2.
La Liturgia cristiana primitiva
(s. II y III)
1.-
Ambiente
cultural y religioso
Es una época de transición de cambio y de búsqueda. La Iglesia va adentrándose en el mundo grecorromano. Las comunidades cristianas se van afirmando en su propia originalidad; sin embargo, en este periodo (años 70-140) el desarrollo es más palpable en la vida interna de la Iglesia, que en su configuración externa. Perviven las formas del pensamiento judeo-cristiano.
En las fronteras
del judaísmo y el cristianismo se multiplican las sectas gnósticas, (Gnosticismo:
es una doctrina según la cual la salvación del hombre consiste en el
conocimiento de sí mismo, gnosis. Excluye la voluntad y el ser corpóreo de la
persona humana ), que toman formas litúrgicas del cristianismo y del paganismo.
Estas sectas se introdujeron en algunos cristianos y ponían en peligro la
identidad cristiana. Aunque durante las primeras décadas la Iglesia no aparece
como una realidad sociológica capaz de plantear problemas al imperio romano,
pronto atrae la atención y suscita una actitud de repulsa.
Al
entrar en el siglo II nos encontramos ya con comunidades cristianas más
numerosas, extendidas a los largo y ancho del imperio. Sobre todo,
presentes en las ciudades más importantes de la actividad económica,
política, cultural y religiosa de aquel tiempo, algunos tan influyentes como Antioquia, Corinto,
Efeso, Atenas, Roma, y algo más tarde Cartago y Alejandría.
Esto conlleva nuevas tareas. Los cristianos tratan de infundir un espíritu
nuevo a los usos y costumbres de la sociedad; pero se plantea el problema de
saber qué debe conservar y qué rechazar. Esta labor lo harán los grandes
pedagogos. Clemente de Alejandría y Tertuliano.
Es
conocido este texto del siglo II perteneciente a la Carta escrita a Diogneto. "Los
cristianos no se distinguen de los demás hombres ni por su tierra, ni por su
habla, ni por sus costumbres... dan muestras de un tenor peculiar de conducta
admirable y, por confesión de todos, sorprendente. Toman parte en todo como
ciudadanos, y todo lo soportan como extranjeros; toda tierra extraña es para
ellos patria, y toda patria tierra extraña... Están en la carne, pero no viven
según la carne... A todos aman y por todos son perseguidos. Se les desconoce y
se les condena. Se les mata y en ello se les da la vida. Son pobres y enriquecen
a todos. Carecen de todo y abundan en todo".
En
el siglo III hay dos largos períodos de paz entre persecuciones, que
posibilitan una fuerte acción evangelizadora y una firmeza en su organización
interna. A finales del siglo III aumenta en número de adeptos y su prestigio;
pasa a ser la máxima fuerza espiritual del imperio; se hace presente en
ambientes nuevos y miembros de la clase dirigente se convierten a la fe
cristiana. Pero, aunque aumente el número no así la calidad.
2.-
Formas
cultuales cristianas
Las
descripciones más importantes de la celebración eucarística de aquella época
se encuentran en la Primera Apología de san Justino (S. Justino fue un
laico del s. II. Escribió esta obra entre los años 148-150)) y en la Tradición
Apostólica de Hipólito de Roma (Hipólito. Presbítero de Roma. Su obra la
escribió hacia el año 220). Son importantes también la Didascalia de los
Apóstoles (Obra escrita en Siria hacia el año 250. El título de los
Apóstoles es para darle autoridad) y las Constituciones de los Apóstoles (Escrita
en Oriente el añ0 380. Es algo arrianizante).
He
aquí los elementos que llaman la atención por su importancia:
"El
día llamado del Sol, se celebra una reunión de todos los que viven en las
ciudades o en el campo, y se leen en ella, en la medida en que el tiempo lo
permite, los recuerdos de los apóstoles o los escritos de los profetas.
Después
que el lector ha terminado, el presidente toma la palabra y nos exhorta e invita
a imitar estos bellos ejemplos.
A
continuación nos levantamos todos juntos y elevamos nuestras preces.
Una
vez acabadas, se presenta pan y vino y agua.
Y
el presidente, según sus fuerzas, (su capacidad) eleva también plegarias y
acciones de gracias.
Y
todo el pueblo aclama diciendo: Amén.
Después
viene la distribución y participación, que se hace a cada uno, de los
alimentos "eucaristizados ', y también se envía a los ausentes por medio
de los diáconos.
Los
que tienen suficiencia de bienes dan voluntariamente la cantidad que quieren, y
lo que se recoge se pone en manos del que preside, para que él lo distribuya en
ayuda de los huérfanos, de
las viudas, de los que pasan necesidad por enfermedad u otros motivos; también
en ayuda de los presos, de los extranjeros que vienen de lejos, y para que
socorra, en una palabra, a todos los indigentes" (San Justino).
"El
Señor esté con vosotros" Y contesten todos: "Y con tu espíritu".
"Levantad los corazones". "Los tenemos levantados hacia el Señor".
"Demos gracias al Señor". "Es digno y justo" (Hipólito).
·
Iniciación cristiana. Desde
el final del s. II, la iniciación va precedida por el catecumenado, importantísima
realización pastoral, a través del cual es introducido a la fe, al culto y a
la vida cristiana. El candidato es presentado por un cristiano plenamente
integrado a la comunidad (era el padrino; ésta era y debe ser la función del
padrino), y sostenido por las plegarías y el ejemplo de los demás miembros.
Según Hipólito podía llegar a durar tres años. La celebración se hacía la
Vigilia Pascual y comprendía el bautismo, la confirmación y la eucaristía.
·
Oraciones. Es
esta época los cristianos siguen fieles la práctica judía, según la cual hay
dos momentos grandes de oración: la mañana y la tarde. Seguían el esquema de
lecturas, himnos, salmos y oraciones. Se consideraban públicas y comunitarias.
Son los actuales Laudes y Vísperas.
El esquema era idéntico en
oriente y en occidente: ayuno riguroso y obligatorio que daba inicio a la
celebración; lecturas, cantos y oraciones, que alcanzan su culmen y su final
festivo con la celebración de la iniciación cristiana, con la Eucaristía.
3.-
La
primera etapa de la liturgia cristiana se caracteriza ante todo por estas dos
facetas:
-
una
gran libertad en la apropiación y creación de las formas cultuales y
-
en
la adopción de expresiones que resultaban más comprensibles para los
convertidos procedentes del paganismo.
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