Salmos y cánticos de laudes y vísperas
Semana IIª de la liturgia de las horas

 

Jesús fue educado, en la tradición del pueblo de Israel, para orar con los salmos y convirtió el salterio en «su libro de oración» (D. Bonhoeffer). La Iglesia, siguiendo el ejemplo de su Maestro y Señor, hizo suyas aquellas estupendas oraciones líricas inspiradas y exhortó a los creyentes a aplicar los salmos no sólo a las grandes festividades, sino también a las circunstancias de la vida de cada día. Así fue como nació la liturgia de las horas.

Este libro introduce al lector a rezar cristianamente los salmos de laudes y vísperas. Basado en el antiguo método de la lectio divina, parte del sentido literal o histórico del texto original hebreo, se adentra luego en la relectura cristiana sugerida por el sentido espiritual, se dirige después a las iluminadoras palabras de los Padres y de la liturgia de la Iglesia y, finalmente, ayuda a bajar la Palabra a los acontecimientos cotidianos de nuestros días.

Ayer como hoy, «es Cristo el que habla en los salmos [...], el que ora y aquel al que oramos [...], el que habla de nosotros por medio de nosotros y en nosotros, así como nosotros hablamos de él» (san Agustín). En la medida en que entramos en el misterio de Cristo y de la Iglesia, la palabra de los salmos se convierte en palabra nuestra: de invocación y de alabanza, de súplica y de acción de gracias.

 
 

Día

Laudes

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Domingo

Salmo 117

Salmo 150

Daniel 3, 52-57

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Lunes

Salmo 41

Salmo 18A

Eclesiástico 36,1-5.10-13

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Martes

Salmo 42

Salmo 64

Isaías 38,10-14.17-20

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Miércoles

Salmo 76

Salmo 96

1 Samuel 2,1-10

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Jueves

Salmo 79
Salmo 80

Isaías 12,1-6

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Viernes

Salmo 50
Salmo 147

Habacuc 3,2-4.13a.15-19

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Sábado

Salmo 91
Salmo 8

Deuteronomio 32,1-12

 

PP