en que Jesús regrese para reinar sobre
todas las cosas.
Durante estas semanas hemos redescubierto la solidaridad de Dios con la
humanidad a través de la historia, hecho que despierta en nosotros las
esperanza de que las promesas de Dios se cumplirán en cada uno de
nosotros. Hoy se cumple para la humanidad esa gran promesa. Recordemos
lo que hemos reflexionado:
Joven 1: Dios eligió un pueblo, la descendencia de Abraham. A ese pueblo
lo protegió lo cuidó, lo liberó de la esclavitud y del destierro, lo
guió por el desierto. Se solidarizó con sus necesidades de alimento,
agua, tierra, libertad, paz. Pero sobretodo lo quiso rescatar del pecado
y de la muerte.
Joven 2: Fue anunciando por los profetas al Mesías, al libertador, al
que saldría del tronco de Jesé, de la familia de David, al que nacería
de la Virgen y que sería el Redentor de todos los hombres y mujeres de
la tierra.
Joven 1: La historia de salvación es historia de solidaridad. Dios
solidario nos llama a su amor y nos invita a amar con su misma medida.
Esto implica ser solidarios los unos con los otros.
Joven 2: La solidaridad tenemos que vivirla en todo momento, con cada
persona que nos rodea, viendo en cada uno a Dios mismo que nos invita a
su amor. Así construiremos un mundo nuevo, una cultura de la
solidaridad, la cultura de la Civilización del Amor.
Animador: Estamos en la espera de la luz, de ese que es la luz del
mundo. Pronto nos visitará el “sol que nace de lo alto para iluminar a
los que viven en tinieblas y en sombras de muerte, para guiar nuestros
pasos por el camino de la paz.” Dispongámonos a salir a su encuentro.
Encendamos nuestras velas para iniciar nuestro camino de esperanza.
Segundo Momento:
En este momento se encienden las velas de los jóvenes y comienzan a
caminar hasta llegar a un punto determinado en el camino, pero todavía
no en el salón de reunión. Cuando se estén acercando al lugar de la
parada salen a su encuentro unos jóvenes vestidos como San José y la
Virgen María. Allí tendrán un diálogo con los jóvenes.
José: Saludos y paz a todos. Soy José, un hombre justo y de bien. Voy
camino a Belén con mi esposa para cumplir con una orden del Emperador de
hacer un censo de todos los habitantes del imperio. Ella está
embarazada, a punto de dar a luz y no encontramos donde pasar la noche.
María: Mi nombre es María. El niño que llevo en mi vientre es un gran
regalo de Dios. Pero no es un regalo solo para nosotros sino para toda
la humanidad. Es la mayor muestra de amor y solidaridad con todos
nosotros. Pero ya ven ustedes, es tan igual a nosotros que no tiene
donde nacer, llevamos toda la noche buscando y nadie nos recibe. Nadie
se solidariza con nuestra situación.
José: ¿Por qué no nos acompañan a buscar posada?
Comienza ahora un momento de reflexión personal. La idea es interiorizar
sobre nuestra preparación para celebrar el nacimiento de Jesús.
Animador: Dios se da a nosotros hoy. Se hace presente en nuestra
humanidad haciéndose uno con nosotros. ¿Te sientes preparado para ese
momento, para que Jesús nazca en tu corazón? ¿Estás abierto a la llegada
de Dios que es solidario y te invita a la solidaridad, a darte a los
demás? Esta es tu manera de dar posada a Jesús.
Tiempo de reflexión
Jesús necesita un lugar donde pueda nacer y darse a la humanidad. María,
sierva fiel, busca un lugar donde pueda dar a luz a su preciada
criatura. Muchas personas le han negado posada, ni siquiera han tenido
compasión de su situación. Tú, ¿Le darás posada? El lugar que Jesús
necesita es tu propio corazón para desde ahí amar y entregarse
nuevamente a todos los hombres.
El deseo de Dios por estar en medio de nosotros se hace cada vez
inminente. El amor de Dios pronto estará presente, fruto del vientre de
una Virgen. Caminemos con María y José buscando posada.
Tercer momento:
Continuamos por el camino. Sugerimos se vaya cantando “Hacia Belén se
encamina.” El camino ahora debe llevar a la puerta de entrada del salón
de reuniones. La puerta debe estar cerrada y permanecerá así. Allí
llamarán pidiendo posada sin que nadie conteste o los reciba. Siguen
caminando para entrar al salón por otra puerta. (Si el salón tuviera una
sola entrada, se debe buscar una puerta donde llamar sin que les abran.)
En el interior del salón debe haberse preparado un pesebre o una especie
de cueva donde se van a acomodar María y José. El salón debe estar a
oscuras y el pesebre iluminado indirectamente. Al entrar al salón
comienza José un diálogo con María y los jóvenes.
José: Solo nos queda este lugar. Un pesebre para pasar la noche y
acomodar al niño cuando nazca.
María: Ya no falta mucho para el parto. Quedémonos aquí.
José: Quédense con nosotros a esperar y pasar la noche.
Se leerá es este momento la narración del nacimiento de Jesús según San
Lucas (Lc 2,1-20); cunado se diga que nació el Niño se iluminará el
salón y el pesebre. María en ese momento debe tener un muñeco en sus
brazos para completar la escena. Terminada la lectura dice el animador:
Animador: Los humildes y sencillos fueron los primeros en conocer la
llegada del Mesías. Con ellos se hizo uno el Señor, tan pobre que no
tuvo un lugar digno para nacer, tan sencillo que siendo rey se hizo el
último pasando por uno de tantos. Dios se hizo solidario con los más
sencillos y así los levantó del polvo. Ellos fueron a llevarle lo poco
que tenían. Nosotros también estamos llamados a ofrecerle nuestra vida y
nuestra entrega. Les invito a acercarse al pesebre y presentarle al niño
el compromiso de solidaridad y entrega que preparamos en el tema
anterior.
Mientras se van acercando se puede cantar “Pastores a Belén” y otros
villancicos y aguinaldos apropiados. Al finalizar sugerimos un
compartir, que debe concluir con la siguiente oración para luego
participar de la Misa.
Oración Final:
Señor y Padre Dios:
Gracias por amarnos y darnos la vida,
gracias por darnos el regalo de la Creación.
Gracias por caminar a nuestro lado durante toda la historia,
por no dejarnos solos cuando caemos
y nos alejamos de tu plan de salvación.
Tu nos has mirado siempre con misericordia
y te has compadecido de nuestras necesidades,
Tú has sido providente con nosotros,
has sido un Dios solidario.
En ese plan providente dispusiste que,
llegada la plenitud de los tiempos,
enviarías a tu Hijo para salvarnos.
El se hizo uno con nosotros,
semejante a nosotros en todo menos en el pecado.
Hoy, al celebrar ese momento culminante de la historia,
te pedimos nos colmes de tu amor
para que amemos a los demás como tú nos amaste
siendo solidarios y dándonos todos a todos.
Amén.
COMISION NACIONAL DE PASTORAL JUVENIL DE
PUERTO RICO
http://www.pjpur.org/